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Universidad Virtual Del Estado De Guanajuato

Nombre del Módulo: Aproximación A Escenarios


Educativos V2
Nombre del Reto: R7. Retos De La Educación Digital
Nombre: Yanely
Fecha De Elaboración:21/10/2020

Los retos de la educación digital hoy / The challenge of


digital education nowadays
Es curioso como la palabra “reto” aparece repetidamente
en los títulos de ponencias que me han propuesto
recientemente. En 2016 me ofrecieron presentar la
ponencia “Aprendizaje Digital: retos y
oportunidades”dentro del encuentro de Eskola Digital;
este mismo 2018 me encargaron de nuevo una ponencia
sobre los retos del aprendizaje digital en Eskola Digital y
poco después ofrecí en el Congreso INEDUCA la
ponencia titulada “Centros educativos digitalmente
competentes: los retos de la tecnología educativa”,
ambas recogidas en una entrada también en este blog.
Tres ponencias distintas y los mismos términos elegidos
por la organización: los retos de la Educación Digital.

Precisamente movido por esta reiteración de la palabra


“reto” he intentado en una nueva ponencia, esta vez en
Bruselas y en el marco de la presentación del Plan de
Acción de Educación Digital de la Comisión Europea,
aclararme a mí mismo (aunque con oyentes, eso sí)
cuáles eran realmente esos retos por los cuales me
preguntan con tanta insistencia.

La primera idea es que ésta parece ser una preocupación


ampliamente compartida o un lugar común que se repite
por defecto: en una sencilla búsqueda en la base de
datos de revistas electrónicas ProQuest me surgieron
33.465 artículos de revistas científicas en cuyos títulos o
resúmenes aparecían estas tres palabras: “challenges”,
“digital” y “education”. ¡Y eso solo entre 2015 y 2018!
Además, tras revisar muchos de estos artículos (no, los
33.465 no los he leído), la segunda idea es que esta
misma sensación de reto en relación con la tecnología
digital la experimentan muchos otros campos: las
Humanidades, la Igualdad, el Emprendimiento, la Salud,
la Fotografía e incluso la Teología, pues también hay
lecturas sobre Teología Digital, por supuesto.

En realidad, como defiende con frecuencia mi admirado


Antonio Rodríguez de las Heras, el problema es que, por
un lado, no acabamos de entender el mundo digital y, por
otro lado, percibimos su importancia y queremos
disfrutar de sus supuestos beneficios. Esta presión es,
en Educación, no solo bien evidente sino que desde
muchos ámbitos (más o menos comercialmente
interesados) se encargan de recordárnoslo: debemos
trabajar con Tecnología. Y la respuesta de la escuela es,
normalmente, más parecida a un SOS que a una negativa:
sí, queremos usarla pero el problema es que en muchas
ocasiones no podemos.

Por ello, para aclararme a mí mismo en relación con los


retos de la educación digital, intenté dibujar un círculo
con seis conceptos interrelacionados, los cuales me
generaban más preguntas que respuestas; a pesar de
todo te ofrezco aquí estos seis retos por si tú puedes
encontrarles sentido.

El reto de la ciudadanía digital


Ciudadanía digital es una de las expresiones claves en el
entorno europeo y europeísta. Pero en este entorno se ha
definido la ciudadanía (como la “competencia”) desde la
perspectiva del individuo/sujeto/ciudadano pero no se ha
prestado la misma atención al factor colectivo que
subyace en ciudadanía y competencia, olvidando por ello
cuestiones como la responsabilidad social de todos los
agentes (especialmente empresas y entidades
gubernamentales) o la necesidad de ejercer el
pensamiento crítico como punto de partida en el entorno
digital. Sin esta visión social y colectiva, en la mayoría de
las ocasiones acabamos culpabilizando al individuo de
sus propias desgracias o cargándole con la
responsabilidad de su falta de competencia, cuando en
realidad puede que la “culpa” o las posibilidades de
aprendizaje no le pertenezcan o estén fuera de su
alcance.

El reto del entorno (de aprendizaje) digital

En nuestro país el trabajo de Jordi Adell, Linda


Castañeda o David Álvarez, entre otros, nos ha permitido
comprender la importancia del entorno personal de
aprendizaje, especialmente en relación con el aprendizaje
vinculado con la tecnología. En este sentido, la
taxonomía de elementos a considerar en el “entorno” era
necesaria para comprender de qué estábamos hablando
(infraestructuras, herramientas, agentes, nodos, etc.)
pero también necesitamos una visión ecológica de este
entorno. Esta necesidad es especialmente visible en el
ejercicio de la política, siempre fragmentada por la
dificultad de coordinación entre unidades,
departamentos, servicios, direcciones generales,
consejerías y ministerios que no responden ni a una
visión, ni a una misión ni a unos valores compartidos
(por usar la triada clásica del mundo empresarial que
tanto gusta a mucho economista-gestor). Sin embargo,
solo desde una mirada ecológica que contemple no solo
los elementos del campo sino sus interacciones posibles
podremos aspirar a la transformación digital, educativa y
social.

El reto del aprendizaje digital

La visión de la tecnología como herramienta neutral, si


alguna vez ha existido, la rompió definitivamente
Facebook cuando admitió que los datos de muchos de
sus usuarios habían sido utilizados para la manipulación
política: la época de la inocencia (o de la ignorancia
voluntaria) ha acabado. Por eso es importante distinguir
entre cuatro tipos de aprendizajes vinculados con la
palabra tecnología:

Aprender con tecnología, siempre que esta nos ayude a


afrontar problemas que generen aprendizaje, que
representen una experiencia enriquecedora y que no
puedan ser resueltos por otra vía;
Aprender sobre tecnología, no tanto porque necesitemos
muchos programadores o programadoras (que quizás
también, pero entonces la empresa también estaría
formándolos sin dudarlo) sino porque necesitamos
entender la tecnología y comprender, por ejemplo, por
dónde circulan nuestros datos o quién puede verlos para
poder así ser dueños de nuestra propia identidad;
Aprender por encima y por detrás de la tecnología,
analizando cómo el poder económico y político controla
nuestra identidad o nuestra imagen a través de nuestra
propia utilización de la tecnología, que no deja de ser con
frecuencia un mecanismo de control escondido detrás de
una superficie brillante; y, finalmente,
Aprender sin tecnología, porque la pasión por el
dispositivo no puede hacernos olvidar que nuestro
dispositivo fundamental de relación con el medio es
nuestro cuerpo, con frecuencia olvidado como
consecuencia de que hayan querido que borremos la
Música, el Arte o la Educación Física del currículo en
detrimento de otras capacidades del ser humano: el
cuerpo, en esencia, debe ser recuperado como vía
fundamental de aprendizaje y desarrollo.
El reto de la escuela digital

Puede parecer que el reto de la escuela digital es


garantizar el aprendizaje y la integración de la tecnología.
Sin embargo, en la Escuela el aprendizaje está
garantizado; es decir, todo niño o niña escolarizado
aprende, aunque no tenemos tan claro quién aprende
qué, cuándo, cómo o, por supuesto, en qué medida o con
qué “profundidad”. Por ello, el reto de la escuela digital
no es simplemente “aprender” o la integración de las TIC
en el currículum sino garantizar el éxito de todo el
alumnado en un contexto realmente inclusivo y abierto,
para lo cual las TIC pueden sernos útiles.

Para ello, claro, tienen que darse unas condiciones de


enseñanza y aprendizaje determinadas, que son bien
descritas tanto en el Marco Europeo para Organizaciones
Digitalmente Competentes como en la herramienta de
auto-reflexión SELFIE. En mi opinión, después de haber
visitado muchos centros educativos a lo largo de mi vida
profesional, creo que no en todos ellos se daban las
condiciones para el éxito-para-todos-a-través-de-la-
tecnología. Sí, es necesario invertir tanto en profesorado
y personal como en equipamientos y espacios, además
de cuestiones más sutiles como el liderazgo y la
gobernanza de los centros, entre otras.

El reto del docente

Además, para dar cumplimiento al reto anterior el


profesorado es, obviamente, una pieza fundamental. Lo
que ocurre es que estoy cansado de las voces y las
miradas que señalan al profesorado y nos recuerdan que
necesita más formación o que es necesario reciclarlo o
cualquier otra expresión sinónima de “renacimiento”: en
mi opinión, el equilibrio entre criticar al profesorado y
alabarlo está roto y la mayoría de los discursos (incluso
los aparentemente positivos de muchos “premios” y
“concursos” pero que en el fondo resultan selectivos y
competitivos) en realidad están denostando a un
profesorado que ha hecho muchos esfuerzos por
aprender y desarrollarse profesionalmente a pesar de la
escasez de recursos y el empeoramiento de las
condiciones de enseñanza, especialmente en los últimos
años.

En este sentido, es necesario entregar a los docentes los


mejores recursos posibles si les vamos a exigir después
buenos resultados pero esos recursos deben ir
acompañados de un profundo respeto por la complejidad
de su tarea así como de todas las medidas necesarias
para que recuperen su auto-confianza, perdida en estos
momentos. En mi opinión, apoyar a los movimientos de
base y las redes que están surgiendo por la agrupación
de docentes “en el territorio”, garantizando la difusión de
sus prácticas y favoreciendo el intercambio de ideas y la
reflexión crítica son, como sabemos desde hace muchos
años, las medidas más acertadas para la mejora
sostenible del sistema educativo.

El reto del estudiante

Y, finalmente, llegamos al estudiante pero ¿no es el


“final” un concepto engañoso en un círculo? En realidad,
el estudiante es el ciudadano digital del cual hablábamos
antes, no es una “entidad distinta”: nuestra tarea
consiste en trabajar con nuestros jóvenes ciudadanos su
capacidad de agencia y su percepción de que el
aprendizaje les pertenece (y no es una mera imposición
de la estructura) y les permite encontrar sentido a la
realidad.
¿Sabemos cómo hacerlo? Pienso que sí, pero no estoy
tan seguro de que estas sencillas ideas estén todavía
bien perfiladas en nuestra cultura o que tengamos las
condiciones de aprendizaje y enseñanza para poder
ponerlas en funcionamiento: altas expectativas,
flexibilidad y variedad metodológicas, apuesta por las
metodologías activas, evaluación trans-formativa,
búsqueda de la autonomía del aprendiz y respeto y
valoración de la diversidad son claves que llevamos
repitiendo demasiados años para que todavía las
consideremos una utopía.

En definitiva, ¿puede la tecnología ayudarnos a dar una


respuesta adecuada a estos retos? ¿Tenemos algún plan
de actuación para enfrentarnos a ellos? ¿Somos capaces
de hacer política educativa desde lo global hacia lo local
y viceversa? ¿Podemos dotar a conceptos que tuvieron
un origen individualista de sentido y responsabilidad
social? ¿Nos atrevemos ver a nuestros estudiantes como
ciudadanos (analógicos y digitales)? ¿Nos ganamos los
docentes el respeto no solo apostando por las
pedagogías y las metodologías más adecuadas en el
contexto de aprendizaje sino también reclamando con
contundencia y persistencia las mejores condiciones
posibles de aprendizaje y enseñanza? ¿Cree realmente la
sociedad en la Educación como factor de
empoderamiento y liberación en el siglo XXI? ¿No cae en
la contradicción cuando nos urge a usar la tecnología al
mismo tiempo que no nos dota de le medios y los
contextos adecuados?
Los retos de la educación digital hoy / The challenge of
digital education nowadays. (2018). fernando trujillo.
https://fernandotrujillo.es/los-retos-de-la-educacion-
digital-hoy-the-challenge-of-digital-education-nowadays/

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