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ATENEO PONTIFICIO REGINA APOSTOLORUM

Facultad de Teología

“LA CONNATURALIDAD DEL HOMBRE CON DIOS”


PEREGRINACIÓN Y RETORNO A LA UNIÓN
CON EL DIVINO EN EL
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA

Estudiante: Juan Carlos Viveros Rodríguez


Profesor: Ignacio Andereggen
Tesis de Licencia en Teología Espiritual
ETEO2A08
30 abril 2018
Matrícula 11929
Si alguien me ama, guardará mi palabra y mi Padre lo amará.
Entonces vendremos y pondremos nuestra morada en él.
(Juan 14,23)

3
AGRADECIMIENTOS

Doy gracias a Dios por haberme llamado para estar con Él y por darme la
oportunidad de conocer la Teología Espiritual, gracias a la virgen María nuestra
madre por acompañarme en mi caminar vocacional a lo largo de mi formación
sacerdotal.

Doy gracias a mi mamá Josefina Rodríguez Zamora, a mi papá Cristóbal Viveros


Juarez, a mi hermana Araceli Viveros Rodriguez, a toda mi familia materna y
paterna, por su oración y ayuda.

Doy gracias a Mons. Julio Cesar Salcedo Aquino m.j., y a Mons. Francisco
Moreno Barrón, por la confianza depositada en su servidor, por la paternal
cercanía que me han manifestado, por su oración y ayuda.

Doy gracias a mi diócesis de Tlaxcala por la oración que han hecho para el
aumento de las vocaciones sacerdotales y por la ayuda que han aportado para la
formación de sus futuros pastores.

Doy gracias a mi Seminario Conciliar de Nuestra Señora de Ocotlán, a mi


Pontificio Colegio Internacional Maria Mater Ecclesiae, a mi Ateneo Pontificio
Regina Apostolorum, a todos mis rectores, padres ecónomos, padres formadores,
padres espirituales, profesores y profesoras que han entregado su vida por la
formación sacerdotal de mis compañeros y de su servidor.

4
Doy las gracias a mi padrino P. Manuel Zamora García por ser el cultivador de mi
vocación, a mis párrocos: P. Eloy Muñoz Hernández y P. Martín Zamora
Vázquez. Gracias a muchos sacerdotes de mi diócesis que me han ayudado en mi
formación sacerdotal, gracias a todo el Presbiterio de la Diócesis de Tlaxcala por
su oración y ayuda.

Doy las gracias a mis comunidades de san Agustín Tlaxco, Nuestra Señora de
Ocotlán y san Nicolás Tolentino por su oración, por su ayuda y por todo el bien
que han hecho por mí. Gracias a las comunidades parroquiales que me han
acogido durante los apostolados que he realizado desde el inicio de mi formación.

Doy gracias al Padre Ignacio Andereggen por sus clases y por ayudarme en la
dirección de este trabajo, gracias al padre Eduard McNamara L.C. decano de la
Facultad de Teología del APRA por ser fiel a la misión que el Señor le
encomendó, gracias al padre Florián Rodero L.C. mi padre espiritual por su
ayuda, testimonio, dirección, confianza y amistad. Ruego al Señor derrame
bendiciones y gracias abundantes sobre ellos.

Doy las gracias a mis amigos y hermanos en la vocación que han estado conmigo
y me han acompañado a lo largo de mi vida, el Señor los bendiga y los colme de
gracias.

5
ÍNDICE

Introducción . . . . . . . . .8

Capítulo I. FUNDAMENTO PSEUDO DIONISIANO Y FILOSÓFICO

1.1. Fundamento general . . . . . . . 13


1.2. Neoplatonismo . . . . . . . . 15
1.3. Pseudo Dionisio Areopagita . . . . . . 25
1.4. De la Filosofía a la Teología . . . . . . 31
1.5. Resumen del capítulo I . . . . . . . 34

Capítulo II. LA NATURALEZA DE DIOS Y LA NATURALEZA DEL


HOMBRE

2.1. La naturaleza Divina . . . . . . . 35


2.1.1. Dios creador revela su plan de amor . . . . . 41
2.2. La naturaleza humana . . . . . . . 47
2.2.1. El hombre creado se aparta del plan de amor del Creador . . 52
2.3. Resumen del capítulo II. . . . . . . . 57

Capítulo III. PEREGRINACIÓN Y RETORNO A LA UNIÓN CON EL


DIVINO

3.1. Necesidad de retornar a la unión con Dios . . . . 58


3.2. La iniciativa divina de ir al encuentro del hombre . . . 61
3.2.1. La encarnación del Verbo . . . . . . 62

6
3.2.1.1. La gracia donada por la encarnación y pasión de Cristo . . 66
3.3. La respuesta del hombre de ir al encuentro de Dios . . . 75
3.3.1. La peregrinación para el retorno a la unión con Dios . . . 76
3.3.1.1. Vía purificativa . . . . . . . 78
3.3.1.2. Vía iluminativa . . . . . . . 81
3.4. Resumen del capítulo III. . . . . . . 84

Capítulo IV. LA CONNATURALIDAD Y UNIÓN CON EL DIVINO

4.1. Vía unitiva . . . . . . . . 85


4.2. Encuentro entre dos miradas . . . . . . 91
4.2.1. Mirada de amor de Dios . . . . . . 91
4.2.2. Mirada de amor del hombre . . . . . . 92
4.3. Relación de amor y unión entre Dios y el hombre . . . 93
4.4. Resumen del capítulo IV. . . . . . . 95

Conclusión . . . . . . . . . 96

Bibliografía . . . . . . . . . 102

7
INTRODUCCIÓN

Gracias a las lecciones de nuestros profesores, desde el comienzo del estudio


de la Teología Espiritual, nos hemos percatado del vínculo que hay entre las mujeres
y los hombres que, con la ayuda de la gracia divina, se han esforzado y han
alcanzado una vida santa. Dicho vinculo está marcado por el amor que tienen a Dios
y se expresa en su deseo de unirse a Él y conocerlo. Estas personas santas han
reconocido su dependencia absoluta de Dios, han reconocido la necesidad de
regresar a la casa del Padre y de emprender una peregrinación que los conduzca en
el retorno al seno de donde han salido. Con la asistencia de la gracia, han entrado
en su interior y han emprendido este peregrinar por medio del propio organismo
espiritual siguiendo las tres vías: purificación, iluminación y unión. Ahora bien, en
la búsqueda del origen de este sistema nos hemos encontrado con la filosofía y de
una manera especial con la filosofía neoplatónica, la cual gracias al Pseudo Dionisio
Areopagita que orientó este sistema filosófico dándole un sentido auténticamente
cristiano.

Devo confesar lo complicado que fue para mí la elección y la limitación del


tema «La connaturalidad del hombre con Dios: peregrinación y retorno a la unión
con el Divino en el del Pseudo Dionisio Areopagita». Pues desde el comienzo, el
autor nos va introduciendo en una experiencia mística que nos da muchos temas de
qué tratar. Hemos encontrado una guía gracias a la lectura de las obras completas
del Pseudo Dionisio Areopagita de la traducción del griego al español hecha sobre
el texto griego de la edición crítica de la Universidad de Göttingen, Alemania, de
octubre de 1989, realizada por Beate Regina Suchla, Gunter Heil y Adolfo Martín
Ritter1. En esta traducción hemos encontrado palabras traducidas al español de gran
relevancia para el desarrollo de la Teología Espiritual, tales como: connaturalidad
(συμπαθειας)2, conformidad con Dios, configurando con el nacimiento divino,

1
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Obras completas, BAC, Madrid 2017, XI.
2
Cf. Ibidem, 23.108.

8
conformidad con el plan divino, perfecta divinización3. De entre estos términos
cabe mencionar que connaturalidad (συμπαθειας) se encuentra solo dos veces
escrita, fue para mí motivo de inquietud poder conocer, en la medida que el Señor
me permita, la maravillosa trascendencia que esta palabra puede tener. Si
insertamos esta palabra dentro del vocabulario que nos remite a la santidad del
hombre, podremos comprender el enorme sentido de la santidad. En el desarrollo
del trabajo, en la medida que el Señor me lo permita, trataré de ir presentando el
progreso que el hombre está llamado a emprender para alcanzar con la ayuda de
Dios la connaturalidad con Él, y de la misma manera trataré de explicar el sentido,
el significado y el modo propio de cómo se realiza esta unión con el divino.

Otras palabras que se encuentran en los escritos del Pseudo Dionisio


Areopagita son: salida (προοδος) y retorno (επιστροφη), estas palabras que el
Pseudo Dionisio tomó del neoplatonismo las convierte en un camino para que los
cristianos puedan llegar a la divinización con la ayuda de Dios4. La salida evoca
tanto al acto creador de Dios5, como la lejanía de la creatura de la luz de Dios6; el
retorno evoca el regreso hacia Él de las cosas que procedieron de Él para ser
nuevamente iluminadas por su luz y unirse a Él7. Para explicar este progreso, me
basaré en el término de peregrinación, es decir, el camino que la persona debe
recorrer después de su salida de Dios y nuevamente regresar y unirse a Él. La
peregrinación es un término que nos recuerda: fe, esperanza, caridad, fortaleza y
perseverancia en el caminar hasta llegar al punto deseado, el cual es la unión con el
Divino.

3
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Obras completas. Jerarquía eclesiástica, BAC,
Madrid 2017, 192-193.
4
Cf. Ibidem, XIV.
5
Cf. Ibid., Los nombres de Dios, 85.
6
Cf. Ibid., Jerarquía eclesiástica, 180.181.
7
Cf. Ibid., Los nombres de Dios, 85; ID, Jerarquía eclesiástica, 189.

9
Será un trabajo con cuatro capítulos: En el primer capítulo presentaré los
fundamentos que conducirán el trabajo. Presento un fundamento general partiendo
de la Palabra de Dios, para que sea ella quien me guíe en todo lo que valla
escribiendo. En seguida presentaré la corriente filosófica del neoplatonismo que ha
tenido gran influjo en el autor del Corpus Dionisiacum, después trataré lo que se ha
dicho sobre el Pseudo Dionisio Areopagita y sobre su pensamiento netamente
cristiano. Veremos la importancia de la relación que existe entre la Filosofía y la
Teología, de modo particular con la Teología Espiritual. Al final de cada capítulo
ofreceré un simple resumen de lo que se trató en el capítulo para favorecer la
comprensión y poder recopilar los datos importantes que nos ayudarán a concluir
en la parte final del trabajo.

En el segundo capítulo tomaré la obra de Los nombres de Dios para tratar


de explicar la naturaleza de Dios Creador y de su creatura el hombre. El Pseudo
Dionisio Areopagita nos explica en esta obra la naturaleza de Dios por la vía
positiva. Él nos va explicando los atributos de Dios de modo detallado basándose
en la Palabra de Dios revelada, atributos que están en Él de modo super perfecto, a
diferencia que los mismos atributos se encuentran en las creaturas, pero en un nivel
sumamente inferior. En estos nombres podemos conocer la naturaleza divina que a
la vez comparte con las creaturas de un modo jerárquico, cada una según le es
permitido y compartido por Dios, fuente de todo ser. Explicaré la naturaleza
humana, la cual todo lo que tiene y es, es porque le ha sido compartido por su
Creador y Causa. Veremos que todo lo creado es bueno por el hecho de ser, pero
en alguna circunstancia, lo creado es privado del bien, esto consiste en la privación
de un bien que debería estar presente pero que de hecho no está. Esto nos conduce
a la caída del hombre en el pecado y su alejamiento de la Luz divina. Para la
explicación de este capítulo me remitiré a la Teología de Dios Uno y Trino, de la
Teología de la creación, y de la Antropología Teológica.

10
En el tercer capítulo iniciaré analizando la necesidad de que el hombre
regrese a Dios para que tenga vida y alcance su felicidad plena. Tomaré las dos
jerarquías explicadas por el Pseudo Dionisio: Jerarquía Celeste y Jerarquía
Eclesiástica, en ellas, Dionisio pone a Dios en el centro, las creaturas más cercanas
a Él son más perfectas a diferencia que las que están más alejadas de Él tienen
menos perfección. Dios trasmite su luz a quienes están cerca de Él, quienes a la vez
deben de compartir la luz recibida a aquellos que están en un estado inferior a ellos.
Explicaré la clasificación de cada Jerarquía y como se realiza este compartir de la
luz de Dios por medio de los símbolos.

Lo explicado por el Pseudo Dionisio encontrará su máximo significado en


el misterio de la encarnación del Verbo, quien por el hecho de asumir la naturaleza
humana redime al hombre y lo encamina en el retorno al Padre mostrándole el
camino que debe seguir en esta peregrinación que la podemos llamar conversión.
La entrada del Verbo en el mundo, y concretamente el misterio pascual, nos ofrece
toda una gama de gracias por la cuales el hombre puede retornar a Dios, dichas
gracias son trasmitidas por Dios por medio de las virtudes teologales, los
sacramentos, los dones del Espíritu Santo, etc. El hombre frente a esta actitud
reveladora, amorosa y misericordiosa de Dios está llamado a responder y
emprender el camino de regreso al Padre que le ha mostrado Cristo. Esto lo hace
por medio del progreso espiritual de las tres vías explicadas por el Pseudo Dionisio
Areopagita. Para le explicación de este capítulo me ayudaré nuevamente de la
Antropología Teológica, de la Cristología, de la Teología Sacramentaria y
obviamente de la Teología Espiritual.

En el cuarto capítulo me orientaré de modo particular a la Teología Mística


del Pseudo Dionisio. En este capítulo analizaremos la vía unitiva bajo el símbolo
del encuentro entre dos miradas, la divina y la humana. Dicho encuentro se
concretizará en la relación y unión de los dos amores, el divino y el humano,
teniendo como fin la gloria de Dios y la felicidad del hombre. En este último

11
capítulo me auxiliare de los grandes místicos que como el autor del Pseudo Dionisio
Areopagita lograron con la ayuda de Dios y de sus intercesores la unión con Dios
Trinidad.

Al final podrán encontrar la conclusión como fruto del análisis final de los
resúmenes que se fueron realizando al final de cada capítulo. Después de la
conclusión se encuentra la lista de la bibliografía ocupada para la realización de este
trabajo.

Deseo que la lectura de este sencillo trabajo ayude a comprender nuestra


vocación a la santidad y nuestro compromiso a ser fieles a nuestra naturaleza de
hijos de Dios; buena lectura.

12
Capítulo I

FUNDAMENTO PSEUDO DIONISIANO Y FILOSÓFICO

1.1. FUNDAMENTO GENERAL

El Señor, en la noche en la que iba a ser entregado a su pasión, antes de ser


elevado en la cruz y atraer a todos hacia sí mismo1, dijo a sus apóstoles «No se
turben; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas
habitaciones. De no ser así, no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. Y
después de ir a prepararles un lugar, volveré para tomarlos conmigo, para que donde
yo esté, estén también ustedes. Para ir donde yo voy, ustedes ya conocen el
camino»2. Con estas palabras que el discípulo amado ha puesto en la boca del Señor
he querido iniciar este trabajo. Son palabras que nos mostrarán el camino en este
peregrinar que estamos a punto de comenzar bajo la guía de la mística del autor del
Corpus Dionisiacum. Caminaremos iluminados por la fe creyendo en la Palabra que
ha salido de la boca del Padre y que Cristo, los apóstoles, los evangelistas y los
profetas nos la han revelado; si creemos con el corazón lo que nos han dado a
conocer no caeremos en turbación.

Cristo, nos pide aguardar con esperanza su retorno glorioso. Él ha ido a


prepararnos una habitación en la casa de su Padre, y cuando la haya preparado
entonces volverá por nosotros y nos encontraremos con Él. El encuentro tiene lugar
en una peregrinación mutua, Él viene a nuestro encuentro y nosotros vamos al suyo.
Cristo nos ama, y por eso Él quiere que donde Él esté estemos también nosotros, Él

1
Cf. Biblia de Jerusalén, Jn 12,32.
2
Jn 14,1-4.
vive junto al Padre en unidad con el Espíritu Santo. Ellos son Uno y también desean
que seamos uno junto a Ellos3. San Pablo nos dice… «Del mismo modo que el
cuerpo es uno, aunque tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo,
no obstante, su pluralidad, no forman más que un solo cuerpo, así también Cristo.
Hemos sido bautizados en un solo Espíritu para no formar más que un cuerpo.
Muchos son los miembros, más uno el cuerpo. Si sufre un miembro, todos los demás
sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte en su gozo.
Ahora bien, ustedes son el Cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno a su modo»4.
Por el Espíritu Santo el Hijo nos une al Padre5, pero cada uno a su modo propio,
Ellos son Dios y nosotros sus creaturas6. Por medio de esta unión, Dios nos hace
participes de su naturaleza divina y nos introduce en su seno, porque no somos del
mundo7, sino ciudadanos del Cielo8, y a Dios pertenecemos. Cristo nos ha dado a
conocer el camino de retorno al Padre, Él es el Camino la Verdad y la Vida, nadie
va al Padre si no es por Él, es una peregrinación constante en la vía del amor, amor
que trasciende y supera al sufrimiento y al dolor. Quien ama a semejanza de Cristo
alcanza a unirse al amor de Dios9.

El autor de Los Nombres de Dios, al inicio de su obra, aclara que en la


medida de lo posible tratará de explicar los nombres de Dios bajo la dirección de la
Palabra de Dios revelada en la Sagrada Escritura, para que lo que explique sobre
los nombres de Dios, «no sea con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino
con las pruebas del poder que anima el espíritu de los escritores sagrados»10. Del
mismo modo, confiando en la guía del Espíritu Santo, me dispongo a escuchar la
voz de la Palabra de Dios que se revela por medio de la pluma de los profetas, de
los apóstoles y de los evangelistas, para que, lo que se va a escribir esté dentro de

3
Cf. Jn 14,10-11.16-17.20.23.
4
1 Cor 12,12-30.
5
Cf. Jn 16,13-15.
6
Cf. Jn 17,4-11.
7
Cf. Jn 17,14-26.
8
Cf. Fil 3,20.
9
Cf. Jn 17,24-26.
10
1 Cor 2,4.

14
lo que ha sido divinamente revelado. Porque para poder acercarnos a los misterios
de Dios y elevarnos hacia las alturas en la medida que se nos es permitido debemos
contar con un conocimiento supraesencial11.

Continuando en la línea de la divina revelación, el Pseudo Dionisio se remite


a la Tradición eclesiástica para dar fundamento a su obra12. De la misma manera en
este trabajo me remitiré a la Palabra de Dios que se ha escuchado en la Tradición
de la Iglesia. Para una justa interpretación de dicha Palabra revelada, me sustentaré
en el Magisterio de la Iglesia tanto universal y particular. No pasaré por alto la
experiencia mística de algunos de los santos, quienes han logrado con la ayuda de
Dios aquí en la Tierra conocer una parte de los misterios divinos y alcanzar en la
medida en que les fue permitido la imagen y semejanza con el Creador. En la
medida de lo posible trataré de integrar la Palabra de Dios y la interpretación del
Magisterio con el pensamiento místico del autor del Corpus Dionisiacum, y la
experiencia espiritual de los místicos santos.

1.2. NEOPLATONISMO
a) Antecedentes al neoplatonismo

En el siglo IV a.C. aparecieron distintas corrientes filosóficas que recogían el


pensamiento de las filosofías anteriores, tales como la de los presocráticos (640-
370 a.C.), de Sócrates (470-399 a.C.), de Platón (387-347 a.C,) y de Aristóteles
(384-322 a.C.). Fueron corrientes que entablaron mutuos enfrentamientos con el fin
de perfilarse como única corriente dominadora del pensamiento filosófico. Con
Pirrón (360-270 a.C.) aparece el «escepticismo» como actitud general negativa ante
la valides del conocimiento científico13. Poco a poco se fue desarrollando en la

11
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Los Nombres de Dios I, 1.
12
Cf. Ibidem, III, 2.
13
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía I. Grecia y Roma, BAC, Madrid 2015, 627-628.

15
academia platónica; llegó a oponerse contra el dogmatismo del «estoicismo», el
cual surgió con Zenón (336-263 a.C.). El estoicismo utilizó materiales de todas
filosofías anteriores. En física se inspiran en Heráclito, combinándolo con el
hilemorfismo de Aristóteles; en teología recogen las pruebas de Platón y
Aristóteles; en ética prolongan la actitud de los cínicos. Constituye una síntesis de
los pensamientos filosóficos anteriores. En muchos puntos presenta características
propias, y en otros los estoicos precisaron y ampliaron las doctrinas filosóficas
antiguas, ha sido uno de los movimientos doctrinales que más ha influido en el
desarrollo de la filosofía14. Esta corriente filosófica era contraria al «epicureísmo»,
iniciada por Epicúreo (341-270 a.C.). Es materialista y empirista. Procede del
atomismo de Demócrito. Rechaza las matemáticas y no las considera útiles en la
práctica. Se propone solamente por seguir la felicidad en cuanto que es posible en
esta vida. Su norma es la sencillez y la utilidad. Dice que toda filosofía es inútil si
no sirve para conseguir la felicidad15.

El «eclecticismo» aparece en reacción en contra del escepticismo, y como


corriente conciliadora entre los enfrentamientos entre los escépticos y estoicos.
Inicia con Diógenes de Babilonia y es establecida con Panecio (185-112 a.C.).
Algunas escuelas filosóficas abandonaron las posiciones demasiado rígidas y
tendieron a buscar zonas intermediarias. Una crítica del escéptico Carneades, tuvo
como efecto el agrupamiento de las escuelas dogmáticas: estoicismo, platonismo y
aristotelismo; para defenderse contra el enemigo común, el resultado fue el
eclecticismo, en el que se mezclan doctrinas procedentes de todas las escuelas16.

El siglo anterior a la era cristiana y los dos posteriores ofrecen un conjunto


de aspiraciones que constituyen la preparación de la síntesis del neoplatonismo con
que se cierra la filosofía griega. La influencia del escepticismo se aprecia en la

14
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía I. Grecia y Roma, BAC, Madrid 2015, 598.
15
Cf. Ibidem, 589-595.
16
Cf. Ibid., 641.

16
pérdida de la confianza en la razón especulativa. La filosofía pierde el sentido
enciclopédico que había tenido en Platón, en Aristóteles y en el estoicismo,
quedando limitada a temas prácticos morales y religiosos, buscando fórmulas
sencillas y normas para resolver el problema práctico de la vida. Prevalecen los
temas éticos y religiosos acerca de Dios, de la providencia, del bien y del mal, la
virtud, la felicidad, la inmortalidad del alma, la salvación, el destino, el futuro, los
castigos y recompensas en la otra vida, etc. La filosofía pierde valor técnico y gana
interioridad, sale de la escuela y penetra en la vida. Se convierte en una terapia para
las enfermedades del alma, en un refugio de las duras circunstancias por las que el
mundo atravesaba17.

Los filósofos se hacen ascetas, predicadores populares, directores de


conciencia y educadores. Ante la pérdida y debilidad de la fe en la religión pagana
muchos tratan de llenar ese vacío con las religiones orientales como los oráculos
caldaicos. Tanto la filosofía como la religión coinciden en este tiempo en buscar la
finalidad práctica de la salvación, aspirando a la unión con la divinidad en sentido
teosófico y místico. Consideran al filósofo como un hombre excelso, dotado de
virtudes, con poderes sobrehumanos, asceta, taumaturgo, dominador de las fuerzas
de la naturaleza, en intimo contacto con la divinidad y como una especie de
intermediario entre Dios y los hombres18.

El centro principal es «Alejandría»19, ciudad cosmopolita donde confluyen


y conviven griegos, romanos, egipcios, judíos, persas, demás pueblos orientales y
occidentales y desde luego los cristianos. Esta mezcla de razas, de ideas y de
religiones causó un intercambio, un sincretismo religioso y un eclecticismo
filosófico. Las grandes escuelas sistemáticas: platonismo, aristotelismo, estoicismo
buscan un fondo común. Predomina el platonismo y el pitagorismo por su contenido

17
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía I. Grecia y Roma, BAC, Madrid 2015, 685-687.
18
Cf. Ibidem.
19
Ciudad fundada por Alejandro Magno en el norte de Egipto en 331 a.C. En ella se
desarrollaron las escuelas de escultura, la neoplatónica y la catequética cristiana.

17
ascético, moral y religioso. Fruto de esta unión son dos corrientes: el
neopitagorismo y el platonismo medio, como también elementos estoicos y
aristotélicos. Subrayan la trascendencia de Dios, considerándolo como Uno o el
Bien, y su contraposición al mundo. Entre Dios y el mundo se encuentran una serie
de intermediarios: logos, potencias, espíritus y demonios, con los que tratan de
salvar la distancia entre ambos y hacer posible la trasmisión de la acción providente
de Dios hasta las creaturas inferiores. Acentúan la tendencia religiosa y mística,
aspirando a la asimilación con Dios, que pretenden alcanzar en esta vida por el
éxtasis, y después de la muerte por la unión con la divinidad. De aquí se deriva su
carácter moral y la práctica del ascetismo como preparación purificadora para
libertar el alma del apego a las cosas del mundo sensible. Filón de Alejandría (20
a.C. - 45 d.C.) en su intento de conciliar la filosofía griega con la revelación de la
Biblia da paso a la fuente de donde procede el neoplatonismo20. En este ambiente
se constituye una importante escuela catequética cristiana dirigida por san Panteno
(180 d.C.), por Clemente de Alejandría (145-215) y Orígenes (185-253). Ellos
desarrollan una forma de neoplatonismo cristiano sabiendo asimilar el pensamiento
griego21.

b) Pensamiento neoplatónico

Con el nombre de «Neoplatonismo» se indica la última fase de la filosofía


griega. Es un último esfuerzo del paganismo para organizarse en un sistema racional
teológico, frente al cristianismo que se expandía victoriosamente en todo el imperio.
La corriente neoplatónica se puede esquematizar en tres momentos históricos:
Primero, la «fase inicial» con el cristiano «Amonio Sacas» (175-242) en Alejandría.
Se concretó con su discípulo «Plotino» (205-270) en Roma. El pensamiento de
Plotino fue trasmitido y continuado en Roma por su discípulo «Porfirio» (233-305)

20
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía I. Grecia y Roma, BAC, Madrid 2015, 685-687.
21
Cf. N. D’ANNA, Il neoplatonismo. Significato e dottrine di un movimento spirituale, Il
Cerchio, Città di Castello 2011, 27.

18
en seis secciones, compuestas cada una con nueve tratados, de donde proviene el
nombre de Ennéadas, no constituyen un tratado sistemático, sino un conjunto de
conferencias sobre temas muy diversos, con numerosas digresiones y poco orden
en su desarrollo, que reflejan el carácter de su enseñanza oral. En esta etapa, por así
decirlo, la reflexión neoplatónica toma forma. Segundo, la fase de la «escuela
siriaca» con «Jámblico» (250-330) discípulo de Porfirio. Es la etapa en la cual es
planteada una primera síntesis entre la reflexión metafísica-teológica y la filosofía
griega. Y tercero, la «fase conclusiva de la escuela de Atenas» con «Plutarco» (350-
435). Esta última fase coincide con el renacimiento de la escuela de Atenas, después
que en el 86 d.C, fue suspendida por el imperio. Los sucesores de Plutarco en la
dirección de la escuela fueron: «Siriano, Proclo y Damascio», pues la academia
llegó a su fin y fue cerrada para siempre por un edicto del emperador Justiniano en
el 52922.

El neoplatonismo subraya por una parte la absoluta trascendencia del Uno y


por otra la estrecha dependencia en que coloca respecto a él a todos los seres
inferiores de la jerarquía. El Uno es a la vez trascendente, en cuanto que está fuera
y por encima de todos los demás seres, e inmanente en cuanto que todos dependen
de él en su ser y en su actividad, y todos tienden a él como a su principio. Plotino
une dos tendencias platónicas, por una parte, el aspecto intelectual y por otro, el
profundo impulso místico que aspira a la identificación con el principio absoluto.
Sobre el «mundo de las ideas»23 de Platón está el Uno, fuente primaria de todo ser,
del cual proceden todas las cosas y están ordenadas de manera jerárquica. El Uno
es el Principio supremo del cual se deriva toda pluralidad, el Uno es aquello por el

22
Cf. M. ABBATE, Tra esegesi e teologia. Studi sul neoplatonismo, Mimesis, Milano 2012,
17-21.
23
Eje central del desarrollo del pensamiento platónico. La existencia de seres contingentes,
mudables y relativos, postula la existencia de una realidad fija, estable y absoluta. Son
realidades superiores situadas en un mundo superior. Así la realidad queda dividida en dos
mundos: uno eterno e invisible, y otro finito y material. Las ideas eternas son la causa de
los seres visibles del mundo material. El filósofo debe de purificarse y separarse de lo
material para consagrarse de lleno a la contemplación de las realidades eternas.
Cf. PLATÓN, Cratilo, Banquete, Fedón, Repubblica, Fedro, Sofista, Parménides, Timeo,
Filebo.

19
cual existen todas las cosas, pero el Uno no es el todo, una cosa es el Uno lo
inteligible, y otra cosa es lo sensible que procede de él24.

El Uno es perfecto y su sobreabundancia produce una cosa diferente de él.


Las cosas no son el Uno, porque este permanece en sí mismo, dándoles la
existencia, el Uno se difunde sin dividirse y sin multiplicarse, es todas las cosas sin
ser ninguna de ellas, es principio de todas las cosas, pero no es las cosas que se
derivan de él. Sin embargo, a mayor unión responde mayor perfección, por esto el
grado mayor de perfección es el Uno, y los seres más imperfectos son en la medida
que están más alejados del Uno. El fin del alma es regresar al Uno, y para lograrlo
debe purificarse (κάθαρσις) liberándose de su prisión material. El proceso de
retorno es intelectual y volitivo por medio de la dialéctica, la cual es una empresa
mediante la sustracción o la supresión implacable de las diferencias materiales,
sensitivas racionales e intelectivas, hasta volver al Uno25.

Para el neoplatonismo la purificación es un esfuerzo del hombre y no


requiere ninguna ayuda extrínseca. El proceso y el orden de la purificación está
marcado con solo considerar la serie de diferencias que separan al hombre de la
unidad. Plotino presenta dos principios para emprender el camino hacia el Uno:

▪ «Toda realidad existe según su unidad y actúa por el Bien. Esta su unidad
nos remite a la Unidad originaria, fuente de todo ser, toda belleza y todo
Bien.
▪ Todo ser trasmite lo que a su vez a recibido del ser inmediatamente superior,
cada uno contribuye al Bien del Todo»26.

De acuerdo con estos dos principios se puede iniciar el camino de regreso


hacia el Uno. El hombre puede subir a la Unidad por la experiencia del Bello que

24
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía I. Grecia y Roma, BAC, Madrid 2015,720-724.
25
Cf. Ibidem,724-737.
26
F. PASCUAL, Storia della filosofia antica, APRA, Roma 1999, 275.

20
no es sensible, la que no se contempla con los sentidos, sino con el alma. Esto solo
es posible por la purificación, por la cual el alma se aparta de lo material para poder
contemplar la realidad inteligible. Plotino nos da tres caminos: La musica, el amor
y la filosofía. Se realiza por tres etapas: Supresión de la materia, suprimir todo
discurso y raciocinio para poder contemplar la verdad, purificar la inteligencia que
es la que contempla las ideas. También son llamadas: Purificación, contemplación
y unión. El hombre es un ser que está entre el mundo inteligible debido al alma y el
sensible debido al cuerpo. El alma debe de entrar en sí misma y descubrir la belleza
que hay dentro de ella, esforzarse hasta ser similar al Uno mediante el conocimiento
del Bien. Gracias al alma, el hombre se encuentra en el camino de retorno27.
Después de la purificación, no conviene hacer esfuerzos sino esperar a que el Uno
se revele. El fin será la unión con el Uno. A esto tiende toda la filosofía del
neoplatonismo28.

Algunos autores retienen que el neoplatonismo es la auténtica y fiel


interpretación de la filosofía de Platón y en general de todo el pensamiento
filosófico griego, del cual, según los filósofos neoplatónicos, la filosofía platónica
representa el momento más alto e ilustre de del pensamiento filosófico. La
metafísica neoplatónica está fundada particularmente en la interpretación de dos
textos platónicos: Libro VI de la Republica, los neoplatónicos interpretan el
significado de la metáfora solar y delinean algunas reflexiones sobre la naturaleza
del Principio. Platón por boca de Sócrates busca delinear la naturaleza de la idea de
«Bien» y la relación que tiene con la realidad inteligible; se trata entre el texto 508a
y 509d:

«A quale dunque tra gli dei del cielo puoi attribuire questo potere? un dio
cui la luce permette alla nostra vista di vedere nel miglior modo e alle cose
visibili di farsi vedere? Quello, rispose, che tu e gli altri riconoscete: è chiaro
che la tua domanda si riferisce al sole. La vista, né come facoltà in sé stessa
né come organo in cui ha sede e che chiamiamo occhio, non è il sole. Eppure,

27
Cf. F. PASCUAL, Storia della filosofia antica, APRA, Roma 1999, 282-284.
28
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía I. Grecia y Roma, BAC, Madrid 2015, 739-743.

21
tra gli organi dei sensi è quello che più ricorda nell’aspetto il sole. Anche il
sole non è la vista, ma essendone causa, è da essa stessa veduto. Io chiamo
il sole prole del Bene, generato dal Bene a propria immagine. Ciò che nel
mondo intelligibile il Bene è rispetto all’intelletto e agli oggetti intelligibili,
nel mondo visibile è il sole rispetto alla vista e agli oggetti visibili. Gli occhi,
quando uno non li volge agli oggetti illuminati nei loro colori dalla luce
diurna, ma a quelli illuminati dai lumi notturni, si offuscano e sembrano
quasi ciechi. Ma quando uno li volge agli oggetti illuminati dal sole, vedono
distintamente e la vista, che ha sede in questi occhi medesimi, appare chiara.
Allo stesso modo considera anche il caso dell’anima. Quando essa si fissa
saldamente su ciò che è illuminato dalla verità e dall’essere, ecco che lo
coglie e lo conosce, ed è evidente la sua intelligenza; quando invece si fissa
su ciò che è misto di tenebra e che nasce e perisce, allora essa non ha che
opinioni e s’offusca, rivolta in su e in giù, mutandole, le sue opinioni e
rassomiglia a persona senza intelletto. Ora, questo elemento che agli oggetti
conosciuti conferisce la verità ed a chi conosce dà la facoltà di conoscere,
di’ pure che è l’idea del Bene; e devi pensarla causa della scienza e della
verità, in quanto conosciute. La condizione del Bene deve essere tenuta in
pregio ancor maggiore. A gli oggetti visibili il sole conferisce non solo la
facoltà di essere visti, ma anche la generazione, la crescita e il nutrimento;
così gli oggetti conoscibili non solo ricevono dal bene la proprietà di essere
conosciuti, ma ne ottengono ancora l’esistenza e l’essenza, anche se il Bene
non è essenza, ma qualcosa che per dignità e potenza trascende l’essenza»29.

Este texto representa para Plotino, Proclo y Damascio el punto de referencia


exegético para comprender la naturaleza de la relación entre el Bien, identificado
por ellos con el «Principio Primero», y la realidad inteligible o el Ser en su unitaria
totalidad. Para Plotino, el Bien es aquello que da garantía a los objetos inteligentes
y a su propia naturaleza. El Principio, que es el Bien, con su propia luz da a la
realidad inteligible la posibilidad de ser. En la metáfora solar está presentada la
naturaleza del Bien, y su trascendencia respecto al ser en cuanto tal. El Bien está
más allá de la esencia (ἐπέκεινα τῆς οῦσίας), en cuanto la supera por dignidad y
potencia30. Los neoplatónicos ven en el sol el reflejo de la presencia divina y
consideran que el rol del hombre está ligado a su capacidad de ascender a las

29
PLATONE, Repubblica VI 508a – 509d.
30
Cf. M. ABBATE, Tra esegesi e teologia. Studi sul neoplatonismo, Mimesis, Milano 2012,
40.

22
grandes manifestaciones divinas y penetrar sus raíces, así el ser humano tiene la
capacidad de contemplar el Bien y de estar en relación con el Divino31.

Otro texto platónico en el que se basan los neoplatónicos es: Parménides,


en esta obra viene expuesta la teoría de las ideas, la conducen Parménides y Sócrates
en un dialogo, en él afrontan diversas hipótesis sobre el carácter y sobre la
naturaleza del «Uno», con el cual viene identificada la realidad:

«Tutte le parti sono contenute dal tutto. E certamente l’Uno è tutte le parti
dell’Uno, non di più né di meno di tutte le sue parti. Tutte le parti sono nel
tutto e l’Uno è tutte le sue parti e insieme il tutto stesso e tutte le parti sono
contenute nel tutto, allora l’Uno sarà contenuto nell’Uno e già questo dice
che l’Uno stesso sarà in sé stesso. Certamente. L’Uno dunque in quanto tutto
è in altro da sé; ma in quanto è tutte le sue parti, è pure in sé stesso; così è
dimostrato che l’uno deve essere in sé stesso e in altro da sé.
Necessariamente. Se questa è la natura dell’Uno, non è pure necessario che
si muova e che stia? E come? Se è in sé stesso, sta; essendo in un luogo e
non muovendosi da questo, sarà sempre nello stesso luogo, in sé stesso.
Vero»32.

El origen en sentido absoluto es el Uno y solo el Uno. El Uno es anterior a


los muchos, esto significa que toda multiplicidad deriva del Uno, El Principio
Primero absoluto es Uno solo, porque toda multiplicidad subsiste solamente como
segunda respecto a Uno y de él depende. El Uno produce por motivo de su
perfección, produciendo no se empobrece, sino que permanece idéntico a sí mismo
en su trascendencia respecto al producto. Lo que es perfecto desea generar y
comunicar a otros la propia plenitud. La esencia del Uno está en ser productor de
unidad. Se acentúa al extremo la trascendencia del Uno, está más allá del ser, de la
sustancia y de la mente. Es llamado Uno porque es la causa simple y única de todas
las cosas, este nombre contiene la exclusión de lo múltiplo. Plotino comienza con

31
Cf. N. D’ANNA, Il neoplatonismo. Significato e dottrine di un movimento spirituale, Il
Cerchio, Città di Castello 2011, 13.
32
PLATONE, Parmenide, 145-146.

23
lo que se llamará teologia negativa, o sea la determinación de Dios a través el
reconocimiento de la imposibilidad de predicarle todas y cada una de las
determinaciones finitas. En conformidad con la tradición griega, Plotino entiende
el politeísmo por el proceso de emanación y lo interpreta como el pensamiento que
tiene el Uno de sí mismo. El Uno pensándose da origen al intelecto que es la imagen
del Uno, el intelecto al alma que es imagen del intelecto, trascurriendo de imagen
en imagen la emanación es una degradación33.

Proclo nos explica cómo se da esta derivación de los muchos del Uno y los
nexos que el Uno tiene con los muchos y los muchos con el Uno en su retorno. Él
lo explica con la «ley circular tríadica» de la «permanencia-procesión-conversión».
La permanencia (μονή), es el permanecer del Principio en sí mismo sin disminuir;
la procesión (προοδος), es la salida del Principio de la sucesiva realidad; y la
conversión (επιστροφη), es el retorno, o sea el reunirse del participado con el
Principio del cual deriva. Ya Plotino había hablado sobre estos tres momentos, pero
Proclo la condujo a un nivel mayor con la metafísica, él está convencido que del
Uno derivan y proceden los muchos, y en la misma medida en que derivan y
proceden, a él regresan; exactamente este círculo metafísico del proceder y regresar
al Uno funda y explica toda forma de la realidad34.

La dialéctica del neoplatonismo precisa cómo el cumplimiento del proceso


consiste no solo en llegar al Principio, sino sobre todo de llegar a un estado de
perfecta tranquilidad en el inteligible, se concluye en la contemplación. Plotino dice
que al llegar el alma se tranquiliza y se sacia, no busca nada más, sino que confía
en poseer la contemplación. Mientras la confianza esté reposando, más tranquila
será la contemplación, mientras más llegue el alma al Uno, más se realiza la unidad
entre el Uno y el alma35.

33
Cf. N. ABBAGNANO, Storia della filosofia. La filosofia antica, la patristica e la
scolastica, UTET, Torino 2003, 261-262.
34
Cf. G. REALE, Introduzione a Proclo, Editori Laterza, Bari 1989, 27-32.
35
Cf. V. VERRA, Dialettica e filosofia in Plotino, Vita e pensiero, Milano 1992, 65.

24
1.3. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA
a) ¿Quién es el autor del Corpus Dionisiacum?

Hacia el principio del siglo VI d.C. comenzaron a aparecer citaciones a unos


textos atribuidos a «Dionisio Areopagita», quien según las «Sagradas Escrituras»36
fue un convertido de san Pablo. Fue un error que tomó forma en el 533 por Severo
(465-538) patriarca de Antioquia, quien citó los escritos del Corpus Dionisiacum
para sostener su «monofisismo»37 en el Concilio de Constantinopla II; este hecho
manifestó que en esos años ya se comenzaban a conocer dichos escritos y eran
vistos con autoridad apostólica. En oriente eran muy difundidos. En el siglo VII
fueron comentados por san Máximo el confesor (580-662), quien, gracias a su
aureola, sacó adelante la ortodoxia del Pseudo Dionisio Areopagita a favor de la
doble energía y doble voluntad de Jesús, en el VIII los citó san Juan Damasceno
(675-749). En occidente los aceptó el Papa san Gregorio Magno (540-604), el Papa
san Marín I (655-655) en el primer concilio de Letrán (649) los llamó auténticos,
en 858 Juan Scoto Eriugena (810-877) los tradujo del griego al latín y los comentó.
Hugo de san Víctor (1096-1141) comentó la Jerarquía Celeste, san Alberto Magno
(1193-1280) los comentó, santo Tomas de Aquino (1224-1274) en 1261 compuso
un comentario a Los nombres de Dios. Todos estos autores no pusieron en duda la
autenticidad, pero poco a poco se fue conociendo que tenían influjo neoplatónico
del siglo V, y que en realidad fue un tentativo para explicar la fe por medio del
pensamiento neoplatónico38.

Fueron puestos en duda en el siglo XVII por los motivos internos y externos
que demuestran que resalen a finales del siglo V y por tanto su atribución a Dionisio
Areopagita que vivió en el siglo I es totalmente imposible. Se trató de una táctica

36
San Pablo al terminar su predicación en el Areópago de Atenas, logró la conversión de
algunos hombres, entre ellos Dionisio Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos
otros con ellos (Cf. Hch 17,22-34).
37
Herejía que planteaba que Jesús solo tenía la naturaleza divina y no la humana.
38
Cf. F. COPLESTON, Storia della filosofia II, Paideia, Brescia 1971, 119-120.

25
literaria con el propósito de tener autoridad apostólica. Conoció la costumbre de
cantar el credo en la misa introducida por Pedro Fullón en 476. Describe la
organización monástica que corresponde al siglo V. Una fuente importante para
estos escritos fue Proclo que nació el 8 de febrero de 412 y murió el 17 de abril de
485. De estas dos fechas, la de la muerte es reconocida por la mayoría de los
estudiosos, pues es confirmada por dos precisos elementos. El primero se trata de
la fecha indicada por el calendario attico que los neoplatónicos usaban la cual fue
el 17 de abril de 424 del imperio de Juliano; el segundo se trata de dos eclipses, uno
sucedió un año antes de la muerte de Proclo y el otro un año después. Los estudiosos
de astronomía han confirmado que efectivamente el 1 de febrero de 484 y el 19 de
mayo de 486 se manifestaron los eclipses. Se sabe que Proclo vivió entre 73 y 75
años39.

Proclo fue originario de Bizancio, después llegó a Alejandría a estudiar,


enseguida decidió trasladarse a Atenas en el año 430, allí estudio en la
«Academia40» dirigida por Plutarco quien le enseñó el De anima de Aristóteles y el
Fedón de Platón por dos años, o sea hasta la muerte de Plutarco que sucedió en 432.
Después continuo sus estudios con Siriano, quien le enseñó todo lo de Aristóteles
hasta 434. Después estudió a Platón hasta 437, año de la muerte de Siriano. Para
terminar, estudió los oráculos caldaicos. A la muerte de Siriano su sucesor fue
Proclo como director de la academia, estando casi cincuenta años en el cargo, es
decir del 437 hasta el 477-48741.

39
Cf. G. REALE, Introduzione a Proclo, Editori Laterza, Bari 1989, 4.
40
El itinerario seguido por los neoplatónicos en la preparación filosófica partía de
Aristóteles, era como una introducción en los pequeños misterios de dos años para después
pasar a Platón que eran los grandes misterios por tres años. Enseguida se culminaba con el
estudio de las doctrinas de teólogos expuestas en los poemas órficos y en los oráculos
caldaicos. Cf. M. ABBATE, Tra esegesi e teologia. Studi sul neoplatonismo, Mimesis,
Milano 2012, 25-30.
41
Cf. G. REALE, Introduzione a Proclo, Editori Laterza, Bari 1989, 5-8.

26
Con estos datos podemos afirmar que el autor del Corpus Dionisiacum no
está más allá del 430 fecha de la llegada de Proclo a la academia de Atenas, y 476
por la institución del credo cantado, pudieron ser escritos pocos años después de
484 y el 486, años en que se manifestaron los «eclipses»42, y antes del 529 cuando
se cerró la academia de Atenas, o 533 cuando fueron citados en el Concilio de
Constantinopla II. Es correcto pensar que fueron escritos en Siria o dentro del
«Triángulo Bizantino»43. El autor es un teólogo y sin duda un presbítero, monje u
obispo por el alto concepto que manifiesta de la dignidad episcopal. Sin embargo,
hasta el presente han sido vanos todos los intentos por identificar al personaje
histórico44.

b) El Corpus Dionisiacum

Es un conjunto de cuatro libros y diez cartas: Jerarquía celeste, Jerarquía


eclesiástica, Nombres de Dios, Teologia mística. Hay otras cinco obras que son
ficticias o se han perdido: Elementos de teologia o Representaciones teológicas,
Teologia simbólica, Sobre el alma, Sobre el justo juicio de Dios, Sobre los objetos
inteligibles y los objetos de los sentidos45. Es una fuente histórica de suma
importancia por su influencia en el desarrollo del pensamiento medieval. Tiene
doctrina ortodoxa, aun por ser escritos en medio de dos ambientes, por una parte, la
herejía monofisita, frente a ella tiene una actitud de separación, evitando
expresiones que pudieran inclinarse a alguna de las partes. Por otra parte, la
corriente filosófica del neoplatonismo de Atenas la cual el autor tomó dándole una
orientación netamente cristiana y ortodoxa. El mismo autor confiesa que en su carta
a san Policarpo que se esfuerza por poner la filosofía neoplatónica al servicio de la

42
El autor del Corpus Dionisiacum escribe en una carta dirigida al obispo san Policarpo su
experiencia de haber presenciado el eclipse que tuvo lugar el día de la crucifixión del Señor
desde la ora nona hasta el atardecer. Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Obras completas,
BAC, Madrid 2017, 261-262.
43
Constantinopla, Antioquia y Alejandría.
44
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía II, BAC, Madrid 2015, 164-165.
45
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Obras completas, BAC, Madrid 2017, XVII.

27
fe cristiana46. El autor concilia la unidad de la esencia divina con el dogma trinitario
y la encarnación. Evita el monismo y el emanantismo, enseña claramente el
pluralismo y la creación del mundo por Dios. Tiene estilo detallado y enfático.
Abundan los «neologismos»47, «alegorismos»48, «antítesis»49. Emplea la palabra
teologia para referirse a la Sagrada Escritura y teólogos para referirse a los profetas,
apóstoles y evangelistas. La mística tiene el sentido de ser una doctrina misteriosa
y escondida. Es un esfuerzo para exponer en modo sistemático el cristianismo.
Distingue la teologia afirmativa, la cual procede de Dios y se mueve hacia el
infinito, es especialmente para explicar la esencia de Dios a los fieles sencillos.
También trabaja con la teologia negativa, la cual procede del infinito y se dirige a
Dios, en esta explicación es más detallada la esencia de Dios y es para los que
buscan elevarse más en el conocimiento de Dios50.

Conoció las obras de Platón, y los comentarios que realizó Proclo sobre ella,
en modo articular Parménides, Timeo, Primero Alcibíades, Cratylo y Republica.
Conoció las Eneadas de Porfirio donde estaba la doctrina de Plotino. Conoció las
obras de Proclo: Liber de causis, Elementos de Teologia y Teologia platónica.
Posiblemente conoció a Proclo o a Siriano en Atenas antes que se cerrara la escuela
en el 529. Pudo haber tenido en sus manos escritos de cristianos anteriores a él que
ya se habían relacionado con el neoplatonismo: Orígenes, Clemente de Alejandría,
san Macario de Egipto, Evagrio del Ponto, san Basilio, san Gregorio de Nisa y san
Gregorio Nacianceno51.

46
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Obras completas, BAC, Madrid 2017, 259-262.
47
Un neologismo puede definirse como una palabra nueva que aparece en una lengua, o la
inclusión de un significado nuevo en una palabra ya existente o en una palabra procedente
de otra lengua (ὑπερίδρυται: estar colocado por encima de…).
48
La alegoría pretende dar una imagen a lo que no tiene imagen para que pueda ser
entendida, hacer visible lo que no es visible (Agua: purificación)
49
La antítesis es la oposición entre dos términos contrarios (tinieblas luminosas).
50
Positiva (Nombres de Dios): Se basa sobre la determinación de los nombres o atributos
de Dios (Bondad, Belleza…) Negativa (Teologia mística): La explicación la considera
sobre todos los predicamentos con los cuales se puede designar.
51
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Obras completas, BAC, Madrid 2017, XVII-
XXXVII.

28
c) Obras

Nombres de Dios: Obra dedicada al Presbítero Timoteo. Es el trabajo más


grande del Pseudo Dionisio Son 13 capítulos. Se refiere a la teologia sistemática y
examina con la teología positiva y negativa los nombres de Dios: Bondad, Luz,
Belleza, Amor, Ser, Vida, Sabiduria, Verdad, Potencia, Justicia, Redención,
Salvación. Los nombres presididos por el prefijo ἀρχή se refieren a Dios como
principio y pertenecen a la teología afirmativa. Los que comienzan con ὑπέρ y
precedidos por ὰ expresan la inefabilidad, y pertenecen a la teología negativa. Se
debe comenzar por los nombres lejanos para llegar a los próximos. Insiste sobre la
imposibilidad de designar adecuadamente la naturaleza de Dios. Subraya la
trascendencia de Dios como un Ser totalmente fuera y por encima de todos los seres,
inaccesible a los sentidos y a la razón, solamente Dios puede conocerse a sí mismo
y solamente Él puede darse a conocer a los hombres y lo ha hecho por medio de las
Sagradas Escrituras, las cuales están sumamente presentes en todo el conjunto de la
obra52. Da por puesta la existencia de Dios como un hecho revelador que no se debe
dudar, por eso parte de la revelación de las Sagradas Escrituras y se esfuerza por
hacer exegesis detalladas. No es posible definir a Dios con conceptos ni expresar
su esencia con palabras, pues uno y otros resultan insuficientes. Dios es absoluta
Unidad y Bien sumo de que todas las cosas participan y sin el cual no podrían ser53.

Jerarquía Celeste: Obra dedicada al Presbítero Timoteo. Contiene 15


capítulos. Está constituida por los ángeles y está clasificada en nueve ordenes en
grupos ternarios. La primera: Serafines, Querubines y Tronos, son los seres de más
alto rango por estar en torno a Dios y recibir de Él las perfecciones más sublimes.
La segunda: Dominaciones, Virtudes y Potestades, son los seres del orden medio y
reciben la iluminación del primer orden. La tercera: Principados, Arcángeles y

52
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres divinos I, 1.
53
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía II, BAC, Madrid 2015, 169.

29
Ángeles, son la orden más baja de la Jerarquía celeste, son los más próximos con la
Jerarquía eclesiástica, ellos reciben la iluminación de la orden superior y la vez la
trasmiten a la eclesiástica54.

Jerarquía eclesiástica: Obra dedicada al Presbítero Timoteo. Contiene 7


capítulos. Está clasificada en nueve ordenes en grupos ternarios. El primero son los
Sacramentos: Bautismo, Eucaristía y Orden sagrado, esta orden recibe la
iluminación de la jerarquía celeste que trasmite la luz a las ordenes inferiores con
el fin de elevarlas para que puedan contemplar los misterios divinos. La segunda:
Obispos, Presbíteros y Diáconos, esta orden está constituida por los quienes
administran lo sacramentos a la orden inferior. La tercera: Iniciados, Catecúmenos,
y Penitentes, esta jerarquía recibe la luz de la jerarquía superior y es elevada por
medio de los símbolos que significan lo invisible55. El fin de las jerarquías es la
deificación o divinización, la unión con el Uno. Esto es posible solo a través de la
purificación56. Los seres deben de escalar los grados de perfección los cuales
descienden desde la Primera Jerarquía celeste. Siendo Dios el Principio Supremo
también es el Fin de todas las cosas, a Él se deben dirigir todos los seres pues de Él
han recibido la Luz según las posibilidades que cada uno tiene. Entre más se esté
cerca de Dios se es más perfecto. Las dos jerarquías se encuadran dentro de la
Teologia Simbólica.

Teologia mística: Es la obra más pequeña del Pseudo Dionisio. Tiene 5


Capítulos. No hay tratado tan corto que haya tenido tanta influencia en occidente,
se puede considerar la síntesis del pensamiento del Areopagita. En él encontramos
la Teologia Mística. Habla de Dios por vía del silencio y nos conduce a los umbrales
del cielo. Mística significa el descubrimiento del misterio, en él queda el alma
abismada, sin palabras y encantada. Es la vía apofántica, silencio místico y reposo

54
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Jerarquía celeste.
55
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Jerarquía eclesiástica.
56
Cf. N. ABBAGNANO, Storia della filosofia. La filosofia antica, la patristica e la
scolastica, UTET, Torino 2003, 357-358.

30
en Dio57. Es la contemplación muda de los misterios y una elevación estática. Está
planteado sobre el sistema de la negación superior, el conocimiento de Dios se
realiza por la ignorancia, el espíritu penetra en el desconocido58.

Cartas: 4 cartas al monje Gayo: I) La luz hace invisibles las tinieblas. II)
Aquel que sobrepasa la divinidad y el bien. III) Sobre la encarnación del Verbo, IV)
Sobre la doble naturaleza de Jesús. 1 carta al diacono Doroteo: La tiniebla divina
es luz inaccesible. 1 carta al presbítero Sosípatro: Exhortación a enseñar la verdad.
1 carta al obispo Policarpo: Responde a las críticas que ha recibido por parte de los
griegos al tomar la filosofía para explicar la doctrina cristiana. 1 carta al moje
Demófilo: Sobre la función de la jerarquía. 1 carta al obispo Tito: Sobre los
misterios invisibles y los visibles. 1 carta al apóstol san Juan: Sobre la escatología59.

1.4. DE LA FILOSOFÍA A LA TEOLOGÍA

Cristo no enseño su doctrina como una nueva forma filosófica, y tampoco


como una religión más, sino como una autentica revelación divina que debería ser
aceptada por la fe, tiene su fundamento en la Palabra de Dios revelada y en su
Tradición guiada por el Espíritu Santo. Para un cristiano primero es la fe que
proporciona un saber y una certeza sobrenatural acerca de las realidades que caen
fuera de la plena comprensión racional humana. Los cristianos valorizan el
monoteísmo, afirman la unidad de Dios, su absoluta trascendencia sobre el mundo,
ponen en alto los atributos de justicia, misericordia, providencia divina y la
paternidad universal, aclara el origen del mundo creado libremente por Dios de la
nada, valoriza la persona humana, creé en la inmortalidad del alma, espera el juicio
final en la otra vida, da una solución al problema del mal y del dolor.

57
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Obras completas, BAC, Madrid 2017, 243.
58
Cf. G. DE RUGGIERO, Storia della filosofia II, BCM, Bari 1950, 137.
59
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Obras completas, BAC, Madrid 2017, 255-285.

31
Por una parte el cristianismo apareció en un momento de crisis para el
pensamiento filosófico, y por otra, tuvo que afrontar varios peligros, como la
oposición del judaísmo, las persecuciones del imperio romano que había logrado
conquistar todos los confines, el surgimiento de las primeras herejías y los ataques
de los filósofos paganos quienes con esmero se esforzaban por no dejar caer en el
abismo el pensamiento filosófico griego el cual estaba dando sus últimos pasos
frente al cristianismo que se expandía por todo el imperio y más allá de su confines
no solo teológicamente sino también de modo racional. El cristianismo se
enfrentaba a un oponente viejo y gastado, en cuyos aires se habían encontrado las
enseñanzas de las escuelas filosóficas que más habían influido en el pensamiento;
era una filosofía en crisis. Entre los filósofos encontramos a Marco Aurelio (161-
180), Cornelio, Frontón de Cirta, Crescente, Alejandro de Abonóticos, Luciano de
Samosata, Celso, Porfirio, entre otros60.

San Pablo fue el primer cristiano en tener contacto con la filosofía estoica y
epicúrea. Frente a la locura de los paganos, él anuncia la misión redentora de Cristo
crucificado. Durante más de un siglo después del acontecimiento paulino en Atenas,
las relaciones entre el cristianismo y la filosofía no es mencionado por ningún
escritor cristiano. Todo cambia a mediados del siglo II, las comunidades cristinas
van creciendo en número e intelectualmente. Los cristianos ya no se conforman con
el heroísmo de los mártires, sino que rompen el silencio iniciando la defensa por
medio de sus apologías. San Ireneo, san Hipólito, Tertuliano, entran en el mismo
ambiente filosófico y con la propia filosofía refutan los ataques. La aparición de las
herejías llevará a formular los dogmas cristianos en los cuales se utilizan las
nociones filosóficas de esencia, sustancia, persona, relaciones, etc. El cristianismo
contaba ya con fieles cultos capaces de defender su fe contra los filósofos paganos
dentro del mismo ambiente filosófico. Tenemos cristianos que habían estudiado en
escuelas paganas y no podían echar al olvido sus conocimientos y les fue fácil
ponerlo al servicio de fe61.

60
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía II, BAC, Madrid 2015, 67.
61
Ibidem.

32
No se realizó la helenización del cristianismo, sino la cristianización del
helenismo. En el siglo III la filosofía aparece con el pensamiento neoplatónico, el
cual representa el último esfuerzo de la filosofía griega en recuperar su esplendor
frente al potente cristianismo. Jámblico inició en la escuela siriaca la reelaboración
del sistema plotiniano a la luz del pensamiento pitagórico y es precisada la radical
trascendencia del Uno como Primer Principio, incluso superior al mismo uno Se
planteó el tentativo de conducir la tradición religiosa pagana griega a la estructura
metafísica neoplatónica, aquí entran en juego las tradiciones orientales
especialmente los oráculos caldaicos62. El Uno en sí o el Uno-Bien absolutamente
trascendente constituye para los neoplatónicos el auténtico y original fundamento
de la realidad de la Unidad del Todo. Con la absoluta trascendencia del Primer
Principio se identifica al Primer Dios, aquí se comprende el motivo por el cual en
el curso de la historia del neoplatonismo la reflexión sobre el Uno y la especulación
metafísica sobre la unidad del real terminan por ser un camino cada vez más
relacionado a la reflexión teológica63; Proclo en su Comentario al Parménides
afirma:

«Se Dio ed Uno sono la stessa cosa, poiché non v’è nulla di più grande di
Dio e del Uno, ne consegue che l’essere unificato è lo stesso che l’essere
divinizzato»64.

Cuando la filosofía y la fe se ponen en colaboración armónica para


reanalizar una obra común, sistematizando y explicando en lo posible los misterios
del cristianismo se sale del ámbito de la pura filosofía y de la pura fe y entramos en
el campo de una ciencia de carácter especial que es la Teología65. De aquí que la
filosofía es llamada dignamente Sierva de la Teología. Creer no implica dejar de
usar el cerebro, sino usarlo de modo nuevo y mejor66.

62
Cf. M. ABBATE, Tra esegesi e teologia. Studi sul neoplatonismo, Mimesis, Milano 2012,
18-19.
63
Cf. Ibidem, 77.
64
PROCLO, Comento al Parmenide I, 28.
65
Cf. G. FRAILE, Historia de la filosofía II, BAC, Madrid 2015, 41.
66
Cf. M. GAGLIARDI, La verità è sintetica, Cantagalli, Siena 2017, 129.

33
1.5. RESUMEN DEL CAPÍTULO I

Lo que cree el hombre encuentra su fundamento en una doctrina Divina-


humana. Divina porque la experiencia mística cristina tiene su fundamento en la
Verdad que fue revelada desde antiguo a los santos profetas y en la plenitud de los
tiempos por el mismo Dios hecho hombre. A la revelación divina le responde el
hombre por la fe, la cual encuentra su fundamento en la las Sagradas Escrituras y
en la Tradición de la Iglesia guiada por el Espíritu Santo. También es humana
porque por medio de la razón es capaz de identificar lo falso, el cual se encuentra
en las ideologías que hay en el mundo y que han nacido de una reflexión vana
atribuyendo erróneamente su fundamento en una filosofía completamente alejada
de la realidad racional. El fiel no se puede abandonar solo a la fe porque llegaría a
un fideísmo el cual atenta contra la misma naturaleza racional del hombre, debe
defender su fe con la razón y esta razón únicamente encuentra su fundamento en
una auténtica filosofía que a la vez no solo es solo humana, sino que también deriva
de la Sabiduria suprema la cual ha sido dada al hombre para entender y poder
comprender un poco de los misterios del Divino.

Todo lo que tiene el hombre le ha sido dado por Dios, no hay nada en él que
no lo haya recibido de lo alto. Los primeros hombres recibieron un grano de la
Sabiduria divina para que por medio de ella comprendieran las cosas divinas, estos
a su vez debían cuidarla para que poco a poco se fuera perfeccionando. El cuidado
de la Sabiduria recibida consiste en alimentarla de lo mismo de lo que está formada,
o sea de la Verdad. La Sabiduría busca la Verdad y no está conforme hasta que la
encuentra. Esta búsqueda de la Verdad el hombre no la hace solo, sino la hace con
la ayuda de Dios y de todos aquellos que han logrado abrazar la Verdad. Los
filósofos presocráticos, Sócrates, Platón, Aristóteles, los herederos de su filosofía
y las corrientes ajenas al mundo griego con su trabajo intelectual verdadero y
racional platearon el fundamento filosófico connatural e idóneo para que esta
sabiduría que un tiempo fue dada nuevamente regresara a su Principio Primero.

34
Capítulo II

LA NATURALEZA DE DIOS Y LA NATURALEZA DEL HOMBRE

2.1. LA NATURALEZA DIVINA

El fin del Pseudo Dionisio Areopagita en su tratado de los Nombres de Dios


es explicar los nombres divinos que aparecen en la Sagrada Escritura. Pseudo
Dionisio antes de abordar dicho análisis ve la necesidad de explicar la unión y la
distinción en Dios, pues cada nombre que es asignado a Dios comprende a toda la
Divinidad y no solo a una de las Personas en particular. En el capítulo II analiza la
unión y la distinción en Dios, o sea el misterio de Dios, Uno y Trino. En un primer
momento analizaremos la Unión, después pasaremos al análisis de la distinción.
Habiendo analizado la unión y la distinción en Dios, comprenderemos la naturaleza
de los nombres divinos atribuidos a la Divinidad en su totalidad.

a) Uno

«Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Señor. Amarás a Yahvé


con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza»1. Las palabras de Moisés
exhortan a la observación del mandamiento más grande y a mantenerse fieles al
único Señor, esta fidelidad se manifestaba en seguir el monoteísmo, que implicaba
alejarse de las costumbres de los demás pueblos que no eran compatibles con le fe

1
Dt 6,4-6.
en el único Dios2. Dios se reveló a su Pueblo como Único Señor, y fuera de Él, no
hay nada más. Es la revelación acogida por el Pseudo Dionisio, la cual, gracias a la
base filosófica que poseía, no le fue difícil comprender lo revelado. La revelación
del Dios Único encontró en el pensamiento del Pseudo Dionisio materia dispuesta
para fundamentar de modo racional lo que sus contemporáneos creían por la fe.

«Los expertos en nuestras tradiciones teológicas llaman unidades divinas a


los secretos e incomunicables fundamentos supremos de la totalmente
inefable e incognoscible Unidad. Dios lo trasciende todo, las cosas comunes
a la Deidad son: Bondad Suma, Dios Supremo, Ser Supremo, Vida Suprema,
Sabiduria Suprema, y todo cuanto no tiene algo superior. He examinado y
quedó demostrado que todos los nombres referentes a Dios no se usan en las
Sagradas Escrituras en forma parcial, sino que comprenden toda la
Divinidad. Todos esos nombres se aplican de manera íntegra y absoluta, a
la totalidad íntegra de la Divinidad. Y si alguno dice lo contrario blasfema
y tiene el atrevimiento de dividir impíamente la Unidad que trasciende toda
unidad. Cada nombre se refiere a la Divinidad toda. Toda la Divinidad tiene
el gobierno del universo. Toda la Divinidad es celebrada como Hermosura,
Sabiduria, Luz, Poder deificante, Causa y todo lo que corresponde a la
Divinidad toda. Todo cuanto se atribuye a Dios se refiere a toda la Deidad
en cuanto tal. Todos los nombres se atribuyen a la Deidad en su plenitud»3.

Dionisio al igual Proclo, proclama la infinita trascendencia de Dios. El Ser


divino propiamente es innombrable e inexpresable, pero sin embargo puede ser
significado por diversos nombres. El nombre es expresión de la realidad, que es lo
que primeramente conocemos cuando imponemos, y no nuestros conceptos de las
cosas. Siendo Dios sumamente trascendente no puede ser abarcado por un solo
nombre que lo designe de modo perfecto, no hay ningún nombre que exprese
suficientemente la esencia de Dios4. Pseudo Dionisio Areopagita con la vía de la
Teología positiva a modo de Teología sistemática analiza la esencia de Dios y su
absoluta trascendencia. Para entrar en esta vía se inicia de las determinaciones más
universales, después por conceptos intermedios hasta llegar a los títulos

2
Cf. M. A. TÁBET, Introducción al Antiguo Testamento I. Pentateuco y Libros Históricos,
Palabra, Madrid 2008, 242.
3
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios II.
4
Cf. A. GONZÁLEZ, Teología natural, Eunsa, Navarra 2005, 146-147.

36
particulares. Los nombres de Bien, Luz, Hermosura, Vida, Sabiduria, Potencia,
Inteligencia, Razón, Verdad, Poder, Justicia, Salvación, Redención, Omnipotente,
Anciano de años, Paz, Santo de los santos, Rey de reyes, Señor de señores, Perfecto
y Uno. Son aplicados a Dios en modo trascendente, pues Dios es infinitamente
trascendente, sobrepasa todo aquello de lo que pueden expresar estos nombres.

«El Verbo que fue engendrado bueno dijo: Yo Soy Bueno (Mt 20,15; Jn
16,11), y uno de los Profetas alaba también al Espíritu como Bueno (Sal
143,10; Neh 9,20), y también el Padre dijo Yo Soy el que Soy (Ex 3,14). El
Padre resucita a los muertos y el Hijo da la vida (Jn 5,21), el Espíritu da la
vida (Jn 15,26). Se podría resumir diciendo lo mismo lo que dijo el Verbo:
El Padre y Yo somos una misma cosa (Jn 10,30); Todo lo que tiene el Padre
es mío (Jn 15,16); todo lo mío es suyo y lo suyo mío (Jn 17,10). También
atribuye común cuanto es propio del Padre y de Él mismo, las operaciones
divinas, la veneración, ser causa originaria y dispensador de los dones
propios de la Bondad. Si alguno dice que estos nombres no se refieren a toda
la Divinidad, blasfema»5.

Las uniones significan en Dios las perfecciones al interno de la Trinidad, las


cuales son consideradas por el Pseudo Dionisio la garantía que da riqueza a cada
nombre de Dios. Cada unión significa la idea de la unidad en sí, de modo que no se
pierde la riqueza de la perfecta Unidad. Las uniones son las potencias divinas de las
que a su vez procede su mutua relación, son la realidad misma. Todas las potencias
están en la Divinidad como una y la Divinidad tiene la unión de todas ellas6.

b) Trino

«Bautizado Jesús, salió del agua; y he aquí que se abrieron los cielos, y vio
al Espíritu de Dios descender como paloma y venir sobre Él; mientras una voz del

5
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios II, 1.
6
Cf. I. ANDEREGGEN, La metafísica de santo Tomas en la exposición sobre el De Divis
Nominibus de Dionisio Areopagita, EDUCA, Buenos Aires 1989, 39.51.

37
cielo decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo mis complacencias»7. Los
evangelios nos dan constancia de la teofanía trinitaria, no solo en la literalidad del
texto, sino las exegesis más rigurosas y los comentarios patrísticos han entendido
este hecho como una manifestación del misterio de la Trinidad, dado que se
presentan abiertamente las Tres Personas divinas: Jesús es bautizado, el Espíritu
Santo se simboliza en la paloma, y la voz del Padre presenta públicamente la
Persona de su Hijo. Así es interpretado ampliamente por el magisterio y por los
Santos Padres como lo testifica la encíclica Dominum et vivificantem (DoV 19-20)8.

La Primera y fundamental intuición de la divinidad es su Unidad Trinitaria,


este misterio permanece oculto al conocimiento del hombre y es representado por
símbolos para acercarnos a lo incomprensible9. En Pseudo Dionisio la influencia
neoplatónica entró con mucha fuerza en la doctrina de la Santísima Trinidad. Busca
la unidad en la distinción de las Personas divinas. Concibe que la distinción de las
Personas es una diferencia eterna, donde el Padre siempre ha sido Padre y no ha
dejado de serlo, donde el Hijo siempre ha sido Hijo, y el Espíritu Santo siempre ha
sido el Espíritu Santo. Se puede tener una interpretación correcta en cuanto que, la
distinción de las Personas se dé solo en el plano de la distinción eterna al interno de
la Trinidad, y la distinción es una eterna diferencia en Dios, distinta de la distinción
externa de Dios en las creaturas, pues se da un doble orden de distinciones, unas
internas por las cuales se constituyen las diferencias de las tres Personas divinas,
cuya multiplicidad no destruye, antes bien corrobora su unidad. Y otras externas,
que consisten en una actividad creadora de Dios hacia afuera de donde resulta la
multiplicidad de las creaturas.

«Los expertos en nuestras tradiciones teológicas llaman procesiones y


relaciones a las diferencias en Dios que se corresponden con su Bondad. Si
alguno dice que al hacer distinciones en la Deidad se induce en confusión,

7
Cf. Mt 3,16-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; Jn 1,31-34.
8
Cf. A. FERNANDEZ, Teología dogmatica I, BAC, Madrid 2015, 351.
9
Cf. G. RUGGIERO, Storia della filosofia. Filosofia del cristianesimo II, BCM, Bari 1950,
137-138.

38
pienso que ni él mismo es capaz de probar su razonamiento. Hay cosas que
distinguen el nombre supraesencial y función del Padre, Hijo, Espíritu, y no
se les puede intercambiar, ni se usan en común. Respecto a la Unidad de
Dios, es decir, la Supraesencia lo que es unitario y común en la Trinidad
Una, es la Supraesencia supraesencial, la Deidad Supradivina, la Bondad
Suprema, la Identidad Suprema que está por encima de toda propiedad
superior de todas las cosas, la Unidad Superior a toda unidad, Ser silencio,
Ser de variedad de lenguas, la Inteligibilidad Suprema, la Afirmación de
todo, la Negación de todo, lo que está por encima de toda afirmación y
negación, Morada y Fundamento. Si se puede hablar así, de las Uniones de
las Personas entre sí, que las unifica totalmente de forma eminente y no las
confunde en parte alguna, al igual que las luces de las lámparas que hay en
una casa y todas están entre entremezcladas con todas y, sin embargo,
aunque están perfectamente unidas conservan sus distintas propiedades,
están unidas con su ser distinto y permanecen con su ser distinto, aunque
están unidas. En una casa que, aunque haya muchas lámparas, las luces de
todas ellas se unen en una sola y que producen un solo resplandor, único y
confuso, y creo yo que nadie sería capaz de distinguir la luz de una lámpara
de las de las otras sacándola del aire que contiene todas las luces, ni tampoco
ver una sin la otra al estar todas unidas entre sí, pero sin mezclarse. Y si
alguien sacara de la casa una de las lámparas saldría también toda su propia
luz, sin que arrastre consigo nada de las otras luces o haya debajo de lo suyo
propio a las otras. Tenían toda una unión total entre sí, perfecta, sin mezcla
y sin confusión en parte alguna. Por eso decimos que la Unidad
Supraesencial está fundamentada de forma superior no sólo a las uniones
que se dan en los cuerpos, sino incluso a las de las almas mismas y las de
los espíritus; tales uniones las tienen, sin mezcla y de manera sobrenatural,
todas las luces divinas y supracelestes entre sí al participar, según la
capacidad de los participantes, de la Unión Suprema»10.

Vemos el influjo de la doctrina del Uno de Plotino, y también la doctrina del


Primer Principio de Proclo que trasciende los atributos de Unidad, Bien, Ser. La
Unidad sopraesencial toma el lugar del Primer Principio, y la distinción de las tres
Personas en la Unidad de la Naturaleza toma el lugar de la concepción neoplatónica
de la emanación al interior de la Unidad Inefable, pues es una distinción eterna de
la auto manifestación o revelación de la suprema Divinidad en sí misma, a
diferencia de la externa que no es emanación al estilo neoplatónico, sino creación11.

10
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios II, 4.
11
Cf. F. COPLESTON, Storia della filosofia II, Paideia, Brescia 1971, 125-126.

39
«En la Supraesencia también se da distinción, cada una de las Personas,
Principio de unidad tiene su fundamento en la misma unidad sin mezcla ni
confusión, sino también porque lo que concierne a la supraesencial
generación divina no es trasferible de Una Persona a Otra, El Padre es la
fuente única de la Deidad supraesencial, el Hijo no es el Padre, ni el Padre
es el Hijo, a cada una de las Personas Divinas se les deben tributar
santamente sus propias alabanzas. Estas son en efecto, las uniones y las
distinciones en la Inefable Unidad»12.

El Pseudo Dionisio concilia de forma ortodoxa la unidad de Dios con el


dogma trinitario. Sabemos que hay un solo Dios en Tres Personas. Dios fue quien
levantó el velo que escondía el conocimiento de su íntima naturaleza. Entramos así
en el Santuario de la vida íntima de Dios, solo porque Dios nos da la posibilidad,
revelando su misterio trinitario, único Dios que es verdaderamente Padre, Hijo,
Espíritu Santo. Dicho misterio fue revelado en la Sagrada Escritura y en ella
posamos nuestra fe (Gen 1,26; Is 44,4; Sal 90,4; 2 Pe 3,8; Rom 16,26; Lc 1,26-37;
Mt 3,16-17; Mc 1,9-11; Lc 3,21-22; Jn 1,31-34; Mt 17,1-8; Mt 28,19-20; 2Cor
13,13; Hch 7,55-56: Jn 16,12-15)13.

«Las cosas unidas se hacen según la forma establecida previamente para


cada una de ellas, y que el Uno es lo fundamental de todas. Si se quita la
Unidad no podrá darse ni el Todo ni la parte de ninguna otra cosa, pues el
Uno contiene de antemano y compendia de forma única en sí mismo todas
las cosas. Por este motivo la Sagrada Escritura celebra a la Deidad toda
como causa de todas las cosas con el nombre de Único, así hay un solo Dios,
el Padre, y un solo Señor Jesucristo (1cor 8,6; Ef 4,4.6; 1 Tim 2,5), y el
único y mismo Espíritu (1 Cor 12,11), en virtud de la sobreabundante
indivisibilidad de la Unidad total de la Deidad, en Ella están todas las cosas
unidas en una Unidad única y de manera trascendente y existen de antemano
supra esencialmente. Se refieren y atributen a Dios todas las cosas, pues a
Él, por Él y en Él y para Él existen, mantienen el orden, perduran, se
agrupan, se perfeccionan y vuelven a Él todas las cosas. La Deidad
trascendente que celebramos como Unidad y Trinidad, no es ni Unidad ni
Trinidad conocida por nosotros, pero para poder celebrar la Unidad
trascendente y la fecundidad de Dios acudimos a los nombres de Trinidad y
Unidad en referencia al que está sobre todo nombre (Flp 2,9), al que

12
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios II, 4.
13
Cf. M. GAGLIARDI, La verità è sintetica, Cantagalli, Siena 2017, 378.

40
trasciende todo ser. Ninguna cosa existente puede explicar este misterio que
supera toda razón e inteligencia. La Deidad trascendente
sobreesencialmente todo ser, ni puede existir un nombre y una idea propia
de Ella»14.

El filósofo, el teólogo y el místico tienen su especifico punto de hablar de


Dios, pero lo hacen desde ópticas distintas. El filósofo habla acerca de Dios porque
ha encontrado pautas racionales para mostrar su existencia. El teólogo habla de Dios
porque interpreta lo que Dio ha dicho sobre su ser y pensar acerca de sí mismo y de
la existencia humana. El místico habla desde Dios porque lo ha experimentado15,
pero ¿que ha experimentado? La respuesta nos la da el Pseudo Dionisio:

«Dios es Amor, y su amor lleva al éxtasis, al no dejar a los que aman ser de
sí mismos, sino del amado. Movimiento simple de amor que se mueve por
sí mismo, actúa por sí mismo, preexiste en el Bien y desde el Bien se
derrama a los seres y regresa de nuevo al Bien. Es Uno porque es todo de
forma única debido a su única Unidad trascendental y por ser la Causa de la
indisoluble unidad de todas las cosas. Efectivamente no existe ningún ser
que no participe del Uno. Dios está presente a todo por su providencia y se
hace todo en todas las cosas para salvación de todo, permaneciendo en sí
mismo y en su propia identidad de manera inconmovible, con el único e
incesante obrar, y entregándose a sí mismo con poder indeficiente para la
edificación de los que se convierten a Él»16.

2.1.1. Dios creador revela su plan de amor

«Cataré por siempre el amor de Yahvé, tu lealtad en la asamblea de los


santos. Los cielos celebran tus maravillas, Yahvé. Tuyo es el cielo, tuya es la tierra;
fundaste el orbe y cuanto contiene; Tú has creado el norte y el sur, el Tabor y el
Hermón aclaman tu nombre»17. El salmista canta un himno de alabanza al Señor

14
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios XIII, 3.
15
Cf. A. FERNÁNDEZ, Teologia dogmatica I, BAC, Madrid 2015, 340.
16
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios IV. IX. XIII.
17
Sal 89,1.6.12-13.

41
que ha creado todo lo que existe, canta el amor y su lealtad en la asamblea de los
seres celes y divinos, a su canto se unen los cielos que celebran sus maravillas. El
cielo y la tierra tienen un dueño, es el Señor, pues Él fue su creador y fuera de Él
no hay otro18.

Para el Pseudo Dionisio como para los neoplatónicos en Dios hay unidad,
es decir los secretos incomprensibles al interno de la Trinidad, todo aquello
relacionado con su Bondad y lo que lo trasciende; también hay diferencia, es decir
las procesiones y relaciones Trinitarias que los diferencian de uno del otro. Ahora
bien, el cristiano Pseudo Dionisio Areopagita se encontró con la filosofía
neoplatónica de Plotino, cuya doctrina tradicional es la Unidad metafísica, es decir,
el Punto eminente que es rodeado por el mundo salido de Él. A Él todo ser tiende y
todo ser recibe de Él la característica unitaria. Es por el Uno que todos los seres
tienen existencia, sean las sustancias de los seres o sus atributos, no existirían si no
estuviera el Uno, separados de la Unidad los seres no existirían. Este curso
metafísico proviene de las diferencias de la Unidad, es un momento irradiante y
maravilloso aun difícil de contemplar, momento en el tiempo en el que Dios quiso
desvelar su rostro, no por necesidad, sino por la sobreabundancia de amor y libertad.
Es este acto que hace posible todo el universo19.

«Recordemos solamente esto: que no es nuestro propósito explicar aquí el


Ser Supraesencial, en cuanto Supraesencial, pues es inefable, imposible de
conocer, totalmente inexplicable y es superior a toda unidad, sino que
pretendo celebrar la procesión de Dios, como Principio de todo ser, hacia
los seres. El Ser se extiende a todos los seres y trasciende a todos. Pretendo
celebrar la misericordiosa providencia que se nos ha revelado, la Bondad
eminente y causa de todos los bienes, al que es causa del ser en los seres que
participan de esencia. El que es supraesencial a todo ser, es el autor del ser,
la existencia, sustancia, esencia, naturaleza, principio y medida de los siglos
(Heb 1,2), realidad de los tiempos y eternidad de los seres, origen para todo

18
Cf. L.A. SCHÖKEL, Salmos II, Verbo Divino, Navarra 2019, 1153-1154. La exégesis
bíblica plantea que según Enuma Elis, el norte y el sur, el Tabor y el Hermón (montañas
no judías) fueron dispuestos por Marduk, el dios nacional de Babilonia. El salmo pone
Yahvé como unico Creador.
19
Cf. N. D’ANNA, Il Neoplatonismo, Il cerchio, Città di Castello 2011, 44.

42
tipo de hechos. Del Ser proviene lo que de cualquier forma existe o subsiste.
Dios posee en sí mismo todo el Ser de manera simple e indefinible. Toda
eternidad y tiempo proceden de Él. Causa Primera de todas las cosas Tiene
de forma eminente todo el Ser, y por el mismo hecho de existir dio
subsistencia a todo lo que de cualquier forma existe»20.

«Los expertos en nuestras tradiciones teológicas, apoyándose en las


Sagradas Escrituras dicen que las cosas propias de la Unidad divina, que,
además, de nuevo, hay algunas propias uniones y diferencias de la
diferencia»21.

Algunos estudiosos concuerdan en la interpretación del texto de Pseudo


Dionisio cuando trata la diferencia que salió de la diferencia Divina, y que a la vez
esta diferencia ad extra tiene unión y distinción propias. Según Frederick
Copleston, en la relación del mundo con Dios, el Pseudo Dionisio habla de
emanación «πρόοδος» de Dios en el universo de las casas, pero no lo presenta en
modo panteísta, a lo cual el termino apropiado es «creación» porque Dios da la
existencia a todas las cosas que son, se dice que, trayendo fuera de sí las cosas
existentes, se multiplica, pero al mismo tiempo, Dios permanece Uno, también en
el acto de la automultiplicación, y sin cambios en el proceso de creación. El Pseudo
Dionisio tomó de Proclo el pensamiento donde el Primer Principio no disminuye ni
cambia durante el proceso de creación, y Pseudo Dionisio lo repite. En última
estancia el universo participa de la Bondad divina que viene de Dios, quien existe
indivisiblemente y no se multiplica en todo lo que es individuo, Dios mismo que es
el creador de las cosas, no está envuelto en ellas, el universo viene de Dios, pero no
es Dios22.

20
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios V, 1-5.
21
Cf. Ibidem, II, 4.
22
Cf. F. COPLESTON, Storia della filosofia II, Paideia, Brescia 1971,127-128. En la
interpretación del hecho en el neoplatonismo. Cf. N. D’ANNA, Il Neoplatonismo, Il cerchio,
Città di Castello 2011.

43
«Existe una distinción divina y son las irradiaciones debidas a la Bondad de
la Deidad. Pues al entregarse a todos los seres y derramar sobre ellos las
participaciones de todos los bienes, se diversifica conjuntamente, y se
acrecienta singularmente y se multiplica individualmente en su Unidad. Por
cuanto Dios es supraesencialmente Ser, y da el ser a los seres y produce
todas las esencias, se dice que el Uno que es, se multiplica al crear Él
muchos seres, sin que Él sufra menoscabo, y que permanece Uno en esa
multiplicación, y unido en tal irradiación, y completo en la distinción, por
estar de forma eminente por encima de todos los seres, por su interés de
unificar todo, y por la efusión que en nada le mangua de las no aminoradas
participaciones de Él. Pero incluso, siendo Uno y comunicando
participación del Uno a todas las partes y al todo y al uno y a la multitud,
sin embargo, permanece Uno del mismo modo supraesencialmente, sin ser
parte de una multitud ni un conjunto de partes. Y de esta manera ni es uno
ni participa del uno, sino que por encima de eso es Uno, que es superior al
uno, Uno y todo sin partes en los seres, plenitud sin límites, que produce,
perfecciona y conserva toda unidad y multiplicidad. A su vez, puede parecer
que como consecuencia de la divinización que procede de Él, por la
semejanza a la Divinidad que cada uno según su capacidad adquiere, que
surgen muchos dioses, y podría hablarse de una distinción y multiplicación
del Dios Uno, pero en realidad, en nada queda aminorado el Dios Principio,
el Dios Supremo y supraesencialmente Uno indiviso en las partes, Uno en
sí mismo y ni mezclado ni multiplicado en la multitud. Pues, aunque hay
esos llamados dioses, tanto en el cielo como en la tierra, y en ese sentido
hay muchas divinidades y muchos señores, para nosotros hay un solo Dios,
el Padre, del que proceden todas las cosas y nosotros para Él, y un solo Señor
Jesucristo, por quien existen todas las cosas y por el que también nosotros
existimos (1Cor 8,5-s)»23.

Dios es la causa trascendente de todas las cosas y Dios es la causa final de


todas las cosas, porque en cuanto es Bien atrae a sí mismo todas las cosas, Él es por
eso el principio y fin de todas las cosas, principio en cuanto es su causa, y fin en
cuanto es su meta final. Está presente un salir de Dios y un retorno a Dios, un
proceso de multiplicación y un proceso de unión. Dios en cuanto Bien, es la fuente
de la toda creación, del Bien viene la luz que es imagen del Bien, de modo que el
Bien es Luz, así Dios que el Bien es causa final de todas las cosas, pues en cuanto
Bien atrae a sí mismo a todas las cosas24.

23
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios II.
24
Cf. F. COPLESTON, Storia della Filosofia II, Paideia, Brescia 1971, 127-128.

44
«Gracias al Bien-Hermosura existe y surge todo. Todo le dirige su mirada,
todo se mueve y se conserva por Él. Por gracia de Él y en Él existe todo
principio ejemplar, fin, eficiente, formal, elemental, y, en una palabra, todo
principio, toda conservación, todo fin, brevemente, todo cuanto existe
procede del Bien-Hermosura, y todo lo que no es se encuentra
supraesencialmente en el Bien-Hermosura y también supraesencialmente es
propio y fin de todo, pues así lo dice la Escritura, de Él y por Él y para Él
son todas las cosas (Rom 11,36) Todas las cosas deben desear el Bien-
Hermosura. Gracias a Él y por Él los seres inferiores aman confiadamente a
los superiores, los iguales se comunican con sus semejantes, los superiores
velan por los inferiores, cada uno según sus posibilidades»25.

En la mística cristiana el termino diferencia se refiere al orden que no es


creado y al creado, el término unión se basa en la comprensión de Dios como Unión,
en una experiencia humana de unión con la divinidad. Los términos de Unión y
diferencia en el Pseudo Dionisio presentan una trasformación evidente a diferencia
del pensamiento neoplatónico. Estos están expresados con un sentido netamente
cristiano. El termino de Unión depende de la experiencia mística cristiana de unión
con Dios tal como es descrita en la Teología mística del Areopagita. Esta es la base
de las nuevas categorías ontológicas donde se encuentran lo divino y lo creado26.

«Todo lo que nosotros podemos conseguir con nuestro entendimiento llega


hasta aquí, que no sólo a nosotros sino también a los poderes supracelestes
nos han comunicado toda paternidad y filiación divinas el principio de la
paternidad y filiación que está por encima de todo, y por el cual las almas
divinizadas son y se les llama dioses, hijos de dioses y padres de dioses,
evidentemente tal paternidad y filiación se realiza espiritualmente, es decir,
es incorpórea, inmaterial, espiritual. Se debe al Espíritu Divino, que está por
encima de toda inmaterialidad y divinización pensables y también al Padre
y al Hijo, que trascienden toda paternidad y filiación divinas. Efectivamente
no hay una semejanza perfecta entre los efectos y las causas. En cambio, las
causas no dependen de los efectos y los trascienden debido a su propio
origen»27.

25
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios IV, 10.
26
Cf. I. ANDEREGGEN, La metafísica de santo Tomas en la exposición sobre el De Divis
Nominibus de Dionisio Areopagita, EDUCA, Buenos Aires 1989, 42-44.
27
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios II, 8.

45
El catecismo de la Iglesia católica afirma que la creación es el
fundamento de todos los proyectos salvíficos de Dios, el inicio de la Historia de la
salvación que culmina con Cristo. Estamos delante de un misterio central de nuestra
fe católica que nos permite penetrar en el aquel proyecto de salvación de Dios sobre
el hombre que tiene su inicio y su fundamento precisamente en el evento mismo de
la creación. Santo Tomás de Aquino (1224-1274) habla de la creación como una
relación fundamental, o sea una relación de dependencia de Dios, en virtud de tal
relación la creatura depende solo del Creador. La idea cristiana de la creación aporta
la noción de que la creación fue creada de la nada, o sea excluye todo tipo de materia
preexistente. Antes no había nada, después de la creación existe algo. El fin de la
creación es la gloria de Dios. Santo Tomás de Aquino dice que la gloria consiste en
el conocimiento del Bien, o asea el mismo Ser de Dios. Dios ha creado el mundo,
y no lo abandonó, sino que lo ha sostenido. Todo lo creado por el hecho de ser
creadas por Dios tienen un valor. La creatura pertenece al creador y cuando olvida
a su creador se asemeja a la nada28.

Stephen Hawking (1942-12018)29, describe la aparición del universo a partir


de la nada por efecto de fluctuaciones cuantisticas aleatorias, pero sea sin la
violación de las leyes de conservación, o sea, que el universo vino a la existencia
sin el intervento de Dios. La nada de la que habló no es la nada metafísica, sino una
nada material30. Ciertamente esta posición refuta la revelación de la Sagrada
Escritura (2 Mac 7,28; Rm 4,7), estos textos no son filosóficos, sino en el orden de
la salvación, donde la creación se efectúa por la Palabra de Dios. La Palabra divina
no tiene necesidad de nada material preexistente para operar la creación. Desde el
momento que es omnipotente, su Palabra es creadora, Él crea cuando quiere y como
quiere. La creación de la nada deja en claro la absoluta primacía de Dios frente al
universo creado31. La revelación no pretende contarnos cómo se realizó la creación,

28
Cf. P. BARRAJÓN, La Teologia della creazione, APRA, Roma 2011, 240-269.
29
Científico inglés, sus trabajos fueron sobre las singularidades del espaciotemporales en
el marco de la relatividad general y sobre la teoría de que los agujeros negros emitían
radiación
30
Cf. P. HAFFNER, Creazione e creatività scientifica, Gracewing, Inglaterra 2009, 224.
31
Cf. P. BARRAJÓN, La Teologia della creazione, APRA, Roma 2011, 265-266.315.

46
lo único quiere decirnos es que: Dios ha creado el universo. Sólo si sabemos que
existe alguien y que la creación no fue una casualidad, sino que procede de la
libertad y del amor, sólo entonces nos queda estar agradecidos32.

2.2. LA NATURALEZA HUMANA

«Dijo Dios, hagamos al ser humano a nuestra imagen y a nuestra


semejanza. Entonces Yahvé Dios formó al hombre con polvo del suelo, y sopló en
sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente. Creó Dios al ser
humano a imagen suya, a imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó»33.
Entre las obras creadas por Dios, el hombre ocupa un puesto único y privilegiado.
El término «hombre» se debe entender como un singular colectivo: la humanidad,
el ser humano, se habla por eso de varón y mujer. Uno y otro han sido hechos
participes de la «imagen y semejanza divina», afirmación que carece de paralelos
en toda la literatura antigua. Primero, Dios, como el alfarero, usa el polvo del suelo
para hacer al hombre. En hebreo se ve relación entre los dos términos: polvo-
hombre. El hecho de haber sido formado de la tierra indica su corporeidad. En
seguida Dios sopla el aliento de vida en las narices del hombre, acción que lo hace
particular de entre toda la creación, pues ha sido la única creatura que ha recibido
el aliento de vida directamente de Dios. El hecho de haber recibido el soplo de Dios
indica su espiritualidad. Ahora es un ser viviente, es persona34.

En la medida que Dios ha permito, nos hemos podido acercar a la


explicación de su sublime Naturaleza. Dios es el Ser que trasciende toda existencia,
de sus manos han salido absolutamente todas las cosas, y las que aún no existen, es
porque están en su mente divina. Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo, los Tres son

32
Cf. J. RATZINGER, Creación y pecado, Navarra 2005, 79.
33
Gen 1,26-27; 2,7.
34
Cf. M. A. TÁBET, Introducción al Antiguo Testamento I. Pentateuco y Libros Históricos,
Palabra, Madrid 2008, 97.102-103.

47
Uno y lo que le predicamos a la Unidad lo predicamos a los Tres. Hay unidad y
diferencias en Dios. De sus diferencias, con forme a su bondad, ha realizado su
acción creadora. A la Unión divina, en singular, corresponden uniones y
diferencias. De esta unión se contradestinguen una diferencia en singular: la
creación, a la que a su vez corresponden uniones y diferencias que imitan de algún
modo a las divinas. De esta acción maravillosa han salido los seres celestes y
terrestres, de entre los cuales, Dios ha querido que el hombre ocupe el lugar más
alto en el orden de las creaturas terrestres35.

«Cuando contemplo tu cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que
has dispuesto, ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo de
Adán para que cuides de él? Lo has hecho poco menos que un dios, de
gloria y honor lo has coronado, le has dado el mando sobre las obras de tus
manos: todo lo has sometido bajo sus pies»36 .

Hemos pasado al campo de la unión y diferencias del campo creado, que


como hemos visto, por la Bondad divina han salido de las diferencias de la Unidad
divina. Para mejor comprensión, realizo el siguiente esquema37:

uniones

Dios

diferencias

uniones

Creación
diferencias

35
Cf. I. ANDEREGGEN, La metafísica de santo Tomas en la exposición sobre el De Divis
Nominibus de Dionisio Areopagita, EDUCA, Buenos Aires 1989, 38.
36
Sal 8,4-7.
37
Cf. I. ANDEREGGEN, La metafísica de santo Tomas en la exposición sobre el De Divis
Nominibus de Dionisio Areopagita, EDUCA, Buenos Aires 1989,44.

48
La trascendencia divina y la participación del ser a las creaturas en grados
descendentes es el fundamento de la jerarquía de los seres. Dios queda fuera y
separado de todo el universo creado que comprenden lo celeste y terrestre. Cada
vez que Dios trasmite el soplo de vida, Él queda idéntico y no disminuye su poder
porque es Super Trascendente. Los nombres que le son atribuidos a Dios: Bien,
Vida, Sabiduria… se le aplican en modo trascendente, o sea que la esencia de Dios
va más allá de lo que pueden significar estos nombres, de ahí que se le llame Super
Bien, Super Vida, Super Sabiduria, y, aun así, no se comparan con lo que realmente
es la Super Esencia del Creador. Ahora bien, estos nombres se aplican a las
creaturas, sólo en virtud de que fueron creadas por Dios, y en virtud de su propia
capacidad de participar de las cualidades divinas38.

«Todos los que participan de Ella, la participan toda Ella en su plenitud, y


ninguno a su vez, la participa parcialmente, como los radios en el centro de
un círculo y como las múltiples marcas de un sello participan del sello
original y en cada una de las marcas está toda y la misma impresión y en
ninguna sólo parcialmente. Lo no participable de la Deidad, Causa de todo,
es superior a esto, porque los que participan de Ella, no tienen contacto con
Ella, no mezcla alguna común. Alguno podría decir que el sello no está en
todas las impresiones todo y el mismo. Pero eso no es culpa del sello, porque
Él se da a sí mismo todo Él y siempre Él mismo en cada impresión, pero
siendo diferente el material de las cosas que reciben la impresión, se pueden
lograr reproducciones desiguales, aunque el arquetipo es uno solo y el
mismo. Si los materiales son blancos, aptos para imprimir y lisos y no duros,
que no se disuelvan fácilmente, se podrá conseguir una impresión limpia,
clara y duradera. Pero si falta alguna de las propiedades dichas, esa sería la
causa de la participación deficiente y la falta de claridad»39.

Las uniones en el campo creado son una participación de las uniones


Divinas, esta Unidad conserva su unión, y no se confunde ni se mezcla con lo
creado. Podemos afirmar de Dios todas cuantas perfecciones encontremos en las
creaturas. Dios es trascendente y posee todas las perfecciones de una manera
superlativa, en cambio las creaturas solamente las tienen en cuanto que participan

38
Cf. F. COPLESTON, Storia della Filosofia II, Paideia, Brescia 1971, 112.
39
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios II, 5-6.

49
de una manera lejana y en diversos grados de las perfecciones de Dios. Dios en sí
mismo es Ser, pero considerado en relación con las creaturas es ante todo Bien,
cuya característica es la tendencia a difundirse y comunicarse. En el caso del
hombre es emprender el retorno a su Principio mediante una etapa preparatoria.
Vemos claro la influencia del neoplatonismo en respecto a salida (προοδος) de la
Divinidad y retorno (επιστροφη) a la Divinidad. Sin embargo, Pseudo Dionisio se
separa del platonismo en varios puntos: niega la preexistencia y la trasmigración de
las almas, el cuerpo no es la cárcel del alma; cuerpo y alma sostienen una lucha en
común y realizan una peregrinación fraternal. La carne es también un miembro de
Cristo, que algún día resucitará y será glorificada, pues el hombre es alma y
cuerpo40.

a) Cuerpo humano

El cuerpo es material y hace referencia al polvo que uso Dios para


formarlo41. La teoría evolucionista respecto al origen del cuerpo humano se
mueve dentro de cambios físicos, por el contrario, la doctrina de la creación se
centra en un discurso metafísico, dado que, como causa última de la existencia
y la naturaleza de tales cambios es el intervento divino. El cuerpo no es un mero
cuerpo animal, sino un cuerpo humano que posibilita y facilita la racionalidad42.
Dado que el alma es inmortal, y por este motivo demanda la resurrección del
cuerpo, para que la persona alcance el fin último de la existencia posmortal, pues
la corporeidad es un elemento constitutivo del hombre. De esta manera, el cuerpo
no es la cárcel del alma del cual el alma esté luchando por separarse, también el
cuerpo en sus posibilidades lucha junto al alma para unirse a Dios. El cuerpo
humano está dotado de todas las cualidades físicas necesarias para ser materia
dispuesta y recibir el aliento de vida divino.

40
Cf. G. FRAILE, Historia de la Filosofía II, BAC, Madrid 2006, 173.
41
Gen 2,7.
42
Cf. A. FERNANDEZ, Teología Dogmática II, BAC, Madrid 2015, 90-91.

50
“Los sentidos externos son considerados las puertas del mundo
sensible”43. “Son aquellos órganos, colocados en diferentes partes externas del
cuerpo, perciben directamente las propiedades materiales de las cosas
exteriores”44. Nuestra interacción con el medio ambiente es posible gracias a
estos órganos que captan, en forma sensible, los objetos y los fenómenos que
ocurren en el mundo exterior. Mediante estos sentidos, conocemos el tamaño, la
forma, el color, la temperatura y otras características de las cosas que existen a
nuestro alrededor. Contamos con cinco sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto.

Los hombres poseemos inclinaciones naturales, se manifiestan como


apetito, actúa en dependencia del objeto intencionalmente acogido por los sentidos
sensibles o por la inteligencia. Santo Tomás llama pasiones a los actos de los
apetitos sensibles, son pasiones todos los actos de los apetitos sensibles. Es un
componente normal y natural de la vida humana y constituyen la base motivacional
de la conducta. Las diferentes pasiones se pueden clasificar en dos apetitos:

• Concupiscible: Impulso de gusto, tiene por objeto el bien para los sentidos.
• Irascible: Impulso agresivo, tiene como objeto el bien difícil de alcanzar o
el mal difícil de evitar45.

b) Alma humana

El alma es espiritual, hace referencia al aliento de vida que Dios sopló en el


hombre formado del polvo46. El alma es un constitutivo esencial de la persona. Es
una verdad de fe que el alma fue creada directamente por Dios para cada ser
humano, en ello se manifiesta la dimensión trascendente de la persona. La

43
Cf. L. BARONE, Anatomía y fisiología del cuerpo humano, 131.
44
Cf. A. ROYO, Teología de la perfección cristiana, 343.
45
Cf. A. RODRIGUEZ LUÑO, Scelti in Cristo per essere santi. Morale fondamentale I,
EDUDC, Roma 2013, 160-161.
46
Gen 2,7.

51
naturaleza del alma es espiritual y su origen es divino. Es inmortal. Es la forma del
cuerpo y constituye con él una unidad sustancial de la persona, puesto que, el alma
unida al cuerpo, forman un solo ser47. El alma está dotada de las cualidades
espirituales necesarias para ser un ser viviente racional.

• Memoria: Facultad del alma que tiene por objetivo retener las
especies inteligibles.
• Intelecto: Facultad del alma por la cual aprendemos las cosas en
cuanto inmateriales.
• Voluntad: Facultad del alma por la cual buscamos el bien conocido
por el entendimiento48.

El hombre es imagen y semejanza de Dios porque tiene estas cualidades que


lo hacen símiles a Él. Así como ha recibido la gracia Divina y las cualidades que
Dios ha querido compartir, cada una participadas en la medida de las posibilidades
propias, así ha recibido la Vida divina, que es la que da vida y subsistencia a la vida
en sí, y toda vida y movimiento vivificador proviene de la Vida que sobrepasa toda
vida y todo principio de toda vida. El alma debe a Ella la inmortalidad, y todos los
animales y todas las plantas, hasta lo menos dotado de vida, deben a Ella el tener la
vida49.

2.2.1. El hombre creado se aparta del plan de amor del Creador

«La serpiente dijo la mujer ¿Cómo os ha dicho Dios que no comáis de


ninguno de los arboles del jardín? Respondió la mujer a la serpiente: podemos
comer del fruto de los arboles del jardín. Más del fruto del árbol que está en medio
del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquen porque morirán. Replicó la

47
Cf. A. FERNANDEZ, Teología Dogmática II, BAC, Madrid 2015, 88-92.
48
Cf. A. ROYO, Teología de la perfección cristiana, 246.256.259.
49
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios VI, 1.

52
serpiente a la mujer. De ninguna manera morirán. Es que Dios sabe muy bien que
el día en que coman de él se les abrirían los ojos y serán como dioses, conocedores
del bien y del mal. Como viese la mujer que le árbol era bueno para comer,
apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió.
Después dio también a su marido, que igualmente comió, Entonces se les abrieron
los ojos y se dieron cuenta de que estaban desnudos50».

El enemigo pone en marcha su sutil juego psicológico, orientado hacer


pensar a la mujer que los planes de Dios no son justos, y que el precepto establecido
no es para el bien de ellos. La alternativa presentada a la mujer es comer del fruto
prohibido para para ser como dioses y conocedores del bien y del mal. El conocer
en lenguaje bíblico indica no solo una sabiduría intelectual, sino sobre todo
concreta, personal, de vida vivida, que se puede traducir por acumular experiencia,
poseer, tener el dominio. Conocer el bien y el mal significa, en consecuencia, llegar
a ser para sí mismo norma de vida, poder decidir arbitrariamente sobre el actuar
recto. El hombre se deja seducir; la soberbia y la ambición se apoderan de él; dudan
de Dios, y violan el precepto, al final se dan cuenta del engaño. Conocen así el mal,
descubren la propia debilidad, y se avergüenzan de su desnudes. Las consecuencias
fueron fatales51.

«Oyeron el ruido de los pasos de Yahvé Dios que se paseaba por el jardín y
el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahvé Dios. Yahvé Dios
llamó al hombre y le dijo: ¿Dónde estás? este contestó: Te he oído andar por
el jardín y he tenido miedo, porque estoy desnudo; Él replicó: ¿Quién te ha
hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol que te prohibí? Dijo
el hombre: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.
Dijo Dios a la mujer: ¿Porque lo has hecho? Contestó la mujer: La serpiente
me sedujo y comí. Entonces Dios dijo a la serpiente: Por haber hecho esto,
maldita seas entre todas las bestias. Sobre tu vientre caminaras y polvo
comerás todos los días de tu vida. Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre
tu descendencia y su descendencia: Él te pisará la cabeza mientras acechas
tú su calcañal. A la mujer dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos tus

50
Gen 3,1-7.
51
Cf. M. A. TÁBET, Introducción al Antiguo Testamento I. Pentateuco y Libros Históricos,
Palabra, Madrid 2008, 110-11.

53
embarazos: con dolor parirás los hijos y tu marido te dominará. Al hombre
dijo: Maldito sea el suelo por tu causa: sacarás de él el alimento con fatiga
todos los días de tu vida, comerás el pan con el sudor de tu rostro hasta que
vuelvas al suelo de donde fuiste tomado, porque eres polvo y al polvo
tornarás: y los echó del Edén»52.

El hombre por haber cometido el mal perdió una parte de las grandes
maravillas que Dios le había compartido. Se ha alejado de su Creador, de su
Bondad, de su Vida, de su Belleza, de su Ser, su Verdad, su Unidad, su Luz. Por el
hecho de haberse apartado de la Luz que ilumina a todo ser, su vida se convierte en
oscuridad y tinieblas. Pseudo Dionisio en los Nombres de Dios nos explica el
problema del mal con las siguientes palabras:

«¿Qué es el mal, donde tiene su origen, en cuál de los seres está? Y ¿Cómo,
si existe la providencia, existe el mal, porqué surge o porqué lo permite, y
cómo algunos de los seres se dejan cautivar por él en lugar del Bien? Sin
duda, alguien podría expresar así su perplejidad, pero nosotros le rogaríamos
que considere la verdad de los hechos y le diríamos con toda franqueza que
el mal no procede del Bien, y si procede del Bien no es mal, al igual que no
es propio del fuego enfriar. Y si todos los seres proceden del Bien, ya que
la naturaleza le dio al Bien el producirlos y conservarlos, en cambio el mal
le dio el corromperlos y destruirlos, ningún ser proviene del mal. El mal no
existe en las cosas que son y que no son, sino que dista más del Bien y tiene
menos realidad que el no-ser. El mal en cuanto tal no hace o genera ningún
ser, solamente daña y corrompe en la medida que puede la sustancia de los
seres, y si alguno dijera que sí genera hay que responderle que el mal no
contribuye a la generación en cuanto corrompe, es corrupción y mal, solo
corrompe y daña. En cambio, el Bien da y produce al ser. El mal en cuanto
es mal no produce seres, sino los corrompe. No puede ser al mismo tiempo
y bajo al mismo aspecto mal y Bien. No hay nada totalmente malo o bueno,
sino que algo será bueno en la medida que se aproxime más al Bien. La
Bondad que es perfecta, recorre todas las cosas, no solamente llega a los
seres perfectos, que están próximos a Ella, sino que llega hasta los más
lejanos (Sab 7,18), en unos está presente del todo, en otros menos, en otros
muy poco, según pueda cada uno de ellos participar de Ella. A su vez, unas
cosas participan del Bien plenamente, otras en cambio carecen más o menos
del Bien. ¿Como sería posible que todas participaran del Bien
uniformemente, cuando no todas tienen la misma capacidad para
participarle plenamente? Todos los seres que existen son buenos y proceden
del bien, y en cuanto carecen del Bien, no son ni seres ni buenos. Así sucede

52
Gen 3,8-24.

54
con el intemperante cuando debido a su apetito irracional queda privado del
bien, en ese momento ni existe ni desea a los seres sin embargo participa del
Bien por el hecho mismo de que en su interior hay vestigios de Unidad y de
Amor. Los seres todos serán más o menos ser en la medida que participen
del Bien. El mal no está en el Bien, pues cómo puede el árbol bueno dar
frutos malos (Mt 7,18). Es absurdo que de una misma cosa procedan dos
cosas completamente contrarias. El mal no está en Dios. No se puede
corromper ninguno de los seres en cuanto a su esencia y naturaleza, sino
porque, hay un defecto en la constitución natural y por ese motivo no puede
mantenerse en el equilibrio y armonía. No han sido capaces de conservar su
condición privilegiada y perdieron su propia mansión (Jd 1,6). Se dice que
son malos porque son débiles respecto a su actividad natural, el mal es en
ellos una perversión, un abandono de las cosas que le son propias, una
privación, una imperfección, una impotencia, un debilitamiento. Han sido
ellos quienes se han apartado del bien que se les dio. Son malos en la medida
que carecen de los bienes que les son propios, bien por haberlos perdido,
bien porque los han abandonado. El mal, en cuanto mal no está en nosotros,
sino que es una carencia de los bienes que nos son propios. Lo que va contra
la naturaleza es una privación de las cosas que le son propias. El mal que
hay en las almas no procede de la naturaleza, sino de cierto movimiento
desordenado y erróneo. El Bien procede de una sola causa. La causa del mal
son muchas, son la impotencia y debilidad y mezcla desproporcionada de
cosas diferentes, no tiene principio propio. El mal es algo que aparta del
camino, la meta, la naturaleza, la causa, el principio, el fin, el límite, la
voluntad, la sustancia. El mal es privación, deficiencia, debilidad,
incongruencia, error, irreflexión, fealdad, muerte, incesantes, irracionalidad,
imperfección, inestabilidad, falto de causa, indeterminado, estéril, inerte,
débil, desordenado, diferente, ilimitado, tenebroso, carente de sustancia, y
lo que de ninguna manera y nunca es ser. El mal para los demonios es
haberse apartado de la inteligencia, para el alma es actuar contra la razón,
para el cuerpo es actuar contra naturaleza. Las Sagradas Escrituras, llaman
errados en el conocimiento a quienes son débiles en la conciencia o práctica
del Bien y a quienes conociendo la Voluntad de Dios (Mt 6,10;7,21;26,42)
en cambio no la practican (Lc 12,47; Rom 1,18;14,23), a quienes habiendo
escuchado (Mc 4,16), en cambio son débiles para creer o practicar el Bien.
Algunos no quieren dedicarse a hacer el bien, ya por estar en el error, ya por
falta de voluntad (Sal 36,4)»53.

El autor insiste en decir que el mal no es algo positivo, el mal en cuanto tal
tiende solo a destruir. El mal es no-ser. Todas las creaturas en cuanto son, son
buenas y proceden del Bien, y en cuanto son privadas del Bien, no son buenas ni

53
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios IV. El autor del Corpus
Dionisiacum para la composición de este capítulo se basó en parte de la obra de Proclo De
subsistentia mali.

55
son ser. Se refiere a la ausencia de un bien que debería estar presente. El pecador,
es bueno en la medida en que tiene ser, vida y existencia; el mal cosiste en la
privación de un Bien que debería estar y que no está. Los malos son malos no en
virtud de su existencia, sino en la falta de la virtud que les es propia, por la
incapacidad de ser fieles a la virtud que han recibido cuando fueron creados. El mal
consiste en la incapacidad de cumplir con las funciones naturales y propias, es una
falta de orden54.

En el texto del Genesis, el hombre y la mujer cometieron el pecado original,


el cual tiene su naturaleza en la soberbia, querer ser como Dios, en el conocimiento
del bien y del mal, esto significa hacerse a sí mismos jueces de lo que es bueno y
de lo que no lo es, es decir, decidir de modo autónomo las reglas de la conducta
humana sin escuchar la ley de Dios que está en nuestro corazón. El hecho de querer
ser como Dios es pecado. Solo Dios es juez y es el único de juzgar, Él ha establecido
las leyes de la naturaleza y se deben respetar. El hombre al darse cuenta de su
desnudes sintió vergüenza, es este el momento en que le llega la primera
consecuencia del pecado original. Una segunda serie de consecuencias son las
heridas causadas al mundo por el pecado humano, pues la naturaleza gime en la
espera de ser liberada del saqueo humano, la muerte y las enfermedades. Estas
consecuencias no fueron instituidas por el Creador en el principio, sino que entraron
junto al pecado de soberbia cometido55.

54
Cf. F. COPLESTON, Storia della Filosofia II, Paideia, Brescia 1971, 128-130.
55
Cf. M. GAGLIARDI, La Verità è sintetica, Cantagalli, Siena 2017, 230-248.

56
2.3. RESUMEN DEL CAPÍTULO II

Dios ha permitido al autor del Corpus Dionisiacum adentrarse en el interior


de los misterios divinos, y gracias a Dios hemos podido acercarnos en la medida de
lo que se nos fue permitido a la naturaleza Divina y la humana. Dios se ha revelado
como Único Dios verdadero, Creador y Dueño absoluto de todas las cosas. Dios es
Uno y fuera de Él no hay otro. Es lo que fue revelado al Pueblo de Israel y en la
plenitud de los tiempos se nos reveló también a nosotros, pero manifestándonos lo
más profundo de su Ser. En Dios hay unidad, pero también hay diferencias. Unidad
en cuanto su naturaleza es Única e incomprensible para nuestra razón, todo lo
trasciende y todo lo supera. En Dios hay diferencias en cuanto en Dios hay Tres
Personas distintas: Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Los tres son Un solo Dios. Es lo
que hemos definido como Unidad en la distinción. Lo que se predica a Dios, aplica
a la Santísima Trinidad, así los nombres Divinos que el Pseudo Dionisio nos explicó
son aplicados a Dios en su totalidad. Dios es Bondad, Vida, Verdad, Belleza, Luz…

Dios por su amor y bondad desbordante se ha revelado en la creación y ha


participado de sus bondades y luces a sus creaturas, cada una según sus capacidades.
Dios creó el universo y en una parte de su maravillosa creación nos ha puesto a
nosotros en un lugar privilegiado. Dios nos formó del polvo y soplo el aliento de
vida en nuestras narices. Nos creó un cuerpo dotado de todas las cualidades
necesarias para que fuera un ser vivo, pero no solo eso, sino un ser racional, pues
después de haber creado nuestro cuerpo nos dio un alma inmortal, con memoria,
intelecto y voluntad. Nos creó a imagen y semejanza suya, trasmitiéndonos un poco
de la gran inmensidad que Él Es. Dios creó al hombre libre y lo colocó en un lugar
con leyes naturales que siguen su curso con forme el Creador dispuso, y leyes
humanas que el hombre debe seguir para ser feliz. Pero el hombre no quiso ser feliz
y se autonombro amo y señor de sí mismo. Quiso ocupar el lugar de Dios y eso le
costó la libertad, pues por su pecado perdió parte de la imagen y semejanza que
Dios Trinidad nos había compartido.

57
Capítulo III

PEREGRINACIÓN Y RETORNO A LA UNIÓN CON EL DIVINO

3.1. NECESIDAD DE RETORNAR A LA UNIÓN CON DIOS

«Yahvé lo ha dicho: Es que han abandonado mi Ley que Yo les propuse, y


no han escuchado mi voz ni la han seguido. Antes bien han seguido la inclinación
de sus corazones tercos, en pos de los Baales, como sus padres los engañaron»1.
«¡Recuerda, Yahvé, lo que hemos pasado, mira y observa nuestro oprobio! Nuestra
heredad ha pasado a extranjeros, nuestras casas a extraños. Somos huérfanos, sin
Padre; nuestras madres, como viudas. A precio de plata bebemos nuestra agua,
adquirimos nuestra leña con dinero. El yugo a nuestro cuello, andamos acosados;
estamos agotados, no nos dan respiro. Hacia Egipto tendemos nuestra la mano,
hacia Asiria para saciar el hambre. Nuestros padres pecaron: ya no existen; y
nosotros cargamos con sus culpas. Unos esclavos nos dominan, nadie nos libra de
su mano. Haznos volver a ti, Yahvé y volveremos. Renueva nuestros días como
antaño»2.

El Pueblo ha abandono la Ley del Señor, ha preferido seguir sus


inclinaciones y ha pecado. Sus idolatrías y degeneraciones lo han llevado a la ruina,
porque abandonaron al autor de la vida, le dieron le espalda a la Luz y prefirieron
las tinieblas. El Pueblo se siente huérfano, ha salido de la casa de su Padre y de su
Tierra y es esclavo de esclavos en tierra extranjera. Extraña la leche y la miel que
manaba de la casa de su Padre. El pecado los ha tomado y los ha encadenado. Sus

1
Jer 9,12-13.
2
Lam 5,1-8.21.
sacrificios y leyes han perdido el valor, su corazón es falso. Han olvidado la Alianza
que Dios había pactado con ellos. Se han despojado de las vestiduras de príncipes
que llevaban y han preferido ser esclavos. Se han alejado de la Luz, de la Bondad,
de la Vida, de la Verdad, del Amor. Han abandonado aquello que les pertenecía y
les convenía. Creyeron que encontrarían algo mejor, pero se equivocaron. El
Pseudo Dionisio nos dice:

«Puede ocurrir, sin embargo, que los seres inteligentes, por su libre
determinación, rechacen la Luz de la inteligencia, llevados del apetito del
mal, que cierra los ojos de la mente, privándola de su natural ser iluminada.
Se apartan a sí mismos de esta Luz que les ofrece sin cesar y que, lejos de
abandonarlos, resplandece ante sus ojos miopes. Luz que con su bondad
característica los sigue presurosa, aun cuando se alejen de ella. Estos seres
No pueden mirar los rayos que trasciende su capacidad visual. El alma,
ofreciéndose imperfectamente a la Perfección absoluta, fracasa en su
intento de conseguir realidades que no están a su alcance. Su arrogancia
les privará incluso de lo que está a su disposición»3.

El hombre no soportaba más estar abandonado a su propio capricho.


Necesitaba el intervento divino para remediar la falta cometida y vendar sus heridas
causadas por el estilo de vida que lleva. El hombre necesitaba la ayuda de Dios para
poder regresar a Él. Eran tantas las culpas adquiridas, y graves sus delitos que sus
sacrificios y holocaustos eran ofensas al Creador de la vida. ¿Quién podrá liberar al
hombre de su prisión? ¿Quién meterá las manos al fuego por reportarle la dignidad
al hombre? ¿Quién es digno de ofrecer sacrificios y holocaustos al Señor? ¿Quién
le traerá la Luz nuevamente para destruir las tinieblas de sus ojos? ¿Quién nos
conducirá a la Luz? ¿Quién será nuestro Mediador? ¿Quién será nuestro Padrino, el
Santo, el Justo, nuestro Guía? San Agustín de Hipona (354-430) se preguntó:

«¿Dónde podría encontrar quien me reconciliara contigo? ¿Los ángeles?


¿Con cuales oraciones y con cuales ritos? Muchos se esforzaban en regresar
a Ti, pero imposibilitados de hacerlo por sí solos, pero han caído. Soberbios

3
PSEUDO DIONISIO, Jerarquía eclesiástica, 3.

59
te buscaban en la presunción de la ciencia, ensalzándose el pecho en vez de
golpearlo, buscaban un mediador que los purificara, pero buscaban en vano.
Encontraron al diablo vestido de Luz y los engañó. Eran pecadores mortales,
y pecadores pretendían reconciliarse contigo, Señor inmortal y sin pecado»4.

Si fuera otra persona y no Dios, la que redimiese de la muerte eterna al


hombre, este tendría que ser siervo de aquélla, y por lo mismo ya no podría ser
elevado a la dignidad que tendría de no haber pecado, ya que en este caso no sería
siervo más que de Dios e igual en todo a los ángeles, mientras que en caso contrario
sería también siervo de alguien que no es Dios ni superior a los ángeles5. El hombre
no puede saldar su deuda, es tan grande que no podría pagar. Todos los hombres
nacen con pecado, pecadores nos engendran nuestras madres (Sal 50). La justicia
dice que el que ha pecado debe satisfacer: y este es el hombre. El amor dice que
Dios no quiere dañar eternamente al hombre, por esto quiere redimirlo. El hombre
que ha pecado debe satisfacer, pero no puede, Dios puede hacerlo, pero no puede
porque debe hacerlo el hombre; entonces si el Hombre no puede por su incapacidad,
y Dios puede, pero no debe. ¿Quién podrá hacerlo? San Anselmo de Canterbury
(1033-1109) iluminado por la Luz divina responde: El Dios-Hombre, así el hombre
será salvado con amor y con justicia, en cuanto es Dio y Hombre6.

Dios, en todo lo que hace, hay justicia. La obra de la justicia divina


presupone la obra de la misericordia, y en ella se funda. En cualquier obra de Dios
aparece su misericordia como raíz, es la causa primera7. La misericordia es el
principal atributo de Dios operante ad extra. La misericordia de Dios opero desde
la creación, todo depende de la bondad de Dios. Así la decisión de la salvación
procede de la misericordia divina. Todo se encuentra bajo el signo de la
misericordia de Dios, Ella es la Luz que alumbra a toda creatura en la oscuridad8.

4
Cf. SANT’AGOSTINO, Le confessioni, XLII.
5
Cf. SAN ANSELMO, Obras completas, Cur Deus Homo V, BAC, Madrid 2008, 753-754.
6
Cf. M. GAGLIARDI, Jesucristo centro de la fe, Aracne, Ariccia 2015, 102.
7
Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica, I p.I, q 21 a.4.
8
Cf. W. KASPER, La Misericordia, Sal Terrae, Maliano 2015, 102-103.

60
3.2. La iniciativa divina de ir al encuentro del hombre

«Por eso voy a seducirla; voy a llevarla al desierto y le hablaré al corazón.


Allí le daré sus viñas, convertiré el valle de Acor en puerta de esperanza; y ella
responderá, allí como en los días de su juventud, como el día en que subía del país
de Egipto. Y sucederá aquel día. Oráculo del Señor. Que me llamará Marido mío,
y no me llamará más: Baal mío. Retiraré de su boca los nombres de los Baales y
nunca más serán invocados por su nombre. Yo te desposaré conmigo para siempre
y tú conocerás a Yahvé»9. Dios por su eterno amor y misericordia, no quiso
abandonar al hombre en las tinieblas donde se encontraba, sino que decidió cargar
con la deuda que el hombre debía de pagar. Dios quiso bajar al mundo, La Luz
quiso bajar a las tinieblas y con sus rayos las disipó. Quería recuperar lo que era
suyo, el alma humana. Vino a nuestro encuentro y Él nos iba a enseñar el camino
de regreso al reino de donde salimos. Nos llevará por el desierto y allá nos mostrará
sus delicias, que son sus divinos misterios.

«He aquí que vienen días, dice el Señor, en que Yo concluiré con la casa de
Israel y con la casa de Judá una nueva alianza, no como la alianza que hice
con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra
de Egipto. Esta es la alianza que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en su mente, en sus corazones
las gravaré y Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Pues todos me
conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos. De sus pecados no me
acordaré ya»10.

9
Os 2,16-19.21.
10
Jer 31,31-34; Heb 8, 8-12.

61
3.2.1. La encarnación del Verbo

El autor del Corpus Dionisiacum en la obra de la Jerarquía eclesiástica11,


nos presenta claramente el misterio de la encarnación, su fin y objetivo; cuyo
fundamento es el amor de Dios por la humanidad:

«Dios que quiere que todos los hombres sean salvados y vengan al
conocimiento de la Verdad (1Tim 2,4), haciéndose semejantes a Dios,
anuncia a todos la Buena Nueva de que Dios llevado por su amor, ha hecho
misericordia a todos los habitantes de la tierra que por amor al hombre se ha
dignado bajar hasta a nosotros; y que, a la manera de fuego ha unificado con
Él a todos los que estaban dispersos para ser divinizados. Porque a cuantos
le recibieron dioles poder de venir a ser hijos de Dios, a aquellos que creen
en su nombre; que no de la sangre, ni de la voluntad humana carnal, ni de la
voluntad de varón, sino de Dios son nacidos»12.

Fue así, como llegando la plenitud de los tiempos, Dios envió a su ángel a
una ciudad de Galilea llamada Nazaret a trasmitirle un mensaje a una Virgen
llamada María (30/20 a. C.- ¿? d. C.) desposada con un santo varón descendiente
del Rey David (1040-965/75 a. C.), su nombre era José (¿? a. C.- ¿? d, C.). El
encuentro fue de la siguiente manera:

«El ángel, entrando dijo: Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo. Ella
se conturbó por estas palabras y se preguntaba que significaba aquel saludo.
El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un Hijo a quien pondrás por
nombre Jesús. Él será grande, se le llamará Hijo de Dios y el Señor Dios le
dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por lo siglos

11
Jerarquía que recibe la iluminación de la Jerarquía celeste, la más cercana a Dios. A medida que
crece en el conocimiento de las jerarquías superiores es elevada a Dios. La primera son los
sacramentos, la segunda son Los ministros de la Iglesia, y la tercera son los laicos. Cada
una dividida en tres órdenes. Esta Jerarquía tiene por objeto hacer que logremos nuestra
mayor semejanza y unión con Dios. Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Jerarquía
eclesiástica II, 1.
12
Cf. Ibidem.

62
y su reino no tendrá fin. María respondió al ángel: ¿Cómo será esto, pues
que no conozco varón? El ángel respondió: El Espíritu Santo vendrá sobre
ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer
será Santo y se le llamará Hijo de Dios. Porque nada hay imposible para
Dios. Dijo María: He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu
palabra. Y el ángel, dejándola se fue13».

La comunicación de Dios a la humanidad pasa por esta comunión humano-


divina establecida en la persona de Cristo. El Verbo de Dios se hizo carne y vino a
habitar en medio de nosotros, la Luz vino al mundo para que los que vivían en
tinieblas vieran la Luz. El Verbo es consustancial al Padre según la divinidad y es
consustancial a la Virgen María según la humanidad14. Es la misma Persona aquel
que estaba junto al Padre antes de la creación del mundo15, y aquel que nació del
vientre de María. Jesús por amor al hombre asumió la naturaleza humana y se hizo
semejante a nosotros menos en el pecado. El que era invisible se ha hecho uno de
nosotros, Dios eterno existiendo en su naturaleza divina, quiso nacer en el tiempo
tomando la naturaleza humana, sin dejar de ser Dios. Dios une la nueva naturaleza
a su naturaleza eterna, no para cambiarla, sino para unirlas sin confusión, sin
mutación, sin división, y sin separación en la única Persona16.

«Subió José desde Galilea, la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de


David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para
empadronarse con María, su esposa, que estaba en cinta. Mientras
estaban allí, se le cumplieron los días del parto y dio a luz a su Hijo, lo
envolvió en pañales y le acostó en un pesebre. Cuando se cumplieron los
ocho días para circuncidarle, se le puso el nombre de Jesús, el que le dio
el ángel antes de ser concebido en el seno»17.

13
Lc 1,26-38.
14
Cf. A. AMATO, Jesús es el Señor, BAC, Madrid 2016, 312.
15
Cf. Jn 17,5; 16,28; 14,11.
16
Cf. A. AMATO, Jesús es el Señor, BAC, Madrid 2016, 335.
17
Lc 2,4-7.21.

63
Fue así como Dios vino al mundo, el que era Divino se hizo humano para
que de esta manera el humano se hiciera divino, tomó nuestra naturaleza para
divinizarla y regresarla al lugar al que pertenece. Nosotros no somos de este mundo,
sino somos del cielo. De las manos de Dios hemos salido y a ellas regresaremos.
Dios ha querido hacerse hombre como nosotros y de esa manera ha llevado a nuestra
humanidad a la presencia de Dios, reconocemos por la fe que Dios por amor ha
bajado al mundo para encontrarse con nosotros con el fin de hacernos hijos suyos y
ser divinizados. Por la encarnación del Verbo, el hombre ha recuperado lo que
había perdido, y se encamina hacia Dios.

«El Verbo que es supraesencial, asumió total y verdaderamente nuestra


naturaleza humana, padeció los hechos maravillosos propios de su acción
divina con la naturaleza humana, es algo que marca una diferencia en la
actuación propia de la Bondad divina para con nosotros, Porque, en efecto,
ni el Padre, ni el Espíritu han participado en esto, sino de su Bondad y del
amor Propio al hombre y según toda su acción divina que llevó acabo
naciendo entre nosotros el Inmutable. Las cosas divinas mismas están
unidas y diferenciadas»18.

En la Jerarquía eclesiástica, el autor nos presenta una explicación detallada


sobre el sacramento del bautismo. Es una explicación muy detallada. Dicha
explicación nos dará algunos datos importantes para comprender la misión de amor
que Cristo ha desempeñado en la tierra. Nos centraremos en tres personajes
importantes: el Obispo, el Padrino y el fiel que busca a Dios. Veamos cómo nos lo
presenta el autor:

«Un hombre inflamado en amor por realidades que no son de este mundo, y
deseoso de participar en ellas, se acerca primero a uno ya iniciado y le pide
que le presente al obispo, al cual promete obedecer en todo lo que le mande.
Al primero le pide que se haga cargo de su preparación y de todo lo referente
a su vida futura. Aquél se siente conmovido por el deseo de salvar a quien
se le ha confiado y termina por aceptar. Le conduce ante aquel que disfruta
del título de Obispo. El obispo recibe a los dos con agrado, como quien lleva

18
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Nombres de Dios II. 9-10.

64
en sus hombros a la oveja perdida (Lc 15,5). Agradecido de corazón, se
postra para adorar y alabar a la fuente amable que llama a los escogidos (Mt
22,3) a la sombra de los que se salvan»19.

Lo que nos importa por ahora del texto es la figura del padrino; es importante
la participación del padrino en el sacramento. El padrino es elegido por la persona
que quiere acercarse a Dios, pero el padrino deve de tener unas características
particulares, no puede ser cualquier persona, el padrino debe ser uno ya iniciado,
uno que esté en el camino de perfección, para que sea él quien lo presente al obispo,
y pueda ser bautizado. Atención, el texto que he tomado, solo es para hacer
referencia a la importancia de un guía Santo e inmaculado como lo es Cristo. En
este caso el padrino es un nombre común. Lo importante aquí, es que al padrino se
le confía su formación, o sea, el padrino es el encargado de acercarlo a los misterios
divinos que a su vez ya ha recibido. Debe de ser santo, de buena fama, con una
sólida formación. El padrino ha sido el intercesor de la persona que busaca acercarse
a Dios, él lo ha presentado al obispo, y después del sacramento, el padrino tiene la
responsabilidad de mostrarle el camino de perfección que lo conduce Dios, se
convierte en el guía del nuevo bautizado, pues él como iniciado conoce ya el camino
para llegar a Dios.

Recordemos que el Pseudo Dionisio tiene bases filosóficas neoplatónicas, y


en base a sus conocimientos explica la fe. Bueno, pues como conocedor del
neoplatonismo obviamente conoce a Platón. Dicho filósofo griego, al principio del
VII libro de la Republica nos escribe una alegoría conocida como La alegoría de la
caverna. Platón nos describe de la siguiente manera su alegoría:

«Dentro una caverna, con l’entrata aperta alla luce, pensa di vedere degli
uomini che vi stanno dentro fin da fanciulli, incatenati gambe e collo, sì da
dover restare fermi e da poter vedere soltanto in avanti una parete; sono
incapaci, a causa della catena, di volgere attorno il capo e vedere la entrata

19
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Jerarquía eclesiástica II, 1.

65
e la luce. Alta e lontana brilli alle loro spalle la luce d’un fuoco, e tra il
fuoco e i prigionieri corra rialzata una strada. Lungo questa pensa di vedere
costruito un muricciolo. Immagina di vedere altri uomini che portano
lungo la strada verso il muricciolo oggetti di ogni sorta sporgenti dal
margine, statue e altre cose; e, come è naturale alcuni portatori parlano,
altri tacciano. Tali persone possono vedere, anzitutto di sé e di suoi
compagni. I prigionieri soltanto vedono le ombre proiettate dalla luce del
fuoco sulla parete della caverna che sta loro di fronte e che possono vedere.
Questi prigionieri soltanto possono vedere le ombre delle cose che portano
gli uomini liberi, queste cose sono proiettate sul muro difronte ai
prigionieri. Grazie agli uomini liberi che portano le cose dentro, i
prigionieri possono vedere soltanto le ombre delle realtà»20.

La importancia capital de esta alegoría y el relato de Pseudo Dionisio


Areopagita es la función intermediaria que tienen, por un lado, el padrino que es el
guía que conduce a los misterios divinos y enseña el camino para ir a Dios, y, por
otro lado, la función de los hombres libres que ayudan a sus compañeros a ver parte
de la realidad. Ambos tienen la función de intercesores. ¿Qué tiene que ver con
Cristo? Bueno, Cristo es nuestro único mediador entre el Padre y nosotros, gracias
a Él podemos ir al Padre, porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida y nadie va al
Padre sino es por Él21. Cristo es la Luz del mundo, Él nos ha sacado de las tinieblas
y nos ha trasladado al reino admirable de su Luz.

3.2.1.1. La gracia donada por la encarnación y pasión de Cristo

«Como por un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte


y así la muerte alcanzo a todos los hombres, ya que todos pecaron. Si por el delito
de uno murieron todos ¡Cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia
de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos! El juicio partiendo de
uno, lleva a la condenación, más la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos,
se resuelve en justificación. Si por el delito de uno reinó la muerte por un hombre

20
Cf. PLATONE, La Repubblica VII.
21
Cf. Jn 14,5-6

66
¡con cuanta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia,
reinarán en la vida por uno, por Jesucristo. Como el delito de uno atrajo sobre todos
los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno procura a todos
la justificación que da la vida. Así que, por la desobediencia de un hombre, todos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno todos serán
constituidos justos. Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia; así lo mismo
que el pecado reinó por la muerte así también reinará la gracia en virtud de la justicia
para la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor»22.

Cristo, el enviado del Padre que tomó nuestra carne, la ha divinizado, y nos
ha hecho participes de su vida inmortal. Nos ha devuelto la gracia que habíamos
perdido, y nos la ha donado con creses. El primer hombre pecó y su pecado nos
trajo la muerte y junto a ella infinidad de calamidades. Pero Dios por su amor y
misericordia ha querido pagar nuestra deuda y nos ayudó a regresar junto a ÉL, ya
no como simples creaturas sino como Hijos. Jesús en la Cruz expiró y entregó el
Espíritu, su alma dejo su cuerpo con el último suspiro23. Semejante al aliento de
vida que Dios le dio al primer hombre al crearlo, es la misma vida que nos dio al
crearnos. Cristo decidió entregarla por nosotros, Él fue quien pagó nuestro rescate.

Cuanto nos ha amado el Padre que dio a su Hijo para divinizar a la


humanidad, el Hijo se ha hecho siervo y nosotros que éramos siervos nos ha hecho
hijos, el inmortal quiso morir para que los mortales tuviéramos vida y la tuviéramos
en abundancia24. Su encananación y su misterio pascual fueron para nosotros
motivo de gracias y bendiciones que elevaron nuestra naturaleza a la dignidad de
hijos de Dios, miembros de un Pueblo nuevo y santo, a quien el Señor había
prometido dar un corazón puro y de carne. La resurrección de Cristo fue para
nosotros motivo de Fe en nuestra futura resurrección y semejanza con Él.

22
Rom 5,1-21.
23
Cf. M. GAGLIARDI, Jesucristo centro de la fe, Aracne, Ariccia 2015, 81.
24
Cf. SANT’AGOSTINO, Le confessioni, XLIII.

67
El hombre era incapaz de llegar a Dios por sí sólo, necesitaba de alguien
superior a él para que lo guiara de retorno al Padre. Es así como vino el Verbo. Su
llegada trajo al hombre grandes dones, los cuales sin ellos no podríamos llegar a
Dios. Dios, por medio de Cristo nos ha dado la Gracia gratum faciens que se traduce
como gracia Santificante, según santo Tomas de Aquino, es la gracia que Dios da
para la santificación de la persona que la recibe. Esta gracia nos une a Dios, nos
eleva a la participación de la vida divina. Esta Gracia ordena al hombre a su fin
principal, que es la unión con su Creador, en ser similares y semejantes; por gracia
y no por los méritos humanos, pero siempre en plena cooperación con el Creador.
Por medio de la Gracia santificante el hombre se une a Dios y así llega a su fin
último. La Gracia gratis data es la gracia que Dios da a otras personas por medio
de nosotros. Por medio de esta gracia, el hombre se convierte en colaborador de
Dios para el beneficio de sus hermanos. Ambas gracias son un don de Dios y se nos
fueron concedidas por medio de Cristo25.

La Gracia santificante se puede distinguir como una especie de acción


divina que es llamada motus animae, por la cual Dios ayuda al hombre a acoger
precisamente el don de la gracia, puede ser llamada gracia actual. La gracia
santificante también se puede identificar como habitus, esta gracia es dada para que
el hombre viva rectamente, es llamada gracia habitual, es dada en dos modos, la
primera por medio del don de una actitud que sane la naturaleza corrompida y que
la eleve, la ayuda a obrar de manera santa para alcanzar la vida eterna. Por otro lado,
el hombre necesita un don gratuito de Dios que mueve a hombre para obrar el bien.
Tenemos también la gracia operante que aplica al ser, es la gracia divina que actúa
de por sí; si la gracia divina se relaciona con la libertad de la persona que la recibe
se llama cooperante, y aplica el actuar. Santo Tomás nos presenta otros tipos de
gracia: Preveniente y Susbsecuente26.

25
Cf. P. BARRAJÓN, El Mistero della Grazia Misericordiosa, If Press, Roma 2016, 130-
131.
26
Cf. Ibidem, 130-133.

68
Para Conocer la Luz divina es necesario recibir la gracia, sin la gracia no
podemos acercarnos a los misterios de Dios, y no seremos connaturales a Él. El
hombre después del pecado original solo puede hacer algo de bien, pero al recibir
la gracia es capacitado para realizar cosas superiores. La persona que pierde la
gracia es como si se alejara de la Luz, quien la ha perdido a causa de un pecado
mortal, es necesario que la recupere, pero no puede solo, necesita de la ayuda de
Dios, o sea de la gracia que lo sana y lo eleva. Todo es gracia, siempre en
cooperación con el hombre27.

La gracia para llegar al hombre y causar sus efectos hace uso de canales, por
así decirlo, son misterios que Dios mismo ha instituido para que por medio de ellos
lleguen a nosotros sus gracias divinas, por ejemplo: los sacramentos28, virtudes
teologales29, virtudes morales30, Dones del Espíritu Santo31 y oración. Los
sacramentos son signos sensibles y eficaces instituidos por Cristo para significar y
producir la gracia santificante. Las virtudes teologales son la base y el fundamento
de todas las demás virtudes, tienen por objeto unirnos a Dios íntimamente. Las
virtudes morales nos preparan al fin sobrenatural, santo Tomás de Aquino enlista
54 virtudes, pero son más32. Los dones del Espíritu Santo son disposiciones
permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
La oración es una relación de alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción
de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo
al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre33.

27
Cf. P. BARRAJÓN, El Mistero della Grazia Misericordiosa, If Press, Roma 2016, 135-
138.
28
Bautismo, Confirmación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos, Orden
sacerdotal y Matrimonio. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1210-1666.
29
Fe, Esperanza y Caridad. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1812-1829.
30
Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1804-
1809.
31
Sabiduria, Intelecto, Consejo, Ciencia, Fortaleza, Piedad y Temor de Dios. (san Pablo
enlista sus nueve frutos: Gal 5,22-23). Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1830-1832.
32
Cf. A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 430-
473.474-538.539-626.
33
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 505.676.

69
Hemos conocido que la gracia es una Luz que Dios nos trasmite para unirnos
a Él, y nos hace connaturales a Él. El Pseudo Dionisio en sus obras: La Jerarquía
Celeste y la Jerarquía eclesiástica nos explica de modo detallado el curso que sigue
la gracia hasta llegar a nosotros. No olvidemos la transcendencia infinita y Unidad
de Dios, Pseudo Dionisio subraya que Dios está más allá de lo que se le puede
atribuir y del mundo creado por Él que comprenden ambas Jerarquías. De Él
desciende la Luz de la gracia que se tramite desde la primera jerarquía más cercana
a Él, hasta la última y más lejana Jerarquía. Dios por su amor y misericordia tiende
a difundir y trasmitir esta gracia de Luz para atraer al alma34.

Recordemos que en Dios hay Unidad y diferencia. La Unidad es la


transcendencia de Dios donde se encuentran los misterios más sublimes del
Creador, imposibles de comprender en su plenitud. Las diferencias recordemos que
son dobles, una interna por la cual se dan las Procesiones y relaciones al interno de
la Trinidad, y otra es externa, o sea la actitud creadora de Dios. De esta acción
divina fueron creadas las jerarquías, esta actitud no es emanación sino creación de
la nada. No olvidemos que Dios es Principio y fin de todas las cosas, todas las
perfecciones existentes se encuentran de una manera eminente en Dios, pues Él nos
trasmite parte de su Luz que es la gracia. Esta luz divina es dada a todos, pero no
todos pueden recibirla de la misma manera, algunos tienen más y otros menos, esto
no es por la gracia, sino por la persona que es receptora de la gracia, recordemos el
ejemplo que el Pseudo Dionisio nos puso sobre sello y del material idóneo. Al
referirse de cercanía o lejanía, no se refiere a la proximidad en el espacio, más bien
se debe entender en la aptitud o dignidad que se posee para recibir la gracia35.

34
Cf. G. FRAILE, Historia de la Filosofía IIa, BAC, Madrid 2006, 169-171.
35
Cf. Ibidem.

70
Trataremos de llegar al objeto principal de las jerarquías y tratar de conocer
en la medida que se nos permita acercarnos a los divinos misterios. Expondré el
esquema que nos propone el Pseudo Dionisio partiendo de la Jerarquía celeste, la
cual es la que está más cerca a Dios y es la que recibe directamente la Luz de la
gracia. Enseguida trataré la Jerarquía eclesial, la cual recibe la Luz que le trasmite
la Jerarquía Celeste. Es importante subrayar que el fin de cada jerarquía es: lograr
la mayor semejanza y unión con Dios, pues Él es la unidad Única. La idea de
trascendencia divina y de la participación de las creaturas en los grados
descendientes son el fundamento de la Jerarquía de los seres36.

«Todo don excelente y todo don perfecto viene de lo alto, del Padre de las
luces, toda manifestación luminosa que recibimos procede de la bondad del
Padre, nos atrae a su vez hacia lo alto como un poder unificante y nos hace
volver a hasta la unidad y simplicidad divinizante del Padre que nos
congrega. Jesús, Luz del Padre ilumina a todo hombre, por Él hemos tenido
acceso al Padre. Elevemos nuestra mirada a las luces que nos ha otorgado el
Padre y consideremos, en cuanto somos capaces las jerarquías que nos
revelan en modo simbólico la Luz»37.

a) Jerarquía Celeste

1° Tronos, Serafines y Querubines: Es la Jerarquía más alta y cercana a Dios.


Contemplan a Dios, ellos reciben directamente de Dios el ser, el bien, la belleza, la
pureza, la perfección y la luz. A su vez, esto que reciben directamente de Dios lo
trasmiten a sus inferiores, que es la segunda jerarquía. Son los más altos seres, son
puros, están alejados de toda sumisión a las cosas viles. Están asentados de manera
estable y firme en torno al Altísimo. Tienen siempre como propiedad ser semejantes
a Dios, connaturales a Dios. Reciben la Luz no de otros seres, sino directamente de
Dios. La participación de la ciencia divina purifica, ilumina y perfecciona. Purifica
de la ignorancia por el conocimiento que se trasmite, ilumina con la misma

36
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Jerarquía eclesiástica II, 1. III, 1.
37
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Jerarquía celeste I, 1-2.

71
sabiduría de Dios y perfecciona por la Luz que se recibe. Según su capacidad en el
conocimiento de Dios trasmiten a su vez a sus inmediatos inferiores, y ellos a su
vez lo reciben en la medida de sus posibilidades38.

2° Dominaciones, Virtudes y Potestades: Es la Jerarquía media. Las


Dominaciones no se dejan someter por ninguna tendencia terrena. Limpias de toda
desemejanza desean constantemente al Principio de todo señorío. Tienden a
asemejarse a su Creador. Las Virtudes, son fuertes e inflexibles en todas sus
operaciones, no admiten debilidad ni pereza, tienden a imitar a Dios. Las Potestades
no se adueñan de la gracia recibida, sino que ayudan a sus inferiores a subir al
conocimiento de las realidades divinas39.

3° Principados, Arcángeles y Ángeles: Es el ultimo orden de la Jerarquía celeste.


Esta orden recibe la Luz de la orden superior, y a su vez es la que conecta con la
Jerarquía eclesiástica. Los Principados tienen contacto con el Principio que es el
Principio de todo principio, ejercen el principado sobre otros a quienes guían, Los
santos Arcángeles tienen los mismos beneficios que los Principado y Ángeles, por
encontrarse en una situación media participa de los dos. Como los Principados se
orienta al Principio de principio, y unifican a los Ángeles. Los Ángeles completan
y terminan todas las jerarquías de los espíritus celestes, son los últimos que poseen
la propiedad angélica, su jerarquía se aplica a lo que está más manifiesto para
nosotros y lo correspondiente al mundo terrestre. Esta jerarquía es la más cercana a
nosotros. Dios les ha encomendado que nos guíen y nos eleven purificándonos,
iluminándonos y así llegar a la perfección40.

38
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA Jerarquía celeste VII, 1-4.
39
Cf. Ibidem. VIII, 1-2.
40
Cf. Ibidem. IX, 1-4,

72
b) Jerarquía Eclesial

1° Bautismo, Eucaristía y Orden sagrado: Pseudo Dionisio, al Bautismo lo llama


Iluminación, nos presenta detalladamente el rito del bautismo. Todo comienza con
la gracia recibida y aceptada por el hombre, quien se pone en camino hacia Dios en
busca de una persona avanzada para que lo instruya en los misterios. Habiendo
encontrado a la persona idónea, esta lo presenta al Obispo, quien es el ministro del
sacramento41 . El Obispo ayudado por los Presbíteros y los diáconos realiza el
sacramento. Se realiza la profesión de fe y la renuncia al mal, se realizan las
inmersiones en el agua tres veces, está presente la unción con el óleo. Es importante
la exhortación del Obispo a ser fiel a los misterios a los que ha sido iniciado, debe
de empeñarse en vivir santa mente para ser digno de recibir la Luz que le es
trasmitida por las Jerarquías superiores y así él también pueda configurarse con
Dios y conocer los divinos misterios.

La Eucaristía, es el sacramento de los sacramentos, como acción


sacramental, diviniza la vida. Es el punto culminante de todo rito, mediante la
Eucaristía el alma se une al Uno, perfecciona su comunión con Dios. Los otros
sacramentos son imperfectos en el sentido de que no llevan a término nuestra unión
con el Uno, pero por medio de este sacramento Dios nace en nosotros, es el
sacramento que trae en plenitud la Luz de Dios. Este sacramento nos permite entrar
en comunión con la Deidad y participar de su misma hermosura, nos configura con
Dios, diviniza a quienes lo reciben, entra en conformidad con Dios, es el Pan y el
Cáliz de salvación. El Orden Sagrado son los ministros encargados de trasmitir
estos divinos misterios al resto de los hombres, ellos componen la segunda orden42.

41
Pseudo Dionisio nos explica muy bien la esencia del Sacramento: Las impresiones
sensibles representan a las realidades invisibles expresadas con imágenes sensibles. Los
símbolos sagrados son realmente expresión sensible de realidades inteligibles, que son el
principio y la ciencia de cuanto la Jerarquía representa sensiblemente. Cf. PSEUDO
DIONISIO AREOPAGITA, Jerarquía eclesiástica II, 2.
42
Cf. Ibidem, III-IV.

73
2° Obispos, Sacerdotes y Diáconos: El Obispo es el primero que contempla a Dios,
en él tiene cumplimiento y termina la jerarquía humana. El poder del Obispo se
extiende a todas las demás órdenes y realiza los misterios sagrados, Dios le ha
confiado las actividades del ministerio sagrado, sus actuaciones litúrgicas son
acciones del poder de la Deidad. Dios ha dispuesto que solo los Obispos, hombres
santos puedan lograr la santificación de las ordenes clericales, el Obispo posee la
plenitud de consagrar. Él enseña y hace entender a sus inferiores los misterios
sagrados. Su función es perfeccionar a los iluminados. Los Sacerdotes son el
segundo grado, están bajo la autoridad de los Obispos y en comunión con ellos
ejercitan las funciones de su propio ministerio que es guiar a los iniciados hasta la
recepción de los sacramentos. Los diáconos, purifican a quienes no son semejantes
con Dios, purifican a quienes se les acercan despojándolos de toda participación del
mal, los instruyen para que participen de la comunión, son ellos quienes invitan a
renunciar al mal. Los purificados por los diáconos, pasan a ser iluminados por los
sacerdotes por medio de los sacramentos43.

3° Iniciados, Catecúmenos, y Penitentes: Los Iniciados son los bautizados, ellos


se encuentran en camino de perfección y de unión con Dios, fueron purificados e
instruidos por los Diacónanos y son confiados a los Sacerdotes para ser iluminados
por medio de los sacramentos, a ellos pertenece también la orden de los monjes.
Quienes estén y a iluminados están listos para ser perfeccionados por el Obispo.
Los Catecúmenos, son aquellos quienes están siendo instruidos por los Diáconos y
están siendo purificados mediante la instrucción de los sagrados misterios, estando
ya purificados pueden participar de los sacramentos e iluminados por lo Sacerdotes.
Los Penitentes son la última orden de esta Jerarquía, quienes aún no han decidido
entrar en el conocimiento de los misterios, para llegar a este conocimiento, deben
partir de la purificación por medio de los Diáconos, luego ser iluminados por los
Sacerdotes y después ser perfeccionados por el Obispo, así pueden llegar a la unión
con el Uno y ser connaturales a Él44.

43
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Jerarquía eclesiástica V.
44
Cf. Ibidem, VI.

74
Los seres de cada una de las Jerarquías tienen una doble misión, una es
tender cada uno hacia el conocimiento del Bien y recibir la Luz que les es trasmitida
cada una según sus posibilidades, no todos reciben la mima Luz. Habiendo recibido
la Luz, su deber es trasmití a los demás esta Luz recibida, es una Luz a beneficio de
los demás, cada uno comparte la Luz en la medida que la haya recibido, pues nadie
da lo que no tiene. Al comunicar la Luz a los demás es una ayuda de purificación
para que los inferiores puedan seguir subiendo en el conocimiento del Bien. El Bien
común de todas las Jerarquías consiste en el amor continuo a Dios y a los
sacramentos que producen en nosotros la presencia unificante de Dios. Dicha gracia
que es la Luz se trasmite por medio de los misterios que son los sacramentos45.

3.3. La respuesta del hombre de ir al encuentro de Dios

Nos hemos acercado en la medida que nos fue posible a la doctrina del
Pseudo Dionisio en su obra de las Jerarquías, allí fue presentada esquemáticamente
la doctrina de la Gracia que es la Luz de Dios que viene a nosotros con el fin de
divinizarnos y unirnos a Él. Nos damos cuenta de que Dios ha salido de sí mismo y
se ha revelado, quiere que donde Él está nosotros también lo estemos46. El Verbo
tomó nuestra naturaleza y la ha exaltado y divinizado, hizo divino lo humano. Dios
ha venido a nuestro encuentro, es Él que quien ha bajado del cielo y ha venido a
nuestro encuentro para mostrarnos el camino de regreso al Padre, pues el pecado
nubló la vista del hombre y lo hizo perderse del camino que en el principio Dios le
había indicado. Solo Dios nos puede retornar a sí mismo.

«Vamos a discutir esto. Dice Yahvé. Aunque fuesen sus pecados rojos como
la grana, como nieve blanquearán; Si aceptan obedecer, lo bueno de la tierra
comerán; pero si rehúsan y se oponen, por la espada serán devorados. Ha
hablado la boca de Yahvé»47.

45
Cf. G. FRAILE, Historia de la Filosofía IIa, BAC, Madrid 2006, 171-172.
46
Jn 14,2-3.23;15,9-10;17,16.21-26.
47
Is 1,18-20.

75
«Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese e sí mismo, tome su cruz y
sígame»48.

Se ha iniciado el dialogo, el Padre y el Hijo han hablado, el Espíritu Santo


está en medio de ellos. El hombre escuchó. Ahora al hombre le toca responder, en
él está la decisión de seguir al Señor o de darle la espalada. Quien quiera unirse al
Padre debe seguir los pasos de Cristo, debe tomar su cruz. Nadie va al Padre si no
es por Cristo. El camino de Cristo es un camino de amor, el cual vence todos los
obstáculos y barreras. Caminar en el amor de Cristo supera todo sufrimiento y
supera la muerte. Dios nos dará la gracia. Es tiempo de responder a Dios que se ha
revelado y nos ha atraído con su amor. Es tiempo de regresar al Creador, Él nos
espera con los brazos abiertos. Nos perdonará nuestros pecados y resplandeceremos
como la nieve. Responderemos por la fe, seguiremos sus pasos, emprenderemos
una peregrinación de retorno a la casa del Padre.

3.3.1. La peregrinación para el retorno a la unión con Dios

«Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si
me conocen a mí, conocerán también a mi Padre: desde ahora lo conocen y lo han
visto. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre»49. Cristo es el Camino, la Verdad
y la Vida. Cristo nos ha mostrado el camino para ir al Padre. Emprendamos el
camino de retorno al Padre, subamos a gozar de los manjares del cielo, vallamos a
habitar las moradas que Cristo ha ido a prepararnos. Regresemos a nuestra patria,
no seamos más extranjeros en tierra extraña a nuestra naturaleza redimida.

48
Mt 16,24.
49
Jn 14,5-6.9.

76
La gracia divina y sus conocimientos sobre filosofía platónica ayudaron al
cristiano Pseudo Dionisio a platear el camino de retorno al Padre. El autor encontró
en el neoplatonismo muchas cosas que se relacionaban con su fe cristiana, cosas
semejantes a las que él ya había conocido por los misterios que se le habían
revelado. Él leyó en los neoplatónicos que el hombre en su alma posee una
presencia adivina, él como cristiano ya lo sabía. Los neoplatónicos concebían que
el alma divina estaba encerrada en el cuerpo, al estilo platónico, y que necesitaba
ser liberada. Platón y los filósofos posteriores lo plantean y dan el método ascético
físico e intelectual para lograr el objetivo. Pseudo Dionisio está de acuerdo con ellos
solo en el caso de la purificación, pero no en el desprecio del cuerpo, pues el cuerpo
también ha luchado junto al alma en este mundo y necesita estar en paz junto al
alma50.

Pseudo Dionisio sabe que hay que iniciar una purificación para regresar al
Padre. No se puede ingresar al Santuario si somos impuros. El hombre necesita
purificarse y separarse del mundo, del demonio y de la carne. Necesita liberarse de
las cadenas que lo tienen atado y emprender la peregrinación. Esta perennación se
comienza contemplando al Uno que está en nuestro interior. Dios al crear al hombre
sopló su aliento de vida en sus narices. Una partícula de Dios está en nuestro
interior, es la Vida. también Cristo por medio del Sacramento de los sacramentos
habita en nosotros. Tenemos cualidades y cosas en común con Dios. Debemos
entrar en nuestro interior.

«El hijo prodigo, después de vender sus bienes y despilfarrar toda su


herencia cayó en la miseria. Entonces fue y se ajustó con uno de los
ciudadanos de aquel país, que le envío a sus fincas a apacentar cerdos. Y
deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los cerdos, pues
nadie le daba nada, Y entrando en sí mismo, dijo. ¡Cuántos jornaleros de mi
padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre!
Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre he pecado contra el cielo y
contra ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus
jornaleros. Y levantándose, partió hacia su padre»51.

50
Cf. N. D’ANNA, Il Neoplatonismo, Il cerchio, Citta del castello 2011, 52-53.
51
CF. Lc 15,11-32.

77
Iniciemos nuestra peregrinación, al interior de nuestra alma, encontremos el
aliento de vida que está en nosotros y encontremos a Cristo que habita en la
profundidad de nuestro corazón y sigamos sus pasaos, tomemos nuestra cruz y
vamos en marcha a nuestra patria celestial, a la unidad con Dios. La gracia de Dios
está en nosotros.

3.3.1.1. Vía purificativa

El alma ha comenzado su peregrinación y desea unirse a Dios, para esto


necesita vivir cristianamente, tener los pensamientos de Cristo, seguir a Cristo.
Debe apartarse del pecado y emprender una lucha sin tregua con sus tres enemigos:
el demonio, el mundo y la carne. Debe de aprender a dominarse y dominar la
concupiscencia. Debe purificar sus sentidos externos y potencias del alma. Esta
purificación se hará con la ayuda de la gracia divina. En un primer momento el
hombre actuará con la ayuda de la gracia, pero llegará un momento donde no podrá
más y Dios continuará la purificación, es lo que llamamos purificación activa y
pasiva. El tipo de oración que usan los que están en esta etapa es la bocal52.

a) Purificación de los sentidos externos (activa)

Vista: Es el sentido más vulnerable a caer en tentación. Debemos de purificarnos


de las miradas pecaminosas y peligrosas que pueden causar malos deseos. No tener
miradas curiosas que nos conduzcan a una pérdida del sentido. Se debe imponer
mortificación a la vista con serenidad y equilibrio, no llegar a los extremos ni al
ridículo, se debe fomentar el recogimiento y la oración53.

52
Cf. A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 274. (Para
la explicación de este tema me he basado en este manual, el cual se basa en la Teologia
espiritual de san Juan de la Cruz)
53
Cf. A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 347-349.

78
Oído y lengua: Son sentidos que tienen mucha relación. Debemos purificarlos de
las conversaciones malas, frívolas que quitan el tiempo. Pongamos el esfuerzo
porque nuestras conversaciones o aquellas que escuchamos sean útiles y santas.
Podemos mortificar los sentidos omitiendo música, enamorarnos del silencio, no
quejarnos de nadie, no halar mal del prójimo, ante rumores y cosas banales jamás
prestar atención, intentar por adquirir la virtud de hablar concretamente, no hablar
con malas palabras o en doble sentido, saber guardar secretos, cuando se hable
hacerlo con paz, caridad y gentilmente54.

Olfato: Es el sentido menos peligroso, pero conviene mortificarlo para que su


mortificación favorezca a fortalecer la voluntad de la persona. Se invita a tolerar
malos olores cuando con caridad y las circunstancias lo exijan, por ejemplo, en la
visita a los pobres y enfermos. Se invita a poco a poco a la renuncia de perfumes55.

Gusto: Su tendencia es el comer y beber exageradamente. Se debe atacar el apetito


desordenado en el consumo de los alimentos. Debemos comer para conservar la
vida y con moderación. San Gregorio nos pide cuidarnos de no comer fuera de
tiempo sin necesidad, no comer con demasiado ardor, no exijamos manjares, no
comer alimentos con exagerado refinamiento y no comer exageradamente. Respetar
con fe los días de ayuno sin que se atente a la salud. Téngase la costumbre de
bendecir los alimentos y de dar gracias a Dios después de comerlos, no comer solo
por gusto, reducir el consumo de licor. Ser generoso con los pobres56.

Tacto: Es un sentido peligroso, debemos tener cuidado con el pecado de la lujuria.


La mortificación del cuerpo debe ser moderada y no exagerada. El Espíritu Santo
nos guiara si hay que someterse a una penitencia rigurosa. No exponerse y no ser

54
Cf. A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 349-352.
55
Cf. Ibidem, 352-353.
56
Cf. Ibidem, 353-356.

79
protagonista ni dar función de teatro. Se practique con discreción y con suma
privacidad, siempre con el parecer del padre espiritual. Se practique deporte, no se
prefiera lo blando, no consentir al cuerpo de modo exagerado. No olvidar hacer
todo con prudencia, con humildad y sinceridad ante los ojos de Dios, reconociendo
que por su gracia se realizan estas purificaciones en unión con nuestra libertad57.

b) Purificaciones de las potencias del alma (Activa)

Intelecto: Se debe purificar con la virtud de la fe y la prudencia. Los dones del


Espíritu Santo que la perfeccionan son: Intelecto, Ciencia y Consejo. Los frutos que
Dios dará: Fidelidad, generosidad, paciencia y la mansedumbre. Se luche contra la
soberbia. No se tengan pensamientos inútiles y vanas imaginaciones. Purifíquese
de la ignorancia de fe por medio de la lectura de la Sagrada Escritura y cultivando
los hábitos de formar rectamente la fe. Se invita a cultivar las ciencias y las artes.
Luchar contra la curiosidad. Ser humilde y no soberbio en apegarse al juicio propio,
reconocer que no siempre se tiene la razón. Se debe saber que el Dio es trascendente
y su esencia no se puede comprender. Esforzarse por tener el intelecto puro para
poder entrar en relación con Dios, pues todo medio próximo ha de tener relación
próxima y proporcionalidad con su fin, o sea ser connaturales a Dios, tener los
mismos sentimientos de Cristo. No caer en sentimentalismo ni en iluminismo,
fideísmo o racionalismo58.

Voluntad: Se debe purificar con la virtud de la caridad, justicia y fortaleza. Los


dones del Espíritu Santo que la perfeccionan son: sabiduría, piedad y fortaleza; sus
frutos son: paz, gentileza, amor y autocontrol. Debemos luchar contra la ira, envidia
y avaricia. Debemos poner esfuerzo en desprendernos de lo creado y concentrarnos
en el Creador. Ser fuerte y dominarse uno mismo, recordemos que un enemigo

57
Cf. A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 356-358.
58
Cf. Ibidem, 373-382.

80
nuestro es precisamente nuestro propio yo. Busquemos el desprendimiento afectivo
y real de todas las cosas. No tener un amor desordenado, pues esa fue la causa de la
caída del hombre. El alma que aspire a unirse a Dios se debe despojar de todo con
amor y caridad, y la vida en caso de que Dios lo pidiera59.

Memoria: Se debe purificar con la virtud de la esperanza y con la templanza. El


don del Espíritu Santo que la perfecciona es la piedad. El fruto es la alegría. Se debe
luchas contra la gula, lujuria y acidia. No tener en la memoria recuerdos que nos
lleven al pecado nuevamente. Poner el esfuerzo porque la Palabra de Dios quede en
nuestra mente y en los momentos difíciles sea ella quien nos ayude a salir adelante.
No olvidar las cosas importantes ni tampoco los compromisos. La memoria se debe
ejercitar con la ayuda del Intelecto.

3.3.1.2. Vía iluminativa (pasiva)

Los que han pasado por la etapa de purificación activa y la han superado con
la gracia de Dios, comienzan a entrar en la noche oscura, como la llama san Juan
de la Cruz. Dios va ayudando a las almas a pasar del estado de principiantes y los
introduce en el estado de iluminados, pues por las solas fuerzas no sería posible. Es
el estado del alma cuando ha decidido emprender una vida piadosa y crecer en el
camino de la virtud. Su preocupación es crecer en la vida cristiana aumentado la
caridad60. Para que se pueda acceder a esta etapa el alma debe pasar por la noche
del sentido, o sea primeras purificaciones pasivas y tengan oración contemplativa.
La noche del sentido es una etapa entre la vía purificativa, de la que acaba de salir;
y entre la vía iluminativa, a la que está a punto de entrar.

59
CF. A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 383-389.
60
Cf. Ibidem, 275.391.

81
Noche del sentido: Consiste en una serie prolongada de arideces, sequedades
oscuridades sensibles producidas en la persona todavía imperfecta. No solo son los
sentidos externos e internos, sino también el apetito sensitivo. Las almas que han
demostrado su intención de acercarse y de unirse a Dios, después de realizar las
purificaciones activas, comienza a sentir sequedades. San Juan de la Cruz en la
Noche Oscura nos da tres señales para reconocerla. 1- El alma ya no encuentra
gusto en lo que hacía antes, no encuentra el jugo que le hacía sentirse con Dios. 2-
Le vienen escrúpulos y la sensación de estar abandonando a Dios y de no servirle
más. 3- El alma no puede meditar más, se cansa y no logra recobrar lo que hacía
por costumbre. No es una etapa mala, sino de una dolorosa prueba. La persona debe
de irse encaminando en dejar las cosas pequeñas y empezar por tomar lo más
grande, lo cual solo Dios podrá dárselo. Esto será por la vía de la prueba. Llegarán
soledades, traiciones, enfermedades, pérdidas.

En esta prueba lo que debe de hacer el alma es no dejar de confiar en el


Señor y seguir adelante con la oración contemplativa, no forzarse, sino intentar
abandonarse en el silencio y en las manos de Dios para que se haga su voluntad. Se
debe tener cuidado con los enemigos del alma, pues están listos para atacar y su
objetivo es no dejar avanzar al alma a la unión con Dios. Se debe ser perseverante.
El tiempo de la etapa es variado, puede durar años. Al final se verán los frutos.
Crecerán las virtudes teologales y cardinales, estas fortalecerán a las facultades del
alma y por otro lado los dones del espíritu santo darán sus frutos61.

Noche del espíritu: Es la segunda clase de purificaciones pasivas, a ella solo llegan
las almas que han de alcanzar la unión con el Uno. Son las almas que han logrado
ser fieles al Señor durante la noche del sentido. San Juan de la Cruz nos dice que
son extremadamente dolorosas, más que las del sentido, pues tienen por objeto
purificar el alma. Son grandes y dolorosas pruebas, y que los defectos del alma,
Dios los arranca desde la raíz, pues la purificación activa no puede hacer eso.

61
Cf. A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 395-407.

82
En esta purificación se realizará un confronto entre la maravillosa Luz de
Dios, su eterna Bondad y Amor enfrente a las miserias del alma humana, el alma se
verá envuelta en un campo de tristeza y a veces con el riesgo de la desesperación
porque se ha dado cuenta de su indignidad, y piensa de no poder unirse a Dios, y
que permanecerá para siempre en su estado de pecado y lejana de Dios. Es un dolor
grandísimo el que siente el alma. Pero no debe cesar, al contrario, debe perseverar.
Dios la está purificando. San Juan de la Cruz nos da el ejemplo del madero puesto
en el fuego.

El fuego poco a poco va transformando el madero en sí mismo, le quita todo


aquello que le impide ser connatural al fuego, le participa de sus cualidades para
que sea apto de resplandecer como el fuego mismo sin ser el fuego. Lo seca, le
expulsa el agua y todas las imperfecciones. Al final, el alma será victoriosa por la
gracia divina, esto quiere decir que está lista para unirse al Uno, pues nada imperfeto
y no connatural a Dios puede unirse a Él. Se está pasando por la vía iluminativa
rumbo a la unitiva62.

62
Cf. A. ROYO MARÍN, Teología de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 407-411.

83
3.4. Resumen del capítulo III

El hombre creado a imagen y semejanza de Dios tiene necesidad de regresar


al encuentro con Dios, no puede vivir sin Dios, se ha dado cuenta que su pecado lo
ha esclavizado y lo ha hecho infeliz. Dios ha dado el primer paso en venir al
encuentro del hombre, porque el hombre por sí solo y por sus solas fuerzas no puede
regresar a Dios. Es así como el Verbo de Dios se encarna y viene habitar en medio
de nosotros. Vino al mundo y los suyos no lo reconocieron, sino lo crucificaron
dándole muerte, crucificaron al Amor de Dios, crucificaron a la Vida. Cristo pagó
la deuda que el hombre no podía pagar. Pero Jesús venció, su muerte nos trajo las
gracias más grandes que el hombre nunca había podido recibir por parte de Dios.
Del costado de Cristo nacieron los sacramentos y la Iglesia, gracias por las cuales
nos unimos a Dios. Por medio de estas Luces avanzamos en el peregrinar de nuestro
retorno a nuestra patria celestial. El Pseudo Dionisio nos ha explicado que dicha
gracia, y que santo Tomas llama Luz, nos viene por medio de las Jerarquías
superiores a nosotros. Pues nuestra imperfección y nuestra condición nos impiden
ver a Dios tal cual es, solo podemos recibir dicha Luz por medio de estos signos
sensibles que significan lo que son la realidades inteligibles y misteriosas de Dios.
Por medio de los sacramentos y en especial por la Eucaristía nos unimos a Dios.

A la llamada de Dios el hombre está llamado a responder libremente. El


hombre no puede ir al Padre sino por Cristo, Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
quien quiera ir al Padre debe tomar su cruz y seguir a Cristo. Esto implica iniciar
un camino, una peregrinación de retorno a la Unión con Dios de donde salimos. El
hombre responde y comienza su peregrinación al santuario que lo espera con las
puertas abiertas, porque Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de sus misterios. Cristo quiere que vivamos junto a Él y por eso nos
ha preparado un lugar en la casa de su Padre para estar junto a Él. Pero para poder
unirnos a Dios es necesario ser connaturales a Él. Si en nosotros hay todo tipo de
cosas y características contrarias a la naturaleza de Dios, no podremos unirnos a
Dios. Por eso debemos purificarnos y ser probados como oro en el crisol.

84
Capítulo IV

LA CONNATURALIDAD Y UNIÓN CON EL DIVINO

4.1. VÍA UNITIVA

«Así habló Jesús, y alzando los ojos dijo: Esta es la vida eterna: Que te
conozcan a ti el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he
glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.
Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que
el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado
tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu palabra.
Por ellos ruego, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío. Ellos
no son del mundo, como Yo no soy del mundo. No solo ruego por estos, sino
también por aquellos que, por medio de su palabra creerán en mí, para que todos
sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros
para que el mundo crea que tú me has enviado. Padre, los que tú me has dado quiero
que donde yo esté, estén también conmigo»1.

¿Qué es la vida eterna? El Señor nos ha respondido, es conocer al Dios


verdadero y a su envido. Santo Tomas de Aquino en la cuestión 12 de la Suma
Teológica primera parte se pregunta si ¿puede o no puede algún entendimiento
creado ver a Dios en su esencia? Responde que Dios es Acto Puro en grado Sumo
y por lo tanto deja de ser cognoscible por el entendimiento porque sobrepasa su
capacidad. Pero el entendimiento creado sí puede ver la esencia Divina, pues la
suprema felicidad del hombre es ver la esencia Divina. La felicidad ultima del

1
Cf. Jn 17,1-26,
hombre está en lo que es principio de su ser, ya que algo es tanto más perfecto
cuanto más unido está a su principio. El hombre experimenta el deseo natural de
ver la causa. Si el entendimiento del hombre no llegara alcanzar la Causa Primera
de las cosas, su deseo natural quedaría defraudado. Por lo tanto, los bienaventurados
ven la esencia de Dios, lo ven tal cual es, pero solo por gracia (1Jn3,2)2.

«Trinidad supraesencial, condúcenos a la más desconocida, la más


luminosa, la más alta cumbre de las Escrituras místicas; allí están ocultos,
bajo las tinieblas más luminosas del silencio que revela los secretos los
simples, absolutos e inmutables misterios de la teología. Ojalá me sea
concedido esto»3.

Santo Tomás nos ha confirmado que los santos sí pueden ver la esencia de
Dios, pero ahora la pregunta es si la esencia divina ¿puede o no puede ser vista por
el entendimiento creado a través de alguna semejanza? Santo Tomás dice que para
una visión sensible o intelectual se requiere: 1. capacidad de visión y 2. unión de lo
visto con la visión, ya que no hay visión si lo visto de alguna manera no está en el
que ve. Dios es el autor de la capacidad de ver y si Dios es el autor, entonces aquel
que tiene la capacidad puede verle, pues la capacidad intelectual del hombre es una
cierta luz inteligible, que deriva de la Luz de la gracia. Así que, para ver a Dios, la
capacidad de ver necesita alguna semejanza de Dios que le proporcione eficacia
para ver a Dios. Se debe aclarar que no es posible ver la esencia de Dios a través de
alguna imagen creada, pues la esencia de Dios es su mismo Ser, y no puede ser
representado por ninguna imagen creada. Para ver a Dios se requiere una semejanza
por parte de la capacidad de ver, la Luz de la gloria (Sal 35,10). La esencia divina
no puede ser vista a través de alguna semejanza creada que represente la misma
esencia divina tal cual es4.

2
Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica I, q. 12 a1.
3
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Teología Mistica I, 1
4
Cf, Ibidem, a2.

86
«Dios es supraesencialmente superior a todo y se manifiesta sin velos y
verdaderamente a quienes prescinden de todas las cosas impuras y también
las puras y sobrepasan todas las luces divinas y los ecos y palabras
celestiales, y se abisman en las tinieblas, donde mora verdaderamente el que
está más allá de todo»5.

A Dios solo lo puede ver el entendimiento6. Ningún entendimiento puede


ver la esencia de Dios por sus propias fuerzas naturales, pues el conocimiento se
realiza según el modo como lo conocido está en el que conoce, y lo conocido está
en el que conoce según su modo de conocer. Todo conocimiento se ajusta a la
naturaleza del que conoce. Conocer a Dios, es connatural solo al entendimiento
divino y está por encima de la capacidad natural de cualquier entendimiento creado,
pero Dios por su gracia se puede unir al entendimiento creado haciéndose
inteligible. Ver a Dios es algo que viene por gracia y no es por la naturaleza del
entendiendo creado7. Para ver a Dios se necesita estar preparado por la gracia. Es
necesario que al entendimiento se le conceda una disposición sobrenatural, pues
como lo hemos dicho, la capacidad natural no puede llegar por sí sola al
conocimeinto de Dios. La capacidad intelectiva aumenta con la gracia, esto se llama
iluminación del entendimiento. La Luz de Dios nos hace ver su Luz, y por esta Luz
recibida el hombre es convertido en deiforme, semejante a Dios (1Jn 3,2)8.

«Rogamos que también nosotros podamos adentrarnos en esas tinieblas


luminosas y renunciando a toda visión y conocimiento podamos ver y
conocer al que está por encima de toda visión y conocimiento por el mismo
hecho por no ver ni entender, pues efectivamente esto es ver y conocer de
verdad, y celebrar sobrenaturalmente al Supraesencial habiendo
renunciando a todos los seres»9.

5
Cf. PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Teologia Mistica I, 3.
6
Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica I, q. 12 a3.
7
Cf. Ibidem, a4.
8
Cf. Ibidem, a5.
9
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Teologia Mística II.

87
Los que ven a Dios en su esencia lo ven de distinto modo, unos más y otros
menos. No es por la imperfección de lo visto, sino porque algunos entendimientos
están más capacitados para ver la esencia de Dios. El entendimiento que más
participe de la gracia o de la Luz divina podrá conocer más a Dios, el que tenga más
amor, más perfectamente verá a Dios y será más feliz10. A Dios no se le puede
comprender, esto significa conocer perfectamente, y esto no puede ser posible.
Ningún entendimiento creado puede llegar a la comprensión de Dios en su esencia
más sublime. A Dios por su trascendencia infinita no se le puede conocer de modo
perfecto11. Los que ven a Dios, no lo ven por alguna imagen, sino por la misma
esencia divina unida al entendimiento de quienes lo ven, pues cada cosa es conocida
según la imagen que hay en quien la conoce. A Dios se le conoce por la esencia
divina presente en el entendimiento y no por semejanzas extrañas a Él12.

«Cuanto más alto ascendemos, encontramos menos palabras para poder


explicar las visiones de las cosas espirituales. Por ello también ahora al
adentrarnos en las tinieblas que exceden toda inteligencia, no solamente
seremos parcos en palabras, sino que nos quedaremos totalmente sin
palabras y sin pensar nada»13.

Dios no puede ser visto en esencia por ningún hombre puro a no ser que esté
separado de esta vida mortal, pues el modo de conocer depende del modo de la
naturaleza del que conoce. Mientras vivimos en la tierra vivimos rodeados de lo
material, de ahí que solo conocemos lo material, y conocer la esencia de Dios en
alguna cosa creada no es posible. Es imposible conocer la esencia de Dios en esta
vida. Por eso el alma cuanto más se aleja de lo material tanto más puede ser capaz
de conocer a Dios. De ahí que en sueños o en éxtasis se perciben más las
revelaciones divinas14.

10
Cf, Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica I, q. 12 a6.
11
Cf. Ibidem, a7.
12
Cf. Ibidem, a9.
13
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Teologia Mística III.
14
Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica I, q. 12 a11.

88
El Padre por su amor infinito ha enviado a su Hijo para darse a conocer.
Hemos conocido al Padre por medio del Verbo que estaba junto a Él antes de la
creación del mundo. El Verbo, al tomar nuestra naturaleza humana la elevó al
conocimeinto de Dios por gracia, no por méritos nuestros. Quien ve al Hijo, ve
también al Padre, pero en la medida de la gracia que haya recibido. A Dios no lo
podemos conocer de modo perfecto en esta vida, solo por la gracia que nos ha traído
Cristo y solo quien creé en Él puede acercarse a vislumbrar una parte del misterio
divino. Es un misterio infinito que no se podrá comprender. Se conocerá mejor en
la medida que uno reciba la gracia, y esto, según nuestras capacidades, pues no
todos tenemos la misma capacidad, algunos tienen más gracia, y otros menos. Es
decir, algunos son más connaturales a Dios, no en el sentido de adquirir su
trascendencia infinita, sino en cuanto que Él nos participa de su gracia, algo que
nos identifique con Él. De todos modos, el llegar a este estado de conocimeinto de
Dios, es incomprensible, solo es dejarse unirse a Dios y gozar de la divina tiniebla15.

«Ahora, en cambio, cuando uno intenta subir desde las cosas de abajo hasta
lo Sumo, a medida que sube comienzan a faltar las palabras y cuando ha
terminado ya la subida se quedará totalmente sin palabras y se unirá
completamente con el Inefable»16.

El Pseudo Dionisio en los Nombres de Dios nos aclaró la Unidad de Dios, y


lo que es atribuido a Dios se aplica a Toda la Trinidad. Ahora bien, el conocer a
Dios por gracia y acercarnos a los divinos misterios es conocer al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo. Es a la Trinidad inefable a quien conocemos por gracia. Al Padre
lo hemos conocido por medio del Hijo y al Espíritu Santo por medio del Padre y
del Hijo. El Hijo fue el enviado por el Padre, y por el Hijo hemos accedido al Padre
y al Espíritu Santo. El Verbo, al asumir hipostáticamente la naturaleza humana, nos
ha hecho partícipes de una gracia suprema que no solo nos redime, sino que nos
eleva a un estado divino, si con el pecado original perdimos la semejanza con Dios

15
Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, Suma Teológica II-II, q 24 a9.
16
PSEUDO DIONISIO AREOPAGITA, Teologia Mistica III.

89
Cristo al asumir nuestra naturaleza nos recrea y nos devuelve la semejanza que
habíamos perdido, cada uno según las capacidades y estado que le es permitido. La
gracia recibida por la encarnación y pasión del Verbo nos ha comunicado y
aumentado la dignidad, ya no somos simples creaturas, ahora somo hijos, y los hijos
son herederos del Padre. Ahora bien, el Padre nos ha heredado la gracia de podernos
unirnos a Él, por el Hijo, en el Espíritu Santo. Cristo nos tomó del mundo y nos
condujo al Padre. Somos hijos de Dios, pertenecemos al Padre y lo que es del Padre
lo es de la Trinidad completa. La condición para ser dignos de esta gracia es guardar
en el corazón y cumplir la Palabra que se nos ha revelado. Y quien cumple la
Palabra, ama a Dios y Él viene a habitar en su corazón. De esta manera la Trinidad
que son Uno habita en nosotros, y nos une a sí mismo. Para ser habitados por la
Trinidad hay que creer, amar y guardar la Pabla que se nos ha trasmitido por los
santos apóstoles y la Tradición de la Iglesia, y en la medida que uno se deje iluminar
por esta Palabra y por los misterios que se nos confieren, en esa medida estaremos
unidos a Dios Uno y Trino. Dios es Uno y Trino, y están unidos por la esencia, en
cambio el hombre se une a Dios Trino por gracia.

Es posible en la tierra llegar a vislumbrar este misterio, tal como lo presentó


el Pseudo Dionisio, entre tinieblas. Esto solo es posible para las almas que han sido
dóciles a la gracia recibida, se han purificado y han sido purificadas. Al quedar
libres de las imperfecciones, el alma recibe tal grande gracia, Está el alma a un paso
de encontrarse con Dios. ¿Qué es lo que producirá el encuentro? ¿Por qué se dará
el encuentro? ¿Cómo será? El alma tiene jubilo en su corazón, el Dios la espera con
el mismo amor con el que la creó. El alma se acerca cantando el amor de Dios, lo
proclama y lo hace de modo natural, fluye dentro de ella un fuego que entre más la
quema más avanza corriendo al encuentro del Padre. Esta intelectual visión de la
Santísima Trinidad es inferior a la visión que tienen los santos en el cielo y es
diferente. San Juan de la Cruz, santa Teresa de Ávila y Santa Teresa de Lisieux nos
explicarán desde su experiencia17.

17
Cf. R. GARRIGOU -LAGRANGE, Las tres edades de la vida interior II, Palabra, Madrid
1999, 113-115.

90
4.2. ENCUENTRO ENTRE DOS MIRADAS
4.2.1. Mirada de amor de Dios

Dios ha trasmitido su gracia y está a la espera que produzca frutos. La


mirada de Dios invade al alma y la trasforma, es la participación creada que
comparte la naturaleza divina. Sin embargo, no se da, sino para unirla al principio
del que ella procede. Esta gracia inflama al alma de una constante presencia de
Dios. Dios sigue llamando al alma. San Juan de la Cruz presenta la mirada de Dios
como centellas de Luz y de amor. El amor de Dios mira alma y la mira porque el
alma tiene algo que atrae a Dios. Recordemos que Dios al crear al hombre sopló en
sus narices el aliento de vida. Después Cristo nos dio la gracia suprema, las gracias
y los dones, de entre los cuales el principal es el Espíritu Santo. Dones que algunos
hombres han aceptado y han cultivado. Dichos dones han florecido en el alma han
hecho al hombre compatible con Dios, connatural a Dios, no por la esencia, sino
por gracia.

«Nada me contenta, Hijo, -el Padre le dice a su Verbo-, fuera de tu


compañía; y si algo me contenta, en ti mismo lo quería- El que a ti más se
parece, a mí más me satisfacía; y el que nada te asemeja, en mí nada
hallaría»18.

La felicidad del Padre es causada por la semejanza que encontró entre el


alma y su Hijo. La semejanza de Jesús con el alma es causa de alegría para el Padre,
y si el Padre ama al Hijo, entonces el Padre también ama a quien es semejante a su
Hijo. El amor del Hijo que lo ha trasmitido al alma es el amor que el Padre ha visto
en el alma, al ver al alma ha visto en su interior la partícula de Cristo, esta pequeña
partícula de amor ha enamorado al Padre, pues lo que mantiene unida a la Trinidad
es el amor mutuo entre las tres Personas, y cuando el amor de Cristo florece en el
alma pura, entonces desprende olores que llegan a la presencia del Padre.

18
Cf. SAN JUAN DE LA CRUZ, Obras completas, BAC, Madrid 2014, 40.

91
El Padre se enamora del alma bañada del amor de Cristo y ve en ella su
imagen y semejanza. El amor es lo que motiva la semejanza. Dios ama al que se
parece más a Cristo. Para un fin de amor hemos sido creados, al atardecer nos
examinaran en el amor, el amor es el fin de todo. El amor hace igualdad y
semejanza, se llamará unión de semejanza cuando las dos miradas la de Dios y la
del hombre se encuentren. Dios lleva la delantera, el hombre poco a poco va
descubriendo la mirada de Dios que la está penetrando. En el alma crece la
experiencia de la unión19. Dios espera la mirada del hombre.

4.2.2. Mirada de amor del hombre

La mirada del hombre está a punto de encontrarse con la mirada del Divino.
El alma no ha despreciado las gracias recibidas, ha sido perseverante en su
peregrinar, se ha cansado, el viaje ha sido fatigoso pero la mirada de Dios que la ha
penetrado la ha rejuvenecido. El alma ha triunfado ha salido de las purificaciones,
ha pasado las noches del sentido y del espíritu gracias a la ayuda de Dios. El alma
tiene el amor del Hijo en su corazón, tiene la Palabra guardada como su tesoro. El
alma tiene en su interior el aliento de vida que el Padre le sopló cuando lo creo,
tiene el sopló de Cristo resucitado y tiene al Espíritu Santo que florece con sus
dones, las virtudes se perfeccionan, las bienaventuranzas se manifiestan20.

«Acaba ya de consumar conmigo perfectamente el matrimonio espiritual


con tu beatifica vista, porque esto es lo que pide el alma. Es verdad que en
este estado, tan alto está el alma, tanto más conforme y satisfecha, cuanto
más reformada en amor, y para sí ninguna cosa sabe pedir sino todo para su
amado»21.

19
Cf. SAN JUAN DE LA CRUZ, Obras completas, BAC, Madrid 2014, 41.
20
Cf. A. ROYO MARÍN, Teologia de la perfección cristiana, BAC, Madrid 2015, 241.
21
SAN JUAN DE LA CRUZ, Llama de amor viva I, 27.

92
«Acaba ya si quieres; en lo cual le pide al Esposo aquellas dos peticiones
que Él nos enseñó en el evangelio: Adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua
(Mt 6,10); y así, es como si dijera: Acaba, es a saber, de darme este reino; si
quieres, esto es, según es tu voluntad. Y para que así sea, rompe la tela de
este dulce encuentro; la cual tela es la que impide este grande negocio,
porque es fácil cosa llegar a Dios quitados los impedimentos y rotas las telas
que dividen la unión entre el alma y Dios. Las telas se han de romper para
que se haga y posea perfectamente el alma a Dios»22.

Santa Teresa de Ávila escribe que el alma pierde la flaqueza que le era muy
dolorosa, es el éxtasis, por gracia sucede esto, porque ya el Señor lo hizo. La unión
con Dios se realizará, sin impedimento alguno viene a ser continua. Podemos pensar
que la santísima Virgen Maria vivió siempre en este estado, la llena de gracia, la
que desde el primer instante de su concepción fue preservada del pecado original
por méritos de Cristo. Nuestra Madre Santísima fue la primera beneficiada de las
gracias de Cristo. El alma está feliz porque está libre de las pasiones y de cualquier
perturbación, y que mientras permanezca la gracia actual no cometerá pecado venial
deliberado23. Ha llegado el momento, la visión cara a cara brota del amor
transformante y se ajusta a su medida. La Luz de Dios rasgó los velos que cubrían
la vista del alma. La luz de connaturalidad que procede de una unión ya perfecta en
la tierra no podría recibir del brazo del cielo una nueva perfección que la cambie
esencialmente. La visión directa de Dios pertenece a un sentido nuevo que Dios da
al alma, se llama lumen gloriae, brota del amor. El amor y la unión que se realiza
entre Dios y el alma trasciende todos los bienes espirituales de la tierra24.

4.3. Relación de amor y unión entre Dios y el hombre

«Me has robado el corazón, hermana y novia mía, me has robado el corazón
con una sola mirada, con una vuelta de tu collar. Que hermosos son tus amores,
hermana y novia mía, que sabrosos tus amores, son mejores que el vino, la fragancia

22
SAN JUAN DE LA CRUZ, Llama de amor viva 1, 28.
23
Cf. R. GARRIGOU -LAGRANGE, Las tres edades de la vida interior II, Palabra, Madrid
1999, 1120.
24
Cf. M. E. DEL NIÑO JESÚS, Quiero ver a Dios, EDE, Burgos 2016, 1056.

93
de tus perfumes supera todos los aromas»25. El matrimonio espiritual se ha
concluido con Cristo, la unión transformante es pues, una unión y comunicación de
personas, realizada con Cristo Jesús. Este es un conocimiento experimental que
procede de la connaturalidad de la gracia con Cristo, al mismo tiempo que del
sufrimiento. El conocimiento de los misterios, realizado en las riquezas de la gracia
otorgadas por Cristo, queda enriquecido aún más por la recepción de la presencia
del Verbo en el seno del alma26.

«El matrimonio espiritual es como si cayendo agua del cielo en un rio o


fuente, donde queda hecho todo agua, que no podrá ya dividir ni apartar cuál
es el agua del rio o lo que cayó del cielo; o como si un arroyico pequeño
entra en el mar, no, no habrá remedio de apartarse; o como si en una pieza
estuviesen dos ventanas por donde entrase gran luz; aunque entra dividida
se hace todo una luz. Quizá es lo que dice Pablo: El que se arrima y allega
a Dios, hace un espíritu con Él, tocando este soberano matrimonio, que
presupone haberse llegado Su majestad al alma por unión»27.

La unión transformante es una victoria de Dios, que corona los largos asaltos
de su amor. Dios va a reinar en la paz del orden establecido. La trasformación
llevada a cabo y la acción definitiva de Dios garantizan la estabilidad de la
conquista. En el centro del alma esta la morada de Dios, la paz es perfecta, la unión
habitual es permanente en ese centro. El Espíritu Santo ha realizado una unión de
amor y sobre este amor ha establecido su reino el Señor. La union trasformante
culmina en la identificación con Jesucristo28.
«O mio Dio, Trinità Beata, io desidero amarti e farti amare, lavorare alla
glorificazione della Santa Chiesa salvando le anime che sono sulla terra e
liberando quelle che soffrono nel purgatorio! Desidero compiere
perfettamente la tua volontà e arrivare al grado di gloria che mi hai preparato
nel tuo regno: in una parola, desidero essere santa, ma sento la mia
impotenza e ti domando, o mio Dio, di essere tu stesso la mia santità! Poiché
mi hai amata fino a darmi il tuo unico Figlio perché sia il mio Salvatore e il
mio Sposo, i tesori infiniti dei suoi meriti sono miei ed io te li offro con
gioia, supplicandoti di non guardarmi che attraverso il Volto di Gesù nel suo
Cuore acceso d'Amore»29.

25
Cantar de los cantares 4,9-10.
26
Cf. M. E. DEL NIÑO JESÚS, Quiero ver a Dios, EDE, Burgos 2016, 1161.
27
Cf. SANTA TERESA DE ÁVILA, El castillo interior II, 4.
28
Cf. M. E. DEL NIÑO JESÚS, Quiero ver a Dios, EDE, Burgos 2016, 1151-1155.
29
Cf. SANTA TERESA DI GESÙ BAMBINO, Storia di un’anima. L’offerta di me stessa come
vittima d’olocausto all’Amore Misericordioso del Buon, ed. OCD, Roma 2016,355-359.

94
4.4. Resumen del capítulo IV

Ningún alma se puede acercar al Padre si no es por Cristo que es el Camino


la Verdad y la Vida, y ningún alma se acerca a Cristo si el Padre no la llama. Pero
el alma para acercarse a Dios debe estar purificada. Es así como en su camino de
peregrinación de retorno a Dios pasa por las purificaciones activas, ayudado por la
gracia que lo fortalece para continuar su peregrinar. Después de las purificaciones
activas, y pasivas, Dios la conduce a la vía unitiva, culmen del camino. En esta vía
experimentará siempre por gracia la presencia de Dios en su corazón. El alma fue
creada a imagen y semejanza de Dios. La gracia de Cristo la ha trasformado y ha
perfeccionado la imagen y la semejanza que habían sido dañadas a causa del
pecado. Las gracias recibidas por Dios encuentran su culmen en los dones y frutos
del Espíritu Santo, los cuales florecen cuando el alma ha demostrado su docilidad
amorosa a la Trinidad.

El encuentro entre Dios y el alma se realiza en un instante maravilloso que


podemos llamar “el encuentro entre dos miradas”. Pues la Luz que ilumina al
mundo viene de los ojos de Dios, los ojos son el órgano corporal que tienen la
capacidad de la visión. Por medio de este símbolo se llega al conocimiento de Dios,
no en su sublime totalidad, pues Dios es Trascendente y el intelecto no tiene la
capacidad para comprender la esencia divina, solo le es permitido conocer una parte
y eso en medida de sus posibilidades. Cuando se llega al encuentro de las dos
miradas, Dios ve primero al hombre y después ve el hombre a Dios. Aquello que
provocó en el Padre a enfocar su mirada en el alma fue la presencia de su Hijo en
la interior del alma. Dios ha reconocido su gracia, algo que le pertenece. Ha
reconocido, no porque no se acordase, sino que ha visto en el alma características
propias y connaturales a Él. Dios ha visto en el alma: amor, paz, bondad, belleza,
verdad, unidad, luz, vida y podemos enlistar todos los nombres que meditó el
Pseudo Dionisio. Dios se ha sentido atraído por el alma y de ella se ha enamorado,
porque el alma se ha enamorado de Cristo. Por tanto, el Alma se une al Padre por
medio del matrimonio espiritual con Cristo, el amor que los une es el Espíritu Santo.
Así el alma está donde Cristo está como Él deseaba.

95
CONCLUSIÓN

Dios es Uno y Trino; Uno porque en Él están presentes los orígenes de toda
la creación, en Él se encuentran los misterios más sublimes que el hombre no podrá
conocer jamás. Es Trino porque es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo. Cada uno es
distinto del otro, no en esencia, sino en su relación y procesión. Ahora bien, la causa
de la creación ha sido el amor que reina al interior de la Santísima Trinidad. El amor
es desbordante, ha salido sin dejar de reinar en el interior de la Trinidad, este Amor
ha creado. El Padre habló, El Hijo se escuchó y el Espíritu Santo aleteó sobre la
creación. Dios participó a la creación de su amor, bien, belleza, verdad, paz, unidad,
hermosura, poder, vida, y de las gracias que Él quiso. La creatura más cercana a Él,
por haber sido creada a su imagen y semejanza, fue el hombre; fue creado
connatural a Dios, no porque compartiera la misma esencia, pues Dios es Dios y la
creatura siempre será creatura, sino connatural por gracia. Porque por medio del
aliento de vida que Dios le sopló, al hombre le fue participada parte de la Vida que
Dios es.

El hombre no supo cuidar su imagen y semejanza con el Creador, y quiso ir


más allá de lo que Dios le había compartido. Se llenó de soberbia y quiso ser como
Dios. El hombre sin ningún mérito quiso ser igual a Dios. Aquí entra la presencia
del mal, que es ausencia de bien. El hombre actuó contra su naturaleza y realizó
acciones que le cancelaron parte de su imagen y semejanza con su Creador. Pecó y
por el pecado entró la muerte en el mundo, y de más males e imperfecciones. El
hombre quedó impuro y se alejó de Dios, lo perdió de vista, fue expulsado de su
paraíso donde gozaba de la felicidad y entró como emigrante en tierra extranjera,
fue expatriado en una tierra que no era de él a la que no pertenecía. Comenzó a
sufrir las consecuencias de haberse separado de la Unidad de Dios que le compartió
sus dones y gracias para que se realizara como hombre y fuera feliz por la eternidad.
El hombre no quiso, prefirió las tinieblas y no la Luz.

96
Dios por su eterno amor no desamparó al hombre, más aún le dio sus leyes
para que le ayudaran a regresar a Él. Dios siempre estuvo con su Pueblo. Le inspiró
para que lo buscaran, le dio el entendimiento, la memoria y la voluntad. El hombre
podía acercarse a Dios un poco desde la naturaleza humana racional, pero siempre
con la ayuda de la gracia divina que le venía desde arriba. Fue así como el hombre
sintió la necesidad de Dios. Sintió su vacío y comprendió que él no era de este
mundo, sino que había alguien superior a él. Dios fundó su Pueblo para preparar el
camino de su Mesías, quien entregándose en sacrificio recuperaría para el hombre
la connaturalidad perdida. Alrededor de Israel Dios permitió la fundación de otros
pueblos. Algunos de estos hombres no estaban lejos de Dios, muchos de ellos
buscaron a Dios y por la gracia recibida, de alguna manera se les permitió llegar al
conocimiento de una parte de la Verdad, tenían una cierta cercanía con el Creador,
sin que ellos supieran que era su Dios. De entre estos pueblos están los pueblos
orientales, y los griegos. Adoraban al Dios desconocido.

Así como Dios preparó la llegada del Mesías formando al Pueblo de Israel,
un pueblo que fuera idóneo, que cumpliera con ciertas características en las que se
pudiera identificar con Dios, un pueblo que participara de las gracias divinas y por
medio de él las compartiera a los otros pueblos. Dios preparó la llegada del
Redentor en Israel y de Israel salió la salvación para el mundo, para que ya no fueran
muchos pueblos, sino uno solo. Dios mandó profetas para que prepararan el camino
del Verbo y así a su llegada el camino estuviera enderezado, menos corrompido y
fuera apto de recibir al Mesías. Así como formó a Israel, Dios iluminó con su
sabiduría y verdad Divina al pueblo griego, para que por medio de su filosofía
preparara la llegada de la Palabra revelada hecha carne. Y así la razón no fuera
contradictoria a la fe, sino al contrario, se complementaran una a la otra. Surgieron
muchas corrientes de pensamiento con relación a Dios, al hombre y al mundo. Tuvo
una evolución, al principio surgieron los grandes maestros quienes con su
dedicación y de alguna manera con la luz que Dios les dio, pudieron desarrollar
corrientes de pensamiento, llegando a ser bases para todo el pensamiento filosófico
que influiría y daría fundamento racional a la Palabra revelada.

97
Surgió el platonismo y el aristotelismo, después de ellas otras corrientes que
durante el trascurso del tiempo se fueron combinando hasta formar una sola
corriente filosófica, que da la casualidad de que fue la última del esplendor del
conocimeinto griego, después de esta, la filosofía había cumplido con lo que Dios
le había encomendado. La filosofía llegó a su máximo esplendor con el
neoplatonismo. Corriente que comenzó a tener sus primeras luces dos siglos antes
de Cristo, con los estoicos, eclécticos y de más corrientes. Llegó el siglo II d.C. y
el neoplatonismo cobró forma. Su pensamiento de la Unidad, de la infinita
trascendencia del Uno, de la luz que sale del Uno y que ilumina a la creación, de la
inmortalidad del alma, de la esperanza de alcanzar la felicidad y de más aspectos se
encontraron con la fe cristiana, la cual le dio el fundamento que estaba buscando.

Parte de la Verdad encontrada en el neoplatonismo fue la base principal


racional de los Padres de la Iglesia, en ese ambiente se movieron las definiciones
doctrinales de la fe cristiana de los primeros siglos. Alejandro de Alejandría, san
Cirilo de Alejandría, san Atanacio, los padres Capadocios, la Iglesia de Antioquía,
Constantinopla, en fin, todo el imperio romano y más allá de sus confines. Mas
tarde san Agustín de Hipona quien con Platón y Plotino pudo encontrar la Verdad
que estaba buscando. San Agustín se sintió atraído por ellos debido a que encontró
en ellos algo que él mismo tenía en su interior, pero no lo había podido descubrir.

Llegó el Siglo V y era el último esplendor de la filosofía y apareció un


escrito que por mucho tiempo se tuvo por inspirado: EL Corpus Dionisiacum, estas
obras trascendieron, por una parte, porque gozaban de una supuesta relación con
los apóstoles san Pablo y san Juan, o con el obispo san Policarpo; por otro lado, el
contenido maravilloso penetraba todas las mentes que lo leían. Actualmente se
desconoce quién pudo haber sido el autor de las obras. Estas obras coronaron la
filosofía cristiana de la época patrística, la cual, al entrar en contacto con lo divino
en su sentido más misterioso deja de llamarse filosofía cristiana y comienza a
llamarse teología.

98
El corpus Dionisiacum influyó rápidamente en el pensamiento de los
cristianos, pues vieron en ellas la presencia de la ortodoxia y un fundamento
racional a su fe, la vieron connatural con su fe. Lo mismo le sucedió al autor de
estas sobras al encontrarse con la filosofía neoplatónica, concretamente con Proclo,
uno de los últimos representantes de la gran escuela platónica de Atenas. El Pseudo
Dionisio conoció el pensamiento neoplatónico, pensamiento filosófico que buscaba
dar una interpretación justa y autentica a la filosofía de Platón, no era solo un
sincretismo filosófico, sino un renacimiento de las ideas platónicas, pero dicha
corriente encontraría su culmen no en Platón, sino en la Revelación divina.

Así como san Agustín de Hipona, el Pseudo Dionisio Areopagita encontró


en este pensamiento una forma de explicar los misterios de la fe heredada por los
apóstoles del Señor y profesada por la mayor parte del imperio romano. Pseudo
Dionisio no neoplatonizó lo cristiano, sino cristianizó el pensamiento neoplatónico.
La fe que guardaba en su corazón encontró su semejanza en una parte del
pensamiento neoplatónico, pues no es de admirarse que, el mismo Dios que inspiró
la fe del Pseudo Dionisio, es el mismo Dios que inspiró a los filósofos a buscarle a
la luz natural de la razón. Es la única Sabiduría divina, la que mueve a los hombres
a buscarle. La Sabiduría de Dios tocó en su momento la razón de los griegos y de
más hombres del mundo antiguo, no por mera casualidad, sino para que cuando
llegara el tiempo determinado por Él, este pensamiento se encontrara con la
Sabiduría auténticamente revelada y pudiera encontrar su plenitud, plenitud que
encontró en el Pseudo Dionisio Areopagita, unión de filosofía y teología, fe y razón.

La obra del Pseudo Dionisio entra en contacto con la ortodoxia de su tiempo,


claramente en ella encontramos su fidelidad el misterio de Dios Uno y Trino, al
misterio de la creación de la nada, la Bondad de Dios que participa a las creaturas
de modo jerárquico. Todo fue creado por Dios y a Dios pertenece, fuera de Dios no
hay otro creador. La vida y todo lo que se encuentra en el mundo creado ha sido
dado por Dios Único y Trino. Y así como de manos santas han salido las cosas, así

99
deben de regresar. Dios es el Principio y Fin de lo creado, de Él hemos salido, y a
Él debemos regresar. Porque la felicidad última del hombre es precisamente esta,
conocer al Creador y unirnos a Él, no como dioses, sino como hijos. Él lo ha querido
así y así ha sido su voluntad expresada por la Buena Nueva de Cristo. Dios nos ama
y quiere que donde Él esté estemos también nosotros con Él. Somo hijos y herederos
de la gracia que nos transforma en hijos del Creador, formamos una familia única
con la Familia Trinitaria, Dios y creatura. El Verbo de Dios ha bajado del cielo y
ha tomado nuestra carne mortal para hacerla inmortal, ha tomado nuestra culpa y la
ha cargado sobre su espalda, nosotros le hemos compartido la muerte y Él nos ha
compartido su eternidad a cambio de nuestros pecados. Él nos dio la gracia, Luz
que ilumina nuestros pasos para poder regresar al Padre, a la casa de donde un día
salimos, a la patria a la que pertenecemos, a la familia de la que somos miembros.

El hombre fue creado para vivir, y no para morir, para ser feliz y alcanzar la
plenitud de ser hombre, desafortunadamente el hombre perdió esta posibilidad
cuando pecó, no porque haya sido credo imperfecto, más aún, fue tal grande la
perfección con la que fuimos creados que Dios nos compartió de su imagen y
semejanza. El hombre pecó porque quiso, porque es un ser libre, porque quiso
cambiar su naturaleza, quiso ser Dios cuando era creatura, quiso ocupar el lugar del
Ser que lo había traído a la existencia. Pero el amor de Dios es eterno e infinita su
misericordia y por eso no nos abandonó. Viendo la incapacidad humana para poder
encontrar el camino de regreso al Padre, quiso ayudarnos de un modo maravilloso.
Se hizo hombre pare enseñarle al hombre a ser un auténtico hombre, si el hombre
quiere llegar a las cumbres de su naturaleza y fin, mire a Cristo crucificado. Vea al
Hombre que, con su amor, fuerza y valentía, recuperó para el género humano la
semejanza con Dios. Cristo le mostró al hombre como ser un auténtico hombre. Nos
enseñó el camino de regreso al Padre. Dicho camino no es fácil, es una
peregrinación que se debe iniciar con la ayuda de la gracia trasmitida por Cristo a
través de sus sacramentos, virtudes y por los dones del Espíritu Santo.

100
El encuentro con Dios presupone una preparación. Lo perfecto no es
compatible con lo imperfecto, el pecado no concuerda con la gracia, es por eso que,
para poder encontrarnos con Dios debemos purificarnos con la ayuda de la gracia.
Dios nos da a todos los hombres desde el primer instante de nuestra concepción una
primera gracia. Esta gracia nos prepara y nos dispone para recibir una segunda
gracia que es la gracia santificante, la cual nos hace hijos de Dios. Después Dios
nos da más gracias para que nuestra relación de hijos llegue a su perfección al estilo
de Cristo, pero conforme a nuestra naturaleza creada. Estas gracias las recibimos
por los sacramentos y dones del Espíritu Santo. Estas gracias se pueden rechazar,
pues Dios no impone nada a la fuerza. Ahora, quien tenga mayor gracia se asemeja
más a Dios, no como Dios, sino como hijo de Dios y todo hijo tiene parentesco con
el Padre. El Padre es Padre y el hijo creatura.

Dios en un primer momento nos da el soplo de vida, nos comparte algo que
le es por naturaleza a Él. El soplo fue una primera semejanza que Dios nos trasmitió,
algo de su naturaleza, la Vida. Después nos compartió de sus demás dones, dones
que, entre más se tenga la disposición de recibirlos, más se harán presentes en
nosotros, y entre más estén en nosotros más seremos imagen y semejanza de Dios.
Seremos connaturales a Dios desde el orden de nuestra naturaleza creada. No lo
seremos por nuestros méritos, sino por gracia, porque como hemos visto, todo es
gracia. Ahora, Dios entra en relación de modo inmediato con aquellos que le son
similares, semejantes, parecidos, afines… La mirada de Dios está especialmente
sobre aquellos que lo han aceptado, y no han rechazado la gracia que los hace
connaturales a Él. El hombre entre menos imperfecciones tenga, y tenga más
características divinas, será más semejante a Dios. La relación que se da entre el
hombre y Dios depende de qué tanto se es connatural a Él. Podemos poner el
ejemplo de los amigos, los cuales son amigos porque tienen algo en común, y entre
más cosas en común tengan, será más fácil que entren en relación. Lo mismo sucede
con el matrimonio, el hombre y la mujer se enamoran y se casan porque hay algo
en ellos que hace que se atraigan. Es la connaturalidad. Lo mismo entre Dios y el
hombre, entre más tengamos cosas de Dios seremos más connaturales a Él.

101
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