Enero 24, 2020

En Jesús obtendrás
la victoria
Objetivo Maribel, Alexandra, Mary y Dorca (se sugiere
que sean personas del público, que sean bien
Motivar a nuestra hermandad para que tengan dinámicas).
un verdadero encuentro con Cristo Jesús, a Voz en Off (Persona con voz suave y melodiosa).
mantenerse intachable delante del Señor, con el
fin de vencer las pruebas y las dificultades. Desarrollo del programa
Sugerencias Narrador:
Como en la antigüedad, hoy en día, las personas
• El escenario es parte importante. Decorar luchan contra sus problemas y debilidades. De
en la plataforma dos casas, una casa llena de una manera u otra, el hombre intenta vencerlas,
lujos, con muchos adornos y del otro lado una aunque lamentablemente muchas veces utiliza
casa humilde. métodos incorrectos y fracasan.
• Poder colocar un telón o cortina entre la
escenografía y el público. Frecuentemente, las vanidades de este mundo
• Entregar a cada participante, con tiempo y el desánimo asedian nuestro corazón,
suficiente, el papel que va a desempeñar para haciéndonos flaquear a tal punto que olvidamos
que se lo aprendan de memoria y lo realicen la existencia de Dios.
de forma natural o podrían grabar las voces Esta es la experiencia que tuvieron dos jóvenes
con antelación si disponen del tiempo y los cristianas de diferente estatus social, decididas
recursos para hacerlo. a vencer los obstáculos de este mundo, pero de
manera diferentes.
Participantes
»» Narrador: (Una persona con buena dicción). Escena I
»» Leiny: (Joven cristiana rica). En ese desarrollo de esta escena, se sugiere que
»» Marleny: (Joven cristiana pobre). la cortina o telón, que divide la escenografía del
público, se mantengan cerradas.
Lectura Bíblica: Romanos 8:38
Himno inicial: Himno No. 378, Oh que amigo nos (Dos jóvenes cristianas se encuentran en la
es Cristo. calle. Una con vestimentas lujosas y la otra con
vestimentas sencillas y humildes)
Tres jóvenes dinámicos:
Desánimo I Marleny: Hola... Leyni, ¿cómo estás? Me alegra
Desánimo II mucho verte.
Desánimo III Leyni: (Con un tono jactancioso) Hola Marleny,
yo estoy bien gracias a Dios y a mis riquezas.
Cuatro señoritas dinámicas: Estoy en perfectas condiciones, no ves que lo
Vanidad I tengo todo. Y tú ¿Cómo estás?
Vanidad II Marleny: No muy como a ti, la verdad es que
Vanidad III tengo tantos problemas y la situación está muy
Vanidad IV difícil y me siento muy preocupada. Y cuando
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 División Interamericana
veo las cosas tan bonitas que el mundo ofrece y
de los cuales yo no puedo disfrutar, me desánimo
bastante y llego a pensar que el dinero es la
solución, pero la verdad es que no lo es.
Leyni: ¡Ah!, estoy segura de que no es nada que
una buena suma de dinero no puede solucionar.
Marleny: No, estás equivocada, hay problemas
que el dinero no puede resolver, como lo es
el desánimo que a veces me ataca. En esos
momentos me siento muy débil y sin fuerzas, y
cuando estoy así, las vanidades no me sirven de
nada.
Leyni: (Con una actitud arrogante) Tú lo que eres
es una debilucha. Yo nunca me desánimo, porque
no tengo motivos. Yo lo tengo todo en el mundo,
pero si por si acaso se presenta el desánimo en
mi camino, yo lo resuelvo rápido y fácil: dinero
es la palabra, la solución y lo que me sostiene a
mi dondequiera... Yo soy miembro activo de la
iglesia y no soy vanidosa, pero tampoco es que
estaré vistiendo como una loca habiendo tantas
modas bonitas, y el hecho de que yo tenga
mucho dinero no me hace vanidosa, porque si no
fuera por mis ofrendas la iglesia se fuera al suelo.
(Entran los tres desánimos y observan desde la
otra parte del salón la conversación)
Marleny: No creo que el dinero esta vez sea la
solución, más bien te diré, he estado estudiando
la Biblia y creo que solo el poder de Jesús puede
vencer el desánimo y todas las tentaciones de
este mundo por mí y estoy convencida de eso...
Y sé que Jesús está dispuesto a ayudarte si se lo
pides, un poquito de humildad no te haría mal.
Leyni: ¡Humildad!, pero si yo soy la persona más
humilde de la iglesia, de otro modo puedes tener
por seguro que no estaría aquí hablando contigo.
Además, soy adventista, prueba de eso es que
voy a todos los cultos de los sábados, pero
también tengo poder y fama. Te demostraré
que cuando se presente cualquiera de esas
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tentaciones que me asedian, con mi dinero lo
solucionaré. Dime ¿cómo crees que me puedo
desanimar con tanto dinero en mis manos?
Marleny: Es que tú no entiendes, el desánimo
afecta a todos en algún momento determinado
sin importar estatus social y solo al lado de Jesús
lograrás vencer.
Leyni: (Con actitud firme) ¡Ah!, eso crees, te
demostraré lo equivocada que estás.
(Ambas se despiden y salen de escena)
Narrador: Muy confiada en sus riquezas, Leyni
se dirige a su casa, pues, aunque ella era un
miembro en regla de la iglesia, no había tenido
un encuentro real con Jesús; también ignoraba
que Marleny había encontrado y conocido en
la Biblia al único que es capaz de ayudarnos a
vencer nuestras debilidades.
Escena II
Narrador: Mientras Leyni y Marleny regresan a
sus hogares, los tres personajes misteriosos, que
representan el desánimo, conversan entre sí.
Desánimo I: ¿Observaron y escucharon a esas
criaturas expresarse de tal forma de nosotros?
Desánimo II: Vamos a demostrarles quienes
somos y lo que hacemos para debilitar a esos que
dicen ser cristianos.
Desánimo III: Ellas no saben que nosotros somos
la mejor herramienta para hacer fracasar a los
hijos de Dios.
Todos: Acabemos con ellas.
Escena III
(Leyni aparece sola en su casa y muy preocupada,
rodeada de mucho lujo, contando algo de
dinero. Se abre la cortina del lado de la casa rica)
Leyni: Bueno, ya le pagué al Sr. Matos, solo
me falta pagarle a José, a Henry y al banco,
pero ahora tengo que sacar el diezmo, ¡Oh,

Dios!, creo que esta vez no podré dar el diezmo
completo. Dios no lo necesita, con ese dinero yo
podría comprar el vestido que vi en la tienda, y
sobre todo mantener mi estatus ante la gente...
Narrador: Mientras ella piensa lo que hará con el
dinero, entran los desánimos.
(Música de suspenso de fondo)
Desánimo I: (Con serenidad) ¡Ah! Mírate, tienes
muchísimas deudas y te la pasas queriendo
aparentar lo que no eres, cualquiera que te ve
en la calle dice: «Esa joven si es dichosa, lo tiene
todo en la vida». Sin embargo, la verdad es que
tienes muchos problemas sin resolver.
Leyni: (Perturbada) Bueno, tendré muchos
problemas, pero al menos tengo imagen, cuerpo
y belleza, no estoy tan mal, solo yo conozco
mis problemas, y aún con problemas, soy una
excelente empresaria.
Desánimo II: ¡Por favor! No digas eso, tú sabes
bien que, si no fuera por el trabajo y la posición
de tus padres, ni por la empresa, porque tú ni
siquiera has terminado tus estudios, no pudieras
gozar de tu posición financiera.
Leyni: (Enojada) Es verdad, si no fuera porque
la gente de la iglesia vive pendiente de mi vida,
yo ya hubiera terminado esa bendita carrera
tomando mis clases en sábado.
Desánimo I: No sé para qué tú vas a esa iglesia,
porque ahí lo único que hacen es fastidiarte,
hablar de ti y pedirte prestado. Esas acciones
bajan tu estatus.
Leyni: Bueno, pero yo espero que al menos Dios
vea el esfuerzo que yo hago por ir a la iglesia.
Desánimo II: ¿Dios? ¿De qué Dios hablas? Pero
no eres tú la que puedes estar hablando de Dios,
porque lo último que tú tomas en cuenta en tu
vida es a Dios, y aún así tú crees que Dios se
puede acordar de ti, con tanta gente sincera y
que les sirve de corazón.
Desánimo III: Nadie te ama, ese muchacho que
supuestamente está enamorado de ti, él solo
quiere tú dinero...
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División Interamericana
(Música suave de fondo)
Leyni: (Completamente desanimada) Es verdad,
mi vida es un puro desastre, yo aparento que
lo tengo todo, pero la verdad es que no tengo
nada, no soy nada, no sé para qué voy a esa
iglesia, perdiendo mi tiempo con un grupo de
gente que solo quiere que yo les preste o le dé
dinero, en vez de dedicarme a estudiar para
terminar esa carrera que cada vez se pone más
larga.
¿Qué hace Dios por mí? Él ve que yo voy a la
iglesia todos los sábados y no me ayuda a salir de
todos estos líos. ¡Ya estoy cansada! Desde ahora
no voy a la iglesia, ni a la universidad, porque al
fin y al cabo cuando uno se muere todo esto se
queda aquí (señalando sus riquezas).
(Leyni sé retira triste y desconsolada mientras
los desánimos se quedan festejando. La cortina
permanece abierta).
Narrador: El desánimo había logrado su
objetivo, hacer creer a Leyni que no valía nada
y que era muy pecadora para adquirir el perdón
de Dios. Leyni había quedado completamente
desanimada.
Escena IV
(Los desánimos hablan entre sí desde una parte
de la plataforma).
Desánimo I: Bueno, ya hicimos caer a otra
persona...
Desánimo III: Sí, ya la tenemos en nuestras
manos, desanimada y decidida a olvidarse de
Jesús, pero todavía quedan muchas personas
que creen que la esperanza o la alegría que le da
Jesús puede durarle mucho.
Todos: Nosotros existimos para apartar al
cristiano de Jesús.
(Marleny viene por el pasillo central hasta llegar a
su casa. Se sienta a descansar)
Desánimo II: Un momento, ahí viene otra de las
que dicen ser cristianas, y va para su casa...
 División Interamericana
Desánimo I: Se encuentra sola. Este es el
momento oportuno. ¡Manos a la obra!
(Se abre la cortina para mostrar el lado de la
escenografía de la casa humilde).
(Música de suspenso de fondo)
Marleny: Qué cansancio, este día de trabajo
estuvo pesadísimo...
Desánimo III: Claro, tienes que estar cansada,
porque tú sí trabajas. No como Rosa que casi
no trabaja, pero a ella le pagan más que a ti. Sin
embargo, a ti no te pagan bien ni te aumentan el
sueldo.
Marleny: Bueno, pero no todo es negativo, al
menos tengo un trabajo y además tengo un
techo para vivir.
Desánimo II: ¿Un techo? Cualquiera que te
oye hablar de techo cree que tú tienes algo dé
verdad, más bien, tienes un techo viejo que no se
te ha caído encima de casualidad. Esta casa está
feísima… Tantos adornos que hay, y tú no tiene ni
para comprarte un florero y como si fuera poco,
es alquilada…. Y prepárate que casi te vienen a
cobrar el alquiler y no tienes para pagar...
Desánimo I: Mírate, pareces una pordiosera,
tantas ropas lujosas y bonitas que hay por ahí,
pero tú no tienes nada.
Desánimo III: Pero lo que yo me pregunto es
¿Dios no está viendo tú situación? ¿Dónde está
el Dios al que tú sirves con tanta devoción?
Mira a tu amiga Leyni, ella solo va a la iglesia los
sábados, no hace obra misionera, ni participa en
las actividades de la iglesia, y ella tiene dinero y
le va muy bien.
Desanimo III: ¿Y dónde están tus hermanos de la
iglesia? ¿Dónde están en tus momentos difíciles?
¿Dónde están un día como hoy, que tú no tienes
ni un peso en la cartera?
Marleny: (Desanimada) Es verdad, yo no tengo ni
un centavo encima, me estoy volviendo loca de
los problemas, como si fuera poco no sé cómo
iré a trabajar mañana. Mi familia está muy lejos y
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parece que se han olvidado de mí. Por otro lado,
mis hermanos de la iglesia que siempre me dan
muchos de besos y abrazos, ahora cuando más
los necesito ninguno aparece, aunque sea con
$50... Pero Dios mío ¿Es qué acaso tú no estás
viendo mi situación?
Desánimo I: Eso es justamente lo que me
pregunto. Tú Dios que se supone que es un Dios
de amor y que no desampara a sus hijos ¿Dónde
está en estos momentos? Mira como te tiene a ti,
sola y desamparada.
Desánimo II: Dios no te ama, todo es mentira,
todo es una falsa.
Marleny: (Cae de rodillas) ¡Dios mío, Dios mío,
el desánimo agobia mi corazón, me hace sentir
dudas y así hiere, me daña y ahora me siento
vencida, me siento hecha nada, pero Oh Dios,
tú conoces mi corazón! Ayúdame Señor, dame
ánimo, dame fuerzas Señor.
Voz en Off: No sufras más hija mía, pues
escucho tu clamor, y en tus peores momentos
a tu lado yo estoy, que, aunque el desánimo
te agobie, yo sigo aquí, con amor eterno te he
amado y me preocupo ti.
Marleny: (Se levanta con ánimo) ¡Pero claro
que sí!, en qué he estado pensando, Señor
perdóname, perdóname por dudar de ti y de tu
gran poder, pues sé, que solo a tu lado oh Dios
podré vencer.
Desánimo I: Pero es que tú estás ciega, ¡Mírate!
Mira la realidad, tú no tienes nada ¡No eres nada!
¡Y no puedes hacer nada!
Marleny: (Con voz fuerte) Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece y sé que Cristo está
conmigo, pues él, es mi amparo y mi fortaleza, mi
pronto auxilio en las tribulaciones.
(Los desánimos van retrocediendo, hasta salir)
Desánimo II: No lo soporto…pero aún quedan

muchas personas en el mundo (señalando al
público) a los cuales nos acercaremos y haremos
flaquear y desanimar al punto que se sientan que
no son nadie, ni tienen nada.
Desanimo III: Cuando los tengas completamente
desanimados, blasfemarán el nombre de Dios.
Recuerda que todavía hay muchas personas que
no piensan igual que tú.
Marleny: (Con ánimo) Vete ya, ¡desánimo!, Cristo
te ha vencido, y aunque sé que no dejarás de
atacar, Cristo me llenará de fuerzas, y así lograré
triunfar.
Desánimo I: (Retrocediendo) Está bien, una vez
más tu Dios nos aleja, tal como lo hace con los
cristianos verdaderos, pero aún me quedas tú
(señalando al público) y tú, y tú y también tú.
(Marleny de rodillas agradece a Dios. Se cierra la
cortina).
Narrador: Sí, sin duda alguna Marleny ha vencido
al desánimo con el poder que Jesús le da a las
personas que en él confían. El desánimo se ha
ido lejos de Marleny.
Escena V
Narrador: El maligno no se queda de brazos
cruzados. Si una herramienta falla en su misión
destructiva, utiliza otras y otras, para hacer
caer a los hijos de Dios, hasta sumergirlos en un
estado de desesperación, donde no se sienta la
necesidad de arrepentimiento.
Narrador: Veamos al enemigo utilizando otra de
sus herramientas destructivas.
Aparecen cuatro señoritas (vanidades)
conversando entre sí en un lugar visible. La
cortina permanece cerrada.
Vanidad I: ¿Han visto a la pobre Leyni? Está
completamente desanimada, hagamosle una
visita.
Vanidad II: Sí, así logremos conquistarla
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División Interamericana
completamente.
(Se abre la cortina, Leyni se encuentra en su casa,
triste y desanimada cuando de repente llegan las
vanidades).
Vanidad I: ¡Amiga! ¿Qué te ocurre? Sé, que
el desánimo te ha hecho sufrir mucho, pero
estamos aquí y te haremos olvidar todo eso.
Vanidad II: Aparentemente te has olvidado de
que nosotras estamos aquí. No te preocupes
más, te ayudaremos.
Vanidad III: Imagínate en los mejores hoteles del
mundo, disfrutando de todo lo que desees.
Vanidad IV: Estarás en los mejores lugares y
serás el centro de atracción porque tendrás
mucho, pero mucho dinero.
Vanidad I: No habrá chicos que no te miren,
porque serás la mejor vestida, usarás las mejores
modas, todas las demás chicas te envidiarán y
querrán vestirse como tú y ser igual a ti, solo
tienes que dejarte guiar de nosotros y tu vida
será diferente.
(Todas las vanidades): Ven, síguenos y te
aseguraremos una vida llena de felicidad, y
desanimada, jamás estarás.
Leyni: Pero es verdad, ¿En que he estado
pensando? Es hora de dejarlo todo a un lado e
irme a disfrutar del mundo y sus lujos, no hay
nadie, nadie como yo.
Vanidad I: (Comenta con la vanidad II) Yo sabía
que con esta no tendríamos que hablar mucho,
porque siempre el que tiene mucho, quiere más
y más.
(Se cierra la cortina y se abre el otro lado, donde
aparece Marleny en su casa, muy gozosa)
Marleny: Dios es maravilloso, será mejor que
vaya a compartir mi experiencia con Leyni por
si algún día, ella se siente desanimada. Iré ahora
mismo (se para y se dirige a la casa de Leyni).
 División Interamericana
(Se cierra la cortina y luego aparece Leyni,
rodeada de las vanidades)
Narrador: Marleny, muy feliz por su experiencia
ha decidido compartir con su amiga lo que había
pasado. Sin embargo, al llegar a la casa y admirar
todos los lujos y artículos que le pertenecían a
Leyni rápidamente las vanidades llamaron su
atención.
(Se abre la cortina y tocan la puerta)
Leyni: Hola Marleny ¿cómo éstas?
Marleny: Muy bien, gracias a Dios.
Leyni: Entra y observa mi casa mientras preparo
algo en la cocina.
Marleny: (Observando la casa de Leyni) ¡Qué
casa tan linda! ¡Cuántas cosas preciosas!
Vanidad I: (Llama a las demás vanidades y se
dirigen hacia Marleny) ¿Te gusta verdad? Tú
puedes tener todo esto y mucho más si tan solo
te dejas guiar por nosotras.
Vanidad IV: (De manera tentadora) Haremos
que tu vida sea diferente.
Marleny (Volviendo en sí): Pero ¿qué es lo
que estoy pensando? ¡Aléjense de mi, tontas
vanidades! Porque al final, ¿De que le vale al
hombre ganar al mundo y perder su alma?
Ustedes son completamente pasajeras, hoy están
y mañana se van. Mi confianza está puesta en
Dios, él no me desamparará.
Vanidad I: Tú eres una tonta.
Vanidad II: Haremos que seas completamente
feliz.
Vanidad IV: Tarde o temprano tendrás una
necesidad de impresionar a alguien o deseo de
vanagloriarte en algún momento y ahí estaremos
nosotros para mostrarte que a nuestro lado todo
es diferente.
Vanidad III: Aún tienes oportunidad, de disfrutar
una vida llena de alegría y placeres, todo lo que
pueda pasar por tu cabeza.
Leyni: (Entra en escena) Marleny,
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aparentemente estás aquí admirando mi casa,
pero no eres tú la única que la admira, todos lo
hacen.
Vanidad I: Así se habla. (Dirigiéndose a Marleny)
Leyni si sabe vivir su vida ¿Sabes por qué es
eso? Porque ella todo el tiempo se ha llevado
de nosotras, en cambio tú persiste en tu tonta
creencia. Mírate, te ves horrible.
Vanidad IV: Llévate de nosotras, imita a Leyni y
no te arrepentirás.
Marleny: No la escuches Leyni, no quieren tu
felicidad, te hundirás más en el abismo sin fondo,
buscando hallar la paz con la alegría o el gozo,
pero no lo encontrarás. Pero ahora me pregunto
¿Es que nadie opina igual? De ustedes, díganme
(señalando al público) ¿Nadie me va a apoyar?
Maribel Ramírez: (Desde el público) ¡Claro que
sí! Tienes razón. Las vanidades son solo una
ilusión que te llenan la vista, pero te dejan vacía.
Mari Pineda: (Desde el público interrumpe
Maribel) Y te sentirás agobiada y en ese
momento te darás cuenta de que ese vacío que
sientes en tu corazón, ni fiestas, ni el dinero, ni la
fama, lo podrá llenar.
Leyni: Ese vacío ya lo he sentido. Yo deseo
llenarlo, y aunque lo he intentado con todo lo
material, aún no he encontrado la paz. ¿Qué
haré? ¿Hasta cuándo seguiré buscando en las
vanidades sin encontrar más resultado que
el dolor y las frustraciones? ¿Cómo lograré
encontrar la paz y el perdón?
Marleny: Cálmate amiga, el secreto está en
Jesús, el llenará tu corazón y te dará felicidad.
Leyni: Pero, es que yo lo he despreciado tanto,
he pecado tantas veces ¿Tú crees que aún me
perdone?
Marleny: Claro que sí, Jesús te quiere salvar y él
te dice: «Hijo mío, yo te amo, ven y no peques
más»”.
Leyni: ¡Oh, Jesús! Vengo ahora ante ti como una
vil pecadora después de experimentar todo tipo
de dolor, he buscado la paz en la tonta vanidad,

pero ahora pongo todo a tus pies, sé que no
soy la mejor, pero tal cual soy, toma mi vida y mi
corazón.
Vanidad III: (Furiosa) No, no las escuches, ven
con nosotros.
Dorca: (Desde el público con voz imponente)
No lo intentes más, Vanidad puede ofrecer
todo lo que quiera y nunca logrará superar la
patria celestial, pues cosa que ojo no vio, ni oído
escuchó, ni aún ha pasado por el pensamiento
humano, son las maravillas que Dios tiene para
cada uno de nosotros, sus siervos fieles. Todo lo
podemos en Cristo que nos fortalece.
Vanidad I: En verdad ustedes creen que nos
pueden contrarrestar, ustedes no se imaginan
cuantas personas aún quedan en la iglesia que
lograremos engañar, aunque no sean ustedes.
Vanidad IV: Por ahora nos vamos, pero no
estaremos lejos de ti, ni de ninguno de ustedes
(señalando al público).
(Se retiran las vanidades)
Leyni: (Llorando) Gracias Señor, gracias, mi Dios,
tú has cambiado mi vida y me has dado libertad,
ahora lo que yo era, ya no seré más, tú me has
dado gozo y me has llenado paz. Haz conmigo
como quieras, desde hoy, te entrego todo mi ser.
Marleny: (Consolándola) Y como él ha hecho
conmigo, quiere hacer con los demás.
Maribel: Amigo, si tú lo aceptas, él te llenará de
paz y él cambiará tu vida de tristeza en alegría,
solo abre tu corazón y dile que sí a Jesús.
Alexandra: (Desde el público) Que ni el dolor
Marleny: Ni las vanidades
Maribel: Ni tribulaciones
Alexandra: Ni ángeles
Mari: Ni principados
Leyni: Ni potestades
Dorca: Ni la muerte
Marleny: Ni la vida
Marleny: Ni lo alto
Leyni: Y lo bajo
Alexandra: Ni lo presente
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División Interamericana
Mari: Ni lo porvenir
(Todos) Ninguna otra cosa creada, nos pondrá
apartar del amor de Dios, que es Cristo Jesús,
Señor nuestro.
Música recomendada para finalizar: «Quién ha
de apartarnos» de Peregrinos y Extranjeros.
Conclusión (Se sugiere que esta parte la realice
el director del programa).
Apreciados hermanos Muchas personas que
dicen ser cristianos, todavía no han tenido un
verdadero encuentro con Cristo Jesús. Nuestra
existencia aquí no es para estar de brazos
cruzados, sino, para predicar el mensaje a las
demás personas y ayudar a los más débiles del
rebaño.
El desánimo es la herramienta más mortífera que
tiene el enemigo y puede ser vencida solamente
utilizando el escudo de la fe.
Y como dijo el apóstol Pablo en Romanos 8: 38,
39:
«Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte,
ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni los presentes, ni lo porvenir, ni
lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa
creada nos podrá separarnos del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús nuestro señor»
Lic. Luis Alberto Sánchez