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Créditos

Autor del módulo Equipo de producción: DIDMM


John Jairo García Peña.
Dirección
Autoridades de la Institución Jaime Alberto Moncada Soto

Rector Procesos Tutoriales


P. José Agustín Monroy Palacio. Paula Andrea Taborda Ortíz

Vicerrectora Académica Diseño Gráfico


Adriana Milena Mora Botina. Carolina Arboleda Ocampo

Vicerrector Administrativo Programación web


P. José Albeiro Ospina cmf Jeysson Rengifo Cuesta

Planeación y Gestión Social 1


Tabla
de contenido
Ir 1. La Planeación 3
1.1. Los Niveles de la Planeación

Ir 2. El Proyecto como Concepto 4


2.1. Tipos de Proyectos
2.2. Enfoques Metodológicos de los Proyectos
2.3. Las Fases de Vida de un Proyecto

Ir 3. La Gestión Social 9

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CONTENIDO TEÓRICO
Para enmarcar la temática de este módulo, comencemos por definir el concepto de Planeación,
que consiste en seleccionar una información y hacer supuestos, cálculos y postulados con
respecto al futuro; y con base en esto, formular o diseñar las actividades necesarias que
permitan realizar los objetivos que una comunidad u organización se proponen.

1. La Planeación
Es la etapa del proceso administrativo, en donde un diseñador de proyecto, identifica con
su comunidad, los objetivos a lograr, define las prioridades, determina los medios a utilizar,
articulándolos a unas actividades que le posibiliten estratégicamente cumplir sus objetivos.
De esa forma realiza una correcta utilización y aplicación de los medios dispuestos, en el
logro del fin esperado con su propuesta (Londoño, 2009).

Para qué sirve Planear (Planificar, Proyectar):

• Definir el camino o método a seguir en forma clara y realista.

• Establecer las bases para un trabajo en común con todos los participantes vinculados
al proyecto.

• Determinar con anterioridad, los puntos de referencia para la evaluación.

• Orientar a todas las partes involucradas y coordinar sus acciones.

• Poder comunicar a otros, con un lenguaje común y entendible, los objetivos que se
buscan.

• Posibilitar el manejo racional de los recursos.

1.1 Los Niveles de la Planeación

Es importante entender que la planeación como programación y proyección de una propuesta,


tiene niveles y fases; los niveles están dados según el tiempo y las fases son comunes a
todos los niveles. Según el Banco Interamericano de Desarrollo – BID (1995), los niveles
son categorizados de la siguiente forma: Plan (largo plazo); Programa (mediano plazo);
Proyecto (corto plazo). Y las fases son: el Diagnóstico psicosocial, la formulación, la gestión,
la implementación y la evaluación.

A continuación, es encargo de este módulo que iniciamos, abordar todos estos conceptos que
implican los mencionados niveles y fases de la planeación, como los conceptos protagónicos
al trabajar sobre el diseño de proyectos de intervención psicosocial.

En un primer momento, para comprender el estado, o también lo que técnicamente se


denomina vida útil de un proyecto, es importante ahondar, un poco más, sobre los niveles de
la planeación. Que consisten en los siguientes:

• El Plan: Si bien conceptualmente lo nombramos al inicio, en términos de implementación


es el paso último e ideal de una propuesta social. El Plan es el término global por su carácter
general, es el eje rector del cual se originan y enmarcan los programas y proyectos. Ezequiel

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Ander–eeg (1996), define el plan como el documento rector, que jerarquiza una serie de
políticas e instrumentos en el tiempo y el espacio, para alcanzar un objetivo propuesto. Lo
ideal sería, que un proyecto se posicione a nivel social y político, para que se transforme
en un Plan que trascienda cualquier tipo de administración local o plan de desarrollo en
vigencia. Ese sería el fin último de una intervención psicosocial adecuadamente planificada.
Por ejemplo un Plan, puede ser una propuesta de Seguridad alimentaria para la infancia,
que trascienda una administración pública local y tenga asignado un rubro desde una línea
estratégica del plan de desarrollo local. Con base en el cual se implementarán programas
que contienen proyectos que posibilitarán el cumplimiento efectivo y eficiente de dicho
plan.

• El Programa: Es el elemento fundamental para operar, gestionar, administrar y promover


un plan. Se define como programa un conjunto de proyectos que contribuyen a objetivos
estratégicos en los niveles sectorial, nacional e incluso internacional. De un programa
pueden derivarse una serie de proyectos que cumplan con objetivos comunes a ese
programa. Ander-egg (1996), reseña al programa como un conjunto organizado, coherente
e integrado de actividades, servicios o procesos expresados en un conjunto de proyectos,
relacionados o coordinados entre sí y que son de similar naturaleza. Por ejemplo un
programa que permita operativizar el plan sobre Seguridad alimentaria para la infancia,
previamente nombrado, puede ser el programa sobre nutrición afectiva, el cual tiene por
función estratégica, formar a los padres de familia sobre la forma adecuada y efectiva de
alimentar a sus hijos, optimizando recursos y fortaleciendo las prácticas de crianza, que
sustentan una adecuada alimentación. Este programa a su vez, debe estar contenido por
unos proyectos enfocados en realizar de manera concreta la estrategia propuesta por el
programa y que permite operativizar el plan local.

• El Proyecto: Es la organización planificada de unas ideas, inicialmente abstractas, pero


que cada vez se van concretando, con la planeación. Entonces un proyecto en esta medida,
es un conjunto coherente e integral de actividades orientadas al logro de objetivos, a
partir de unos recursos disponibles (Humanos, económicos y técnicos), en un tiempo
determinado. El proyecto en sí mismo permite juzgar cualitativa y cuantitativamente
una determinada iniciativa. Por ejemplo, el proyecto efectivo que aportaría al plan de
seguridad alimentaria que venimos tratando, puede ser el proyecto sobre formación y
optimización de los recursos alimentarios, que consta de una serie de actividades que
directamente con las personas participantes del proyecto, entre las que pueden estar
acciones de sensibilización y capacitación a los padres de familia, acciones de entrega
de complemento alimentario a la familia, acciones de articulación intersectorial entre
salud y educación (como control pondo estatural y servicio de alimentación en la escuela,
remisiones a centros de recuperación nutricional si hay casos de desnutrición aguda o
crónica). Acciones estas que permiten cumplir con los objetivos del proyecto que a su vez
responden a los objetivos superiores que sustentan al Plan.

2. El Proyecto como Concepto


Proyecto remite siempre a un futuro imaginado desde una situación presente. Conlleva una
determinada representación de una situación nueva respecto a la situación de partida, la
cual será posible fruto de determinadas acciones concebidas y organizadas a tales fines.
El proyecto es entonces el medio para concretar una idea, para transformar una realidad.
Podríamos decir que el proyecto es el camino que se recorre desde que imaginamos la
situación hasta que vemos una meta realizada. Un proyecto es entonces, en primera
instancia, organización preliminar de la voluntad de cambio (Londoño, 2009).

Entonces, el proyecto es una propuesta ordenada de acciones que pretende la solución o


reducción de la magnitud de un problema que afecta a un grupo humano o comunidad, en la

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que se plantea el tamaño, características, tipos y períodos de los recursos requeridos, dentro
de las limitaciones técnicas, económicas, sociales, y políticas en las que se desenvolverá.
Consiste esencialmente en organizar un conjunto de acciones y actividades a realizar, que
implican el uso y aplicación de recursos humanos, financieros y técnicos en una determinada
área o sector, con el fin de lograr ciertas metas u objetivos.

El diseñador de un proyecto, formula u organiza las ideas de una manera lógica; precisa
los objetivos que puede alcanzar con su acción y concreta las actividades específicas que
necesita realizar. Para ello se requiere:

• Objetividad: Que sea probable, factible, viable y realizable.

• Principio de realidad: Partir de una lectura contextual o fase diagnóstica verídica,


realista donde se reconozca las necesidades y potencialidades de la población a intervenir

El banco interamericano de Desarrollo- BID (1995), define que un proyecto es una empresa
que cuenta con recursos financieros, materiales y humanos y que está orientada a la
consecución de un determinado objetivo en un periodo de tiempo dado. A su vez, Ander-
egg (1996), lo define como el componente o unidad más pequeña que forma parte de un
programa, es un conjunto de actividades que se proponen realizar de una manera lógica
y articulada entre sí, con el fin de producir determinados bienes o servicios capaces de
satisfacer necesidades o resolver problemas.

En esta empresa que son hoy los proyectos, como acción pública, es necesario reconocer la
importancia y los aportes a este tema sobre el diseño de proyectos sociales, de la cooperación
internacional para el desarrollo. Desde esta modalidad los proyectos de cooperación
internacional, se deben caracterizar por su contribución en la construcción de condiciones
favorables que permitan a las poblaciones más vulnerables transformar sus vidas y alcanzar
el bienestar deseado, así como también, por una correcta accountability (rendición de
cuentas), término que en los últimos tiempos cobra mayor relevancia (Londoño, 2009).

El banco interamericano de Desarrollo (BID, 1995), propone que en esta empresa que son
los proyectos, como denomina la forma de abordar lo social, se pueden determinar dos tipos
de planeación:

• La Estratégica: Es un proceso que parte de la explicación y descripción de una realidad


determinada por parte de diferentes actores sociales, es un instrumento administrativo
más general, gerencial e institucional: Misión, visión, objetivo superior, análisis de
problemas y alternativas, indicadores; es decir, permite definir el rumbo del proyecto. Este
enfoque estratégico es una forma de planeación, puede considerarse como un enfoque
metodológico de la planificación a partir de una serie de acciones que conjugan unas
categorías de análisis como: situación, oponentes, incertidumbre, conflictos, escenarios,
explicaciones, capaces de representar relaciones causales y direccionales de determinados
tipos de problemas que soportan una intervención.

• La Operativa: Este tipo de planeación se define por el esfuerzo del equipo ejecutor que
implementa un proyecto. Es más detallada, implica unas actividades y tiempos específicos
desde unos recursos reales. Este enfoque metodológico se caracteriza por ser finito, da
cuenta de la vida útil del proyecto y se refiere a la intervención como tal de problemas
específicos, a partir de una información precisa y exacta. Permite seleccionar, organizar e
implementar en forma integrada los objetivos, metas, actividades y recursos asignados a
los componentes de un proyecto, durante un período determinado.

Los objetivos, estrategias, actividades, resultados esperados, indicadores y recursos


utilizados para la planificación operativa son de corto plazo, por ello define la implementación

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de un proyecto y a su vez, esta proviene de la planificación estratégica, en la que se
formulan el plan global de inversiones que define la entidad financiadora o que administra,
la propuesta psicosocial que sustenta el proyecto y la estrategia de implementación.

2.1 Tipos de Proyectos

Caractericemos los tipos de proyectos:


• Académicos: Producen teoría.
• De investigación: Generan un conocimiento local.
• De intervención: Aportan a la transformación social local.

Dentro de los proyectos para el Desarrollo, que también pueden denominarse


proyectos de intervención; propone el BID (1995), que se pueden seleccionar en:

• Proyectos de infraestructura: tienen como fin poner en operación una determinada


capacidad transformadora de insumos, con el fin de producir bienes con destino a
atender necesidades de consumo. Ejemplo: proyectos de transformación industrial,
de producción agrícola o agroindustrial empresarial Capitalista, de explotación minera,
etc.

• Proyectos productivos: Tienen como propósito fundamental crear condiciones que


faciliten e impulsen el desarrollo económico, la producción de ingresos. El producto
del proyecto sirve de instrumento para que las comunidades y los agentes económicos
desencadenen actividades productivas que mejoren sus ingresos y condiciones de
vida, y propicien efectos económicos hacia otros grupos sociales. Ejemplo: centrales
eléctricas, proyectos de formación a la vida laboral, capacitación en artes y oficios etc.

• Proyectos sociales: Un proyecto tiene carácter social cuando su implementación


no depende necesariamente de la capacidad de pago de los beneficiarios o usuarios
potenciales, ni de los rendimientos financieros sobre los dineros invertidos; sino,
cuando sus metas apuntan al cambio social o fortalecimiento de la convivencia humana
en colectivos, cuando desde un enfoque humano y social, se reconoce a los actores
sociales participantes como sujetos de derecho y se trabaja desde la propuesta del
proyecto por el mejoramiento de la calidad de vida, el bienestar y la transformación
social de estas personas participantes. Ejemplo: proyectos de salud, educación,
psicosocial etc.

2.2 Enfoques Metodológicos de los Proyectos

Dentro de los proyectos sociales encontramos diversos enfoques, que son utilizados según
el perfil o tipo de financiación que una institución o agencia para el Desarrollo social plantee.
Dentro de los más conocidos veremos:

• Los proyectos enfocados en la planificación como fundamentación general, que es la


propuesta presentada en este módulo, con los planteamientos conceptuales expuestos
hasta el momento, con base en los aportes de Ander-egg (1996), el BID (1995) y otros.

• Enfoque de marco lógico (1960´s): es una de las herramientas más usadas que utilizan
las instituciones de ámbito público, para diseñar y planificar sus proyectos o programas.
El BID en la actualidad está impulsando esta metodología, como forma de optimizar la
gestión social (Aldunate y Córdoba, 2011).

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El Marco lógico se compone de una secuencia de 5 pasos
metodológicos:

1 3 5

El análisis de El análisis de La matriz del


involucrados objetivos marco lógico
(Propuesta de ejecución
y evaluación).

2 4
El análisis de El análisis de
problemas alternativas
(1 y 2 nivel (3 y 4 identificación
diagnóstico) realista de la
intervención)

• ZOPP (1980´s): Planeación orientada a objetivos. Al igual que el EML, este es una matriz
aprobada por los organismos de cooperación internacional que se deriva de la primera.
Busca la participación de las comunidades (Fernández, 1989).

• El PES (1990´s): planificación estratégica situacional, trabaja desde la perspectiva


situacional, el contexto específico, desde los mismos procesos sociales. Trabaja por
momentos de la acción (el explicativo, el normativo, el estratégico, el táctico operacional.
Es la acción, como tal los otros tres son el diagnóstico y la preparación) (Matus, 2007).

• El MAPP (1990´s): El método de planificación popular (Método Altadir de Planificación


Popular), es una propuesta resumida del PES, muy usado en el sur de América; diseñado
para guiar las discusiones de problemas en las comunidades de base (juntas de vecinos,
comités de base de partidos políticos, cooperativas, alcaldías, comités electorales, sindicatos,
etc.). Propone que organizaciones de base y la comunidad seleccionen los problemas que
consideren más relevantes, los jerarquicen y definan maneras de enfrentarlos con los
medios a su alcance. Ayuda a crear una disciplina en grupo y a identificar soluciones
creativas a los problemas de la comunidad. En general todos estos enfoques se basan en
las técnicas de reflexión y discusión grupal (Matus, 2007).

2.3 Las Fases de Vida de un Proyecto

Ya reconociendo los niveles de la Planeación como eje central de nuestro tema, vamos a
retomar las fases de la planeación, que en nuestro caso, podemos denominar, las fases de
la intervención psicosocial.

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Fases de vida de un proyecto (las cuales
actúan y se articulan a manera de circuito):

1. Identificación o diagnóstico: se trata de realizar una concienzuda lectura de


contexto, que permita determinar la existencia de necesidades no satisfechas o
parcialmente satisfechas, la disponibilidad de recursos naturales, el conocimiento de las
características sociales y culturales de la población, la disponibilidad de servicios y vías
de comunicación, los procesos productivos eficientes, las políticas gubernamentales
positivas en vigencia, los avances tecnológicos, la presencia de conflictos sociales etc.
Producto: Definir el perfil del proyecto.

2. Formulación: Diseño y planificación de la propuesta. Producto: documento formal de


elaboración del proyecto.

3. Gestión y ejecución, implementación o aplicación: la gestión inicia en el momento


en que se toma la decisión de ejecutar el proyecto y termina cuando finaliza la ejecución.
La ejecución o implementación del proyecto, es básicamente una etapa de movilización
de recursos humanos, financieros y físicos con el propósito de garantizar los medios
idóneos para el cumplimiento posterior del objetivo social de la empresa. Este ciclo es
responsabilidad de la gerencia de proyectos, la cual debe planear, ejecutar, controlar y
revisar. Producto: Informes de gestión: difusión, ofrecimiento, venta de ejecución, de
seguimiento y de ajustes y refinanciación.

4. Evaluación: Conformado por el monitoreo (viabilidad), seguimiento y evaluación


de esfuerzo (eficacia, eficiencia), proceso (pertinencia) e impacto (metas logradas
en términos de transformación social). Producto: Memoria y sistematización de la
experiencia.

Entonces recapitulemos, porque nos interesa aquí señalar que, la vida de un proyecto no
comienza con el momento en que se inicia su ejecución o implementación. Como ya dijimos,
un proyecto implica programación y coherencia, es decir: Planeación y Gestión.

En esta medida, hay fases del proceso que es lo que interesa continuar trabajando. Como
la fase diagnóstica (Unidad II), la de la formulación (Unidad III), que se abordarán de forma
detallada más adelante; y la fase de la gestión, que trataremos a continuación.

3. La Gestión Social
La Gestión y la Gerencia o coordinación de un proyecto son procesos complementarios a la
intervención como tal, que posibilitan la adecuada ejecución de una propuesta social.

Gestionar es la habilidad, diligencia y acción para llevar a cabo y hacer cumplir lo planeado.
La idea central de la gestión social es la administración de proyectos como procesos de
aprendizaje para transformar una idea, problema o necesidad en una oportunidad de
desarrollo, a través de un abanico de procesos y herramientas que no pueden limitarse al
diligenciamiento de formatos para la consecución de recursos financieros. La gestión de
proyectos por el contrario, es concebida, como un diálogo permanente entre los asociados
que hacen parte de un proyecto, para la obtención de resultados que lo potencien y hagan
posible el logro de lo propuesto (Londoño, 2009).

Los enfoques metodológicos de la gestión social son utilizados dependiendo de la financiación


ofrecida para el proyecto o el apoyo de fundaciones y/o agencias de cooperación internacional
en conversación y negociación con las comunidades participantes. En este sentido la

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Gerencia social, es ese dimensionamiento, visión y capacidad de aportar a un proceso de
transformación social. Pero esta fase que es complementaria a la intervención, exige que
transfiera a los participantes la condición de sujeto activo, que significa reconocerse como
sujetos de derecho, capaces tanto de generar conocimientos a partir de su práctica cotidiana,
como de emprender acciones que permitan la transformación de la realidad en la que viven.
Son sujetos de acción y no objetos de atención (Caride, 1997, citado por Petrus, 1997).

La gestión social para el desarrollo propone hoy proyectos construidos desde las comunidades
mismas. Los proyectos planificados con las mismas comunidades permiten incluir la
participación ciudadana y el reconocimiento de sus saberes populares como un componente
del proyecto. Las comunidades saben y tienen para decir, se trata de una construcción
participativa entre las instancias que conforman un Estado (Menike, 2000).

En este sentido la participación es esencial para efectuar el cambio de mentalidad asociado


con el desarrollo y la transformación y para generar políticas que hagan el cambio social
(Stiglitz, 2010).

Por tanto las formas actuales de la intervención psicosocial tienen que definir sus objetivos
desde estas concepciones. En el panorama internacional se observa que organismos como
El PNUD, el Banco Mundial, la UNESCO, la OEA, El BID, están adoptando la participación
como estrategia de acción en sus discursos, proyectos y programas de intervención porque
ven en ella un elemento esencial del desarrollo humano (Informe Banco Interamericano del
Desarrollo – BID, 1999).

El gran desafío que surge de estos planteamientos políticos contemporáneos, es identificar


para la gestión social, las condiciones que son posibles de aprovechar desde la perspectiva de
la participación social en nuestros territorios, es decir, no podemos ignorar estos referentes
políticos en vigencia justamente como parámetros políticos, pero es importante asumir una
postura crítica, pues no siempre son usados con coherencia, existen intereses particulares
que pueden viciarlos, por lo que con frecuencia, no logran reconocer de forma cabal las
realidades de nuestras comunidades; sin embargo el discurso del desarrollo como concepto
teórico práctico nos pone hoy en una dimensión común entre las instancias gubernamentales
y las vivencias cotidianas de las comunidades en contextos específicos.

Hay una concepción de desarrollo que como interventores psicosociales nos interesa
fortalecer y, es aquella apuntalada en dimensiones humanistas, en donde el ser humano,
la persona como sujeto de derecho está en el centro de cualquier acción para el desarrollo,
porque propone el agenciamiento y empoderamiento de la gente. Se trata de una concepción
de desarrollo que promueve las capacidades y potencialidades de las personas y que busca
desde el empoderamiento comunitario fortalecer la convivencia y el bienestar de una
localidad, lo cual se logra en la medida que desde la intervención se logre reconocer el
valor y fuerza de las vivencias comunitarias, donde se posibiliten espacios en los que las
comunidades se reconozcan desde cómo viven, que piensan, cómo llegan a pensar así y la
manera en que conjuntamente construyen su realidad, su convivencia, para que optimicen y
movilicen recursos y dinamismos que propicien Desarrollo y movilicen y recreen la cultura.

El Desarrollo Humano promueve una transformación de tipo cultural, lo cual si bien aún es
incipiente, es obligatorio imaginarla como proyección, como gestión social, para que sea
posible. Es un cambio en las mentalidades, unas prácticas novedosas, algunos puentes y
una correlación de fuerzas que empiezan a destejer los enredados hilos de los conflictos
humanos. El estudio del Desarrollo Humano no tiene sentido sin una utopía igualitaria, sin
la aspiración de que es posible una sociedad más equitativa, con mejores estilos de vida y
relacionamiento (Reygadas, 2008).

Un proyecto de intervención psicosocial entraña la participación social, mediante una continua

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interacción bidireccional entre las personas participantes, donde se fundan procesos sociales
como caminos de acompañamiento que priorizan la vida cotidiana y la convivencia de los
participantes desde el fortalecimiento de aspectos como la dignidad. Procesos de intervención
con las comunidades donde se privilegia la capacidad para que las acciones tengan el poder
de transformación de la realidad tratando no sólo las necesidades inmediatas, sino las
vulnerabilidades histórico sociales, pero también, y muy principalmente, las potencialidades
y capacidades de un grupo poblacional. Se trata de creer en las propias capacidades y
potencial de la gente, para que no sean receptores pasivos de programas de ayuda, sino los
protagonistas de la propia historia y transformación social de sus comunidades.

En este sentido no puede obviarse que la intervención psicosocial adopta como postulado
básico implicar a las personas, grupos o comunidades participantes, desde el reconocimiento
de su propia agencia, en su proceso de Desarrollo, mediante una praxis política desde la
que se favorezca la participación activa de las personas o colectivos, contribuyendo a la
ampliación de las bases asociativas y su progresiva conformación como movimiento endógeno
y autónomo. Cuyo objetivo principal es el desarrollo social y humano, no el económico, con
un carácter más educativo, político, social que contribuyan al fortalecimiento de sus prácticas
de convivencia (Sen, 2004).

El desafío técnico y político consiste en descubrir y potenciar los círculos virtuosos que
ligan la eficiencia, la eficacia, la equidad y la dignidad a la hora de diseñar e implementar
proyectos, programas y/o políticas que promuevan el Desarrollo, de tal forma que logren
poner en evidencia desde las propuestas públicas, las verdaderas necesidades de las
comunidades, a partir del reconocimiento que en nuestros contextos regionales, exigen un
análisis o lecturas de contextos, que impliquen tener presentes los sistemas hegemónicos de
poder que en nuestros territorios históricamente han dejado como resultado la vulneración
de las comunidades.

Estas vulnerabilidades históricas de nuestros contextos tienen que ser evidenciadas desde
la gestión social para el desarrollo (Max-Neef, 1985), con la implementación de proyectos
de intervención psicosocial; pues, las vulneraciones se mantienen y siguen perpetuándose
justamente porque han existido como estructuras de poder y opresión, que es necesario
reconocer desde sus particulares formas de expresión social.

En nuestros contextos la violencia, la guerra, la marginación, el estigma han sido usados


desde diversos ámbitos legales y al margen de la ley, como dispositivos que impiden a
muchos grupos humanos o comunidades acceder a sus derechos y les deja en una situación
de vulnerabilidad y desconfianza con el sistema. Nuestra gente se siente insegura y hasta
temerosa para asumir una propuesta de intervención, no confían y suelen sacar ganancias
de la institucionalidad que directamente no beneficia su situación social, pues no creen en los
cambios propuestos, porque hay un histórico de vulneración, en el que muchas veces se les
ha utilizado a los intereses del sistema y no han permitido el empoderamiento comunitario
y la verdadera transformación social, desde sus propias iniciativas y organización social de
base.

La acción social en nuestros contextos puede tener muchos detractores porque las
resistencias también son históricas y las maneras en que las comunidades han intentado
cambiar su historia y su condición de vulnerabilidad en muchas ocasiones resulta en
persecución y muerte de sus líderes y lideresas, este es un triste tema común de las luchas
de las comunidades indígenas, afro, de las mujeres, de los grupos LGBTI, las luchas de
clase, de campesinos y terratenientes, etc. en nuestro país. De ahí, que como interventores
psicosociales necesitamos ser conscientes de los alcances de un proyecto, pero también
entender que siempre es un aporte posible para generar reflexión y autocrítica a este sistema
que es necesario intervenir desde los ámbitos micro de las comunidades.

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Esta postura de equilibrio, posibilita que la intervención psicosocial trascienda a las demandas
institucionales y privilegie a las comunidades desde su fortalecimiento, para que puedan
como sujetos de derecho exigir y direccionar sus necesidades y posibilidades, a las múltiples
ofertas institucionales que hoy puede y debe brindar el Estado. No tener sólo una mirada
institucionalizada, ni una postura populista, sino de reconocimiento del Estado, como gobierno
y sociedad, es que se podrá reconocer a la gestión social como un proceso necesario para el
desarrollo, que genera sostenibilidad social y garantías tanto políticas como económicas en
nuestros contextos comunitarios.

Tradicionalmente en nuestros territorios de vulneración y por el reconocimiento de este


fenómeno en el mundo, las agencias de cooperación internacional han aportado a la gestión
social. Por ello es pertinente traer a colación este concepto, que en los últimos tiempos, ha
entendido que para la formulación y gestión de propuestas sociales, es necesario y hasta
obligatorio, tener en cuenta y responsabilizar a los actores locales, pues, son ellos quienes
vivencian y conocen su propia realidad (Londoño, 2009); por ello, las agencias afirman que,
o no intervienen en estas fases o sólo ofrecen asesoría técnica cuando se requiere fortalecer
y apoyar una idea importante para el desarrollo.

Esta autora resaltan también, la importancia de tener suficiente claridad en la identificación


de la necesidad o problema, para que no se desvirtúe el apoyo a otras instancias que no tienen
la fortaleza institucional para aplicar la metodología; por ello es fundamental la realización de
reuniones o talleres de planificación participativa que fortalezca y haga eficiente el uso de los
recursos brindados por la cooperación internacional (Londoño, 2009).

Conclusiones de la Unidad

• Este módulo tiene como invitado especial el concepto de planeación, denominado también
fase de formulación del proyecto o evaluación ex ante.

• De una adecuada planificación resulta una buena formulación que conllevará a una
pertinente implementación.

• Aunque nunca la planificación es perfecta, si se debe planificar toda situación propuesta


o proyectada.

• La planificación es una condición esencial para poder actuar en función de objetivos


determinados.

• La planificación implica un proceso de clarificación y comprensión entre las personas que


participan en ella. No debe convertirse en un dogma, sino poderse modificar cada vez
que los conocimientos que surjan a lo largo de la implementación lo exijan.

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