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Aprendí a leer desde muy pequeña, no recuerdo la edad, quizá entre los cuatro

y cinco años. Una de las primeras palabras que mi madre me enseñó fue
“fresa”, recuerdo muy bien que lo leí del shampoo que usaba, y quizá tenga
que ver algo el que ahora mi fruta favorita es la misma. A partir de ese
momento, mi vida cambió por completo, quería explorar y aprender a leer
cada palabra que encontrara, fue un proceso muy divertido. Agradezco mucho
cada cuento, cada historia, cada anécdota, cada mito, cada libro, cada
documental, cada entrevista, cada ensayo y cada obra, que desde ese
aprendizaje he podido leer. Han sido, sin duda, mundos maravillosos que me
han hecho reflexionar, pensar y cambiar aspectos negativos de mi vida.
Rosa Virginia Salazar Lucero

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