Está en la página 1de 9

UNA MIRADA LINGÜÍSTICA DEL AULA: COMUNICACIÓN O CONEXIÓN EN

INTERCAMBIOS LINGÜÍSTICOS ENTRE ADOLESCENTES

Mariela Masih
Patricia Supisiche

Universidad Nacional de Córdoba


Facultad de Filosofía y Humanidades – Escuela de Letras

En esta presentación procuramos sistematizar algunas observaciones


asistemáticas referidas a los intercambios lingüísticos entre adolescentes de la ciudad de
Córdoba Capital. Tales datos nos permitirán diseñar una tarea de investigación más
amplia orientada a una caracterización sistemática del habla de los adolescentes en
situación de riesgo. Vale destacar que si bien la adopción de particularidades
lingüísticas de los adolescentes no es exclusiva de esta época, en la actualidad se
observa una interesante profusión de formas lingüísticas juveniles, dato este que puede
resultar significativo.

Esta propuesta se inserta de un proyecto más amplio que apunta a caracterizar el


habla de los adolescentes en diferentes vías:

1. Empleo de términos genéricos, de escasa carga conceptual.

2. Escasa disponibilidad de registros según niveles socioculturales.

3. Intercambios lingüísticos violentos, marcados por las formas lingüísticas.

En esta oportunidad, procuramos registrar el empleo de términos genéricos, al


tiempo que postulamos que los usuarios de tales términos no siempre pueden precisar el
significado de tal unidad lingüística. Así, se considera que el lenguaje, más allá de toda
otra valoración, comienza a plagarse de hiperónimos que quitan especificidad a los
intercambios de significados, con lo que el lenguaje se torna en un instrumento de
conexión, de medio de vinculación, pero no una vía de intercambio de contenidos.

El trabajo parte de un supuesto de que en los intercambios lingüísticos entre


adolescentes, al concentrarse en términos genéricos, no siempre hay un acuerdo entre el
significado tales lexemas, por lo que tales intercambios no supondrían una
“comunicación” sino una “conexión”. Tal relación supondría también insertar esta
afirmación en el marco de los conceptos claves de la posmodernidad o modernidad
líquida que sostiene Z. Barman (2005) en el sentido de la pérdida de los sujetos sociales
a manos del individuo: los vínculos humanos son más frágiles, lo que se hace patente
también, en modalidades lingüísticas particulares; entre ellos, los adolescentes serían el
grupo más permeable y más genuinamente “posmoderno”, sector en el que los rasgos de
la época se harían más evidentes.

Desde un marco teórico global, el trabajo se inserta en el campo de los estudios


pragmáticos en sentido amplio, como perspectiva. Y más precisamente, se concentra en
consideraciones conceptuales de la Sociolingüística y metodológicas de campo de la
Etnografía del Habla, esta última elección evidenciada en un estudio cualitativo
exploratorio que apunta a sistematizar determinadas intuiciones y poder formular
hipótesis sistemáticas.

Metodológicamente el trabajo plantea una etapa previa en la que se realizó una


selección de términos. En este primer listado, se consideran palabras de distinta
categoría.

Posteriormente, se diseñó el instrumento para el relevamiento de los datos. Se


ofreció a los interesados una encuesta semiestructurada cerrada consistente en un listado
de palabras, para que precisaran:

- su significado;

- una frase en la que aparezca el término en cuestión;

- alguna/s palabra/s de significado parecido;

- otras palabras parecidas que utilizaran.

Se ha previsto seleccionar instituciones educativas de Nivel Medio públicas


urbano-marginales y otras de gestión privada: una céntrica, cuya cuota oscile entre los
$100 y $200, cuyos alumnos pertenezcan a una clase socioeducativa de nivel medio; y
otra, ubicada en el norte de la ciudad, cuya cuota sea mayor a los $300, y cuyos alumnos
pertenezcan a una clase socioeducativa de nivel medio-alto.

El número establecido de informantes es de veinte (20) en cada escuela, de


ambos sexos, y cuyas edades oscilen entre los 11 y los 18 años.
Hasta el momento, se ha llevado a cabo el trabajo con el grupo de alumnos de
escuelas de gestión privada.

El trabajo de campo fue realizado por un solo explorador, con formación


lingüística. Se trató de una observación no participante. La realización de la prueba fue
voluntaria, luego de una explicación somera respecto de la tarea solicitada.

La información se obtuvo durante el dictado de clases en cinco cursos. Los


alumnos parecían sorprendidos por el contenido del cuestionario y generaba comicidad
entre ellos. Asimismo, demostraron buena disposición para participar y lo hicieron en
un marco de seriedad y respeto, sin realizar preguntas.

A partir del análisis de los datos, apreciamos que la variable sexo queda
neutralizada, pues tanto varones como mujeres aportan respuestas semejantes.

Nos concentramos en el relevamiento de 4 sustantivos (chori, chori boló, flash)


1 adjetivo (chomazo), 1 expresión preposicional (de onda), 3 infinitivos (bardear,
colgar, tildar) y una frase nominal (media pila).

En la mayoría de los términos como bardear, de onda, flash, media pila, colgar
y tildar se observan resultados similares en los informantes de las dos instituciones,
mientras que chomazo, chori y chori boló son los tres términos en los que se marcan
importantes diferencias de significado y de enfoque.

Para la organización de la exposición presentaremos los resultados de acuerdo


con cada uno de los términos estudiados, independientemente de que en algunos casos
los resultados puedan repetirse.

1. Chomazo.

En el nivel socioeducativo medio es casi uniforme la atribución de un rasgo de


significado negativo y su interpretación como malísimo o de baja calidad. Al contrario,
en el nivel socioeducativo medio-alto, o bien desconocen el término, o le atribuyen el
significado de negro. En este sentido, es muy posible que estén denotando con este
significado al usuario que emplea la palabra chomazo.
2. Chori.

En el nivel socioeducativo medio, que quizá corresponda al de los hablantes que


utilizan este término, la valoración es positiva y puede funcionar como:

a. saludo;

b. tratamiento cariñoso aplicado a interlocutores de sexo masculino;

c. denominación del interlocutor.

En los tres casos, es usado como vocativo.

Al igual que en chomazo, en el nivel socioeducativo medio alto, o bien lo


desconocen, no respondiendo la consigna o atribuyéndole el significado de choripán, o
bien, como en la palabra anterior, trasladan el significado del término a las
características que atribuyen a su enunciador, dándole en este caso, el significado de
ladrón.

3. Chori boló.

A partir de las respuestas de los informantes del nivel medio se observa que
algunos encuestados le asignan el significado de insulto o descalificación, y otro, el de
aprecio. Como en las dos oportunidades anteriores, el nivel socioeducativo medio alto
no marca reconocerlo y, en los pocos casos en que lo hace, lo designa como insulto.

4. Bardear.

En los dos niveles, y más allá de la variabilidad de respuestas, se le atribuyen


siempre acciones negativas relacionadas con imponer un mal a otro. Así, adquiere el
valor de insulto, provocación, pelea, acusación, crítica, maltrato.

5. De onda.

Como en el caso anterior, los dos niveles coinciden en su apreciación y le


asignan una única calificación que, en este caso, es positiva. Adquiere el valor de
acción realizada con buena intención, de buena voluntad, o bien, una actualización en
el tiempo, equivalente a moda.
6. Flash.

Los dos niveles de informantes asignan a este término una significación positiva
con diversos matices:

- rápido, algo que ocurrió en un breve espacio temporal;

- fantástico, sorprendente, poco común;

- delirio, algo alucinante, que confunde.

Si bien el verbo flashear suele utilizarse en referencia al efecto producido por las
drogas, en ningún ejemplo del sustantivo flash los informantes hacen alusión a este uso.

7. Media pila.

Si bien en la valoración de este término hay un matiz común en los dos grupos
de informantes, parecen apreciarlo desde distinto punto de vista.

Mientras el nivel socioeducativo medio considera que media pila significa sin
ganas, cansado, a medias, lento, medio tonto, vago; el nivel medio alto ve el fenómeno
desde otro aspecto y considera que significa más esfuerzo, poner más ganas,
comprometerse, mejorar la actitud. A partir de los ejemplos que ofrecen se infiere que
analizan la expresión a partir de que alguien les indique que para realizar sus actividades
deben realizar más esfuerzo de allí que algunos ejemplos sean: ponele media pila o digo
que trabajes.

8. Colgar.

Este término es plurisignificativo en ambos grupos de informantes.

En el nivel medio está asociado con pegar, dejar a alguien esperando (dejar
plantado), abusar, hacer un mal y también, en relación con la frase ser un colgado
aparece el significado de alguien que dice cualquier cosa.

En el nivel medio alto adquiere además, otros matices: distraerse, bajar


contenidos de internet, drogar y se reitera el significado de abandonar referido a
alguien no asiste a un lugar donde estaba citado y, en ese caso, es mencionado como
sinónimo de limar.
9. Tildar.

En este verbo hay coincidencia en la valoracion. Ambos grupos le asignan el


significado de trabar, quedarse mirando algo fijamente, sin reacción, pausarse,
distraerse.

Respecto de la segunda consigna, en la cual se solicitó a los informantes que


agregaran palabras o frases usadas por chicos de su misma edad, podemos indicar que el
número total de términos incorporados supera los cincuenta (50), de los cuales algunos
pertenecen al lunfardo, son regionalismos: grasa, careta, ortiva, capo, croto, chorazo,
groso, guacho, guachín; otros, mantienen relación con el inglés: pegame un col, muy
heavy, todo cul, rolinga; otros, pertenecen a la lengua común y han atravesado un
proceso de metaforización: joya, volá, facha, feroz, pulenta, forro, mortal, sacado,
oscuro, fisura, mortadela, alto, quemado, cabeza, alto/a como adjetivo antepuesto,
cualquiera como sustantivo con valor descalificativo, chau, de feria, es un viaje, al
palo, a pleno, limar.

De estas expresiones, las de mayor frecuencia de aparición son: es un viaje en


alusión a alguna dificultad, quemado, al palo, a pleno, limar con el significado de
colgar.

CONCLUSIONES

Las sustituciones o sinónimos que presentan los informantes afectan por igual a
las distintas clases de palabras. Se trata de términos polisémicos, que en la mayoría de
los casos conservan el rasgo semántico de base.

Otro fenómeno que surge en el análisis de la muestra es la traslación del


significado del término a las características del usuario de ese término, como en el caso
de chori o chori boló.

Las palabras y frases se pueden agrupar en las siguientes categorías:

- términos con función pragmática: vocativos: chori;

- términos que califican una situación o evento: chomazo;


- términos que califican a un interlocutor o referente: bardear, colgar;

- términos que expresan estados del emisor: de onda, colgar.

En el empleo de los términos puede destacarse la importante variabilidad


denotativa; consevan el núcleo de base, que puede ser la calificación negativa o
positiva: por ejemplo bardear siempre alude a una acción negativa. Precisamente, el
aspecto interesante es que la extensión del término es amplísima y que su intensión es
acotada -referida especialmente a la modalidad de la acción, del sujeto, del interlocutor
o de un tercero-, por lo que caben en esta denominación una gran cantidad de eventos:
insultar, abusar, acusar, molestar, agitar, hablar mal de alguien, etc.

La excepción a este empleo está representada por los términos chori y chori
boló, cuya denotación no es compartida por los dos grupos de informantes estudiados.

Este trabajo de naturaleza exploratoria nos permitiría formular la hipótesis de


una tendencia al predominio de la hiperonimia, frente a la hiponimia, por un lado, con
alguna pérdida del núcleo denotativo; y por otro, señalar que se trataría de incorporación
de formas lingüísticas claramente evaluativas, como si el léxico adolescente tendiera a
la expresión de emociones, negativas y positivas.

Tales reglas de empleo de las palabras quizás puedan condicionar la presencia de


una comunicación ajena a interferencias, tanto entre pares etarios como con los
docentes. Sabemos que en el empleo de la lengua se manifiesta toda la complejidad,
estructura y organización social de una comunidad, y que se expresan las diferencias en
términos de diferencias lingüísticas. Conocer estas reglas nos permitiría indagar en la
conformación de esas estructuras que rigen los intercambios entre adolescentes de
distintos grupos sociales.

Este proyecto podría continuarse en diferentes líneas:

- indagar y clasificar los fenómenos semánticos a la luz de una teoría


del significado con un enfoque que integre las perspectivas
semánticas y pragmáticas. En tal sentido, sería interesante
sistematizar los procedimientos lingüísticos de incorporación de
nuevos vocablos o resignificación de otros existentes;
- indagar la atribución de significados que realizan los docentes frente
a los mismos términos;

- someter a los informantes a una segunda etapa en la que, a través de


la enseñanza de la teoría del campo semántico, elaboren el listado de
semas, de modo sistemático;

- registrar muestras del habla de docentes y, sobre la elección de cinco


(5) términos por ellos empleados, someter a sus alumnos a la prueba
de atribución de significados.

Con relación a la justificación de la propuesta en el marco de la temática de las


políticas lingüísticas, que hoy nos ocupa, se asocia con otra hipótesis, que consiste en
suponer que la crisis educativa, ya conocida por todos, tiene también su anclaje en
aspectos o dimensiones lingüísticas: conocer las modalidades de uso del lenguaje por
parte de los adolescentes, la cuestión de si se “comunican” o “se conectan”, favorecería
acceder al problema de la distancia comunicativa y, por ende, del alejamiento del
estudiante joven respecto del docente y del contenido de la disciplina en cuestión. Así,
siendo la variedad en el uso un principio casi indiscutible, profundizar aspectos
vinculados con modalidades lingüísticas particulares que tienen en cuenta franjas
etarias, al tiempo que se vinculan con aspectos socio-educativos, nos permitirá repensar
e introducirnos en la temática de la distancia comunicativa en el ámbito educativo.

Esto es, no sólo suponemos que la elección de palabras-rótulos supone una


economía y simplificación del esfuerzo del usuario, sino que puede condicionar, a su
vez, el alejamiento del estudiante respecto de la variedad lingüística utilizada por el
docente: si una característica relevante de esta variedad fuera un gradual “vaciamiento
semántico” –especialmente del núcleo denotativo-, podría también estar entorpeciendo
la tarea de transmisión e internalización de un contenido y/o procedimiento disciplinar.

En consecuencia, reflexionar y profundizar acerca de estos aspectos sería


relevante y adecuado a la hora de diseñar la formación docente, al tiempo que sería
relevante insistir, desde la asignatura Lengua, en que la propia variedad o cronolecto
adolescente puede ser objeto de reflexión en el aula.

Sería deseable que desde las polìticas lingüísticas, los planes de formación
docente y, muy especialmente de los docentes de Lengua, tuvieran en cuenta que la
propia variedad o cronolecto adolescente puede ser objeto de reflexión en el aula,
además de que tales contenidos podrían ser sistemáticamente considerados en virtud de
ser los más cercanos a los estudiantes. Por último, el estudio se proyecta como una
primera etapa para el diseño de contenidos, metodología y actividades relacionadas con
el valor y reglas de empleo del nivel de los significados de los términos, como vía de
ingreso al objetivo de incremento de caudal léxico.

BIBLIOGRAFÍA:
ALBA y FERNÁNDEZ (1985) Introducción al Estudio de la Lengua Española.
Santiago, Rep. Dominicana, Universidad Católica.
ALCARAZ-VALÓ, E. (1990) Tres paradigmas de la investigación lingüística. Alcoy,
Marfil.
BAUMAN, Z. (2005) Amor líquido. México, FCE
(2005) Vidas desesperadas. Barcelona, Paidós.
(1999) Modernidad Líquida. Buenos Aires, FCE.
FERNÁNDEZ PÉREZ, M. (1999) Introducción a la Lingüística. Barcelona, Ariel.
FISHMAN, J. (1979) Sociología del lenguaje. Cátedra. Madrid.
FOWLER, R. (1983) Lenguaje y Control. México, FCE.
GARCIA MARCOS, F. (1993) Nociones de Sociolingüística. Barcelona, Octaedro.
GOLLUSCIO, L. (comp.) (2002) Etnografía del habla. Buenos Aires, Eudeba.
GUMPERZ, J. – HYMES, D. (1972) Directions in Sociolinguistic. The ethnography of
communication. Nueva York. Holte, Reinehart and Winston.
HALLIDAY, M.A.K. (1982) El lenguaje como semiótica social. México, FCE.
HYMES. D. (1976) “La Sociolingüística y el etnografía del habla”, en Ardener, E. (ed.)
Antropología social y lenguaje. Buenos Aires, Paidós.
HUDSON. R. (1981) La Sociolingüística. Barcelona, Anagrama.
LABOV, W. (1983) Modelos Sociolingüísticos. Madrid, Cátedra.
LAVANDERA, B. (1984) Variación y significado. Buenos Aires, Hachette.

LOPEZ MORALES, H. (1979) Dialectología y Sociolingüística. Madrid, Hispanova.


(1983) (comp.) Introducción a la lingüística actual.. Madrid,
Playor.
(1989) Sociolingüística. Madrid, Gredos.
MENDEZ A., C. (1995) Metodología. Colombia, Mc Graw-Hill.
MORENO FERNÁNDEZ, R. (1986) Metodología Sociolingüística. Madrid, Gredos.
NEWMEYER, F. (comp.) (1996) Panorama de la Lingüística Moderna. Barcelona, Visor.
Cuatro volúmenes.
PRINCE, E. (1996) “El análisis del discurso: una parte del estudio de la competencia
lingüística”, en Newmeyer (comp.) Panorama de la Lingüística Moderna. Barcelona,
Visor. Tomo II. Pp. 205-225
SCHLIEBEN-LANGE, B. (1987) Pragmática Lingüística. Madrid, Gredos.
(1977) Iniciación a la Sociolingüística. Madrid, Gredos.
SILVA CORVALAN, C. (1988) Sociolingüística. Madrid, Alhambra.

También podría gustarte