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UNIVERSIDAD FERMÍN TORO.

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS.


VICE RECTORADO ACADÉMICO.
ESCUELA DE DERECHO.

LA CASACION EN
VENEZUELA.
(ENSAYO)

MATERIA: Procedimientos Civiles Especiales.


DOCENTE: Abg. Freddy Torcates
ALUMNO:
Carlos Hernández C.I 12.894.155
Sección SAIA/A Lapso 2020/A
BARQUISIMETO, MARZO DEL 2021

LA CASACION EN VENEZUELA

Para el estudio de esta evolución histórico-política de la casación


venezolana, buscando sus orígenes e implantación la doctrina distingue tres
épocas: La primera comprende desde el descubrimiento hasta el año 1864.
La segunda desde el año de 1864, en que triunfó el sistema federal, hasta el
de 1876, en que fue dictada la primera Ley de Casación; y la tercera, desde
el año 1876 hasta nuestros días, época durante la cual el Recurso de
Casación ha sufrido modificaciones que lo han llevado al estado en que hoy
lo conocemos Pero remontándonos a la época cuando la gesta
independentista la propuesta del Libertador ante el Congreso de Angostura,
en 1817, de establecer la casación, no se hizo realidad. Luego, a raíz de la
separación de Venezuela de la Gran Colombia, la Constitución de 1830
estableció la Corte Suprema de Justicia como cabeza de uno de los tres
Poderes de la Nación. Esa Suprema Corte no tenía funciones de casación,
pero podía “oír las dudas de los demás tribunales sobre la inteligencia de
alguna ley, y consultar sobre ellas al Congreso por conducto del Poder
Ejecutivo, si las considerase fundadas para la conveniente declaratoria”
La historia de nuestra casación se encuentra íntimamente ligada con la
historia política de Venezuela, que durante un tiempo apreciable se debatió
alternativamente entre la organización centralista y la federalista de la
República, y dio lugar a constantes cambios o modificaciones de la
Constitución, y a la lucha enconada entre las tendencias que se denominaron
“conservadoras” y “Liberales” que condujeron a la anarquía y a la Guerra
Federal en Venezuela.
Desde cierto punto de vista tradicionalmente el Recurso de Casación,
como medio de impugnación, va unido al órgano del Estado previsto en la
Constitución para asegurar la vigencia del principio de la separación de los
poderes y la estricta observancia de las leyes; llámese “Tribunal de
Casación”, Corte de Casación”, ”Tribunal Supremo”, o de otro modo, pero
siempre, en atención a su fin propio, con la categoría de órgano supremo,
colocado en el sistema constitucional de organización del Estado, por encima
de los demás tribunales encargados del ejercicio de la ordinaria función
jurisdiccional.
El establecimiento y el auge del recurso de casación en Venezuela
fue una de las tantas ideas francesadas de Guzmán Blanco. A partir de 1870,
el “Ilustre Americano” se propuso cambiar la tradición hispana por las formas
ornamentales de la Francia del Segundo Imperio. Esta transformación, más
de apariencia que de fondo, se opera también en toda América Hispana. Y
se produjo una violenta reacción contra el legado cultural de España. No
obstante la emancipación política, alcanzada mediante la guerra de
Independencia, las instituciones jurídicas españolas siguieron rigiendo en
nuestros países por más de cincuenta años después de Ayacucho.
Con respecto a su naturaleza jurídica y definición según el
Diccionario de la Lengua Española, la palabra casar deriva del latín casare,
de cassus, vano, nulo y, en su acepción para el lenguaje forense, significa
anular, abrogar, derogar. A la vez, el vocablo casación quiere decir acción de
casar o anular. Y por recurso de casación se entiende, el que se interpone
ante el grado supremo de la jerarquía judicial contra fallos definitivos o
laudos, a los cuales se les atribuyen infracciones de leyes o de doctrina legal,
o quebrantamiento de alguna formalidad esencial del procedimiento, para
obtener la anulación de la sentencia. De la definición que antecede, se
deduce que la casación es parte del proceso, porque en su tramitación
interviene, en todos los casos, un órgano jurisdiccional que realiza una
verdadera actividad procesal; y es un acto procesal de impugnación, porque
se dirige contra una resolución judicial. Precisamente, el nombre de recurso
que se da a la casación, confirma su carácter impugnativo, pues recurso es
el término genérico con el cual se denominan todos los actos procesales
especiales que tienen por objeto impugnar el resultado de otros actos
procesales originarios o principales.
Técnicamente, el petitum del recurso de casación es la anulación
(casación) de la sentencia recurrida; la causa petendi es el vicio por el cual
se la denuncia: a cuyo vicio denunciado corresponde una acción separada
de impugnación, idónea por sí misma para pretender la anulación de la
sentencia; de manera que la acumulación de todas las denuncias en un solo
ejemplar del recurso, como generalmente se interpone, constituye una
acumulación objetiva de acciones o recursos de nulidad, de los cuales se
deciden en primer lugar las denuncias de formas, y si éstas no procedieran,
se resolverán sobre las de fondo, si se las hubiese alegado.
La casación se originó directamente en el supremo tribunal creado
con ese nombre por la Revolución Francesa por ley de 27 de noviembre de
1790, como órgano político encargado de anular “todos los procedimientos
en los cuales las formas hubiesen sido violadas y toda sentencia que
contuviera una contravención expresa al texto de la ley”
Originalmente, este tribunal no era un órgano jurisdiccional, ni su actuación
estaba condicionada por un pourvoi o recurso de parte. Se le atribuía
exclusivamente, y a impulso de excitación oficial, potestad para declarar la
violación directa de la ley y para impedir que los jueces a hurtadillas hicieran
obra de legisladores, y no el derecho de las partes, el motivo determinante.
Pero con la introducción del derecho de recurrir otorgado a las partes, el
órgano pasó muy pronto a integrarse en la jurisdicción y, simultáneamente,
se ampliaron sus funciones. En ese momento, era natural que determinados
medios impugnatorios del derecho histórico fueran puestos a contribución.
Esto lo demuestra con claridad lo acontecido en la legislación francesa.
Ante lo expuesto entonces el recurso de casación en civil lo
comprendemos como un remedio supremo y extraordinario contra las
sentencias ejecutorias de los Tribunales Superiores dictadas contra la ley o
doctrina admitida por la Jurisprudencia o faltando a los trámites esenciales
del juicio, y su objeto no es tanto, principalmente, el perjuicio o agravio
inferido a los particulares con las sentencias ejecutorias, o el remediar la
vulneración del interés privado, cuanto el entender a la recta, verdadera,
general e uniforme aplicación e interpretación de las leyes o doctrinas, a que
no se introduzcan prácticas abusivas, ni el derecho consuetudinario por
olvido del derecho escrito, declarando nulas para estos efectos las
sentencias que violen aquellas y que por constituir ejecutorias no pueden
revocarse por medio de apelaciones y demás recursos ordinarios. De la
definición anterior se desprende las características esenciales del recurso,
extraordinario, predominantemente público y dirigido a mantener la recta
interpretación de la ley. Medios de gravamen y acciones de impugnación.
Ahora nos remitimos al Artículo 313 del Código de Procedimiento Civil que
señala lo siguiente: “Se declarará con lugar el recurso de casación:
1º Cuando en el proceso se hayan quebrantado u omitido formas
sustanciales de los actos que menoscaben el derecho de defensa; o cuando
en la sentencia no se hubieren cumplido los requisitos del artículo 243, o
cuando adoleciere de los vicios enumerados en el artículo 244; siempre, que
contra dichos quebrantamientos u omisiones se hayan agotado todos los
recursos, o que la omisión o quebrantamiento lesionen el orden público.
2º Cuando se haya incurrido en un error de interpretación acerca del
contenido y alcance de una disposición expresa de la ley, o aplicado
falsamente una norma jurídica; cuando se aplique una norma que no esté
vigente, o se le niegue aplicación y vigencia a una que lo esté; o cuando se
haya violado una máxima de experiencia. En los casos de este ordinal la
infracción tiene que haber sido determinante de lo dispositivo en la
sentencia“. G. O. E. N° 4.209 del 18-09-1990.
Explica Calamandrei, y aquí es bueno aclarar que una de las
principales actividades del Estado la constituye el control jurídico. Se puede
hablar de un control jurídico cuando la investigación se dirige a establecer si
la conducta observada por una persona en determinadas circunstancias se
ha desarrollado de acuerdo con el concreto imperativo contenido, respecto
de esa misma persona, en una norma jurídica. Dicho control jurídico puede
estar dirigido a establecer la concordancia con la ley de la actividad de los
particulares, tal es la finalidad de la jurisdicción ordinaria; pero también
puede dirigirse a la vigilancia de la actividad jurídica de los propios
funcionarios del Estado, entre los cuales se cuentan los jueces. Dentro de la
jurisdicción ordinaria, la apelación tiene como fin realizar en una segunda
instancia el mismo control de la actividad jurídica de los particulares,
cumplido por el tribunal de la causa. Se trata de la misma controversia cuyo
conocimiento pasa, en los límites del agravio, al juez superior. Por el
contrario, el órgano de casación constituye un control jurídico sobre los otros
órganos jurisdiccionales, en cuanto trata de obtener que este mandato
abstracto sea exactamente comprendido en su significado de principio, en
todos aquellos casos en que los órganos jurisdiccionales deban deducir del
mismo la existencia de aquellos mandatos concretos que a su vez están
llamados a controlar. Los medios de gravamen, como la apelación, están
dirigidos a proporcionar una nueva oportunidad de control de la actividad de
los particulares, en tanto que las acciones de impugnación, del tipo de la
casación, se dirigen al control jurídico de la actividad de los jueces. Sobre tal
fundamento, Calamandrei clasificó los medios de impugnación, distinguiendo
entre medios de gravamen –recursos ordinarios– y acciones de impugnación
–recursos extraordinarios–.
La apelación, medio de gravamen típico, está relacionada con el
principio de doble grado de jurisdicción, el cual supone que la decisión
sucesiva de la controversia en dos instancias tiene mayor probabilidad de
alcanzar la justicia, fin último del proceso. Al apelar se insta una nueva
decisión, se provoca el examen por el Superior de la misma controversia
delimitada por la pretensión deducida en el libelo de la demanda y por las
razones de la contestación. Por el contrario, las acciones de impugnación no
se basan en el derecho a obtener una nueva decisión sobre la misma
pretensión, sino en el derecho a obtener la anulación de una sentencia por
determinados vicios de forma o fondo. Así, en las acciones de impugnación,
la rescisión del fallo recurrido está supeditada a determinadas causales y
sólo cuando procede algún motivo de nulidad, se producirá la anulación del
fallo y su posterior sustitución por una nueva decisión.
En este mismo orden de ideas entendemos la figura del RECURSO:
como ese instrumento contencioso judicial, podemos decir que es el medio
de impugnación de un acto público proveniente del poder judicial, contra el
cual se han agotado los recursos ordinarios, con el fin de anularlo (casarlo),
por haber incurrido en ilegalidad o inconstitucionalidad, en la forma o en el
fondo. Es un recurso extraordinario en el sentido de que su objeto (salvo
régimen excepcional de casación sin reenvío) es la sentencia que constituye
la última palabra de la jurisdicción de instancia sobre la Litis. Debe
distinguirse que debemos diferenciar entre lo que es RECURSO (género) y
MEDIO DE IMPUGNACIÓN. Ya que el recurso sólo se limitaría a la
apelación. Un RECURSO ORDINARIO, se refiere a la apelación, la cual se
hace con la simple manifestación de voluntad. La ¨oposición al embargo¨, por
ejemplo, es un recurso por género, ya que si es por especie, es un medio de
impugnación, debido a que debe ser fundamentada. Se entiende que la
APELACIÓN es un medio de gravamen, con la mera interposición se impide
la ejecución de la sentencia. La CASACIÓN procede sólo cuando está
expresamente en la ley.
LOS MEDIOS DE IMPUGNACION: El medio impugnativo (recurso)
ordinario es aquel, como lo indica su nombre, que se da con cierto carácter
de normalidad, dentro del proceso, tanto por la facilidad con que es admitido,
como por el mayor poder que se atribuye al órgano jurisdiccional encargado
de resolverlo. El extraordinario, al contrario, aparece de modo más
excepcional y limitado, tanto porque se exigen para su interposición motivos
determinados y concretos, como por cuanto el órgano jurisdiccional no puede
pronunciarse sobre la totalidad de la cuestión litigiosa, sino solamente sobre
aquellos sectores de ella que por la índole del recurso se establezca
particularmente. Para algunos estaríamos, en el primer caso, en los medios
de gravamen, y en el segundo, en el de las acciones impugnativas en el
sentido de Calamandrei"
Las Peticiones de impugnación: ordinarios: como La regulación de
competencia es el mecanismo procesal previsto en el Código de
Procedimiento Civil, que tiene por finalidad dirimir las cuestiones de
competencia que puedan surgir cuando se discute acerca del órgano
jurisdiccional interno a quien corresponda el conocimiento de una causa. El
recurso de hecho, llamado en otras legislaciones recurso de queja por
denegación, es la garantía procesal del recurso de apelación.
En sistemas como el nuestro, que confiere al tribunal a quo la facultad
de admitir o negar la apelación interpuesta (Artículo 293 C.P.C.), el recurso
de apelación podría quedar nugatorio si la negativa de la apelación o la
admisión de la misma en un solo efecto, cuando debía ser oída libremente,
no tuviere en el tribunal superior un contralor de aquella facultad. Es doctrina
y jurisprudencia constante de la Corte, que la facultad de hacer aclaratorias
y ampliaciones está circunscrita a la posibilidad de exponer con mayor
claridad algún concepto ambiguo u oscuro de la sentencia, porque no esté
claro el alcance del fallo en determinado punto, o porque se haya dejado de
resolver. Ahora bien la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de
Justicia reiteró que los Jueces de la República tienen la facultad para revocar
o reformar, de oficio o a petición de parte, aquellos actos y providencias de
mera sustanciación o de mero trámite que hayan dictado y contengan algún
error u omisión que afecte la continuación del proceso. Tales actuaciones
son revisables por vía de la revocatoria por contrario imperio, prevista en
el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil. Este medio recursivo recae
entonces en autos o providencias caracterizados por no contener decisión de
algún punto, ni de fondo.
PREVENTIVAS: EXTRAORDINARIAS: Según la doctrina, la
oposición al embargo 'es la intervención voluntaria del tercero, en la cual éste
impugna por la vía incidental el embargo practicado sobre bienes de su
propiedad, o alega que los posee a nombre del ejecutado, o que tiene un
derecho exigible sobre la cosa embargada'. LAS EXCEPCIONALES: El
Recurso de Invalidación es un recurso extraordinario, que persigue revisar
las sentencias definitivamente firmes o ejecutoriadas, con la finalidad de
reparar errores procesales o de hecho ocurridos en esa sentencia, en la
declaración dictada por el Juez, es decir; son vicios procesales o de hecho.
El amparo contra decisiones judiciales, como remedio judicial es una forma
diferenciada de tutela jurisdiccional de los derechos y garantías
constitucionales, cuyo propósito es garantizar a su titular, frente a la violación
o amenaza de violación de uno de tales derechos y garantías, la continuidad
de su goce y de su ejercicio, a través del otorgamiento de un remedio
específico que, a objeto de restablecer la situación jurídica infringida, evite la
materialización o permanencia del hecho lesivo y de sus efectos. Se trata de
una forma de tutela que, por el rango de los derechos a que atiende, exige el
otorgamiento de un remedio jurisdiccional diferenciado, un tratamiento
procesal urgente y una ejecución pronta de la sentencia que la acuerde.
(Sentencia N°. 95 de 15.03.00). La revisión constitucional es una potestad
que ha sido atribuida por la propia Constitución a la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo de Justicia, para permitirle revisar las decisiones
definitivamente firmes dictadas por los Tribunales de la República, en materia
de amparo constitucional o cuando hayan ejercido el control difuso de la
constitucionalidad de las leyes, a través de un mecanismo extraordinario que
deberá establecer la ley orgánica que regule la jurisdicción constitucional,
sólo con el objeto de garantizar la uniformidad de la interpretación de la
normas y principios constitucionales, la eficacia del texto fundamental y la
seguridad jurídica.

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