Claves de la técnica narrativa

Julián Espitia
Actividad #4

—Nos hemos estado viendo desde hace unas semanas. Sucedió de repente y ahora creo
que la amo. No creí que est…
Una granada había explotado a mi lado, pero era una granada que había visto caer
desde hace bastante tiempo. Mi enorme testarudez le decía que no era así, pero yo lo
sabía. Aquél hombre seguía hablando, con el rostro que mostraban los adultos cuando
intentaban explicarle algo a un niño. Pero no yo no le escuchaba, sólo la podía escuchar a
ella.
—Lo siento tanto. Estaba esperando el momento para contarte —me decía ella, con
los ojos llorosos
—¿Por qué? ¿Por qué no me lo dijiste antes? Me tenías tomado de la mano hace
tan solo cinco minutos. —le repliqué —. ¿Querías humillarme?
—¡No! ¡Nada de eso! — contestó ella, levantando aún más la voz —. Ya te lo dije,
no sabía cuál momento era el más apropiado para decirte.
—Pues cualquier momento hubiera sido el indicado, ¿sabes? —le dije, notando
cómo mi voz temblaba —. Me es imposible creerte en estos momentos pues hoy todo
comenzó como suele empezar, pero tenía que pasar esto.
El hombre seguía hablando, con la misma estúpida expresión condescendiente.
«Ahora será problema de él, supongo», pensé mientras sentía cómo se formaba una
sonrisa de alivio en mi rostro.