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El cuerpo del actor ha de ser maleable, múltiple, diverso, y plural.

El entrenamiento nos ayuda a fortalecer, transformar y convertir nuestro cuerpo en muchos


otros, y no solo humanos, también en cuerpos de animales, vegetales o en objetos
inanimados. Bien entrenado, un actor puede convertirse en cualquier criatura fantástica
nacida del imaginario humano a lo largo de los siglos.

No necesitamos un gran salón para entrenar. Hay que permanecer conectados nuestro espacio
interior artístico, poético, mágico.

Cualquier espacio puede convertirse en nuestro salón de entrenamiento, en nuestro espacio


de búsquedas, hallazgos, encuen tros y desencuentros. El cuerpo posee infinidad de recursos y
posibilidades a desarrollar, inclusive desde un espacio minúsculo, desde un punto mínimo.

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