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El Evangelio nos presenta este encuentro entre Jesús y el tentador –esto es lo que quiere
decir Diablo –como una discusión entre maestros de la Ley, basándose en textos bíblicos;
tal vez quiere sugerir que hasta los mismos textos bíblicos pueden engañar si falta el
espíritu de obediencia a Dios.
PRIMERA LECTURA, GENESIS 2:7-9, 3:1-7. De vez en cuando fallamos, tal como hicieron
Adán y Eva. La primera lectura es la historia de la caída registrada en Génesis. El pecado de
Adán y Eva se ha interpretado en muchas formas, pero su tema siempre vuelve a ser una
lección. El pecado es el intento de parte de los seres humanos para reemplazar a Dios con
su propia imagen. Pecado es jugar a Dios. Las consecuencias de esta obra siempre son
malas y no parece haber una salida.
SALMO 51. ¿Qué sucede cuando caemos en pecado? Le pedimos a Dios su misericordia.
Este es el mensaje principal del Salmo 51.
SEGUNDA LECTURA, ROMANOS 5:12-19. San Pablo reconoció ese hecho: Si intentamos
mejorar nuestra situación, sólo parece deslizarnos más y más en el estado de caos inmoral;
pero, con Dios, existe una salida. Esa salida es Jesucristo.
LA CAIDA
¿Qué ves como el orgullo del mundo? ¿Cómo sucumbe el mundo al orgullo?
2. 7 Entonces Yavé Dios formó al hombre con polvo de la tierra; luego sopló en su
nariz un aliento de vida, y el hombre tuvo aliento y vida. 8 Yavé Dios plantó un
jardín en un lugar del Oriente llamado Edén, y colocó allí al hombre que había
formado. 9 Yavé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, agradables a la
vista y buenos para comer. El árbol de la Vida estaba en el jardín, como también
el árbol de la Ciencia del bien y del mal.
3.1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yavé Dios
había hecho. Dijo a la mujer: « ¿Es cierto que Dios les ha dicho: No coman de
ninguno de los árboles del jardín?» 2 La mujer respondió a la serpiente:
«Podemos comer de los frutos de los árboles del jardín, 3 pero no de ese árbol que
está en medio del jardín, pues Dios nos ha dicho: No coman de él ni lo prueban
siquiera, porque si lo hacen morirán.» 4 La serpiente dijo a la mujer: «No es
cierto que morirán. 5 Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se
les abrirán a ustedes los ojos; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo
que es bueno y lo que no lo es.» 6 A la mujer le gustó ese árbol que atraía la vista
y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomó de su fruto y se lo
comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió.
7 Entonces se les abrieron los ojos y ambos se dieron cuenta de que estaban
desnudos. Cosieron, pues, unas hojas de higuera, y se hicieron unos taparrabos.
BLA
La historia es familiar. Dios forma al primer ser humano con barro de una primavera llena
de neblina. Y el soplo de Dios –su espíritu - le trajo vida. Dios puso al ser humano en el
exuberante jardín del Edén que tenía todos los árboles frutales, incluyendo el "árbol del
conocimiento". 2: 7-9
Los versos que faltan describen la belleza del jardín, la responsabilidad de la humanidad –
para cultivar las tierras, la cooperación de la humanidad en la creación –nombrando a los
animales –y la creación que distingue los géneros. (2: 10-25) El autor señala que la
primera pareja no sentía vergüenza de su desnudez.
La primera lectura continúa con la tentación. La serpiente diabólica sostuvo un diálogo con
la mujer. Él la tentó no solamente con la ilusión de la fruta deseable, también lo hizo con la
posibilidad de elevar su estatus. Los primeros seres humanos habrían tenido el estatus de
Dios, porque realmente sabrían el bien y el mal. Y nunca morirían.
La caída de Adán y Eva es un molde para los pecados que todos cometemos. Sin embargo,
en el ciclo de tentación-pecado se encuentra un rayo de esperanza. La posibilidad de que el
ciclo puede romperse. Que alguien, en algún lugar verá a través de la ilusión, rechazará el
impulso del ego y detendrá el ciclo muerto en sus pistas. Los cristianos encuentran a esa
persona en Jesús y ese lugar en el desierto, donde Satanás probó al Señor.
3.1 El autor quiere mostrar cómo se pasó de lo que Dios quería a lo que es actualmente la
realidad de una humanidad tan alejada del paraíso terrestre como ciega respecto a Dios.
Repitámoslo: “se pasó de lo que Dios quería”. El relato no quiere enseñar que el pecado del
primer antepasado destruyó un estado ideal que existía entonces, sino que indica lo que
sería si los hombres no sucumbiesen a una determinada tentación. El autor resalta tres
elementos del pecado arraigado en nuestra historia y en la libertad de cada uno: el árbol del
bien y del mal, la serpiente, el fruto que da el conocimiento.
El árbol del bien y del mal ya estaba en el jardín. El bien y el mal no significan en este texto
lo moralmente bueno o malo, sino lo que es agradable y provechoso, o bien fracaso y
sufrimiento. Ese árbol es el conocimiento de lo que somos y de cómo realizar todas las
aspiraciones. Dios ha mantenido al hombre en una cierta ignorancia del camino que lo
conduce a su destino de eternidad; únicamente pidió a Adán que confiara en él y que
obedeciera su Ley.
Respecto al fruto prohibido, no es que se trate de una manzana: en la cultura hebrea comer
el fruto de la sabiduría o de la locura es alimentarse de una cultura que llevará a la
verdadera sabiduría o a la de los espíritus llamados “libres” que terminan destruyéndose –
Pro 9,5.
¿De qué manera has andado en los pasos de Adán? ¿Cómo camina Cristo contigo ahora?
Salmo 51
Para algunos – entre los cuales no faltan los cristianos – la palabra pecado está pasada de
moda. El pecado no sería más que una debilidad de nuestra naturaleza, o el producto de
malas estructuras sociales, y quienes pueden remediarlo serían los médicos junto con los
psiquiatras y sociólogos. Pero allí está la cruz de Jesús, que es la señal tanto de la
existencia del pecado como de su total destrucción.
En Juan 8:2-11, los fariseos arrastraron una adúltera ante Jesús. Exigían un juicio del
Señor, pero él respondió, "… Aquel que esté sin pecado, tire la primera piedra." ¿Por qué
todos ellos soltaron sus piedras y se fueron? En pocas palabras, ellos sabían que todos eran
pecadores, pero, más importante, ellos se dieron cuenta de que incluso el más pequeño de
sus pecados violaba la Ley y creaba una distancia entre ellos y Dios.
Todos somos pecadores. Nuestro pecado -por pequeño que sea –viola la Ley de Dios y su
voluntad para nosotros. Nuestro pecado coloca una barrera entre nosotros y Dios. Esta era
la idea clave de la Teología de Pablo. No podemos justificarnos nosotros mismos ante Dios,
porque un pecado es un pecado. Lo único que podemos hacer es apelar a Dios por su
misericordia y un retorno a su intimidad.
51:3: “Ten piedad de mí, Señor…” Dios no es amado o es mal amado: la experiencia del
perdón es la puerta de acceso al conocimiento de dios, como lo dirá Romanos 5-6. Y este
reconocimiento hará que en recompensa nos sea dado el Espíritu de Dios que nos entrega
a la vez la firmeza y la alegría.
En el 51:9, “rocíame con agua”, una purificación con hisopo –unas ramas sumergidas en
agua, luego sacudidas ligeramente sobre la Congregación –era muy diferente que el lavado
en agua fría implícita en el 51:4 “que mi alma quede limpia de malicia” –la ropa
humedecida en la corriente y luego golpeada contra la roca en una secuencia. En el centro
del 51:5-7 hay un conocimiento profundo del mal que es la raíz del pecado. El cantante
conoce su pecado porque él lo ha experimentado. Siempre es consciente de su error,
incluso desde su concepción. Lo más probable es que era una metáfora de la culpabilidad,
por la cual el cantante sentía una bofetada contra la integridad moral de su madre. El 51:8
se destaca en esta sección, ya que reconoce que la sabiduría divina llega a un corazón
humilde; mientras la sabiduría humana implícitamente provenía de un corazón orgulloso.
51:12-15 continúa la petición de misericordia; era una extensión del 51:9-11. Observa el
motivo de la plegaria por un corazón puro y un espíritu firme, ambos imitaban la firme
misericordia de Dios y dependían de su presencia/el Santo Espíritu (51:13-15); vivir la Ley
–y, por ende, una vida libre de pecado –depende de Dios. La vida en la presencia de Dios
es una definición clara de la salvación y la renovación espiritual -51:12. Como resultado, el
líder tendría la autoridad moral y espiritual para enseñar temas sobre el pecado y facilitar
su regreso a YHWH -51:13.
51:16, “líbrame o Dios de la deuda de sangre…” el mal o los crímenes que hemos cometido
nos hacen temer la muerte, que llevamos con nosotros. De ahí ese deseo de reparar, de
hacer de nuevo, de salvar a los demás: “mostraré tu camino a los que pecan -51:15. Pero
eso va a depender de Dios más que de nosotros.
Los Versos 51:20-21 son probablemente una adición al Salmo después que los Judíos
regresaron desde el exilio Babilónico. Estos versos, sin embargo, son apropiados para una
nación cuyo retorno había sido un acto de perdón divino por el pecado comunal. En el
espíritu del Salmo, Dios les había dado una segunda oportunidad y ellos pretendían
utilizarla para el verdadero culto en el Templo.
El cantante de los Salmos habla en nombre de la nación. Parece decir, "yo soy un pecador;
todos somos pecadores. Ten piedad de nosotros, Señor." Su petición, sin embargo, es más
que un deseo para una segunda oportunidad. Es una petición sincera para experimentar de
nuevo la presencia de Dios.
Todo el Salmo está lleno de una atmósfera de serenidad, pues Dios no quiere la muerte del
pecador, sino que viva. Y el pecador, perdonado y seguro del perdón incesante de Dios,
será, en medio del mundo amargado y pesimista, el testigo de la misericordia divina.
Salvador que intercede por nosotros y al Padre que perdona. Cada una de nuestras
confesiones es una celebración gozosa de Dios misericordioso, y la fuente de todas las
renovaciones.
¿De qué manera has buscado el perdón y la intimidad del Señor? ¿Cómo te ayuda el
perdón de Dios en tus relaciones con los demás?
Adán y Cristo
Tratemos de seguir el pensamiento de Pablo, pues se lanza aquí tras una nueva pista.
12 Pues bien, un solo hombre hizo entrar el pecado en el mundo, y por el pecado
la muerte. Después la muerte se propagó a todos los hombres, ya que todos
pecaban. 13 No había Ley todavía, pero el pecado ya estaba en el mundo.
Mientras no había Ley, no se podía inculpar al pecador, pero no obstante el
pecado estaba en el mundo. 14 Por eso, desde Adán hasta Moisés, la muerte tuvo
poder, incluso sobre aquellos que no desobedecían abiertamente como en el caso
de Adán, siendo todo esto figura del que estaba viniendo. 15 Así fue la caída, pero
el don de Dios no tiene comparación. Pues si todos mueren por la falta de uno
solo, la gracia de Dios se multiplica más todavía cuando este don gratuito pasa de
un solo hombre, Jesucristo, a toda una muchedumbre. 16 No hay comparación
entre el pecado de uno y el don de Dios en la hora presente. Pues el juicio de un
solo pecado terminó en condena, pero el perdón de muchos pecados termina en
absolución. 17 Y si bien reinó la muerte por culpa de uno y debido a uno solo, con
mucha mayor razón gracias a uno solo, Jesucristo, todos aquellos que aprovechan
el derroche de la gracia y el don de la “justicia” reinarán en la vida. 18 Pues si es
verdad que una sola transgresión acarreó sentencia de muerte para todos,
asimismo la re-absolución merecida por uno solo procuró perdón y vida a todos.
19 Y así como la desobediencia de uno solo hizo pecadores a muchos, así también
por la obediencia de uno solo toda una multitud es constituida “justa”. BLA
En los dos primeros capítulos de su carta a los Romanos, Pablo demostró que sin la fe en
Cristo los hombres vivían en el pecado, incluidos los judíos que habían recibido la palabra de
Dios. Luego afirmó que la salvación no se encuentra en la obediencia a una ley, sino en la
fe. Sólo así somos reconciliados con Dios y entramos en una relación de amistad con él que
Pero ahora Pablo amplía el horizonte. Jesús vino no sólo a reconciliar a los pecadores, a
muchos pecadores, sino a salvar a la humanidad como a un todo. En términos modernos se
diría que vino a salvar a la historia humana. En términos bíblicos, vino a salvar a «Adán».
Para Pablo, como para los judíos de su tiempo, Adán es tanto el primer hombre creado por
Dios como la humanidad entera. Los «hijos de Adán» forman una sola cosa con aquel cuyo
nombre llevan –o al que se le llamó “Hombre”, como a ellos. Desde el comienzo de la
humanidad hasta nuestros días es el mismo Adán desconfiado, rebelde y violento.
5:12 “Un solo hombre hizo entrar el pecado en el mundo”. Pablo se refiere al relato del
Génesis, pero no es para insistir, como lo han hecho otros después de él, en la importancia
de un pecado cometido por el primer hombre. Jesús se olvidó de hablarnos de esa falta que
nos conduciría al infierno, y lo que decía la Biblia antes de Él era muy matizado (ver Sab.
10,1; Sir 49,16). Pablo trata de demostrar aquí que estamos atrapados por una doble
solidaridad: en Adán todos los hombres son pecadores; en Cristo, todos son reconciliados.
Dios creó el mundo y lo visitó para salvar a la raza humana como un solo todo, unida a
Cristo. Es por esto que Pablo contrapone el primer padre de los relatos antiguos con el que
es el primero en el plan de Dios.
5:12 “todos pecaban” Según Pablo, el pecado es la causa de la muerte. Pero, el texto no
explica la relación entre pecado y muerte con la humanidad. ¿Es el pecado hereditario como
la muerte –es decir el “pecado original”? O, está la muerte presente porque la humanidad
ha profundizado en el pecado y no puede escapar la autoridad del mal? La frase “todos
pecaba” implica herencia. La frase “todos pecaban” implica la presencia de la incapacidad de
la humanidad para escapar al pecado.
Todos somos pecadores y no parece haber una salida. Afortunadamente, Dios siempre
proporciona una válvula de escape. Cuando confiamos en Dios por medio de la persona de
Jesucristo, encontramos libertad de nuestra condición humilde. ¡Nos encontramos con La
Gracia, ese regalo de la vida misma de Dios!
5.14 “…Siendo todo esto figura del que estaba viniendo...”. Pablo opone otra imagen a la
visión del destino humano que nos propone el Génesis CC 2 y 3: la de Cristo crucificado. A
5.15: “La gracia de Dios se multiplica más todavía”. Los efectos del pecado aumentan más y
más. Hoy nos sentimos aplastados e impotentes ante las heridas de nuestra sociedad, ante
las zonas de violencia. Pero Pablo ve la grandeza del don de Dios, pues mientras la
humanidad crece y el pecado dispone de medios cada vez más poderosos para imponerse,
Dios llama a más y más personas a librarse de la servidumbre del mal.
Hay aún más en ese párrafo tan complicado; Pablo afirma que la redención de Cristo no se
limita a corregir nuestras faltas. Dios no se contenta con ayudarnos a salir del mal, sino que
nos llama a Él y, al mismo tiempo que levanta a los hombres, los invita a reinar, es decir, a
compartir su propia Gloria.
5:16-17. Pero aun cuando el rol del primer antepasado quede muy en el misterio, Pablo nos
dice claramente que la humanidad naturalmente no está en paz con Dios, y que ella no
puede conseguir su fin si no es salvada por Cristo. No digamos que es mala, pues la creó
Dios. Tal vez habría que recordar que la historia de Occidente estuvo profundamente
marcada, en los siglos 16 y 17, por las discusiones sobre el pecado y la gracia. Se dijeron
entonces tales barbaridades –como que Dios habría condenado a todos los hombres al
infierno debido al pecado de Adán, –que vino la reacción en forma de un ateísmo agresivo,
que quiso librarse de un Dios tan caprichoso y agresivo. Y fue entonces cuando se sostuvo
que el hombre era bueno y únicamente la sociedad lo volvía malo.
5.17: “El derroche de los dones de Dios para los que han de reinar”. Cristo nos reúne por su
sacrificio y viene a ser el nuevo jefe de la humanidad. Pablo pensaba ante todo en la
salvación de los que escuchan el evangelio y creen en Cristo y en su Iglesia. Pero si Cristo
es el nuevo Adán, y si salva a un mundo de pecadores, no es sólo el jefe de los creyentes,
sino de toda la humanidad. Todos siguen siendo arrastrados por la corriente del mal, pero
todos son salvados en conjunto por Cristo, en la medida en que se hacen solidarios con su
obra. Quien no toma parte en esta tarea de levantar a sus hermanos, pierde la salvación,
porque no se trata de «mi» salvación, sino de la salvación de Adán.
¿Por qué tenemos esta libertad? En pocas palabras, Dios decidió liberarnos de una situación
autoimpuesta. La humanidad –fundada en el modelo Adam –quería jugar a Dios, para
controlar la situación, para experimentar el falso fruto del mal. Pero Dios nos ha enviado un
nuevo modelo para la humanidad, una persona que obedeció al padre. A través de su
fidelidad, vemos la vida sin mal. Cuando estamos con él, somos libres.
Esta fue la visión de Pablo en su carta a los romanos. A pesar del lenguaje repetitivo e
incluso tortuoso, Pablo hizo su punto bien claro. El pecado es una realidad que conduce a la
muerte, el mayor mal. La humanidad fue inundada en pecado, una realidad que se extiende
como una enfermedad; pero esto no era la intención de Dios. No, el deseaba la vida para su
creación, una vida con él. Por lo tanto, su regalo fue su vida, un poder tan grande superó el
mal y la muerte. Su regalo puede encontrarse en su hijo, Jesús.
Como Pablo vio la situación, el pecado había entronizado la muerte. La guadaña era el
monarca. El juzgaría a todos los indignos y condenados a muerte. Pero, Pablo vio al Señor
resucitado como aquel que destronó a la muerte. En su lugar, reinaría Dios. Todos los que
pongan su confianza en Dios y su hijo podrán ser absueltos de la pena de muerte. Aún más
importante, serían restaurados a un lugar en la corte real de Dios. Disfrutarían de los
privilegios y beneficios del favor divino.
La fe en Dios nos da una nueva perspectiva. Hay una manera salir de nuestro estado. El mal
puede ser derrotado, porque ya ha sido derrotado. A pesar de las actuales perspectivas, la
obra de Cristo nos da esperanza. Él ha estado donde nosotros nos encontramos ahora. ¡Y él
nos puede llevar a la victoria!
El Evangelio nos presenta este encuentro entre Jesús y el tentador –esto es lo que quiere
decir Diablo –como una discusión entre maestros de la Ley, basándose en textos bíblicos;
tal vez quiere sugerir que hasta los mismos textos bíblicos pueden engañar si falta el
espíritu de obediencia a Dios.
¿Cuáles son las pequeñas delicias que te tientan? ¿Son difíciles de resistir? ¿Por qué?
Al igual que Lucas, Mateo presentó la tentación de Jesús en tres áreas: alimentos, obras
poderosas y poder. Cada una representa un estilo de mesianismo que Jesús rechazó. En su
negación de cada uno, Jesús definió qué tipo de Mesías sería.
1 El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo, 2 y
después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió
hambre. 3 Entonces se le acercó el tentador y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, ordena
que estas piedras se conviertan en pan.» 4 Pero Jesús le respondió: «Dice la
Escritura: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de
4,1: “Cuarenta días” Tanto la cifra como el retiro aparecen en la vida de Moisés y de Elías:
Éx 24,18; 1Re 19,8.
Tal retiro después de una declaración pública no era desconocido en el Nuevo Testamento.
Después de que Pablo declaró su fe en Cristo en Damasco, se retiró de la vista en Asia
menor durante tres años –véase Gálatas 1:1-22.
El desierto empezaba a las puertas de Jericó, que está inmediatamente a la salida del valle
del Jordán. Está claro que Jesús contó esa tentación interior a sus discípulos en forma de
imágenes para que pudieran retenerla.
La tentación en el desierto resume en pocas palabras las tentaciones que Jesús iba a
conocer a lo largo de su ministerio. Los opositores le pedirían signos y milagros –Mt 12,38;
Jn 6,15; 7,3; 12,27, y sus propios discípulos lo invitarían a cuidarse mejor –Mt 16,22. Jesús
conoció las dudas y la ausencia de Dios como en Getsemaní, y si bien los apóstoles afirman
la divinidad de Jesús, no por eso olvidan atestiguar que ha sido probado en todo como
nosotros, sin que por eso hubiera pecado –Heb 4,5.
4:3 Proporcionar pan para las masas hizo eco del regalo de Dios del Maná al pueblo en el
éxodo; y la multiplicación de los panes, especialmente en Juan 6. Observa de cómo la gente
malinterpreta el regalo que Dios les dio en el pan. El reconocimiento se convirtió en una
expectativa que podía ser manipulado y servir para manipular. La expectativa no es fe.
4:5 "… la parte más alta de la muralla del templo..." No sabemos lo que esta frase
significaba, puesto que el templo ya no existía. Sin embargo, el contexto parece indicar un
punto alto en el edificio. Mateo pudo haber sido influenciado por el Salmo 91:4:
Te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio. BLA
4.6: El Salmo 91:11a, 12. Los dos versos se citan por separado porque falta Salmo 91:11b
"…que te escolten en todos tus caminos.”.
4.7: Deuteronomio 6: 16. El contexto original del verso –Biblia de los Setenta – se refiere a
las personas, no al diablo. En este caso, Jesús señaló su comentario a la gente de abajo, no
al Diablo mismo, que no adoraría voluntariamente al Señor.
4:8 "las naciones del mundo" es literalmente "los reinos". El verso hizo hincapié en cada
área del mundo conocido, no sólo los reinos formales.
4:10 "Adorarás... servirás" La fuerza del futuro es tan inmediata, es como un orden. Por lo
que puede traducirse el verso como: "Adora a Dios" Sólo servirle a él"
Al contar estas tentaciones, Jesús las expresó con imágenes que recuerdan las del pueblo
hebreo en el desierto –Ex 16,2; Ex 17,1; Ex 32. En las aguas de Mará murmuró contra Dios
que lo guiaba por un camino difícil; luego puso a prueba a Dios: “¿Por qué no hace un
milagro por nosotros?” Por último, cambia a Dios, su gloria, por otro dios que se hace a su
medida, el ternero de oro. Y Jesús responde citando tres textos del Deuteronomio, un libro
que se detiene en las rebeliones del pueblo de Dios en el desierto.
Antes de que nos fijamos en la tentación misma, debemos responder a la pregunta: ¿por
qué somos tentados? Para probar nuestro verdadero carácter. A veces necesitamos pruebas
incluso después de una experiencia de Dios que cambia la vida. Después de una revelación
tan cegadora, podríamos buscar un retiro para colocar la información en el contexto de la
vida. El retiro nos proporcionaría un tiempo de prueba, un tiempo para encontrar nuestra
determinación personal. El Espíritu vino a Jesús en su bautismo, el espíritu lo llevó –
literalmente, "expulsó” –a Jesús a retiro en un desierto por lo que podría, en efecto,
medir su propia voluntad, 4: 1-2
Allí, Satanás habría probado a Jesús no sólo con alimentos, hechos poderosos y poder.
Satanás tentó al Señor con tres diferentes puntos de vista populares del Mesías: Cuidador
amoroso, obrador de maravillas y fuente de poder. En el primer escenario, Satanás desafió
a Jesús con su título bautismal –y vino una voz de los cielos, diciendo: "«Este es mi Hijo, el
Amado; en él me complazco.» BLA Mateo 3:17. Si Jesús era verdaderamente el hijo de Dios,
declaró Satanás y, entonces, podría proporcionar alimentos para él y para toda la gente.
Podría llegar a ser el proveedor de las necesidades materiales. Sin embargo, Jesús
respondió con Las Escrituras –Deuteronomio 8: 3. La salvación no se puede encontrar en los
bienes materiales –alimentos, ropa, vivienda; sólo se puede encontrar en una relación de fe
con Dios. 4: 3-4. El Mesías no ofrecería una red “social de seguridad".
“¡Está bien!," parecía decir el Diablo, "demuéstrame que tu Padre es digno de confianza.
Tírate abajo desde el punto más alto del templo, si realmente eres el hijo de Dios, tu padre
debería salvarte "Satanás desafió no sólo un título de Jesús, que puso a prueba la relación
de confianza que el título trae implícito. El hijo no sólo se pondría a sí mismo en las manos
del Padre, como un asunto privado, también colocaría esa confianza en otros de manera que
demostraría el camino al Padre. La prueba de confianza, entonces, debe ser pública.
Por supuesto, Jesús vio mediante el engaño; ¡Dios no puede ser tentado, de lo contrario no
sería Dios! Utilizando las escrituras -Deuteronomio 6:16, Jesús declaró este hecho
obvio.7:4.
Por último, Satanás tentó a Jesús en la cima de una montaña, un símbolo de estrecho
contacto con Dios. El Diablo tuvo la audacia de tentar a Jesús en presencia de su Padre no
apuntando hacia arriba –a Dios, sino señalando hacia abajo –para el mundo. Incluso dentro
del tan cercanía a Dios, Satanás intentó usurpar su lugar. "Adórame", parecía decir el Diablo
"y se la fuente de todo poder mundano. Se mi hijo, no el suyo." 4: 8-9