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EL VUELO DE ÑAMPAL
Yampayec es un cholu de seis años de edad su piel cobriza hace resaltar sus vivaces ojos
rasgados le gusta correr por los valles, trepar árboles, nadar en las olas del mar, jugar con
caballitos de tup y atrapar lagartijas.
Yampayec, miraba alrededor para ver si estaban sus padres cerca, pero no los encontró, el
pichón estaba completamente solo y corrió un gran peligro. Rapidamente organizó un
plan para salvarlo, agarró unas ramas secas de algorrobo que el aire arrastraba y con ellas
empezó a azotar a los zorrillos.
Las espinas del algarrobo causaban un dolor agudo a los zorrillos los que huyeron
presurosos abandonado a su presa. La intervención de Yampayec no impidió que el
fuerte aire desplome el nido al suelo, el pichón quedó sucio y proximo a una muerte
segura.
Si lo dejo solo tal vez regresen los zorrillos y pueden comérselo decía para sí mismo
Yampayec.
Entonces decidió esperar hasta que sus padres llegaran. Pasaron las horas y los padres del
pichón no aparecían, estaba a punto de anochecer y el tenía que regresar a casa.
Porque son aves carnívoras, además vuelan para conseguir su comida – respondió la
mamá.
Tal vez tengas razón, pero va a ser dificil que sobreviva, el pichón necesita del calor y
cuidado de sus padres – dijo el papá.
Además, a esa edad debe comer gusanos.. ¿Quién va a conseguirlos para alimentarlo? –
expresó la mamá.
Sus padres no insistieron más y dejaron que su hijo asuma esa gran responsabilidad.
Al día siguiente Yampayec cobijó al pichón debajo de su túnica para que reciba el calor
de su pecho. Luego visitó a sus amigos y les contó lo sucedido, todos se quedaron
sorprendidos y prometieron ayudarlo.
Yo he visto que en el maizal hay gusanos… podemos ir a buscarlos entre las mazorcas –
dijo Lalan claro podemos ir por las mañanas – agrego Xeque.
Así, todas las mañanas iban los amigos en busca de gusanos para alimentar al pichón.
Los cuidados brindados por ellos lograron salvarle la vida. Pronto el pichón cambió de
plumas y ya parecía un ñampal… un pequeño ñampal.
Hijo, el ñampal ha crecido y ahora los gusanos no son suficiente para alimentarlo – dijo
el padre. Ya debe empezar a volar y aquí no hace ningún intento para lograrlo – agregó la
mamá.
¿Qué debo hacer ahora? – preguntó Yampayec. Me parece que ya sabes que hacer –
respondio la mamá.
Yampayec, con lágrimas en los ojos entendió el mensaje de su madre. Salío en busca de
sus amigos y con ellos se dirigió al bosque de algarrobos para devolver al pequeño
ñampal a su hogar.
Los amigos juntaron ramas secas y construyeron un rústico nido. Luego escogieron el
árbol más alto para dejar el nido. Yampayec subió por sus ramas y colocó el nido lo más
alto que pudo y finalmente dejó al pequeño ñampal en su interior.
Antes de bajar, Yampayec dejó pedazos de carne para que se alimente hasta que pueda
volar para conseguir su propio alimento.
Mi pequeño amigo, tengo que dejarte aquí, en tu hogar para que crezcas y aprendas a
volar – dijo entristecido Yampayec.
Nosotros te traeremos comida todos los días hasta que puedas conseguir la tuya … debes
ser valiente … eres un gran ave … un ñampal – dijo Yampayec.
Todos los días Yampayec y sus amigos le llevaban comida al pequeño ñampal y
esperaban verlo volar pronto. Un día cuando los amigos llegaron no lo encontraron se
preocuparon y empezaron a buscarlo por todo el bosque de algarrobos, pero nada al
paracer habia desaparecido.
No sé, ¿Qué le habrá pasado? Dijo Lalan ¿Y si se cayó y lo comieron los zorrillos? –
preguntó Xeque muy preocupado ¿Y si ya sabe volar? Agrego Ylli.
Los amigos se imaginaban muchas situaciones algunas alentadoras y otras algo trágicas.
Estaban regresando muy tristes cuando de repente una sombra daba vueltas formando
grandes círculos alrededor de ellos. La sombra provenía del cielo y era de una hermosa
ave. Yampayec alzó la mirada y lo reconoció, esa ave que volaba sobre ellos era su
amigo ñampal.
Si amigos, soy yo… por fin puedo volar he practicado diariamente hoy les doy la
sorpresa.
Hoy estuve volando, empecé a sequir a un juntur que estaba pescando en el mar, cuando
me di cuenta ya estaba en la cordillera de los grandes apus, fue entonces que regresé,
sabía que estarían preocupados - comentó el ñampal.
Es hermoso… puedes ver todo desde el cielo … he descubierto que puedo aprovechar las
corrientes de aire para volar más rápido y sin cansarme tanto … ahora podré visitarlos
todos los días – respondío el ñampal.
Yampayec y sus amigos muy contentos escuchaban las hazañas del ñampal por la
cordillera de los grandes apus.
Pasaron las semanas y cada día el ñampal crecía y se ponía más fuerte y hermoso, sus
plumas eran muy sedosas y brillaban. Su vuelo era majestuoso, a los amigos les
fascinaba verlo volar sobre las olas del mar formando grandes círculos para luego,
rápidamente descender formando un espiral y zambullirse entre las olas para salir con un
xllac entre su pico.
El ñampal estaba muy agredecido con Yampayec, Lalan, Xeque, Ylli y Firru, pues
gracias a sus cuidados pudo sobrevivir, por eso siempre estaba sobrevolando a sus
amigos, los cuidaba mientras ellos ayudaban a sus padres en las labores diarias.
Juntos, habían inventado muchos juegos, les encataba hacer competencias entre ellos, el
ganador siempre señalaba las tareas a los demás.
Entre sus juegos estaban: saltar con soga, trepar árboles, formar totems de piedras,
recolectar ramas secas, formar figuras con pitas de algodón nativo, hacer cadenas de
semillas.. en fin, muchos, muchos juegos.
Una mañana Yampayec, Lalan, Firru, Xeque, Ylli y el ñampal acordaron jugar uno de los
juegos que les divertia mucho, llenar sus checos con vainas de algarrobo, el ganador
siempre se llevaba todas las vainas recolectadas a su casa. Todos formaban un círculo y
luego de gritar pomac empezaba el juego.
El ñampal volaba con rapidez y traía en su pico una a una las vainas de algarrobo, todos
hacían su mejor esfuerzo para ganar.
Esa noche Ylli disfrutó de una porción de mote con su deliciosa miel.