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64 César Vieira Cervera

sus acciones, las que van a determinar el comportamiento de la organización.


Dichos principios deben ser elaborados en función de los valores institucionales
establecidos en el Plan Estratégico.

En consecuencia, el código tiene un efecto directo en las acciones


orientadas al logro de los objetivos señalados en el referido plan porque
establece la forma como se deben realizar para que toda la institución tenga
un comportamiento correcto.

El “cordón umbilical” entre ambos documentos está constituido por los


valores institucionales. Estos forman parte de la filosofía institucional y son un
requisito indispensable para la elaboración de todo plan estratégico. Asimismo,
constituyen el punto de partida del código de ética, pues precisamente a
partir de ellos se establecerán los principios y lineamientos éticos, así como
las normas de comportamiento que deben ser respetadas por todos los que
integran la organización.

Entonces, el código de ética se nutre de la filosofía institucional contenida


en el plan estratégico. De esta manera, los valores institucionales señalados
en el plan están reflejados, como si fuera un espejo, en los principios éticos
establecidos en el código de ética.

Además, esto tiene una lógica. Una condición para el éxito de una empresa
es que el cumplimiento del plan estratégico institucional se sustente y esté
articulado con su cultura organizacional. En el numeral 3.2. se señaló que
el código de ética es una herramienta importante para gestionar la cultura
organizacional. Por lo tanto, el uso apropiado del código de ética fortalece la
cultura organizacional y esto facilita el logro de los objetivos establecidos en
el Plan Estratégico de una manera correcta (ver Gráficos N° 3 y N° 4).

Por lo señalado, una característica indispensable y recomendable es que


el código de ética esté alineado directamente con el Plan Estratégico y recoja
los valores institucionales en su contenido.

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