Está en la página 1de 3

Universidad Galileo

“ANÁLISIS DE LOS INVASORES DE TIERRAS URBANAS Y RURALES”


ANÁLISIS DE LOS INVASORES DE TIERRAS URBANAS Y RURALES

La lucha por la tenencia de la tierra ha sido un fenó meno permanente en la historia de


Guatemala. Desde los tiempos de la conquista hasta la actualidad, la pobreza y
marginació n de la població n indígena, en un país donde la mayor parte de la tierra
está concentrada en manos de unos pocos, ha generado disputas sobre la tierra.
La conflictividad agraria en la actualidad tiene hoy las mismas características que
presentaba hace cien añ os y, en particular, las mismas raíces de injusticia que dieron
origen al conflicto armado interno que duró 36 añ os y cobró la vida de má s de
200,000 guatemaltecos y guatemaltecas. Alarmada por el incremento notable de los
desalojos forzosos violentos a raíz de la entrada del gobierno del Presidente Ó scar
Berger, Amnistía Internacional inició una investigació n sobre las violaciones de los
derechos humanos ocurridos dentro del marco de disputas agrarias.

El informe Guatemala: ¿Tierra de injusticia? describe una serie de graves violaciones


de derechos humanos contra campesinos, como la negació n del acceso a la justicia; los
desalojos forzosos y demoliciones de casas sin consultas efectivas, sin garantías de un
alojamiento alternativo adecuado o sin el debido proceso jurídico; la violencia
injustificada durante los desalojos; y las amenazas y actos de intimidació n reiterados.
Estas violaciones a los derechos humanos son cometidas con toda impunidad ante la
pasividad e indiferencia de las autoridades. La organizació n encontró un sistema de
administració n de la justicia incluyendo la policía, fiscales y jueces, fundamentalmente
sesgado, en la prá ctica, en favor de los finqueros, dueñ os de una gran proporció n de la
superficie arable de Guatemala y en contra de los campesinos, en su mayoría
indígenas con altos índices de analfabetismo en la lengua oficial del país (españ ol) y
viviendo una situació n de exclusió n econó mica y política. Amnistía Internacional
encontró una actitud de abdicació n de responsabilidades de las autoridades cuando se
trata de defender los derechos laborales o de tenencia de la tierra de los campesinos,
pero una fuerte y energética respuesta estatal cuando se trata de defender los
derechos de los finqueros. En diciembre del 2005 el gobierno de Guatemala registraba
1,052 casos de disputas agrarias, en los que la tenencia de la tierra está al centro de la
disputa. Es muy probable que existan muchos má s casos no registrados.
El marco jurídico y político ha evolucionado a través de los añ os, pero sigue estando
cargado en contra de comunidades campesinas e indígenas: Desde la esclavitud
durante los tiempos coloniales, pasando por la 'ley contra la vagancia' de1934, hasta la
definició n de usurpació n que hoy en día permite a las autoridades emitir fá cilmente
ó rdenes de desalojo sin la debida diligencia, evidencian una continuidad. La
organizació n, como muchas de la sociedad civil guatemalteca, entidades
internacionales y gobiernos extranjeros considera que la falta de cumplimiento de los
acuerdos de paz de 1996, en lo referente a temas agrarios, está en la raíz de los
problemas agrarios del país. En particular, la ausencia de una política agraria
auténtica continuará siendo el elemento que contribuirá al empeoramiento e
incremento de disputas agrarias y las violaciones de derechos humanos que ocurren
en su marco.

El informe termina con una serie de recomendaciones, orientadas a proteger y


defender los derechos humanos en á reas rurales. Entre las principales
recomendaciones está n: Erradicar la prá ctica de desalojos forzosos, investigar las
violaciones de derechos humanos que han tenido lugar en el proceso legal y su
ejecució n; garantizar la resolució n justa e imparcial de las disputas agrarias; asegurar
el respeto y la protecció n de los derechos laborales en el campo; y despenalizar la
legítima protesta; reforzar la inspectoría laboral; revisar y adecuar la legislació n en lo
referente al tema agrario; y reconocer los derechos ancestrales indígenas.

También podría gustarte