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SANTIAGO (100) 2003

Josefina A. Méndez López


Danelia Cutié Mustelier

La Asamblea Nacional del


Poder Popular como
Parlamento Cubano u
órgano legislativo
representativo
No podía el triunfo de la Revolución en 1959, implicar la aproba-
ción de una Constitución de la República distinta a la que se creó,
Ley Fundamental de 1959, (con sus adiciones y modificaciones);
el cambio que se había logrado en la clase dominante y en el grupo
detentador de la titularidad de la soberanía; de un dictador y su
camarilla de testaferros, a las masas populares representadas por
un líder y un movimiento revolucionario; no podía implicar per se
el cambio del orden jurídico. Incluso tampoco después de decla-
rado el carácter socialista de la Revolución y hecha las principales
transformaciones y cambios en lo económico, con el proceso de
nacionalización de las empresas extranjeras, y toda la propiedad
de la burguesía, podía crearse una Constitución Socialista. Los
cambios no habían acabado, los cambios seguirían ocurriendo,
pero dos cuestiones aún quedaban por resolver¨;
a. La definición de las formas estatales definitivas que adoptaría
132 el nuevo Estado, que debería corresponderse con la nueva
situación política, la visión filosófica del poder, la nueva
titularidad de la soberanía, que no podía tener la provisionalidad
que hasta ahora tenía el Gobierno Revolucionario.
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b. La transformación económica tenía que tener un resultado en


la sociedad, en el sistema de clases sociales existentes, en la
correlación de fuerzas políticas y en el establecimiento definitivo
de un paradigma de vida social no capitalista, no
proimperialistas, no explotador, no discriminador, ya anunciado
en La Historia me Absolverá.
La obra de la Revolución sólo empezaba, era preciso el estableci-
miento definitivo e irreversible del proceso revolucionario, para
aprobar una nueva y distinta Constitución. El avance indetenible
de éste (a pesar de sus enemigos internos y externos), aún con sus
altas y bajas iba mostrando la irreversibilidad del Socialismo en
Cuba. El demostrado apoyo popular al Gobierno Revolucionario,
los signos de recuperación económica, la experiencia de Matanzas
en el estudio y búsqueda de formas estatales definitivas y el Primer
Congreso del Partido Comunista de Cuba fueron muestras impor-
tantes de ello.
En Cuba, a la altura de 1975, un orden económico, político, social
e ideológico socialista se consolidaba. Entonces sí podía pensarse
en dejar atrás la Ley Fundamental de 1959 con todas sus enmien-
das y la provisionalidad del gobierno y las formas estatales; sí
podía pensarse en una Constitución, reflejo y consecuencia del
nuevo estado de cosas.
La Constitución Socialista de 1976, fue fruto de un proceso
constituyente democrático1 donde un 97 % del electorado después
de la discusión popular dijo sí a las formas definitivas del gobierno
que se proponían, al régimen económico, al papel dirigente del
Partido Comunista de Cuba, a los derechos y deberes que se
establecían, en fin, a la Constitución Socialista. Su aprobación
significó para Cuba, la institucionalización del orden socialista
que ya existía, la consagración jurídica de lo que de hecho se había
logrado, pero además era también la legitimidad de un programa,
de un futuro y de un sueño político, ideológico y social. Su

1
No puede censurarse al nacimiento de la Constitución Socialista de 1975,
el no haberse creado una Asamblea Constituye, como requisito de un
proceso constituyente democrático, véase Asenal Sabater. 133
Constitucionalismo y Derecho Constitucional, Tirant lo Blanch, Valencia,
1996, pág. 60, hubo más que una Asamblea Constituyente, hubo una
discusión popular del proyecto, un aporte directo de las masas populares

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significación histórico, nacional, regional y política ha sido sufi-


cientemente tratada; como también lo ha sido en menor grado su
significado jurídico2 .
Por ello, una vez que fue aprobada y puesta en vigor la Constitu-
ción, quedaba la permanente y difícil tarea de asegurar la materia-
lización de su contenido. Al órgano que el texto constitucional le
otorgara las facultades legislativas, le correspondía entonces
acabar de configurar normativamente el diseño que de la sociedad
había hecho la Carta Magna; era el que más tenía que decir
jurídicamente en materia de construcción del Estado; esto no
significa que se niegue la eficacia directa de los preceptos cons-
titucionales, eso queda claro, de lo que se trata es de la viabilidad
jurídica de su contenido.
La Constitución siguió el modelo socialista en la estructuración
del poder central del Estado, adhiriéndose al Sistema de Asam-
blea. Legitimó como órgano responsabilizado con la creación de
leyes en Cuba a la Asamblea Nacional del Poder Popular, de modo
que ésta pudiera ir construyendo, mediante leyes y acuerdos el
orden jurídico. La asignación de dicho papel se deriva de su
definición, naturaleza, integración y conformación y tiene su
expresión en la propia Constitución de la República, en el Regla-

____________________

a lo que sería el contenido del texto fundamental, que constituyó con un


referendum popular de resultados muy elocuentes; además de que la
legitmación democrática de los líderes del propio Gobierno Revolucionario
y de los que cumplieron la responsabilidad de elaborar el anteproyecto de
Constitución, era Incuestionable. Para más detalle sobre el proceso de
formación de la Constitución Socialista de Cuba de 1976, pueden
consultarse: Vega Vega Juan, Derecho Constitucional Revolucionario de
Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1988, Cap. V I I, pág. 114
y 66, y Discursos, artículos y documentos sobre el Derecho Constitucional:
(compllado por el Departamento de Materias Jurídicas Básicas de la
Facultad de Derecho de la UO). Santiago de Cuba, 1982.
134 2
Castro Raúl, "Discurso pronunciado en el acto de la proclamación de la
Constitución", el 24 de febrero de 1975, en Discursos, artículos y otros
documentos sobre el Derecho Constitucional, op. cit., págs. 103 y 68.

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mento de la Asamblea Nacional del Poder Popular y en el


Reglamento de Sesiones3 .
La Asamblea Nacional del Poder Popular es el órgano legislativo
en Cuba, pero no el poder legislativo, por cuanto su existencia y
su lugar en el sistema de órganos está enmarcado en el Principio
de unidad de poder característico de la concepción socialista de
estructura de poder. No existe en Cuba división de poder en
ninguna de sus manifestaciones; hay un poder único indivisible,
que al decir del artículo 3 de la Carta Magna, la titularidad la posee
el pueblo y es ejercido directamente o por medio de Asambleas del
Poder Popular y demás órganos del Estado, que de ellas se deriven.
Posición filosófica y política que se reitera y complementa en el
mismo texto constitucional en el artículo 68, que si bien, cuando
establece los Principios que rigen la integración y desarrollo de la
actividad de los órganos del Estado, luego de la Reforma Consti-
tucional de 1992, menciona únicamente la Democracia Socialista,
y dejó de considerarse la Unidad de Poder como un principio
aparte, no quiere decir que dejó de ser ésta un baluarte del Estado,
sino que junto al centralismo democrático, se incluyen en el
contexto de la Democracia Socialista, como algo que le es inhe-
rente inequívocamente.
La Unidad de Poder, en medio del cual existe y funciona la
Asamblea Nacional difiere de la concepción burguesa de tripar-
tición de poderes, no porque las funciones del Estado estén
separadas –porque eso es común– sino porque existe un órgano
con autoridad superior a todos los demás, y al cual todos se les
subordinan; que justamente es la Asamblea Nacional del Poder
Popular. Esta tiene mayor jerarquía orgánica y únicamente es
responsable a través de los diputados, ante el pueblo que es el
titular de la soberanía; es pues, el órgano supremo del poder del

3
Reglamento de Sesiones de Asamblea Nacional de 3 de enero de 1983.
Reglamento de la Asamblea Nacional del Poder Popular de 25 de diciembre
de 1995. En las cuatro legislaturas, la asamblea Nacional ha tenido tres
Reglamentos de 1977, 1962 y 1996, lo que demuestra que nos acogemos
al Principio de Continuidad, seguido por la práctica francesa en oposición
a la germana, en cuanto a la posibilidad de pervivencia del reglamento de 135
una legislatura a otra, mientras se mantuvieran las bases constitucionales
que le dieron vida, admitiéndose que se puede revisar cada nueva
constitución de la Camara.

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Estado. Contribuye a esa jerarquía orgánica superior su represen-


tatividad de los sectores sociales y políticos que conforman la
sociedad cubana, y que tiene su expresión constitucional en las
amplias e importantes atribuciones conferidas en el artículo 75 de
la Constitución; al ser según se señaló -el órgano del Estado por
legitimidad constitucional para crear las leyes en medio de un
proceso abierto, democrático, público y transparente; lo hace ser
reconocido, aún cuando la Constitución no usa ni una sola vez el
término, como el Parlamento Cubano4 . Al igual que sus similares
en el mundo en un órgano constitucional, colegiado, complejo,
representativo, legislativo y fiscalizador de la actividad del Esta-
do.
Si bien la Asamblea Nacional del Poder Popular es un Parlamento,
se diferencia de lo que doctrinal e históricamente se ha reconocido
como tal en los Estados burgueses, con regímenes parlamentarios
y presidenciales; su característica más peculiar, está relacionada,
de una parte, por su carácter no permanente y la no profesionali-
zación de la gran mayoría de sus integrantes, y por otra, en que no
se dan las contradicciones antagónicas de intereses, ni territoria-
les, ni políticas propias de otros Parlamentos.

4
Algunos estudios del Derecho Constitucional en Cuba, prefieren no
utilizar el término Parlamento para denominar a la Asamblea Nacional del
Poder Popular, en tanto identifican al vocablo plenamente con el
parlamentarismo burgués, cuestión en la que no coincidimos, pues la
Asamblea Nacional es en definitiva el órgano representativo que tiene
entre sus funciones principales la legislativa, la de fiscalización y la de
dirección, y al ser el órgano supremo del Estado, se encuentra en mejores
condiciones que ningún otro Parlamento para llevarlas a cabo. Se alega
además que el término no se utiliza ni una sola vez en el Texto
Constitucional Cubano, tampoco en la mayoría de las Constituciones del
mundo aparece, sino sólo la denominación particular (Congreso, Cortes,
Asamblea, Dieta, etcétera; pero si analizamos la definición de la Asamblea
Nacional en la Constitución Cubana (a partir de su integración y el
conjunto de atribuciones), nótese que nos encontramos ante un órgano
constitucional, colegiadoy completo; ante una asamblea representativa,
legislativa y fiscalizadora, y en ese sentido podemos considerarla como un
136 Parlamento. Cierto es si, que difiere en algunos aspectos de los que
existen en los Estados burgueses con regimenes tanto parlamentarios
como presidenciales y por ello es un Parlamento de nuevo tipo o de
distinta.

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Otro elemento peculiar está en la composición y en la manera de


conformación que justo se corresponden, relacionan y condicio-
nan las peculiaridades anteriores. En efecto la Asamblea Nacional
del Poder Popular es un órgano que se compone de diputados
elegidos por el voto libre directo y secreto de los electores5 en la
proporción que marca la Ley Electoral6 ; de ahí que la integren
representantes, en esto es igual a los demás Parlamentos, pero de
un tipo diferente, no sólo porque la gran mayoría no son profesio-
nales y comparten sus labores habituales con la condición de
diputados; sino y sobre todo por su origen y pertenencia social.
Tampoco puede descontarse que las diferencias de este órgano
legislativo cubano respecto a otro, radican también; en las relacio-
nes que se establecen entre sus integrantes y los representados, el
hecho de existir como regla y a partir del artículo 68 de la
Constitución de la República, una obligada comunicación entre
electores y diputados, y que éstos le rinden cuenta a aquellos,
también hace que la definición del Parlamento en el caso de Cuba
tenga rasgos distintivos 7 . Se trata de una fórmula intermedia entre
el mandato libre del Estado Burgués y el mandato imperativo, es

5
La elección directa de los diputados de la Asamblea Nacional del Poder
Popular se incorporó al texto Constitucional Cubano (artículo 71) luego
de la Reforma Constitucional de 1992, derivado de las recomendaciones
del IV Congreso del PCC, relacionadas con el perfeccionamiento de los
Órganos del Poder Popular, que constituyó el momento culminante de un
proceso que comenzó con el llamamiento al IV Congreso del Partido donde
el pueblo trabajador explicó sus opiniones sobre el perfeccionamiento de
la democracia y su práctica social en Cuba. Para, más detalles véase Pérez
Millán F.: "Motivos para una Reforma" en Revista Cubana de Derecho
núm. 7, 1992, págs. 3 y 66.
6
Artículo 14 de la Ley Electoral. Ley núm. 12 de 29 de octubre de 1992,
Ediciones Entorno, La Habana. "La Asamblea Nacional del Poder Popular
estará integrada por diputados, elegidos a razón de uno por cada veinte mil
(20 000) habitantes de un municipio, o fracción de diez mil (10 000), que
en su circunscripción electoral. En el caso que el número de habitantes de
un municipio, sea de treinta mil (30 000) o inferior a esa cifra se eligen
siempre dos (2) diputados".
7
137
Véanse Artículos 68, 84 y 85 de la Constitución de la República de 1976
y artículo 11 y ss del Relamento de la Asamblea Nacional del Poder
Ppular de 1996.

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lo que denominamos mandato popular8 . Si bien es cierto que la


rendición de cuentas es mediatizada por las Asambleas Municipa-
les del Poder Popular y no es directamente con los electores; y la
revocación, no exhibe el mismo avance que la manera en que son
elegidos. Hoy en día en la agenda de la modernización de los
Parlamentos, el tema de la implementación de la relación repre-
sentante-representado ha cobrado amplios espacios 9 .
EL Parlamento Cubano es un órgano legislativo con estructura
unicameral, lo que no asombra porque Cuba, es en definitiva un
Estado unitario donde sus entes locales son unidades administra-
tivas territoriales y no Estados o formaciones estatales; donde se
trata de lograr la armonía correspondiente entre la autonomía
necesaria de los Organos Locales y las funciones de los Organos
Centrales. Esta estructura unicameral hunde sus raíces en la
Cámara de Representantes creada por los mambises en el marco
de la Constitución de Güaimaro, y aunque la idea fue abandonada
durante el período neocolonial, en la Constituyente de 1940, el
delegado Juan Marinello defendió el unicameralismo con los
mismos argumentos que en 1976 se tomaron en cuenta para
incorporarlo al nuevo texto constitucional.

8
"El diputado tiene una doble representación, representa al distrito y al
municipio, y representa a la nación, ninguna de las dos coss debe
olvidarse; y no debe olvidarse jamás deque representa a la nación, porque
va a tomar medidas y a adoptar decisiones que afectan a la nación y el
nombre de la nación. Pero también representa al municipio y al distrito de
donde proviene, tiene una doble representación y no puede olvidar al
municipio ni al distrito que los eligió, ni puede olvidar la necesidad de
contacto, culquiera que sean las obligaciones de los diputados de la
Asamblea Nacional". Castro Fidel "Palabras de Clausura en la sesión
constitutiva de la Asamblea Nacional de la IV Legislatura" en Periódico
Granma, miéroles 17 de marzo de 1993, pág. 5.
9
Véanse Muñoz O. Hugo Alfonso: "La Modernización del Parlamento en
América Latina" en Desarrollo legislativo y Reforma Política en américa
Latina, pág. 85, donde se plantearon a manera de conclusión que "el nivel
de relación con la comunidad toca el respecti representativo y la
representatividad del Parlamento y de sus diputados. Se reclama un
138 vínculo más cercano de ambos, Parlamento y diputados y sobre todo la
rendición de cuentas de su labor a su comunidad. Estas cuentas deben
rendirse en el plano legislativo y en la forma en que se fiscalizó la
actividad gubernamental".
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La Asamblea Nacional del Poder Popular extiende su mandato


colectivo por un período de cinco años y tiene como característica
diferente a los demás Parlamentos, el carácter no permanente de
sus sesiones plenarias, se establecen dos periodos ordinarios de
sesiones al año (artículo 78 de la Constitución de la República),
los que generalmente son cortos (dos días como regla), no por
mandato constitucional ni legal, pues en cuanto a ello no hay
ningún pronunciamiento; lo que permite cierta flexibilidad en este
aspecto; entendemos que su duración debe depender de la canti-
dad, complejidad y naturaleza de los asuntos a tratar en el orden
del día para evitar el atropellamiento en el tiempo de las sesiones
del Pleno.
Este carácter no permanente de las sesiones plenarias de la
Asamblea se corresponde entonces con su estructura de órgano
complejo y con su funcionamiento. Lo primero es que necesita
ineludiblemente un órgano que lo represente entre uno y otro
período de sesiones; que sí tendrá carácter permanente y cuyo
conjunto de atribuciones en tanto órgano externo de la Asamblea
Nacional del Poder Popular y también de naturaleza constitucio-
nal y de poder; son amplias y están expresamente fijadas en la
Constitución. Este órgano es el Consejo de Estado integrado de
entre los diputados de la Asamblea Nacional, por un Presidente
(que es a la vez el jefe del gobierno), un primer Vicepresidente, un
Secretario y veintitrés miembros más. Este importante órgano de
la estructura orgánica del Estado Cubano, que representa a la
Asamblea y es responsable ante ella, tiene carácter colegiado y a
los fines nacionales e internacionales ostenta la suprema represen-
tación del Estado Cubano10 . Tiene asignado constitucionalmente,
en el ámbito de la legislación una importante participación en la
función legislativa, aunque en términos más limitados que la
Asamblea Nacional del Poder Popular, que es su titular natural, al
estar sus productos normativos (decretos leyes) sometidos al
control de ésta a través del mecanismo de revocación.

10
La relación entre la Asamblea Nacional del Poder Popular y el consejo de
Estado ha sido interpretada en dos líneas: como representación y como 139
mandato. Véasse García Marlll, Emilo, Constitución de la República de
Cuba. Temática/Legislación Complementaria, Editorial Ciencias Sociales,
La Habana, 1989, págs 233 y 55.

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Otras piezas esenciales en la estructura del órgano legislativo


cubano son: el Presidente, el Vicepresidente y el Secretario, que
en el Derecho Comparado se conoce como la Presidencia del
Parlamento, y que constituyen componentes claves en la funcio-
nabilidad del órgano legislativo; sus misiones orgánicas aparecen
en la Constitución (artículo 81 de la Constitución de la República)
y en el Reglamento, tienen la responsabilidad de guiar, organizar,
y dirigir el funcionamiento de la Asamblea Nacional del Poder
Popular en sesiones de trabajo y juegan un importante papel en la
preparación y seguimiento de las mismas. En el procedimiento
legislativo, el Presidente constituye el centro de conducción y
coordinación del trabajo legislativo, atribuyéndosele, en tanto
órgano constitucional de carácter unipersonal, importantes atri-
buciones.
Pero existen otros órganos de la Asamblea Nacional, que han
permitido en gran medida superar el concepto de Parlamento
identificado como Asamblea o Pleno; para concebirlo como un
órgano complejo, que logra su continuidad, más allá de las
sesiones plenarias, nos estamos refiriendo a las comisiones de
trabajo (permanentes y temporales). El Parlamento en comisión es
la figura organizativa prevalente en nuestro órgano legislativo;
que se han visto potenciadas con el nuevo Reglamento de la
Asamblea, donde asumen facultades redactoras, investigadoras,
dictaminadoras, y fiscalizadoras y para ello pueden convocar a la
celebración de audiencias, realizar investigaciones, visitar insti-
tuciones del Estado y del Gobierno, empresas y entidades; entre-
vistar funcionarios, invitar o convocar en sus reuniones a los Jefes
de Organismos y recabar la información que precisen de los
órganos y organismos estatales, las organizaciones de masas y las
entidades económicas, científicas y sociales. Son órganos básicos
e imprescindibles en la función parlamentaria; descargan el pleno
de muchos de los procedimientos parlamentarios y de gran parte
de su actividad, o preparan el funcionamiento del mismo. El
Reglamento las califica como órganos auxiliares de la Asamblea
Nacional y del Consejo de Estado; lo que nos indica que no son
instancias decisorias.
Se forman comisiones permanentes que atienden un ámbito con-
140 creto de trabajo; se ha tratado de evitar el fraccionamiento inne-
cesario de las comisiones creadas por el Congreso durante la
vigencia de la Constitución de 1940, donde los representantes
podían pertenecer a varias de ellas, aquí se integran por diputados,
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los que no pueden formar parte a la vez de más de una comisión


permanente, sin embargo no todos los diputados se integran en
esta instancia, lo que es de un lado comprensible en el sentido de
que comisiones muy numerosas pudieran representar un obstácu-
lo para su funcionamiento, pero por otro lado, dado las caracterís-
ticas de nuestro Parlamento y el carácter no permanente de sus
sesiones plenarias, pueden existir diputados que no participen
directamente en el funcionamiento de la Asamblea entre uno y
otro período de sesiones .
Las comisiones de trabajo, junto al Consejo de Estado, el Presi-
dente, el Vicepresidente y el Secretario, relativizan inequívoca-
mente el carácter no permanente de sus sesiones en Pleno; que
conducen a definir el período ordinario de sesiones de nuestro
Parlamento, no como el momento temporal en que se reúne el
pleno11 ; sino tal y como lo define la doctrina, como el tiempo en
que efectivamente se mantiene trabajando el Parlamento, que en
este caso es todo el año; aunque la Constitución en su artículo 78,
identifica al período ordinario de sesiones como aquel en que se
reúne el pleno, es decir las sesiones de tipo plenarias.
Estas características de la Asamblea Nacional, así como su estruc-
tura, hace que su funcionamiento como órgano legislativo sea
atípico con relación a otros Parlamentos; aquí nuevamente tiene
que ver la definición filosófica que se ha manejado en torno a la
manera de hacer la democracia y llevar a cabo el ejercicio del
poder. Cierto sí es que dicho funcionamiento no es perfecto,
requiere de un continuo perfeccionamiento del que mucho depen-
den, de la preparación que logren los diputados y la concretiza-
ción de su responsabilidad al frente de la dirección estatal del país
en cuanto representantes del pueblo, y que sus mecanismos de
trabajo no se conviertan en obstáculo para ello.
El papel e importancia de la Asamblea Nacional del Poder Popular
dentro del Estado y la sociedad cubana, se consagran a partir del
conjunto de atribuciones que la Constitución le reconoce, princi-
palmente en su artículo 75 y ellas, junto con su naturaleza de
institución representativa y depositaria de la soberanía, hacen que
la Constitución la ubique en el centro de la estructura estatal
141
11
Barredo Medina Lázaro: "Una Cuestión de Fondo" (artículo periodístico)
en Periódico Trabajadores de 14 de julio de 1997, pág. 4.

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cubana, aquí puede hablarse entonces de centralidad parlamenta-


ria en la regulación constitucional.
Cuatro son los ámbitos funcionales más importantes que desarro-
lla el Parlamento: Representación, legislación, control y orienta-
ción en el que se insertan de alguna manera, el conjunto de
atribuciones que la Constitución le reconoce en el ya mencionado
artículo 75, y se integran como un todo orgánico en la función de
orientación o dirección política; que consiste -a decir del doctor
Fernando Álvarez Tabío - en marcar, a partir de las directrices del
Partido Comunista de Cuba, el camino a seguir para resolver las
tareas fundamentales del Estado12 . La lectura del artículo 75 nos
señala que todas sus atribuciones están contenidas, en mayor o
menor grado dentro de este ámbito funcional; cobrando especial
relieve la función legislativa como importante vehículo para la
función de dirección política, pero aquí entendida como centrali-
dad legislativa, esto es, al Parlamento Cubano le corresponde
adoptar las leyes que marcan el rumbo de la sociedad para llegar
a su fin, o sea debe monopolizar las decisiones políticas más
importantes, traducidas en leyes, que no son otras que los manda-
tos constitucionales y las decisiones que hacen realidad el proyec-
to económico, político y social que la Constitución de 1976 diseñó
y que la Reforma Constitucional de 1992 redefinió; a través de un
procedimiento legislativo que reúna determinadas características.
Mucho tiene que ver con esto que el Parlamento al inicio de cada
legislatura, a partir de la propia Constitución; pueda establecer un
programa que marque su ritmo legislativo evite el atropellamiento
temporal, o lo que es peor los silencios legislativos.

142
12
Álvarez Tabio Fernando, Comentarios a la Constitución Socialista, op.
cit. pág. 257.

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