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Uno de los aportes más importantes del Ecuador al Derecho Internacional y el Sistema
Interamericano del siglo XX fue sin duda la Doctrina Tobar. Una propuesta que nació en
1907, formulada por el Canciller ecuatoriano Carlos R. Tobar. Conocida por muchos como
la doctrina de la legitimidad democrática, propuso que no se reconociera a los gobiernos de
facto surgidos de actos de fuerza contra gobiernos constitucionales. Tobar instaba a que
“las Repúblicas Americanas por su buen nombre y crédito, aparte de otras consideraciones
humanitarias y altruistas, deben intervenir de modo indirecto en las discusiones intestinas
de las Repúblicas del Continente”.
Fue enunciada en 1907 y sostiene que no debe otorgarse el reconocimiento a los gobiernos
resultado de un acto de fuerza mientras no haya sido legitimado constitucionalmente;
Pretendían ofrecer un obstáculo a las frecuentes revoluciones y golpes de Estado que a
menudo había en los países hispanoamericanos.
“Las repúblicas americanas, por su buen nombre y crédito, aparte de otras consideraciones
humanitarias y altruistas, deben intervenir de modo directo en las decisiones internas de las
repúblicas del continente. Esta intervención podría consistir, a lo menos, en el no
reconocimiento de gobiernos de hecho surgidos de revoluciones contra la constitución”.
La mayoría de las críticas de dicha doctrina se dirigieron hacia si era moral y políticamente
válido o no que el gobierno mexicano se mantuviese neutral en presencia de gobiernos
clasificados como dictaduras.
esta doctrina fue criticada y acusada de absolutista e intervencionista, su espíritu de evitar
conflictos bélicos y el uso de la violencia para resolver disputas, regularizar la vida
institucional y el orden democrático en América Latina propició la nominación de Tobar en
1909 al premio Nobel de la Paz, designación motivada por el objetivo de la doctrina de
reducir la amenaza de revoluciones y guerras civiles en el sistema interamericano,
haciendo hincapié en la necesidad de que todos los gobiernos apoyen el establecimiento
del constitucionalismo y la democracia
Aceptación entre las Repúblicas de Centro América
En su tiempo esta doctrina fue adoptada por cinco gobiernos de América Central que
suscribieron en Washington, el 20 de diciembre de 1907 el Tratado general de paz y
amistad. También la doctrina fue aplicada cuando el presidente de EEUU, Woodrow Wilson
manifestó que no podía reconocer al gobierno del Gral. Victoriano Huerta ocurrida por
revolución en 1913 contra la administración del presidente de México, Francisco Ignacio
Madero.
El profesor francés Luis Le Fur, expresó que la condición indicada como base del
reconocimiento de facto, de exigir la consulta al pueblo en unas elecciones regulares,
equivale a autorizar el examen y determinación de la regularidad de dichas elecciones,
fiscalización que podría implicar el control de la política interna de un Estado. Concluye
dicho publicista por señalar falta de precisión en las previsiones de la Doctrina, a la cual
juzga por este motivo, perjudicial.
Contrariamente a lo postulado en la Doctrina Tobar, Podestá Costa opina que desde que un
Gobierno de facto es capaz de sostener el orden interno, de garantizar la vida y la hacienda
de los habitantes y de cumplir los compromisos internacionales contraídos por los gobiernos
precedentes, debe ser reconocido por los demás Gobiernos.