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No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.
1
si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?
Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el zeño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalça o el dinero.
Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre ayrosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.
Y luego, sosegada,
el passo entre los árboles torciendo,
2
el suelo de passada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.
Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierço y el ábrego porfían.
La combatida antena
cruxe, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vozería,
y la mar enriquecen a porfía.
A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la baxilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme ayrada.
Y mientras miserable-
mente se están los otros abrasando
con sed insacïable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.
A la sombra tendido,
de yedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oydo
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.
3
Oda III: A Francisco de Salinas
(Fray Luis de León 1528 - 1591)
A Francisco Salinas
Catedrático de Música de la Universidad de Salamanca
El ayre se serena
y viste de hermosura y luz no usada,
Salinas, quando suena
la música estremada,
por vuestra sabia mano governada.
Y como se conoce,
en suerte y pensamiento se mejora;
el oro desconoce,
que el vulgo vil adora,
la velleza caduca engañadora,
4
en él ansí se anega
que ningún accidente
estraño y peregrino oye o siente.
A oscuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
5
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
Un soneto…
(Lope de Vega 1562 – 1635)
6
Por el primer terceto voy entrando,
y parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
7
donde el mundo le acompaña;
viene a morir en España,
y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero
es Don Dinero.
¿A quién no le maravilla
ver en su gloria, sin tasa,
que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Mas pues que su fuerza humilla
al cobarde y al guerrero,
poderoso caballero
es Don Dinero.
Es tanta su majestad,
aunque son sus duelos hartos,
que aun con estar hecho cuartos
no pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
al gañán y al jornalero,
poderoso caballero
es Don Dinero.
8
La fuente
(Rubén Darío 1867 – 1916)
Hombre
(Blas de Otero 1916 - 1979)
9
Ajedrez
(Jorge Luis Borges 1899 - 1986)
II
10
Amor
(Pablo Neruda 1904 - 1973)
Tengo miedo
(Pablo Neruda 1904 - 1973)
11
Y por la vastedad del vacío van ciegas
las nubes de la tarde, como barcas perdidas
que escondieran estrellas rotas en sus bodegas.
Encargo
(Julio Cortázar 1914 – 1984)
El futuro
(Julio Cortázar 1914 – 1984)
12
de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré amor mío,
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás,
y diré las palabras que se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré las cosas que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel
donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles
y de puentes.
No estarás para nada,
no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente
trata de acordarse de ti.
La jaula
(Alejandra Pizarnik 1936 - 1972)
Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.
13
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.
Poemas breves
(Alejandra Pizarnik 1936 - 1972)
Alguien
cae
en
su
primera caída.
Piedra nativa
(Octavio Paz 1914 - 1998)
14
Un último pirú predica en el desierto
Voces
(Antonio Porchia 1885 - 1968)
Poesía Vertical
(Roberto Juarroz 1925 – 1995)
15
la partida y la llegada,
que se confunden en una sola mancha.
Bajo el silencio
se igualan todos los extremos.
Ya no
(Idea Vilariño 1920 - 2009)
Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
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no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.
Tú me quieres blanca
(Alfonsina Storni 1892 - 1938)
Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada .
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
17
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡me pretendes alba!
18
TRADUCCIONES
El infinito
(Giacomo Leopardi 1798 – 1837, Italiano)
A las parcas
(Friedrich Hölderlin 1770 – 1843, Alemán)
19
El albatros
(Charles Baudelaire 1821/31 – 1867, Francés)
Oh, sí
(Charles Bukowski 1920 – 1994, Alemán/Estadounidense)
Celebración de la soledad
(“Adonis” Ali Ahmad Said 1930, Sirio)
Soledad: jardín
con un solo árbol.
20
Sé ausencia
para permanecer como pregunta.
Ayer, al despertarme,
vi al sol frotarse los ojos
en el cristal de mi ventana.
Haikus
(Matsuo Bashō 1644 – 1694, Japonés)
(Primavera)
Por todas partes
se precipitan las flores
sobre el agua del lago
(Verano)
La primavera pasa
lloran los pájaros y
son lágrimas los ojos de los peces
21
(Otoño)
Dios está ausente
las hojas muertas se amontonan
todo está desierto
(…)
Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo.
Habla de fuego
(Paul Auster 1947, Estadounidense)
Te desvías. Te derrumbas.
Te yergues.
Mecido
por el gong de las horas
que golpeó el acebo
doce veces
más callado que tú, algo, puesto
en libertad por alguien,
salva tu nombre del carbón.
Allí te yergues
de nuevo, respirando
en el sol fantasmal
entre hielo y ensueño.
De sombra a sombra
(Paul Auster 1947, Estadounidense)
22
que arroja un respirar.
Ed è subito sera
(Salvatore Quasimodo 1234 – 1968, Italiano)
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a su jefe. Al que hará entrega
de un largo pergamino. En él
escritas hay muchas dignidades y títulos.
¿Por qué nuestros dos cónsules y los pretores visten
sus rojas togas, de finos brocados;
y lucen brazaletes de amatistas,
y refulgentes anillos de esmeraldas espléndidas?
¿Por qué ostentan bastones maravillosamente cincelados
en oro y plata, signos de su poder?
Porque hoy llegan los bárbaros;
y todas esas cosas deslumbran a los bárbaros.
¿Por qué no acuden como siempre nuestros ilustres oradores
a brindarnos el chorro feliz de su elocuencia?
Porque hoy llegan los bárbaros
que odian la retórica y los largos discursos.
¿Por qué de pronto esa inquietud
y movimiento? (Cuánta gravedad en los rostros.)
¿Por qué vacía la multitud calles y plazas,
y sombría regresa a sus moradas?
Porque la noche cae y no llegan los bárbaros.
Y gente venida desde la frontera
afirma que ya no hay bárbaros.
¿Y qué será ahora de nosotros sin bárbaros?
Quizá ellos fueran una solución después de todo.
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