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La situación de los niños, niñas y adolescentes en América Latina, comparada a la del resto del

planeta, no es la mejor. En esta región, de acuerdo con estimaciones de la OIIT (2017), el


porcentaje de niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años que se encuentran en
situaciones de trabajo infantil es del 7,3% (2016), lo que equivale a 10.5 millones de menores
de edad que deben dejar de lado su infancia. Por otro lado, la desnutrición también es un
problema muy importante, puesto que su padecimiento impide un correcto desarrollo y
crecimiento del niño y adolescente.

Para empezar, la Convención sobre los Derechos del Niño entiende por niño a todo ser
humano menor de 18 años, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado
antes la mayoría de edad. Asimismo, la Convención reconoce que los niños son individuos con
derecho de pleno desarrollo físico, mental y social, y con derecho a expresar libremente sus
opiniones. UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) es la principal organización
internacional encargada de regular y proteger tales derechos.

• Trabajo infantil

Cuando la participación de niños en una actividad económica no es perjudicial para su salud


y desarrollo mental y físico, y este es un trabajo ligero, con una cantidad limitada de horas,
que concuerdan con la edad y las habilidades del niño/a, y que no interfiere con su educación
o sus actividades de ocio, no es considerado explotación. Este tipo de trabajo, cuando enseña
a los niños habilidades, técnicas y valores sociales importantes, incluso puede verse como
beneficioso para su desarrollo.

• Explotación infantil

Cuando se obtiene un beneficio de la vulnerabilidad y falta de poder de un niño, cuando se


abusa de ellos en beneficio de otra persona, cuando comienzan a trabajar a pesar de ser
demasiado jóvenes, durante largas horas o en condiciones peligrosas o insalubres, cuando
están mal pagados, cuando son obligados a realizar trabajos forzados o son condenados a la
servidumbre por deudas o esclavitud, se considera explotación infantil.
● Trabajo doméstico infantil.

Se produce cuando un niño se encuentra trabajando en


hogares de terceros o empleadores con o sin
remuneración, permitido o no, sin haber alcanzado la
edad mínima aplicable para realizar estas tareas o en
una situación análoga a la esclavitud.

● Trabajo infantil peligroso (actividades delictivas,


tráfico y producción de estupefacientes).

Los niños involucrados en ese tipo de ambiente hostil


suelen estar expuestos a violencia física y psicológica, lo
que afecta gravemente su desarrollo y los vuelve más
propensos a sufrir depresión, adicciones a diferentes
drogas y problemas de identidad. También aumenta el
riesgo de que se conviertan en delincuentes juveniles.

● Trabajo forzoso (servidumbre/esclavitud,


participación en conflictos armados, minería,
agricultura)

Conforme la OIT, puede entenderse como aquel que se


realiza de manera involuntaria y bajo amenaza. Se refiere
Fuente: https://www.unicef.org/lac/poner-fin-la-violencia
a situaciones en las cuales personas están forzadas a
trabajar mediante el uso de violencia o intimidación, o por medios más sutiles como una deuda
manipulada, retención de documentos de identidad o amenazas de denuncia a las autoridades
de inmigración. Esto se ve reflejado cuando se recluta a los niños para combatir en conflictos
armados, donde son objeto de maltratos y explotación, y se les exige que maten o mutilen a
otros seres humanos. También sucede cuando son obligados a trabajar en la minería, la
industria o la agricultura, quedando expuestos a muchos peligros a causa de accidentes o
toxinas.
Fuente: https://www.unicef.org/lac/poner-fin-la-violencia

En los últimos años, América Latina y el Caribe han logrado reducir el trabajo infantil gracias a
la acción sostenida y el esfuerzo compartido entre los gobiernos, las organizaciones de
empleadores y trabajadores, la sociedad civil y la cooperación internacional. Sin embargo, la
crisis actual podría revertir las tendencias positivas observadas, lo que pondría a la región en
una posición más difícil a la registrada con anterioridad a la hora de cumplir la meta 8.7 de los
ODS1, en lo referido a “poner fin al trabajo infantil en todas sus formas de aquí a 2025”.

Como se ha mencionado, existen diversos organismos que luchan contra la explotación infantil
y establecen sus definiciones y condiciones. Sin embargo, también existen grupos y
movimientos que no están de acuerdo con dichos parámetros y defienden lo que muchos
otros clasifican de trabajo o explotación infantil.

Un ejemplo de ello es el movimiento de los niños y adolescentes trabajadores de Bolivia, mejor


conocido como UNATSBO2. Esta agrupación, formada por niños, niñas y adolescentes, se
moviliza por la derogación de diversas leyes que impiden el trabajo infantil, como la edad
mínima para trabajar, puesto que consideran que muchos niños se encuentran en la situación
de tener que trabajar para poder sostener sus hogares, educación, entre otros. Desde este
punto de vista, las regulaciones en contra del trabajo infantil estarían perjudicando a esas
familias y perpetuando la pobreza. El movimiento mencionado también reclama normas
laborales infantiles.

1
ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible
2
Unión de Niños y Adolescentes Trabajadores de Bolivia
El debate sobre el trabajo/explotación infantil en la sociedad peruana ha llevado a la toma de
controvertidas posturas, algunas de ellas en contradicción con las declaraciones de
organizaciones internacionales como UNICEF y la OIT. Por ejemplo, parte de la población se
posiciona en defensa del trabajo infantil y lo considera un derecho de los menores en el marco
de una sociedad con altos niveles de pobreza y desigualdad, algo similar a lo reclamado por
los niños y adolescentes de UNATSBO.

Otro caso, algo más ignorado, son las visiones de los pueblos originarios. En muchas de sus
culturas, algunos conceptos como la pobreza y el trabajo infantil no son iguales ni implican lo
mismo que para nosotros. Por ello, existen labores tradicionales que podrían considerarse
explotación infantil desde el punto de vista occidental, pero para estas poblaciones significan
un legado cultural y comunitario.

Niñas y niños en todas partes del mundo sufren este flagelo cuando son utilizados por adultos
pedófilos que abusan sexualmente de ellos, físicamente y online, muchas veces con el objetivo
de obtener material pornográfico. También existen redes de trata donde los niños son
secuestrados y vendidos para el matrimonio, la prostitución y la esclavitud. Las consecuencias
de estos abusos, incluyendo maltrato físico, son graves; podemos encontrar traumas
psicológicos, desnutrición, enfermedades de transmisión sexual (ETS), infecciones de
transmisión sexual (ITS), por nombrar algunos ejemplos.

Para una buena realización del derecho al disfrute se requiere una nutrición adecuada. Sin
embargo, muchos niños y niñas de la región no pueden acceder a una alimentación completa,
y es entonces cuando podemos hablar de malnutrición. La malnutrición se presenta en tres
tipos:

• Desnutrición: cuando los niños y las niñas no comen o no absorben suficientes


nutrientes para crecer. Su forma extrema es la emaciación, en el caso de delgadez
extrema en relación con la estatura.
• Hambre oculta: cuando los niños y las niñas no reciben suficientes vitaminas y
minerales esenciales.
• Sobrepeso: cuando el peso de un niño o una niña es demasiado elevado para su
estatura. Su forma extrema es la obesidad.

La región ha logrado grandes avances en la reducción de la desnutrición infantil: el retraso


en el crecimiento (estatura muy baja para la edad) pasó de un 16,7% para el 2000 a un 9% en
el 2018. Sin embargo, en los últimos años se registraron preocupantes aumentos en los
índices de sobrepeso y obesidad infantil en menores de cinco años, pasando de un 6,6%
en 1990 a un 7,5% en 2018, lo que significa que 4 millones de niños y niñas menores de cinco
años viven con esta condición. Esto ocurre porque la globalización y los mayores niveles de
ingreso de la población han producido un mayor consumo de alimentos procesados (menos
saludables) y sedentarismo (menos actividad física).

La desnutrición y la nutrición inadecuada se presentan principalmente en comunidades rurales:


los más afectados son los hogares indígenas. La situación en los países de la región es
complicada; por ejemplo, se estima que el 23,3% de la población indígena de Colombia sufre
de desnutrición.

Fuente: base de datos Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe [en línea]
dds.cepal.org/san/estadisticas sobre la base de información de la Organización Mundial de la Salud (OMS) e informes oficiales
de países.

A su vez, la desigualdad también es un factor a tener en cuenta a la hora de analizar la


malnutrición infantil. Los niños en situación de indigencia extrema, en países que ya de por sí
son pobres, tienen más posibilidades de estar malnutridos. Además, es necesario abarcar las
desigualdades dentro de los Estados; por ejemplo, en la región de Huancavelica, Perú, se
registra un 54,3% de desnutrición infantil, mientras que en Tacna, del mismo país, ese número
es de tan solo 3%.

Por otro lado, la malnutrición tiene efectos negativos en la escuela: los niños y las niñas que
sufren esta condición obtienen menos éxitos escolares y menos progresos, además de ser
víctimas de bullying (violencia escolar) en el caso de sobrepeso. Cada 10% de aumento en la
desnutrición crónica (prolongada), se produce una baja del 7,9% en los niños y niñas que
alcanzan el último año de la primaria.

La lucha contra los problemas de nutrición en la infancia se enmarca dentro de dos Objetivos
de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: el ODS 2 "Hambre cero" y el ODS 3 "Salud
y bienestar". Es por esto que los Estados deben garantizar la seguridad alimentaria de toda la
población a través de políticas públicas elaboradas por especialistas, poniendo especial
énfasis en los niños y las niñas, puesto que son el garante del futuro de la sociedad.
Según António Guterres, actual secretario general de la ONU, "los efectos nocivos de esta
pandemia no se distribuirán de manera equitativa, sino que se prevé que serán más
perjudiciales para los niños de los países más pobres y de los barrios más pobres, así como
para los que ya están en situación de desventaja o vulnerabilidad". Los gobiernos exigen
requisitos de higiene para combatir el COVID-19 y un cumplimiento estricto del estado de
cuarentena, pero existen regiones de extrema pobreza que no tienen sus necesidades básicas
cubiertas, como agua potable o acceso a la luz. En estas zonas, los niños corren altos riesgos
de sufrir explotación laboral y abuso físico/sexual, y no reciben la alimentación adecuada.

Debido al confinamiento por la pandemia, distintos profesionales han hecho foco en los
problemas a futuro, entre ellos cómo va a afectar a los niños la nueva situación económica, el
distanciamiento social y la pérdida de los familiares que se hacían cargo de su cuidado,
llegando en el peor de los casos a la posibilidad de presentar cuadros de depresión y deterioro
de la salud mental como producto de los largos períodos de aislamiento a los que se ven
sometidos. Según informes de la UNICEF y Save the Children, la pandemia dejará
aproximadamente 86 millones de niños pobres en América Latina y el Caribe hacia finales de
este año, de los cuales 11 millones serán de América del Sur. Esto sucederá no sólo por la
pérdida de trabajo de los padres, las madres o los tutores de los niños, sino también por las
muertes de los mismos a causa del COVID-19. Se debe tener en cuenta que la mortalidad por
coronavirus en el rango etario de niños/as y adolescentes es muy baja, y la enfermedad se
suele presentar de manera asintomática.

Un ejemplo de las posibles consecuencias de la pandemia


es el caso de Perú. En este país se había registrado una
disminución del trabajo infantil entre 2012 y 2018,
pasando de una tasa de ocupación de niños, niñas y
adolescentes del 31,7% al 26,1%, lo que equivale a una
reducción de 5,6 puntos porcentuales (ENAHO, 2018). Sin
embargo, algunas estimaciones sobre los efectos
regresivos económicos del COVID-19, como que el PIB
puede llegar a contraerse en un 4,5% según el FMI, indican
que la tasa de trabajo infantil podría tener un aumento de
entre 1 y 3 puntos porcentuales.

Por consiguiente, se puede estimar que habrá un altísimo


incremento en las problemáticas que ya afligen a los
menores de edad de la región sudamericana, como las
tasas de explotación infantil, sexual y laboral, y de
malnutrición infantil, corriendo el riesgo de que a su vez
aumente la cantidad de matrimonios forzados y muertes
infantiles. Los infantes no solo sufrirán las consecuencias desde sus primeros años, sino que
quedarán marcados para su vida adulta.

Otro de los informes preocupantes fue presentado por la Universidad de Columbia con
respecto al aumento de la obesidad infantil. Los profesionales aclaran que la inasistencia a las
instituciones educativas, el estrés por la nueva forma de educación virtual, la falta de actividad
física al aire libre, las largas horas de exposición a la tecnología, el distanciamiento de
familiares y amigos que conlleva malestares emocionales y el tener a disposición alimentos
pocos saludables y poder consumirlos a cualquier horario podrían ocasionar el aumento de la
tasa de obesidad infantil.

Para concluir, podemos afirmar que las consecuencias indirectas del coronavirus en los
infantes son mayores que las directas. Muchos niños quedarán, junto a sus familias, en un
estado de extrema pobreza; otros quedarán huérfanos, corriendo el riesgo de verse envueltos
en matrimonios infantiles, explotación sexual o laboral para poder subsistir; o bien quedarán
a merced de su suerte, pudiendo sufrir en casi todos los casos, por no decir en todos, de
malnutrición infantil. Es menester abordar las soluciones para esta pandemia con una mirada
integral, sin olvidar a los niños y adolescentes.

• ¿Todos los Estados garantizan los derechos de los menores de edad, siguiendo la
Convención de los Derechos de los Niños? Si es o no es así, ¿cuáles son las medidas
que toman al respecto?
• Los grupos con un gran poder adquisitivo, ¿tienen alguna ventaja sobre la ley? ¿Cómo
están insertados en la problemática?
• ¿Hay leyes que protegen la cultura indígena? En el caso de que estas existan, ¿cómo
son amparados los menores de edad frente a los riesgos que puede presentar este
modo de vida?
• Frente a la mala nutrición de los niños en los sectores más carenciados, ¿cuáles son las
fuentes de alimentación a las que mayor accesibilidad tienen? Y estas, ¿pueden ser
mejoradas?
• ¿El matrimonio infantil sigue siendo una forma recurrente del abuso de menores?
¿Cuáles son sus consecuencias?
• Las problemáticas dadas, ¿tienen un eje central o son casos aislados que se tienen que
tratar de forma individual?
• La erradicación del trabajo infantil, ¿puede traer consecuencias negativas? ¿O es
preferible mejorar las condiciones a las que están expuestos los menores?
• Los pobres, al ser un grupo que no cuenta con los mismos recursos que la mayoría,
¿deberían ser el foco de atención en la tarea de asistencia social? ¿O es una opción
más viable asistir a otras familias para evitar que caigan en la pobreza?
• ¿Cómo tendría que encararse la situación de las infancias frente a la pandemia de
COVID-19, teniendo en cuenta los efectos negativos que puede tener el aislamiento
en este grupo etario?

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• Qué es el trabajo forzoso, las formas modernas de esclavitud y la trata de seres
humanos (Trabajo forzoso, formas modernas de esclavitud y trata de seres humanos)
(ilo.org)
• El estado mundial infantil 2019, niños, niñas y adolescentes, alimentos y nutrición.
Crecer bien en un mundo cambiante. En América Latina y el Caribe. (UNICEF)
• La pandemia por COVID-19 podría incrementar el trabajo infantil en América Latina y
el Caribe. Nota técnica N° 1. (OIT & CEPAL)

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