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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2.

EL
RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.

ÍNDICE. EL RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.


1. Contexto histórico y filosófico del siglo XVII.
1.1. Contexto histórico
1.2. Biografía de René Descartes.
1.3. Contexto filosófico.
1.3.1. Situación del pensamiento filosófico a finales del Renacimiento.
1.3.2. Ciencia y metafísica en el siglo XVII.
1.3.3. La primera filosofía moderna: el cartesianismo.
2. El Racionalismo. Una introducción.
2.1. Las fuentes del conocimiento: experiencia y razón.
2.2. Características generales de la filosofía racionalista.
3. La filosofía de René Descartes.
3.1.La pretensión cartesiana.
3.2. El método cartesiano.
3.3. La estructura de la realidad: teoría de las tres sustancias.
3.4. La Física: el mecanicismo cartesiano.
3.5. La libertad humana.
3.6. Balance de la filosofía cartesiana.
4. Actividades.
5. Vocabulario.

CONTEXTO HISTÓRICO Y FILOSÓFICO DEL SIGLO XVII.


La filosofía moderna empieza con René Descartes, cuya vida llena la primera
mitad del siglo XVII.
1.1. CONTEXTO HISTÓRICO.
Las transformaciones económicas hacen que el centro de gravedad se traslade de
Italia y España a Francia, Holanda e Inglaterra.
A las esperanzas del Renacimiento sucede una etapa de crisis, desequilibrios y
angustias. El estado de ánimo resultante se expresa en el Barroco. Es un siglo muy
inquieto, en el que se buscan soluciones para graves problemas.
Económicamente, Europa sigue siendo esencialmente agrícola, aunque el
hambre sea una permanente agrícola debido a las continuas guerras internas y
externas y a las malas cosechas. La población disminuye alarmantemente; la edad
media de vida era de 25-30 años. El desarrollo del capitalismo se ve afectado por la
inestabilidad de los precios.
Se mantiene el tipo de sociedad “estamental” (basado en la propiedad de la
tierra, que detenta la nobleza y la Iglesia), pero se agudizan los antagonismos
sociales. El Estado tiene crecientes necesidades financieras debido a las guerras, de
ahí que se acreciente la importancia de los financieros y del aparato del Estado
(funcionarios de finanzas, justicia y policía). También ascensión de los mercaderes y

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fabricantes. La excepción, Holanda donde la burguesía detenta el poder, será el país


de la tolerancia, refugio de filósofos (p. ej., Descartes) y librepensadores.
En Francia hay revueltas campesinas motivadas por el aumento de los
impuestos (guerras) o por el hambre. En Inglaterra hay dos revoluciones y una
guerra civil (decapitan al rey) y triunfa el sistema parlamentario. Alemania, después
de la guerra de los Treinta Años (Descartes participó en ella), es un país
absolutamente dividido. Además la relación más normal entre los Estados es la
guerra, y lo excepcional, la paz.
En cuanto a la religión, hacia finales del siglo para muchos intelectuales la
certidumbre intelectual de la fe se había desvanecido para siempre, los aspectos de
la vida controlados por la religión se habían reducido notablemente, y el clero había
perdido gran parte de su poder. En España e Italia la Contrarreforma mantiene
férreamente la unidad de la fe católica. En el resto de Europa continúan los
conflictos religiosos. En Francia existen distintas tendencias: calvinistas hugonotes,
jansenistas, quietistas, oratorianos, aunque son los jesuitas los que ejercen una
notable influencia religiosa e intelectual (Descartes se educó con ellos).
El siglo XVII se enfrenta con una “crisis de la razón”. Las Universidades entran
en decadencia y la vida intelectual se centra en los salones y las recién creadas
Academias. La nueva ciencia ha provocado el hundimiento de la imagen aristotélica
del mundo. La cultura se nacionaliza: Descartes es francés, Locke es inglés. Los
teólogos pierden influencia.
En resumen: una crisis generalizada que supone el rompimiento de la unidad
espiritual de Europa y la aparición de divisiones y conflictos. Europa es un continente
roto y en guerra permanente.
La cultura del Barroco supone, por tanto, una crisis de la sensibilidad. Se
nos ofrece una visión pesimista de la vida. “Homo homini lupus” (El hombre es un
lobo para el hombre), el verso de Plauto se convierte en lema de muchos, entre ellos,
aparece en el Leviatán de Hobbes (1651). Todo es movimiento, mudanza,
fugacidad: “La vida no es otra cosa que movimiento” (Hobbes). Todo es
contingente y azaroso: no hay en el mundo humano necesidad ni orden. Por fin
todo es apariencia, y la esencia de las cosas queda oculta: “La vida humana no es
sino ilusión perpetua; y el hombre es disfraz, menira e hipocresía para sí mismo y
para los demás” (Blaise Pascal).
El Barroco, como cultura urbana y de masas, tiene un carácter de propaganda
monárquica (recuérdese el aplauso al rey en Fuenteovejuna de Lope de Vega).
Se intentan buscar soluciones. En economía, el mercantilismo (la riqueza de
un país es su reserva de oro y plata) es el intento de hacer frente a la crisis
económica. Pero también trata de favorecer al máximo la producción nacional,
proteger el comercio e industrializar el país. Es proteccionista y está al servicio del
Estado. Pero el desarrollo del capitalismo comercial terminará por minar el
absolutismo del Estado.
En política, el absolutismo regio es contemplado como el mejor medio para
garantizar lo que todos desean en este siglo: la paz y la seguridad. En Francia
dominan Luis XIV y el cardenal Richelieu. Sus teóricos: el inglés Thomas Hobbes y el
francés Bossuet.
1.2. BIOGRAFÍA DE RENÉ DESCARTES.
1596. Nace en La Haye (Turenne, Francia), de familia noble y acomodada lo que le
permite dedicarse por entero al estudio.

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1606 –1614. Estudia con los jesuitas en el colegio de La Flèche, formado en la


filosofía escolástica aristotélica, renovada por el español Francisco Suárez. La filosofía
aprendida - a base de resúmenes y comentarios de las obras de Aristóteles- le deja
un mal sabor de boca, pero gran parte de la terminología empleada más tarde por él
está tomada de la escolástica. Allí percibe la inconsistencia y confusión del saber de
su tiempo. Sólo encuentra satisfacción en las matemáticas. De ahí que se dedique en
su madurez a buscar un fundamento sólido siguiendo su método.
1616. Obtiene la licenciatura en Derecho en Poitiers.
1618. Estalla la Guerra de los Treinta Años entre católicos y protestantes. Se alista
voluntario en el ejército protestante de Mauricio de Nassau, y al año siguiente, en el
católico de Maximiliano de Baviera.
1619. 10 de noviembre, por la noche. Tiene una visión en la que se le manifiesta la
necesidad de buscar un método universal que dé consistencia a todo el saber.
Descubre los fundamentos de “una ciencia admirable”. Se trata, sin duda, de su
propio método, con la idea de reconstruir y unificar todas las ciencias. Interpreta su
vocación filosófica como un llamamiento divino.
1620 – 1628. Viaja para liberarse de errores y ensayar su método. En 1627 el
Cardenal Berulle le anima a la reforma de la filosofía para servir a la causa de la
religión, con lo cual quedaría confirmada la conciencia de su misión divina. Escribe las
Reglas para la dirección del espíritu que deja inconclusas y serán publicadas
póstumamente en 1701.
1629. Se retira a Holanda, donde desea vivir “tan retirado y solitario como en un
apartado desierto”. Allí permanecerá hasta 1649, cambiando frecuentemente de
residencia, y desde allí irradiará su pensamiento al resto de Europa.
1633. La condena de Galileo en Roma le lleva a no publicar su Tratado del mundo,
construido sobre las hipótesis heliocéntricas de Copérnico. Sin embargo, no renuncia
a dar a conocer una parte de su física, y en
1637, la publica parcialmente, precedida por la exposición del método: Discurso del
método para dirigir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias, seguido de “La
Dióptrica”, “Los Meteoros” y “La Geometría”, que son ensayos de este método.
1641. Aparecen las Meditaciones de Filosofía Primera o Metafísicas, acompañadas de
seis series de críticas de filósofos contemporáneos (Hobbes, Arnauld y Gassendi) y
teólogos, así como las respuestas de Descartes a las mismas.
1644. Publica Los principios de la filosofía, obra dividida en cuatro partes. La primera
es filosófica, y las otras tres tratan sobre “los principios de las cosas materiales”, “el
mundo visible” y “sobre la Tierra”. Se muestra extraordinariamente prudente para
evitar cualquier condena.
1649. Dedicado a cuestiones morales, para evitar las polémicas y acusaciones de
ateísmo, publica su última obra Tratado de las pasiones. Cansado de la lucha, acepta
la invitación de la reina de Suecia, Cristina, gran admiradora suya, y en octubre
marcha para buscar un lugar donde pensar con libertad.
1650. Muere el 11 de febrero de una pulmonía (la reina le hacía darle clases a las
cinco de la mañana dada su ajetreada agenda).
1664. Se publican en parís el Tratado del mundo y su continuación natural, el
Tratado del hombre.

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1.3. CONTEXTO FILOSÓFICO.


1.3.1. SITUACIÓN DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO A FINALES DEL
RENACIMIENTO.
Las dos características predominantes que resumen las líneas generales de la
filosofía medieval hasta el siglo XVI son el realismo (confianza total en la
existencia del mundo exterior al sujeto) y el intelectualismo (todas las ideas que
posee el ser humano proceden de la experiencia y le proporcionan un conocimiento
auténtico del mundo).
Estos dos rasgos principales alcanzaron, ya en la Antigüedad, su formulación más
perfecta en la filosofía de Aristóteles. De ahí que, a partir del siglo XIII y desde su
asimilación por Tomás de Aquino, Aristóteles fuera para el hombre medieval la
máxima autoridad, que no se limitaba sólo al ámbito de la filosofía, sino que se
extendía al campo de las demás ciencias, sobre todo al de la Física y al de la
Astronomía.
En el siglo XVI la autoridad de Aristóteles se vio minada por los avances
de las ciencias experimentales, que no sólo dieron una interpretación del Universo
más acorde con los datos observados, sino que incluso confirmaron la invalidez de la
ciencia aristotélica. A partir de entonces el triunfo de la nueva ciencia (ver “La
ciencia renacentista”, en EL RENACIMIENTO), por obra de científicos como Nicolás
Copérnico (siglo XV-XVI), Johannes Kepler (s. XVI-XVII), Galileo Galilei (s. XVI-XVII)
y, finalmente, Isaac Newton (s. XVII-XVIII), incide notablemente sobre la forma
de pensar y, muy especialmente, sobre la propia metodología de la ciencia,
así como sobre el concepto, función y alcance de la propia filosofía como
saber autónomo.
Cada vez es mayor la confianza en la capacidad de la Razón humana,
siempre que se la deje actuar de manera independiente y autónoma, desligada por
tanto de la fe religiosa –aunque no necesariamente en oposición a ella-, y liberada,
además, de toda “autoridad” (la labor en este sentido del premoderno Guillermo de
Ockham es insuperable).
Entre todas las ciencias y saberes el saber matemático se convierte en
modélico por su exactitud, precisión, claridad, evidencia, racionalidad e
indiscutibilidad. El método matemático es considerado como el método ideal, ya
que parte de lo evidente (axiomas) y, a partir de esto, deduce con rigor lógico todas
las demás afirmaciones (teoremas); aplicado a las nuevas ciencias había demostrado
su extraordinaria eficacia y valor. Por otra parte, existía la convicción de que “el libro
de la Naturaleza está escrito en lenguaje matemático” (Galileo).
En consecuencia, la filosofía moderna, con Descartes a la cabeza, se
volverá autocrítica, después de la experiencia del fracaso durante tantos siglos
anteriores en todos los campos del saber humano, puesto al descubierto por la nueva
ciencia y su método. Por esto, el filósofo moderno, antes de ocuparse de averiguar
algo acerca de lo real, se preocupa de encontrar un Método que le garantice que no
se equivoca. Es decir, primeramente le interesa investigar cómo podemos conocer
y según qué método podemos fiarnos de nuestra razón y sentidos.
Resumiendo, podemos indicar que los temas críticos y gnoseológicos ocupan un
lugar preferente, junto a los temas metodológicos, hasta el punto de que se
pueden identificar los términos de Filosofía Moderna y Teoría del Conocimiento.

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1.3.2. CIENCIA Y METAFÍSICA EN EL SIGLO XVII.


Existen cuatro tradiciones metodológicas que conviven en este siglo. Son:
a) La escolástica, en decadencia. Explica mediante esencias y cualidades ocultas.
b) La cartesiana, deductivismo. Parte de hipótesis no inspiradas en la experiencia
y luego hace deducciones generales a partir de ellas. La base es la razón.
c) La baconiana, inductivismo. Se centra en la recopilación pormenorizada de
casos particulares de los que saca –induce- un principio general.
d) La galileana, método de “resolución-composición” que une la experiencia y la
deducción matemática. Es la base del método hipotético-deductivo.
Ya a finales del siglo Newton propone su método inductivo-deductivo (de “análisis
y síntesis”).
En cuanto al papel de la matematización en el método científico podemos
distinguir dos corrientes filosófico-científicas:
1) Pitágoras – Platón – Galileo – Racionalismo (Descartes, Leibniz): se persigue
la matematización absoluta; la filosofía y la nueva ciencia se identifican con las
matemáticas.
2) Aristóteles – Newton – Empirismo (Locke, Hume) – Ilustración (Kant): se
admite una matematización sólo parcial; se distingue claramente entre ciencia
y filosofía.
Características de los nuevos saberes.
 La ciencia de esta época está influida por elementos filosóficos y religiosos y la
filosofía, a su vez, se inspira en la ciencia. La mayoría de los pensadores de
este período introducen en sus planteamientos creencias religiosas.
 Esta ciencia se desarrolla fuera de las Universidades, en círculos
independientes como Colegios, Reales Sociedades, Academias,...
 Los científicos no son personajes eclesiásticos, sino burgueses con inquietudes
intelectuales.
 En consecuencia, no admiten el criterio de autoridad.
 Las filosofías se distribuyen geográficamente por naciones.
 Se impone la máquina como modelo: piezas extensas en movimiento (vence el
modelo atomista, distinto de los modelos platónico y aristotélico, no toma en
consideración los fines, únicamente la materia y el movimiento).
 Se construye una nueva visión del universo.
Consecuencias filosóficas de la Revolución Científica:
a) Frente a la internacionalización de la ciencia se produce una
“nacionalización” de la filosofía.
b) En cuanto al método, los racionalistas continentales se inspiraron el
matematicismo, los empiristas británicos en el experimentalismo.
c) La filosofía del siglo XVII es continuadora de la ciencia nueva y no de la
filosofía renacentista, con la que rompe.
d) Separación cuerpo-mente: El ser humano ve separada su parte corporal
(mecánica) de la subjetiva o anímica.

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RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.

e) Razón independiente de la fe y de la autoridad: La razón ha adquirido


nuevos derechos y se separa cada vez más de la fe y es crítica con la
autoridad.

1.3.3. LA PRIMERA FILOSOFÍA MODERNA. EL CARTESIANISMO.


El siglo XVII se caracteriza por el triunfo de la Ciencia experimental y la
formulación del pensamiento filosófico moderno: Ciencia Nueva y Filosofía
Moderna.
Francia es un hervidero de ideas. No sólo se asiste a la lucha entre escolásticos y
cartesianos, sino que el mismo Descartes se opone a las corrientes escépticas y
admite influencias estoicas. Además, están los librepensadores o “libertinos”,
intelectuales poco sistemáticos que critican las ideas tradicionales y preparan los
caminos de la Ilustración. A los círculos libertinos de París perteneció Pierre Gassendi,
renovador del epicureísmo atomista y crítico del cartesianismo.
Mayor importancia tiene el renovado interés por la filosofía de Agustín de Hipona.
En el mismo Descartes se observan influencias del agustinismo. La fusión entre
cartesianismo y agustinismo la realizará Nicolás Malebranche, para quien –siguiendo
a Descartes- Dios garantiza la verdad de nuestras ideas porque está presente en el
ser humano como “luz” y guía de la razón; el ser humano “ve” en Dios el arquetipo
del Universo material (la “extensión inteligible”).
Filosóficamente, el cartesianismo (sistema filosófico de Descartes y sus
seguidores) supone un intento de solución a la crisis del pensamiento creada por la
nueva ciencia y el hundimiento de la escolástica -no debe olvidarse el carácter
moderado de Descartes en política y religión. Un cartesiano, Leibniz, luchará
denodadamente a favor de la unidad política y religiosa de Europa. Pero, en
definitiva, el cartesianismo acentúa la crisis: desencadena incontables polémicas
filosóficas (sobre la concepción de la razón y el método, o la realidad del mundo
extramental) y teológicas (naturaleza de Dios), plantea problemas irresolubles
(comunicación de las substancias: ¿cómo se relacionan alma y cuerpo entre sí?),
rompe con el pasado y suscita la aparición de personalidades tan controvertidas
como Pascal, para quien “el corazón tiene razones que la razón no puede
comprender” (estableciendo los límites de la razón cartesiana) y, sobre todo, Baruch
Spinoza, que defenderá una única substancia, Dios al que identifica con la Naturaleza
(panteísmo spinoziano).
En conclusión, el siglo XVII es un siglo en plena crisis y que, en su esfuerzo por
encontrar un nuevo equilibrio, suscita crisis aún mayores. Los espíritus demuestran
tal vitalidad y creatividad que se desemboca en lo que Paul Hazard ha llamado “la
crisis de la conciencia europea” que conduce al “Siglo de las Luces”, el siglo
XVIII.
Serán el racionalismo y el empirismo las dos grandes corrientes filosóficas que
llenan el siglo XVII, prolongándose la segunda en el siglo XVIII. Existe la polémica,
desde una base común de modernidad, del pensamiento racionalista continental,
impulsado por Descartes, y seguido por Malebranche, Spinoza, Leibniz (Francia,
Holanda, Alemania) y el empirismo británico (Hobbes, Locke, Berkeley y Hume),
polémica centrada en el tema del origen del conocimiento intelectual, la
razón o la experiencia sensible. De hecho, todos los filósofos de la época son, de
algún modo, cartesianos o anticartesianos.

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2. EL RACIONALISMO. UNA INTRODUCCIÓN.


2.1. LAS FUENTES DEL CONOCIMIENTO: EXPERIENCIA Y RAZÓN.
Desde la polémica sofistas-Sócrates, resuelta por Platón y matizada por
Aristóteles, la filosofía venía debatiendo el tema del origen del conocimiento
intelectual, punto central del enfrentamiento moderno entre racionalistas y
empiristas.
 El racionalismo ve en el pensamiento, en la razón, la fuente principal del
conocimiento humano. Un conocimiento sólo merece en realidad ese nombre
cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando la razón juzga
que una cosa tiene que ser así y no puede ser de otro modo, siempre y en todas
partes, nos encontramos ante un verdadero conocimiento.
Descartes y Leibniz, racionalistas punteros, aceptaron la idea de verdades innatas
o “a priori”. No pensaban que un niño recién nacido, perciba verdades desde el
momento que llega al mundo, sino que ciertas verdades eran virtualmente
innatas, en el sentido de que la experiencia no proporciona más que la ocasión
para que la mente, por su propia luz, perciba la verdad. Esas verdades no son
generalizaciones inductivas a partir de la experiencia y no están necesitadas de
confirmación empírica. Es posible que se perciba la verdad de un principio
evidente por sí mismo con ocasión de la experiencia, y sólo con ocasión de la
experiencia; pero la verdad del principio no depende de dicha experiencia. Se ve
que es verdadero en sí mismo; su verdad es lógicamente anterior a la
experiencia, aun cuando, desde el punto de vista psicológico, solamente podamos
llegar a la percepción explícita de dicha verdad con ocasión de la experiencia.
El racionalismo ha subrayado con energía la significación del factor racional en el
conocimiento humano, hasta el punto de hacer del pensamiento o razón la fuente
única o propia del conocimiento.
 Por el contrario, el empirismo defiende que la única fuente del conocimiento
humano es la experiencia. Según el empirismo, no hay ningún patrimonio a priori
de la razón. La conciencia cognoscente no saca sus contenidos de la razón, sino
exclusivamente de la experiencia. El espíritu humano está por naturaleza vacío,
como una hoja en blanco en la que escribe la experiencia. Todos nuestros
conceptos, incluso los más generales y abstractos, proceden de la experiencia.
El fundador del empirismo, aunque tuvo sus precedentes en la Antigüedad
(sofistas, estoicos, epicúreos, ...) fue John Locke, siendo David Hume quien lo
desarrolló hasta sus últimas consecuencias. Georges Berkeley, desde su
preocupación religiosa, lo recondujo al inmaterialismo. Hobbes, en la línea
empirista, saca sus conclusiones en el campo del pensamiento político.
La ciencia moderna durante muchos años discurrirá cómodamente por el camino
empirista.
 Inmanuel Kant, educado en la metafísica racionalista de Wolf, y “despertado
ese sueño” por la lectura de Hume, aportará ya en el siglo XVIII una nueva
síntesis epistemológica con su criticismo.
2.2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL RACIONALISMO.
 Exaltación de la razón y menosprecio del conocimiento sensible y
experimental; sólo el conocimiento racional es válido y fiable para la ciencia.

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 Los contenidos de la razón se reducen, por análisis, a ideas, que son


intuiciones intelectuales de tipo superior e independientes de los datos
sensoriales. Estas ideas son innatas.
 La pretensión de hacer de la Filosofía una ciencia universal, a modo de las
matemáticas, que elimine de una vez para siempre las discusiones y
disparidad de opiniones de los filósofos y posea las características de
seguridad, rigor e indiscutibilidad de las matemáticas.

3. LA FILOSOFÍA DE RENÉ DESCARTES.


3.1. LA PRETENSIÓN CARTESIANA.
Es hacer de la filosofía un saber preciso, riguroso y seguro y, por tanto,
de validez universal. Hasta el momento cada filósofo ha dado una opinión distinta
sobre cada tema; no es que la razón humana no pueda resolver los problemas
filosóficos (esto no se pondrá en tela de juicio hasta Kant), sino que, según
Descartes, la raíz del fracaso ha estado en emplear métodos inadecuados.
3.2. EL MÉTODO CARTESIANO.
El método matemático es el ideal para toda ciencia, incluida la filosofía: se
trata de descubrir algunas verdades iniciales evidentes (los axiomas) y, valiéndose
de unas reglas de deducción seguras, llegar a establecer todas las demás verdades
(los teoremas), que serán igualmente seguras, por deducirse necesaria y
lógicamente, mediante una cadena de razones, de las primeras.
El método cartesiano está integrado por:
• Dos operaciones:
a) La intuición, entendiendo por tal “el concepto que aparece sin esfuerzo
a una mente pura y atenta tan clara y distintamente, que no queda ninguna
duda sobre él”.
b) La deducción, o sea, toda inferencia necesaria a partir de otras
verdades que son conocidas con certeza (por la intuición).
• Cuatro reglas:
a) La evidencia como criterio de verdad. No admitir más que las
verdades que me sean absolutamente evidentes, indubitables; y se
considera evidente a lo que sea “claro y distinto”.
 Claro: la idea que está presente y manifiesta a una mente atenta.
 Distinto: aquella que, siendo clara, está separada y delimitada de
todas las demás de tal modo que sólo posee lo que es claro.
b) El análisis o “resolución”. Consiste en dividir cada una de las
dificultades en tantas partes como sean necesarias. Es el momento central
del método.
c) La síntesis o “composición”. Es reconstruir el pensamiento, yendo de
lo más simple a lo más complejo, mediante unos razonamientos en cadena.
d) La comprobación o “repaso”. Es hacer un recuento de los pasos
dados, para comprobar que todo es correcto.
3.2.1. Práctica y valoración del método.
• La duda metódica.
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Como exigencia primera del método es necesario dudar de todo aquello que
sea posible dudar. Sólo así se podrá construir con solidez el entero edificio del
conocimiento humano; el entendimiento ha de encontrar en sí mismo las verdades
fundamentales del saber y de la ciencia, y éstas han de ser absolutamente ciertas y
seguras. Para ello hay que abandonar, en principio, todo conocimiento, idea o
creencia que no sea absolutamente evidente a la mente humana. Descartes
comienza, pues, con la duda, para llegar a descubrir alguna verdad indubitable y
sólida. A este respecto afirma Descartes: “Nada nos conduce mejor a un
conocimiento cierto que el que nos acostumbremos a dudar de todas las cosas”.
La duda cartesiana tiene las siguientes características: es universal,
metódica, provisional y teórica.
• Razones para dudar.
La exigencia de la duda viene explicada por cuatro razones:
- Si los sentidos nos engañan algunas veces, ¿quién garantiza que no
nos engañan siempre?
- Es imposible distinguir con seguridad el estado de vigilia del de
sueño.
- Pudiera existir un genio maligno, con sumo poder, que se empeñe en
equivocarnos constantemente.
- Dios, que es omnipotente (influencia ockhamista), pudiera hacer que
lo que pensamos y razonamos sea falso, aunque lo creamos
verdadero.
• La primera verdad evidente.
Puesto a dudar, puedo dudar de todo, pero no puedo dudar que “estoy
dudando” y, por tanto, de que estoy existiendo, de que existo, ya que dudo (pienso):
“Cogito, ergo sum”, (Pienso luego existo; mala traducción del original francés: “Je
suis une chose qui pense” = “Existo pensando”, o “Soy una cosa que piensa”).
Esta es la primera verdad evidente (“clara y distinta”) que percibo. Ella es la
piedra angular de toda la filosofía de Descartes: la conciencia que tengo de mi propia
actitud pensante; estoy seguro de que existo y la esencia de mi existencia consiste
en pensar (“Yo soy un ser que piensa”), entendiendo por pensar “todo aquello de lo
que somos conscientes como operante en nosotros” (querer, dudar, sentir, razonar,
etc.).
• El criterio de certeza.
Descubierta la primera evidencia, Descartes establece así el criterio de certeza:
“Si estoy seguro de que “existo pensando” por ser algo del todo evidente, paréceme
poder establecer igualmente, como regla general, que todo lo que perciba muy clara
y distintamente será también verdadero” (Discours de la methóde, segunda parte ).

3.3. LA ESTRUCTURA DE LA REALIDAD: TEORÍA DE LAS TRES SUSTANCIAS.


3.3.1. El problema de la existencia del mundo corpóreo exterior a mi
conciencia.
Es claro que “yo existo”, es igualmente claro y cierto que “yo pienso” ideas. Pero,
¿existen realmente fuera de mí realidades que corresponden a las ideas claras y
distintas que poseo de las mismas, o estas ideas son puras ficciones y creaciones
artificiosas de la mente humana, sin ningún fundamento objetivo? Dicho más
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brevemente, “¿Existen, realmente, fuera de mí las cosas, cuyas ideas están en mí?
Respuesta: no lo sabemos, puesto que dudamos de todo, ya que, debido a la
hipótesis del Dios engañador, es sumamente dificultoso poder aplicar y generalizar el
criterio de certeza.
Para salir de esta incertidumbre es necesario descubrir un fundamento y
garantía objetivos, distinto a la propia conciencia, que avalen la veracidad de la
existencia del mundo exterior del cual tengo idea. Este fundamento no es otro que
Dios. “Debo examinar la cuestión de si Dios existe y, en tal caso, de si puede ser
engañoso, pues, en caso contrario, paréceme que no podría estar seguro de ninguna
otra cosa” (Discours de la methóde, cuarta parte ).
3.3.2. La existencia de Dios y su veracidad.
Antes de pasar a demostrar la existencia de Dios, como causa eficiente y formal
de la idea que de Él tenemos, Descartes hace una división de las ideas, por razón
de su origen, en tres clases:
 Innatas (nacidas conmigo).
 Adventicias (procedentes, al parecer, del mundo exterior)
 Ficticias o facticias (producidas por mi fantasía).
Igualmente, y según los grados de contenido representativo de las ideas,
Descartes establece una neta distinción entre:
 Realidad objetiva (contenido representativo o realidad conceptual).
 Realidad formal (los objetos extramentales).
 Realidad eminente (realidad de orden superior a la formal).
Lógicamente, si tenemos en cuenta el contenido representativo de las ideas, éstas
son muy distintas unas de otras, es decir, unas poseen mayor realidad objetiva que
otras, dependiendo del grado de perfección del objeto que representan, siendo este
objeto (realidad formal) causa de donde recibe la idea correspondiente su contenido
representativo (realidad objetiva). En síntesis, la realidad formal (causa) es la que
hace que una idea contenga tal realidad objetiva y no otra. Por consiguiente, cada
realidad objetiva ha de tener su causa proporcionada con el mismo contenido
(realidad formal) o más realidad eminente) que el significado y expresado en la
realidad objetiva. En esquema:

IDEAS CAUSAS
Realidades objetivas Realidades
formales
De mí mismo Yo
Del mundo exterior ¿?
De Dios (causa proporcionada) Dios

A. Argumentos a favor de la existencia de Dios.


Para Descartes, que Dios existe es manifiestamente evidente por cuatro razones:

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RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.

1ª. La idea de Dios, como ser perfecto e infinito no proviene de mí ni de las otras
cosas, puesto que no somos perfectos ni infinitos; luego proviene de Él; luego Dios
existe (argumento gnoseológico).
2ª. La idea de un ser perfecto presupone la existencia, pues de lo contrario no sería
perfecto, al faltarse esa cualidad; luego Dios existe. (Éste es el conocido como
“argumento ontológico”, ya defendido por Anselmo de Canterbury).
3ª. La idea de perfección e infinitud es anterior a la idea de imperfección y
limitación que tenemos de todas las cosas, y nos sirve de referencia para comparar
unas cualidades con otras. Luego Dios existe y esta idea está grabada en nosotros
como una huella que deja en su obra el artífice y creador de todas las cosas.
4ª. Yo no puedo ser el causante y creador de mi propia existencia, pues, en
caso contrario, sería un ser sumamente perfecto. Luego Dios existe como causa de
mi ser.
B. Consecuencia: Dios, garante de la existencia de las realidades
corpóreas.
Si Dios existe – y ya está suficientemente demostrado, por ser su existencia
una verdad que intuimos con total claridad y distinción-, es perfecto, no puede
engañar, ya que el error, lo mismo que el engaño, es una deficiencia, una
imperfección. Luego el mundo exterior a mi conciencia (corpóreo), del cual yo tengo
una idea clara y distinta, existe en verdad, como extensión y movimiento. Dios
avala, por lo tanto, la aplicación del criterio de certeza, al garantizar que todas las
cosas que concebimos con evidencia son como las concebimos.
3.3.3. Teoría de la sustancia.
Descartes define la sustancia como “una cosa que existe de tal modo que no
necesita de ninguna otra cosa para existir”. El propio filósofo reconoció que tal
definición sólo puede ser aplicada en sentido estricto y de modo absoluto a Dios
(sustancia infinita, res infinita); pero, en un sentido amplio, es decir, si
exceptuamos la dependencia que tienen todos los seres de Dios, su creador,
podemos admitir que existen otras dos sustancias creadas y finitas que existen con
independencia mutua: la sustancia pensante (res cogitans) y la sustancia
extensa o corpórea (res extensa). Éstas son independientes por cuanto no
necesitan la una de la otra para existir.
Tres son, pues, las sustancias existentes con sus correspondientes propiedades
esenciales (atributos) y sus características accidentales (modos). En esquema:

SUSTANCIAS ATRIBUTOS MODOS


Infinita Infinitud ----
Pensante (alma) Pensamiento Desear, amar, odiar, sentir, etc.
Extensa o corpórea Extensión Posición, figura, movimiento, reposo.
(cuerpo)

3.4. LA FÍSICA: EL MECANICISMO CARTESIANO.


Descartes propone un modelo teórico que se conoce con el nombre de
“mecanicismo”. Tal modelo concibe el Universo como una máquina. Si por
“mecanicismo” se entiende en filosofía que todo lo real se explica mediante la
materia (masa del cuerpo) y el movimiento, regido por leyes necesarias, en

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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2. EL
RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.

Descartes la concepción de tal concepción se refiere a la sustancia extensa, no así a


la sustancia pensante y, menos aún, a la sustancia infinita, que carecen, ambas, de
materialidad.
Las características del mecanicismo cartesiano son:
A. Toda la Naturaleza se reduce a materia y a movimiento (en este punto
coincide con los científicos de su época, como Galileo Galilei).
Pero, para Descartes, los cuerpos carecen de dinamismo interno. Una vez
iniciado el movimiento por la acción creadora de Dios, la cantidad del mismo se
conserva (ley o principio de conservación del movimiento) . En el movimiento
intervienen elementos tales como la velocidad, el espacio y el tiempo; todos ellos son
reductibles a fórmulas matemáticas. Si todo el universo es extensión y movimiento,
todo él puede ser reducido a fórmulas matemáticas (he aquí la influencia de Galileo).
Para tal fin el propio Descartes, eminente matemático, creó la Geometría Analítica.
B. Identifica la materia con la extensión (diferenciándose en esto de los demás
científicos), con lo que geometriza la Física con las siguientes consecuencias:
 Niega los átomos –contra Gassendi-, pues la extensión (=materia) es
divisible indefinidamente;
 Niega el vacío, pues la extensión es concebida como llena ya que es
continua; por tanto, no hay caída de los cuerpos en el vacío (Galileo la
aceptaba). Y, como el espacio vacío es inconcebible, el mundo es
indefinidamente extenso, sin límites.
 Los cielos y la Tierra tienen que estar formados de la misma materia (esta
tesis también es galileana), ya que la sustancia corpórea y la extensión
son la misma cosa.
 Elimina las cualidades secundarias (olor, sabor,...) como hacen los otros
científicos, pero también elimina el peso y cualquier principio activo
interior a las cosas; por tanto, elimina todas las fuerzas (incluida la de la
gravedad). Así, en el sistema cartesiano no hay acción a distancia, sólo
choque: todo movimiento es por contacto en un espacio lleno. Por eso,
C. El origen del movimiento es, como en todos los racionalistas, Dios (otra
diferencia con los científicos de su época).
¿Por qué se mueve el mundo si no existen el vacío ni las fuerzas? A Descartes le
basta con la primera causa del movimiento (Dios). Su inmutabilidad explica que se
conserve la misma cantidad de movimiento en el universo ya que ha creado la
materia con movimiento y reposo. Derivadas de Él están las leyes de la naturaleza
(causas segundas) -que se obtienen a priori, no por la experiencia.
El movimiento –local y único existente- viene, pues, regulado por tres
leyes en las que ya Dios no interviene, salvo en el acto inicial, como causa primera:
a) Ley –o principio- de inercia (primera ley del movimiento). “Cada
cosa, en cuanto depende de sí misma, continúa siempre en el mismo
estado de reposo o movimiento, y sólo cambia por la acción de otra cosa”.
Este principio también fue establecido- independientemente- por Galileo.
b) Ley del movimiento rectilíneo. “Todo cuerpo en movimiento tiende a
continuar ese movimiento en línea recta”.
c) Ley o principio de conservación del movimiento. “Si un cuerpo que
se mueve y encuentra a otro cuerpo, tiene menos fuerza para continuar

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TEMA 5. LA FILOSOFÍA DE LA EDAD MODERNA: 1. CIENCIA NUEVA Y FILOSOFÍA EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII. 2. EL
RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.

moviéndose en línea recta que la que tiene el otro para resistirle, pierde su
dirección sin perder nada de su movimiento; y, si tiene más fuerza,
arrastra consigo al otro cuerpo, y pierde de su movimiento tanto como da
al otro”.
Asimismo no existen movimientos absolutos respecto a puntos de referencia
fijos.
El universo cartesiano es, pues, un espacio lleno (una plétora), donde los
movimientos se producen por contacto y dan lugar a torbellinos de materia.
Ésta es de tres clases: la luz (Sol, estrellas), la transparencia (el éter, todavía
herencia aristotélica) y la opacidad (la Tierra).
En conclusión: Dios crea el mundo como un sistema de cuerpos en movimiento
y lo deja luego que marche por sí mismo bajo leyes naturales ineludibles. De aquí su
mecanicismo cósmico.
3.5. LA LIBERTAD HUMANA.
La experiencia personal de la libertad y la conciencia de la misma es
lógicamente anterior al “Cogito, ergo sum”, porque es precisamente la posesión de
libertad lo que me permite entregarme a la duda hiperbólica. La capacidad para
aplicar la duda metódica presupone la libertad. Verdaderamente, la conciencia de
libertad es una “idea innata”.
Para Descartes la actitud de indiferencia moral y psicológica es siempre
expresión falta de libertad. Mientras más indiferente se es, menos libre se es. En este
sentido afirma (en las Meditaciones metafísicas): “Para que yo sea libre no es
necesario que sea indiferente en la elección de uno u otro de dos contrarios. Al
contrario, cuanto más me inclino hacia uno de ellos, sea porque veo claramente que
en él se encuentra el bien y la verdad o porque Dios dispone así mi pensamiento,
más libremente elijo y abrazo. Sin duda alguna, tanto la gracia divina como el
conocimiento natural, lejos de disminuir mi libertad, la aumentan y vigorizan. Así
pues, esa indiferencia que siento cuando ninguna razón me inclina a un lado más
bien que al otro, es el grado ínfimo de libertad, y revela una falta de conocimiento
más bien que una perfección de la voluntad”.
3.6. BALANCE DE LA FILOSOFÍA CARTESIANA.
Descartes es el creador del “otro” gran sistema científico de la Edad Moderna. Su
contrapeso es el sistema empirista de Galileo.
1. Su método de la duda proporcionó una base sobre la que construir una
nueva filosofía:
 Un conocimiento empírico: basado en los hechos “indubitables” (“yo
pienso”, el “cogito”), que va a influir al resto de los filósofos
racionalistas, pero también al empirismo y al idealismo posteriores.
Descartes descubre los contenidos de la conciencia del ser humano, y
los trata como reales.
 Un conocimiento lógico: los principios indubitables de la deducción, base
de todas las ciencias formales (lógica y matemáticas).
2. Su filosofía llevó hasta el final el dualismo espíritu-materia, ya planteado
por Platón y el cristianismo. La idea de que el espíritu o alma ya no mueve al
cuerpo (no es su “forma”), y su negación de las formas aristotélicas tendrá dos
importantes consecuencias:

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RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.

 La división de la filosofía, a partir del siglo XVIII, entre idealismo y


materialismo.
 El ser humano aparece como una excepción del sistema mecanicista
cartesiano, lo que plantea
3. El problema del libre albedrío.
El mecanicismo cartesiano niega la necesidad de una “entelequia” o alma para
los seres vivos. Éstos son explicados por leyes mecánicas deterministas y son,
de hecho, autómatas. Esta visión derivará en el materialismo del siglo XVIII
(La Mèttrie, y más tarde Laplace) que interpreta el mundo físico como
necesario y posible.
Por el contrario, Descartes mantiene que el ser humano es una excepción
al planteamiento mecanicista pues tiene un alma y por ello es libre.
Aparece un mundo de la libertad, teleológico. Pero la posibilidad de extender al
ser humano la teoría materialista no tardará en realizarse.
 Conceptos clave de su filosofía son:
 SUSTANCIA: La sustancia pensante es, en Descartes, la primera verdad
evidente. Además, como se sabe, hay otras sustancias. Todas ellas son
independientes. La cosa (res) tiene propiedades: atributos y modos.
 CAUSA: En Descartes es Dios y las leyes de la naturaleza. Pero son causas
a priori, no se llega a ellas por la experiencia.
Tanto la sustancia como la causa son conceptos no demostrados, se toman
como axiomas del sistema filosófico cartesiano, lo que les llevará a ser criticados y a
no ser admitidos por los filósofos empiristas.
4. ACTIVIDADES DE AUTOEVALUACIÓN.
1. Señala las características más significativas del racionalismo. Desde el punto de
vista gnoseológico ¿cuál sería el término opuesto a racionalismo? ¿Por qué?
2. Según los racionalistas ¿necesita la actividad de la razón ayuda de otras
facultades distintas? ¿Por qué?
3. ¿Qué significa el innatismo gnoseológico? Establece coincidencias y diferencias
entre el innatismo de Platón y el de los racionalistas. Justifica tu respuesta.
4. ¿Qué relaciones existen entre el método matemático y el funcionamiento de la
razón?
5. Según los racionalistas ¿la ciencia racional es una o muchas? ¿Por qué?
6. ¿Por qué el racionalismo recurre a Dios?
7. ¿Por qué la duda de Descartes no es escéptica? ¿Qué pretende conseguir
mediante la duda metódica?
8. En medio de la duda más absoluta ¿qué verdad surge? ¿Por qué dicha verdad es
verdad?
9. ¿Cuál es el criterio de verdad en la filosofía cartesiana? ¿La primera verdad es
encontrada gracias al criterio o con anterioridad a éste? ¿Por qué?
10. ¿Qué clases de sustancias distingue Descartes? ¿Cuáles son las características
de cada una de ellas?
11. ¿Qué problema encuentra Descartes a la hora de explicar la unión del cuerpo y
el alma en el ser humano?

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RACIONALISMO: RENÉ DESCARTES.

5. VOCABULARIO.
Análisis “Cogito” Dios
Atributo Criterio de certeza (o Duda metódica
verdad)
Certeza Esencia
Cuerpo
Ciencia Existencia de Dios
Deducción
Círculo vicioso Extensión
Evidencia Luz natural Sustancia
Filosofía cartesiana Mundo Sustancia extensa
(res extensa)
Idea Naturaleza
Sust. pensante (res
Idea clara Naturalezas simples
cogitans)
Idea distinta Pensamiento
Sustancia infinita
Ideas claras y “Pienso, luego (res infinita)
distintas existo”
Sustancias finitas
Ideas facticias Primer principio (res finita)
Ideas adventicias Razón Verdad.
Ideas innatas Realidad objetiva
Indubitable Simple
Intuición Síntesis

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