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PREVIA GEOGRAFIA E HISTORIA:

Thiara Vasquez

4°to EA

CONSIGNAS DE TRABAJO

1-Elabora el concepto de populismo. Brinda sus características generales

2- ¿Qué características presentaba la clase popular?

3- ¿Qué medidas económicas determinaron los gobiernos populistas? Hacer hincapié en el modelo y
desarrollo económico que se implementó en Argentina.

4- ¿Qué tipo de proceso migratorios ocurrieron en esta etapa? ¿Cuál era el origen de las poblaciones que
se trasladaban?

5- ¿Qué relación puedes establecer entre líderes populistas, sectores populares y burguesía industrial?

6- Populismo ¿bueno o malo? ¿amenaza o salvación?

De acuerdo al análisis e interpretación abordada en las consignas proponemos la elaboración de un texto


argumentativo sobre las políticas implementadas por los Gobiernos Populistas, estableciendo un marco
de referencia sobre las mismas. Cada medida llevada acabo responde a los intereses del “pueblo” y a sus
“líderes”.

7- ¿Qué características presentaban las Dictaduras Militares? ¿Cómo se justificaban las mismas?

8- ¿Cómo fue el proceso de instalación de las Dictaduras Militares? (Tener en cuenta detonante, Doctrina
de la Seguridad Nacional, adoctrinamiento, Plan Cóndor).

9- ¿Cuáles fueron las consecuencias que dejó la Economía Neoliberal, implementada por la última
dictadura militar en Argentina?

10- ¿Qué pasó con la Deuda Externa durante la Dictadura? ¿Qué rol cumplieron los organismos
internacionales de crédito, como el F.M.I. y el BANCO MUNDIAL, durante este período?

DESARROLLO:

1. El populismo se refiere a un movimiento y/o postura que pretende representar al pueblo en el ámbito
político. El populismo busca contar con el apoyo del pueblo, y logra esto presentando planes y proyectos
que buscan el bienestar del mismo. Con estas propuestas, los políticos populistas logran la aprobación de
las clases populares y trabajadoras, y así cuentan con su voto en las elecciones de los representantes de
un Estado. El populismo asigna como sus opositores a las élites, como la oligarquía y los empresarios.
Generalmente, el concepto de populismo tiene una connotación negativa.

El populismo se caracteriza por el caudillismo, el cual se basa en un líder al que se le atribuyen


numerosas virtudes y quien conoce la voluntad popular, la palabra del líder es considerada el dogma de
la patria; el nacionalismo que aporta una supuesta identidad nacional, esta creencia suele crear
exclusión social, y puede derivar en xenofobia y racismo; la centralización de los poderes, un líder
populista busca controlar el poder judicial y el legislativo, por lo tanto su voluntad es ilimitada; el
exclusivismo, los populistas se consideran los únicos y auténticos representantes del pueblo, asignando a
sus opositores como enemigos y amenazas para el pueblo; el estatismo, los populistas creen que el
poder debe ser controlado por el Estado y busca que este regule la economía; entre otras características.

Sin embargo, muchos autores tienen maneras diferentes de ver al populismo latinoamericano, para
algunos era una forma de dominación autoritaria del proletariado, para otros es una manera demagógica
de sostenerse en el poder, pero todos dentro de un marco democrático. Algunos líderes han ganado
elecciones limpias y otros no tanto. La mayoría coincide que el discurso populista incluye
simbólicamente a los excluidos, y estos responden aumentando su participación política.

2. Luego de la crisis mundial, el sector agrario sufrió de un estancamiento. La mecanización de los


trabajos rurales contribuyó al aumento de la desocupación y el desempleo rural. Los campesinos que
fueron desplazados del campo no encontraron trabajo en las industrias en las ciudades. Por lo tanto, al
no tener empleo ni vivienda, las personas desocupadas poblaron áreas marginales en las grandes
ciudades, y se conformaron las villas de emergencia.

La sustitución de importaciones y la disponibilidad de puestos de trabajo atrajeron a las personas


desempleadas a las aglomeraciones urbanas. Los inmigrantes eran europeos que huían de la crisis de
posguerra, pero la mayoría de ellos provenían de los países limítrofes. En la década de 1950 la clase
popular estaba integrada por inmigrantes paraguayos, bolivianos y chilenos.

3.El común denominador de las medidas económicas adoptadas por los gobiernos populistas pasaban
por la redistribución del ingreso, la suba de los salarios y la promoción de organización sindical. También
se lograron transformaciones económicas estructurales como la producida por la reforma agraria.

Si bien la principal función de la Argentina era ofrecer materias primas a todos los países del mundo, los
productos más importantes venían de la agricultura y la ganadería. Esta dinámica de tratar de exportar
forzó al armado de infraestructura de comunicaciones, como el ferrocarril y los puertos.

Ante esta realidad, los gobiernos populistas determinaron una fuerte intervención del Estado; había que
estimular el desarrollo industrial y el aumento de consumidores internos. Para esto el Estado comenzó a
cobrar impuestos a los productos importados y también intervino en las relaciones laborales.
Implementó el salario mínimo, la jubilación, el aguinaldo y la seguridad social. En este marco, la
economía comenzó a cambiar. Había que cubrir tanto los bienes de consumo como de trabajo. La crisis
internacional de 1930, produjo grandes cambios a nivel mundial.

Esta, repercutió en nosotros con la baja de la necesidad de insumos primarios, el mundo dejo de
comprarnos las materias primas, cae su precio.

Antes de esta crisis mundial, hubo sobreproducción de productos primarios nacionales, ya que a la
Argentina no le convenía vender hacia afuera. Esto fue porque la producción quedo en el país, no
exportábamos porque los demás países estaban en crisis. El Estado compraba los excedentes a los
productores locales, cuando el precio internacional aumentaba los vendían, y con esa ganancia
financiaban la llamada “Industrialización por sustitución de importaciones”.

Esta fue determinante en la caída del modelo agroexportador. De aquí en adelante, y por toda la década,
comienza el proceso de industrialización en Argentina.

La llegada de la segunda guerra mundial consolida el proceso industrial argentino, aumentando la


cantidad de la población obrera.

Aparece en la escena política el Gral. Juan Domingo Perón desde la secretaría de trabajo y previsión. Esto
dio lugar a una nueva política social que generaría las bases para acentuar los derechos de los
trabajadores; protección social, acceso a la salud pública, educación.

Estando en el gobierno el peronismo, se implementó el plan Quinquenal, una política de planificación


económica, básicamente una estrategia de gobierno de como plantear un proyecto político social en el
plano de la gestión de la economía y la intervención del Estado. Este plan tenia medidas que afectaban la
exportación y la importación, diversificaba la industria, formando nuevas zonas productivas, teniendo en
cuenta las fuentes de energía, los medios de transportes, etc. Se crean fabricaciones militares, se
nacionaliza el banco central, se crea el IAPI, el IAME.

En la década del 50, es cuando se reformula este plan y se consolidan los objetivos sociales como la
redistribución del ingreso y las condiciones de los sectores de los trabajadores.

Aparece el segundo plan Quinquenal, que tenía como principales objetivos la expansión de las industrias
de base, mejora del sector agropecuario, reducción del gasto público, los salarios, y se permite el ingreso
de capitales extranjeros. este plan no se completó debido al golpe de Estado de 1955.

En definitiva, la política industrial del peronismo fue constituir la alianza de clases sociales que
permitiera una base de sustentación a las políticas industriales.

4.Los sistemas de gobierno populistas tenias sus planes, propuestas y proyectos hacia las masas,
direccionan sus objetivos a las clases populares y trabajadores, es decir la mano de obra para la
producción, construcción y manufactura. Se dice que el peronismo, un gobierno populista, fue el que
trajo la clase trabajadora a la política.

El general Juan Domingo Perón consideraba que la incorporación de los trabajadores organizados era la
base para el proyecto de país: una Argentina capitalista con desarrollo industrial, redistribución del
ingreso y una relación armónica entre las clases sociales garantizada por el Estado.

En la Secretaria de Trabajo y Previsión, donde se ubicaba Perón, se destacan iniciativas como la creación
de Tribunales de Trabajo, la elaboración del Estatuto del Peón Rural, la extensión de la jubilación, y los
aumentos salariales y el aguinaldo (alianza con los sindicatos), las cuales eran favorables para los
trabajadores.
Durante el gobierno de Perón, los trabajadores y sus sindicatos reclamaban el reconocimiento de una
serie de derechos específicos de la clase trabajadora, y estos son incorporados a la Constitución Nacional
en 1949. Se incorporaba una serie de principios novedosos: la consideración del bien común como un
límite a la propiedad privada y un conjunto de derechos de los trabajadores, la familia y los ancianos.

Durante el golpe de Estado que derrocó al gobierno, los derechos sociales se incorporaron al texto de la
Constitución en el artículo 14 bis. Así, la clase trabajadora contaba con una herramienta legal que antes
no tenía para enfrentar a la clase capitalista.

Durante las décadas de 1940 y 1950, se fue consolidando una perspectiva acerca del rol que el hombre y
la mujer deben desempeñar en la sociedad y en la familia.

El modelo de la familia tipo parecía representar la versión ideal de la familia argentina.

El hombre (padre) debía ser el sostén económico de la familia, mientras que el rol de la mujer consistía
en encargarse del cuidado de los hijos y realizar las tareas domésticas, como cocinar y asear la casa. Se
dice que esta idea de la familia tipo durante el gobierno peronista fue posible gracias a la mejora de las
condiciones económicas de la clase trabajadora: el salario que los hombres ganaban era suficiente para
cubrir las necesidades fundamentales de la familia y los servicios de salud y educación públicos y
gratuitos eran garantizados por el Estado, creando el bienestar general de la población.

El rol de la mujer en relación al trabajo era nada más ni nada menos que cuidar y educar a sus hijos,
instruyéndoles valores fundamentales, y encargarse de complacer y satisfacer al hombre al llegar del
trabajo, lo cual lograban preparando la cena, ocupándose de la limpieza de la casa, y preparar a los
niños. Incluso, en estos años, creaban publicidades que brindaban consejos a las mujeres sobre como
encargarse del bienestar del hombre cuando este llegara de trabajar: algunos consejos eran escucharlo y
procurar que la mujer se viera feliz con su llegada.

5.En estos sistemas de gobierno, los líderes populistas se enfocan en los sectores populares para contar
con su apoyo: los líderes prometen al pueblo el cumplimiento de sus deseos, devolverle el poder y
redimirlo del dominio de las elites, sus “enemigos”. El populismo se basa en representar a los sectores
populares más despreciados, transforman los defectos del pueblo en virtudes. Un objetivo de los líderes
populistas es destrozar el orden institucional y reemplazarlo con un régimen que incluya al pueblo, estar
en el poder y así transformar al Estado y a la sociedad. Para esto, crean políticas que presenten
beneficios para los sectores populares más excluidos.

El populismo se apoya en un pacto, el cual se trata de una alianza poli-clasista entre el Estado, la
burguesía industrial nacional y el proletariado urbano industrial. Su objetivo es liquidar políticamente a
las antiguas clases propietarias rurales.

La burguesía industrial es considerada una fuerza empleadora y opresiva del obrero, ya que obtiene
mayores riquezas a cambio de bajos salarios y pobres condiciones laborales, por lo tanto su elemento
opuesto será el trabajador proletario.

6. Los antiguos, que inventaron la democracia y la política, lo reconocieron muy bien, aunque
desafortunadamente tampoco lograron inmunizarse contra él. El populismo es el instrumento de
dominación del demagogo, que lo usa como estrategia para conseguir el control político de la sociedad;
usa las emociones, esperanzas y, sobre todo, los miedos y resentimientos para conseguir apoyo.

La ignorancia y la pobreza del pueblo es su garantía, por eso, donde se instala, iguala por debajo: falsa
ilusión de justicia e igualdad que, en realidad, busca reinar sobre la pobreza. Su destino final siempre es
el autoritarismo, la liquidación de la ciudadanía y todo espacio público. Los liquida porque necesita
controlarlos, algo que, por definición, los niega. Lo público pertenece al colectivo anónimo que se auto
organiza y no puede ser “estatalizado”. Por esto han fracasado todos los socialismos; desde su ideología
no comprenden al individuo ni la psique individual y colectiva. Matan lo privado para proteger lo público
y terminan matando toda la sociedad. Lo peor es que no aprenden.

El populismo no es bueno, porque niega la política como territorio de la creación colectiva e individual.

7. los regímenes militares en tres categorías: moderadores (cuando pretenden preservar el statu quo
político y social); guardianes (cuando impiden el cambio político sin acometer la movilización política
desde arriba); y gobernantes, "que se proponen efectuar un cambio político y abordar grandes planes de
desarrollo económico, lo que conlleva grandes transformaciones en los centros de distribución del
poder".

Las dictaduras militares generalmente han justificado su presencia en el poder como una manera de
traer la «estabilidad política para la nación o de rescatarla de la amenaza de "ideologías peligrosas". Los
regímenes militares tienden a retratarse como independientes, como un partido "neutral" que
proporciona una dirección interina apartidista en épocas de la agitación, al tiempo que presentan a los
políticos civiles como corruptos e ineficaces.

Una de las características casi universales de un gobierno militar es la institución de la ley marcial o de
un estado de la emergencia permanente, mediante la cual se eliminan todas las garantías jurídicas
(derechos civiles, políticos e incluso sociales) que protegen a las personas contra el abuso del Estado. Los
regímenes militares generalmente no respetan los derechos humanos y utilizan la fuerza y la represión
para silenciar a los disidentes y opositores políticos.

8.Este proceso de militarización que viven el Estado y la sociedad civil tuvo la particularidad de ser
epocal, describiendo con ello no sólo un fenómeno de coincidencias geográficas, sino, sobre todo, un
estado de época que encontró su originalidad en los golpes "cívico militares" que irrumpieron
cronológica y sintomáticamente en la primera mitad de la década de 1970 —Bolivia, en 1971; Chile y
Uruguay, en 1973; Argentina, en 1976. También habría que tomar en consideración el hecho de que las
dictaduras de Paraguay (desde 1954) y Brasil (1964), conducen, en los comienzos de la década de 1970,
un cambio doctrinal del perfil represivo que hasta entonces habían exhibido. El "golpe dentro del golpe",
en Brasil, 1968,7 y la promulgación, en 1969, de la Ley de Seguridad Nacional por el gobierno de Médici.
El golpe de Estado al golpe de 1968, en el Perú, en 1975. En este contexto represivo no habría que
olvidar, ciertamente, a México, allí donde la intervención policíaco-militar del gobierno de Gustavo Díaz
Ordaz cobró la vida de un número aún no precisado de estudiantes congregados en la Plaza de las Tres
Culturas, en Tlatelolco, en 1968. Ocurriría lo mismo en 1971, cuando gobernaba Luis Echeverría,
inaugurando con ello un periodo de intervención radical de la sociedad que tuvo como característica
central el uso del ejército y sus tácticas de guerra en contra de su propia población civil.

Como vemos, se trata de un proceso que difícilmente puede ser analizado de manera particular,
remitiéndolo a las especificidades nacionales en la que dichos golpes y procesos militares tuvieron lugar.
Argentina, al igual que Bolivia, poseía una historia de golpes de Estado anterior a la década de 1970
completamente distinta de la que, a simple vista, uno puede apreciar en las historias políticas nacionales
de Uruguay y Chile. Entonces, lo que habría que resaltar en este periodo es el momento de su
integración regional, el carácter expansivo e internacional de su política represiva, a partir de la cual se
alinearon las dictaduras militares. Dicha integración, que posee como punto articulador la Doctrina de
Seguridad Nacional promovida por Estados Unidos durante la Guerra Fría, alcanzó niveles que
configuraron lo que Alain Rouquié denominó "Estados militares", a la hora de describir la regularidad de
la variable marcial en el autoritarismo latinoamericano de estas décadas.

Así, los golpes abrieron una nueva época, a partir de la cual hizo entrada una estrategia de integración
militar de carácter internacional (caracterizada ejemplarmente en el Cono Sur por la llamada Operación
cóndor), que tuvo por objeto erradicar de la región no sólo el campo político y cultural de la izquierda (el
comunismo, el utopismo revolucionario, la conciencia crítica, la atmósfera intelectual a través de la cual
se nutrieron los partidos políticos de la revolución) sino, principalmente, a los sujetos portadores de
dicha cultura: su militancia, el conjunto de hombres, mujeres y niños que se insertaban en el horizonte
de sentido que dicha cultura había construido.

Desde la década de 1960 comienza a desplegarse un tipo nuevo de violencia en el continente, una
violencia que escapó de las múltiples representaciones que, por entonces, la lucha política poseía. La
radicalización de las vanguardias revolucionarias de izquierda, como la creciente movilización de amplios
sectores sociales, contrastó con el final abrupto que estos proyectos sufrieron una vez que los golpes
desdibujaran el imaginario sobre el cual se proyectaba la idea misma de revolución. Por primera vez en
la historia política de América Latina, se pone en funcionamiento una máquina global de exterminio,
cuya característica más significativa fue la coordinación supranacional, el esfuerzo de integración
político-policial para destruir, torturar y "hacer desaparecer" al cuerpo mismo de la izquierda
latinoamericana, en una guerra unilateral que no conoció fronteras nacionales ni límites ideológicos, y
que excedió con creces el marco de representación a través del cual el campo cultural de izquierda
articulaba sus relaciones con la escena política de aquellos años.

9.La dictadura cívico-militar no fue simplemente un cambio en el régimen político en Argentina. El


gobierno de facto vino a impulsar un profundo proceso de transferencia de ingresos y a quebrar el
modelo de Industrialización por Sustitución de Importaciones que imperaba en el país para reemplazarlo
por un esquema donde las finanzas tomaron un rol preponderante.

En relación a la distribución del ingreso, se observa que los salarios reales se retrajeron un 52 por ciento
entre 1976 y 1983, es decir, perdieron la mitad de su poder de compra. De esta manera, se redujo la
participación de los trabajadores en el ingreso de 47,5 por ciento en 1976 a tan solo 33,2 por ciento en
1983. Esta brutal transferencia de ingresos no hubiera sido posible sin la desarticulación y censura total
del movimiento obrero, que presentaba altos niveles de organización y sindicalización. Para ello, el
gobierno de facto recurrió a la prohibición de los sindicatos, a la brutal represión y desaparición de
personas y al desmantelamiento de las industrias. Justamente en el sector industrial se encontraban los
sindicatos más fuertes.

10.Durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983), la deuda trepó hasta los 45 000 millones de
dólares, un 364 %, con lo cual se pasó a tener una deuda per cápita de 1500 dólares. Ese período se
caracterizó por su elevado índice de liquidez y sus bajas tasas de interés para préstamos internacionales,
lo que propició la llegada de importantes corrientes de capitales a toda América Latina.

El FMI había solicitado entre 1976 y 1977 una serie de medidas entre las que figuraban que la Nación
solo se podría endeudar con el aval del presidente del Banco Central, Adolfo Diz (exdirector del FMI), y
de José Martínez de Hoz (ministro de Economía). Se solicitó además la eliminación de aranceles de
importación, la reorganización del sistema financiero, la unificación de la moneda y la liberación del
control de movimiento de capitales. Con la excusa de acumular divisas, Diz y Martínez de Hoz produjeron
un descontrolado endeudamiento y en 1978 se declaró la inflación. El dólar barato, junto con la baja de
aranceles, produjo un aumento de importaciones que afectó a la industria nacional y el crack bancario
de los años ochenta fue resultado del mismo dólar barato, con el libre sistema financiero y una garantía
estatal de los depósitos, que desataron especulaciones y diversos fraudes financieros.

Thiara Vasquez

4°to EA

D.N.I: 45.792.060

21/04/2021

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