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NEUROSIS OBSESIVA;

FREUD-LACAN

ilustraciones Luis Rechy Juan Capetiiío Hernández *

Este trabajo consta de dos partes. nar sobre las problemáticas teóri­ ferentes destinos de esta repre­
La primera traza un recorrido bre­ cas presentes en los distintos sentación Inconciliable, después
ve y no exhaustivo por las princi­ momentos de su elaboración (por de haber sido expulsada, echada
pales obras en que Freud aborda ejemplo, el problema de la elec­ fuera delyo, después que éste se
la neurosis obsesiva. Este trayec­ ción de la neurosis ó las cuestio­ hubiera defendido contra ella.
to Intenta asir lo central del pen­ nes acerca del estatuto de la In­ En tanto que la representación
samiento freudlano sobre esta conciente). va acompañada de afecto y este
pslcopatologla. En la segunda La conceptuallzaclón freudiana afecto conlleva una Investidura
parte se exponen algunas ¡deas sobre esta neurosis sufrió algu­
correspondientes a la concep­ nos cambios que no dejaron de
ción lacanlana sobre esta neuro­ tener relación ni con el cada vez
sis. mayor cúmulo de conocimientos
de Freud sobre las neurosis, ni
con el progreso de su autoanáli­
La neurosis obsesiva y la teoría sis, esto último en tanto que el
freudiana de la defensa psicoanálisis Introduce al sujeto
mismo en el terreno de su Inves­
La neurosis obsesiva, la única -di­ tigación, ese sujeto que la ciencia
ce Lacan-, no aquella a partir de ha excluido de su campo, es en el
la cual Freud conceptuallza el análisis condición esencial tanto
edipo: la histeria. La neurosis de su aparición en el espectro
obsesiva caracterizada estructu­ de las disciplinas científicas, co­
ralmente por la estrategia del ob­ mo de su sostenimiento.
sesivo, a diferencia de la histeria Las primeras aproximaciones de
que se distingue por la intriga Freud a la neurosis obsesiva se
histérica, es nuestro tema. Inscriben en el marco teórico de
La neurosis obsesiva constitu­ lo que es conocido como la pri­
yó una preocupación constante a mera tópica del aparato psíquico.
lo largo de toda la obra de Freud; En un trabajo de 1896 “Las neuro-
a la vez que constituía una acu­ psicosis de defensa", ubica a la
ciante interrogante clínica, le neurosis obsesiva junto con la
sirvió de pretexto para reflexio- histeria y las psicosis aiucinato-
rias como neurosis de defensa,
• Juan Capetillo Hernández (Veracruz, para distinguirlas de lo que enton­ Sigmund Freud(1856-19391
Ver., 1956) egresó de la Facultad de ces llamaba neurosis actuales
Psicología de la Universidad Veracru- (estados de angustia y neuraste­ o carga psíquica, al ser reprimida
zana (74-77) con la tesis Alucinaciones nia) y consideraba que el meca­ del yo, esta carga de afecto pro­
auditivas: una breve revisión y un caso
nismo fundamental de éstas con­ pia de la representación tiene que
clínico. Realizó la maestría en teoría
sistía en la defensa del yo ante ser llevada a alguna parte, tiene
pslcoanalltica (84-86) en el Centro de
Investigaciones y Estudios Psicoanall-
una representación Inconciliable, que ser en alguna forma distribui­
ticos de la Fundación Mexicana de “extranjera” a él; lo que más tar­ da, según correspondía a la metá­
Psicoanálisis. Actualmente Capetillo de serla la teoría de la represión. fora energética que Freud utiliza­
Hernández es investigador del Centro Lo que distinguía a estas neu­ ba en estos tiempos para teorizar
de Estudios Psicológicos de la U.V. rosis unas de otras, eran los d¡- sobre el aparato psíquico.

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Se muda a exteriorizaciones nece en estado latente hasta que
en el cuerpo (retorno de lo re­ es reavivado en el periodo de la
primido) en el caso de la histeria, pubertad, asociado al entonces
manifestándose en lo que se co­ supuesto “despertar” de la sexua­
noce como síntomas de conver­ lidad, con la característica de que
sión. Se desplaza a otras repre­ aparecería ya como manifesta­
sentaciones, ligándose a ellas y ción sintomática.
confiriéndoles un valor que no te­ En relación con esta, Freud ma­
nían, en el caso que nos interesa nejó una diferencia etiológica
en esta monograffa. Reapare­ entre histeria y obsesión, que
ciendo en forma de alucinación más tarde abandonarla pero que
en la psicosis alucinatoria. dejo algún fruto hasta la actua­
En este punto, es importante lidad: la idea de que la elecc.ón
destacar el privilegio que Freud de neurosis dependía de la acti­
daba al carácter sexual de la re­ tud sexual que el sujeto tuviera
presentación inconciliable, asi ante el suceso traumático. Es
como el planteamiento -en rela­ decir que para Freud -en este pe­
ción con la teoría del trauma- de ríodo- el suceso traumático esta­
que el suceso traumático, de un ba constituido básicamente por
carácter sexual ocurrido en la la seducción sexual de un adulto
infancia, es reprimido y perma- al niño, si la actitud del niño era
pasiva, sobrevendría una histeria,
si era activa, serla obsesión. Sin
embargo, una actitud sexual acti­
va suponía como antecedente
una pasiva, por lo que Freud su­
ponía que detrás de toda neurosis
obsesiva hay una histeria.
Solo esta última parte es la que
tiene valor hasta el presente en el
campo psicoanalltico, aunque a
partir de otras consideraciones.
Esto se manifiesta cuando se afir­
ma desde Freud mismo que la
neurosis obsesiva es un dialecto
de una lengua mayor: la histeria
en tanto que ésta se instituye a
partir de la pregunta por el saber
dirigida al Otro (conceptualiza- lógico de la neurosis obsesiva.
ción lacanlana). pregunta que el La particularidad de su proceso
obsesivo oculta, desplaza, prote­ serla como sigue: podemos ha­
ge, en el marco de una estrategia blar de un primer período de la vi­
defensiva contra el deseo que da Infantil en el que ocurren los
vendría a cuestionar el goce que acontecimientos traumáticos
representa su alienación en el Hay una primera vivencia sexual
campo del Otro. que es reprimida y donde el suje
Estas primeras conceptualiza- to asume una actitud pasiva. Más
ciones de las llamadas neropsi- tarde -en este primer periodo-se
cosis de defensa, son plasmadas vive una experiencia placentera
por Freud en 4 trabajos apareci­ caracterizada por una agresión a
dos en el periodo de 1894 a 1896 otro sexo (actitud activa). En lo
y son: -aparte del ya citado- obse­ que podríamos denominar un se­
siones y fobias (1895), Manuscrito gundo periodo de la enfermedad
K (correspondencia con Fliess) el recuerdo de la vivencia place'-
(1950) y Nuevas puntualizaciones tera provoca un reproche que la
sobre las neuropsicosis de defen­ convierte en displacentera y la
sa (1896). asocia con la vivencia anterior
Jaques Lacan
Ai través de éstas, se despliega también displacentera) lo cua
un abordaje teórico y fenómeno hace que el reproche sucumba

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a la acción represiva del yo. En tienen un carácter sagrado, por
este período se conforman como lo que Freud los emparenta con
síntomas defensivos primarios los rituales religiosos ante los
en un aparente estado de salud, cuales una aparente diferencia
aquellos síntomas característi­ sería el carácter “infundado” del
cos de la fenomenología del obse­ ceremonial obsesivo contrastan­
sivo: escrúpulos de la conciencia do con el indiscutible sentido de
moral, vergüenza, desconfianza las acciones religiosas. Esta dife­
de sí mismo, etc. rencia -nos dice Freud- es única­
Finalmente, aparecería el pe­ mente superficial ya que el psico-
ríodo de la enfermedad propia­ análsis nos muestra que dichas
mente dicha, que se caracteriza acciones obsesivas no carecen
por un retorno de las representa­ de fundamento, pero que éste es
ciones reprimidas, junto con el de características inconcientes,
retorno del reproche en forma ha caído bajo el peso de la repre­
inalterada y un fracaso de la de­ sión y solo se expresa a través
fensa, llevando a la constitución de este tipo de acciones que es­
de las formaciones de compromiso tán soportadas por un “pensar
que son las representaciones ob­ obsesivo”, por representaciones
sesivas, ante las cuales el yo po­ obsesivas que -como se anotó an­
ne en juego un sistema secunda­ tes- son formaciones de compro­
rio de defensa que conduce a la miso entre el retorno de lo repri­
aparición de síntomas secunda­ mido y las fuerzas represoras.
rios. Freud también equipara el me­
En este punto es conveniente canismo típico de los dos fenó­
recordar que en la neurosis obse­ menos aquí referidos diciendo
siva el proceso defensivo difiere que en ambos se trata de reac­
del de la histeria; mientras que en ciones defensivas ante la presen­
ésta la represión opera un olvido cia de mociones inconcientes.
y puesta fuera del comercio aso­ Es decir, el núcleo de lo reprimí -
ciativo de la conciencia a la re­ do en la época infantil tiene mani­
presentación inconciliable y su festaciones en la vida adulta,
afecto es trasmudado en sínto­ “tienta" al sujeto y por lo tanto
mas corporales de conversión, en le reinstala la culpa aunada a la
el obsesivo la huella mnémica de aparición del deseo prohibido; an­
la representación persiste en la te esta tentación se defienden
conciencia aunque desprovista tanto el obsesivo como el fiel
de su vínculo con la carga afec­ religioso, uno con su ceremonial,
tiva, la cual es desplazada por cir­ lar van cobrando modificaciones el otro con su acto expiatorio.
cuitos asociativos a otras repre­ a medida que se mueve el conjun­ La línea de investigación segui­
sentaciones originalmente sin to del aparato conceptual. da en este artículo (Acciones
valor afectivo para el sujeto, pero Después de los trabajos cita - obsesivas y prácticas religiosas)
que lo adquieren precisamente dos, Freud no toca el tema de la será retomada por Freud con una
por este desplazamiento instaura­ neurosis obsesiva sino hasta 1907 mayor profundidad en su trabajo
do por la represión. De aquí pro­ en un artículo en el que a partir sobre Tótem y tabú (1912-13); an­
viene el distintivo del neurótico de un abordaje fenomonológico tes de abordarla, haré referencia
obsesivo acerca del carácter in­ compara el ceremonial del obse­ a un elemento introducido por
fundado como personas que tie­ sivo con los rituales religiosos. Freud respecto de la neurosis ob­
nen sus representaciones obsesi­ Es sabido (Freud presenta varios sesiva, este es el relacionado con
vas. ejemplos clínicos) que los obsesi­ el erotismo anal.
vos realizan acciones que van
Represión y religiosidad en el más allá de ser simplemente há­ El erotismo anal en la neurosis
ceremonial del obsesivo bitos cotidianos, la escrupulosi­ obsesiva
dad puesta en ellas, la imposibili­
Es interesante observar el hilo dad de omitir el ceremonial y el Freud aborda este elemento en
que conduce las elaboraciones nivel de angustia de la conciencia diversos trabajos; el primero de
freudianas a través de sus dife moral por las omisiones, llevan a ellos Carácter y erotismo anal
rentes trabajos. Sus concepcio­ concebir estas prácticas como (1908) esboza una correlación
nes acerca de un tema en particu­ ceremoniales, como actos que entre los rasgos de carácter: orde-

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nados, ahorrativos y pertinaces acerca de las trasposiciones de
que se encuentran a menudo en­ las pulsaciones y en particular
tre los obsesivos y una predomi­ del erotismo anal. En un trabajo
nancia del erotismo anal. La su­ de 1917 aborda las distintas equi­
posición de Freud es de que ios valencias que a nivel inconciente
rasgos de carácter señalados que se presentan para la caca. Un pri-
están vinculados al erotismo anal, mer significado que adquiere es
son los resultados más inmedia­ el de regalo y coloca al niño ante
tos y constantes de la sublima­ la posición de retenerlo (autoero-
ción de éste; en términos de tismo, desafio narclcista, terque­
Freud: "el aseo, el órden, la for­ dad obsesiva) o entregarlo al pró­
malidad causan toda la Impresión jimo que ama. De este primer
de ser una formación reactiva significado se pasa a sus equiva­
contra el interés por lo sucio, lencias como dinero y como hijo.
lo perturbador, lo que no debe A este sentido de la caca como
pertenecer al cuerpo" (pág. 156). hijo se llega por distintos cami­
Más tarde (1913) Freud introdu­ nos: a través del regalo (los hijos
ce importantes desarrollos en la son un regalo que la madre da al
consideración del erotismo anal padre), por medio de la equivalen­
y su relación con la neurosis ob­ cia caca-pene (los hijos vienen a
sesiva. En su trabajo de este año ser dados a la madre por el padre
La predisposición a la neurosis ante su carencia de pene) y direc­
obsesiva inserta una novedad tamente, por la equivalencia caca-
teórica respecto a un problema hijo (los hijos son algo que se
que le había preocupado larga­ expulsa). Hasta aquí la rápida
mente: la elección de neurosis. referencia al erotismo anal como
La novedad consiste en suponer elemento predisposicional parala
una predisposición a las neurosis neurosis obsesiva.
en términos de inhibicciones en
el desarrollo sexual. En este tra­ La función del padre en la neurosis
bajo aparece por primera vez el obsesiva
concepto de organización prege-
nltal de la vida sexual, utilizando Los planteamientos hechos por
para referirse a una fase del desa­ Freud en Tótem y tabú (1912-13
rrollo situada entre el autoerotis- se inscriben en la linea abordada
mo y la fase genital de la libido. dentro de Acciones obsesivas y
Para Freud, esta organización prácticas religiosas (1907). Pero
pregenital estaba caracterizada en el intervalo entre estos traba­
por el predominio de las pulsio­ jos habla tratado ya y publicado
nes parciales anal eróticas y sádi­ su caso sobre “el hombre de las
cas. En la no superación totai de del desarrollo libidinal en la pre­ ratas” que apareció titulado co­
esta fase o en una regresión a disposición a las neurosis, en es­ mo “A propósito de un caso se
ella después de haber alcanzado te mismo trabajo Freud solo deja neurosis obsesiva" (1909). Este
la fase superior, ubica Freud la sentada la suposición (a la que ha sido considerado como el tex­
predisposición a la neurosis ob­ faltaría mayor desarrollo) de que to clave para la neurosis obsesi­
sesiva. va, texto donde se inscriben los
un acelaramiento del desarrollo
De acuerdo con lo anterior, el yoico respecto del desarrollo elementos para la elaboración ce
elemento pasivo de la sexualidad libidinal, serla considerado den­ una teoría sobre la neurosis oboe
comprendido en el erotismo anal, tro de la predisposición a la neu­ siva.
predispondría ai sujeto a una pos­ rosis obsesiva. En este trabajo Freud cesar -
terior homosexualidad y el ele­ Este elemento del erotismo lia puntos verdaderamente t s-
mento activo en la pulsión sádi­ anai en la neurosis obsesiva, Freud cendentes para el tema que
ca: el apoderamiento, serla subs­ lo encuentra y lo desarrolia en ocupa. Amén de encontrar---
tituido en el mecanismo de la sus conocidos casos clínicos de con planteamientos ya conocí«»
neurosis obsesiva por la pulsión 'El hombre de las ratas” y “El (Teoría de la defensa, mecanismo
de saber, cuyo rechazo en la for­ nombre de ios tobos”. A partir de de desplazamiento, relacio,^
ma de la duda juega un importan­ sus haitazgos clínicos y en ilnea con ei erotismo anal, etc.) v *
te papel en el cuadro obsesivo. directa con los dos últimos traba­ aparecer, más que en forma
En relación con la importancia jos mencionados. Freud teoriza

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la función del padre en la neurosis de la culpa que acompaña carac­ blece una inviolable prohibición.
obsesiva, con lo que se va perfi­ terísticamente al obsesivo. La du­ En este trabajo el padre apare­
lando un manejo estructural de la da y la compulsión a ejecutar ce como una figura prohibitiva
problemática. ceremoniales, a andar y desandar sobre deseos sexuales infantiles
La referencia al padre está pre­ y volver a andar...actos como para del sujeto, sobre sus primeros de­
sente desde la teoría de trauma, asegurarse de algo que no está seos sexuales los que, -no es
donde Freud le hace jugar un pa­ seguro, que puede ser pero que difícil colegir- están dirigidos a su
pel del seductor sexual; el Edipo- es Imposible que sea, aparece primer objeto de amor: la madre.
ya había sido intuido por Freud -en la teorización de Freud- en es­ Aunque implícita, la referencia al
(correspondencia con FIiess-1950) trecha interdependencia con esta Edipo no será articulada sino al­
aunque no articulado teóricamen­ tendencia a la fuerte ambigüedad gunos años después.
te. En el caso de "el hombre de de las mociones de amor y odio; Elemento Importante en la
las ratas” la figura paterna mues­ con la hostilidad al padre y lo anamnesis del caso aquí descrito
tra una importante participación inaceptable de ésta, con la inelu­ por Freud lo constituye la presen­
en la neurosis del paciente. En dible presencia de un deseo in­ cia de aspectos de la historia del
torno a ella se anudan los más conciente hacia un objeto (la ma­ padre y de las situaciones que
importantes temores obsesivos dre) sobre el cual el padre esta­ caracterizan la formación del ma­
del sujeto. Si él desea, algo malo trimonio de los padres del pacien­
le sucederá al padre...morirá, lo te, aspectos constituyentes de
que revela por un lado la forma las condiciones que anteceden la
en que en el temor obsesivo apa­ llegada de este sujeto al mundo y
rece una moción de deseo y el re­ que marcan su destino.
proche que surge de la prohibición Subrayar la importancia para el
hacia esta moción y, por otro lado, paciente de la deuda no pagada
indica la función importante que de su padre, así como la falsedad
el padre desempeña del lado de la del matrimonio de sus padres que
prohibición. Su temor obsesivo fue hecho no por amor sino por
de que ocurrirá la muerte del pa­ interés, constituyen para Lacan
dre, oculta el deseo de esta muer­ la intuición freudiana de su con­
te. cepto del Otro, como lugar donde
Este elemento, el deseo incon­ aparecen los significantes del
ciente de muerte al padre, se en­ deseo del sujeto.
cuentra mudado a nivel de la con­
ciencia del sujeto en una gran ter­ Mito freudiana del asesinato del
nura hacia su padre, se presenta padre
desde sus primeras manifestacio­
nes infantiles de la neurosis ob­ En Tótem y tabú (1912-13) Freud
sesiva (entre los 6 y los 8 años) y compara los ceremoniales obse­
lleva a Freud a suponer que su sivos con las prohibiciones del
origen es todavía más remoto, tabú en las culturas primitivas.
con lo que nos deja entrever qué Algunas de las equivalencias que
pensamiento apunta al Complejo establece entre estos fenómenos
de Edipo. son: a) el carácter aparentemente
Estrechamente vinculado con infundado y de enigmático origen
ésto, Freud devela como elemen­ de las prohibiciones. La amenaza
to predisposicional de la neuro­ de castigo que establece el violar
sis obsesiva una sostenida am­ la prohibición no es externa, es
bivalencia de los sentimientos, un asunto de conciencia moral; b)
especialmente del amor y del la imposibilidad en arribos del
odio. Es esta ambivalencia la que contacto con lo prohibido, aunque
funda la posibilidad de un odio no aluda únicamente al contacto
mortal al padre junto con una físico directo (puede ser contacto
ternura inconmensurable, exis­ físico indirecto, contacto idea-
tencia conjunta explicable a partir cional por asociaciones de con-
de suponerlas en diferentes ubi­ tiguedad, etc.), se trata en general
caciones tópicas. Igualmente es­ de la interdicción a un "entrar en
ta ambivalencia, la indiscutible contacto” con lo prohibido; c)
presencia del sentimiento mortal, la característica de gran despla-
instaura al sujeto en la dimensión zabilidad que puede comportar lo

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que su ‘•acercamiento” despierte se como sujeto de la Ley, como
la tentación del deseo, conducen sujeto sometido a la Ley de prohi­
al establecimiento de los ceremo­ bición del incesto.
niales para proteger de ese deseo;
sometimiento a la prohibición Castración y edipo en el centro
porque su violación -que es ten­ del trabajo con el obsesivo
tadora- conduce a una angustia
mortal. Este breve e insuficiente reco­
En ambos fenómenos aparece rrido por las elaboraciones de
un deseo que no debe ser acep­ Freud respecto de la neurosis
tado y sucumbe el peso de la pro­ obsesiva, quiere concluir con
hibición sin ser totalmente deste­ una observación a lo planteado
rrado sino que presiona para la por Freud en su texto Inhibición
conformación de formaciones de sintoma y angustia (1926) donde
compromiso con las fuerzas pro­ sus puntos de vista se inscriben
hibitivas que motivarán -estas ya en el marco de la segunda tó­
formaciones- a las acciones cere­ pica freudiana sobre el aparato
moniales como defensas secun­ psíquico y se apoyan en el desa­
darias. rrollo que tuvo la teoría freudiana
Un elemento que fundamenta de la sexualidad. Este trabajo el
las acciones ceremoniales, que último en que Freud aborda direc­
se encuentra presente en el pen­ tamente esta problemática, reúne
samiento mágico de los primiti­ una concepción de la neurosis
vos y que Freud lo encuentra re­ obsesiva, que no puede ser des­
petidamente en los análisis de ligada a los planteamientos ante­
los obsesivos, es el de la omni­ riores. La defensa del yo sigue
potencia de los pensamientos. siendo el mecanismo central de
El trabajo de Tótem y Tabú tie­ la producción de la neurosis, solo
ne como antecedente el de “el que aquí el motor de la defensa lo
hombre de las ratas” y las consi­ constituye el Complejo de castra­
deraciones respecto a la función ción y las tentaciones libidinales
del padre hechas allf. La máxima provenientes del Complejo de
extensión de las elucubraciones Edipo, aquello contra lo cual se
de la clínica en su aplicación a ejerce la defensa.
estos temas, asi como la sólida Un endeble desarrollo libldinal
argumentación antropológica, aunado a un vertiginoso desarro­
que es harto patente en el escrito, llo yoico proveén las condiciones
llevan a Freud a la elaboración para el advenimiento de regresio­
prohibido y d) la causación de ce­ de su mito fundamental: el ase­ nes a la fase pregenital de desa­
remoniales tanto en la neurosis sinato del padre como premisa de rrollo sádico anal. El síntoma con
obsesiva como con respecto al la Ley. Extensión del campo de la un carácter de substitución, los
tabú. Principales puntos de com­ clínica a la Antropología, primero, síntomas de anulación y aniquila­
paración que Freud obtiene de la a la mitología, después. Momen­ miento del obsesivo y la existen­
extensión de sus hallazgos clíni­ to central, momento inaugural, cia de un superyo severo en el ob­
cos al análisis del pensamiento aparición del mito freudiano fun­ sesivo, son algunos otros puntos
de los hombres primitivos. damental que constituye una que Freud trata acá.
El mecanismo anudado para referencia a los orígenes.
ambos consiste -según Freud- en Mito del asesinato del padre
la coexistencia de nociones pul- que inaugura la Ley y la Cultura. II
sionales opuestas que tienen una Asesinato del Padre que es un pa­ Estructura neurótica y represión
fuerte presencia: el amor y el odio so para ei acatamiento a la Ley de los significantes del padre
respecto del objeto sobre el que básica: la prohibición del incesto.
recae la prohibición. El objeto ta­ Ei padre prohibidor, el padre por­ Para Lacan el problema de las
bú encierra una marcada interdic­ tador de la Ley, el pa^re asesina­ neurosis y de la psicopatologi
ción, motivada por la existencia do es el Padre Simbólico para analitica en general es un Prot3'
de un impetuoso deseo hacia el Lacan. Asesinaro dei Padre que ma de orden estructural. En el _
objeto prohibido, de aqui el temor instaura a1 sujeto en In dimensión den de la estructura, la me‘á 0
al tabú, la necesidad de mante­ de a deuda de su vida con el paterna (función del padre) jues
nerse alejado de él, el miedo a más allá y que le lleva a sumir­ un papel central en tanto pona

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ra de un significante primordial cante fálico, que también es el sencia del Otro.
(SI): Nombre del padre. significante de su deseo, ya que Originalmente este cachorro
La función del padre es esen­ en tanto prohibidor es el funda­ humano no desea nada, está so­
cialmente separadora, segrega al mento de su deseo; entre deseo y metido al dominio de la necesi­
sujeto del objeto primero de su prohibición hay una relación de dad, su aspiración última sería
deseo y desplaza al deseo sobre complementaridad, de producción quizás la de volver a ese real del
otros objetos. La función del pa­ recíproca, la prohibición es pie­ que proviene antes de hacer su
dre instaura la disociación de la dra de toque de la supervivencia aparición en el mundo humano
simbiosis madre-hijo, prohíbe la del deseo y de ninguna manera (momento anterior a su nacimien­
relación incestuosa en tanto goce, causa de su desaparición. Esta re­ to); pero, ese primer gran Otro
pulsión de muerte, real innombra­ presión del significante del deseo desea que sobreviva, -ya su pre­
ble y a la vez (aparente paradoja) es lo que impide al neurótico asu­ sencia aquí es producto de ese
re-inaugura el deseo, lo regula, lo mirse como deseante. deseo- y le aproxima los dones
permite...siempre y cuando se di­ que requiere su supervivencia or­
rija a otros objetos. El Edipo desde Lacan gánica, aproximación de dones
Esta es la experiencia de castra­ que va acompañada de la deman­
ción simbólica que resulta desga­ Presencia de los significantes del da de que sean deseados; los do­
rradora, que provoca un duelo por padre pero no totalmente asumi­ nes son entregados en esa rela­
la pérdida del objeto, que es por­ dos, falla en la introducción de la ción de ternura que es la de la ma-
tadora para el sujeto de fuertes metáfora paterna que constriñe al
sentimientos de angustia que le sujeto a un goce que está en el
llevan a reprimirla -en el caso de fondo de sus síntomas neuróti­
las neurosis- y a renegar de ella cos. Ahora bien, ¿qué distingue
en la estructura perversa. El psi­ a una neurosis de otra? ¿cómo
còtico no vivencia la experiencia ocurre este proceso de conforma­
de castración, no asume la función ción de la estructura neurótica?.
paterna, pasa por alto, forcluye La respuesta a estas interrogan-
el Significante del Nombre del las encontramos en la conceptua-
Padre por lo que no adviene al lización lacaniana del Edipo. Des­
mundo simbólico, ya que el sig­ de la perspectiva de Lacan el mi
nificante del Nombre del Padre to edfpico (mito fundamental del
es condición para el Ingreso en el neurótico) es la imaginarización
mundo de lo simbólico. de los movimientos de alineación
El mecanismo distintivo de las y separación constituyentes del
neurosis es la represión. El sujeto sujeto del inconciente.
ha entrado en contacto con la Ley La metáfora paterna hace su
pero el horror ha sido tal que re­ aparición en el pasaje por los tres
prime el encuentro, no quiere tiempos del Edipo, según los ha
saber nada de eso, sabe que está descrito Lacan. La aparición del
ahí, que los significantes de la sujeto en el mundo está precedi­
Ley están presentes, pero recha­ da por toda la historia que com­
za ese saber. Se aferra a un goce porta la relación de sus padres,
que, en el fondo ahora sabe, es historia mediada por el lenguaje
imposible. Para Lacan la repre­ y constituida como un mundo
sión se opera sobre el significan­ simbólico estructurado en torno
te. A partir de su utilización del a significantes primordiales.
modelo topològico de la Banda En un primer tiempo anterior
de Moebius, para ilustrar la estruc­ al sujeto, el organismo sujetado
tura del inconciente, plantea que a la necesidad entra en contacto
no existe una relación de exclusi­ con el Otro a través de la madre
vidad entre éste y el mundo de la (el primer gran Otro) quien va a
realidad, no hay un adentro y un venir a satisfacer su necesidad y
afuera como se podría suponer a introducir el significante de su
a partir de cierta interpretación presencia como condición de sa­
del inconciente freudiano, el sig­ tisfacción de la necesidad; es es­
nificante aparece en el mundo, ta la primera relación significante
pero como exclufdo. Lo que el su­ en que se introduce el nuevo or­
jeto neurótico ha reprimido es el ganismo humano, relación con el
significante paterno, el slgnifi- significante de la presencia o au­

Extensión 49
Jre y el hijo y le es solicitado a no basta con asumirse como el la vez totalizadores marcos de su
este último que deseé los dones falo para gustarle a la madre.El deseo.
que recibe, introduciéndole de niño se da cuenta de que el de­ Este primer contacto con la Leí
este modo en la dialéctica del seo de la madre está dirigido a no pasa necesariamente por la
deseo y la demanda que está en otro lado y se coloca en la bús­ presencia del padre real, es el en­
la base de toda constitución sub­ queda de ese otro lugar, en la bús­ cuentro con un significante, con
jetiva. queda del lugar de los significan­ el significante del Nombre de
La madre hace deseante a ese tes del deseo de la madre. En este Padre que debe ser transportado
cachorro de carne que es su hijo, segundo momento se da el en­ por el deseo materno para que
la inaugura la carrera del deseo a cuentro del niño con la Ley que se haga posible el movimiento
partir de su propio deseo, le de­ de separación que lo instituya co­
manda ser deseante y de este mo­ mo sujeto de deseo. Experiencia
do ubica al niño en la posición de castración, introducción déla
de asumir un deseo que es el de­ metáfora paterna como ley que
seo de la madre (“Deseo que de- establece la prohibición a ese
seés estos dones que yo te entre­ amor de la madre y por la madre,
go"), de donde se entiende la fra­ prohibición al goce, separación
se de Lacan: “El deseo es el de­ del objeto promordial y puesta en
seo del Otro". El niño desea los marcha de la metonlmica búsque-
dones que la madre le entrega y -da del deseo en los otros obje-
dirige ahora a ella una demanda: “tos. Este segundo tiempo del
demanda de que se le reconozca edipo esta signado por la apari­
el deseo que ha asumido, comple­ ción del tercero otro, no como
tando de esta manera su ingreso persona sino como Ley que sirve
en esta dialéctica entre el deseo y de referencia.
la demanda y entre el deseo y la En el tercer tiempo del edipo
necesidad que marca sus prime­ el padre aparece no sólo como el
ros pasos como sujeto en el mun­ portador de la Ley sino como el
do de lo humano. que la poseé, el padre como por­
El pasaje por la experiencia edl- tador del falo y no quien lo es
pica se compone -como decía­ La culminación de este tercer
mos antes- de tres momentos tiempo coincide con el estableo
fundamentales. En el primer tiem­ miento del Ideal del Yo como afán
po del Edipo el niño se asume identificatorio a quien poseé e
como objeto del deseo de la ma­ falo, que no es otra cosa que la
dre y en la búsqueda de cual es imaginarización del padre real
ese objeto para asumirse «como Este tercer tiempo implica la
tal, el niño establece el primer asunción de la castración, la se
contacto con la metáfora paterna, _paración del deseo de la madre
es decir el contacto con el signi­ -la imposibilidad de concebirse
ficante fálico en tanto significan­ como objeto del deseo de ¡a ma­
te primordial de la cultura. El ob­ dre.
jeto del deseo de la madre es el El edipo es pues ese proceso
falo, como quedó establecido por que explica la remoción de la f-
su propio paso por el edipo y el gura de la madre como primordia
niño se asume como tal en ese para culminar en el establecimien
afán de reconocimiento que gula to de la figura paterna como re-
su demanda. Se coloca en el lu­ ferncia última y modelo identif •
gar del falo de la madre y vive catorio. La manera en cada sujete
momentos míticos de completud atraviese esta experiencia dete'
donde él lo es todo para la madre marca el deseo de la madre, Ley minará su conformación estructu-
y su madre para él. que la conmina a entregar al niño ral. Para Lacan el drama edípicotra
El segundo tiempo del Edipo a la sociedad, que le impide que­ do por Freud al psicoanálisis, es
juega un papel muy importante y darse con él, que le prohíbe con­ un mito que permite configure'
en él se producen la mayoría de siderarlo como el falo que com­ la verdad -indecible por la pala­
los accidentes de las neurosis. pletaría su falta en ser. Ley que le bra- del sujeto. Desandar el ed ís
Aquí el niño se da cuenta de que obliga a no "matarlo”, cancelan­ en los marcos de la experiencia
la madre no se satisface con el do su deseo, que le lleva a no as­ analítica significa advenir a ese
falo como objeto del deseo, que fixiar al niño en los estrechos y a verdad, aproximarse a las atas.

50 — Extensión
ras del deseo y pulsar por un mo­ tros, constituye un elemento de no se ha deslindado ni de la nece­
vimiento de corte que lo libere normalidad. sidad ni de la demanda. Satisfac­
al mundo de los objetos. El sujeto obsesivo que percibe ción precoz del deseo que es a la
esa mirada insatisfecha del otro vez una forma de cancelarlo, o
La estructura obsesiva (aunque ve en ella una segunda más bien de detenerlo en esa in­
mirada) se entrega a la madre y le terminable búsqueda en los obje­
Con esto entramos de lleno en la demanda ser reconocido porque tos del mundo, búsqueda del ob­
problemática del obsesivo. Si se ha asumido en el lugar de su jeto perdido imposible de recupe­
bien el significante del padre jue­ deseo insatisfecho y ésta satisfa­ rar porque en realidad nunca exis­
ga un papel central en la produc­ ce esa demanda con lo cual satis­ tió, encuentro imposible que es la
ción de las neurosis, no hay que face más bien ese deseo de ser lo característica esencial del deseo.
olvidar la importancia del deseo que la madre necesita; satisfac­ El obsesivo no establece esta
de la madre, que, claro está, apa­ ción precoz cuando el deseo aún distinción, confunde su deseo
rece mediado por la Ley del pa­
dre. El neurótico obsesivo no ac­
cede a la tercera fase del edipo,
está imposibilitado para la iden­
tificación con el padre como por­
tador del falo, presenta una nota­
ble distancia y fuerte impedimien-
to identificatorio con su ideal del
yo. Esto debido a los sucesos
acaecidos durante el segundo pe­
ríodo.

Condición básica para la produc­


ción del obsesivo esda presencia
del deseo insatisfecho de la ma­
dre. El niño supera la primera_
fase y se da cuenta de que no es —
el falo el objeto del deseo de la
madre, en busca de otro lugar
identificatorio que le satisfaga
más, persigue la mirada de la ma­
dre, que se dirige al padre a quien
el niño percibe como portador de
lo que la madre quiere pero que
no se le da, dejando su deseo
insatisfecho. Es ante este deseo
insatisfecho que el niño se postu­
la como necesario para la madre,
como siendo él quién vendrá a
satisfacerla y se establece de es­
te modo una unión indisoluble
que constituirá el nudo de la pos­
terior neurosis obsesiva.
Las dialécticas entre la necesi­
dad y el deseo y el deseo y la
demanda explican esta ligazón.
La necesidad, en tanto orgánica,
es satisfaccible. La demanda, que
es siempre de reconocimiento, de
significación, está dirigida a un
Otro incompleto, encierra una im­
posibilidad. el deseo, propio de lo
imaginario, se ubica en un punto
mediatorio: está más allá de la ne­
cesidad y más acá de la demanda.
Distinguir entre estos tres regis­

Extensión 51
con su demanda de reconoci­ caracterizan el proceso del obse­ el lugar de la muerte, única posi­
miento, su deseo está atrapado sivo, le detienen en esta segunda bilidad de encuentro para el obse­
en la ilusión de la satisfacción de fase del Edipo impidiéndole una sivo y aquella que más evita.
su demanda. resolución normal de éste con el
advenimiento de la tercera fase.
Esta fuerte satisfacción de sus E igualmente, lo anterior nos sir­
primeros deseos, como correlato ve para ubicar la estructura de BIBLIOGRAFIA
del deseo insatisfecho de la ma­ identificación imaginaria del su­
dre, que a la vez implica un cues- jeto en los distintos lugares de
tionamiento a la palabra del padre, la cadena inconciente: Para la primera parte:

Freud, S. “Las neuropsicosis de detensa'


(1894), Ed. Amorrortu, 1976, Buenos
Aires.
-El Sujeto Personajes que -Padre real
Lugares Posibles Freud, S. “Obsesiones y tobias" (1895:
de la Estructura < -El Objeto que Pueden -Madre
-Padre Simbólico Ed. Amorrortu, 1976, Buenos Aires.
El Otro ocuparlos
Freud S. “Manuscrito K" (corresponden­
cia con Fliess) (1950), Ed. Amorrortu
Estructura obsesiva 1976, Buenos Aires.
Freud, S. “Nuevas-puntualizaciones sobre
las neuropsicosis de defensa" (1896)
Ed. Amorrortu, 1976, Buenos Aires.
Freud, S. “Acciones obsesivas y prácticas
religiosas" (1907), Ed. Amorrortu, 1976,
Sujeto
Buenos Aires.
(Padre real)
Freud, S. “Carácter y erotismo anal" (1908),
Ed. Amorrortu, 1976, Buenos Aires.
-El obsesivo se ubica en el lugar -En el lugar del Otro coloca al
Freud, S. “A propósito de un caso de neu­
del padre real padre simbólico. Aquí aparecen rosis obsesiva” (1909), Ed. Amorrortu
-La madre ocupa el lugar del objeto los significantes del deseo. 1976, Buenos Aires.
Freud, S. “Totem y Tabú" (1912-13), Ed
Amorrortu,1976, Buenos Aires.
En el obsesivo el deseo del Otro Freud, S. “La predisposición a la neuro­
mundo le parece vano y vacío; La-
sis obsesiva" (1913), Ed. Amorrortu
está en el lugar del espectador can subraya la vanidad del mundo
1976, Buenos Aires.
que está más allá del mundo por­ del obsesivo donde están ausen­ Freud, S. “Sobre las trasposiciones de le
que el padre simbólico es el pa­ tes los significantes del deseo pulsión, en particular del erotismo
dre muerto, es por esto que el del Otro ya que se encuentran en anal" (1917). Ed. Amorrortu, 1976
Buenos Aires.
Freud, S. “Inhibición, síntoma y angusta
(1926), Ed. Amorrortu, 1976, Buenos A'
res.

Para la segunda parte:

Juranville, A. "Las estructuras existence


les" del libro “Lacan et la philosophie
Paris, P.U.F., 1984, pp. 237-276.
Lacan, J. “Poesía y verdad en la neurosis
El mito individual del neurótico"- Par '
1953, mimeografeado.
Leclaire, S. “El obsesivo y su deseo
del libro “Acto psicoanalltico. Teoner
cllnica", Buenos Aires, Nueva visto
1979, pp. 133-15.
Masotta, O. “Consideraciones sobr-,-
padre en “El Hombre délas Mas <
libro “Los casos de Sigmund
3, Buenos Aires, Ed. Nueva visión. - -
PP- 9'25- Hinra
Robert, R. y Col. “El padre de la n
y del obsesivo", de las memoi
4o. Encuentro Internacional de
Lacanieno. París, 1986.

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