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El cine no tardó mucho tiempo en llegar a nuestro país.

Ya en 1896, un año después de la primera


proyección en Francia, se realizó en Chile el primer programa cinematográfico en el Teatro Unión
Central de Santiago. Hasta 1910, lo que podía ver un espectador chileno en salas eran básicamente
producciones extranjeras o documentales nacionales articulados sobre la base de vistas de lugares
sin mayor intención narrativa. Hasta que en 1910, con motivo del Centenario de la Independencia,
Adolfo Urzúa filmó y exhibió Manuel Rodríguez, primera película nacional. Las primeras
producciones chilenas eran una suerte de "teatro filmado". De hecho, directores y actores
provenían del mundo del teatro. A pesar de los problemas de esta incipiente industria (estrechez
financiera, iniciativas exclusivamente individuales), el cine se develó como un espectáculo muy
popular. A partir de 1915 surgieron las primeras revistas de cine, lo que permitiría mayor difusión
y una suerte de "educación cinematográfica" a través de la crític

Durante el gobierno de Juan Antonio Ríos y bajo el alero de la Corporación de Fomento de


la Producción, el decreto 2581 de 1942 del Ministerio de Justicia creó Chilefilms,[14] con el
objetivo de producir filmes tanto para el público local como para el resto de América
Latina, siguiendo como modelo el estilo de los estudios de Hollywood.[15][16]

2011-2020

1895: el 17 de febrero en Santiago, el empresario Francisco de Paola muestra el kinetoscopio en la


calle Estado nº 171.

1896: 25 de agosto, en Santiago se realiza la primera exhibición pública del cinematógrafo,


exhibiendo las mismas películas que los Lumiére exhibieran 8 meses antes en París.

1897: Los circos comienzan a intercalar sus actos con exhibiciones de cine. Las muestras registran
gran interés en el público, aunque el entusiasmo va decayendo con el paso del tiempo, debido a la
casi nula renovación de las vistas. En Santiago se instalan centros de entretención donde es
posible acceder al Vitascopio de Edison, el cual no supera la popularidad del cinematógrafo. En el
teatro Unión Central se inaugura el Vitascopio gigante. En julio se presenta el Byoscopio, otra
alternativa al cinematógrafo, pero tal como los anteriores fracasan. A fines de año todas estas
empresas quiebran y el público decae también por la falta de novedades en las programaciones.

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