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DIEZ NUEVAS COMPETENCIAS PARA ENSEÑAR

Phillippe Perrenoud

Este libro es una propuesta de nuevas competencias, que contribuyen en la lucha


contra el fracaso escolar, promueven el ejercicio de la ciudadanía, dan realce a la
práctica reflexiva, pero principalmente, propone una renovación en la formación de
todo el profesorado, específicamente en educación básica.
Cabe señalar, que el autor, considera elementos muy importantes dentro del
contexto educativo, tales como: trabajo en esquipo, por proyectos, autonomía,
responsabilidad ampliada, tratamiento de la diversidad, énfasis en las situaciones
de aprendizaje, sensibilidad con el conocimiento, etc., los cuales conforman un
escenario para desarrollar un nuevo oficio, acorde a las necesidades de la
población (estudiantes).
Dentro del texto, Perrenoud afirma que el individualismo de los docentes comienza
con la impresión de que cada uno tiene una respuesta personal a preguntas como:
¿Qué es enseñar?, ¿Qué es aprender? . Sin embargo, la profesión docente se va
transformando a través de la aparición de nuevas competencias, por ejemplo, con
la evolución de las didácticas pedagógicas; es por ello, que cualquier referencial
tiende a pasar de moda, debido a que las prácticas educativas están en constante
cambio.
Perrenoud, considera importantes 10 grandes familias de competencias, no siendo
definitivas, sino sujetas a enriquecimiento, las cuales resultan de una construcción
teórica conectada a la problemática del cambio.
1. Organizar y animar situaciones de aprendizaje.
En esta primera competencia, plantea que, en el sistema educativo, la mayoría de
los profesores no controlan realmente las situaciones de aprendizaje en las que
sitúan a cada uno de sus alumnos, que generalmente utilizan medios disciplinarios
clásicos, la cuestión la centra en la pregunta de Saint-Onge (1996): “Yo enseño,
pero ellos, ¿aprenden?”.
Simultáneamente, considero que se origina una cultura de la “simulación”, donde
el docente hace como que enseña y el alumno hace como que aprende, cuando la
realidad es otra. Por esta razón, el autor nos plantea una escuela más eficaz,
donde se puedan organizar y animar situaciones de aprendizaje, a través del
diseño de situaciones didácticas optimas.
También hace énfasis en que el maestro debe de poseer como requisito el
dominio de los contenidos que quiere enseñar, que, a su vez, deberá vincular con
las situaciones de aprendizaje, orientados siempre hacia los objetivos de
aprendizaje.
Así mismo, tiene que trabajar a partir de las representaciones de los alumnos,
tomando como punto de partida, sus conocimientos previos. A partir de los errores
y de los obstáculos de aprendizaje, es decir, ubicar sus áreas de oportunidad y
trabajar en ellas, para reestructurar su sistema de comprensión del mundo.
Finalmente, nos plantea que el profesor deberá construir y planificar dispositivos,
secuencias didácticas e implicar a los alumnos en actividades de investigación y
en proyectos de conocimiento, con la finalidad de promover en el alumno un
aprendizaje centrado en sus necesidades.

2. Gestionar la progresión de los aprendizajes.


En segunda instancia, respecto a esta familia de competencias, el autor nos dice
que la escuela está organizada para favorecer la progresión de los aprendizajes d
ellos alumnos, hacia objetivos previstos, al final de cada ciclo de estudios, por
ende, se podría decir que, al encargarse el sistema, la progresión no exige una
competencia de los profesores.
Sin embargo, a través de un ejemplo contrastando una cadena de montaje
industrial con la escuela, llega a la conclusión de que son muy diferentes, ya que
la enseñanza, debe de ser estratégica, debido a la diversidad de estudiantes y su
autonomía de temas.
Por tanto, el proceso de enseñanza implica una competencia correspondiente a
los docentes, que sobrepasa la planificación didáctica del día a día, la cual, a su
vez, moviliza a varias más específicas, como, por ejemplo: Concebir y controlar las
situaciones problema, adquirir una visión longitudinal de los objetivos de la
enseñanza, establecer vínculos entre las teorías subyacentes y las actividades de
aprendizaje, observar y evaluar a los alumnos en situaciones de aprendizaje,
según un enfoque formativo y establecer controles periódicos de competencias y
tomar decisiones de progresión.

3. Elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación


En tercer lugar, menciona que para que los alumnos avancen hacia los objetivos
previstos, se tiene que generar una situación de aprendizaje optima para ellos,
requiriendo su zona de desarrollo próximo.
Nos plantea una problemática (saturación en un grupo y el aburrimiento), lo cual,
considero, es una realidad en México, ya que en el texto se mencionan grupos de
entre 20 y 30 alumnos, cuando en nuestro país los grupos son de hasta 60
integrantes.
Sin embargo, el autor nos señala que la enseñanza diferenciada no se centra en
una enseñanza individualizada, donde hace falta encargarse personalmente de
cada estudiante, uno detrás del otro. Sino, más bien, en organizar el trabajo en
clase de distinta forma, facilitando la comunicación, creando nuevos espacios y
tiempos de formación, además de promover una enseñanza mutua.
En este sentido, es importante partir de la idea, donde cada uno de los alumnos es
diferente, porque no tienen el mismo nivel de desarrollo, los mimos conocimientos
previos, la misma relación con el conocimiento, los mismos intereses, medios y
formas de aprender.
Lo dicho hasta aquí supone que, para desarrollar esta competencia, el maestro
debe de poseer un compromiso profesional, teniendo siempre presente que su
tarea consiste en: Organizar las interacciones y las actividades de manera que
cada alumno constantemente o por lo menos muy a menudo se enfrente a las
situaciones didácticas más productivas para él. (Perrenoud,1996b, p. 29).

4. Implicar a los alumnos en sus aprendizajes y en su trabajo


Por otra parte, en este apartado, se hace énfasis en que los programas escolares
curriculares están programados para alumnos que en teoría son estables y están
motivados a apropiarse de los conocimientos, sin embargo, la realidad es muy
distinta, ya que muchos de ellos, no tienen la motivación ni el interés por estar ahí.
Como resultado, este problema recae en los hombros del profesorado, donde
muchos trabajan bajo el concepto de: “No puedo hacer nada por él, si no quiere
aprender”, generando una enseñanza elitista; pese a ello, algunos maestros tienen
la iniciativa de tratar de resolver esta situación, a través de una enseñanza que le
de sentido a los conocimientos y aprendizajes, es decir, promover una motivación
extrínseca basada en los intereses y necesidades del alumnado.
De igual modo, bajo este concepto, se menciona que el docente debe desarrollar
la capacidad de autoevaluación en el alumno, con la finalidad de que este se
consciente de los avances de su propio aprendizaje, así como de sus áreas de
oportunidad .También tiene que instituir y hacer funcionar un consejo de alumnos
para negociar y generar acuerdos de clase, además de darles pauta para que
elijan actividades adicionales a la “carta” que es todo lo ya establecido en el
currículo y por último favorecer la definición de un proyecto personal del alumno,
para que este tenga una razón significativa para seguir formándose en la escuela.
5. Trabajar en equipo
En este quinto apartado, se percibe a la escuela como una institución que esta en
continúo cambio, es decir, va evolucionando con la enseñanza, lo cual convierte el
trabajo en equipo en una necesidad, ya que, es una forma de responder a las
demandas y trae consigo una serie de razones para incluir la cooperación en las
rutinas del oficio del profesor.
Por ejemplo: la división del trabajo pedagógico aumenta con la aparición repentina
de papeles específicos y el desarrollo de trabajo en pareja, o simplemente cuando
los padres se organizan y piden un dialogo de grupo a grupo, lo cual empuja a los
maestros a crear un frente común.
Así mismo, nos menciona dos tipos de equipos, el primero: “lato sensu” donde se
limita a discutir ideas y prácticas respectivas sin decidir nada. Y el segundo:
“stricto sensu” que, a diferencia del anterior, funciona como un colectivo, en
beneficio del cual cada uno cede, voluntariamente, una parte de su libertad
profesional, existiendo una corresponsabilidad y grandes competencias de
comunicación.
En conclusión, el autor nos menciona que el colectivo docente debe de trabajar en
colaboración, de manera profesional, dejando a cada uno de sus miembros una
autonomía de concepción cada vez que no sea indispensable estar cogidos de la
mano, todo ello, en favor del proceso educativo, teniendo siempre como prioridad
atender las problemáticas profesionales y del alumnado.
Por último, considero que las competencias seleccionadas por el autor y
consideradas prioritarias son coherentes con el nuevo papel de los docentes, la
evolución de la formación continua, las reformas de la formación inicial y las
ambiciones de las políticas de la educación.
Así mismo, concuerdo con el autor, cuando plantea una visión pedagógica que va
acorde a los avances y demandas educativas, proponiendo una forma integral de
desarrollar a cabo dichas competencias, con la finalidad de que el profesorado
este actualizado y posea lo que se requiere para educar a las presentes y futuras
generaciones.
Y en este mismo tenor, pienso que el éxito de llevar a cabo esta serie de
competencias depende en gran medida de que todos los actores educativos estén
involucrados (directivos, maestros, padres de familia, alumnos), así como del
contexto en el que se desarrollen.

REFERENCIA BIBLIOGRÀFICA
Perrenoud, Ph. (2004). Diez nuevas competencias para enseñar. Grao: México.

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