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Después del coronavirus

La alegría, el alborozo y hasta con parrandas se recibieron las nuevas medidas


que el gobierno nacional oficializo a partir del 1° de septiembre. Se sintió en
muchas calles, barrios, comunas y hasta en veredas una celebración tan festiva
que se pareciera, que se hubiera adelantado la celebración del fin de año, ósea el
31 de diciembre. La diferencia entre el 1° de septiembre y el 31 de diciembre fue
que no estreno pinta que se acostumbra para este tipo de ocasión. Pero lo
negativo de este festejo es el momento del post, es decir cuando despertemos de
este letargo obligatorio que hemos vivido de alguna manera unos y otros de los
integrantes de las diferentes comunidades así sean de las Américas, de Europa,
de Asia, de África, en si no importa si está viviendo en la conchinchina.

El mundo cambio, pero para el pueblo razo, porque para los señores dueños de
grandes capitales todo sigue normal, o sea igual, ahora con mayores ganancias
porque no tienen pequeños capitales disputando un territorio que les dará mayores
ganancias con los mismos trabajadores a partir de mayores ventas diarias,
independientemente de la crisis financiera. Lo último que se pierde es la
esperanza, que algún llegue el papa noel al árbol de navidad a repartir miles de
regalos, pero montones, independiente que no tengamos nada, pero nadita, que
comer.

En conclusión; esta situación excepcional a nivel mundial y en Colombia, ha


develado la crisis multidimensional del capitalismo en lo económico, social,
ambiental y de los cuidados, para lograr mayor acumulación de capitales para muy
pocas familias. Así el capitalismo no solo ha deteriorado las condiciones de vida
de la población, también a depredado la naturaleza, lo que ha llevado al cambio
climático y a la crisis ambiental, uno de los factores que ha generado la aparición
del covid 19 que afecta y amenaza a la vida humana en el planeta

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