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PRIMER DOMINGO EN TIEMPO DE CUARESMA –A

Jesús es tentado en el desierto


La tentación en el desierto resume el tema de la Cuaresma: 40 días de denegación para
poner a prueba la voluntad de nuestra fe. Cuaresma puede ser un momento de nuevos
comienzos; También puede ser un momento que nos recuerda bruscamente de nuestras
deficiencias; pero, es un momento para el crecimiento y posibilidades.

El Evangelio nos presenta este encuentro entre Jesús y el tentador –esto es lo que quiere
decir Diablo –como una discusión entre maestros de la Ley, basándose en textos bíblicos;
tal vez quiere sugerir que hasta los mismos textos bíblicos pueden engañar si falta el
espíritu de obediencia a Dios.

PRIMERA LECTURA, GENESIS 2:7-9, 3:1-7. De vez en cuando fallamos, tal como hicieron
Adán y Eva. La primera lectura es la historia de la caída registrada en Génesis. El pecado de
Adán y Eva se ha interpretado en muchas formas, pero su tema siempre vuelve a ser una
lección. El pecado es el intento de parte de los seres humanos para reemplazar a Dios con
su propia imagen. Pecado es jugar a Dios. Las consecuencias de esta obra siempre son
malas y no parece haber una salida.

SALMO 51. ¿Qué sucede cuando caemos en pecado? Le pedimos a Dios su misericordia.
Este es el mensaje principal del Salmo 51.

SEGUNDA LECTURA, ROMANOS 5:12-19. San Pablo reconoció ese hecho: Si intentamos
mejorar nuestra situación, sólo parece deslizarnos más y más en el estado de caos inmoral;
pero, con Dios, existe una salida. Esa salida es Jesucristo.

EVANGELIO, MATEO 4:1-11. El Evangelio de Mateo nos da esperanza. Los intentos de


Satanás para cambiar las prioridades de Jesús de hacer la voluntad del Padre, simplemente
porque Jesús se negó a jugar a Dios. En cambio, él se aferró a la misión de servir a Dios. Él
nos inspira a hacer lo mismo.

PRIMERA LECTURA, Génesis 2:7-9, 3:1-7

LA CAIDA

¿Qué ves como el orgullo del mundo? ¿Cómo sucumbe el mundo al orgullo?

2. 7 Entonces Yavé Dios formó al hombre con polvo de la tierra; luego sopló en su
nariz un aliento de vida, y el hombre tuvo aliento y vida. 8 Yavé Dios plantó un
jardín en un lugar del Oriente llamado Edén, y colocó allí al hombre que había
formado. 9 Yavé Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles, agradables a la
vista y buenos para comer. El árbol de la Vida estaba en el jardín, como también
el árbol de la Ciencia del bien y del mal.

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PRIMER DOMINGO EN TIEMPO DE CUARESMA –A

3.1 La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yavé Dios
había hecho. Dijo a la mujer: « ¿Es cierto que Dios les ha dicho: No coman de
ninguno de los árboles del jardín?» 2 La mujer respondió a la serpiente:
«Podemos comer de los frutos de los árboles del jardín, 3 pero no de ese árbol que
está en medio del jardín, pues Dios nos ha dicho: No coman de él ni lo prueban
siquiera, porque si lo hacen morirán.» 4 La serpiente dijo a la mujer: «No es
cierto que morirán. 5 Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se
les abrirán a ustedes los ojos; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo
que es bueno y lo que no lo es.» 6 A la mujer le gustó ese árbol que atraía la vista
y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomó de su fruto y se lo
comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió.
7 Entonces se les abrieron los ojos y ambos se dieron cuenta de que estaban
desnudos. Cosieron, pues, unas hojas de higuera, y se hicieron unos taparrabos.
BLA

Estos versos comienzan con el vértice de la historia de la segunda creación en Génesis, la


creación de la humanidad, y terminan con la tentación y la caída de los primeros seres
humanos.

La historia es familiar. Dios forma al primer ser humano con barro de una primavera llena
de neblina. Y el soplo de Dios –su espíritu - le trajo vida. Dios puso al ser humano en el
exuberante jardín del Edén que tenía todos los árboles frutales, incluyendo el "árbol del
conocimiento". 2: 7-9

Los versos que faltan describen la belleza del jardín, la responsabilidad de la humanidad –
para cultivar las tierras, la cooperación de la humanidad en la creación –nombrando a los
animales –y la creación que distingue los géneros. (2: 10-25) El autor señala que la
primera pareja no sentía vergüenza de su desnudez.

La primera lectura continúa con la tentación. La serpiente diabólica sostuvo un diálogo con
la mujer. Él la tentó no solamente con la ilusión de la fruta deseable, también lo hizo con la
posibilidad de elevar su estatus. Los primeros seres humanos habrían tenido el estatus de
Dios, porque realmente sabrían el bien y el mal. Y nunca morirían.

Implícita en la tentación estaba la posibilidad de que Dios le mintiera a la pareja. Dios


insistió que el comer la fruta podría llevar a la muerte, porque conocer realmente el mal era
saber de la muerte. Pero, ¿cómo puede uno realmente saber de la muerte -es decir,
experimentarla –sin morir? La serpiente implicaba que era posible. Dios realmente mintió.
La primera pareja sería divina. Podría controlar la creación al igual que el Todopoderoso. Y
no iba a morir. Así, Eva comió el fruto y lo pasó a Adam. Adam comió. Luego la pareja sintió
vergüenza de su desnudez. 3: 1-7

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Ha habido muchas interpretaciones de la caída. Sólo una podría mencionarse en este punto.
La ilusión del malvado apeló al falso orgullo. Tal orgullo sustituyó a Dios. El sentido inflado
de la importancia había eclipsado a Dios y a otros. E hizo a la persona el centro de creación.

El ciclo de la ilusión y del orgullo es la causa de la tentación de todos. Somos todos


afectados con la tentación. Todos caemos en sus ilusiones y su inflado falso ego. Todos
hemos pecado.

La caída de Adán y Eva es un molde para los pecados que todos cometemos. Sin embargo,
en el ciclo de tentación-pecado se encuentra un rayo de esperanza. La posibilidad de que el
ciclo puede romperse. Que alguien, en algún lugar verá a través de la ilusión, rechazará el
impulso del ego y detendrá el ciclo muerto en sus pistas. Los cristianos encuentran a esa
persona en Jesús y ese lugar en el desierto, donde Satanás probó al Señor.

3.1 El autor quiere mostrar cómo se pasó de lo que Dios quería a lo que es actualmente la
realidad de una humanidad tan alejada del paraíso terrestre como ciega respecto a Dios.

Repitámoslo: “se pasó de lo que Dios quería”. El relato no quiere enseñar que el pecado del
primer antepasado destruyó un estado ideal que existía entonces, sino que indica lo que
sería si los hombres no sucumbiesen a una determinada tentación. El autor resalta tres
elementos del pecado arraigado en nuestra historia y en la libertad de cada uno: el árbol del
bien y del mal, la serpiente, el fruto que da el conocimiento.

El árbol del bien y del mal ya estaba en el jardín. El bien y el mal no significan en este texto
lo moralmente bueno o malo, sino lo que es agradable y provechoso, o bien fracaso y
sufrimiento. Ese árbol es el conocimiento de lo que somos y de cómo realizar todas las
aspiraciones. Dios ha mantenido al hombre en una cierta ignorancia del camino que lo
conduce a su destino de eternidad; únicamente pidió a Adán que confiara en él y que
obedeciera su Ley.

La serpiente es el Tentador –que en hebreo se dice Satanás. El demonio se ha transformado


entre nosotros en un fantasma de las películas de magia o de terror, pero la Biblia lo
muestra presente desde los comienzos, siendo el origen de las primeras tentaciones.

Respecto al fruto prohibido, no es que se trate de una manzana: en la cultura hebrea comer
el fruto de la sabiduría o de la locura es alimentarse de una cultura que llevará a la
verdadera sabiduría o a la de los espíritus llamados “libres” que terminan destruyéndose –
Pro 9,5.

¿De qué manera has andado en los pasos de Adán? ¿Cómo camina Cristo contigo ahora?

Salmo 51

¡Piedad de mí, Señor!

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Ante el Dios de verdad reconocemos el pecado que cometimos. No faltará la esperanza en


nuestra humillación, pues sabemos que él es capaz de crear en nosotros un corazón nuevo.

Para algunos – entre los cuales no faltan los cristianos – la palabra pecado está pasada de
moda. El pecado no sería más que una debilidad de nuestra naturaleza, o el producto de
malas estructuras sociales, y quienes pueden remediarlo serían los médicos junto con los
psiquiatras y sociólogos. Pero allí está la cruz de Jesús, que es la señal tanto de la
existencia del pecado como de su total destrucción.

En Juan 8:2-11, los fariseos arrastraron una adúltera ante Jesús. Exigían un juicio del
Señor, pero él respondió, "… Aquel que esté sin pecado, tire la primera piedra." ¿Por qué
todos ellos soltaron sus piedras y se fueron? En pocas palabras, ellos sabían que todos eran
pecadores, pero, más importante, ellos se dieron cuenta de que incluso el más pequeño de
sus pecados violaba la Ley y creaba una distancia entre ellos y Dios.

Todos somos pecadores. Nuestro pecado -por pequeño que sea –viola la Ley de Dios y su
voluntad para nosotros. Nuestro pecado coloca una barrera entre nosotros y Dios. Esta era
la idea clave de la Teología de Pablo. No podemos justificarnos nosotros mismos ante Dios,
porque un pecado es un pecado. Lo único que podemos hacer es apelar a Dios por su
misericordia y un retorno a su intimidad.

El Salmo 51 es una admisión de la culpabilidad y la apelación a la misericordia de Dios.


Mientras el líder ora en primera persona, el Salmo implica la adoración comunal. En otras
palabras, el líder habla en nombre de la nación en un momento de arrepentimiento.
Especialmente en esos tiempos, el Rey –o sumo sacerdote – y la nación eran como una
unidad.

¿De qué manera el pecado se inserta en el camino de tus relaciones?

3 Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón,


borra mi falta. 4 Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame
de mi pecado. 5 Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está
siempre ante mí; 6 contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo
a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no
hay reproche en el juicio de tus labios. 7 Tú ves que malo soy de
nacimiento, pecador desde el seno de mi madre. 8 Mas tú quieres
rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio. 9
Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más
blanco que la nieve. 10 Haz que sienta otra vez júbilo y gozo y
que bailen los huesos que moliste. 11 Aparta tu semblante de mis
faltas, borra en mí todo rastro de malicia. BLA

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En 51:3-11, el Salmo puede dividirse en una oración de misericordia -51:3-4, un


reconocimiento de la ofensa -51:5-7 –y, de nuevo, una oración de misericordia -51:9-11.

51:3: “Ten piedad de mí, Señor…” Dios no es amado o es mal amado: la experiencia del
perdón es la puerta de acceso al conocimiento de dios, como lo dirá Romanos 5-6. Y este
reconocimiento hará que en recompensa nos sea dado el Espíritu de Dios que nos entrega
a la vez la firmeza y la alegría.

51:8 “Tú quieres rectitud de corazón” Reconocer el pecado es entrar en la verdad. Un


corazón contrito será la prueba de nuestro amor; el clamor a Dios que crea un corazón
puro será la expresión de nuestra fe.

En el 51:9, “rocíame con agua”, una purificación con hisopo –unas ramas sumergidas en
agua, luego sacudidas ligeramente sobre la Congregación –era muy diferente que el lavado
en agua fría implícita en el 51:4 “que mi alma quede limpia de malicia” –la ropa
humedecida en la corriente y luego golpeada contra la roca en una secuencia. En el centro
del 51:5-7 hay un conocimiento profundo del mal que es la raíz del pecado. El cantante
conoce su pecado porque él lo ha experimentado. Siempre es consciente de su error,
incluso desde su concepción. Lo más probable es que era una metáfora de la culpabilidad,
por la cual el cantante sentía una bofetada contra la integridad moral de su madre. El 51:8
se destaca en esta sección, ya que reconoce que la sabiduría divina llega a un corazón
humilde; mientras la sabiduría humana implícitamente provenía de un corazón orgulloso.

12 Crea en mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mi interior


un firme espíritu. 13 No me rechaces lejos de tu rostro ni me
retires tu espíritu santo. 14 Dame tu salvación que regocija, y
que un espíritu noble me dé fuerza. 15 Mostraré tu camino a los
que pecan, a ti se volverán los descarriados. BLA

51:12-15 continúa la petición de misericordia; era una extensión del 51:9-11. Observa el
motivo de la plegaria por un corazón puro y un espíritu firme, ambos imitaban la firme
misericordia de Dios y dependían de su presencia/el Santo Espíritu (51:13-15); vivir la Ley
–y, por ende, una vida libre de pecado –depende de Dios. La vida en la presencia de Dios
es una definición clara de la salvación y la renovación espiritual -51:12. Como resultado, el
líder tendría la autoridad moral y espiritual para enseñar temas sobre el pecado y facilitar
su regreso a YHWH -51:13.

16 Líbrame, oh Dios, de la deuda de sangre, Dios de mi salvación,


y aclamará mi lengua tu justicia. 17 Señor, abre mis labios y

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cantará mi boca tu alabanza. 18 Un sacrificio no te gustaría, ni
querrás si te ofrezco, un holocausto. 19 Mi espíritu quebrantado a
Dios ofreceré, pues no desdeñas a un corazón contrito. BLA

Los versos 51:16-19 convierten la petición de misericordia hacia la alabanza. "Líbrame de


la deuda de sangre, oh Dios, Dios de mi salvación; entonces mi lengua cantará con gozo tu
justicia." No se trata de una sentencia condicional –“si haces esto para mí, haré esto para
ti"; pero si de un reconocimiento que, para el Judío, sólo el ser vivo puede alabar al Dios
Viviente. Más importante aún, estos versos reconocen que sólo el humilde puede
verdaderamente alabar a Dios; el altivo y el soberbio están tan llenos de sí mismos, que
solamente pueden ofrecer meras palabras de alabanza.

51:16, “líbrame o Dios de la deuda de sangre…” el mal o los crímenes que hemos cometido
nos hacen temer la muerte, que llevamos con nosotros. De ahí ese deseo de reparar, de
hacer de nuevo, de salvar a los demás: “mostraré tu camino a los que pecan -51:15. Pero
eso va a depender de Dios más que de nosotros.

20 Favorece a Sión en tu bondad: reedifica las murallas de


Jerusalén; 21 entonces te gustarán los sacrificios, ofrendas y
holocaustos que se te deben; entonces ofrecerán novillos en tu
altar. BLA

Los Versos 51:20-21 son probablemente una adición al Salmo después que los Judíos
regresaron desde el exilio Babilónico. Estos versos, sin embargo, son apropiados para una
nación cuyo retorno había sido un acto de perdón divino por el pecado comunal. En el
espíritu del Salmo, Dios les había dado una segunda oportunidad y ellos pretendían
utilizarla para el verdadero culto en el Templo.

El cantante de los Salmos habla en nombre de la nación. Parece decir, "yo soy un pecador;
todos somos pecadores. Ten piedad de nosotros, Señor." Su petición, sin embargo, es más
que un deseo para una segunda oportunidad. Es una petición sincera para experimentar de
nuevo la presencia de Dios.

Todo el Salmo está lleno de una atmósfera de serenidad, pues Dios no quiere la muerte del
pecador, sino que viva. Y el pecador, perdonado y seguro del perdón incesante de Dios,
será, en medio del mundo amargado y pesimista, el testigo de la misericordia divina.

Acerquémonos a Dios y busquemos, no sólo su perdón, sino también su intimidad. Cada


vez que en la Iglesia recibimos el sacramento del perdón, encontramos a Jesucristo, al

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Salvador que intercede por nosotros y al Padre que perdona. Cada una de nuestras
confesiones es una celebración gozosa de Dios misericordioso, y la fuente de todas las
renovaciones.
¿De qué manera has buscado el perdón y la intimidad del Señor? ¿Cómo te ayuda el
perdón de Dios en tus relaciones con los demás?

SEGUNDA LECTURA, ROMANOS 5:12-19

Adán y Cristo

Tratemos de seguir el pensamiento de Pablo, pues se lanza aquí tras una nueva pista.

12 Pues bien, un solo hombre hizo entrar el pecado en el mundo, y por el pecado
la muerte. Después la muerte se propagó a todos los hombres, ya que todos
pecaban. 13 No había Ley todavía, pero el pecado ya estaba en el mundo.
Mientras no había Ley, no se podía inculpar al pecador, pero no obstante el
pecado estaba en el mundo. 14 Por eso, desde Adán hasta Moisés, la muerte tuvo
poder, incluso sobre aquellos que no desobedecían abiertamente como en el caso
de Adán, siendo todo esto figura del que estaba viniendo. 15 Así fue la caída, pero
el don de Dios no tiene comparación. Pues si todos mueren por la falta de uno
solo, la gracia de Dios se multiplica más todavía cuando este don gratuito pasa de
un solo hombre, Jesucristo, a toda una muchedumbre. 16 No hay comparación
entre el pecado de uno y el don de Dios en la hora presente. Pues el juicio de un
solo pecado terminó en condena, pero el perdón de muchos pecados termina en
absolución. 17 Y si bien reinó la muerte por culpa de uno y debido a uno solo, con
mucha mayor razón gracias a uno solo, Jesucristo, todos aquellos que aprovechan
el derroche de la gracia y el don de la “justicia” reinarán en la vida. 18 Pues si es
verdad que una sola transgresión acarreó sentencia de muerte para todos,
asimismo la re-absolución merecida por uno solo procuró perdón y vida a todos.
19 Y así como la desobediencia de uno solo hizo pecadores a muchos, así también
por la obediencia de uno solo toda una multitud es constituida “justa”. BLA

En los dos primeros capítulos de su carta a los Romanos, Pablo demostró que sin la fe en
Cristo los hombres vivían en el pecado, incluidos los judíos que habían recibido la palabra de
Dios. Luego afirmó que la salvación no se encuentra en la obediencia a una ley, sino en la
fe. Sólo así somos reconciliados con Dios y entramos en una relación de amistad con él que

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nos encamina hacia el fin de toda vida humana, fin que consiste en participar de la «Gloria»
de Dios, de su vida eterna.

Pero ahora Pablo amplía el horizonte. Jesús vino no sólo a reconciliar a los pecadores, a
muchos pecadores, sino a salvar a la humanidad como a un todo. En términos modernos se
diría que vino a salvar a la historia humana. En términos bíblicos, vino a salvar a «Adán».

Para Pablo, como para los judíos de su tiempo, Adán es tanto el primer hombre creado por
Dios como la humanidad entera. Los «hijos de Adán» forman una sola cosa con aquel cuyo
nombre llevan –o al que se le llamó “Hombre”, como a ellos. Desde el comienzo de la
humanidad hasta nuestros días es el mismo Adán desconfiado, rebelde y violento.

5:12 “Un solo hombre hizo entrar el pecado en el mundo”. Pablo se refiere al relato del
Génesis, pero no es para insistir, como lo han hecho otros después de él, en la importancia
de un pecado cometido por el primer hombre. Jesús se olvidó de hablarnos de esa falta que
nos conduciría al infierno, y lo que decía la Biblia antes de Él era muy matizado (ver Sab.
10,1; Sir 49,16). Pablo trata de demostrar aquí que estamos atrapados por una doble
solidaridad: en Adán todos los hombres son pecadores; en Cristo, todos son reconciliados.
Dios creó el mundo y lo visitó para salvar a la raza humana como un solo todo, unida a
Cristo. Es por esto que Pablo contrapone el primer padre de los relatos antiguos con el que
es el primero en el plan de Dios.

5:12 “todos pecaban” Según Pablo, el pecado es la causa de la muerte. Pero, el texto no
explica la relación entre pecado y muerte con la humanidad. ¿Es el pecado hereditario como
la muerte –es decir el “pecado original”? O, está la muerte presente porque la humanidad
ha profundizado en el pecado y no puede escapar la autoridad del mal? La frase “todos
pecaba” implica herencia. La frase “todos pecaban” implica la presencia de la incapacidad de
la humanidad para escapar al pecado.

Los apóstoles afirmaron que la humanidad está en un estado de enajenación. Para


hablarnos de ello, Juan se sirve de dos expresiones: «el mundo» y «el príncipe de este
mundo», que es el demonio –véase Jn. 3,16 y 1 Jn 2,15. Pablo, por su parte, nos va a
hablar del «pecado». En esos párrafos, el Pecado significa el conjunto de las fuerzas que
aprisionan a una humanidad que es conducida al mal. No somos totalmente responsables de
pecados que cometemos muchas veces sin quererlos realmente (7,16-24), y esa es la
prueba de nuestra esclavitud o alienación. Y el Pecado ya se encuentra en nuestra dificultad
para reconocer la verdad y para juzgar según la verdad: no somos hijos de Dios por
nacimiento.

Todos somos pecadores y no parece haber una salida. Afortunadamente, Dios siempre
proporciona una válvula de escape. Cuando confiamos en Dios por medio de la persona de
Jesucristo, encontramos libertad de nuestra condición humilde. ¡Nos encontramos con La
Gracia, ese regalo de la vida misma de Dios!

5.14 “…Siendo todo esto figura del que estaba viniendo...”. Pablo opone otra imagen a la
visión del destino humano que nos propone el Génesis CC 2 y 3: la de Cristo crucificado. A

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la escena del pecado junto al árbol prohibido, Pablo opone la de la redención que se cumplió
en el árbol de la cruz. En la primera escena había tres personajes: el hombre –Adán, el
pecado –la serpiente, y la muerte. En la segunda hay cuatro: el hombre –Cristo, el pecado,
la muerte y la justicia –o la vida reordenada por Dios.

5.15: “La gracia de Dios se multiplica más todavía”. Los efectos del pecado aumentan más y
más. Hoy nos sentimos aplastados e impotentes ante las heridas de nuestra sociedad, ante
las zonas de violencia. Pero Pablo ve la grandeza del don de Dios, pues mientras la
humanidad crece y el pecado dispone de medios cada vez más poderosos para imponerse,
Dios llama a más y más personas a librarse de la servidumbre del mal.

Hay aún más en ese párrafo tan complicado; Pablo afirma que la redención de Cristo no se
limita a corregir nuestras faltas. Dios no se contenta con ayudarnos a salir del mal, sino que
nos llama a Él y, al mismo tiempo que levanta a los hombres, los invita a reinar, es decir, a
compartir su propia Gloria.

5:16-17. Pero aun cuando el rol del primer antepasado quede muy en el misterio, Pablo nos
dice claramente que la humanidad naturalmente no está en paz con Dios, y que ella no
puede conseguir su fin si no es salvada por Cristo. No digamos que es mala, pues la creó
Dios. Tal vez habría que recordar que la historia de Occidente estuvo profundamente
marcada, en los siglos 16 y 17, por las discusiones sobre el pecado y la gracia. Se dijeron
entonces tales barbaridades –como que Dios habría condenado a todos los hombres al
infierno debido al pecado de Adán, –que vino la reacción en forma de un ateísmo agresivo,
que quiso librarse de un Dios tan caprichoso y agresivo. Y fue entonces cuando se sostuvo
que el hombre era bueno y únicamente la sociedad lo volvía malo.

5.17: “El derroche de los dones de Dios para los que han de reinar”. Cristo nos reúne por su
sacrificio y viene a ser el nuevo jefe de la humanidad. Pablo pensaba ante todo en la
salvación de los que escuchan el evangelio y creen en Cristo y en su Iglesia. Pero si Cristo
es el nuevo Adán, y si salva a un mundo de pecadores, no es sólo el jefe de los creyentes,
sino de toda la humanidad. Todos siguen siendo arrastrados por la corriente del mal, pero
todos son salvados en conjunto por Cristo, en la medida en que se hacen solidarios con su
obra. Quien no toma parte en esta tarea de levantar a sus hermanos, pierde la salvación,
porque no se trata de «mi» salvación, sino de la salvación de Adán.

¿Por qué tenemos esta libertad? En pocas palabras, Dios decidió liberarnos de una situación
autoimpuesta. La humanidad –fundada en el modelo Adam –quería jugar a Dios, para
controlar la situación, para experimentar el falso fruto del mal. Pero Dios nos ha enviado un
nuevo modelo para la humanidad, una persona que obedeció al padre. A través de su
fidelidad, vemos la vida sin mal. Cuando estamos con él, somos libres.

Esta fue la visión de Pablo en su carta a los romanos. A pesar del lenguaje repetitivo e
incluso tortuoso, Pablo hizo su punto bien claro. El pecado es una realidad que conduce a la
muerte, el mayor mal. La humanidad fue inundada en pecado, una realidad que se extiende
como una enfermedad; pero esto no era la intención de Dios. No, el deseaba la vida para su
creación, una vida con él. Por lo tanto, su regalo fue su vida, un poder tan grande superó el
mal y la muerte. Su regalo puede encontrarse en su hijo, Jesús.

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PRIMER DOMINGO EN TIEMPO DE CUARESMA –A
Pablo utiliza un lenguaje jurídico a lo largo de este pasaje. En una corte real, el rey juzgaría
a una persona digna o indigna. El digno se situaría delante del rey, en alianza con el rey. El
digno disfrutaba de los beneficios de esa posición. Pero el indigno era condenado, eliminado
de la presencia del rey. Tal remoción significaba una pérdida de estatus y favor. Significaba
que otros lo aislarían en el mejor de los casos. En el peor de los casos, el indigno sería
exiliado –pérdida de la comunidad o ejecutado. Tal era el poder del rey.

Como Pablo vio la situación, el pecado había entronizado la muerte. La guadaña era el
monarca. El juzgaría a todos los indignos y condenados a muerte. Pero, Pablo vio al Señor
resucitado como aquel que destronó a la muerte. En su lugar, reinaría Dios. Todos los que
pongan su confianza en Dios y su hijo podrán ser absueltos de la pena de muerte. Aún más
importante, serían restaurados a un lugar en la corte real de Dios. Disfrutarían de los
privilegios y beneficios del favor divino.

La fe en Dios nos da una nueva perspectiva. Hay una manera salir de nuestro estado. El mal
puede ser derrotado, porque ya ha sido derrotado. A pesar de las actuales perspectivas, la
obra de Cristo nos da esperanza. Él ha estado donde nosotros nos encontramos ahora. ¡Y él
nos puede llevar a la victoria!

¿Cómo Dios te da esperanza? ¿Cómo te conforta tu fe en Cristo en los tiempos oscuros?

EVANGELIO, MATEO 4:1-11

Jesús es tentado en el desierto

El Evangelio nos presenta este encuentro entre Jesús y el tentador –esto es lo que quiere
decir Diablo –como una discusión entre maestros de la Ley, basándose en textos bíblicos;
tal vez quiere sugerir que hasta los mismos textos bíblicos pueden engañar si falta el
espíritu de obediencia a Dios.

¿Cuáles son las pequeñas delicias que te tientan? ¿Son difíciles de resistir? ¿Por qué?

Dieta o indulgencia. Ejercicio o relajación. Gestión fiscal o un poco de extravagancia. El lujo


nos tienta a ceder y a disfrutar de la vida. Cada pequeña tentación, sin embargo, expone los
medios (el "cómo") de una tentación más grande. El encuentro de Jesús con Satanás detalla
los medios y la sustancia de la tentación.

Al igual que Lucas, Mateo presentó la tentación de Jesús en tres áreas: alimentos, obras
poderosas y poder. Cada una representa un estilo de mesianismo que Jesús rechazó. En su
negación de cada uno, Jesús definió qué tipo de Mesías sería.

1 El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo, 2 y
después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió
hambre. 3 Entonces se le acercó el tentador y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, ordena
que estas piedras se conviertan en pan.» 4 Pero Jesús le respondió: «Dice la
Escritura: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de

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la boca de Dios.» 5 Después el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso en la
parte más alta de la muralla del Templo. 6 Y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de
aquí abajo, pues la Escritura dice: Dios dará órdenes a sus ángeles y te llevarán en
sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna.» 7 Jesús replicó:
«Dice también la Escritura: No tentarás al Señor tu Dios.» 8 A continuación lo
llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todas las naciones del mundo con
todas sus grandezas y maravillas. 9 Y le dijo: «Te daré todo esto si te arrodillas y
me adoras.» 10 Jesús le dijo: «Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás
al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás.»11 Entonces lo dejó el diablo y se acercaron
los ángeles a servirle. BLA

4,1: “Cuarenta días” Tanto la cifra como el retiro aparecen en la vida de Moisés y de Elías:
Éx 24,18; 1Re 19,8.

Después de la declaración pública del bautismo de Juan y la revelación de Dios, el Espíritu


llevó a Jesús en el desierto para responder a una pregunta: “¿qué tipo de Mesías será?" al
habilitar a Jesús para definir su identidad pública, el Diablo cooperó con la voluntad de Dios.

Tal retiro después de una declaración pública no era desconocido en el Nuevo Testamento.
Después de que Pablo declaró su fe en Cristo en Damasco, se retiró de la vista en Asia
menor durante tres años –véase Gálatas 1:1-22.

El desierto empezaba a las puertas de Jericó, que está inmediatamente a la salida del valle
del Jordán. Está claro que Jesús contó esa tentación interior a sus discípulos en forma de
imágenes para que pudieran retenerla.

La tentación en el desierto resume en pocas palabras las tentaciones que Jesús iba a
conocer a lo largo de su ministerio. Los opositores le pedirían signos y milagros –Mt 12,38;
Jn 6,15; 7,3; 12,27, y sus propios discípulos lo invitarían a cuidarse mejor –Mt 16,22. Jesús
conoció las dudas y la ausencia de Dios como en Getsemaní, y si bien los apóstoles afirman
la divinidad de Jesús, no por eso olvidan atestiguar que ha sido probado en todo como
nosotros, sin que por eso hubiera pecado –Heb 4,5.

4:3 Proporcionar pan para las masas hizo eco del regalo de Dios del Maná al pueblo en el
éxodo; y la multiplicación de los panes, especialmente en Juan 6. Observa de cómo la gente
malinterpreta el regalo que Dios les dio en el pan. El reconocimiento se convirtió en una
expectativa que podía ser manipulado y servir para manipular. La expectativa no es fe.

4:4 Es una cita del Deuteronomio 8:3.

4:5 "… la parte más alta de la muralla del templo..." No sabemos lo que esta frase
significaba, puesto que el templo ya no existía. Sin embargo, el contexto parece indicar un
punto alto en el edificio. Mateo pudo haber sido influenciado por el Salmo 91:4:

Te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio. BLA

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PRIMER DOMINGO EN TIEMPO DE CUARESMA –A

Este fue el Salmo mismo diablo citado de en el siguiente verso.

4.6: El Salmo 91:11a, 12. Los dos versos se citan por separado porque falta Salmo 91:11b
"…que te escolten en todos tus caminos.”.

4.7: Deuteronomio 6: 16. El contexto original del verso –Biblia de los Setenta – se refiere a
las personas, no al diablo. En este caso, Jesús señaló su comentario a la gente de abajo, no
al Diablo mismo, que no adoraría voluntariamente al Señor.

4:8 "las naciones del mundo" es literalmente "los reinos". El verso hizo hincapié en cada
área del mundo conocido, no sólo los reinos formales.

4:10 "Adorarás... servirás" La fuerza del futuro es tan inmediata, es como un orden. Por lo
que puede traducirse el verso como: "Adora a Dios" Sólo servirle a él"

Al contar estas tentaciones, Jesús las expresó con imágenes que recuerdan las del pueblo
hebreo en el desierto –Ex 16,2; Ex 17,1; Ex 32. En las aguas de Mará murmuró contra Dios
que lo guiaba por un camino difícil; luego puso a prueba a Dios: “¿Por qué no hace un
milagro por nosotros?” Por último, cambia a Dios, su gloria, por otro dios que se hace a su
medida, el ternero de oro. Y Jesús responde citando tres textos del Deuteronomio, un libro
que se detiene en las rebeliones del pueblo de Dios en el desierto.

Antes de que nos fijamos en la tentación misma, debemos responder a la pregunta: ¿por
qué somos tentados? Para probar nuestro verdadero carácter. A veces necesitamos pruebas
incluso después de una experiencia de Dios que cambia la vida. Después de una revelación
tan cegadora, podríamos buscar un retiro para colocar la información en el contexto de la
vida. El retiro nos proporcionaría un tiempo de prueba, un tiempo para encontrar nuestra
determinación personal. El Espíritu vino a Jesús en su bautismo, el espíritu lo llevó –
literalmente, "expulsó” –a Jesús a retiro en un desierto por lo que podría, en efecto,
medir su propia voluntad, 4: 1-2

Allí, Satanás habría probado a Jesús no sólo con alimentos, hechos poderosos y poder.
Satanás tentó al Señor con tres diferentes puntos de vista populares del Mesías: Cuidador
amoroso, obrador de maravillas y fuente de poder. En el primer escenario, Satanás desafió
a Jesús con su título bautismal –y vino una voz de los cielos, diciendo: "«Este es mi Hijo, el
Amado; en él me complazco.» BLA Mateo 3:17. Si Jesús era verdaderamente el hijo de Dios,
declaró Satanás y, entonces, podría proporcionar alimentos para él y para toda la gente.
Podría llegar a ser el proveedor de las necesidades materiales. Sin embargo, Jesús
respondió con Las Escrituras –Deuteronomio 8: 3. La salvación no se puede encontrar en los
bienes materiales –alimentos, ropa, vivienda; sólo se puede encontrar en una relación de fe
con Dios. 4: 3-4. El Mesías no ofrecería una red “social de seguridad".

“¡Está bien!," parecía decir el Diablo, "demuéstrame que tu Padre es digno de confianza.
Tírate abajo desde el punto más alto del templo, si realmente eres el hijo de Dios, tu padre
debería salvarte "Satanás desafió no sólo un título de Jesús, que puso a prueba la relación
de confianza que el título trae implícito. El hijo no sólo se pondría a sí mismo en las manos
del Padre, como un asunto privado, también colocaría esa confianza en otros de manera que
demostraría el camino al Padre. La prueba de confianza, entonces, debe ser pública.

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PRIMER DOMINGO EN TIEMPO DE CUARESMA –A
Utilizando el mismo modo de argumentación que Jesús empleó en la primera tentación,
Satanás incluso citó Las Escrituras para enfatizar su punto –Salmo 91-12. 4:5-6

Satanás estaba a medias en lo correcto. Jesús demostraría su confianza en el Padre en


público; pero, Satanás quería una gran señal maravillosa que llevaría a la gente sólo a
Jesús. Sorprendido, el pueblo alabaría al obrador de maravillas. Entonces, se inflaría el
orgullo de Jesús y el Padre sería atrapado haciendo la voluntad del Hijo. Al final, Satanás
habría conquistado el poder del Padre a través de Su Hijo, y, habría utilizado el orgullo para
tomar parte con parcialidad entre ellos. El Ministerio del Hijo terminaría incluso antes de que
empezara.

Por supuesto, Jesús vio mediante el engaño; ¡Dios no puede ser tentado, de lo contrario no
sería Dios! Utilizando las escrituras -Deuteronomio 6:16, Jesús declaró este hecho
obvio.7:4.

Por último, Satanás tentó a Jesús en la cima de una montaña, un símbolo de estrecho
contacto con Dios. El Diablo tuvo la audacia de tentar a Jesús en presencia de su Padre no
apuntando hacia arriba –a Dios, sino señalando hacia abajo –para el mundo. Incluso dentro
del tan cercanía a Dios, Satanás intentó usurpar su lugar. "Adórame", parecía decir el Diablo
"y se la fuente de todo poder mundano. Se mi hijo, no el suyo." 4: 8-9

De nuevo, Jesús rechazó el avance de Satanás a través de Las Escrituras –Deuteronomio


6:13. 4:10 Al final, Satanás no podría utilizar los antojos físicos, el orgullo, o la lujuria para
poder hacer caer a Jesús en contra de su Padre y su Misión.

4.11: Después de rechazar la tentación, Jesús encuentra una inexpresable plenitud. Su


corazón limpio le da acceso a un mundo espiritual, tan real como los seres y las cosas que
nos rodean, pero que escapa a la mirada del hombre. Ahí, siendo El Hijo, es rey entre los
espíritus servidores de su Padre –Heb 1.

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