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Alejandro I Pavlovich nació en San Petersburgo el 23 de diciembre de 1777 y

falleció en Tarangog; Zar de Rusia desde el 23 de marzo de 1801 hasta su


muerte y también rey de Polonia y Gran Duque de Finlandia.

Tuvo una formación hasta cierto punto contradictoria. Por un lado fue educado
en los ideales del despotismo ilustrado por parte de su tutor suizo Frederic
Caesar de Lapharpe y por otro lado por los ideales de su padre que le
transmitió las tradiciones de la autocracia rusa y la pasión por el ejército y el
militarismo.

Llegó al poder después de una conspiración en la que su padre fue asesinado y


en la que él mismo había participado.

Su política interior tuvo dos fases bien diferenciadas. Una primera en la que fue
partidario de reformas dentro de la monarquía y otra, después del ocaso de
Napoleón, en que se fueron acentuando sus políticas conservadoras y
reaccionarias.

En el Congreso de Viena (1814-1815) el Imperio Ruso de Alejandro I se vio


recompensado por importantes ganancias de territorio. Retuvo la posesión de
Finlandia, Besarabia (región del sudeste de Europa Central) y una importante
parte del Ducado de Varsovia. Con posterioridad a la celebración de la reunión
en la capital de Austria, Rusia formó parte del núcleo fundador de la Santa
Alianza junto a Francisco I de Austria y Federico Guillermo III de Prusia con
el objetivo de mantener el absolutismo monárquico en el viejo continente.

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