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Prélogo: El caso Unocal uunea antes habfa pasado algo igual. El 22 de junio de 2005, tuna empresa petrolera china controlada por el Estado, CNOOC Limited, anuncié una oferta de 18.500 millones de d6- lares por la Unocal Corporation, una compaiia energética esta~ dounidense de 115 anos de antigtiedad, que poseia importantes reservas de petroleo y de gas natural en Norteamérica y en Asia, Es: oferta no solicitada (la mayor que haya hecho en la historia tuna empresa china por una companfa extranjera) conmocioné to- talmente a la comunidad empresarial internacional. Sobrepasaba en varios miles de millones de d6lares cualquier otra oferta de ab- sorcién que hubiera hecho China en su historia, representaba el primer intento de este pats para hacerse con una importantisi- ma empresa estadounidense productora de energia, y hacia que CNOOC Lid. entrase en competencia directa con la Chevron ‘Corporation (la mayor compana petrolera de Estados Unidos), que también habia hecho una oferta a Unocal. Aunque ambas partes pregonaban las ventajas econémicas de sus respectivas offr- tas, al final fue fa geopolitica y no el precio superior lo que deci- dié el resultado, Temiendo la pérdida de unas valiosas reservas de cenergia que podria arrebatar una empresa respaldada por el Esta do chino, los republicanos lograron aprobar por el Congreso un proyecto legislative para impedir la adquisicién de Unocal por parte de los chinos. En el pasado hubo otras empresas extranjeras a las que se les permitié adquirir importantes propiedades energéticas estadouni- denses, especialmente en 1990, cuando una companta petrolera propiedad del Estado venezolano, Petréleos de Venezuela, 8. A., ul PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES. adquitié Cities Service (hoy dia CITGO), junto con sus refine- rias y estaciones de servicio. Pero la oferta de CNOOC llegé en un momento en que el pais estaba preocupado por el creciente poderio econémico de China y por el precio de la gasolina, que iba en aumento. Ambas cuestiones se amalgamaban en cl pensa- miento popular, porque hacfa poco que China habia entrado en escena como gran consumidor de petrdleo, y ya se la empezaba a vincular con el aumento mundial del precio del carburante. La batalla por Unocal coincidié también con la aparicién del ‘malestar norteamericano muy extendido sobre lo mal repartido que estaba el suministro mundial del petréleo. A lo largo del siglo XX, ¢l suministro de petréleo habla mantenido el ritmo, en general, de la demanda internacional, dado que los stocks ener- géticos mundiales seguian siendo abundantes... y asequibles. De hecho, el petréleo barato habia potenciado la hegemonia esta- dounidense, que parecié alcanzar su apogeo en 1991, con la de- saparicién del otro superpoder de la época, la Unidn Soviética. Sin embargo, apenas diez altos después, Estados Unidos empez6 aver que alguicn desafiaba su preponderancia, no debido a la apa~ ricién de un superpoder que pudiera estar a su altura sino a un fe- némeno totalmente nuevo. Aunque atin confiaba plenamente en su superioridad militar, Estados Unidos se enfrentaba a una re- duccién inminente en el suministro de petréleo, al mismo tiempo que empezaba a depender mas de la energia importada, un pro- eso que lo obligaba a depender de proveedores extranjeros, poco amistosos (0 poco fiables), y que lo llevé a competi implacable~ mente con otras naciones carentes de petréleo, como China. Se~ _giin numerosos expertos en energia, la industria petrolifera mun- dial ya no podfa aumentar la produccién a la par que crecia la ‘demanda; algunos llegaron a predecir un descenso inminente de la produccién, «EI mundo pronto empezara a quedarse sin petr6- leo barato y producido convencionalmente», auguraba el profesor David L. Goodstein, fisico del California Institute of Technology yautor de Out of Gas Aunque otros analistas discreparon de esta 2 Prologo: El caso Unocal vision pesimista, el punto de vista de Goodstein lo respaldaron su- ficientes expertos como para afiadir urgencia al debate sobre el destino de Unocal, En 2005 Unocal, el objeto de toda esta controversia, ya no ere uno de los jugadores importantes en el mercado petrolifero doméstico estadounidense, dado que hacia tiempo que habia ven- dido su distintiva cadena de estaciones de servicio «Union 76» a ConocoPhillips. No obstante, aiin posefa grandes depésitos de pe:réleo y gas sin explotar en Asia y Norteameérica, lo cual la con- vertfa en un objetivo apetecible para cualquier empresa (0 pats) que buscase reservas adicionales de hidrocarburos como protec- ci6n frente a una escasez futura. Dados los relativamente escasos campos sin explotar aptos para sacarles partido, una gran via de cexpansién para los gigantes de la energia radiea en la adquisicion de yacimientos de petrdleo y gas propiedad de empresas mas pe- ‘quenas Unocal, que poseia unos 1.700 millones de battles de «equivalente de petrOleo» en reservas demostrables —unas dos quintas parte de petréleo auténtico y otras tres de gas natural—, estaba en el punto de mira de muchas empresas ansiosas, tanto en Estados Unidos como en el extranjero. El hecho de que sus ma yores depésitos estuvieran situados en Asia, el segmento de creci- miento més répido del mercado de la energia mundial, aftadia atractivo a la compaiia.? La oferta de CNOOC Lid. llegé cuando el futuro de Unocal ya parecia decidido. En abril de 2005, Chevron habfa entrado en €l juego con una oferta de 16.500 millones, superando con ella a tors los anteriores postores, y pocos analistas dudaban de que el acaerdo legaria a buen puerto. Algunos incluso sugitieron que Chevron estaba pagando mis de lo que valia Unocal, de tan de~ sesperados que estaban sus directivos por obtener nuevas fuentes de hidrocarburos en un momento en que la compania extrafa més petrdleo y gas de sus reservas existentes del que podian equilibrar can el descubrimiento de nuevos yacimientos.* En una conferen- cia pronunciada en febrero de 2005, considerada como un punto a PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTE: de inflexién en la historia de la industria petrolifera estadouniden se, ef director ejecutivo de Chevron, David O'Reilly, dijo a sus asociados superiores que ya no era posible suponer que las reser- ‘vas mundiales de hidrocarburos iban a seguir creciendo indefini- damente, y que los antiguos yacimientos de Chevron podrian sus- tituirse adecuadamente por nuevos depésitos. Vista bajo esta luz, la oferta desmesurada que hizo Chevron por los yacimientos por cexplotar de Unocal parecia totalmente légica.® ‘Como era de esperar, la oferta de Chevron recibié enseguida Ja aprobacién del Gobierno estadounidense. Entonces, cuando s6lo faltaban seis semanas para que los accionistas de Unocal vota- sen la adquisicion, CNOOC entré en escena, Es comprensible que buena parte del personal de Chevron’s San Ramén, California, ast como en oficinas gubernamentales de Washington, se preocupasen. Un titular del New York Times anunciaba: «Los accionistas, asom- bracios por la oferta china». El articulo segu‘a diciendo: «Los fan- lonarios y muchos legistadures b consecuencias de la venta». El Times comentaba que, si bien los di- rigentes norteamericanos hacia tiempo que hablaban en términos _generales sobre los beneficios de! aumento del comercio chino-es- tadounidense, ninguno de ellos habfa pensado ni remotamente que una compaiia china quisiera hacerse con unos recursos energéticos estadounidenses considerados vitales para la economfa.* Por su parte, CNOOC Ltd. enfatiz6 los aspectos puramente comerciales de la transaccién, Esta compafia, una subsidiaria de la ‘China National Offshore Oil Corporation, controlada por el Go- bicrno (tanto la matriz como las filiales se Haman CNOOC), ha- ba intentado durante mucho tiempo forjar vinculos de colabora cién con empresas energéticas extranjeras, y se cnorgullecia de st forma de administracién de estilo occidental.” Su presidente, Fu CChengyu, subrayaba esta postura en una carta enviada a los eject tivos de Unocal, sefalando que «la propuesta amistosa y mera ‘mente econémica» de su empresa «es francamente positiva para los accionistas de Unocal».* Fu también prometia conservar los 1 quctdado annonadlados por las “ Prologo: El caso Unocal puestos de todos los trabajadores de Unocal en Estados Unidos, y hacer otras concesiones a los accionistas de la compaitia.? Iamersa de repente en una puja belicosa de alto nivel con una empresa extranjera muy rica, Chevron intent6 de inmediato des- baratar la oferta china. En lugar de pujar més alto, como parecian indicar las normas del mercado, Chevron lanz6 wna contraofen- siva politica. Primero solicits que el Gobierno federal sopesara cuidadosamente las consecuencias geopoliticas de la venta a una ‘empresa propiedad del Gobierno chino, lo cual garantizaba un di- latado proceso de evaluacién; después informé a los accionistas de Unocal que semejante anilisis —que s6lo se iniciarfa si Unocal aceptaba la oferta china— se demoraria muchos meses, y podria acabar con la descalficacion de CNOOC y la posible devaluaci6n de las reservas de Unocal. Para presentar un caso s6lido en Washington, Chevron reunié un formidable equipo de miembros de grupos de presién y efec~ tivos de relaciones piiblicas. Entre ellos se contaban Wayne L. Ber ‘man, una figura clave en el Grupo Federalist, una organizacion y ‘grupo de presién republicana con vinculos estrechos con Ia admi- nistracién Bush, y Drew Maloney, maximo miembro de un lobby republicano y ex director legislativo del republicano Tom DeLay, ‘un poderoso legislador tejano que, tras haber gozado de un gran pode:, dimiti6 de su cargo cuando le acusaron de actividades re ‘audatorias ilegales.! La empresa también confié en el apoyo de alguros miembros del Congreso, sobre todo el también republica- no Richard W. Pombo (diputado por California), que entonces era presidente del House Natural Resources Committee y un receptor favorzcido de las donaciones politicas de Chevron. ‘A medida que se iba desarrollando el drama de Unocal, pron:o fue evidente que iba a ser una batalla empresarial sin pre- cedlentes en la historia de Estados Unidos. Aunque la oferta de la CNOOC se contaba entre las mas cuantiosas que hubiera ofreci- do jamas una empresa extranjera para optar a otra estadouniden- s¢, le que dominé los titulares fueron los aspectos politicos antes 15 PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES. que los financieros, En un entorno en el que la oferta de la CNO- OC se podia presentar como una expresién peligrosa de la deter- ‘minacién por parte de los chinos de convertirse en un poder eco- némico crucial a expensas de Estados Unidos, fue relativamente sencillo reescribir la lucha entre empresas como una cuestiOn de seguridad nacional, algo que ponia en peligro la seguridad y la su pervivencia nacionales. Se argumentaba que, dado que para la ‘economia estadounidense era esencial garantizar el suministro co- pioso de energia, cualquier acto que pudiera reducir ese flujo su- pondrfa una amenaza automitica a los intereses vitales de seguri dad nacional.!? Esta dimensién «de seguridad nacional» se planted por pri mera vez en la Camara de Representantes el 28 de junio, seis dias después de que CNOOC anunciase su oferta, El congresista re publicano Joe Barton, de ‘Texas, presidente del Comité de Ener- gia y Comercio, envié una carta al presidente Bush pidiéndole que bloquease la venta Ta earta decia: «Te urgimos a que prote- ja la seguridad nacional estadounidense aseguréndose de que ‘unos recursos energéticos vitales para nuestra naci6n no se vendan al Gobierno chino.!* Dos dias después, un grupo de demécratas se uni6 a la moci6n, junto con una considerable mayoria de repu: blicanos. Respaldaron la Resolucién 344 de la Camara, una medi- da no vinculante que solicitaba al presidente que realizara un and- lisis exhaustivo de las implicaciones econémicas y de seguridad de la oferta china, Destacando que el petréleo y el gas natural eran «recursos estratégicos», y que la demanda mundial de energia se hallaba «en el momento mas alto de toda Ia historia», la resolu- cién afirmaba que era probable que CNOOG canalizase los eru- ciales recursos energéticos de Unocal hacia el régimen chino, po- nicndo en peligro «la seguridad nacional de Estados Unidos. '* Quienes se opontan al negocio intentaron luego blandir un arma més potente y vinculante: una enmienda de 1988 poco co- nocida, la Exon-Florio, que autorizaba al poder ejecutivo a exa- minar cualquier inversion extranjera en el pais que pudiera tener 16 Prélogo: El caso Unocal consccuencias potenciales para la seguridad nacional, y a blo- quear las que considerase perjudiciales para Jos intereses del pais. Con objeto de allanar el camino para la intervene bermmental, los oponentes republicanos a la fusion organi una vista para el 13 de julio ante e] House Armed Services Com- mittee. Muchos de los temas que desde entonces han dominado 1 debate piblico sobre la politica energetica estadounidense na- cieron en aquella reunién: que los recursos de petréleo y de gas natural son finitos y posiblemente incapaces de cubrir las necesi- ddades crecientes norteamericanas ¢ internacionales; que China se estaba afianzando como el rival mas importante de Estados Uni- dos en la lucha por hacerse con las reservas de petréleo y de gas a\in por explotar en el mundo; y que esa lucha podria conducir al- gin dfa a un conflicto violento. «En un mundo en el que [los re- cursos energéticos] son sin chuda finitos, y posiblemente decre- cientes —testifieé, el consultor del Pentgono Frank J. Gaffney Jeers cdiconivimotineviiablembnfeseniaachmotda/cobden con la China comunista, sobre todo si la demanda mundial de pe- tréleo se acerca al crecimiento proyectado del 60 por ciento en los proximos 20 aitos.»!* Frente a una ret6rica tan ardiente, las voces aisladas que cla- maban por Ia adhesi6n a los principios del libre comercio que la administeacion Bush habia defendido a capa y espada no tuvieron nada que hacer.” Hiacia penciente un mont6n de solicitudes que ponian todo tipo de obs- téculos en el camino de la oferta china, y la opinién pablica, infla- madi por la cobertura medidtiea sensacionalista, se inclinaba poderosamente contra la transacci6n."* «No esperaba que tanta gents se mostrase tan sensible a esto», dijo en una entrevista un preocupado Fu Chengyu. Después de todo, afirmaba, su empresa ssegaia un sistema que fue organizado por los principales paises ‘occidentales, sobre todo Estados Unidos».!? Fu indied a sus pro~ pios geupos dle presién en Washington que duplicasen sus esfuer- 2208 ¢ favor de stu compan... pero no sirvi6 de nada, ales de julio, en el Congreso habfa PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES, E126 de julio de 2005, el congresista Pombo present6 una en- mienda a la ley de politica energética, exigiendo al Departamento de Energia y a otras agencias gubernamentales que realizasen una eva- Iuacién de cuatro meses de las politicas energeticas chinas antes si- quiera de comenzar el anilisis ordenado por la disposicién Exon- Florio. Teniendo en cuenta que los accionistas de Unocal debian votar la oferta de Chevron en tan s6lo dos semanas, esto hundia casi sin contemplaciones la puja de CNOOC, Esta empresa, admitiendo due ya no tenia ni la. més minima posibilidad de prevalecer en lo que sc habia convertido en una Incha politica sin piedad, tiré la toala: el 2 de agosto anunci6 que retiraba su oferta" Ocho dias después los accionistas de Unocal votaron por aceptar la oferta de Chevron. Los analistas norteamericanos y chinos siguen refiriéndose al Caso Unocal como un punto de inflexién crucial en las relaciones entre ambos paises, que establecié los limites de la tolerancia de Estados Unidos para las aspiraciones econémicas de Pekin; pero fire mu- cho més gue eso. Esta contienda oftecié la primera ventana al miedo mundial de la escasez de recursos y a la nueva geopolitica de Ia energia que, muy probablemente, lo acompaftara. Dentro del sistema internacional de poder que se va constituyendo, po- demos esperar que la lucha por la energfa supere a todas las demas consideraciones, que los lideres nacionales Heguen a extremos para garantizar el suministro energético de sus pafses, y que las au- toridades estatales a cargo de las cuestiones energéticas tanto lo- cales como internacionales se amplfen. El petréleo dejaré de ser principalmente un fujo comercial, que se compra y se vende en el mercado internacional, para convertirse en un recurso estratégico preeminente en el mundo, cuya adquisicién, produccién y distri- bucién absorberén cada vez més ¢l tiempo, los esfuerzos y la aten- én de los Gobietnos y los jefes militares. Este nuevo sistema —pensemos en él como un nuevo orden in- temacional en ef mundo de la energia— ya se estaba formando 18 Prélogo: El caso Unocal cuando comenzé la lucha por Unocal. Los jugadores de ese nuevo ‘orden ya habjan adoptado sus roles del siglo xxt: Rusia, un pais que cen su €poca se vio magullado, maltratado y empobrecido al ser el perdedor de la Guerra Fria, se habia revelado como un podero- so agente comercial en el campo de los suministros energéticos de Eurasia; Estados Unidos, que no hace mucho era considerado el superpoder mundial por excelencia, cada vez dependia més de los proveedores extranjeros de petréleo, quienes, segiin palabras del presidente Bush, «no comparten nuestros intereses>; las dos po- tencias crecientes, China ¢ India, con las economias de crecimiento ‘mis r§pido del mundo, desafiaban agresivas a las viejas potencias en Ja bisqueda mundial de reservas energeéticas esenciales. Pero la de- rota de CNOOG, que se justficé como presunta amenaza a la se- gurdad nacional, confirmé que habia empezado un nuevo capitulo cen i historia de la politica internacional, y que en éste la bisqpueda y 1 dominio de los recursos energéticos seria la dinémica gentral de los asuntos mundiales, y en ef que los Gobiemnos —y no tanto kas ‘empresas y los intereses privados—asumirfan funciones dominantes. La perspectiva resulta preocupante. Un mundo de potencias recientes y recursos menguantes esta destinado a crear una com- petencia intensa entre un grupo cada vez mayor de naciones con- sumidoras de energfa, que lucharén por hacerse con las reservas de hidrocarburos y otros materiales industriales clave que queden cnt planeta. Para aumentar su poderfo competitivo frente a estas nacones, los paises més pobres en recursos energéticos pueden firmar alianzas estratégicas con Estados que sf dispongan de ellos, cimentando a menudo esos acuerdos sobre la base de envios ma~ sives de armamento, nuevas 0 renovadas alianzas militares, y des- plicgue de tropas en zonas inestables productoras de energia. Es- tos movimientos, que ya son visibles en el paisaje politico, son una receta para todo tipo de conflictos, cada uno de los cuales puede algin dia quedar fuera de control. La competicién intensificada por Ia energia est alterando también el modo en que los politicos contemplan nuestro mundo 19 PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES ccuyos recursos se agotan. Las regiones que en su época fueron ri- cas en materias primas pero que ya han agotado su riqueza natu- ral originaria, estan perdiendo buena parte de su importancia gcopolitica, mientras aquellas otras que disponen de reservas de cenergia y minerales aitn por explotar han adquirido una relevancia mundial repentina. Asia central, que hace tiempo estaba fuera de todos los mapas politicos excepto para los planificadores soviéti- cos, ¢s ahora el escenario de una biisqueda frenética e interna nal de petréleo y gas natural; Africa, que antes se valoraba por su caucho y su cobre, y que luego fue en gran medida abandonada y olvidada, vuelve a ser el centro de intensa atencién de los princi- pales productores de energia, El cambio climtico mundial, muy vinculado al uso exagera- do de los recursos energéticos de los hidrocarburos, apenas figura- ba en el mapa de los politicos cuando se produjo el caso Unocal. Pero ahora también forma parte de la ecuacién. Si bien el ptiblico es consciente de los peligros que supone para el mundo el nivel del ‘mar, que va en aumento, la desertificacin creciente y las tormen- tas cada vez. mas intensas, ya no tiene tanta conciencia de los peli- gros que supone el cambio climético para la explotacién de los re- cursos energéticos: el aumento de actividad de los huracanes y los tifones pondri en peligro la extracci6n de petr6leo y de gas en z0- ras muy expuestas cercanas a la costa; la reducci6n de Ia pluviosi- dad y la pérdida de los rfos alimentados por glaciares reducira el su- ministro de agua a las presas hidroeléctricas; fa violencia de las tormentas destruirs refinerias y tendidos eléctricos, el aumento de la temperatura disparard la demanda de aire acondicionado. Al final, todo esto desembocari en la creciente presién sobre los li deres mundiales para satisfacer las necesidades energéticas de sus paises, sea cual fuere el precio, tanto econdmico como militar. Es evidente que Estados Unidos y Chevron fueron los gana- dores en el combate de 2005 por Unocal. Sin embargo, los lideres norteamericanos y chinos admitieron plenamente que ésta era tna batalla entre muchas otras en el emergente orven mundial cll sic 20 Prélogo: El caso Unocal glo x«1, Como mucho, los politicos de ambos paises consideraron cl caso Unocal como la primera escaramuza en una guerra larga y potencialmente brutal por los recursos energéticos esenciales. En ambes paises comprendieron que algunas de esas luchas las gana ran los estadounidenses y otras los chinos, pero que la competen~ cia sera implacable, sobre todo teniendo en cuenta que otros pai- ses necesitadlos de energfa, incluyendo India, Japén y las potencias ‘curopeas, ya estaban participando en la pugna, La lucha de poten- cias resultante, en todos Jos sentidos de la expresi6n, seré sin duda alguna la caracteristica mas definitoria de este nuevo siglo. Los Estados alterados © estaba previsto que esto acabara asf, Cuando concluyé la Guerra Fria en 1990, los politicos norteamericanos supu- sieron, en general, que Estados Unidos disfrutaria a partir de en- tonees de una posicién de dominio incuestionable. Gozaria de se- guricad gracias a su condicién de «superpoder tini€or, en virtud de si demostrada superioridad militar y de ba ansencia de compe~ tidores crefbles. En el pasado, el poderfo militar se habia revelado siempre como el factor determinante que decidia los vencedores mundiales, y muchos pensaban que ésa seguitia siendo la carta triunfadora en el futuro, En septiembre de 1999, el que entonces cra gobemador de ‘Texas, George W. Bush, declaré: «Para Esta- dos Unidos, ésta es una época de poderio militar sin rival, prome- sas econémicas ¢ influencia cultural». Afirmaba que, dado el po- deric aplastante norteamericano, Estados Unidos gozaba de una extraordinaria oportunidad para ampliar su posicién dominante «en el Ambito distante del futuro».! Pero una vez. que se visti6 el manto de la presidencia ¢ intent emplear esa gran fortaleza para extender el poder de su pais por todo el mundo, descubrié que la superioridad militar no constitufa el factor determinante decisivo, ni siquiera ef mas importante, en la bisqueda de la supremacia mundial en esta nueva y turbulenta era, Hay otros factores que ri- valizan con el poderfo militar, y uno de ellos, la energfa, ha ad- quirido tina inesperada y tremenda importancia. PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES En este nuevo y desaflante panorama politico, la posesién de potentes arsenales militares puede quedar en segundo plano res- pecto a la propiedad de enormes reservas de petréleo, gas natural yy otras fuentes de energia primaria, Por eso Rusia, que sali6 de fa Guerra Fria en un estado deplorable y desmoralizado, ha reapare- cido como un participante central en la arena internacional, en virtud de sus colosales recursos energéticos. Por el contrario, y a pesar de su poder militar, Estados Unidos se ha visto a veces re- ducido a solicitar a sus proveedores extranjeros de petr6leo —in- cluyendo aliados a largo plazo como Arabia Saudi— a aumentar ‘su produccién de petréleo pata reducir la espiral ascendente en el precio de la energia.? En resumen, ese «superpoder tinico» ha te nido que esforzarse —en el campo de batalla, en el mundo del co- ‘mercio internacional y en las habitaciones privadas de la diploma- cia— para asimilar 1o que el senador republicano por Indiana Richard G. Lugar ha definido como «petro-superpotencias»: na~ ciones que, en virtud de sus reservas petroliferas superiores, os- tentan un poder desproporcionado en el sistema internacional.* Hay otros paises importantes consumidores de energia que se han visto forzados a ajustarse a este paisaje en plena transfor- ‘macibn. China, a pesar de que goza de una situacién econdmica cenvidiable gracias a su balanza de pagos —a finales de 2007 sus reservas de divisas alcanzaban unos impresionantes 1, billones de délares—, cada ver depende més del petrdleo importado, de modo que debe buscar fuentes disponibles por todo el mundo. Japén, que tiene la segunda mejor economia del mundo —pero que incluso depende mas que China de los recursos energéticos importados— se ha visto enzarzado en una feroz. competicin ‘con Pekin para acceder a algunas de las mismas reservas naturales en el extranjero. En el otro extremo del espectro, hay paises con riqueza ener gética, como Kazajistin y Nigeria, que ahora han adquirido una nueva preponderancia en los asuntos mundiales, atrayendo un flujo constante de visitantes de alto nivel proceclentes ce naciones 4 Los Estados alterados consumidoras de energia, quienes a menudo son portadores de ofertas de inversiones, ayuda militar y otros tipos de generosidad, Nursultan Nazarbayey, presidente aut6crata de Kazajistin, ha sido un huésped de lo més alabado en Pekin, Moscé y Washington, mientras que su pais ha recibido un aluvién de armas y otros equi- pamientos militares procedentes de esos tres paises; ciertamente, algo infrecuente en los anales de la diplomacia militar. Otro dato revelador es que el presidente venezolano Hugo Chivez, perso- nalidad sin pelos en la lengua, se ha mostrado inmune a las repre salias estadounidenses a pesar de sus frecuentes ataques verbales contra la administracién Bush, y pese a su estrecha asociacién con los lideces de Estados «parias» como Cuba, Irin y Siria. (A pesar de tcdas las invectivas que se han cruzado estos dos paises, Vene- ‘uek: sigue suministrando a Estados Unidos en torno al 10 por ara construir refinerias y vender productos derivados del petréleo a clientes chinos. Al entrar en semejante sector tan I= crativo, estas empresas aumentan los beneficios derivados de sus ‘maaterias primas y suplantan a los gigantes petroleros occidentales cen reas que antes éstos controlaron ampliamente. Por supuesto, cen takes casos también aumentan el poder de los Estados con ex- cedertes energéticos que las controlan. Enfrentindose a este reto y a la lucha implacable por los re- cursos decrecientes, los Estados con déficit energético forjan 0 fortalecen sus vinculos estratégicos con suministradores actuales (o faturos) para aumentar sus ventajas en el mercadillo competiti- Vo en que se convertira este sector dentro de poco. No hace falta decir que las asociaciones de este tipo siempre han desempetado un papel en la ecuacién de la energia mundial. Durante mas de se- sentaanos, Estados Unidos ha mantenido vinculos estrechos con Ja familia real saudi, mientras que los franceses se lan asociado con las Estados productores de petroleo del Africa francéfona, Pero esas «relaciones especiales» con los proyeedores clave de ‘enerpia cada vex son més extensas.., y més caras. Los arreglos a7 PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES como éstos siempre han supuesto un coste elevado, politico, mi- litar y econémico; ahora las etiquetas que llevan marcan un precio mucho més alto. Las dimensiones geopoliticas de estas relaciones son especi mente evidentes en Kazajistin y en las otras ex repablicas sovieti- cas de la cuenca del mar Caspio, donde Washington y Pekin si- guen haciendo grandes esfuerzos para acceder a los campos petroliferos y de gas natural que hay en esta zona y que acaban de empezar a explotarse; y Rusia, a pesar de que tiene recursos natu- rales propios, intenta controlar el transporte de esos recursos al mercado. AA principios de los aiios noventa, Fstados Unidos fue el pri- ‘mer pats que intenté fijar una cabeza de playa en la zona, poco des- pués del colapso de la Unién Soviética. Para vincular con més fuer- aa los dirigentes de Asia central y de otros Estados de la region con Occidente, en lugar de con Rusia o Irn, y al mismo tiempo facilitar el flujo de energia del Caspio a los mercadoe europeos y norteamericanos, la administracion Clinton (y nego la administra- ‘ci6n Bush) empezaron a subrayar los vinculos militares con regi- mens amistosos, asf como el establecimiento de bases militares 0 derechos para situarlas en la regién, También promocionaron la constructién del oleoducto Baku-Tiflis-Ceyhan (BTC), que tiene tuna longitud de casi 1.700 km y que conecta el centro petrolifero de Baku, en Azerbaijin, en el Caspio, con el puerto turco de Cey- han, en el Mediterrineo. Los bancos y las empresas petroleras oc- cidentales proporcionaron la mayoria de los fondos para construir este oleoducto y desarrollar las operaciones de extraccién asocia- das, pero el Gobierno de Estados Unidos también invirtié un con- siderable capital politico por medio de intercambios diplomsticos de alto nivel (inclayendo las lujosas recepciones celebradas en la Casa Blanca para los potentados dominantes en la regién), asi como de ayudas econémicas y militares considerables 25 Hacia finales de los afios noventa, también China participé cen una forma vigorosa de diplomacia er muchos de los mismos 38 Los Estados alterados territcrios, Como Estados Unidos, pretendfa acceder al potencial energético de la cuenca del mar Caspio y, siguiendo una réplica ‘asi exacta del plan de juego norteamericano, los chinos empeza- ron a patrocinar la construccién de un olcoducto que trasladaria el crudo del Caspio no a Occidente, al Mediterraneo, sino a sus propios consumidores. Al mismo tiempo luché por establecer toda tna constelacién de Estados amistosos en la regién, median- te gererosas ofertas de ayuda y favores diplométicos. Los chinos Hegaron incluso a encabezar la formacién de un cuerpo politico regional —la Shanghai Cooperation Organization— para promo- Ver sus intereses geopoliticos en la zona.26 “Todos estos son ejemplos caracteristicos de los tipos de rela- ciones que se estén forjando hoy dia por todo el mundo entre los, princivales consumidores de energia y los proveedores potencia- les, En cualquier caso, estas relaciones, a su vez, conllevan nuevas calibraciones de las relaciones de poder entre las principales na- ciones concumidoras de energia. Estos movimientos, tensos y competitivos de por sf, presagian escenarios conflictivos en el fu turo entre las llamadas Grandes Potencias, y de un tipo mucho ims peligroso. Aunque todavia se encuentran en su primera fase, estas maniobras pugnaces para obtener recursos energéticos ten- dran inevitablemente consecuencias profundas para la paz y la se- uridad mundiales; como minimo, volverin a trazar el atlas de la politica internacional de una manera que no se ha visto desde el inicio de la Guerra Fria, hace unos sesenta aiios. EI papel dominante del Estado Come la adguisicién de recursos energéticos adecuados siempre hha sido tuna prioridad nacional, ya hace mucho tiempo que los go- bernantes desempenan un papel esencial en la obtencién y distri: bbucidé1 de combustibles bisicos, Esto ha sido especialmente claro cen losperiodos de guerra o de erisis, Fue Winston Churchill, cuan- a9. PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES, do desempeaba el cargo de Primer Lord del Almirantazgo en vis- peras de la Primera Guerra Mundial, quien insistié en que el Go- bierno briténico asumiera la propiedad mayoritaria de la Anglo- Persian Oil Company (APOC, el progenitor de British Petroleum) y la responsabilidad de su proteccién; creyendo que la guerra con ‘Alemania era inevitable, querfa garantizar el acceso ininterrumpido de los britinicos al petréleo rant, destinado a los buques de gue- 1ra britinicos que recientemente habfa convertido de embarcacio- nes propulsacas por carbén a ottas movidas por petr6leo.” En la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler, al timén de una Alemania carente de petréleo, orden la invasion de la Unién Soviética, mo- vimiento que iba destinado, en parte, a obtener un petréleo que necesitaba desesperadamente y que se hallaba en los campos sovié- ticos del Caucaso; el Gobierno japonés también ordené a su ejér- ito, necesitado de combustible, que tomase las Indias Orientales, ricas en petréleo y bajo dominio holandés, en 1941 y, como acto de previsidn, atacaye la flout norteamericana en Pearl Harbour, le- satando asf la Segunda Guerra Mundial en el Pacifico.2* Durante la Guerra Fria, Estados Unidos y otras potencias oc cidentales confiaron en gran medida en las fuerzas de mercado y cen las companias petroleras internacionales, en Ingar de organizar proyectos dirigidos por el Estado y recurrir a la intervencién mili- tar directa, para garantizar un suministro adecuado de energfa. Su argumento se basaba en la premisa de que permitir que esas em- presas organizasen operaciones internacionales en busca del bene- ficio colectivo, era la mejor manera de garantizar la maxima pro: duccién de energia y evitar ineficacias paralizantes. También se consideraba que las grandes companias petroleras eran las que de- sarrollaban nuevos campos en las regiones «ffonterizas» de Attica, Oriente Préximo y el sudeste asiético.2? Hoy dia el péndulo avanza en direccién contraria: al no fiar- se de la capacidad de las empresas privadas para superar los nu- merosos retos que se ciernen en el horizonte, los lideres gu- bernamentales vuelven a tomar el liderazgo en lo relative a la 40 Los Estados alterados adquisicin de energia. Sin duda, tal y como indican los colosales 1s que han obtenido durante los diltimos aftos, las empre- sas energéticas privadas siguen desempeftando un papel impor- tante, pero cada vez son mis las decisiones estratégicas clave que toman los gobernantes. El hecho de que el presidente Clinton y sus miximos colaboradores adoptasen un papel dominante en la negodacién de diversos tratados y acuerdos que posibilitaron la construccién del oleoducto BTC ya amunciaba lo que estaba por venir; y fireron sus sucesores en la administracion Bush quienes mantuvieron a inercia del proyecto para completarlo. De igual manera, el presidente chino Hu Jintao fue responsable en gran medida de Ia decision de Pekin de construir un oleoducto que atravesara Kazajistin, y que hoy dia transporta el petréleo del Cas- pio a China occidental.*? En los paises que tienen fuentes abundantes de energia se «sti produciendo un proceso semejante, dado que las autoridades benel pubcunamentales intentan maximizar las ventajas de su posicién privilegiada dentro del nuevo orden energético internacional. El modelo mis evidente para este tipo de proceder ha sido el que ha lideracio el presidente ruso Vladimir Putin, Ha supervisado el pro- yecto del Kremtin para devolver al control del Estado los recursos mas yaliosos de petréleo y gas natural de Rusia, muchos de los cuales se habjan subastado a «oligarcas» tremendamente ticos en aquellos dias caéticos que siguieron al desmantelamiento de la Unix Soviética, Putin también fue el responsable de transtormar ‘el monopolio nacional de! gas natural, Gazprom, en una de las empresas energéticas ms grandes, ricas y poderosas del mundo. Casi tan impresionante como éste ha sido el éxito del presidente avez, de Venezuela, para obtener el control de Jos recursos ticos semiprivatizados de su pafs, usando luego esta gran ti- queza para avanzar en su agenda social populista.>* Una forma de describir el papel creciente que tienen los res- ponsables gubernamentales superiores en la politica energética nacional es mediante Ia expresién «nacionalismo de recursos», a PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES ‘que podria definirse como la administraci6n de los flujos energé- ticos de acuerdo con los intereses vitales del Estado. Algunos ana- listas han tendido a aplicar esta expresi6n solamente a las naciones {que tienen abundancia de recursos energéticos y que han maxi- mizado el control estatal sobre los depésitos de petréleo y gas na~ tural domésticos, intentando convertir este poder latente en una fuente de ventaja politica.# Pero no existen motivos conceptuales para limitar de esta guisa el uso de la expresién; también es apli- cable a Jos intentos por parte de los lideres de los paises con défi- cit energético para proteger sus intereses nacionales en un mundo que compite intensamente por los suministros disponibles. Por ejemplo, algunos patses que poseen pocos yacimientos de petrd- Ico y de gas natural pero tienen una red fluvial importante han i tentado maximizar el potencial hidroeléctrico de estas vias fluvia- les construyendo miiltiples presas, aunque eso signifique impedir el flujo det rio a los paises situados en un tramo inferior de éste. Por e2o ‘Turquia ze ha enzaczado en una amarga disputa con Siria ¢ Iraq sobre sus planes para construir una serie de presas en el cur- so superior del Tigris y del Eufrates.3* Independientemente de como apliquemos la expresi6n «na- cionalismo de recursos», hay una cosa clara: el Estado, por s{ solo, cada vez ostenta una mayor autoridad sobre los sectores energéti- cos nacionales, en su calidad de propietario de recursos clave y/o como factor esencial en la adquisicién, transporte y disposicion del flujo de los recursos energéticos. La expresién que més se em- plea para definir este fenémeno es «estatismo» o, en algunos ca- sos, «neomercantilismo». Es tipico que los analistas oceidentales adscriban semejante comportamiento a los dirigentes chinos, ve- nezolanos y rusos, pero raras veces los leres estadounidenses coccidentales. Ademés, no es inffecuente que esos analistas calif- ‘quen los actos de esos gobernantes extranjeros como una amena~ za latente a los intereses occidentales, aunque al mismo tiempo consideran que una conducta similar por parte de Occidente no ‘es mis que diplomacia ordinaria, Por ejemplo, los analistas Flynt 42 Los Estados alterados Leverett y Pierre Nod! afirmaron en 2006 que en Pekin, «el enfo- «que estatista dado a la administracién de las relaciones energéticas cextemas est enffentando cada vez més a China con Estados Uni- dos, en una competicién para tener influencia en Oriente PrOxi mo, Asia central y las regiones productoras de petréleo de Afri cay. Mikkal E, Herberg, del National Bureau of Asian Rescarch, aporté una opinién parccida en el testimonio que dio en 2005 ante el Comité de Relaciones Exteriores de! Senado: «Para los Ii-! dere chinos, la seguridad energética es demasiado importante como para dejarla en manos de los mercados, y hasta el momento su enfoque ha sido claramente neomercantilsta y competitivo> 2” 5i bien el uso de términos como «estatista» y «neomercanti- lista» para describir las conductas energéticas de China y de otras ppotencias en auge es ciertamente razonable, serfa un error con- luirque éstos eran rasgos tinicos o distintivos de los paises no oc- cidentales. Mas bien sucede lo contrario: pricticamente todos los principales paises que importan energia, incluyendo Estados Uni- dos, Japén y los principales paises de Europa occidental, han esta do participando en actividades que podrian caracterizarse ficil- mente como «estatistas» o «neomercantilistas».** Por ejemplo, la Politica Nacional de Energia (National Energy Policy, NEP) adoptada por la administracibn Bush el 17 de mayo de 2001, exigga explicitamente un papel gubernamental de mayor firmeza para ayudar a las empresas energéticas norteameri- ‘canas a superar las barreras para invertir en proyectos petroliferos y de gas natural extranjeros. Entre sus principales directivas, la NEP sugeria al presidente que «hiciera de la seguridad energética una prioridad en nuestro comercio y en nuestra politica exterior», y que astumiera la responsabilidad general por Ia administraci6n de {a diplomacia energética del pais” Desde ese momento, los res- ponsibles superiores de la Administracién, desde et presidente hhacia abajo, han hecho repetidos e 1208 para convencer a los It eres de paises extranjeros prouctores de energia de que incre~ menten sus exportaciones de petroleo y gas a Bstados Unidos, y 4a PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES agne permitan que las empresas estadounidenses inviertan cada ver mis en sus industrias de hidrocarburos. Por ejemplo, George W. Bush se reunié en diversas ocasiones con Vladimir Putin, en una campana infatigable para abrir més el sector de la industria ener- gética rusa a las inversiones estadounidenses. El vicepresidente Dick Cheney también desempens un papel clave en estos esfiter- 05, visitando Kazajistin en mayo de 2006, tres semanas después de que el caudillo Nursultan Nazarbayev ganase un tercer perio- do de seis afios como presidente, con un 91 por ciento de los vo- tos, en una parodia de lo que son unas elecciones. El vicepresi- dente, enviado para persuadir alos lideres kazajos de que enviasen més cantidad de su petréleo a Occidente en lugar de enviar la in- mensa mayoria a China y a Rusia, alabé a Nazarbayey en un co- mentario famoso— por el impresionante «desarrollo politico» {que habia alcanzado su pais.*? Y, por supuesto, desde que tomara el control de Bagdad en abril de 2003, la administracién Bush ha intentado influir vigorosamente en la reforma de la legislacidn na- cional iraqui sobre el petréleo, con la esperanza de aumentar las oportunidades de que empresas estadounidenses participen en el desarrollo de las gigantescas reservas petroliferas de ese pais. sos intentos, a escala global, han rivalizado facilmente —c inclu- so superado— los realizados por otros Gobiernos buscadores de energfa, incluyendo el chino. EL papel del Estado y de las companias respaldadas por el Go- bierno en la adquisicién de yacimientos energéticos extranjeros también se ha afianzado en otros paises occidentales. Japon, que tiene el mayor déficit de todas las economias industriales importan- tes, ha hecho un llamamiento a las empresas nacionales para que asuman un papel mucho més importante en la adquisicién. de re- servas de crudo y gas en el extranjero. No es que sea precisamente ‘una politica original —hace mucho que Tokio esté influido por el pensamiento mercantilista—, pero ha recibido una nueva vigoriza~ respecto a los recursos energéticos no es el producto de un siste- ma ezonémico singular. Ni siquiera es indicativo de la posicion ‘que ocupa tun pais dentro del nuevo orden energético internacio: hal. En lugar de ello, ¢s una consecuencia de las caracteristicas fiundamentales de la energia en esta era nueva y exigente La desesperaci6n al maximo ‘Al asumir un papel més destacado en ta administraci6n de las po- Aitieas energéticas dle sus paises, los lideres nacionales parecen mo: tivados no s6lo por sus efleulos pragmaticos sobre PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES energéticos mundiales, sino también por lo que s6lo puede calif carse como cierto grado de histeria al evaluar la sostenibilidad fi- tura de las reservas, junto con un miedo desmedido a la posibili dad de perder terreno frente a las ticticas més agresivas de sus rivales. Fue este extremo de desesperacién subyacente el que sell6 1 destino de CNOOC en la lucha por Unocal, y el que ha susci- tado un debate cada vez mis ardiente sobre la «seguridad energé- tica» en Estados Unidos. Quizé nadie haya manifestado mejor esta angustia que el se- nador Lugar, que fue el primero en lamentarse del auge de las del mundo, el sistema de defensa «depende ‘enoememente del petréleo», motivo por el cual se enfrentaré a ‘una gama cada vez mas amplia de peligros en el futuro, No es s6lo que la carestia futura de petr6leo y la subida de precios resultante cologue una carga mas pesada sobre el presupuesto del Pentigo- no, sino que Hlegard un dfa en que el ejército estadounidense no podri «obtener el suministro de productos derivados del petrdleo neeesario para mantener nuestra preponderancia militar».** El he= ‘cho de que esta inquietud ta comparten altos mandos dentro de 7 PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES la jerarquia militar se confirmé en 2007, gracias a un estudio en- cargado por el Departamento de Defensa sobre sus futuras nece- sidades energéticas. Este estudio, que destacaba que la dependen- cia de las fuerzas armadas de armas potentes y de alta tecnologia ¢s probable que entre en conflicto con la realidad de unas reservas petroliferas cada vez més escasas en el mundo, advertia que la es- trategia actual del Pentigono sobre la participacién militar en el mundo «puede resultar insostenible a largo plazon.‘? Los lideres de otros paises con déficit energético suelen mos- trarse més reticentes a la hora de abordar temas sensibles de este tipo, sobre todo en un pafs como China, donde los comunicados del Gobierno estén cuidadosamente redactados; pero no cabe duda de que muchos comparten las mismas_ preocupaciones. Ciertamente, resulta dificil imaginar que el presidente Hu Jintao huubiera dedicado tanto tiempo como lo ha hecho a viajar por Asia central y Africa, congracindose con los productores potenciales de petréleo, sino sintiera la uemenche presién dle ase yurarse cuan- tas més reservas adicionales sean posibles mientras quede alguna, Lo mismo podemos decir de los lideres japoneses, que han dedi cado la misma atencién desmedida a esos produetores. Un punto de desesperaci6n —por disfrazada que esté— es tan evidente en la conducta de los responsables politicos de Pekin, Tokio, Nueva Delhi yen cualquicr otro lugar como entre los di hington. Esta inquietud, expresada de una u otra manera, ha llevado a algunos responsables norteamericanos a solicitar un cambio radical cn Ia conducta energética, que por lo general conlleva el uso de fuentes de energia domésticas, el desarrollo acelerado de fuentes alternativas de combustible y otras medidas destinadas a «la inde- pendencia energética». En su discurso sobre el estado de la Union de 2006, el propio presidente Bush admitié que st pais es «adi to» al petréleo, y urgié los esfterzos inmediatos para desarrollar al ternativas, aunque sus sugerencias reales sobre politica no iban precisamente destinadas a reducir de forma signifieativa el proble Los Estados alterados mas* En cierto sentido, estas sugerencias representan el deseo consciente 0 no— de desvincularse del nuevo orden energético internacional, creando de alguna manera un sistema autosuticien: tc, Resulta dificil no captar el atractivo de semejante estrategia, so- bre todo dadas las intensas presiones competitivas del nuevo pano- tama mundial, Sin embargo, la mayoria de los responsables politicos admite que esa desvinculacién, del tipo que sea (por no hablar de un distanciamiento radical), no es probable gue sea una ‘opeién, dado que ninguna economia industrial moderna puede fnconar si se aisla del comercio mundial de la energ El dilema al que se enfrentan los responsables politicos esta- dounidenses se ha vuelto inctuso més formidable debido a Ia ad- inision, cada ver, mas extendida, de que el calentamiento global supone tuna amenaza sustancial para el bienestar futuro de Esta- dos Unidos, y que la fuente principal de los gases que causan el efecto invernadero» y que atrapan el calor ¢s el didxido de car bono fiberado durante la combustion de lus combustibles Resles. Para abordar este peligro sin precedentes a tiempo y evitar asi sus os mis catastrOficos, seria necesario invertir una suma desco- el desarrollo de alternativas a estos carburantes, impo- hiendlo jctas limicaciones al consumo de petréleo para auto- méniles y otros aparatos que funcionan con gasolina; éste es un paso que ningén politico o ningsin partido importante estin dis- ppucstos a dar todavia. En lugar de ello, los lderes del Congreso y del Senado y del poder ejecutivo urgen la implantacién de cam- bios que, en gran medida, son cosméticos, mientras oftecen un respaldo econémico inadecuado para el desarrollo de alternativas Yy aceptan el lentisimo ritmo del progreso en este sentido que mar- 1 Detroit Ene ‘is parcial imaginable de «independes ‘Glo de lo contrario: la dependencia cada vez mayor de energfa importada, «Hasta que legue la époea en que las nuevas tecnolo- plas, que apenas se vislumbran en et horizonte, nos puedan libe 8 cireunstancias, no se puede hablar si jera del tipo energética», sino tan 4“ PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES rar de nuestra dependencia del petréleo y del gas, seguiremos siendlo presa de la inseguridad en lo relativo a la energia —decla 16 con total clatidad en 2005 el ex ministro Schlesinger—, No acabaremos con la dependencia del petréleo importado ni tam- poco, como algunos esperan, del inestable Oriente Proximo».*! Lo cierto es que la inquietud que manifiestan Lugar, Schlesinger y sus compatriotas ha llevado, en el mundo real, a que los lideres estadounidenses se embarquen en un nuevo orden energético in- ternacional con un vigor renovado, y con la determinaci6n de al- canzar sus metas. A pesar de todo lo que han dicho sobre el au- mento de la dependencia de los estadounidenses de los recursos ‘energéticos domésticos, el presidente Bush y sus asociados acele- saron los esfuerzos militares para dominar la zona del Golfo Pér- sico y trabajaron sin descanso para conveneer a los lideres de Es- tados suministradores clave, como Arabia Saudi y Kuwait, de que aumentaran sus exportaciones de crudo a Estados Unidos. Los lidetes chines ny se muestran menos decididos. En lugar de lamerse las heridas después del conflicto con Unocal, las em- presas chinas redoblaron sus esfierzos en otros hngares del plane- ta, S6lo tres semanas después de que CNOOC retirase su oferta, Ja China National Petroleum Corporation (CNPC), otra compa- ‘ia propiedad del Estado, hizo una oferta de 4.200 millones de délares por PetroKazakhstan, una empresa canadiense que tiene importantes recursos de petréleo y gas natural en Kazajistan;§ un mes més tarde, la CNPC y Sinopec adquirieron conjuntamente los recursos petroliferos y de gas natural ecuatorianos de EnCana Cotporation, con sede en Calgary. La vida bésqueda por parte de China de las reservas de pe- tr6leo y gas se ha convertido, a su vez, en una gran preocupacién para otros paises en vias de rapido desarrollo y que precisan cada vez mas de fuentes energéticas, «Considero que China nos lleva ventaja en la planificacién del futuro en el campo de la seguridad energética —declaré el primer ministro indio Manmohan Singh a principios de 2005—., Ya.no podemos mostrarnos complacientes, 50. Los Estados alterados debernos aprender a pensar estratégicamente, aumentar Ia previ- sin y actuar con rapidez.y eficaciay.® Animada por estas pala- bras, la principal compafiia de energia india, propiedad del Esta- do, la Oil and Natural Gas Corporation, pronto empez6 a pujar contra las ofertas de las empresas chinas por la compra de prome tedores bloques de exploracién en Africa y en Ia cucnca del mar Caspio.® 1Los comentarios de Singh los podrfan haber hecho los lide- res de cualquiera de las naciones que buscan recursos energeticos, yy la respuesta por la que opt —instruir a las empresas estatales 0 locales para que acelerasen su biisqueda de reservas extranjeras— a han emulado précticamente todos ellos. El resultado ha sido el ‘equivalente, en el campo de la energia, de una carrera armamen- tistica para asegurar el control sobre los depésitos de petrdleo y de gas natural que puedan quedar en venta en el mundo, junto con reservas de otros materiales vitales. Esta carrera en busca de los re curses es unu de lus 1asgos mis destacados del paisaje politico contemporineo y es posible que, a lo largo de nucstras vidas, se convierta en ef més destacable: una competicion voraz, de sama cero que, si se permite que continte por el camino actual, s6lo puede conducir al conflicto entre las principales porencias mun- diales. Por el momento, los lideres de esos paises intentan limitar sus proyectos competitivos a los canales convencionales de la diplo- macia y del comercio: visitas oficiales y contactos entre embajado- res; el desarrollo de subvenciones y préstamos; la ayuda militar y econ6mica; proyectos conjuntos, acuerdos comerciales, etc. Sin embargo, a medida que aumenta el grado de desesperacion, evi- dencian una inclinaci6n cada vez més intensa a complementar esas ‘medidas tradicionales con otros medios menos convencionales € ilfcitos. En realidad, en lo relativo a la energia, el uso de tacticas irregulares ha aumentado en ambas partes de fa ecuacién, Ein Jo que quid sea el ejemplo reciente mas notable de las maniobras de quienes poseen excedentes, en 2006 los lideres ra- 51 PLANETA SEDIENTO, RECURSOS MENGUANTES sos emplearon regulaciones medioambientales que antes no ha- bbfan cumplido para obligar a Royal Dutch Shell y a sus socios ja- poneses a ceder la propiedad mayoritaria del proyecto de petréleo y gas natural Sakhalin-2.a Gazprom, causando a los inversores ori- ginarios una pérdida neta de varios miles de millones de délares.7” Ahora es Kazajistin quien emula el estilo autocratico de Rusia, dado que ha citado una serie de normativas medioambientales —gue ya nadie tenia en cuenta— como intento para obligar a las ‘empresas occidentales a pagar unas elevadas multas punitivas, re- duciendo su control de los campos petroliferos importantes de su territorio.* Si nos centramos en los paises con déficit energético, supuestamente China ha armado y oftecido apoyo militar a un Gobierno sudanés acusado de haber perpetrado una matanza de civiles en Darfur y en el sur no musulman, a cambio de gozar de un acceso privilegiado al petr6leo sudanés. Es evidente que estas acciones producirin fricciones y anta- gonismos, Ast, cuando Mosc obligé a Shell y a eus cocioe 2 aban. donar su trabajo en el proyecto Sakhalin-2, el secretario jefe del gabinete chino (que luego fue primer ministro), Shinzo Abe, dijo a los periodistas: «Me preocupa que las demoras importantes pue- ddan tener una influencia negativa en las relaciones generales entre Rusia y China».® Estos comentarios, aunque parecen moderados, representaron un reproche inusualmente fuerte contra un pais ve- cino. Los episodios como éste dejan un poso de resentimiento permanente, ¥'no s6lo en Tokio. A lo largo de los ailtimos afios, la empresa rusa Gazprom ha cortado el flujo de gas a Ucrania y ha amenazado con tomar medidas parecidas contra otras ex repiibli- «cas soviéticas de la periferia, con el objetivo implacable de subir los precios y gozar de mayor influencia, lo cual provoca una ira y tuna amargura muy extendidas. A medida que se multiplican estas ‘maniobras y se acumulan las humillaciones nacionales —mientras las reservas energéticas mundiales van reduciendo su volumen—, incluso los pequeftos desacuerdos, disputas y discrepancias en cualquier punto del planeta podrian scr la chispa que diera origen 52 Los Estados alterados 8 graves conflagraciones. Antadamos los elementos del orgullo na- ‘iona., la irracionalidad y un simple error de e4lculo en una época dificil 0 reftida, y tendremos los ingredientes de una mezcla po- Aencielmente letal 5a

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