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Aunque haya quien lo niegue, por encontrarse totalmente

materializado…., la realidad es tozuda y nos dice que tenemos cuerpo y


alma. Y que conste que esto de tener alma, no es un invento ni de la Iglesia
ni de los curas, porque ya antes de que el Señor llegase a este mundo para
redimirnos, todos los pueblos primitivos reconocían la existencia de un
espíritu interior, en el cuerpo de cada persona. Y avanzando
cronológicamente más, tenemos a Platón y Aristóteles, los cuales ya se
ocupaban en sus días, de este tema del alma.

Nadie se ha visto su alma con los ojos de su cara, pero todos sabemos
que la tenemos. A título de curiosidad, mencionaré que cuando era joven
estuve en África varias veces, y una vez tropecé con un negro que casi me
mata, porque lo había fotografiado; él creía que le acababa de robar su
espíritu, es decir, su alma y no se crean Vds. que se calmó con dinero, que
en África los hay de esta clase y son los más abundantes, no este era
auténtico y el dinero no lo calmaba. Es decir, de la misma forma que
creemos en Dios y nunca lo hemos visto, pero tenemos la absoluta
convicción de que existe, bueno no todos por supuesto, también tenemos la
convicción de la existencia de nuestra alma. El alma, nuestra alma es el
bien más preciado que tenemos, el único que es perdurable eternamente y
nunca morirá y siendo el que más deberíamos de cuidar y desarrollar, es al
que menos atención le prestamos.

En el Catecismo de la Iglesia católica, nos encontramos con varios


parágrafos, entre ellos los que van del 1703 al 1706, en los que se trata del
tema del alma y textualmente en el 1703 se nos dice que: “Dotada de un
alma "espiritual e inmortal" (GIS 14), la persona humana es la "única
criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma" (GIS 24, 3).
Desde su concepción está destinada a la bienaventuranza eterna.

Nosotros, perfectamente sabemos que nuestro cuerpo pertenece al


orden de lo visible, al orden de la materia, pero nuestra alma pertenece a
un orden superior e invisible o incorpóreo, al cual pertenece Dios creador
de todo lo visible e invisible, porque Dios es espíritu puro. Y sabemos
también que tenemos alma, porque ella se nos manifiesta en su actuación,
y ella para poder actuar, necesita y dispone del uso de una serie de
facultades y de potencias de nuestro cuerpo, de las que vamos a tratar. Así
Edith Stein, antigua catedrática de filosofía de raza hebrea, antes de tomar
el hábito de carmelita descalza y posteriormente después de su muerte
como mártir y ser, por lo tanto canonizada, nos dice que: “A través de la
actividad de sus potencias, sale el alma de sí misma para encontrarse con
el mundo exterior, en una actividad puramente sensible y que está por
debajo de sí misma”.

Para seguir avanzando en este complicado pero importante tema, es de ver


que muchos confunden las facultades del ama con sus potencias. Pues bien
siguiendo también a la santa carmelita Edith Stein, actualmente Santa
Teresa Benedicta de la Cruz, esta nos dice que: No confundamos potencias
del alma con las facultades de esta. Las potencias son tres: memoria
inteligencia y voluntad. Las facultades son dos: la facultad de conocer y la
facultad de amar. Conocer a Dios equivale a estar ya unidos a Él, tratar de
conocerle es querer llegar a la unión con Él. Esta unión, generalmente
pensamos, que es la manifestación divina del amor en nuestras almas, es
decir, se realiza a través del amor, de la segunda facultad que tiene el alma
humana y así efectivamente es.

Y este amor que se manifiesta en nuestras almas; el amor de Él a


nosotros y de nosotros a Él, a su vez, se nos hace efectivo, es decir se nos
comunica por mediación de las potencias de nuestra alma. Pero Dios según
la persona hiere más, a una potencia que a otra, porque algunas veces se
siente más la inteligencia que el amor y otras veces más el amor que la
inteligencia y a veces también todo es inteligencia sin ningún amor y a
veces todo es amor sin ninguna inteligencia. Porque Dios, y de acuerdo
con San Juan de la Cruz, se puede comunicar al alma en solo una potencia
sin la otra. Y así puede inflamar la voluntad con el toque del calor de su
amor, aunque no entienda el entendimiento ni tenga razón alguna para
comprender: tal como una persona puede ser calentada por el fuego sin
ver a este en ninguna parte.

En términos menos sofisticados intelectualmente, veamos que son


potencias y que son facultades. ¿Qué son las potencias del alma? El
DRAE, genéricamente nos dice que potencia es: Capacidad para ejecutar
algo o producir un efecto. Y en base a esta aseveración y como definición
para andar por casa, podemos decir que, las potencias del alma son: Las
capacidades o herramientas de que dispone el alma humana para realizar
su cometido más trascendente, cuál es el de obtener su salvación. Con
respecto al término facultad el DRAE, nos proporciona dos acepciones 1.-
Aptitud, potencia física o moral, y 2.- Poder, o derecho para hacer algo.
Por lo que podemos concluir que, este caso que nos ocupa y completando
la anterior definición de potencia, podemos decir que la facultad o
facultades del alma, en otra definición para andar por casa, es: La actitud o
poder que tiene el alma usando de sus potencias para realizar su cometido
más transcendente, cual es el de obtener su salvació

Las facultades sólo actúan por medio del impulso que les da la energía del
alma; ellas no tienen energía propia, porque no son los agentes que las
lanzan; que en este caso son las potencias del alma. San Juan de la Cruz
escribía: “La fuerza del alma está en sus potencias, pasiones y apetitos,
dirigido todo por la voluntad. Cuando la voluntad dirige todas las
potencias pasiones y apetitos a Dios y las desvía de todo lo que no es
Dios, es cuando guarda la fuerza del alma para Dios y entonces ama a
Dios con todas sus fuerzas. Y estas potencias de nuestro espíritu, cuando
lleguen a su eterno destino, se verán penetradas, transformadas e
iluminadas por una nueva luz, luz que se enciende al contacto con la
llama de la divinidad.

La facultad que tiene alguien, siempre se apoya en su capacidad


para poder ejercer la facultad. Si se carece de capacidad no se puede tener
facultad de ejercicio de aquello a lo que la capacidad le permite a uno
realizar. Una persona carece de capacidad para poder elevarse sin más,
luego no tiene la facultad de volar, pero si tiene capacidad de desplazarse,
porque tiene piernas, luego tendrá la facultad de andar, facultad esta que
no tendría si careciese de piernas

El obispo Sheen, distingue perfectamente entre potencias y facultades y


escribe: “Nuestra alma tiene dos facultades. Una de ellas es la facultad e
conocer y la otra es la facultad de amar. Somos como los animales, en
tanto en cuanto tenemos sensaciones y pasiones, pero el conocimiento y el
amor son específicamente humanos. El conocimiento pertenece al
entendimiento o razón del ser humano, el amor pertenece a su voluntad.
El objeto del intelecto es la verdad. El objeto de la voluntad es la bondad
o amor”.

En la eternidad al carecer del dogal del tiempo, que ahora todos


tenemos puesto, todo será para nosotros presente, y entonces de la misma
forma que de las virtudes teologales desaparecerán la fe y la esperanza,
porque la fe se transformará en evidencia y la esperanza en realidad,
también de nuestras potencias desaparecerá la memoria porque al estar en
la eternidad todo en nosotros será presente, no existirá ni el pasado ni el
futuro y también la voluntad, pues al habernos entregado plena y
perfectamente al amor divino, nuestra voluntad estará totalmente
identificada con la divina. En resumen solo nos perdurarán de las virtudes
teologales el amor y de las tres potencias del alma solo el entendimiento, el
cual se verá enriquecido por la sabiduría del Señor.

Santo Tomás de Aquino, por su parte, nos ofrece una detallada


exposición de las facultades de la persona, distinguiendo entre:

las incorpóreas: que no necesitan de órganos corpóreos para ejercer su


actividad: el entendimiento y la voluntad. Son las que corresponden al
alma.
· las corpóreas: que necesitan un órgano corporal para ejercitarse
y son meros actos de órganos corporales: las potencias sensitiva y
vegetativas. Son las que corresponden al cuerpo.
HUMANAS
Facultades Vida Entendimien Teórico o Práctico
incorpóreas o del intelectiv to
alma a
Voluntad

Facultades Vida Sentidos Son los cinco sentidos


corpóreas o del sensitiva externos corporales
cuerpo
Sentidos Sentido común,
internos imaginación, estimativa y
memoria
Apetito Deseos sensibles, instintos
sensible
Facultad
locomotriz
Vida Generativa
vegetativ
a
Aumentativa Crecimiento
Nutritiva

No podemos extendernos aquí, sobre las menciones de Santo Tomás, por


lo que dejaremos este tema para otra ocasión.

Concluiremos esta glosa, con un párrafo del Libro de Juan Pablo II,
“La fe según San Juan de la Cruz”, en el que podemos leer: “El esquema
de correspondencia, entre las virtudes teologales y la potencias del alma,
se ajusta así: A la fe le corresponde el entendimiento; a la esperanza le
corresponde la memoria; y a la caridad la voluntad. En cada virtud
teologal debe de actuar la unión con Dios en la `potencia
correspondiente. Las tres virtudes teologales, han de ser las que han de
poner en perfección las tres potencias del alma… Mediante las virtudes
teologales cada potencia es informada de modo sobrenatural según las
exigencias de su propia entidad”.

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