Está en la página 1de 1

Estimado lector,

No sé quién es usted o por qué está leyendo estas líneas. Solo sé que usted ha escogido este

libro y, por el momento, lo está leyendo. Espero que si usted lo necesita continúe leyéndolo.

Como autor, me ayudaría mucho si supiera más acerca de usted. Pero no es así, y nunca

podremos saber más uno del otro a menos que nos encontremos algún día en algún lugar. Así

que estamos atrapados aquí justamente en el comienzo. Somos desconocidos y así serán las

cosas entre nosotros. Pero eso no debe detenernos. Al menos a mí no me detendrá.

Voy a escribir este libro dirigido a usted, como si estuviera sentado conmigo en mi consulta. Mi

consulta es un lugar cálido. Es tranquila y tiene privacidad. Tenemos sillas cómodas y el teléfono

no suena. Nadie puede molestarnos en mi consulta. Esta es la consulta en que yo hago lo que

los psicólogos hacen por lo general—escucho a las personas, les hablo y trato de ayudarlas con

sus problemas.

Debo comenzar por suponer un par de cosas acerca de usted. Y aunque es peligroso suponer

cosas acerca de otras personas, tendré que hacerlo debido a nuestra relación. Voy a suponer

que usted está leyendo este libro porque ha pensado suicidarse, o tal vez ya lo haya intentado.

En cualquier caso, voy a suponer que usted es una persona que está muy perturbada y ha

pensado ponerle fin a su vida.

Suponiendo que eso sea cierto, le voy a hablar sobre el dolor de vivir y las consecuencias de

morir, según lo que sé al respecto. Le voy a hablar sobre el suicidio. Y como su vida está en

juego, no le voy a andar con rodeos. No le voy a tomar el pelo. Tampoco voy a andar con

remilgos. Más bien, trataré de ser lo más honesto y directo posible.

Como he conocido a muchas personas que han querido suicidarse y otras tantas que lo han

hecho, tengo una noción de cómo usted se siente en este momento. Sé que es posible que

usted no tenga deseos de leer un libro. Pero tal vez pueda leer este. Seré breve.

También podría gustarte