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En un mundo cada vez más dinámico, interdependiente e impredecible, simplemente ya no es

posible para nadie resolver todo desde arriba. El viejo modelo, "arriba se piensa y abajo se actúa",
debe ahora ceder el paso a la integración de la reflexión y la actuación en todos los niveles,
Mientras el reto sea grande, también lo es el resultado potencial. La persona que resuelve como
amarrar el genio colectivo de la gente de su organización, podrá escapar de la competencia.

Para tener éxito, los empleados y directores de la organización deben afanarse por conseguir las
metas y objetivos comunes, Especificando los resultados deseados, se hace mucho más sencillo
avanzar. De lo contrario, cuando nadie sabe qué es lo que la empresa se esfuerza por conseguir,
no se tiene idea de hacia dónde trabajar. Como la antigua expresión náutica: "Ningún viento
favorece al barco que no ha trazado su derrotero"

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