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534 I Pensamiento y vida social

- •
Cualquiera que sea Ja norma social, ésta orienta la percepción de la fuen.
te, propone o permite una lectura u otra y suscitará un significado dctcrllli,· 16 Lenguaje y comunicación
nado de un estilo de comportamiento. Esta norma también exigirá dc la
fuente que modifique, llegado el caso, su estilo para acomodarlo de alguna por BERNARD RIM£
manera a la lectura privilegiada del momento. Para ser eficaz, la norma de­
berá ser a veces flexible y a veces rígida, pero, en nuestra opinión, siempre
deberá ser consistente.

a
-

Introducción

Cuando los psicólogos sintieron la necesidad de disponer de un modelo


teórico que sirviese de fundamento para un estudio científico del lenguaje
y la comunicación humana, naturalmente se inspiraron en sistemas técnicos.
Su referencia básica fue el modelo propuesto en 19 9 por Shannon y Weaver,
en el marco de la teoría de la información.
En este modelo ( véase figura 1 ), copiado de los sistemas telefónicos, in­
tervienen una fuente y un destinatario. Por consiguiente se trata de interlo­
cutores del proceso de comunicación, El primero de ellos, la fuente, se con­
vierte en la sede de un mensaje que pretende dirigir al segundo. Ya que no es
posible comunicarse directamente de cerebro a cerebro, este mensaje deberá
.. ser objeto de una operación intermedia para llegar a este destinatario. Gene­
ralmente se tratará del lenguaje, sistema de señales compartido por ambas
partes., Puesto que estas señales deberán recorrer el espacio, también hay
que considerar el soporte a través del cual serán encaminados desde la fuente
hasta el destinatario. Este soporte es el canal de comunicación, Todos estos
elementos constituyen conjuntamente lo que se puede denominar los aspectos
estructurales de la comunicación o, si se prefiere, las piezas del rompecabezas.
Para que todo esto funcione también hay que tomar en consideración los
aspectos dinámicos. Estos son tres. Primero tenerne la operación de codifi­
ración o traducción del mensaje por parte de la fuente egún las señales del

EMISOR canal RECEPTOR


,1,-.... .. mensaje ...,__.. codlflcaclón ~ desclf ramlento ~ mens1Je ......

• •
•noise•
(ruido)

FIG. 1. - Esquema del sistema de comunicación según Shannon.

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536 Pensamiento y vida soclal .. 16. Lenguaje y comuntcación I 537

código: es decir, poner el mensaje en palabras. La operación inversa tie remos que, más allá de las cuestiones de codìficación, la manera como se
lugar más tarde en el otro extremo del canal. Se trata del descifratnicn~c expresa un individuo depende íntimamente de la matriz social en cuyo seno
o descodiíicación, por medio del cual el destinatario se pone en condicion o se expresa, es decir, del conjunto de los factores sociales que se refieren a
de descubrir el mensaje que_ le ha sido dirigido. Por último, el conjunto d: este momento. Consideraremos igualmente el impacto que estos modos de
proceso puede cerrarse mediante una retroacción o información de retornO expresión tienen sobre los del otro interlocutor ) sobre la evolución de la
1

que el destinatario envía, por los mismos intermediarios, hacia la fuente situación de comunicación. En una segunda parte, constataremos que quien
fin de que ésta pueda apreciar si el mensaje ha sido bien recibido O sies5 se expresa no lo hace únicamente a través de frases. La actividad expresiva
necesario llevar a cabo algún reajuste. enlaza profundamente la palabra y el movimiento corporal. Se examinarán

~ste. ,modelo sirvió de base al estudio psicológico del lenguaje y la co. las razones por las que esto sucede así. Por i'1 imo, en la tercera parte, re-
~un1ca~1on, llevado a· cabo desde 19 5 2 con el nacimiento de la psicolingüís­ calcaremos que lo transmitido en el proceso de comunicación no son men-
i

nea. S1n embargo,. presenta un límite que implicará graves consecuencia sajes, sino representaciones. Veremos lo que esto implica para la tarea de
para la orientación de estos trabajos. Inspirado en las máquinas, este model~ cada uno de los interlocutores dentro del proceso de intercambio y mostra­
hará que los investigadores desprecien el hecho de que la fuente y el des­ remos que ee- a *'ltravés de las representaciones que estos interlocutores pue­
tinatario son seres humanos y que entre ellos, en la comunicación, se esta­ den alcanzar un cierto grado de intersubjetividad.
blece una relación psicosocial. Los psicolingüistas han puesto entre paréntesis
la cuestión del locutor, del auditor y de la interacción de sus expectativas
características, actitudes, intereses y motivaciones, para preocuparse única~ A. Lenguaje y situación social
mente de las operaciones de codificación y desciframiento. Por consiguiente,
no resulta sorprendente que su objeto de estudio se haya alejado profunda­ En las situaciones reales de comunicación, la manera como se expresa un
mente del lenguaje hablado por la gente en la vida de todos los días. De individuo constituye una creación adoptando cada vez formas originales. In­
hecho, son las frases las que interesan a los psicolingüistas. Y las que estu­ cluso si utilizan un código lingüístico común y si tienen que formular el mis­
dian provienen, según una expresión de Chomsky, de un «locutor-auditor mo mensaje, se puede asegurar que dos indivíduos nunca se expresarán de la
ideal que conoce su lengua a la perfección y que, en el ejercicio de ésta, se misma manera. Entre las razones de esta variabilidad de las formas expresi­
encuentra exento de estados gramaticales no pertinentes, como las distraccio­ vas, existe una primera que se refiere a los objetivos que persigue el locutor
nes, modificaciones de actitudes e intereses, o errores». a través del proceso de comunicación. Este._ã pecto ha constituido el objeto
Sin embargo, en la psicología social europea se ha esbozado una corriente de los trabajos de Blakar ( 1979 ).
en reacción a esta perspectiva. Moscovici ( 1967) escribía que en psícolingüís­
tica, la emisión verbal es considerada como producto de un sujeto único que
alterna los roles de locutor y de auditor. El diálogo, producto conjunto de a. Los grados de libertad del locutor
dos individuos que actúan cada uno de £orma definida en función de su rol,
es sustituido así por una especie de soliloquio a varias voces. Y una vez, Comunicar es necesariamente intentar traducir una experiencia total, atem­
continuaba el autor, que se ha definido a los emisores, a los receptores y a poral, situándola dentro de una secuencia temporal. De hecho, los sonidos
sus relaciones como tipos ideales y universales, el sujeto que habla es olvi­ son los mediadores obligados de esta operación y resulta imposible transmitir
dado. El lenguaje estudiado de esta 'forma ya no es más que una ficción más de uno al mismo tiempo. Así pues, se trata de «desplegar», para utilizar
académica, «un lenguaje sin comunicación», Desde un punto de vista suma­ la expresión de Blakar, la experiencia, de desenrollarla ante el auditor. Esto
mente próximo al de Moscovici, Rommetveit ( 1976) consideraba que estu­ implica, por parte del locutor, cierto número de elecciones acerca de las mo­
diar frases fuera de su contenido de interacción humana equivaldría al pro· dalidades concretas de la operación. Dentro de este margen de maniobra, el
cedimiento de un físico que estudiase el movimiento de los cuerpos única­ locutor dispone de la posibilidad de ejercer un considerable poder sobre su
mente en un vacío perfecto, sin preocuparse del campo de gravitación en el auditorio y de influenciarlo sutilmente en una dirección determinada. Ar ~ste
que se mueven realm en te es tos cuerpos. respecto, la regla es simple: una comunicación neutra u objetiva es casi 1~­
El presente capítulo también se sitúa en la perspectiva que acabamos de pensable. En la radio, por ejemplo, una misma información puede a~unaar
mencionar y se -dedicará a desarrollar principalmente tres aspectos. En un que las fuerzas gubernamentales intensifican ~l vigor de su. lucha aerea en
primer tiempo examinaremos la dinámica psicosocial de la comunicación. Ve- el norte o que las fuerzas gubernamentales intensifican sus bombardeos en el

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538 l Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación I 539
....

norte. Aunque desprovistos, en apariencia, de toda manifestación de aprecia. Estos grados de libertad de que dispone el locutor en el despliegue de su
ción, los dos mensajes conducen a los auditores por vías muy diferentes y mensaje, indican suficientemente que el locutor está muy lejos de ser un sim­
que el primero deja entender que en el norte hay algo que hace neces;riaª ple eslabón entre el acontecimiento y el auditor al que se dirige. Corno se­
la operaciones aéreas, mientras que el segundo hace pensar que en dicha re~ ñala Blakar, el emisor debe ser percibido como un creador que proporciona,
. gión los viejos y los niños pueden ser víctimas de una masacre indiscriminada. a través de su mensaje> una construcción activa acerca del referente, acerca
Blakar ha puesto un acento especial sobre esta cuestión y ha señalado del mediador a través del que se expresa, acerca de su propia persona, así
algunos puntos de elección por medio de los cuales el locutor dispone del como acerca de la situación social en cuyo seno tiene lugar la comunicación.
ejercicio de es te poder u til: Esto equivale a decir que la palabra es profundamente estructurante. Pero
resultaría incorrecto a este respecto despreciar el hecho de que toda libertad
- La elección de las palabras y las expresiones: incluso si son sinónimos se ejerce en el interior de un sistema de coacciones. Para expresarse, el lo­
las palabras diferentes evocan redes de asociaciones semánticas fundamental: cutor se inscribe necesariamente en un sistema de lenguaje, adoptando una
mente diferentes. Hablar de una manifestación, mencionando la acción de las lengua que existe independienteme~te de él ~ismo. Esta no es más que una de
fuerzas del orden, de los policias o de la pasma, equivale a provocar, en cada las posibles maneras de conceptualizar la real1da~, de acotarla y comprenderla.
caso, marco ideológicos de referencia y, por consiguiente, esquemas de in­ y esta manera refleja con mayor o menor claridad las estructuras de poder
terpretación sumamente diferentes. Dependiendo de que la madre pregunte de la sociedad de la que ella misma proviene. Adoptar una lengua para ex-
al niño si ha tomado, mangado o robado el pastel, el niño ya vislumbrará la
resarse conduce inevitablemente a enmarcarse dentro de un cierto punto de
importancia de la posible sanción y responderá en consecuencia. Pvista y a entrar en un ord~n determina . d o. En apoy~ d e esta a f.1rmac1on;
. ' po-
- La elección de la forma gramatical: decir en un informe deportivo
que Inglaterra ha vencido a Francia abre el camino a la percepción de una
deinos mencionar los trabajos noruegos ( Blakar, 19 1 5) que muestran como
supremacía de hecho. En cambio, aunque parezca igual, anunciar que Francia la lengua de este país refleja y mantiene la estructuración existente de lo_s
ha sido vencida por Inglaterra equivale a provocar, a través de la forma pa­ papeles sexuales dentro de esta sociedad, hasta el pun~o que_ se pue~e consi­
siva del enunciado, una figura de víctima, punto de partida propicio para derar que constituye un auténtico freno para el cambio social en d1c~a ma­
las explicaciones de hechos en términos de circunstancias desafortunadas. teria. Por esta razón, desde el aprendizaje de la lengua materna, los n1ñ.os Y
- La elección de la secuencia: en una lista de palabras, el sitio que ocupa las niñas aprenden, al mismo tiempo, los papeles sexuales que l~s son asigna­
una palabra determinada influenciará la impresión suscitada en el receptor. dos de forma tradicional. A este respecto, la lengua francesa no. tiene nada .q~e
Este efecto, que ya fue puesto de manifiesto por Asch en su experiencia clá­ envidiar al noruego. En ella no podemos encontrar el masculino de fe~ru~­
sica, se ve redoblado por un impacto sobre la memoria. Por lo tanro, al des­ ta y el femenino de médico o ingeniero. Encontramos un cadre ( ~n ejecuti­
cribir los atributos de una persona se influenciará, a través del orden en que vo ), pero también une ménagère (ama de casa). A travé~ de este ejemplo ~e
se enumeren dichos atributos, la impresión que subsistirá de ellos en el Jo papeles sexuales, volvemos a encontrarnos con la misma ley: el [enguaje
auditor, a pesar de la apariencia de objetividad que podría dar una lista
-e itúa en el centro de la articulación social.
exhaustiva.
El rnarzen de maniobra que acabamo de describir en el seno de las coac-
- La eleccián del énfasis y del tono de voz: el tono de la voz puede ciones que !:)impone un código lingüístico es explotado de forma más o menos
determinar si una frase pretende ser una pregunta, una explicación, una ne­
deliberada por la persona que se expresa, en función de l_os objetivo; que
gación, un acuerdo, etc. El énfasis puesto en una palabra determinada indi­
cará de forma sutil lo que el emisor considera esencial en dicha frase. En una asigna a su comunicación. Pero e te factor más o rr:e~os dehberado esta muy
relación escrita de las palabras expresadas> estos elementos habrán desapa­ lejos de esbozar por sí solo la cuestión de las var1ac1o~es de las formas ex­
recido para siempre. Y no obstante, en el momento en que la frase fue pro­ presivas. De una forma mucho más sutil y a menudo sm ~ue el locutor sea
nunciada, esta elección del énfasis tuvo su efecto. consciente de ello, la relación que existe entre éste y su interlocutor deter­
- La elección de las premisas implícitas: se trata de un poderoso me­ minará de forma considerable el léxico, el orden de las palabras!}ª construe-
canismo mediante el cual el emisor se encuentra en condiciones de moldear ., de las frases su grado de elaboración gramatical, la aœntuacion, e~c. ~~te
a su manera «de lo que habla» y de imponer de este modo lo que las partes ~~~~meno que p;obablemente tiene lugar en toda situación de ~omun1caC10:,
presentes darán por sentado. En las situaciones de entrevista, este efecto es ha sido estudiado principalmente en contextos en que la relación entre s -
bien conocido, ya que quien formula las preguntas dispone, por este mismo
hecho, dcl poder de introducir las premisas y de encerrar en ellas a la per­
jeto e interlocutor se caracteriza por una manifiest~ distane!ª· ~or Iun~r:::~
se trata de situaciones en que los interlocutores disponen e nive esen frente
sona interrogada. Mediante esta técnica se pueden decir muchas cosas como tes de competencias verbales y, por la otra, de s1tuac1ones que pon
si nada.

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542 I Pen 1n,lento y Vida soclel •

16. Lenguaje Y comunicación I S43


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brc uri tema d t rminado La P'""'tt"ñera C<Jfl d'1Cl.6 n
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d. d Jt1 r1~v ,1 dm 11,11 ·t:1ció11 d un repli -'Q\le p r su pnrte 11 J)re~en. ¡0 luía L1nu coa c16n normativa, ya gu 1a con igna del exp rímentad ·
11). e1 ~1, 111t r 1on1(,
ocd~l<lr n t mv I? tra . perlen .la ( l{i111c, Thoma , l., ubin J'< ní:1r1 n 1 o_ ·n1· tc,s 1 H e, bl' 1g c1,,n
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' :\LC 11r ll) ) 1 ltlg ir 1 una on "t lt , i 11 ~11 sr s 'r1ti I . ntc ui 1 v { (l e 1,.1 'ól i ct1 1 r1. )tra· conu1 16n t nfa cl bJ' ·tivo (Je C<>ntrolar J e £ ceto d.e
t J· l i su m '1. 1110 d 1d )' cl e su 1t11· rru 111· ve lt ·111 l pendien
· t 111 11 te: I I Llen 1,n.. unH e ó,tcci )tl 11 n rr H Jva a tr vé el a nto pu · to por cl ·xnerjm. , d
I J, · J , ~ . n a or
scntuscn comp teu .ia v rb »int I ctual s 1 'l iles t l tJ .nas cdolcsc 11t. pl~ · sol,1·c o 1Jnr t • , • icmpo Jlar a 1 a dí e íón. '*' to límite ~ian r ~p ~ ído
. .d ª b ' es ( I • rcgL1l 1i-tn nt:. 11 lc,s int , locutor' c1 1rant u di cu í6n. I>or úl im,,, n Ja ter .
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e rn cor1dici6n ncJ ír,troc1 1cf H coacción alg,1na. El análí is d.. lo indic
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·
f \ ttl b ,111 tt1111eL¡· 1 mani.. mîti6 J>o11cr cl mar1ific to el efecto pr vi to por la hipótesis# En efecto Ja
11t 1111er1t L111 l rct1t1cció11 Li • tl ntc11ciún vi ·tini r 'St>ccto a los
I rnentt) del ntort10 ff it, y .ocial. ' condición caracterizada por la coacción normativa e di tingui6 de la d -~á
pc>r 11n v(1Ju1nen cl ·misi6n verbal má rcduc1d<J1 una r dundancía 11~rbal má
r,ront111ciacl~1 e f 11clíces d · 1 'xico más pobr s. P r con i gui nte. Ja coa.cci" n nor­
e, Otras dimensiones de la siti,aclón social ma riva ti n efectos (lecil ívos sohr la e truc ura del discurso.
Otras doc; experiencias cl Mc,scovici han abordado el efecto de la distan..
En lus página a11t~rior se ha enfatizado la rclació11 social que s esta. cía l,acía el refcrc1-1te sobre los c6cliro I ingüístícos qu e desarrollan en 1a
blece entre los interloct1torcs de un intercambio como d terminante de I conver ac.iones. En este caso, r>or referente e entiende la cosa de la qu ha ..
formas dd lenguaj · c¡lle l' to. interlocutores adopr.an en el seno de su pr~~ blan los interlocutores. E11 una ele estas experiencias, la variaciones de esta
cc.. o tie comunicaci" 11. in embargo, esta relación está muy lejos Je ser el clistoncia fueron introducidas a rravé de diferente temas de conv r acíón
único i1spccto de la situaci6n social gue af ectn J com¡)ortnmienco vcrbaJ de -mt1y familiares, moderndam nte familiares o poco familiares entre dos u.
Jas persona incluidas en esta itu ación. En el JJroceso de comt1nicación Ia jetos qu7 formaban u11a pareja. En otra experiencia, estas variaciones fueron
situaci6n social incluye, además de los interlocutores, otros elementos, me1nos 1ntroduc1das en forma de juegos de rol: se invitaba al sujeto a que hablase
apar ntes a primera vjsta, p ro igualmente determinantes para los formas lin· de su. c~che y a que imaginase que se dirigía ya sea a un amigo o bien a un
güísticas, Jos contenidos y Jos modos de expresión que se adoptarán en ella. espec1al1sta1 lo que en esta segunda condición hacía que el sujeto abordara el
Contadas son las i11vcstigaciones q11e han tomado en consideración estos fac­ r~fcrcnte des.de un. fngulo menos familiar y más técnico. En ambas experíen·
tores má s11ti]es, lv1oscovici ( 1967) les ha consagrado t1n'1 serie dc experien­ c1as. la man1pulac1on de la djstancia tuvo el mismo efecto: lo índices de
cias, partienclo ele Ia ~ iguientc pt emi sa: <<las fuerzas q11e lleva11 a los i11divicluos léxico Y de volumen verbal re\ elaron tin código lingüístico más diversificado
1

e11 las condiciones de mayor distancia referencial. De este modot la mavor


o comt1nicarse tombién nctúan sobre la naturaleza de su intercambios ver­
,1 tnenor proximidad del referente constitu}'e otro factor de peso que af¡cta
b.1les y determinan cl tipo ele códigos que elaboran en dichas ocasiones>>.
el 1enguaje en los procesos de comunicación.
La primera investigación experimenta] de esta serie tenía como objetivo
Finaltnente, otra experiencia de] mismo autor consideró los efectos de
poner a pruel)a una hipótesis inspirada en un fenómeno que puede observarse
Jas .variaciones del canal de comu1iicación En la terminología de Ia psicología
corrientemente en las comun1cac1ones entre mi mhros <le peqt1eños gr11pos o
s?c1al, el canal de comunicación representa algo mucho más amplio que el
pequeñas comunidade . Generalmente se constata en ellos un empobrecimiento
simple soporte ( teléfono, documento escrito, televisor, etc.) del mensaje. Tam·
del código lingüístico: el léxico se reduce y aumentan las redundancias del
Lién comprende todos los otros aspectos físicos de la situación de los par­
vocabulario. En ituacinnes extremas se desarrolla un lenguaje privado, ale­
ticipantes en la comunicación, como pueden ser, por ejemplo, las posiciones
jado del cc5digo convcn,1onal. La ct1estión planteada por la experiencia de
que éstos ocupan uno respecto al otro dentro del espacio. i estas condiciones
oscovici cons i tía en aber si esta modificación ciel código po(1f a imputarse
físicas imponen ciertas limitaciones a los interlocutores, no permitiéndoles
a las coacciones nor111ativas que se ejercen en clichas con text(J". Para los
recurrir a los medios lingüísticos que emplean habitualmente, es posible que
miembros ele e tos grupo resulta esencial restablecer continuamente el acuer­
sea necesaria una rearticulación de su expresión verbal. Sin duda esto será
do entre ellos y mantener su consenso, lo que qt1izás explique la evolución
así cuando los interlocutores deban comunicarse de forma escrita y no oral.

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socia
16. Lenguaje y comunicación I 545
Pero también se podía avanzar la hipótesis de que otras variaciones d. I
·
con cli crones f'isrcas
· d e I a comunicación podrían a su vez provocar e as· Ias coacciones normativas de la situación, sobre la distancia hacia el refe­
' , 1•mPortan-
rente y sobre la nat~ralez? del ca~al de comunicación. Estos trabajos han
tes ef ectos sobre el lenguaje de los interlocutores. A fin de poner
. , . I . I' . . a prueba mostrado qu_e estas. dimensiones sociales del proceso de comunicación ejercen
esta hipotesis, e autor marnpu o las postciones de conversación pro
I . d . A puestas una influencia cons1derabl~ sobre el tipo de lenguaje adoptado por los inter­
a . as pa_re1as e sujetos. parte de una condición de control en la que ¡
sujetos interactuaban cara a cara, Moscovici introdujo dos condicione os locutores. A su vez, este tipo de lenguaje también constituye un determinante
. cl , 1· . . . I, . s que potencial del curso posterior de la comunicación y, por consiguiente, de Ias
in utan imrtactones imp icrtas: hablar dándose ambos sujetos Ia espald
dín1ensiones sociales de ésta. Más adelante intentaremos situar estos diferen­
hablar, uno al lado .del .otro , .
sin mirarse. Implícitamente, estas condicion es ªre..y
tes datos en u11 marco teórico más sistemático. Pero antes de hacerlo, debe­
quenan una comurncacion sin recurrir a la gesticulación habitual. Por últì
. ·, d I imo mos examinar otros aspectos del proceso de comunicación.
una con d rcion e contro no comportaba esta norma implícita sino que · '
I . b I . I , sim..
p e?1ente priva a a os 1nte: ocutores~ s~~ta~os cara ~ cara, de la visibilidad
reciproca de sus gestos y senales no lingüísticos, mediante la introducción de e. La palabra y el gesto
una pantalla opaca. entre ellos. Conforme a lo previsto por el autor > los dos
cana I es de comunicación provistos de una limitación implícita suscitaron e Este es un hecho que ningún enfoque de la comunicación puede permitir­
relación con el código lingüístico observado en las condiciones de control' U: se pasar por alto: un individuo que habla está animado de movimientos. Esta
código lingüístico diferente, cuya sintaxis era más parecida al estilo esc~ito. actividad motriz afecta todas las zonas del cuerpo del locutor: la cabeza, los
Pero la dimensión sintáctica no era la única que había sido afectada por Ias ojos, la tez del rostro, los hombros y el tronco, los brazos, las manos y
variaciones del canal de comunicación, ya que los índices de léxico, igual­ los dedos, las piernas y los pies. Apenas durante los años sesenta, la inves­
mente considerados por Moscovici, también establecieron una diferencia en­ tigación empezó a prestar una atención sistemática a estas manifestaciones,
tre las condiciones de limitación y las condiciones de control. En las primeras, bajo una rúbrica que se titularía «comunicación no verbal». Desde entonces,
el vocabulario utilizado por los interlocutores resultó ser mucho menos re­ varias obras han sido consagradas a cotejar la considerable masa de estudios
dundante y más diferenciado que el manifestado en las segundas. diversos y de trabajos experimentales que se han realizado sobre este tema

(por ejemplo, Argyle, 1975; Harper, Wiens y Matarazzo, 19ï8).

d. Conclusión
a. ¿Un lenguaje del cuerpo?
En esta primera parte, consagrada a las variaciones del lenguaje en fun­ No cabe duda de que la cuestión del alcance de esta actividad motriz en
ción de los factores de la situación social, primero consideramos lo que hemos el seno del proceso de comunicación resulta crucial. A este respecto, la lite­
denominado los grados de libertad del locutor. Se trataba del margen de ma­ ratura generalmente ha tornado una opción decidida: los gestos y la actividad
niobra del que dispone el locutor para ajustar su modo de expresión verbal visible de quien habla tendrían una función comunicativa esencial, ya que .
en función de los objetivos particulares que persigue en el interior del pro­ transmitirían, dentro de la interacción social} un conjunto de informaciones
ceso de comunicación. Además hemos señalado que este margen de maniobra de las que el mensaje verbal no estaría claramente provisto. Se ha intentado
tenía su contraparte en las limitaciones que impone al locutor el recurso a cil rar la parte respectiva de los medios verbales y no verbales dentro de la
una lengua que existe independientemente de él y que ya constituye, en sí comunicación. Así, Birdwhistell ( 1970 ), uno de los pioneros del estudio de
misma, una manera determinada de codificar la realidad. Luego hemos puesto la comunicación, estimó que los medios verbales no constituían más del 30
el acento sobre cierto número de factores o dimensiones de la situación social al 3 5 % de los significados sociales en una conversación. Según Argyle, los
que se constituye a partir del momento en que los individuos entran en un medios no verbales serían más ricos en significados que los medios verbales
proceso de comunicación. Estas dimensiones ejercen una considerable influen­ y éste evalúa que el impacto de los primeros es, dependiendo del caso, de ~ ,6
cia sobre los modos de lenguaje desarrollados por estos individuos en sus a 12 5 veces superior al de los segundos. En un espíritu similar, Watzlawt~k
comunicaciones. A su vez, estas modalidades de expresión son susceptibles, y su; colaboradores ( 1967) popularizaron la sencill? . id~a de q~e el lenguai e
por lo general, de ejercer sus efectos retroactivos sobre la situación social Y verbal, o comunicación digital, serviría para transrmnr 1?fo~~acione~ ~ con:·
dc modificar esta última. Entre dichas dimensiones, hemos examinado algu­ cimientos, mientras que el lenguaje no verbal, o comumcacron analogica, e ·
nos trabajos sobre la relación social existente entre Ios interlocutores, sobre presaría lo relacional.

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546 I Pensamiento y vida soci al
16. lenguaje y comunicación I 547

No obstante, el entusiasmo en favor de la idea del «lenguaje» del cue


ia de señal s visibles operando importantes compensaciones verbales y lle­
no ha sido objeto de una plena unanimidad. Las primeras reservas fue~
c ando a cabo, en amplia medida, modificaciones de su lenguaje, de sus ento­
expresadas por Moscovici ( 1967 ), quien escribía: «Contrariamente a cicr~n
vaciones o de otros aspectos del comportamiento verbal. En cualquier caso,
opiniones y a pesar de su función como indicadores de percepción, las señ~
nO comparación con una situación de comunicación cara a cara, la comunica­
les que transmiten la emoción o el significado no verbal no desempeñan nin, ción que se desarrolle en ausencia de vi ibilidad recíproca debería ser suma­
gún papel decisivo en la transmisión de la información. Su considerable val: ~ente diferente, tanto a nivel no verbal como a nivel verbal.
expresivo no justifica que se les atribuya el status de lenguajes autónomos,r Esta cuestión fue abordada en una experiencia (Rimé, 1982) que recurría
Otros autores han adoptado una actitud similar. Este es el caso de Wiener. a parejas de sujetos masculinos, convocados simultáneamente al laboratorio.
Devoe, Rubinow y Geller ( 1972) quienes, en un importante análisis crítico' El experimentador los presentaba entre !>Í y luego los invitaba a que conver­
recordaron que tan sólo se podía hablar de comunicación no verbal o de len'. saran duran te diez minutos sobre us intereses respectivos sobre el cine, con
guaje del cuerpo si se podía demostrar, a este respecto, la existencia de un \'Ístas a una encuesta sobre este tema. Con este fin los instalaba en los ex­
código, es decir, de un sistema de señales compartidas socialmente, por me. tremos de una mesa rectangular. Veinte parejas fueron sometidas a este pro­
dio del cual un individuo transmite su experiencia a otro individuo que, a cedimiento~ Siguiendo un orden aleatorio, a Ia mitad de estas parejas se les
su vez, responde de forma sistemática a dicho código. Ahora bien, en gene. asignó una condición de interacción sin visibilidad recíproca, introduciendo
rai, lo que se denomina comunicación no verbal e basa únicamente en las simplemente entre los ínterlocu tores una pantalla opaca, situada en el centro
inferencias del interlocutor a partir de la actividad corporal de la persona de Ia mesa. La otra mitad de las parejas, asignada a la condición de interacción
que se dirige a él. Incluso si, en el mejor de los casos, existieran correlacio­ cara a cara, intercambiaba sin nada que obstaculizara la visibilidad recíproca.
nes importantes entre esta actividad corporal del locutor y sus estados per­ En ambas condiciones experimentales, una cámara de televisión oculta per­
sonales, esto no bastaría para justificar el empleo de expresiones como <<len­ mitía grabar la imagen de uno de Jos dos sujetos, mientras que una serie de
guaje del cuerpo» o «comunicación no verbal», concluían Wiener y sus co­ micrófonos grababan el sonido El análisis del material así obtenido fue efec­
laboradores. tuado siguiendo cuatro técnicas diferentes que describiremos brevemente.
Así pues, había que intentar clarificar e] papel desempeñado por estos
comportamientos no verbales en e] seno del proceso de comunicación En En primer lugar, un equipo de observadores entrenados procedió a eva­
la Universidad de Lovaina hemos consagrado a esta cuestión una serie de tra­ luar los principales comportamientos no verbales de los sujetos. Al igual que
bajos experimentales, algunos de los cuales aún no han sido publicados. En se hace normalmente en la actualidad en este sector de investigaciones, cada
las páginas siguientes nos detendremos un poco en los resultados obtenidos uno de los observadores, instalado frente a una pantalla individual de tele­
visión que reproducía las grabaciones de la experiencia, está encargado de un
a través de ellos.
comportamiento bien definido. Cuando éste aparece en el sujeto observado
f
en la pantalla, el observador pulsa un botón que activa el canal correspon­
diente de un dispositivo de grabación de eventos de canales múltiples. Un
b. Comunicar sin visibilidad recíproca segundo análisis también incluyó el mismo dispositivo: este análisis se refe­
ría a la grabación por parte de un equipo de observadores, de l~s perío.~os
Si los comportamientos no verbales, o actividad visible del locutor, tienen de intervención verbal de cada uno de los dos compañeros de mteraccion,
funciones importantes dentro el marco de la transmisión de las informacio­ así como de los accidentes o interrupciones de su flujo verbal. El posterior
nes durante el proceso de comunicación, debería ser posible ver su huella análisis de estos datos permitió establecer una serie de índices del parale~­
guaje, como el número y la duración de las intervenciones, el grado de ~UI·
cuando este proceso se desarrolla sin que los interlocutores puedan verse uno Iibrio entre los tiempos de intervención de ambos sujetos, Jas tasas de ~1len­
al otro. Privados de la visibilidad de e tas señales no verbales, estos inrerlo­ cios y las tasas de solapamiento de los tiempos de palabra de amb~s sujetos.
cutores deberían renunciar a utilizarlas, ya que exigen una considerable ener­ Un tercer análisis se refería a las entonaciones de voz de los sujetos. Me­
gía y resultan inútiles en dicha situación. Además, al estar ausentes estas se­ diante el dispositivo de grabación, varios jueces anotaron I?~ momentos en
ñales en el canal de comunicación, el intercambio verbal debería verse pro­ que la voz del sujeto manifestaba. ~ntonaciones de. _aprobacton, ?e. ?esapro­
fundamente afectado. En dicho caso podrían producirse dos eventualidades. bación de vacilación, de interrogación, de exclamación o de restnccion. Para
En la primera, la ausencia de señales no verbales implicaría un empobreci­ efectuar el cuarto análisis se volvi6 a transcribir integralmente el texto. de
miento considerable del conjunto de la interacción social. En la segunda, por cada una de las interacciones grabadas. Estas transcripciones fueron objeto
de detalladas evaluaciones del volumen verbal de los sujetos, de las frecueo
el contrario. los interlocutores podrían hacer un esfuerzo para paliar la ausen-

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16. Lenguaje comunicación g

Ill , imi r -. r~ tri Il id , r n numero as. n tes que nada ¿ manifie t n Jas
_u, 1~ad. corpor le que 11 e tán inmovilizada or Ias condiciones
I de Jn. xp n~cr . implemente el m ~tenimienco de una ctividad ,8 pre ente
u n I ujeto I~t.eractu en toda libert d? O al contrario, ¿pre entan e tas
, .. •
n - en I e ndicione de movimientn re . . trin ido una ctividad modifica-

d ? en el e o de e ta egunda alternativa ¿ traduce e ta actividad modifi-
o e un aument o un reducción en cornparació con el nive] inie· l
zo e o -4wu. ci,· nd est zo s dt1 ante un'1 interacción en toda libertad e movi-
u e ili d re "pr 11.
· miento ? ¿ e hallan rela ionadas I modificaciones e,,entualmente ob enreda
ue t ba inferia a I in- n I expre ión verbal del ujeto lcodificación) o con u a ti idad de e cu­

• ro r o que re ect lo demás char u interlocutor ( de ciframiento)? ¿Qué pasa con la acti, idad corporal
com or· miento erbale anali.. una , ez que se re tituye al sujeto la po ibilidad de interactuar con u inter-
e t o e e tructura gram . ical ocutor en toda libertad de movimiento?
• •
u r l o l o si u cion comparada en El elemento primordial de la experiencia era, e\~identemente el a iento
• •
• u ue ar icipan e dieron a un en ue debía sentarse el ujeto '}' por medio del cual e crearían las condi­
' •
u n en do •
mtercam 10 que enían cione~ de restricción de mo,rimientos. Este asiento no podía parecer e a los
• ..
m ecnvo tampoco rmi. di, ne- médico fin de e\1Î tar la a ociaciones desagradables y entorpecer
• •
n 1 e I o condicione de comunicación . lo eno po ible un ""Omportamiento normal del ujeto. Además este asiento
ebía poder utilizar-e inruferentemente en Ia condiciones de libre mO\'έ
mi neo 1
de mo,,imiento re tringidos e intentó atisfacer la primera exi­
c. Un e p rienc a de restricción de movlmien os en i utilizando un illón de reposo, como Ios que se encuentran en las casas
o 1 · r ine . ~ pu . . o un e pecial cuidado en el color y la decoración de los
ri nei u e b mo d cribir no conduc a la i i mte co - i n cce rio que se añadirían al sillón. La segunda exigencia hizo
i6n: n o h bl n, I p r on u , n u mo imi to . ·""·""·~-~".rio que todo lo . . acce orios que debían permitir crear la condición de
I · on con I tr n mi i6n d inform ión. [ pu r tric i' n de mo\1imientos fueran amovibles. Estos accesorios eran cuatro:
e n i n r r qu I cu r humano nim / un e ecera ue limitab los movimientos laterales de rotación de la ca-
I in i íduo rm r n un cri id e munie ti . u- ,,...n, n10~ imi nro de la cabeza hacia adelante o hacia atrás , los movi-

I udl h r u , rio iadi i u \'i r n un e nv r · m1 nt ,o hombro ; 2 / ataduras que fijaban los antebrazos al brazo del
f u r t · · q e r ct riz n I 111 n, d I mano hasta el codo; 3 / una tablilla colocada sobre la rodi-
I r r J ue int nt d r li , I e ñir éstas, limitaba prácticamente todo movimiento de la
tr veer ini i I r ' Jo r r inrn riliz r com l t m nt o J 1 rn ; / t,;dura que fijaban los pies, lado a lado, al nivel del uelo. u-
---11 m n tuvi r n u p p I n un in re m i n1 aju te preliminares permitieron adaptar los accesorios ha ta que y
prim r t nt tiv no r l ron qu I in er n r ultaron molestos ni desagradables para la persona a quien eran im­
111 r n qu b 1 , qu euch h ] r 1 uien pu to .
D i id, mu cular e ntinú ni e ndo n co o lo La experiencia fue conducida como una entrevista del ujeto realizad por
· ú pu d h ri ud brí ido n e ario p ar el experimentador. Esta entrevista fue presentada a los diferente t1jeto
t ·. l .u i nt r _ q e o dedo de- --estudiante voluntarios que la llevaron a cabo como i e trat e e un
J ••• un u Ito I problema de lo mo- estudio preparatorio destinado a poner a prueba la comodidad de un illón
... ,in ..... j I diseñado para experiencias de ergonomia. e les hacía creer qt1e este sillón
r I UJ• t u' bl J cucha babi r e con- debía servir para un gran número de experiencia que imularían po iciones
I r d l ue re lizamo (Rimé de trabajo de ciertos campos técnicos ( pilotaje de avione , conducción de
r • re un pl nteadas máquinas, etc.). Como estas po iciones <le trabajo implicaban un gran nú­
ri• n •
1 r

int r

1 n . I n condición de m ro de intercambio de información enrr las p r on, que lo ocup n Y

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cou f r-enserruernu y viua scerei 16. Lenguaje y comunicación I 551

otros individuos, los experimentadores decían que deseaban comprobar si cl un elemento que está r~lacionado con su comportamiento verbal. Las graba­
sillón era suficientemente cómodo como para permitir una conversación bas. ciones de las conversaciones desarrolladas durante estas experiencias fueron
tante prolongada. Para realizar esta conversación, el experimentador tan sólo sometidas a una análisis de contenido sobre el grado en que el discurso con­
hablaría con el sujeto sobre sus estudios y su vida en la universidad. En un tenía imágenes, revelando una reducción de este grado de imaginería durante
primer período ( quince minutos), la conversación se ~esarrol~aba sin c~locar las fases de conversación en que el sujeto sufría la inmovilización relativa.
los accesorios en el sillón. En un segundo período (veinte minutos) se insta.
laban los accesorios y, en un tercer período ( quince minutos) se regresaba
a Ia posición inicial. Ante el sujeto había dos cám~ras, una tomaba una ima. d. ¿Un efecto de activación general?
gen de primer plano de su. rostro y _Ia otra, una unagen ~e.l cuerpo e~tero. Los resultados de este estudio sugieren que se desarrolla una actividad
Trece sujetos fueron sometidos sucesivamente a estas condiciones exper1men . motriz de tipo compensatorio en el locutor que se encuentra privado de la
tales. posibilidad de desplegar los principales movimientos gestos de los brazos,
El anälisis de las grabaciones de los comportamientos no verbales de de la cabeza, del cuerpo, etc. a los que recurre habitualmente mientras ha­
estos sujetos fue efectuado en cinco períodos de cinco minutos cada uno. bla. Todo sucede corno si la palabra requiriese cierto grado de actividad mo­
El primer período provenía de la mitad de la fase inicial, en la cual el sujeto triz En la experiencia, estos fenómenos de tipo compensatorio se presentaron
podía moverse libremente. Los otros. tres períodos fueron. e~traídos res.pe~. en cuatro de las cinco zonas en las que aún podía haber movimientos. Por
tivamente del principio, la mitad y el final de la fase de movtrmentos restr1ng1- otra parte hay que mencionar que la zona aparentemente no afectada por
dos. Por último se extrajo un último período de la mitad de la fase posterior este efecto, la zona del tronco fue una zona generalmente poco activa durante
a la restitución de la libertad de movimientos al sujeto. Ocho observadores roda la duración de la experiencia ( actividad media registrada inferior al 1 %
efectuaron este análisis de las grabaciones de los trece sujetos que partici­ del tiempo de la interacción). Y no cbstante, los resultados traducían, respecto
paron en la experiencia. Los resultados de estos an~lisis. de?ían permitir a ella, una tendencia análoga a la de los movimientos de las cejas, los ojos y
responder a Ia pregunta planteada al inicio de esta expenencia: si durante un~ las manos.
interacción social se reduce la posibilidad del sujeto de desplegar sus mani­
festaciones más espectaculares, como los movimientos de la cabeza ~ de los No cabe duda de que hay que preguntarse si los curiosos efectos obser­
brazos, ¿qué consecuencias tiene esto para_ la actividad no verb~l subsistente? vados durante la fase de restricción de movimientos pueden entrar en la ca­
En Ia experiencia, cinco zonas podían vanar a lo largo _del penedo de la ma· tegoría de los fenómenos compensa torios. En vista del diseño experimental
utilizado en este estudio hay que considerar una explicación alternativa en
nipulación experimental: las zonas de las cejas, de los OJOS, de la boca, de las
términos de efectos de stress o de molestia impuestos a los sujetos. Sin em­
manos y los dedos y del tronco. Todas estas zonas con excepción del tronco bargo, los resultados obtenidos no son favorables a dicha explicación. En
se vieron afectadas al menos en una de sus modalidades y, generalmente, en efecto, si la imposición de los accesorios de inmovilización hubiese consti­
varias de ellas, a través de esta manipulación experimental. Estos efectos tuido para el sujeto una fuente de stress que pudiese modificar su actividad
siempre se presentaron en interacción con el rol ~palabra vs. ~sc_ucha) del su· no verbal, esta modificación probablemente habría podido ser reducida a tra­
jeto. De esta forma, los movimientos de las ceias, los movimienros de los vés de un efecto de habituación entre el primer y el vigésimo minuto de
ojos y los movimientos de las manos aum~~taron br~ra_lmente durante las inmovilización. Ahora bien, los resultados nunca reflejaban una disminución
fases de palabra una vez impuesta la restricción d~ movnmenros. Luego, estos de los cambios intervenidos tras el principio del período de inmovilización.
aumentos relacionados con la palabra se mantuvieron du~ante toda l~ dura­ Por el contrario, adoptaban una forma estable que se mantenía a todo lo
largo de este período, para regresar al nivel básico una vez restituida la li­
ción del período de inmovilización. para des.aparecer al_ liberar al sujeto de
bertad de movimientos. Un segundo argumento en contra de la explicación
las limitaciones que le imponían los accesorios. A partir de este momento en términos de stress reside en que los cambios ligados a la inmovilización
se volvían a manifestar los niveles iniciales. Durante las fases de es~c~a, no se reflejan en forma de una simple elevación de la actividad general, de
en cambio la actividad se mantuvo estable a lo largo de toda la experiencra. tipo aleatorio, como haría prever un efecto de stress. Por el contrario, cada
En relación con la zona de la boca se manifestó un efecto totalmente análogo, uno de los cambios intervenidos apareció únicamente en estricta asociación
pero asociado esta vez al rol de auditor de los sujetos, respecto a los enco- con una sola de las dos facetas de la actividad interactiva, codificación o des­
gimientos de labios. . ciframiento, mientras que por lo que respecta a la otra faceta, el comporta­
A estos resultados referentes al comportamiento no _verbal de los su2et~s miento considerado siempre conservaba un nivel equivalente al de la línea
sometidos a estas condiciones de restricción de movimientos, podemos anadir de base.

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552 f Pensamiento y vida social 16. lenguaje y comunicaclón I 553

Sin embargo, a nivel experimental, la única manera válida de responder Ja activación de base de I_os s_ujetos. o por el aumento de activación provocado
a las incertidumbres planteadas por esta eventual explicación en términos dc en ellos durante la experiencia. Unicamente un tipo determinado de variables
stress consistiría en provocar en los sujetos un estado psicológico próxirno dio lugar a diferencia nítidas entre los sujetos de las diversas condiciones.
al del stress y en observar posteriormente los efectos que este estado tendría e trataba dc Ios comportamientos de autocontacto y de manipulación ( tocar·
sobre su gesticulación. Esto fue lo que se intentó hacer en una experiencia se, rascarse, manipular una prenda, etc.), que resultaban claramente más Ire­
que tomó como pretexto la actividades deportivas (Rimé, Boulanger y Dor.. cuentes entre los sujetos que tenían una alta activación de base, al igual que
val, no publicado). Para llevarla a cabo se pidió a los 300 estudiantes de un en aquellos en quienes la experiencia habi a provocado un importante aumen­
curso de introducción a la psicología que se midieran el pulso y transmin¿ to de la activación.
ran su respuesta escribiéndola en una ficha que debían entregar al profesor
al final de la clase. En base a estos datos después se seleccionó una muestra
de sujetos cuyo ritmo cardíaco era lento y una muestra de sujetos cuyo ritmo e. Densidad del intercambio verbal
cardíaco era rápido. Más tarde se invitó a estos sujetos a que acudieran indi.
vidualmente al laboratorio para participar en una experiencia. Al llegar se La experiencia que acabamos de describir nos lleva a considerar que la
les explicaba que primero se les pediría que tomasen parte en un ejercicio dc gesticulación -esos movimientos de la cabeza, los brazos y las manos que
realiza mientras habla- del locutor difícilmente puede explicarse mediante
entrenamiento a fin de examinar su reactividad cardiovascular bajo esfuerzo,
un simple desbordamiento de una excitación fisiológica temporal o perma­
ejercicio que formaba parte de una encuesta sobre las actitudes hacia el de­ nente. Ante los resultados de la experiencia sin visibilidad recíproca, tampoco
porte. Luego se les invitaría a responder a una entrevista de unos diez mi­ parece poderse explicar por la necesidad de transmitir informaciones visibles
nutos de duración sobre sus hábitos deportivos. En el ejercicio de entrena­ al otro interlocutor. Entonces, ¿cuáles son los factores que' pueden explicar
miento deportivo se pedía a los sujetos que pedalearan durante dos minutos las variaciones de esta gesticulación? Otra experiencia realizada en nuestro
y medio sobre una bicicleta ergométrica cuya resistencia estaba regulada, de­ laboratorio abre ciertas perspectivas de respuesta a esta pregunta.
pendiendo de ¡; condición experimental, a 1 kg o a 6 kg. El ritmo cardíaco En esta experiencia ( Rimé y Gaussin, 1982) se sometió individualmente
del sujeto era medido mediante un pletismógrafo antes y después de este a 34 sujetos a dos tipos de interacciones verbales con un experimentador.
esfuerzo. En promedio, la resistencia de 1 kg sólo provocó un aumento mí­ La primera interacción consistía en un test de memoria inmediata durante el
cual el experimentador enunciaba oralmente series de cifras que luego eran
nimo del ritmo cardíaco ( aproximadamente 1 O pulsaciones por minuto) en
repetidas, también oralmente, por el sujeto Se trataba de una situación en
comparación con la provocada por la resistencia de 6 kg (aproximadamente la que la densidad de comunicación era muy reducida, ya que el intercambio
60 pulsaciones por minuto). de cifras estaba normalizado y tan sólo permitía breves comentarios espon­
De esta forma, mediante este procedimiento se había convocado a la ex- táneos de los participantes acerca de la regulación del intercambio o las di­
periencia a sujetos cuya activación fisiológica de base era baj~ o alta. Por ficultades experimentadas al realizar la tarea. La segunda interacción con­
medio de Ia bicicleta ergométrica además se creaba en los sujetos de cada sistía en una entrevista conducida por el experimentador sobre un tema de­
uno de estos grupos un aumento importante o débil, según la resistencia­ terminado, lo que inmediatamente creaba una alta densidad de comunicación
de esta activación fisiológica. La entrevista comenzaba inmediatamente des­ entre este experimentador y el sujeto. El comportamiento del sujeto fue
pués del esfuerzo. Durante la entrevista se filmaba al s~jeto . ~ la películ_a filmado en ambas interacciones. Puesto que el estudio pretendía, antes que
nada, evaluar la estabilidad temporal e intersituacional de las variables no
era analizada según el procedimiento habitual. Si la gest1culac1~n ~ ,Ia ac.u­
verbales, las dos situaciones fueron repetidas cuatro veces con cada sujeto,
vidad motriz de los sujetos era una función de su grado de actrvacron fisio­
mediando un intervalo de siete días entre cada repetición.
l6gica, cabía esperar que esta gesticulación fuera más abundante en los indi­ Las evaluaciones efectuadas por los observadores durante el análisis de
viduos que presentaban una activación fisiológica de base elevada que en las grabaciones de esta experiencia incluían un total de 16 variables de la
aquellos cuya activación de base era débil. Según este mismo razonamiento, actividad facial y corporal de los sujetos: movimientos de las cejas (frecuen­
los sujetos que habían sufrido un aumento considerable de su estado de ac­ cia y duración), mirada dirigida al compañero de interacción (f. y d.), sonrisa
tivación durante Ja experiencia debían presentar, durante la entrevista: una (f. y d.), movimientos de cabeza (f. y d.), movimientos del tronco (f. y d.),
mayor actividad motriz que aquellos que tan sólo habían sufrido un leve gestos comunicativos de los brazos y las manos (f. y d.), movimientos de
aumento de dicho estado. Pero de hecho no fue así. Ni las variables de la autocontacto y de manipulación (d.) e inclinaciones hacia adelante ( d.) Y
gesticulación, ni los aspectos expresivos como la sonrisa o la mirada hacia hacia atrás (d.). El principal resultado de este estudio fue el que puso de
manifiesto un efecto de la densidad de comunicación en 14 de estas 16 va-
el compañero de experiencia se vieron afectados de manera considerable por

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554 I Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación l 555

riables, Este ef~to e.ra,. a~cmá~, muy potente! ya q~e dos terceras partea n1¡11ada, pre titaban una carencia en el desarrollo del lenguaje verbal. El es­
de las comparaciones significativas entre las interacciones dc baja y alta tu,lio requería que s~ P.t1~iese hacer ~n~ distinción dentro de esta población
densidad de comunicación alcanzaban el nivel estadístico dc p < 0,001. Sal..
cntr dos grupos ele individuos que difirieran respec o a la magnitud de dicha
vo la duración de los autocontactos y dc los movimientos dc inclinació
care11cia. La población de personas epilépticas parecía responder a las nece­
hacia atrás, todos los efectos registrados indicaban una abundancìa dc a~
vidad facial y corporal durante las interacciones dc alta densidad, en con. sidacíes Je este estudio, ya que en e tos individuos Jos trastornos cerebrales
traste con el bajo nivel de esta actividad en las interaciones dc baja densidad que a menudo manifiestan desde cl primer afio de vida, van acorcpañados
De este modo, si bien la actividad motriz del locutor no parece ligada · frecuentemente de déficits más o m .no irnpo tantes en el d .sarrollo Jcl

la transmisión de la información ni a las condiciones fisiológicas de dicho 1C: len lt~lJ .
cutor, esta vez se aprecia con claridad que es función de la densidad dc la De e ta forma e seleccionaron a 67 sujeto de ambos sexos, cuvas edade
. . ,de codificación y desciframiento que le impone el proceso de cornu~
tareas
nrcacion.
varinhan entre los 8 y lo 50 años, todos ellos internos de una Institución
e'pecialízada (Rimé, Thomas, Laubin y Ríchír, no publicado). Lo primero
• que se hizo fue establecer la jerarquía de las compe enc· as verbales en cl seno
de esta población. P( ra ello, todos Jos individuos fueron sometidos a una
f. Gestos y competencias verbales esc~1Ja dc comprensión verba). Además se pidió a los miembros del personal
que vivían cotidianamente con ellos que situaran a cada uno de los ujetos
Entre dos concepciones diferentes de los comportamientos no verbales se en a escala de expresión verbal de Reynell, así corno en una escala que per­
esboza un contraste. La primera es la concepción común que sostiene que es­ n11ría tina evaluación global de su competencia en comunicación verbal. Los
tos comportamientos son comunicativos y transmiten, dentro de la comunica­ rest1l rades de los tres 111 trumentos mostraron 1..1n alto grado de intercorre­
ción, significados importantes. La segunda que surge ahora, abre una perspec­ [ación. Co11 ellos e elaboró una clasificación de esta población en cuatro _ i­
.....
tiva según la cual la actividad gestual formaría parte integrante del proceso veles de competencia verbal. Al revisar las edades de los sujetos en esta
de codificación, es decir, de la actividad a través de Ia cual las ideas adoptan cuatro clases se vio que únicamente Ja clases 2 y 3 incluían un número su­
# una forma comunicable. ficiente de individuos en un mismo grupo de edad en e te .caso, el de once
El estudio de los comportamientos no verbales de personas en quienes la a veinte años para permitir el estudio. Así, este estudio efectuaría una
capacidad de utilizar la expresión verbal es pobre, e incluso presenta lagunas, oniparación entre adolescentes de competencias ve bales moderadamente ba ..
parecía hacer posible una interesante confrontación entre estas dos concep­ 1:.1 s, por una parte, y moderadamente eleva as por la otra. Cada uno de estos
ciones diferentes, En efecto, ¿ qué sucede con la gesticulación de estas per­ grupos e taba formado por once sujetos. Claramente di,. erentes en cada una
sonas? Como prolongación de Ia tesis que afuma que los comportamientos Lle Jas evaluacione de competencia verbal, estos dos grupos eran equivalentes
no verbales tienen una vocación comunicativa importante, cabría esperar que en lo que se refiere a la repartición dc: la edad y del sexo de los sujetos.
el «lenguaje no verbal» se haya desarrollado de manera creciente en las per­ Ademas, el examen de los expedientes médicos ermitiô establecer que los
sonas cuya expresión verbal presenta lagunas, a fin de com pensar su déficit "u Jetos eran comparables respecto a Ia edad de aparición del trastorno ( primer
de comunicación verbal. En efecto, si las señales visibles son los grandes pot· año de vida en todos los ujetos ), el tipo de e ileosia presentada los medi­
tadores de información que la literatura a menudo ha descrito, estas señales carnentos administrado· en el momento del estudio }1 la duración del período
deberían suplir necesariamente a Jas señales verbales en aquellos individuos Je hospitalización anterior a éste. Ha,1 que ubrayar que, aparte de la dife­
en quienes se ha detenido, por una u otra razón, el desarrollo de las señales rencias en las competencias verbales, ln adele cente ~ de ambo grupo pa­
verbales. Por el contrario, una previsión opuesta se desprendería de la lógica recían absolutamente equivalentes en u capar dades para interactuar con
que sostiene que el movimiento forma parte integrante del proceso de ela­ o tra persona.
boración y expresión del mensaje verbal. En tal caso, cuanto más elaborado y No resultó fácil encontrar una situación que permi tie .. e filmar a los suie tos
complejo sea el mensaje, más densa será la actividad no verbal que lo acom­ ~· estar seguro') ele que é to permanecerían dentro del campo de Ja cáma­
paña y, en consecuencia, cabría esperar que el individuo que sufre una ca­ ras y desarrollarían comportamientc d interacción social. La solución CL)D­
rencia en el desarrollo verbal manifieste igualmente una actividad no verbal ~ istió en presentar el estudio a lo adolesce11tes co1no una enc.uesta obre sus
empobrecida. intereses por los animales, llevándolo a ~ "'te efecto a t1n Jacal en medio del
Por consiguiente, intentamos confrontar estas previsiones contradictorias ct1al se hallaba una jaula con un co11ejo \.. Ï\ro. "'e- llevó sucesi,,amez1te a cada
abordando una población de individuos que, debido a una condición deter- uno de los 22 sujeto a dicho local, ~compañado de otro adolescente. Las

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556 I Pensamiento y vida social
16. Lenguaje Y co unie clön l 557
cámaras situadas en este lugar filmaron a cada su] eto durante d
· d di · os perí odn.
sucesivos e ez minutos. En cl primer periodo se le dejaba , en compa·"V9 n6menos a través ~e los efectos de u~ desbordamiento hacia las zonas mo­
del otro ado Iescente, cerca de la jaula. Luego, una experimentador Illa trices, de una especie de exceso de excitación fisiológica, tampoco parece p0-
id I · b a, ya con~ der explicar estos hechos. Por el contrario, todos los resultados indican que
e~ a por os sujetos, entra a en el local y participaba en su interacción ..
101•
ciándose así el segundo período. De este modo se disponía de un ' esta actividad motriz es necesaria para la persona que habla y que crece en
d I · ' muestreo función de la densidad y la complejidad de la actividad verbal comunicativa
e os comportamientos no verbales de cada sujeto durante Ia interac cion·, con
un par, por una parte, y durante la interacción con un par y un adult en curso. En la tercera parte de este capítulo consideraremos un contexto
la otra. o, po e6ríco que pueda apor ar una dilucidación e stos resultados.
Una vez en el laboratorio, las películas fueron analizadas segun' 1
· h bi al
cedimientes a itu es. Un primer análisis consistió en cuantificar lo 5 dt1.e
os pro.
rentes gestos de los brazos y las manos, así como ciertos movimiento f .. c. Gestos, representación y comunicación
Ies, sin · ·6 d ¡
· disnnci · s ac1a-
n e,?~ nempos de palabra, de escucha o de silencio. Los
re~ultados dc este análisis no ~evelaron ninguna diferencia notable entre los La mayoría de los gestos desplegados por una persona que habla tienen
sujetos de ambos grupos estudiados. Pero un análisis de las películas son la apariencia de una actividad analógica. To siempre resulta fácil darse cuen­
· · rev~ léº. que 1os sujetos de los dos grupos habían presentado
d_e l a experiencia oras ta de ello, porque el auditor humano generalmente e ve obnubilado por la
tiempos de palabra similares y sin modificación independientemente de dimensión verbal y, por consiguiente, la gesticulación tiende a escapar a su
· · ' h u birese temido Iugar en ausencia. o' en presencia del adulto. que
1a mtcrac.cron En atención. Pero basta con observar una conversación entre terceras personas
esta medida. ~e pudo emp~~der un segundo análisis de los videos, limitado a cierta distancia o interrumpir el sonido del televisor durante la emisión
en esta ocasion a los movimrentos corporales intervenidos durante los per' de una conferencia o un debate, para ver aparecer de forma manifiesta la
dos de expresión verbal de cada sujeto observado. Esta vez, de los resultados mulútud de movimientos que esbozan, a menudo ta sólo de forma incipien­
surgía un efecto significativo: en comparación con los sujetos de nivel verbal ce y vaga, contenidos del discurso. La forma del obieto evocado, su movimien­
inferior, los de nivel superior presentaban un mayor número de gestos co­ to, su relación con otra cosa, sus atributos, su ocalización en el espacio geo­
municativos de los brazos y las manos. Este efecto se apreciaba tanto en la gráfico o en el espacio lógico del locutor ( «por una parte; por la otra», etc.)
interacción con el par solo como en la interacción que incluía al adulto. se manifiestan unos tras otros en su gesto. En los tiempos fuertes de la ex­
En consecuencia, este estudio no arrojó ningún resultado que viniese a presión verbal, este gesto puede invadir toda la actividad corporal, constitu­
apoyar la previsión de que los comportamientos no verbales se desarrollarían yendo la mímica. Pero generalmente sólo la mano habla y, la mayor parte
a título de comunicación sustitutiva o supletoria en los individuos que pre­ del tiempo, de manera apenas alusiva.
sentan un déficit en el desarrollo verbal. En efecto, en ningún momento los
individuos del nivel verbal inferior presentaron indicios que indicaran que
recurrían en mayor medida a las señales no verbales, en comparación con los a. Actividad analógica y representación
individuos del nivel verbal superior. Por el contrario, los resultados apoyaron
claramente la predicción alternativa: los individuos que presentan mayores
La observación de los niños de corta edad se presta para vislumbrar la
competencias utilizan en mayor medida el gesto. Así, los hechos parecen estar actividad analógica en su época de apogeo. En efecto, el niño no narra una
historia, una escena o un acontecimiento que ha vivido o imaginado, sino
en favor de la siguiente tesis: el movimiento se halla implicado en la activi­
que los restituye plenamente en forma de mímicas y onomatopeyas. Todo él
dad verbal del individuo y es función del grado de complejidad de dicha ac­
es la historia o el acontecimiento, y los representa con todo su cuerpo. Esta
tividad.
explosión expresiva se halla tan alejada de los modos narrativos verbales del
adulto que éste es incapaz de ver en ella una comunicación dirigida por el
niño a su entorno. Para el adulto, este niño simplemente está jugando Y lo
g. Conclusión
deja que juegue esperando a que se calme. Por otra parte, la misma actitud
caracteriza al occidental cuando se encuentra ante mimogramas grupales, como
Las diferentes experiencias que acabamos de ver han contribuido a apar­
los realizados en las culturas africanas. De forma similar a la anterior, la ex­
tarnos de una explicación del gesto y de la actividad motriz del locutor en plosión expresiva se percibe como un espectáculo o como una fiesta a la que
términos de «lenguaje del cuerpo». Una explicación alternativa de estos fe- hay que asistir únicamente desde fuera. Para el individuo acostumbrado a

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558 j Pensamiento y vida social
16. Lenguaje y comunicación I 559
expresarse con palabras y exclusivamente con fines de transmisión de infor.
macién, la explosión expresiva está desprovista de sentido. interoceptivos, posturales y motores, que son indicios de las motivaciones
Al continuar su desarrollo, el niño accede de forma progresiva al art actitudes y estados emocionales experimentados por este sujeto a través de sus
dc Ia conversación. La expresión mímica de los primeros años se difuminae experiencias del referente ( véase fig. 2).
subsistiendo únicamente corno vestigio en la actividad gestual a11alógica, ge~
neralmente limitada a movimientos de lo brazos o de las manos que esbozan
tímidamente formas contenidas en la exposición verbal. Sin embargo, en los _,_.,...,. cual Idades- ...
geornétrlco·
adultos en raras ocasiones se desbocará esta actividad analógica, pucliendo técnicas matriz conceptual
reencontrar temporalmente su apariencia típica de la edad temprana. Así
por ejemplo, veremos a aquel adulto gesticular desmesuradamente mientra~
cuenta el accidente del que escapó, la riña <le la que fue etstigo o cualquier
____ ....__ -
otro acontecimiento cuyo recuerdo e té cargado de emoción o de movimiento. REFERENTE REPRESENTAC ION

De esta forma, parece que dependiendo de la edad del locutor, de su --


cultura, de los momentos o las circunstancias, su actividad de comunicación
manifiesta grados variables de gesticulación analógica. En algunos casos, ésta cua a ea
únicamente se presenta a nivele mínimos, incipientes. Pero de cualquier ma­ dinámico­ matriz dinámica
.___ vectoriales
neta surge cuando hay expresión comunicativa. Para comprender este fenó­
meno no hay otra solución que tomar en consideración una parte muy olvi­
dada del proceso de comunicación: el referente o cosa de la que habla el lo­
cutor. Toda la psicología cognitiva contemporánea nos lleva a pensar que los FIG. 2. - Modelo teórico de los «portadores» del proceso de representación
lazos que se han establecido entre el referente y el locutor son lazo de una La matriz conceptual se constituye principalmente por las actividades de abs­
actividad perceptivo-cognitiva que se limita a la estructuración y formación tracción, de establecimiento de categorías conceptuales y de estructura lógica. La
de categorías, a la conceptualización y organización de vínculos lógicos. En matriz dinámica se debe a la actividad emotiva, interoceptiva, postural y motriz.
suma, según este punto de vista, el mundo al que nos enfrentamos y sobre
el que gira nuestra comunicación en un momento dado sería un mundo pura . Así pues, ésta sería la fuente de la actividad gestual del locutor. Cuando
mente geométrico y técnico, que se prestaría sumamente bien a un trata­ el locutor tiene que expresar, en el proceso de comunicación, esta represen­
miento a través de Jos procesos cognitivo-racionales del sujeto. Por lo que tación y hacer que su auditor comparta su sentido con él, es decir, el conjunto
respecta a las resultante de este tratamiento, son de tal naturaleza que, a su tanto conceptual como no conceptual, este locutor únicamente dispone de un
vez, se prestan rnuv bien a la comunicación en su forma verbocon~:ptual. En código de comunicación, el lenguaje, que es conceptual. ¿ Intentará traducir
re umen, entre el acontecimiento vivido por el locutor y la relación que de los aspectos no conceptuales de la representación a través de sus gestos? No,
éste hace a su auditor, sólo habrían contribuido lo «procesos mentale su.. ya que para ser comprendido por su compañero, estos gestos deberían ser

periores». infinitamente más elaborados que los vasos e bozos que generalmente cons­
Y sin embargo, el mundo con el que tratamos todos los días no es tan tituyen. Pero lo que necesita el locutor para seleccionar mejor las palabras
sólo geométrico >, técnico. También es dinámico y vectorial (Werner Y Kaplan, y las frases adecuadas para comunicar u experiencia global, es estar .en con­
1967; Osgood, 1962; Rimé, 198 3 ). El individuo está constantemente. en re­ tacto directo con esta experiencia. En esta operación las representaciones se
lación con un universo que nunca le permite ser neutro, que lo anima, lo avivan necesariamente y los elementos interoceptivos, posturale~ Y m.~tores,
atrae, Io rechaza lo trastorna y suscita en él gran cantidad de actitudes. Nos esos portadores de sentido, son esbozados una vez más en la gest1culacron del
hallamos ante dimensiones que, a u vez, son mucho menos captadas de modo locutor. Sin esta actividad, este último no podría recuperar plename_nte el sen­
conceptual que de modo afectivo, interoceptivo, postural, motor 1 gráfico. tido de lo que desea comunicar. En la condición de privación relattva d_e .mo-
Así, de lo gt1 h, bla el locutor cuando menciona su ref eren te en - la comu­ .
vimientos de la experiencia · d escrita
· antenorrnen
· t e, a pesar de la actividad
nicación no es tanto de las formas simbólicas o conceptuale como se ha con­ motriz compensatoria en las zonas libres del cuerpo, recordemos que se nidos
siderado' generalmente como de la representaciones globales que incluyen, tataba una reducción de las tasas de imágenes evaluadas en los contem os
además de e to aspecto simbólico y conceptuales, importantes elementos de los discursos. ·

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560 I Pensamlento y vida social 16. Lenguaje Y comunicación I 561

~on estos dato~, en apariencia técnicos, podemos comenzar a hacernos


b. Dese if ramiento y representación

una idea de la delicada tarea que emprende el ser humano cuand ·
· f ·, l . . o intenta
captar I a m orm~c1on q.ue e dirige uno de sus semejantes. Pero para nuestros
Antes de proseguir con este análisis conviene detenerse un inst fines, la parte ~as p.ert1nente del análisis teórico de Rommetveit reside en un
1 os procesos que se desarrollan ante la ,presencia. del locutor en el anted' en~
. . au ttor

modelo de la ~,111ám1ca a través ~e cual el auditor elabora progresivamente
cuya tarea consiste en captar el sentido de las palabras del primero. Se od ' Ja .r;present a.c1on, o estructura. significan te, que necesita para seguir la expo­
constatar que las operaciones que tienen lugar en él se sitúan en la pp rá sic1on de su ~nterlocutor. Co~v1ene detenernos en este punto, ya que una bue­
.~ d I d .
gacron e as ya escritas,1. operaciones
. del locutor. En todo caso esto ro1 on.
I na comprensión de esta noción de representación elimina definitivamente la
· , . es o imagen de l~ _sit~ación de ~omu~icación en tanto que simple juego de pala­
que se d espren d e d e I ana rsis teorico propuesto por Rommetveit ( 1971) t
. experimenta.
numerosos tra b ajos . I es rea 1·izados ~n la Universidad de Oslo. ' Este
ras bras, de codificación y desciframiento, caracterizado sobre todo por operacio­
nes de traducción. Por el contrario, aquí la comunicación es concebida como
au tor recuerda que para el audi tor, un mensa Je tan sólo es una secuencia cl
sonidos. Las palabras sólo surgirán del mensaje si se efectúan las operado e un proceso dinámico, donde la actividad cognitiva tiende constantemente a
. . . b f nes garantizar cierto grado de sintonía, o de acuerdo, entre los participantes.
percepnvo-cogrnnvas so re estas ormas sonoras o visuales. Un proceso de es-
El modelo ( véase figura 3) toma como punto de partida lo que Rommetveit
cucha o de lectura activa debe presidir estas operaciones: por medio de ést
denomina el proceso inicial de referencia. Se trata del último nivel del prece­
las secuencias temporales de sonidos serán divididas siguiendo las reglas mor­
so de comprensión: la elección de un correlato semántico específico, seleccio­
fológicas y semánticas del lenguaje de que dispone el receptor. De esca rns,
nado en función del contexto general del mensaje. De ahora en adelante, a
nera ~e observ~ que l~ percepción de una ~alabra es un proceso complejo, una idea emitida por el locutor corresponde una cierta idea en el auditor.
organizado segun una jerarquia: la palabra solo puede surgir para el auditor Lo que muestra este modelo es cómo esta idea, una vez nacida, se elabora
en respuesta a una demanda interna de significado . A todos los niveles ope­ de forma dinámica, cómo se enriquece y se precisa, un poco como la ola
rativos, el receptor se halla activo, confrontando constantemente la informa­ que surge, toma forma, se alimenta y se modifica en función de su masa, de
ción que llega con Ios modelos internos de que dispone y que elabora en gran Ja corriente, de los vientos, de los fondos, etc. En efecto, una vez seleccio­
parte durante estas mismas operaciones. En estas últimas, Rommetveit dis­ nado, el referente percibido por el auditor se conecta con un proceso de re­
tinguió tres niveles sucesivos. El nivel más bajo es el que acaba de ser men­ presentación que crea y mantiene en su centro el concepto abstracto que co­
cionado y que conduce a engendrar Ia forma de la palabra a través de la con· rresponde al referente. Sin embargo, un concepto abstracto, en tanto que tal,
frontación del estímulo entrante con las formas perceptivas familiares. El si­ sería inutilizable par-a el espíritu humano, ya que debe estar apoyado por los
guiente nivel comporta la búsqueda y selección de un correlato semántico elementos que le confieren su sentido. Según Rommetveit, desde el principio,
apropiado a la forma así aislada. Por último, en el nivel superior, se pone a el proceso de representación es apoyado de esta forma por dos tipos de ele­
prueba este correlato semántico como parte específica dcl mensaje, aferente mentos: las asociaciones, por una parte, y los procesos emocionales, por la
y apropiada a éste. En efecto, el primer significado que surja en el receptor otra. Durante todo el resto del intercambio, este proceso será alimentado por
puede no ser correcto. Es la confrontación de este significado hipotético con nuevos elementos asociativos y emocionales, al mismo tiempo que afectará
otros datos provenientes de la fuente de información la que permitirá saber retroactivarnente a los elementos asociativos y emocionales que surjan.
si lo es o no. Por lo tanto, cada nivel del proceso jerárquico de la compren· De esta forma aparece una estrecha analogía entre los procesos del locu­
si6n debe ser concebido como una especie de subprograma o de test de hipó­ tor, definidos anteriormente, y los del receptor, abordados aquí a través del
tesis, inscrito en el seno de la operación superior inmediata, de manera que modelo de Rommetveit. Tanto uno como el otro «trabajan» alrededor de un
una invalidación de ln hipótesis en un nivel posterior de la secuencia provoca vector central: el concepto abstracto. El locutor debe elaborar este vector de
inmediatamente un retorno a los niveles inferiores. En condiciones normales manera que pueda portar el sentido que se desea comunicar. Es la interacción
dc comunicación, la operaciones de nivel inferior, que garantizan el reco?o· de los datos geométricos-técnicos y de los elementos dinámico-vectoriales rela­
cimiento de las formas, tienen una duración sumamente breve y no dejan tivo al referente lo que subtenderá esta operación. El auditor debe captar este
huella alguna una vez cumplidas sus funciones. Se trata, pues, de operaciones vector y es la interacción de los datos asociativos y emocionales evocados e~
I •

auxiliares cuyo único objetivo es permitir el acceso a los procesos sernäntrcos él por este vector los que condicionarán esta captación. Así p~es resulta evi­
y cognitivos de nivel superior. Comprendernos las ideas y los mensajes, v los dente que cuanto mayor sea el contacto directo que el emisor .tenga e.on
recordamos, pero no almacenamos las imágenes visuales o acústicas a través la representación, sobre todo a través de la gesticulación analógica, mejor
de las que son transmitidas estas ideas y estos mensajes.

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562 I Pensamiento y vida social
16. Lenguaje y comunicación I 563


pretación en el que interviene únicamente el auditor. En efecto, salvo Ios
proceso aaoclatlvo
raros casos de gestos convencionales que presenta cada cultura (levantar el
pulgar para indicar que todo va bien, guiñar el ojo para manifestar cierta
complicidad, etc.), es en este vector conceptual donde se concentran los es­
fuerzos de comunicación del locutor y es en esta modalidad donde espera
encontrar Jas representaciones del auditor. Sus gestos, por su parte, tan sólo
proceso de referencia
--~-----------~-.-~,--
-- .....
proceso de representación
pueden dar lugar a un proceso de formación de impresiones del que el audi­
tor deducirá una imagen inferencial sobre la persona de su interlocutor, sus
----------------~ -- estados afectivos, sus rasgos y sus capacidades. Pero este proceso es suma­
mente azaroso en Ja medida en que no deja lugar para la verificación y el
reajuste. Además se basa en un material particularmente delicado, ya que se
proceso afectivo-emocional
rrata de manifestaciones ligadas a esta parte de la experiencia que el propio
locutor domina con mayor dificultad para llevar a cabo una traducción dentro
de la matriz lógico-conceptual común.
En segundo lugar, hay que subrayar que en Ia mayoría de las situaciones
FIG. 3. Modelo teórico de los tres componentes del significado de la palabra para de comunicación, los interlocutores prestan poca atención a sus gestos res­
el auditor, según Rommetveit ( 1971) pectivos. El estudio de la mirada en la interacción social revela que la mayor
Su estructura temporal cs esencial. En su punto de partida se encuentra el parre del tiempo, ésta es dirigida al rostro del interlocutor o hacia puntos del
proceso de referencia que consiste en la elección de un correla to semántico apro­ espacio sumamente alejados de su persona (Rimé, 1977)~ Generalmente, tras
piado para la palabra percibida. Luego, se desarrolla el proceso de representación, una conversación, las personas son incapaces de describir la gesticulación de
apoyado por los procesos asociativo y afectivo-emocional.
su interlocutor. En base a estos elementos resulta sin duda razonable consi­
derar que los comportamientos no verbales del interlocutor ocupan> por lo
será Ia selección de los vectores conceptuales más indicados para hacer que general, la periferia del canal de la atención del sujeto, mientras que el centro
aparezcan en su interlocutor las asociaciones y emociones apropiadas y, por de este canal se halla reservado a las tareas de codificación y desciframiento.
consiguiente, una representación que corresponda a la que deseaba comuni­ En este sentido, respecto a los procesos perceptivo-cognitivos del receptor, la
car. Sin duda, ésta es la condición indispensable para garantizar un cierro gra­ relación entre la comunicación verbal y las informaciones no verbales que éste
do de intersubjetividad en Ia comunicación humana. recibe es la relación entre la figura y el fondo. Los elementos del fondo están
presentes a título de captadores potenciales de atención. Pero incluso si no
atraen la atención principal, en general dan una cierra coloración a la fi.gura
c. Gestos y desci!ramiento central. Sin embargo, esta contribución de la motricidad probablemente po­
dría encerrarse en paréntesis sin grandes daños, ya que numerosos trabajos
Hemos adoptado el punto de vista de que la actividad no verbal del lo­ sugieren actualmente que el canal vocal, con sus innumerables playas de va­
cutor carece de valor de comunicación, ya que formaría parte integrante del riaciones del ritmo y de las cualidades sonoras, es por sí mismo portador de
proceso de representación y elaboración conc:~tua1 que tiene !ugar en lo­ :J una gran parte de la información que utiliza el interlocutor para for] arse una
cutor. Pero ¿no significa esto que esta motricidad, que ?;anuene relaciones impresión sobre los afectos y la personalidad del locutor.
de analogía con el contenido verbal en vías de elaboración, lle~a, por esta Pero la perspectiva de la figura y del fondo .como. modelo te?;ic~ de_ la
misma razón, un cierto número de informaciones útiles para el auditor? A esta relación entre Io verbal y Jo no-verbal en el desciframiento, también implica
pregunta hay que aportar tres elementos de respuesta. . que, en ciertos momentos, esta relación pueda invertirse, de manera que los
Primero, es cierto que la gesticulación refleja necesariamente, al menos comportamientos no verbales ocupen el papel de figur~ _Y el centro del can~l
hasta cierto grado, las representaciones y elaboraciones que se desa~rol!~ de atención. Dos tipos de circunstancias parecen propicios para provoc~r di­
en el Jocu tor. Pero en este caso ya no se trata del proceso de co~un~cac1on cho vuelco: el aumento de intensidad de lo no-verbal y el descenso de inten­
en tanto que tal, donde locutor y auditor se esfuerzan para contrtbuu. a la sidad de lo verbal. La primera eventualidad se presenta cuando los. compor­
sintonía de las representaciones intercambiadas, sino de un proceso de inter· ramientos no verbales resultan ínhabiruales, excesivos, extraños o discordan-

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5 f P n amiento y vida soclal 16. Lengutje y comunicación I 565

te en relación con la situación o el contenido del intercambio. En este ca sumamente diferentes. Pero sus opiniones sobre este tema concuerdan de for­
aumen ta su re l .teve y comienzan
. .
a tener un mnega ble impacto sobre el int so, ma estrecha.
I ocutor. Esto es I o que se produce sobre todo en las interacciones con Ier. El antropólogo francés Marcel Jousse (1924; 1955) fue sin duda el pri­
individuos psicopáticos que presentan, en diversos aspectos, comportamientos mero en dar forma a esta cuestión. Su punto de partida era la idea de que,
no verbales excesivos (Rimé, Bouvy, Leborgne y Rouillon, 1978). Entonc:s antes de toda simbolización, el individuo lleva a cabo la comprensión de Ia
. u interlo:utor tiende a tomar una posición de repliegue respecto a ellos en ;¡ realidad a través de la actividad corpora], de modo gestual y motor. Por con­
siguiente, los primeros medios de la comunicación de Ia experiencia serían la
mte cambio. Agreguemos que el cambio de punto de vista que interviene
gesticulación y la onomatopeya. A estos medios que presentan la ventaja de
cuando se produce dicho vuelco sin duda tendrá graves consecuencias sobre
una restitución directa o analógica de la experiencia, las culturas habrían sus­
el resto de la interacción. En efecto, de suceder eso, es el rol social lo que
tituido los lenguajes convencionales, según la visión antropológica de J ousse.
evoluciona, pasando de ser el de un participante al de un observador. Toda
De esta forma, durante su desarrollo, cada individuo se vería obligado, a su
la dinámica posterior de la relación se verá afectada por ello, como sucede
vez, por la presión social, a abandonar la primera modalidad expresiva para
en Ia vida corriente cuando uno de los interlocutores ha presentado un com­
recurrir a las convenciones lingüísticas, sumamente elaboradas, pero alejadas
portamiento ( torpe, equívoco, excesivo, etc.) que no responde a las expecta­
de la experiencia personal. Sin embargo, en las circunstancias en que se halla
tivas o a las normas del otro. Por lo que respecta al descenso de intensidad
menos sometido a las coacciones sociales, el individuo tendería a regresar a
del canal audible, segundo factor que puede provocar el vuelco que lleva los
formas expresivas próximas a esta modalidad primitiva. Esto hace que Jousse
comportamientos no verbales al centro de la atención del auditor, puede in­ conciba que los medios lingüísticos disponibles se extiendan desde un estilo
tervenir sobre todo en caso de producirse interferencias sonoras en el proceso «oral», concreto, subjetivo, idiomático y débilmente elaborado a nivel de lé­
de comunicación ( ruidos, perturbaciones ambientales). Algunas experiencias xico, de lógica y de sintaxis, hasta un estilo «escrito», modo de expresión
han mostrado que en dichas condiciones de mala recepción de la señal audi­ de apariencia libresca, en el que la palabra es abstracta, alejada de la expe­
ble, el receptor explota efectivamente los datos visibles y, apoyándose sin duda riencia, impersonal y caracterizada por una fuerte articulación. En el marco
en Jos movimientos de labios del emisor, consigue de esta manera clarificar de las teorías psicológicas del desarrollo individual, autores como Wallon
el mensaje verbal. {lq7Q) y Werner (Werner y Kaplan, 1967) fueron conducidos a considera­
ciones muy parecidas a las introducidas por Jousse. Al igual que este último,
e to autores distinguen dos formas opuestas de la expresión que tendrían
d. Los estilos de lenguaje u origen en momentos sucesivos de la ontogénesis. Sin embargo, estas teo­
rías p icológicas ya no consideran que el paso a la forma expresiva conven­
No todas Jos experiencias tienen una igual carga de elem nro geométrico­ e, ,n,11 sea resultado de una presión social, sino consecuencia de una evolu­
técnico y ele lernentos dinámico-vectoriales. E capar por Jo p los de un ción e pontánea del niño que, al diferenciar cada vez más la percepción de
accidente autornovilí rico dará lugar a representaciones cargadas de elemen­ 11 ~ LCÎon, recurrirá a medios cada vez más elaborados para relacionar estos
to afectivo , interoceptivo , po rurales y gráficos; abordar un problema de los momentos a través de su actividad de representación y expresión. Wallon
álgebra engendrará representacione cargadas de elem ntos conceptuales erti· dr ungue entre la expresión adulta, dominada por la actividad simbólica, Y la
culada de forma lógica. Relatada a una tercera per ona, ln prim ro situación expresión primitiva a la que la anterior a veces cede su l~g~r y donde los
suscitará una e.. rpre ión verbal y una ge ticulación muy diferente d las que gestos y las actitudes ocupan un papel central. Wer~er distingue entre el
caracterizarf n n la unda. Adermis, hay que tomar en cuent que el proce o lenguaje «interior», forma de expresión verbal poco articulada }' enl.azada con
de repre enn ción e plá tico en relación con la expresión verbal. Así, el acci­ la experiencia, y el lenguaje «exterior», forma codificada y convenc1o~al. ~or
dente ut rnovill tico narrado a un vecino no tendrá la forma lingüística del último, en psicología acial, también Moscovici ( 1967) oponía dos estilos lin­
informe que el sujeto har e11 el evero contexto de un tribunal; el problema guísticos diferentes. Por una parte distinguía «un código muy elaborado,, poco
de ál br e . presará en do modalidades diferentes dependiendo de que redundante más organizado a nivel sintáctico y que emplea un mayor numero
a "PU to en un alón de ela es o sea objeto de una controversia entre de sustantivos», y por otra parte, «un código mas redundante menos ~labo­
do mnt imãtico migo d sde hace mucho tiempo. Dependiendo de los te­ rado menos organizado a nivel sintáctico y que emplea un mayor. num~ro
ma , lo cont no y ] itu ciones de la comunicación, es el conjunto de la de verbos». Este autor designaba a estas dos modalidades como lenguaje escrito
f rma . rpr iv d pt d p r I lo u tor lo que puede variar, Esta for~a ha y lenguaje oral respectivamente.
id b r por u tore pertenecientes a horizontes teóricos en ocasiones

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566 I Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicaclón I 567

Así, se ha encontrado con una notable unanimidad la oposición de do


estilos de lenguaje en los diferentes autores que han abordado esta cuestió~ e. Los estilos gestuales
(véase la tabla I). Según su perspectiva común, toda expresión verbal ocu..
paría cierta posición en un continuum que separa dos formas extremas: una i cl gesto está íntimamente relacionado con la codificación verbal, cabría
poco articulada, próxima a la experiencia y poco comunicable, a la que po.. esperttr que éste presentase formas variables, en correlación con el estilo de
dríamos designar estilo directo, y otra muy articulada y altamente convencio.. lengt1!1je adoptado por el locutor. Dicho de otra manera, a las variaciones
nal, a la que podríamos llamar estilo mediatizado. Esta posición particular de estilo de lenguaje deberían corresponder variaciones del estilo gestual. Esta
que ocupa la expresión del individuo en este continuum del lenguaje tendría lii¡,ótesis encuentra un considerable apoyo en los trabajos del norteamericano
implicaciones precisas para el conjunto de las facetas de su actividad de co­ Frce(Jrnan ( 1972 ).
municación: nivel de léxico, nivel sintáctico y de la organización del discurso )
L:1s observaciones ele este autor lo llevaron a elaborar una clasificación
nivel del flujo verbal y del paralenguaje y nivel gestual o no verbal. del gesto que comporta dos grandes categorías de movimientos que acompa­
ñan la expresión verbal del locutor. La primera de ellas agrupa los gestos
(11n¡Jlios y largos que, de una manera vaga o. con menor frecuencia, de una
ma11era precisa, constituyen una descripción del contenido verbal, indepen­
ÎABLA I. - Los estilos de lenguaje dienrernente de que se trate de un referente físico o de una idea abstracta,
como puede ser un sentimiento o una emoción. Freedman los denomina ges­
Estilo «directo» Estilo «mediatizado» tes de primacía motriz ( motor primacy J. En efecto, según sus observaciones,
estos gestos se manifiestan cuando las signdicaciones motrices, particularmen­
Principales te vivas, dominan el proceso de representación y tan sólo e dejan dominar
, .
caractertsttcas: con dificultad por la expresión conceptual. De esta forma, dichos gestos serían
Expresión Expresión concreta, subjetiva, Expresión abstracta, objetiva, típicos de una expresión verbal solamente articulada en parte y, por consi­
idiosincrática y contextua­ impersonal y descontextua­ ouiente, caracterizada por modos de léxico: sintácticos y gramaticales con un
lizada lizada bajo nivel de elaboración. Estas características son ias del estilo lingüí~tico
al que hemos denominado anteriormente estilo directo. Los gestos de prima­
Léxico Vehículos personales, idiomá­ Vehículos alejados de la expe­
cía motriz constituirían así el correspondiente motor de este estilo.
ticos inmersos en los esta­ riencia, altamente codifica­
La segunda categoría de gestos puesta de manifiesto por Freedman se
dos afectivos, posturales y dos, dominados por la ex­
presión convencional compone de movimientos más reducidos J' discretos, que ya no tienen la .apa­
dinámicos
ricncia analógica de los precedentes. Estos ges os se conforman con dar ritmo

mtaxis• Débil articulación de las co­ Alta articulación de la cone­ al discurso y acentuar la entonación vocal, sin referirse en apariencia. d.e modo
nexiones lingüísticas xiones linguísticas alguno al contenido verbal propiamente dicho. Este autor los de?o~1na ges­
tos de primacía verbal ( speech primacy ), ya que parec~n dar prioridad a ~a
Denominaci6n e, presión verbal. Freedman ob ervó que esta categoría de gestos se pro?Dcia
según los autores:
Expresión adulta dominada
en asociación con Ias formas de lenguajes más diferenciadas . >'. mejor articula-
~ ,
\Y/allon Expresión primitiva mediante das. Acompañan los discursos en los que la estructu~a s1ntact1:ª. ;s mas co:11-
gestos y actitudes por la actividad simbólica pleta, De esta forma, aquí encontramos una vez mas la _d~~n1c1on del esulo
Expresión «algebrizada» basa­ lingùístico mediatizado, cuyo correspondiente gestual residiria, por tanto, en
Jousse Expresión oral-global basada
en la experiencia concreta da en las convenciones lin- estos gestos de primacía verbal.
.. , . Por último, añadamos que, al igual que los autores que han tratado lo
guisncas
estilos de lenguaje. Freedman con idera que los es!ilos ges~uales de~~n con­
Werner y Kaplan Lenguaje interior enlazado con Lenguaje exterior codificado y cebirse en términos de continuum. Las do categorias descrita deíinirlan s_us
la experiencia convencional dos polos. Al igual que los estilo de lengua¡e, los estilos gestuales evoluc:~
nadan a lo largo de este continuum, dependiendo de la edad del locutor,
Moscovici Lenguaje «hablado» Lenguaje «escrito»
los referentes, los contextos, los interlocutores, etc.

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568 I Pensamiento y vida social
16. Lenguaje y comunicación 1 569

f. Un modelo de los estilos verbo-gestuales estos casos,. la captaci6? es poco articulada y débilmente codificada, ya que
)~ que .dom1~a en el s~¡eto respecto al referente son las imágenes vivas y las
En la primera parte de este capítulo hemos examinado cierto número d dimensiones mterocepnvas, posturales y motrices de la captación. Otro tanto
datos que ponían de manifiesto algunas variaciones importantes del lengua·e ucede cuando el referente tiene dimensiones perceptivo-dinámicas muy mar­
del locutor en función de factores como la relación social existente entre 1 Je cadas (imágenes vivas, movimientos, desplazamientos rápidos, etc.) o estruc­
. 1 1 . os
inter ocutores, as coacciones normativas de la situación. la distancia en rela.. turas complejas ( configuraciones, relaciones, etc.) que lo hacen menos acce..
ción con el referente y la naturaleza del canal de comunicación. A continua. sible de manera inmediata para la red cone ptual y lógica que ofrece el
cién, nuestro análisis teórico de las relaciones entre el gesto y la palabra nos lenguaje. De manera inversa, el referente impersonal, antiguo, habitual, dé­
llevó igualmente a considerar que el estilo de lenguaje, al igual que el estilo bilmente dinámico o simple será asimilado con mayor facilidad por las estruc­
gestual, podían variar en un continuum en función de varios factores, men­ turas conceptuales convencionales de que dispone el sujeto. Ciertas experien­
cionados aquí tan sólo de forma alusiva. Ahora se trata de examinar estos dife.. cias han demostrado que, cuando se obligaba a los sujetos a hablar de un
rentes factores de una manera sistemática, ya que parecen constituir los ver­ referente de alto impacto perceptivo-dinámico (configuración espacial com­
daderos determinantes del lenguaje que se adoptará en la comunicación. Esto pleja o imagen visual a describir), sus comunicaciones iban acompañadas de
fue lo que intentamos hacer en un modelo teórico (Rimé, 1983) que esboza­ una considerable elevación de la tasa de gestos de articulación débil, en com­
remos brevemente. paración con lo que se produce cuando el referente impuesto tan sólo tiene
~n ~u extraordinario análisis de la función de los símbolos durante la psi­ un débil impacto perceptivo-dinámico.
cogenesis, Werner y Kaplan ( 1967) mostraron que una actividad expresiva, La relación entre el sujeto y sus representaciones, segundo ejè del mode.
para adquirir la propiedad de comunicación, debe necesariamente hacerse lo, es una dimensión no situacional en el sentido de que, a nivel experimen­
autónoma. Dicho de otra manera, debe diferenciarse, desprenderse de la ma­ tal, no puede ser manipulada, sino que forma parte de las características per·
teria concreta de la experiencia que traduce y llegar a manifestarse en moda­ sonales. Esta dimensión implica la edad del sujeto, su nivel de desarrollo,
lidades impersonales, objetivas, comunes y convencionales. Esto significa que, pero también sus condiciones socioculturales y factores de personalidad como
para estar en condiciones de comunicar su experiencia, - el niño debe llegar a los estilos cognitivos, rudas las condiciones que pueden afectar la capacidad
ser capaz de ya no estar sumergido en ella y de tomar distancias respecto del sujeto para forjarse del mundo representaciones impersonales, objetivas,
a esta actividad expresiva. Al cumplir esta condición, las modalidades con­ codificadas, exentas de idiosincrasias. De este modo, algunos datos recopilados
ceptuales convencionales pueden ser aplicadas a su experiencia, pudiéndose recientemente por nuestro laboratorio sobre niños de cuatro niveles diferen­
establecer así una comunicación efectiva entre el niño y su interlocutor. tes de escuela primaria mostraron que a medida que aumenta el nivel escolar,
Esta perspectiva general inspira el modelo teórico del que vamos 11 hablar. surge con mayor fuerza el estilo gestual formal. De manera similar, a nivel
En él se considera que el individuo que comunica se halla inmerso en una red de variables de personalidad, Freedman, O'Hanlon, Oltman y Witkin ( 1972)
de relaciones que incluye cuatro dimensiones: el referente, la representación, observaron que los individuos dependientes del campo, estilo perceptivo-cog­
la situación y el interlocutor. En relación con estos elementos, este individuo nitivo de articulación débil, presentaban un mayor estilo gestual de prioridad
motriz el estilo informal mientras que los individuos independientes del
puede ser más o menos autónomo, diferenciado. Este modelo prevé que cuan­
campo, estilo perceptivo . cognitivo de fuerte articulación, manifestaban la ten­
to mayor sea esta diferenciación, más se alejará el estilo verbo-gestual del
dencia contraria.
sujeto del estilo directo, de baja articulación, para deslizarse hacia el estilo
Por situación de comunicación, tercera dimensión del modelo, se entiende
mediatizado, de alta articulación. En resumen, el grado de articulación del
tanto el soporte físico que traslada el men aje hacia el interlocutor ( teléfono,
lenguaje sería función del grado de polarización que el locutor mantiene con
micrófono, altavoz, télex, etc.} como la condiciones ecológicas en las que se
cada uno de los elem en tos del proceso de comunicación en que participa.
efectúa la comunicación. Para la cuestión que nos ocupa, no puede ser indi­
Ahora ilustraremos esta regla en relación con las diferentes dimensiones con­
ferente, por ejemplo, dirigirse a otra persona desde el mismo plano físico ho­
sideradas.
rizontal que hacerlo desde un púlpito, una tarima o una tribuna. Un con­
El individuo se diferencia poco del ref eren te ( objeto o acontecimiento del cepto útil para la cuestión de las relaciones entre locutor y situación podría
que dicho individuo habla) cuando este referente lo implica directamente (su ser el concepto de familiaridad, ya que la polarización de clichas relacion~
vida afectiva, sus bienes, sus opiniones, sus convicciones, etc.), cuando cons- está en función inversa al grado de familiaridad del locutor respecto a la si­

tituye una e.:periencia reciente o cuando resulta inhabitual para él. En todos tuación en cuyo seno comunica. Así, Moscovici y Plon ( 1966) observaban

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16. Lenguaje y comunicación \ 571

que una persona poco acostumbrada a utilizar el teléfono, lo aborda a tra~.,és cierto grado de intersubjetividad. En consecuencia, este estudio ha evolucio­
de un lenguaje altamente convencional y codificado. De forma inversa, cuan- · nado hacia una ciencia del código, preocupada sobre todo por cl examen de
do el locutor explota un medio al que está habituado desde hace mucho frases in vitro. Cuando la psicología comenzó a interesarse por la actividad
tiem o, podrá expresarse siguiendo un estilo informal. niotriz que anima al individuo que habla, de nuevo fue la vía del código la
Por último, por Jo que respecta a la relación entre sujeto e interlocutn- se que fuera adoptada para explicarla. Por consiguiente, los comportamientos no
....odrí considerar, en un primer nivel, una diferenciación igual a cero. El len- verbales fueron considerados, con toda naturalidad, como un aspecto de las
uaj in erior, 1 lengu je del sueño, el lenguaje del esquizofrénico ilustran señales transmisoras de información y los investigadores consagraron sus es­
este ca o (Werner y Kaplan, 1967), ya que aquí el locutor J' el auditor se fuerzos a in tentar encan trar el medio de descifrarlos.
confunden: es la inmediatez de la experiencia la que domina. A este nivel En este capítulo se puso el acento en el hecho de que el lenguaje adop­
aún no e plantea la cuestión de los estilos expresivos, puesto que no hay tado por los individuos y la gesticulación que éstos despliegan al hablar no
ue codificar la experiencia en vistas a una comunicación. El nivel inmedia­ encuentra su principal explicación en la lógica del código. En su esencia, el
tamente po terior es donde el mensaje del locutor no es dirigido a otra per­ proceso de comunicación es un esfuerzo que tiene por objetivo compartir la
sona más que de una manera tangencial, cuando piensa en voz alta o describe representación. Hemos examinado las co1:1plej as b~se~ a partir de las. cuales
su propia experiencia para sí mismo ante un testigo. En este caso, la dife­ el locutor y el auditor pueden tender hacia este objetivo. Hemos considerado
renciación oscila entre cero y un mínimo, }' cabe esperar que el locutor tam­ las funciones y los límites de la actividad gestual. Pero sobre todo hemos
bién o eile entre un estilo interior estricto }. el estilo verbo-gestual directo subra1•ado que, desde el momento mismo en que se esboza, el proceso de co­
de articulación débil. En el iguiente nivel, el locutor dirige su comunicación municación está inmerso en una matriz social cuyas dimensiones afectarán, de
sin ambigüedad hacia un interlocutor al que considera íntimo y, en este caso, manera dete1111ioante, las formas de lenguaje y los modos gestuales que sur-
traducirá su experiencia en un modo directo y elato, haciendo participar ple­ giran duran te los intercambios.
namente a este interlocutor dc su propia subjcti idad y confiriendo a los men-
ajes tan sólo una codiíicación convencional limitada. A medida que el sujeto
aleja dc la relación íntima para aproximarse a modalidades relacionales
más diferenciadas. se debería ob ervar un deslizamiento del e tilo verbo-ge .
tual h ci f rrnas cada vez más mediatizadas y convencionales, incluso «pro­
tocolariai », Este ería el e, so, hasta cierto grado, cuando el individuo e di­
rige a al ui n u no con ce }', en un g ·ado aún mayor, cua~do. c~n\1e~ a
con un inrerlo utor 1 que percibe como dominante, corno superior jerarquice
O e mo una p r na tla que: ehe 1 e.. peto. En el continuum e ac~ntú cl
nivel d odi ic ci6n ] 1 estilo expresivo. En ituacione extrema , in duda
e rip r n r Iida ] 111 e tilo lcl lenguaje e cri to )'~ 1~e coana han u~e-
rido covici y Plon ( 1966 ), n 1~1 e cri tura, lt, 1 olr r1zac1~n ele las rel, ~10-
ne ntr u] to e int rlo utor e considerable en cíec to, el 1ntcr~ocutor t1~11-
d I
r nénirno y lej, no, t1111t , nivel psicológico orno a nivel e. JJ~1c10-
m r, l. ñadarno qu e t continuum encuentra t'"1l vez su ¡ unto fin., 1 ~n
l til jurídico e rrraordinatiamcnre codificado 1 de tinado, má que nin un
tr , I par ~ n raliza lo», I juno ' anónimo.

g. Conclusión

n j I Ia I , tu ¡0 del lenguaje }r de la comunicación se ~a carac-


t riza- . . . . ,IJ-.r un noo lo implifi dor que ig. ora 1 locutor al auditor Y la

e mpl ji I op r cion - u lo unen en u tentati a de alcanzar un

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