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Que fácil fue tocar el cielo la primera vez,

cuando los besos fueron el motor de arranque,


que encendió la luz que hoy se desaparece.
Así se disfraza el amor para su conveniencia,
aceptando todo sin hacer preguntas,
y dejando al tiempo la estocada a muerte.
Nada más que decir,
sólo queda insistir…
Dilo….
Fuiste tú,
la luz de neón del barrio sabe que estoy tan cansada,
me ha visto caminar descalza por la madrugada.
Estoy en medio del que soy y del que tú quisieras,
queriendo despertar pensando como no quisiera.
Y no me veas así, si hubo un culpable aquí…
Fuiste tú.

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