Está en la página 1de 25

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/322102802

Caciquismo, clientelismo y corrupción en México. Un largo trance histórico

Article · December 2017

CITATIONS READS
0 358

1 author:

Raúl Zamorano Farías


Universidad Nacional Autónoma de México
41 PUBLICATIONS   60 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Observaciones de la periferia de la sociedad moderna View project

System Theory View project

All content following this page was uploaded by Raúl Zamorano Farías on 28 January 2018.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

CACIQUISMO, CLIENTELISMO Y CORRUPCIÓN EN MÉXICO


UN LARGO TRANCE HISTÓRICO

Raúl Zamorano Farías


Profesor Titular de Cátedra Teoría de Sistemas
CETMECS – UNAM
RESUMEN
En México la estabilización de las fuerzas clientelares y de las estructuras prepolíticas de lo
político, han sido históricamente ‘funcionales’ para construir formas de inclusión
precisamente a través del recurso a redes de protección, de apoyo y de ‘confianza’, paralelas
o alternativas a la política y al derecho.
En ese contexto, la negación, trivialización e irrelevancia de la norma, la naturalización de
la violencia, de la simulación recursiva y el exterminio criminal se han estabilizado y son
utilizados por la clase política, policías, jueces, gobernadores, dirigentes sindicales,
‘defensores’ de los derechos, obispos, adláteres de la ‘revolución’ que se protegen entre sí,
y por el ciudadano común en tanto y cuanto esquemas que hacen plausible construir otras
formas de confianza social que, paradójicamente, permiten en México resolver de manera
diferente los problemas que porta la modernidad, solo que con todas las consecuencias de
esa modernidad; con todas las posibilidades efectivas disponibles para acomodar la
ilegalidad a la legalidad de esa ilegalidad contextual consolidando las lógicas de la
corrupción.
PALABRAS CLAVE: Expectativas, orden social, caciquismo, clientelismo, corrupción.

SUMARIO: Introducción; I. Un largo trance histórico; II. Expectativas y orden social; III.
Caciquismo clientelismo y corrupción.
SUMMARY: Introduction; I. A long historical trance; II. Expectations and social order; III.
Caciquismo, clientelism and corruption.

ABSTRACT
In Mexico, the stabilization of clientelistic forces and the prepolitical structures of the political have
historically been 'functional' to construct forms of inclusion precisely through the use of networks
of protection, support and 'trust', parallel or alternative to politics and law.
In this context, the denial, trivialization and irrelevance of the norm, the naturalization of violence,
recursive simulation and criminal extermination have been stabilized and are used by the political
class, police, judges, governors, union leaders, defenders 'of the rights, bishops, admirers of the'
revolution 'that protect each other, and by the common citizen in as much as schemes that make it
plausible to build other forms of social trust that, paradoxically, allow in Mexico to resolve
differently the problems that modernity carries, only with all the consequences of that modernity;
with all the effective possibilities available to accommodate the illegality to the legality of this
contextual illegality consolidating the logic of corruption.
KEY WORDS: Expectations, social order, bossism, clientelism, corruption.

* Peer reviewed 1

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

INTRODUCCIÓN

Bienvenidos al ‘agujero de la memoria’


(George Orwell)

El bajo nivel en la construcción institucional y el consecuente despliegue de los patrones de


corrupción exhibido por la sociedad mexicana está íntimamente ligado a las formas
asumidas en el proceso histórico de autoconstitución de la sociedad.

La práctica recurrente a las formas de sobreentendimiento ha sido evidente y dramática,


sobre todo en la actualidad donde el referente de la sociedad moderna se ve hoy impactado
por significativos cambios estructurales, a los cuales se suma un desorden generalizado, la
de-constitucionalización de la constitución, la desciudadanización de la ya débil ciudadanía,
la fragilidad jurídica, el ocaso de la política y la absoluta preeminencia de los liderazgos
personalizados.

Evolutivamente la construcción y estabilización de esta forma del orden social se ha


articulado sobre la base de la erosión de los acuerdos legales constitucionales, los cuales no
fueron acompañadas por el aumento de la complejidad institucional oficial, contribuyendo
de forma particular al no incremento necesario de la juridificación (constitucionalización) y
de la ciudadanización, pero que sin embargo operan en la facticidad de este orden social.

En los hechos, la diferenciación social no ha implicado el aumento de la densidad


institucional, tal que la domesticación de las fuerzas clientelares o de los elementos
prepolíticos (personalismo) en las estructuras políticas de lo político, no ha sido exitosa
sino más bien operativamente ‘funcional’, estabilizándose como lógica que orienta el orden
y que –históricamente– asienta sus bases tanto en la razón del poder cuanto en la
heteronomía exclusiva de los grupos, de las familias, de las organizaciones, de los partidos
políticos y de quienes los controlan.

Por tanto, tampoco es gratuito que en la actualidad estos artefactos, devenidos en


estructuras, sean del color que sean o vengan de donde vengan, actúen aplicando
cómodamente dicha fórmula, como plataforma del clientelismo y de la corrupción que

* Peer reviewed 2

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

reproducen un modelo de exclusión/exclusión patrimonial privatizando, con ello, la acción


mediadora entre su clientela y el Estado.

Precisamente, más allá del periodismo sociológico y de la retórica axiológica entre el bien y
le mal, observar la estabilización evolutiva de este proceso, así como la producción de sus
estructuras, organizaciones, semánticas, practicas y expectativas, deviene central para
entender la forma de diferenciación y estabilización del sistema político y del derecho, así
como de la construcción del orden social en México (Zamorano Farías, 2017).

Coordinaciones y prácticas que describen cómo operan en la actualidad estos presupuestos


de diferenciación, orientados por la preeminencia cuasi natural del auto–refuerzo del
patrimonialismo y sobreentendidas fórmulas clientelares que persisten y se reproducen.
Baste pensar en la especulativa ampliación de las disposiciones jurídicas (legalismos) y,
consecuentemente, de las atribuciones del Estado clientelar, la disminución de la
efectividad del derecho, la estabilización de la violencia y de la corrupción, en donde
exclusión y degradación social pueden ser al mismo tiempo formas de inclusión de la
exclusión.

Estructuras de inclusión de la exclusión sobres las cuales se han construido artefactos


alternativos no oficiales de integración, los cuales, agrupados a través de formas
clientelares de organización activan mecanismos para reintroducirse y orientar las lógicas
en la construcción de la confianza y del orden social,1 contaminando al sistema político
mexicano hasta alcanzar límites en los cuales el sistema ha tratado de incluir en sí mismo
aquellas redes, contribuyendo de esta forma a su creciente corrupción (corrumpere).2


1
Partidos políticos personalistas, movimientos esencialistas, violencia política, corrupción, agravio y
disponibilidad de la ley, asesinatos o el brutal uso de la fuerza física de todos contra todos.
2
Corrupción del latín corruptĭo, significa romper, separar, quebrar y en su sentido figurativo, violar,
sobornar (Diccionario de la RAE). La corrupción no deviene un problema cultural en lato sensu, sino más
bien es un problema institucional, toda vez que posibilita que las prácticas cotidianas estén por encima de las
expectativas normativas (prácticas que fomentan que la impunidad tenga preeminencia sobre el derecho), es
decir, que la orden personal sea más importante que la norma. Operativamente, al poner la orden personal
por encima de la ley, el derecho se instrumentaliza, se hace discrecional y abre las puertas para que todo tipo
de impunidades se incluyan en el sistema como recursos de protección, de apoyo y de confianza, paralelas o

* Peer reviewed 3

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

En tales condiciones, el sistema político democrático mexicano es víctima de un sistema


que, cuanto más amplía sus redes de inclusión, tanto más está constreñido a incluir en su
interior otras redes que lo corroen y lo conducen a una continua hipertrofia, bloqueándose a
sí mismo y paralizándose por su incontrolable expansión y resistencia a una creciente
diferenciación operativa, naturalizando un orden social cuasi predeterminado.

I UN LARGO TRANCE HISTÓRICO

¡Nihil novum sub sole!

En México la particularidad en la construcción del orden social, en relación con los países
de modernidades policéntricas, se ha caracterizado porque la lógica del orden se estructura
y naturaliza en torno a un sistema dominante (concéntrico), en el cual el desarrollo
autónomo de cada esfera se ha hecho dependiente del sistema central y los acoplamientos
estructurales se han transformado prácticamente en procesos de desdiferenciación operativa
que obstaculizan el despliegue de la especialización de otras funciones, dificultado así la
operatividad y legitimidad tanto del sistema normativo cuanto del sistema político,
económico, educativo, científico, de la salud, del arte y hasta de la religión.

En esta particularidad, uno de los fenómenos que tiene mayor relevancia en relación con el
ejercicio del poder y del orden democrático fue, ha sido y es el liderazgo caudillista–
clientelar (González Casanova, 1967; Paré, 1975; Salmerón Castro, 1984; Meyer, 2000;
2005; Knight, 2006; Zamorano Farías, 2007; 2017). En tanto constante histórica, la
imposición e implementación de liderazgos clientelares, promovidos por los grupos con
poder, han constituido la característica del sistema político en el país, acrecentando y
abonando la historia de fragilidad, desconfianza, ilegitimidad jurídica y del accionar
personalista


alternativas a la política y al derecho (mafias, relaciones clientelares, violencia política y narco–Estado,
estabilización de redes de violencia política organizada y formas de sobreentendimiento y autoentendimiento).

* Peer reviewed 4

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

Esta forma de ordenamiento social constituida a lo largo de las décadas posrevolucionarias,


se define por la preeminencia absoluta del centralismo estatal y el predominio de las
relaciones políticas clientelares, como centro indiscutible de la sociedad, como su
organizador y referente. Un ordenamiento del Estado centralizado que facilitó y estableció
que la sociedad se relacionara mediante vínculos directos de dependencia y protección
(corporativismo en donde se amalgaman política y derecho). De ahí se generaron relaciones
de predominio sustancialmente político, en donde el Estado centralizado asume por función
dar coherencia a las diferentes lógicas operativas del todo, evitando una creciente
diferenciación funcional.

Tal que en los hechos, los procesos de modernización y construcción del orden social
postrevolucionario constituyeron fértiles terrenos para la practicas de liderazgos clientelares
(en cualquiera de sus versiones: caudillismo, amiguismo, cesarismo o bonapartismo), como
patético resultado de la ambición desmedida de una “inmensa minoría”, signado por la
incapacidad de articular y asumir operativamente el ethos que porta el pensamiento
moderno, lo cual es manifiesto principalmente en la inaplicabilidad o disponibilidad del
marco normativo (de la ley) y la preeminencia de las normas sociales no oficiales (Teubner,
2005; s/f).

Justamente, más allá de la acuciante demanda ciudadana por la implementación de un orden


legal-racional operativo (representación legítima), las diferentes formas de clientelismo
político y social en México han constituido, en su conjunto, infranqueables impedimentos
estructurales que posibilitan una auténtica diferenciación operativa del Estado democrático
de derecho. Más bien, la frágil y precaria institucionalidad histórica se transformó
prácticamente en la condición suficiente y necesaria para que se impongan compromisos y
lógicas clientelares y autoritarias que obliterando el derecho, dan continuidad y legitimidad
a gobiernos y estructuras que se suceden de forma predecible y desconcertante,
estabilizando la estructura de ese orden social.

Esta particular forma de compromisos normativos compartidos, y el consecuente


desencuentro entre las normas jurídicas oficiales y las normas sociales no oficiales,

* Peer reviewed 5

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

orientadas sea por la racionalidad de fines (telos) o por la racionalidad axiológica (valores),
reproduce y recrea permanentemente el conflicto entre la expectativa psíquica y la
expectativa social. Es decir, entre las normas jurídicas y las normas sociales de
construcción de la realidad en la psiquis del individuo y la construcción de realidad en la
comunicación entre estos, toda vez que la lógica operativa de la comunicación se orienta y
está referida a la discrecionalidad de los valores y a la personalización.

En consecuencia, no es el derecho oficial el que determina cuáles son los límites del
derecho (qué es lo que pertenece al derecho y qué es lo que no), sino la recurrente
operatividad del ‘derecho’ no oficial, de la ilegalidad que reentra en el sistema del derecho
para estabilizar la corrupción como legalidad en la ilegalidad.

Se trata entonces de una forma de corrupción legalizada, puesto que la corrupción también
se puede legalizar y estabilizar,3 generando todos los subproductos posibles en un contexto
de enormes vacíos institucionales, en donde el poder político–jurídico se privatiza y
termina por feudalizarse, pero en donde también se construyen otros sustitutos funcionales
que van desde el ‘obsecuente silencio’, el miedo y la fragmentación social, la apatía hasta la
delincuencia organizada y el narco–Estado (cuyo objetivo es la política y la economía), que
orientan preeminentemente la confianza social precisamente a través de las redes de
corrupción las cuales, en tanto y cuanto sustituto funcional, si funcionan.

La conflictividad, el caos, la opacidad o no activación del sentido normativo, tiene entonces


por resultado no la anomia, o la desviación social, menos aun la pérdida de valores, sino la
estabilidad que genera la inestabilidad y no confianza de la aceptación de la doble
contingencia, como un nuevo valor y algo razonable y psíquicamente aceptado, y en donde
todo el mundo puede actuar dependiendo de su brutalidad (sálvese le que pueda y como
pueda) con la consecuente negación de la alteridad: del otro.

Confusión (u opacidad) de los puntos de referencia de los subsistemas psíquicos y sociales,


que va construyendo y estabilizando redes de inclusión de lo excluido (ilegalidad),

3
La rutinización del fenómeno de la corrupción hace que se normalice su ejercicio, entonces nada
parece extraordinario cuando se repite una y otra vez.

* Peer reviewed 6

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

sustituyendo los presupuestos de la diferenciación funcional que, sin embargo, consienten


formas de participación en la comunicación que son siempre problemáticas porque mientras
suponen la lógica de la diferenciación apelan y reclaman estructuras comunicativas
personales y arbitrarias, típicas de un orden situacional, premoderno y estratificado.4

Precisamente, la preeminencia de dos lógicas operativas frente al sistema del derecho


(oficial, no oficial) desencadena la arbitrariedad y estabiliza la corrupción –cuyo límite es la
esquizofrenia, así como una comunicación altamente improbable. Esquizofrénica
incomunicabilidad y confusión que ha sido la base, durante décadas, del sostenimiento del
orden social en México.

En el caso del derecho, por ejemplo, la observación operativa del código viene ofuscada
por la discrecionalidad de las personas o instituciones que pueden decidir si atenerse a las
normas o no. Tal que la distinción propia del código se combina con aquella de inclusión–
exclusión, en donde el propio derecho se convierte en una cuestión ligada a la propia
colocación social. De ahí que la esquizofrénica y difícil forma de estabilizar expectativas
(cognitivas y principalmente normativas), enseña lo fácil que resulta guiar el
comportamiento propio por los sobreentendidos particulares más que en el código –legal/no
legal– y en las orientaciones que presupone el orden moderno funcionalmente diferenciado.

En ese contexto la acción jurídica pierde toda certidumbre en la medida en que el código
legal/ilegal no opera, sino que son las posiciones personales las que determinan la ley y las
estructuras parasitarias, a las cuales se tiene acceso dependiendo de qué contactos se tengan.
Es decir, dependiendo de la forma en la cual se está afianzado a relaciones clientelares
locales de confianza, reciprocidad y pactos personales.5

Esta prevalencia de los pactos personales entre los grupos y redes clientelares sea en las
‘altas’ o ‘bajas’ esferas, en el centro o la periferia de poder es uno de los síntomas que han

4
En donde la repartición de igualdad desigualdad –inclusión/exclusión– está determinada a priori
(Luhmann, 2007: 859).
5
Pactos establecidos y naturalizados incluso como políticas constitucionales sustantivas, que minan
la cooperación no sólo porque autorizan la absoluta arbitrariedad, impunidad y el autoritarismo (o la
dictadura perfecta), sino porque sus cláusulas vuelven incierta la propia función del derecho y de la política.

* Peer reviewed 7

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

caracterizado históricamente la debilidad de las instituciones mexicanas, pero que sin


embargo posibilitan también observar todos los temas y fenómenos que hemos indicado: el
potencial de violencia personal disponible, la suposición de ser parte de la razón del poder y
la descalificación siempre moral –cuando no material– del adversario y, finalmente, la
naturalización de la corrupción como herramienta/script de coordinación en la construcción
del orden social y de las expectativas.

II EXPECTATIVAS Y ORDEN SOCIAL

Toda expectativa es una anticipación del futuro sobre la base de la experiencia.6 Como
señala Koselleck (1993; 2012), aun cuando el futuro posible puede anticiparse, está siempre
sintácticamente inserto en el mundo real que lo produce. El futuro posible sólo es tal a
partir de esos otros tantos modelos pasados o historias acontecidas, puesto que las
posibilidades por venir ya están contenidas de alguna manera en los recipientes, practicas y
conceptos que encierran lo que para el observador actual es el pasado.

Fijar una expectativa supone entonces seleccionar, entre las posibilidades contempladas en
el entorno, un número limitado al que poder orientar la acción y experiencias futuras. Las
estructuras sociales no son sino estructuras de expectativas y además una forma común a
los sistemas sociales y psíquicos, a través del cual un sistema psíquico individual se
representa la contingencia de su ambiente. De esta forma, mediante la complementariedad
de las expectativas, es posible construir sistemas sociales y no sólo esperar conductas
ajenas, sino esperar expectativas ajenas (Luhmann, 1991; 1996; 2004; 2007).

En esta lógica y con relación a la construcción del orden social, el sistema del derecho
produce y ofrece a la política mecanismos extremamente sofisticados (procedimientos y
programas condicionales jurídicamente regulados), que posibilitan una procesualización de
los procesos políticos de toma de decisión, lo cual presupone además que el sistema de la

6
En caso de perturbaciones se supone que la expectativa sea capaz de hallar con suficiente rapidez
soluciones que no sólo no bloqueen la operatividad ulterior, sino que le abran camino (Luhmann, 2005: cap.
X).

* Peer reviewed 8

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

política evite que el derecho sea apropiado por intereses particulares que amenacen su
diferenciación.7

En la operatividad del orden social en la sociedad mexicana, se observa sin embargo que el
sistema de la política –y el derecho–, aun cuando funcionalmente diferenciados en su forma,
la preeminencia estructural se orienta sobre la base de relaciones patrimoniales.8 En esta
lógica, los mecanismos de inclusión y exclusión preexistentes impiden que se reintroduzcan
las operaciones normales de funcionamiento auto–referencial de los sistemas sociales. Ello
hace implausible la plena penetración de la sociabilidad de la sociedad moderna y, por tanto,
obliga continuamente a la sociedad a periferizarse a sí misma, y a operar en la frontera de
un orden estratificado, pero con sistemas funcionalmente diferenciados.

Estos esquematismos de estratificación, de solidaridad mecánica, de tradición patrimonial9


estabilizan funciones que van reforzando las experiencias de desdiferenciación,10 cuyo
modo de operar requiere y genera una dimensión temporal que vive de la expectativa de
solicitud, de restitución de favores o de demostración de confianza en el sentido antiguo del
término (Corsi, 1998: 37), toda vez que tales formas se van estabilizando y operan de
manera permanente en los códigos de funcionamiento de los sistemas y orientan sus
expectativas.


7
Si la democracia expande la sociedad en la posibilidad de construir expectativas –y nuevas
realidades– a través de decisiones que por un lado bloquean a la política, pero por otro la abren,
actualizándose y evolucionando, resulta del todo evidente que desplegar esfuerzos cada vez mayores en pos
de constitucionalizar la Constitución (es decir hacer que decisiones vinculantes y las leyes sean efectivas en
su operar), estabiliza y actualiza el Estado democrático de derecho.
8
Las sociedades orientadas por esquemas culturales ‘patrimoniales’ (‘tradicionales’) articulan
mecanismos que bloquean sus capacidades transformadoras. Este tipo de orden social presenta una ausencia
de diferenciación estructural y un alto grado de exclusión y segregación, así como escasa articulación
simbólica de vinculación política (Wolf, 1969: 160-161, 274-275).
9
En donde la ley se acata pero no se cumple, puesto que aún cuando los cambios se prescriban o
legislen se quedan en simple retórica o en mero maquillaje si no es posible confrontar y modificar los
esquemas culturales (Echeverría, 1993: 68-69).
10
Proceso que surge cuando las relaciones de interdependencia dejan a un lado los acoplamientos e
intervienen en las operaciones basales de otro sistema, haciendo difusos los límites del sistema con su entorno
y, por tanto, reduciendo drásticamente las posibilidades y expectativas de acoplamiento, los cuales alcanzan
niveles de hipertrofia que serían inexplicables sin estas redes de inclusión (De Giorgi, 1998).

* Peer reviewed 9

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

Esquemas y rutinizaciones, los cuales no admiten la plena actualización operativa de


formas de diferenciación funcional, que adquieren entonces solidez sobre la base de un
entretejido de dependencias e interdependencias muy estrecho, y que llevan a cabo
funciones que no son fácilmente reemplazables y, por lo mismo, generan y producen a su
vez expectativas privativas de confianza social (mitomanía, juicio ad hominen, fanatismo
en cualquier versión y el incremento de estados neuropsicóticos).11

Al respecto, gran parte de las dificultades institucionales que perturban la operatividad de


sistema político mexicano, pueden rastrearse en la recursividad de esquemas construidos
sobre creencias (incluso religiosas) y prácticas tradicionales. Ello es posible en la medida
en que los códigos de los subsistemas, es decir aquello que los distingue como tales, no son
claros, se sobreentienden o están solo formalmente diferenciados.12

Precisamente, la consecuencia de este tipo de lógica es que reproduce una forma de orden
social que reconociendo los presupuestos de la diferenciación funcional, los oblitera en su
operatividad. Mas, lo anterior tampoco significa que el sistema interrumpido de esta manera
no siga funcionando –o esté ‘fallado’–; lo hace, pero condicionado sobre la base de una
articulación operativa que sigue siendo estratificada, cuando no patrimonial.13


11
En donde –como observa Marcel Mauss–, lo aceptado como irracional se convierte –
aparentemente– en racional cuando se pierde el contacto con la realidad.
12
El esquema patrimonialista que orienta al sistema de la política en México y los fenómenos del
narcotráfico o de la violencia no solo estatal: sustitutos funcionales y formas de auto–entendimiento que
obstaculizan o neutralizan la institucionalización de las expectativas cognitivas y normativas, pero que
condicionan la operatividad del sistema político y del derecho. Al respecto véase, entre otros, Alcocer
Palacios (1980); Camp (1981); Carpizo (1997, 1998); Carrillo Prieto (1986); Córdoba (1981); Cueva (1957);
Krauze (1976); Meyer (2000, 2005); Paré (1975); Salgado Carrasco (2013; 2016), Salmerón Castro (1984);
Stavenhagen (1981); Villoro (1967); Zamorano Farías (2017).
13
Es sabido, por ejemplo, que antes y después de la revolución, en México no existe ni se ha
desarrollado la práctica del debatir, del dialogar (característica de la democracia moderna). Al contrario, todo
es ad hominen, se va en contra la persona y no sobre los argumentos (se opina para convencer sin
razonamientos); porque al príncipe, presidente, gobernador, político, rector o director/a de Facultad ‘no se le
cuestiona’, simplemente se la ‘apoya’.

* Peer reviewed 10

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

En la práctica, esta dinámica va estabilizando la centralidad así como la ‘desdiferenciación’


operativa de los sistemas particulares,14 toda vez que se estructura sobre la base de un único
sistema que opera y determina la orientación del orden social. Pero y además, en una lógica
operativa que crea también sus productos, sus formas de exclusión así como mecanismos
para incluir exactamente lo excluido, llegando incluso a sustituir funcionalmente los
presupuestos temporales de la diferenciación política y del derecho por arbitrarios
implícitos personales.15

Como señala O'Donnell (1982) la privatización de las instituciones estatales ha contribuido


históricamente a la erosión, fragmentación y, finalmente, a que estas instituciones –
indispensables para orientar las lógicas y expectativa social– sean desmenuzadas o
desintegradas. En esta permanente desintegración/integración el Estado responde
rigiéndose por patrones de clientelismo y por relaciones casi feudales.

Tales prácticas, orientadas por este tipo de expectativas, no pueden sin embargo ser
reducidas ni justificadas apelando al análisis de acciones o mentalidades
(tradicional/moderno),16 de conductas desviadas o patológicas, sino como forma cotidiana
del operar de la sociedad que crea orden, crea una semántica, un script que orienta la
confianza social, y cuya desaparición aumentaría la escasa ‘seguridad’ en la inseguridad y
la exclusión. Es decir, en formas sustitutivas que y paradójicamente frente a la inseguridad,
generan mayor seguridad y confianza social. Así, tanto el derecho cuanto la política se
configuran y reproducen a partir de relaciones sociales, económicas, ideológicas y

14
La desdiferenciación puede ser descrita como intervenciones sistémicas en las cuales, aunque se
conserva la autonomía propia de sistema, en su operar este queda impedido para coordinarse de forma integra
con los demás sistemas (Mascareño y Chernilo, 2012: 50, 51; Mascareño, 2003; 2000; Zamorano Farías,
2003; 2015).
15
La producción teórica y el análisis político se han centrado, en el último tiempo, en describir y
sostener las tesis de la ‘ausencia’ del Estado (Estado fallido, fallado) y la no existencia del derecho, sin
problematizar que, justamente, porque existe el Estado y el derecho son plausibles esas formas de operación.
Tal que deviene interesante analizar precisamente el cómo operan y se estabilizan este tipo de prácticas y
esquemas en donde ‘la ‘ausencia’ (o disponibilidad de la ley para legalizar la ilegalidad) de la ley es la ley’.
16
Gran parte de las posturas que se originaron en los siglos XIX y XX atribuían a cuestiones
culturales o de mentalidad el hecho de que se pueda entrar a la dinámica del desarrollo o no (Luhmann, 2009).
Al respecto y sobre la discusión del concepto cultura, entre otros, Eagleton, Terry (2000). The Idea of Culture,
Blackwell Publishers Ltd., Oxford, UK.

* Peer reviewed 11

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

culturales estrechamente determinadas sobre la base operativa relacional de un orden


estratificado,17 definido y caracterizado por la influencia personal, por la cercanía/distancia
con el líder, el caudillo, el policía de barrio, el director de Facultad, el jefe o el partido.18

Al observar la forma de cómo opera el sistema político y jurídico mexicano, se constata


entonces que más allá del éxtasis por la reforma constitucional y la inflación jurídica
(legalismo), o la implementación de castigos y nuevas formas de criminalización, la
sanción de los aspectos legales (inclusión) o ilegales (exclusión) no pasa por el filtro de la
unidad de esa diferencia (distinción legal/no legal) (Zamorano Farías, 2003: 63-93; 2017),
poniendo en duda el código que usa el derecho y evidenciado cómo en la práctica éste se
politiza o depende del ‘derecho’ discrecional, o del más fuerte.19

Dichas formas de operar actúan a la sazón como un sustituto que, desde lo excluido (ilegal),
incluye para operar la función del sistema; siendo un equivalente de reciprocidad en las
sociedades diferenciadas, pero cuya lógica se estructura sobre la base de la estratificación
(compadrazgos, familias, corporaciones, clanes). Consecuentemente, aun cuando este tipo
de operaciones generen una total inseguridad y pérdida de confianza de que se cumplan los
presupuestos y expectativas de la diferenciación funcional de la sociedad moderna, abren la


17
Culturales en tanto y cuanto memoria. La memoria como cultura es utilizada para que la sociedad
ajuste las construcciones de su historia y las perspectivas a partir de las cuales el futuro puede oscilar, y
paradójicamente, también limita tales posibilidades en tanto la cultura es una observación orientada al pasado.
“La cultura es, dicho con otras palabras, ‘la forma de sentido de la recursividad de la comunicación social’”
(Luhmann 1999: 206).
18
Script cultural de la simulación que constituye la lógica social operativa, no solo de los dirigentes
políticos, sino de todas las formas de organización y relación social, posibilitando que la ‘lucha’ contra la
corrupción se centre en el discurso ético, mas nunca en la aplicación de la ley (venta y/o herencia de cargos
políticos y públicos, desde las notarias a las plazas de maestro en el sistema educativo, estímulos orientados a
reproducir el servil clientelismo que se despliegan en una amplia gama, desde los premios y reconocimientos
académicos, culturales, científicos, deportivos, hasta los estímulos escolares).
19
El resultado es que el sistema del derecho queda imposibilitado de su autonomía y desdiferenciado
en su operar y en la práctica los conflictos acaban resueltos al margen del derecho. Lo anterior produce
también un particular tipo de acoplamiento con otros sistemas, fundamentalmente con el de la política. Mas el
sistema no puede dejar de ser lo que es, sigue operando, seleccionando y tematizando la irritación (o no), sin
destruirse. Recordemos que solo en la biología se reconocen este tipo de estructuras ‘suicidas’, como la
muerte celular programada (apoptosis). Todo sistema está adaptado al propio entorno, al menos hasta que
sea capaz de existir (Luhmann, 2007, Corsi et al, 1996: 77).

* Peer reviewed 12

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

posibilidad de crear o incluir otros mecanismos y prácticas que en su operar se tematizan


semánticamente como ‘normalidad’, al interior de los sistemas.

Con la reproducción de scripts fácticos, desde la trastienda del relato, se consolidan


esquemas culturales que orientan las relaciones personales en donde siempre deviene más
fácil incluir los ilícitos como forma operativa cotidiana que regirse por las normas y
disposiciones legales (característica del derecho moderno).20 Sin embargo, insistimos, estos
‘problemas’ no son el resultando de características de la personalidad, de las mentalidades o
del ‘subdesarrollo’ (de la barbarie), sino más bien de operaciones informales que
recursivamente terminan por tematizarse y estabilizarse en los códigos de los sistemas y
coexisten con la normalidad de la diferenciación funcional (política, derecho, economía,
etc.), reproduciendo ‘nuevas’ posibilidades de confianza, nuevas expectativas en relación
con las leyes así como también personales formas y estructuras que consolidan este
particular tipo de orden social y político.

Tal que el resultado de todo esto no es la ‘falla’ del Estado (‘Estado fallido’), o la ausencia
del derecho o del Estado, sino simplemente la evidencia del déficit sistémico (operativo), y
la ausencia de estructuras sociales disponibles así como la fuerte entronización de
construcciones y esquemas culturales estratificados que son aceptados como parte del orden
social, haciendo que el poder político y la legalidad del derecho pierdan relevancia en su
accionar (Loveman, 1993).21


20
Condición para que los señores (presidente, legislador, gobernador, juez o sacerdote) aprueben un
acto ilegal, y también para que los empleados de estos poderes no rindan cuentas ante la ley. Investidos de
autoridad ‘democrática’ o religiosa pueden ampararse, robar, mentir, violar, detener, torturar o desaparecer,
con la anuencia que fundamenta sea il arcana imperii, la raison d’état o la discrecionalidad personal.
21
La forma de inclusión de lo excluido en los sistemas sociales (política, derecho) opaca la función
de acoplamiento estructural, con los resultados y posibilidades que tal estructuración produce. Piénsese en el
caso del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del Partido Acción Nacional (PAN), del Partido de la
Revolución Democrática (PRD) o de MORENA, aun cuando todos son diferentes, su ADN programático,
orgánico y cultural comparte la misma matriz patrimonialista, autoritaria y clerical, lo cual garantiza la
continuidad del statu quo y de las lógicas de orden social que articulan la democracia en México. En esta
lógica de obnubilación, ha devenido típico el legalismo e inflación jurídica, tal que hasta las normas
administrativas son incluidas como normas constitucionales (Zamorano Farías, 2015).

* Peer reviewed 13

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

En México el proceso de extensión de la ciudadanía tampoco ha contribuido


necesariamente a incrementar la juridificación, la politización y el incremento de la
complejidad institucional. Más bien, la diferenciación funcional fue, en realidad, seguida
por un agudo descenso de la densidad institucional, en un marco en el cual la
domesticación y delimitación temporal de elementos pre–políticos, y la operatividad de las
estructuras político–jurídicas diferenciadas siguen siendo frágiles, y ortogonales a la
fortaleza y preeminencia de estructuras que vinculan por esa vía esquemas estratificados.

La exclusión reentra entonces al sistema como forma de inclusión, de forma que lo ilegal
se sobreentiende como ‘legal’. Al perder la capacidad de vinculación mediante su código
(gobierno/oposición) y a través de las organizaciones propias del sistema político (partidos
políticos, burocracia estatal, organizaciones sindicales o sociales) se van articulando otras
formas de consenso y sobreentendidos en la lógica de redes clientelares de corrupción,
dando cuerpo a esquematismos y rutinas que se hacen –en el aquí y ahora– más efectivas
para lograr el objetivo puntual y también, lógicamente, para acentuar la desdiferenciación
operativa del sistema político, pues y paradójicamente son las únicas que generan confianza
o, al límite, miedo.

En este contexto la inclusión ya no está dada por los presupuestos de la diferenciación


funcional, sino por la utilización de criterios y formas particulares para alcanzar algún
objetivo. Criterios de pertenencia donde las cuotas políticas, las amistades, las influencias,
los compadrazgos las cooptaciones, la militancia, y hasta la ‘fe’ son fundamentales. Si no
se está bajo el alero del partido, del caudillo, del ‘señor director’, difícilmente se podrá
tener acceso a favores económicos, laborales, educacionales o asistenciales. En la práctica,
las expectativas personales se condicionan a esta lógica en el entendido de que, asegurando
su respaldo al grupo, corporación o familia, éstas serán atendidas (clientelismo).22


22
Un tragicómico ejemplo es el de la carrera académica profesional. Piénsese en los famosos
concursos de oposición en el sistema científico universitario, donde al menos un 60% de los miembros ha
vencido el concurso por cualquier razón menos la académica, y además en donde la cualificación científica no
se define sobre la base de los programas condicionales sino por el ‘apoyo’ al Rector, al Director de la
Facultad o Centro de Investigación.

* Peer reviewed 14

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

Precisamente, al no estar delimitados los lazos vinculantes y de socialización política, la


persona social deviene literalmente masa biológica, cuya inclusión depende y se guía sobre
la base de lazos familiares y de pertenencia a grupos o estratos corporativos (redes de
inclusión de la exclusión), cancelando las formas y mecanismos de operación simbólica,
anulando la posibilidad de anclaje al futuro y modificando las expectativas mas no ya sobre
la base de la diferenciación, adquisición y el anclaje al futuro en tanto expectativa, sino
sobre la pertenencia adscripta de un presentismo eterno.23

En ese contexto, donde los sistemas se dejan al arbitrio generalizado, que dependen de una
única forma de integración, y donde todo se cosifica en el tiempo presente, artefactos y
sustitutos funcionales como la moral, la violencia o el miedo emergen como redes
estratégicas que buscan superar la exclusión; sin el despliegue de estructuras operativas
claras, para tematizar los problemas en la sociedad, la articulación social se orilla
crecientemente al juicio moral, al miedo o la violencia generalizada de los unos contra los
otros, en tanto y cuanto forma de resolución descarnada, pero real, del conflicto, cuyo
ámbito resolutivo se desenvuelve sobre la base de las normas ‘no oficiales’ del clientelismo
y la corrupción.

III CACIQUISMO, CLIENTELISMO Y CORRUPCIÓN

¿Cuáles son entonces las consecuencias al estabilizarse el desequilibrio operativo y el


déficit sistémico por medio de la captura de las estructuras políticas y constitucionales vía
intereses particularistas?

¿Qué ocurre cuando a falta de mediaciones no hay modo de absolver los conflictos al
interior de la sociedad, salvo por privilegio moral, exclusión o violencia?, ¿o cuando las
instituciones funcionan clientelarmente –en tanto mecanismo generalizado y patrón de
cultura política, intercambios y arreglos con el poder– que se autolegitima y produce
particulares posibilidades de pertenencia? ¿Qué sucede en un orden social articulado sobre

23
Con este desvanecimiento de posibilidades y anclaje con el futuro, los seres humanos cuentan solo
como masa biológica mas no como personas (Luhmann, 1996; 2007).

* Peer reviewed 15

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

la base de una federación de feudos, donde prácticamente cada señor quiere ser presidente
de la república y cuyo régimen político ancestral y permanente es justamente la corrupción,
las componendas y los compromisos entre los distintos grupos, clanes políticos y
sociales?24

Cuando los presupuestos de las estructuras diferenciadas presentan problemas en el


cumplimiento de su función limitativa y están lejos de la coordinación de la autonomía
funcional de los sistemas sociales, observamos que el sistema no colapsa, ni tampoco está
‘fallado’, ocurre más bien que en su operar se estabiliza el particularismo y se re-
semantizan expectativas (tanto cognitivas cuanto normativas), justamente como estrategia
útil para generar confianza y orden social, y ello con todas sus implícitas consecuencias,
generando exactamente las posibilidades y límites del operar del orden social y de sus
articulaciones –en tanto mecanismos y sustitutos funcionales– que van estructurando las
lógicas de orden con la cual opera la sociedad y, consecuentemente, las expectativas y
posibilidades/límites que ello produce, En los hechos, se estabiliza la corrupción así como
el desequilibrio en y entre las operaciones de los sistemas funcionales (De Giorgi, 1998:
26).

Sabido es que los factores de identidad, generados por los procesos de civilización, ejercen
una influencia importante sobre los esquemas recursivos de rutinización y sociabilidad,
mas cuando el antiguo orden se naturaliza en estructuras de la sociedad sobre la unidad de
la familia, del rango o de la estratificación (que impone un solo y único esquema cultural o


24
Del cual participan todos los partidos y todos los miembros de la casta partidocrática y donde la
‘oposición’ (PAN-PRD) solo existe como emblemático ritual de oposición ‘democrática’, toda vez que no son
ni lo uno ni lo otro, sino parte de lo mismo. Recordemos que en México la oposición política nunca existió,
salvo el PAN, que tras los primeros años se desdibujo y que una vez en el gobierno implemento las mismas
prácticas y generó las mismas expectativas contra las que se proponía luchar. El Partido Verde así como PRD
(sus derivados), son sólo otra de las tiendas del PRI organizada por caudillos descontentos que se
‘autonomizan’, para ser ellos ahora los jefes y por cierto sacar mejor provecho en una cultura no de
ciudadanos sino de súbditos (individuos que se encuentran sujetos a la autoridad de un superior y por tanto
tienen la obligación de obedecerlo en cada una de sus exigencias. Tal que dispondrán solamente de los
derechos que la autoridad les brinde sin poder reclamar nada más que lo que se les da). Súbdito implica una
situación jurídica contraída de por vida por la cual una persona dependerá del Estado durante toda su
existencia, y con un limitado ejercicio de los derechos civiles, políticos y sociales. Donde no hay
autodeterminación, hay sólo ‘objetos’ sometidos a relaciones determinadas de dependencia.

* Peer reviewed 16

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

de ‘valores’), todos lo demás presupuestos resultan totalmente inútiles y conducen más bien
a un peligroso empeoramiento de las tensiones y desencuentros entre las expectativas y la
operatividad del orden social.

La reproducción de este tipo de esquematismos, sin embargo, aún cuando no facilitan la


diferenciación, convence por su factualidad, porque cristaliza particulares condiciones que
se imponen precisamente como una manera particular de organización social, desarrollada a
través del tiempo y que estabiliza lógicas operativas. Si la función de ciertas formas y
costumbres es interpretativa y discrecional, se cristaliza en una cultura de la simulación, del
montaje, de la mentira y del juego de apariencias sucesivas e inconsistentes, consolidando
una lógica de excepción y haciendo indiferenciable el hecho del derecho. El resultado
previsible es que derecho y hecho se hacen indistinguibles generando sentidos
discrecionales, como sustituto que funciona aun cuando opere fuera de la forma jurídica.

Mas no se trata de perversiones o desviaciones anómicas, y tampoco solo de los siniestros


políticos y sus camarillas, sino más bien de la estabilización y generación de estructuras
sociales privadas –ancladas en contactos y relaciones de cercanía o lejanía personal–, que
frente a la desconfianza estructural crean mayor confianza social.25 Estructuras construidas
a partir de la naturalización parcial de la confianza, que van produciendo posibilidades y
horizontes únicos y específicos. Una suerte de contaminación naturalizada entre las
estructuras diferenciadas funcionalmente y esquemas y dispositivos personales, con
estructuras disponibles que funcionan, sustituyendo la incerteza y generando certezas y
confianza, pero también clausurando las posibilidades de construir posibilidades de
decisión (futuro) (Corsi, De Giorgi, 1998: 51-62).


25
Es dable insistir en el hecho que tanto en una estructura socio-jurídica federal o unitaria, el Estado
democrático de derecho consagra la existencia de la ciudadanía en cuanto hay una asignación y un
reconocimiento universal de la razón, como expectativa reconocida y estructurada legalmente (derecho);
razón por la cual el derecho se constituye también un espacio abierto para la lucha y reivindicación de
derechos y las garantías fundamentales, como ha señalado Bolsan de Morais (2004). Juridificación o
constitucionalización de la constitución que posibilita usar el texto constitucional en el sentido de
reivindicación de los derechos; es decir, en el sentido de exigir lo que allí se declara y reconoce.

* Peer reviewed 17

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

Ahora, cuando las acciones personalizadas son atribuidas al exterior, acentúan la fragilidad
de la oferta social, característica de la diferenciación funcional de la sociedad moderna, tal
que la posibilidad de los individuos se orienta y consume en el uso de las formas que el
contexto local ofrece (Dios, la fatalidad, el partido, el dirigente, el caudillo). Lo anterior
presupone entonces que la individualidad, la decisión, las formas de inclusión o exclusión
de la persona ya no se construyen sino que están simplemente determinadas (Corsi, De
Giorgi, 1998: 23-78).

En los hechos, este determinismo operativo del esquema político patrimonialista produce
una “incapacidad general de los Estados […] de crear un sistema de leyes y normas
transparente y consistente para dirigir el comportamiento social. Debilidad estructural que
radica fundamentalmente en la incapacidad estatal de hacer cumplir por todos las leyes y
los decretos” (Waldmann, 2004: 103,105-123).

Precisamente, esas son las estructuras sociales disponible y estabilizadas para que en la
actualidad, y amparados en esta forma de articulación social, en México los gobernadores y
adláteres usan y abusan en la ‘administración’ de los recursos fiscales, y más que hacerse
cargo de las finanzas de sus Estados, las roben. La tragedia político–económica es que en
este caciquismo clientelar, no hay quién realmente se haga cargo del correcto uso de los
recursos públicos (que son patrimonio de todos). Entonces encarcelar a uno que otro no
resuelve el problema de gobierno ni del correcto ejercicio del gasto, porque quién decide a
quien hay que perseguir o exigir cuentas no son los congresos locales (extensión casi
simbiótica del señor/a gobernador/a) ni las leyes de ‘trasparencia’ y tampoco los tribunales,
sino el “sindicato de los gobernadores” o el imperio personal amparado y atrincherado en la
disponibilidad del la ley.26

Tal que están todas las estructuras sociales disponibles para que los gobernadores,
delegados o alcaldes se conviertan en verdaderos señores feudales de sus respectivos

26
En la actualidad más de doce gobernadores y un número significativo de funcionarios públicos y
de ‘confianza’ están acusados por malversación de fondos, sobornos corporativos y vínculos con el crimen
organizado (OHL, Odebrecht, constructoras, grupos transnacionales, carteles de la droga), robo y corrupción.
De este selecto grupo, siete gobernadores están bajo ‘proceso jurídico’ por corrupción.

* Peer reviewed 18

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

Estados, al igual que los jefes delegacionales, de secretarias estatales, policiales, de


institutos universitarios, investigación, organizaciones laborales, escolares, sindicales y
sociales, estabilizando y profundizando una ‘lógica política de compadres', de clientes, en
la cual sectores privilegiados en sus relaciones clientelares consiguen 'favores’, puestos y
prebendas porque ‘apoyan’ la discrecionalidad del/a señor/a de turno que dirige el affare
(esa República mafiosa, de la cual casi todos hablan, fomentan y utilizan).

Por lo tanto, no es que personajes como Moreira, Duarte, Borge Angulo, Padrés, Gordillo,
Deschamps, Robles, Robles Marín el otrora ‘gobernador precioso’ y un largo etcétera hacia
el actual pasado reciente, sean delincuentes, ni tampoco los únicos (Dulitzky, 2017), el
problema es que en esta desquiciante ‘comedia’ continua la recursiva prevalencia de un
script cultural que en su facticia de mínima responsabilidad y de la máxima
discrecionalidad personal, posibilita precisamente que la política, el derecho, y las
expectativas de orden social operen como operan y que la corrupción devenga crematística
de la normalidad.

Porque aunque existen reglamentos, artículos y normativas que estipulan ‘claramente todo’,
lo curioso es que todo ese orden y entramado social normativo tampoco se respeta u opera
universal y despersonalizadamente; y esto aplica tanto el sistema político–jurídico cuanto
en el ciudadano común y corriente. Incluso si da el caso contrario; el grupo o individuo
imputado si no ‘desaparece’, u oculta, se ampara y realiza una apelación (congela la
aplicación normativa), y quienes deben y tienen la función de exigir investigación
(Parlamento, Magistratura) no se reúnen o postergan ésta hasta que existan ‘estructuras’
que amparen impunemente al investigado (o hasta cuando se tenga impunidad como
senador o diputado o amigo de alguien con poder).27


27
Como se lee en la prensa de esos días, luego de las elecciones presidenciales del año 2012,
miembros de la oposición denunciaron la operación millonaria que utilizó monederos electrónicos para la
compra del voto en favor del candidato priísta (el Monexgate). A pesar de que se presentaron pruebas y que
las autoridades sospechaban de lavado de dinero y el uso de recursos del narcotráfico, Enrique Peña Nieto
asumió el poder, y no pasó nada; es como leer la obra teatral de Rodolfo Usigli, ‘El Gesticulador’ (1947).

* Peer reviewed 19

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

Nadie que conozca mínimamente el historial del sistema de justicia mexicano puede creer
que la actuación de agentes del Ministerio Público y de los jueces se realiza sin la
respectiva participación de dinero o de influencias y, cuando el caso lo amerita, del poder
político, sea desde los escalones más bajos hasta la mismísima cúspide organizacional.

Al respecto pensemos en el ‘personal de confianza’ o en los ‘nombramientos a modo’ de


fiscales, magistrados y contralores para proteger la impunidad (o huida) y en donde la
corrupción y la hipocresía siguen siendo las características del sistema político. Pero, eso
sí, con la apariencia de que estamos en una democracia impoluta (Volpi, 2013). Ejemplar,
y solo como un botón de muestra de esta impunidad, es que ésta prácticamente se ha
convertido en marca registrada (made in Mexico).

A lo anterior sumemos precisamente la hoy controvertida iniciativa de Ley de Seguridad


Interior y la situación del ejército y marina mexicano, y sus flagrantes omisiones legales
(ejerciendo como organización de ‘limpieza’ interna del gobierno e involucrados en
probables crímenes de lesa humanidad), los asesinatos de periodistas, 28 indígenas y
estudiantes (Piedras Negras, Tlatlaya, Tanhuato y Ayotzinapa), ejecuciones extrajudiciales
y desaparición forzada de personas con la absoluta aquiescencia del Estado, incremento de
los linchamientos (con tortura incluida), del uso ad liberum de armas de fuego no solo por
la delincuencia, el ejército o las policías comunitarias –que no se sabe a quién obedecen
(¿terratenientes, comerciantes, autoridades y delincuencia organizada, policía, ejercito?),
sino de todo aquel que pueda agenciarse una de estas herramientas de muerte, toda vez que
junto con el miedo también la delincuencia, como instrumento, se ha estabilizado para
administrar y explotar los ilegalismos (Foucault, 1996), desde la violencia estatal a la
violencia cotidiana –en un cuasi estado de guerra permanente–.

Sin ridiculizar a Goebbels, de la mentira qué decir (o post–verdad como alardea hoy la
idiocia), o de la reiterada y divina intervención de la iglesia y su maridaje con el mundo


28 En donde más del 90 por ciento de los homicidios fue ejecutado por alguna persona vinculada con
el Estado, el gobierno, el gobernador o sus esbirros, amparados en el marco de la ‘guerra contra el
narcotráfico’ que declaró el ex-presidente Felipe Calderón en diciembre de 2006.

* Peer reviewed 20

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

político y con el ferviente pueblo, que sigue llenado sus arcas para irse luego derechito al
infierno mientras los sacerdotes cumplen a cabalidad el mandamiento de Jesús: “dejad que
los niños se acerquen a mí,” o de la arbitraria disposición y privatización del espacio
público y del país, hogar de los hombres más ricos del planeta. La cacareada autonomía de
las instituciones, que de Autónoma tienen solo el nombre (como se puede verificar en las
Universidades, amén de sus dudosos pero millonarios contratos con las instituciones del
gobierno) y de otros tantos largos etcéteras que quedan para la descripción y crítica
moralizante del periodismo sociológico.

Porque tampoco se trata de pesimismo o de que los payasos estén destruyendo el circo
(Brodsky, 2006), más bien se trata de que así funciona el tinglado, así funciona y se
reproduce este orden que junto con generar confianza en el sobreentendido de entreveros
ilegales, incluso operando en la ilegalidad de su legalidad, guían a la sociedad. Al respecto,
baste con ojear la prensa sólo una vez a la semana.

Si las estructuras y organizaciones sociales formales son decisivas y constituyen el


fundamento operativo de la diferenciación funcional, en México más bien instituyen
precisamente el escenario desde donde los presupuestos de la modernidad se ven opacados
por el uso de esas estructuras operativas que pueden controlar las relaciones y
procedimientos, reintroduciendo recursivamente y sin freno en sus operaciones los
esquemas estratificados, clientelares y personalistas que orientan la confianza y las
expectativas, no solo normativas, sino también y fundamentalmente las cognitivas en ese
devenir irreversible que trasforma siempre la voluntad de poder en una realidad igual pero
también distinta, y en donde la corrupción no es un ‘problema’ de gobierno o de la
‘ciudadanía’, sino precisamente la forma en cómo opera sobre esos presupuestos de la
diferenciación funcional, la realidad del orden social en este país.

De una sociedad que se ha posicionado sobre la base de sus propias operaciones y de la


cual no se presupone nada más que no sea a ella misma, incluyendo los rumores,
distorsiones, esquizofrenias y corrupción que allí se producen y autoproducen.

* Peer reviewed 21

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

BIBLIOGRAFÍA

Alcocer Palacios, Mariano (Coord.) (1980). Federalismo y relaciones


intergubernamentales, Editorial Porrúa, México.
Bolsan de Morais, J. Luis (2004). Costituzione o barbarie, Pensa Editore, Lecce, Italia.
Brodsky, Josehp (2006). Menos que uno. Ensayos escogidos, Ediciones Siruela, Madrid,
España.
Camp, Roderic A. (1981). La formación de un gobernante. La socialización de los líderes
políticos en el México post-revolucionario, Fondo de Cultura Económica, México.
Carpizo, Jorge (1997). La Constitución de 1917, Editorial Porrúa, México.
Carpizo, Jorge (1998). El presidencialismo mexicano, Siglo XXI Editores, México.
Carrillo Prieto, Ignacio (1986). La ideología jurídica en la Constitución del Estado
Mexicano 1812-1824, Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Córdoba, Arnoldo (1981). La formación del poder político en México, Editorial ERA,
México.
Corsi, Giancarlo (1998). “Redes de la exclusión”, Fernando Castañeda, Angélica Cuellar
(Coord.), Redes de inclusión. La construcción social de la autoridad, Miguel Ángel
Porrúa–Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Corsi, Giancarlo e Raffaele de Giorgi (1998). Ridescrivere la questione meridionale, Pensa,
Lecce, Italia.
Corsi, Giancarlo, Elena Esposito y Claudio Baraldi (1996). Glosario sobre la teoría social
de Niklas Luhmann, Anthropos–Universidad Iberoamericana–ITESO, México.
Cueva, Mario de la (1957). El Constitucionalismo a medianos del siglo XIX. El
Constitucionalismo Mexicano (T. II), Universidad Nacional Autónoma de México, México.
De Giorgi, Raffaele (1998). “Redes de inclusión”, Fernando Castañeda, Angélica Cuellar
(Coord.), Redes de inclusión. La construcción social de la autoridad, Miguel Ángel
Porrúa–Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Dulitzky, Ariel E. (2017). Informe Clínica de Derechos Humanos, Facultad de Derecho de
la Universidad de Texas, USA.
Echeverría, Bolívar (1993). “Dos apuntes sobre lo barroco”, Bolívar Echeverría, Horst
Kurnitzky (Coord.), Conversaciones sobre lo barroco, Universidad Nacional Autónoma de
México, México.
Foucault, Michel (1996). La vida de los hombres infames, Museos de Buenos Aires Editor,
Argentina.
Galindo, Juan Carlos (2013), “‘La paz de los sepulcros’, una profecía delirante y real sobre

* Peer reviewed 22

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

México”, entrevista a Jorge Volpi, en diario El País, Madrid (edición digital).


González Casanova, Pablo (1967). La democracia en México, Ediciones ERA, México.
Knigth, Alan, Wil Pansters (2006). Caciquismo in Twentieth-Century Mexico, Brookings
Institution Press, USA.
Koselleck, Reinhart (1993). Futuro pasado, Ediciones Paidós, Barcelona, España.
Koselleck, Reinhart (2012). Historias de conceptos. Estudios sobre semántica y pragmática
del lenguaje político y social, Editorial Trotta, Madrid, España, pp. 9-142.
Krauze, Enrique (1976). Caudillos culturales en la Revolución mexicana, Siglo XXI
Editores, México.
Loveman, Brian (1993). The constitution of tyranny. Regimes of exception in Spanish
America, University of Pittsburgh Press, Pittsburgh, USA.
Luhmann, Niklas (1991). Sistemas Sociales: Lineamientos para una teoría general.
Alianza Editorial–Universidad Iberoamericana, México.
Luhmann, Niklas (1996). Confianza, Anthropos Editorial–Universidad Iberoamericana,
Barcelona, España.
Luhmann, Niklas (1999). “Cultura como concepto histórico”, en Teoría de los sistema
sociales II (artículos), Universidad Iberoamericana–Universidad de los Lagos, Santiago de
Chile.
Luhmann, Niklas (2004). La política como sistema, Fondo de Cultura Económica, México.
Luhmann, Niklas (2005). El derecho de la sociedad, Herder Editores, México.
Luhmann, Niklas (2007). La sociedad de la sociedad, Herder Editores–Universidad
Iberoamericana, México.
Mascareño, Aldo (2003). “Teoría de sistemas de América Latina. Conceptos fundamentales
para la descripción de una diferenciación funcional concéntrica”, Persona y Sociedad,
Volumen XVII, Núm. 2.
Mascareño, Aldo y Daniel Chernilo (2012). “Obstáculos y perspectivas de la sociología
latinoamericana Universalismo normativo y diferenciación funcional”, Estrada Saavedra,
Marco y René Millán (Coord.). La teoría de los sistemas de Niklas Luhmann a prueba.
Horizontes de aplicación en la investigación social en América Latina, El Colegio de
México–Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Meyer, Lorenzo (2000). “Los caciques: Ayer, hoy ¿y mañana?”, Revista Letras Libres
(diciembre), México.
Meyer, Lorenzo (2005). El Estado en busca del ciudadano. Un ensayo sobre el proceso
político mexicano contemporáneo, Océano, México.
O’Donnell, Guillermo (1982). El estado burocrático autoritario 1966-1973, Belgrano,
Buenos Aires, Argentina.

* Peer reviewed 23

Federalismi.it - ISSN 1826-3534 | Focus America Latina n. 1/20
http://federalismi.it/ApplOpenFilePDF.cfm?artid=35367&dpath=document&dfile=21122017140816.p
df&content=Caciquismo,+clientelismo+y+corrupci%C3%B3n+en+M%C3%A9xico+-+stato+-
+dottrina+-+

Paré, Luisa (1975). Caciquismo y poder político en el México rural, CIIS-UNAM, Siglo
XXI Editores, México.
Salgado Carrasco, Rogelio (2013). Formas de inclusión/exclusión de los grupos étnicos al
sistema de la política en México. Una observación desde la Teoría General de los Sistemas
Sociales, tesis de Licenciatura en Sociología, Universidad Nacional Autónoma de México,
México.
Salgado Carrasco, Rogelio (2016). Riesgo y premisas de decisión en la policía del Distrito
Federal. El caso del sector Centro, tesis para obtener el grado de Maestro en Sociología
Política, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México.
Salmerón Castro, Fernando (1984). “Caciques. Una revisión teórica sobre el control
político local”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, XXX (117-118),
Universidad Nacional Autónoma de México, México, pp. 107-141.
Stavenhagen, Rodolfo (1981). “Siete tesis equivocadas sobre América Latina”, Sociología
y subdesarrollo, Nuestro Tiempo, México.
Teubner, Gunther (s/f). O direito como sistema autopoiético, Edição da Fundação Calouste
Gulbenkian, Lisboa, Portugal (Tradução do original alemão Recht als Autopoietisches
Systems, 1989).
Villoro, Luis (1967). El proceso ideológico de la Revolución de Independencia,
Universidad Nacional Autónoma de México, México.
Waldmann, Peter (2004). “Sobre el concepto de Estado anómico”, Walther L. Bernecker
(Coord.). Transición democrática y anomia social en perspectiva comparada, El Colegio
de México–Servicio Alemán de Intercambio Académico–Universidad Nacional Autónoma
de México, México.
Wolf, Eric R. (1969). Peasant wars of the twentieth century, Harper and Row, Nueva York,
USA.
Zamorano Farías, Raúl (2003). “Diferenciación y desdiferenciación política en la
modernidad y periferia de la sociedad moderna”, Revista Economía, Sociedad y Territorio,
13 (IV), El Colegio Mexiquense, Toluca.
Zamorano Farías, Raúl (2007). “Modernidad, sociedad y constitucionalismo en América
Latina”, Revista Enfoques Nº 6, Ediciones Universidad Central, Santiago, Chile.
Zamorano Farías, Raúl (2015). “Diferenciación y periferia de la sociedad moderna: orden
social y sistema político en México”, Ciaramitaro, Fernando y Marcela P. Ferrari (Coord.).
A través de otros cristales. Viejos y nuevos problemas de la historia política de
Iberoamérica, Universidad Autónoma de la Ciudad de México –Universidad Nacional de
Mar del Plata, México.
Zamorano Farías, Raúl (2017). Observando el orden social en México: el sistema de la
política y el sistema derecho, Juan Pablos Editor, México.

* Peer reviewed 24

View publication stats

También podría gustarte