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El dominio

de lo público: tres publicistas


santandereanos
en la transición al Estado

v
nacional republicano
Armando Martínez Garnica*

icente Azuero, Florentino González y Cerbeleón Pinzón —nativos


de las provincias de Socorro y Vélez (Santander)— fueron los más
brillantes publicistas1 que antes de 1840 reflexionaron y escribieron
sobre los grandes problemas políticos planteados por la transición al
Estado nacional republicano. Se inscribieron en la ciencia administrati-
va que promulgaba Bonnin (1808), defendieron los principios liberales,
escribieron manuales para la formación de la primera generación de
abogados republicanos y establecieron los principios de la moralidad
pública que deberían encarnar los conductores del Estado. Este ar-
tículo identifica su producción política y constitucional, así como su
magisterio entre los abogados de su tiempo.

Vicente Azuero
Vicente Anselmo Azuero Plata nació en Oiba en 1787, en el hogar de
doña Micaela Plata Obregón y don Ignacio Javier de Azuero, quien
fue alcalde mayor de Salazar de las Palmas. Colegial de San Bartolomé,
obtuvo su licenciatura en derecho civil en 1809. Al formarse la Junta
Suprema de Santafé, se enlistó en el segundo Batallón de Guardias
Nacionales como subteniente. Regresó a su provincia nativa y fue
subpresidente de la villa de San Gil entre abril y junio de 1812. En el
mes de agosto del mismo año fue uno de los diputados ante el Colegio
Doctor en Historia de El Colegio
de México y profesor titular en la
Electoral y Constituyente del Estado del Socorro; allí firmó la Cons-
Universidad Industrial de Santander.
Investigador principal del Grupo de
Investigaciones Históricas sobre el 1 Publicista fue el título dado durante el siglo xix a quien desde la prensa, la
Estado Nacional Colombiano (código tribuna pública o los libros argumentaba a favor de un programa o ideario
Colciencias: COL0011259). político.
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provincia del Casanare y allí fue elegido fiscal de la Alta Corte de Jus-
Azuero obtuvo en ticia. Con Diego Fernando Gómez Plata intentó impedir que Antonio
agosto de 1824 el Nariño ocupara su curul de senador en la Legislatura de 1823, por lo
nombramiento de que éste se vio obligado a preparar una larga defensa,2 que leyó en una
ministro de la Alta sesión del Senado, en medio de un debate agitado, después del cual
fue absuelto de los cargos que le habían imputado sus contradictores.
Corte de Justicia y la
Florentino González recordaría las “escenas de tumulto, en que los
cátedra de Derecho
diputados se permitieron expresiones poco comedidas, y en que las
Público en el Colegio pasiones se manifestaron con encono”.3
de San Bartolomé. Apoyado por el vicepresidente Santander, Azuero obtuvo en
agosto de 1824 el nombramiento de ministro de la Alta Corte de Jus-
ticia y la cátedra de Derecho Público en el Colegio de San Bartolomé,
donde divulgó las obras de Jeremy Bentham, enfrentando la oposición
titución y fue elegido senador. Se del presbítero Francisco Margallo al nuevo ideario (Azuero, 1826b). En
marchó luego a Santafé, donde 1827 fue escogido para integrar la Academia Nacional de Colombia.
desempeñó el empleo de oficial Distanciado de Bolívar por el texto de la Constitución de Bolivia, en
mayor de la Secretaría de Estado la gran Convención de Ocaña hizo parte de la bancada liberal que se
del Congreso de las Provincias opuso a los bolivarianos. Implicado en la investigación por la cons-
Unidas y luego el de secretario piración septembrina contra la vida del Libertador, fue desterrado a
archivero de la Contaduría y Kingston. Regresó al país en 1830 para integrar el Consejo de Estado
Dirección General de Hacienda. bajo la administración de Joaquín Mosquera. Disuelta Colombia, fue
Prisionero de la reconquista uno de los constituyentes del Estado de la Nueva Granada (1832) y
española, usó sus buenos oficios se mantuvo como consejero de Estado.
para obtener el indulto y luego Vicente Azuero se casó en 1821 con Indalecia Ricaurte, hija
para ser recibido en la Audiencia del general Joaquín Ricaurte y Torrijos, administró la Compañía de
como abogado. Apresado de Agricultura y Comercio del Opón (1836) y resultó implicado en la
nuevo, en La Mesa, se fugó de Guerra de los Supremos. Retirado a su hacienda La Esperanza, en
las fuerzas de Calzada. Después La Mesa, murió el 28 de septiembre de 1844. José María Samper lo
de la victoria del Libertador en el recordó como un pensador “mucho más fuerte como escritor que
campo de Boyacá, fue miembro como orador, esencialmente doctrinario, enemigo de la fuerza bruta,
de la Comisión de Secuestros valeroso en sus opiniones y siempre adelante en la política”. De los
de los bienes de españoles y del liberales de su tiempo “era el que mejor comprendía las verdades de
Tribunal de Recurso en casos las ciencias políticas, la lógica de la República y las necesidades de
de injusticia notoria. Asistió a nuestra joven democracia” (Samper, 1944: vii).
la Convención constituyente de A juzgar por la cantidad de periódicos que editó en la segunda
Colombia como diputado por la década del siglo xix, Vicente Azuero fue el más destacado publicista

2 Firmada en Bogotá el 14 de mayo de 1823, la defensa manuscrita del senador Nariño ante el Senado se encuentra en la
Casa Museo del 20 de julio. Una edición facsimilar fue editada en 1980 por Guillermo Hernández de Alba y publicada en
Bogotá por la Imprenta Nacional (Colección Presidencia de la República, Administración Turbay Ayala, núm. 5).
3 Desde los comienzos de la Legislatura colombiana se permitió la presencia de espectadores que se apretujaban en las barras
para “vituperar o aplaudir a los diputados”, lo cual causaba que algunos de éstos se intimidaran y que los demagogos se
animaran con los aplausos (González, 1975: 81).

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impreso era necesario para “derramar la verdadera


ilustración y los buenos principios”, consolidan-
do las instituciones y las costumbres liberales,
examinando las leyes propuestas y promoviendo
proyectos de mejoras y de instrucción general.
Se proponía entonces exponer los principios de
la política y de la economía pública, extractados
de algunos escritos clásicos. Efectivamente, en las
sucesivas entregas aparecieron reflexiones sobre la
soberanía del pueblo, la Constitución colombiana,
los gremios, la libertad de imprenta, la hacienda
pública, la manumisión de esclavos y la opción
federal de gobierno. Además, polemizó con los
redactores de El Insurgente y de El Anglo-colombiano.
Sin título, Cristina Cardona, 2003.
En la entrega 13 de El Patriota (26 de febrero de
Mixta: impresión digital, frottage, 13x21 / 24x35 cm
1823) publicó un “Catecismo de una sola pre-
liberal de su tiempo. Comenzó escribiendo en la gunta” (¿Qué es ser patriota?) con una docena de
Gaceta de Colombia, y entre el 17 de julio de 1822 respuestas, entre las que se destaca la convocatoria
y el 18 de enero de 1823 publicó las veintiséis a abjurar de la vieja patria “enviciada e injusta” para
entregas del periódico La Indicación. Entre enero poder adoptar otra “liberal, y servirla con fidelidad
y agosto de 1823 publicó El Patriota, en el que y entusiasmo”. En este periódico defendió Azuero
controvertía con Los toros de Fucha que redactaba el patriotismo, la libertad de imprenta, el recaudo
el general Nariño. Escribió en el Correo de la ciudad de contribuciones para la Hacienda pública (en
de Bogotá (1822-1823), y después de publicar los especial la contribución directa), la lucha contra
Pensamientos (octubre de 1826) y El Observador Co- los godos y la necesaria subordinación del poder
lombiano, entre el 2 de febrero y el 7 de noviembre ejecutivo a las legislaturas.
de 1827, publicó las setenta y nueve entregas de El El regreso del Libertador desde Perú fue
Conductor, bajo el siguiente eslogan: “Los pueblos recibido por Azuero con una “Exposición de
deben ser conducidos por la autoridad de las leyes, los sentimientos de los funcionarios públicos, así
siempre igual e impasible, y no por voluntades nacionales como departamentales y municipales,
pasajeras expuestas a todas las pasiones”. Desde y demás habitantes de Bogotá”, firmada el 14 de
esta tribuna configuró la posición política de los noviembre de 1826. Motivado por la alarma que
liberales “exaltados” y congregó a los opositores en “los ánimos de los fieles amigos de las institu-
al poder personal del Libertador. Entre octubre ciones liberales de Colombia” había producido la
y noviembre de 1831 publicó once entregas de Constitución de Bolivia y la rebelión del general
El Granadino, bajo el eslogan de “El triunfo de la Páez, expuso una defensa de la forma popular
fuerza es siempre efímero, sólo el de la opinión es representativa adoptada por Colombia, sin re-
permanente”, para exponer sus ideas constitucio- conocimiento de magistrados vitalicios, con lo
nales en la circunstancia de la realización de las cual deslizaba una crítica al modo ilegítimo como
sesiones de la convención constituyente del Estado aquélla había sido impuesta a los antiguos vasallos
de la Nueva Granada. de la Audiencia de Charcas:
El 17 de julio de 1822, al presentar el perió- Desengañémonos, señor: la mejor de las consti-
dico semanal La Indicación, Azuero dijo que este tuciones para un pueblo es aquella que él mismo

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La gloria militar del Libertador tenía que ser


En este periódico defendió compatible con la libertad de Colombia y con su
Azuero el patriotismo, la escenario natural: el cuerpo legislativo de la na-
libertad de imprenta, el recaudo ción. La Constitución de Bolivia, al establecer un
de contribuciones para la poder ejecutivo vitalicio, tendría que degenerar en
Hacienda pública (en especial la despotismo; y con ello se atraería la enemistad de
las demás repúblicas americanas.
contribución directa), la lucha
contra los godos y la necesaria El viernes 2 de febrero de 1827, Azuero co-
menzó a publicar, con dos entregas semanales, El
subordinación del poder ejecutivo
Conductor. Además de divulgar las causas criminales
a las legislaturas. que se habían concluido en la Alta Corte de Justicia,
los actos emitidos por el poder ejecutivo, las noticias
internacionales y los libros que estaban a la venta en
se ha dado por medio de sus representantes que Bogotá, mantuvo una columna para exponer ante
tiene aceptada y jurada; que, planteada después de
la opinión pública “la profesión de nuestros princi-
cierto número de años, es ya conocida y apreciada
por todas las clases de la Nación y forma también pios, principalmente en una época tan oscura y tan
una parte de sus hábitos cuyas bases son más incierta como la presente”. Fiel a su benthamismo,
conformes a los principios que proclamó desde afirmó que “el único y exclusivo fin de los gobiernos
los primeros momentos de su gran regeneración… es hacer la felicidad de los pueblos”, consagrarse
(Azuero, 1826: 227).
con todas las fuerzas y los recursos “a procurar la
Una Constitución republicana no podía ser “la suma mayor posible del bien general”. Como fue su
obra exclusiva de ningún genio, por más gigantesco costumbre, este periódico estuvo al servicio de sus
que fuese”, sino “el común producto de las luces de opiniones de cara a la gran Convención de Ocaña,
los sabios y de los políticos”, de los guerreros y del y también fue la tribuna de los liberales exaltados
entusiasmo de los jóvenes. Los congresos y las cons- contra el intento de establecer los principios de la
tituciones tan abundantes del tiempo de la Primera Constitución Boliviana en Colombia. Por ejemplo,
República habían sido “las simientes de los derechos el joven Luis Vargas Tejada publicó en la quinta
del hombre, de la soberanía del pueblo, de la li- entrega (16 de febrero de 1827) su monólogo ti-
bertad y la igualdad, la seguridad y la propiedad”. tulado “Catón de Útica” —escrito para la fiestas
Esas instituciones, que la nación se había dado por nacionales que se realizaron en La Mesa durante el
medio de sus representantes en la villa del Rosario mes de diciembre de 1826—, una crítica alegórica
de Cúcuta, tendrían que ser preservadas: al Libertador, “César dictador e impostor”, que es
Todos nuestros deseos están reducidos a que encar- asesinado por el puñal de Bruto (un anticipo del
gándose V. E. del Poder Ejecutivo de la República papel real que desempeñaría durante la noche del 25
mantenga inviolable el vigor de la Constitución y de de septiembre de 1828). La sección de “remitidos”
las leyes; que restablezca su imperio dondequiera
que ha sido turbado; que dicte las medidas necesa-
incluyó muchas opiniones liberales que preparaban
rias para que se reúna el Cuerpo Legislativo de la el ambiente para la gran convención, y allí se sugi-
manera prevenida por la misma Constitución; que rieron a los electores de Bogotá los nombres de los
someta a su consideración todas las novedades que liberales que podrían representar esta provincia en
han ocurrido en los pueblos; que la Representación Ocaña. La última entrega de este periódico (núm. 79,
Nacional pulse en la calma de las pasiones y en la
balanza de la sabiduría si son o no convenientes 7 de noviembre de 1827), cuando ya actuaba como
las reformas pedidas por algunas ciudades (Azuero, redactor Florentino González, incluyó un soneto
1826: 227). de despedida dedicado al Libertador:

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La historia de los siglos ominosos La constitución es el catecismo civil que abraza


en que el hombre se vende y se degrada las obligaciones y derechos del ciudadano, los
ofrece ejemplos, deja consignada deberes y facultades de los gobernantes; trazados
cada verdad en hechos criminosos. en ella los límites de la autoridad, no les es lícito
traspasarlos sin una manifiesta responsabilidad,
Aluden a esto los años venturosos así, ella es freno de la arbitrariedad […]. El Estado
de Roma ilustre, de la Grecia armada de la Nueva Granada, como los de Venezuela y el
y de Colombia misma esclavizada Ecuador, debe cimentarse, crecer y vigorizarse a
objeto de proyectos insidiosos. la sombra de sus constituciones; adquirirá poder,
crédito, fuerza política, nombre y un peso entre las
¿Gozaba vuestra patria tanta gloria? naciones […]. La constitución es el termómetro
¿Ver no esperaba el fin apetecido? de la civilización de un pueblo, de su ilustración,
Sólo un servil, un godo envilecido de su energía y costumbres. Sin ella, como se ha
marchita estos laureles; la victoria dicho, no hay gobierno, porque éste no es una ad-
al ambicioso cede. ministración arbitraria sin freno ni reglas fijas; éste
no puede depender del capricho de un hombre.
¡Colombianos!
No sois dignos de hierros inhumanos. En las demás entregas examinó la naturaleza
de los tres poderes públicos, el delicado asunto
de la mejor administración de justicia, las rentas
Fue en la gran Convención de Ocaña donde públicas y algunas noticias europeas.
Azuero presentó el proyecto constitucional de
mayor liberalidad para sustituir la carta colombiana
de 1821. El 21 de mayo de 1828 expuso el texto Florentino González
de una reforma descentralizadora que transfería Nazario Florentino González Vargas nació en
a las asambleas departamentales la resolución de la parroquia de Cincelada en 1805, y después de
los asuntos económicos (con lo cual se reduciría el graduarse como abogado en el Colegio de San
tamaño del Senado), convencido de que así se ensa- Bartolomé (en 1825) ingresó a la escena política
yaría un régimen federal y se destruiría “lo ominoso como segundo redactor del periódico El Conductor
de una concentración absoluta”. En vez del sistema y como secretario de la Convención de Ocaña. Fue
de los intendentes y corregidores, introdujo el de uno de los jóvenes liberales exaltados que ingresó
los prefectos, “clásica en la ciencia constitucional”, armado el 25 de septiembre de 1828 dispuesto a
con funciones políticas y económicas. El número asesinar al Libertador. Salvado del patíbulo por
de los departamentos fue duplicado para fortalecer intercesión de Manuelita Sáenz, fue confinado du-
las asambleas electorales anuales de los cantones, y rante dieciocho meses en el castillo de Bocachica,
se acogieron todas las libertades ciudadanas. Como hasta su destierro a Venezuela. En 1830 regresó a
se sabe, la gran convención se disolvió cuando la la Nueva Granada y actuó como secretario de la
bancada bolivariana la abandonó, con lo cual este convención constituyente. Volvió al periodismo
proyecto no tuvo ningún efecto. político como redactor del Constitucional de Cundi-
En medio de la realización de las sesiones namarca y como cofundador de El Cachaco, asociado
de la Convención constituyente del Estado de a Lorenzo María Lleras. Representó a la provincia
la Nueva Granada, Azuero publicó El Granadino del Socorro en la Legislatura de 1833, y en los años
para exponer sus ideas constitucionales y para siguientes ejerció empleos en varias secretarías de
ofrecer una versión histórica sobre la disolución Estado y en la gobernación de Bogotá.
de Colombia. En la tercera entrega (16 de octubre Cuando el general Santander terminó su últi-
de 1831) argumentó que: ma administración, González lo acompañó como

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redactor de La Bandera Nacional, y luego, con Por los esfuerzos que había realizado en el servicio
otros santanderistas, redactó El Correo. Volvió al de la ciencia y de la libertad, “ningún hombre de
Congreso en 1839-1840 por su provincia nativa, corazón puede rehusarle el justo homenaje debido
y fue catedrático de Derecho Constitucional en a tan ilustre pensador, valeroso patriota y digno
la Universidad Central. Tras la Guerra de los ciudadano” (Samper, 1879, t. i: 162-176).
Supremos se marchó a Francia e Inglaterra para La obra publicada por Florentino González
estudiar derecho público y economía. Regresó en está estrechamente vinculada al desarrollo de la
1845 para probar suerte en el comercio y escribió disciplina de la administración pública en Colom-
artículos para El Día. El presidente Tomás Cipria- bia. En este sentido, el historiador Víctor Manuel
no de Mosquera lo incorporó a su gabinete como Uribe fue quien por primera vez llamó la atención
secretario de Hacienda, y fue entonces cuando de los historiadores, en unos cortos apuntes, sobre
introdujo el sistema francés para la contabilidad la recepción de la “ciencia de la administración del
pública, la moneda, los pesos y las medidas. El 8 de Estado”,4 destinada a la formación de los aboga-
junio de 1848 comenzó a publicar El Siglo, tribuna dos republicanos que conducirían la marcha del
de exposición de sus ideas políticas. Regresó al Estado de la Nueva Granada. Esta nueva ciencia
Senado en 1853, y desde las páginas de El Neogra- administrativa comenzó a enseñarse, a mediados
nadino promovió la adopción de la organización de la década de 1830, en los programas de Derecho
federal. Entre 1854 y 1858 fue procurador general que existían en los Colegios Mayores del Rosario
de la nación. En marzo de 1859 marchó a Lima y y de San Bartolomé. Los primeros profesores que
Santiago de Chile como diplomático, y terminada la enseñaron en el Colegio del Rosario fueron José
su comisión se quedó como colaborador de El Duque Gómez (desde 1835 hasta 1840) y Manuel
Tiempo y El Mercurio de Valparaíso, después de lo Cañarete. En San Bartolomé la enseñaron los
cual publicó el Diccionario de Derecho Civil Chileno. abogados socorranos Vicente Azuero (1835) y Flo-
Pasó luego a Buenos Aires como catedrático de rentino González (hasta comienzos de 1840), así
la universidad de aquella ciudad, donde publicó como Bernardo Herrera. También se comenzó a
el Tratado de Ciencia Administrativa, sus Lecciones de enseñar en esta década en los colegios provinciales
Derecho Constitucional y un estudio jurídico sobre de Chiquinquirá, Santa Marta, Cartagena, Socorro,
el uti possidetis de 1810. Allí falleció el 2 de enero Antioquia (por Mariano Ospina Rodríguez y Joa-
de 1874. Don José María Samper reconoció que quín E. Gómez), Ibagué y San Gil (Uribe, 1996:
sus discípulos habían sido muchos, por cuanto se 94-97). Al comienzo, las clases consistían en la
habían instruido con sus libros, y que sus escritos lectura de las traducciones castellanas extracta-
habían sido leídos “con interés y grande aprecio”. das de los principios de administración pública,5

4 La administración del Estado, en tanto “ciencia” sistemática, se comenzó a enseñar en Alemania desde 1727 bajo el nombre
de Ciencia de la Policía, que con la Economía integraba la Cameralística (cfr. Bonnin, 1994). La publicación de los diez
tomos de la Teoría de la Administración por Lorenz von Stein (Sttutgart, 1864-1884) consolidó la existencia de la “ciencia
de la administración pública”.
5 La primera traducción castellana de los Principes d´administration publique, vertida por José María Saavedra de la edición fran-
cesa compendiada de 1829 (Abrégé des principes d´administration), se tituló Compendio de los principios de administración (Madrid:
Imprenta de don José Palacios, 1834). La segunda traducción castellana tuvo a la vista la tercera edición francesa de 1812
(Principes d´administration publique) y fue vertida por don Esteban Febres Cordero bajo el título de Ciencia administrativa, o
principios de administración pública, estractados de la obra francesa de Carlos Juan Bonnin, con algunas notas importantes,
para el uso de la juventud istmeña (Panamá: Imprenta de José Ángel Santos, 1838). Un ejemplar de esta segunda traducción
se encuentra en el fondo Pineda de la Biblioteca Nacional de Colombia.

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editados varias veces por Charles-Jean Bonnin6, Este hilo de Ariadna presente en toda la
insistiéndose en la uniformidad “científica” de las obra de González, en especial en sus textos cons-
actividades administrativas del ente público, de tal titucionales de 1853 y 1858, fue expuesto en sus
suerte que ellas podían ser guiadas por principios Elementos de 1840, un resultado de sus lecciones de
y reglas. Considerado “el fundador de la moderna San Bartolomé sobre “una ciencia desconocida en
ciencia de la administración” (Guerrero, 1994), América, y de una ciencia que nos importa mucho
Bonnin, con su obra, inspiró también a quienes la cultivar, si queremos ser algún día felices”. El per-
enseñaron por la misma década en España: José de feccionamiento de la organización administrativa
Canga Argüelles (Madrid, 1833), Javier de Burgos del Estado existente era el objeto de dicha ciencia,
(Granada, 1839-1840), Agustín Silvela (Madrid, cuyos resultados servirían para educar a los jóvenes
1839) y Alejandro Oliván (Madrid, 1843). “en quienes se fincan las esperanzas de la patria”.
En 1840 salieron de la imprenta bogotana La labor del científico era conocer “los principios
de José Antonio Cualla los Elementos de ciencia en virtud de los cuales debe arreglarse la acción
administrativa de Florentino González. Partidario de las autoridades a quienes se encargue el manejo
de privilegiar los intereses de las provincias y de los intereses y negocios sociales, que tengan el
las localidades, este autor lamentó encontrar en carácter de públicos”. El punto de partida de Gon-
el texto de Bonnin una tendencia favorable a la zález era la distinción entre estos intereses y negocios
centralización administrativa del Estado. Para públicos, en tanto que afectan al individuo conside-
su fortuna, en 1837 pudo tener en sus manos el rado como miembro de la sociedad política, y los
primer tomo de la obra que dos años antes había intereses y negocios individuales y privados, guiados por
publicado Alexis de Tocqueville (De la democracia “su propia utilidad y por los principios de la moral
en América, 1835). La primera traducción española, deducidos de esta misma utilidad”. La modernidad
de A. Sánchez de Bustamante, se publicó en París de este supuesto se aclara en su registro de los
en 1836, lo que le permitió a González sentar las negocios privados del individuo: “los actos de su
bases del sistema administrativo de la República pensamiento y la publicación de ellos; el ejercicio
en el sentido de una centralización de su gobier- de su industria o modo de aplicar sus facultades
no y una administración federal. El examen de la a proporcionarse medios de gozar; la dirección
experiencia estadounidense le permitió confirmar de sus especulaciones agrícolas o mercantiles, y la
esta certeza: ejecución de ellas; sus ideas religiosas y su culto,
con todo lo que pertenece al dominio de la con-
En los países que más han progresado, el gobierno
nacional no interviene sino en los grandes negocios ciencia”. En ellos la autoridad pública no debería
[...]. Los demás intereses y negocios se dejaban al intervenir, pues “más perjudicaría que haría bien”.
cuidado de las localidades y habitantes a quienes El dominio de los negocios públicos, que obligan
peculiarmente afectaban; y las diferencias que se
al Estado a intervenir para conjurar “la confusión
suscitaban entre las localidades y la nación, o vi-
ceversa, se decidían por la imparcial justicia de la y desorden, riñas y desavenencias”, si obraba con
autoridad judicial (González, 1869: 6-7). eficacia y prontitud, lo integraban

6 Omar Guerrero puso en orden y concierto las tres ediciones francesas íntegras de los Principes d´administration publique
(1808, 1809 y 1812) y la edición compendiada de 1829, compilando además una nueva traducción castellana íntegra de
las ediciones de 1808 (De l´importance et de la nécessité d´un code administratif), 1809 (Principes d´administration publique
pour servir à l´étude des lois administratives), así como del Proyecto de Código administrativo (1809). Reeditó también la tra-
ducción de la edición de 1812 (Principes d´administration publique) de Esteban Febres Cordero, y la traducción de la edición
compendiada de 1829 (Abrégé des principes d´administration), de José María Saavedra. Cfr Bonnin, 2004.

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nes. Más aún, se trataba de despojar a la Iglesia


católica de la función de registro de la vida ciu-
La “ciencia administrativa”,
dadana (nacimientos, matrimonios, defunciones),
con su oferta de formulación convirtiendo en actos de vida civil lo que hasta
de unas “leyes administrativas” entonces habían sido actos sacramentales, y de li-
que pudiesen guiar la acción de los berar la enseñanza a los niños del adoctrinamiento
funcionarios del Estado, se dirigía religioso. La “ciencia administrativa”, con su oferta
a la transformación del orden de formulación de unas “leyes administrativas”
político heredado del régimen que pudiesen guiar la acción de los funcionarios
español. del Estado, se dirigía a la transformación del orden
político heredado del régimen español.
En tanto administradores de los asuntos
sociales, los funcionarios del Estado republicano
el arreglo de las poblaciones en que viven reunidos debían asumir las tareas de reforma de la sociedad,
los individuos; el poner a su alcance los medios de
en la dirección de la modernidad. Para empezar,
conservarse en aquella reunión, como son facili-
tar el uso de las producciones espontáneas de la deberían dividir el territorio nacional de un modo
naturaleza o la adquisición de las de la industria óptimo para su administración y control, ni muy
en días fijos; las medidas de seguridad para toda la extensas, “que imposibiliten la acción, el cuidado
población, como la iluminación y la vigilancia de
y vigilancia de las autoridades que deben presidir
la policía; la enseñanza común de todos los niños
de una población; el modo de hacer constar las en ellas; ni tan pequeñas que, haciendo necesaria la
edades, el linaje, el matrimonio, la muerte de los creación de un gran número de administradores, se
asociados, los contratos que unos con otros cele- complique y debilite su acción” (González: 1840,
bran; el cobro de lo que cada uno deba contribuir t. i: 17). En la medida en que algunos territorios
para los gastos de la sociedad, la conservación y
distribución de ello; la fuerza que se forme para
antes desiertos se poblaran, debería reformarse la
la defensa, y otras cosas semejantes (González, división administrativa previa, para que esos nue-
1840: t. i: v-vi ). vos habitantes quedaran mejor representados. Una
Por su esencia, la ciencia de la administración carta geográfica general y una estadística nacional
pública se ocupa de estos negocios sociales con serían las guías de la administración pública al ha-
carácter de públicos, deslindando la acción del Es- cer las divisiones territoriales. Enseguida, era pre-
tado (“el dominio de lo público”) de las múltiples ciso disponer de buenos agentes en cada sección
acciones privadas de los ciudadanos. Este supuesto administrativa, “que lleven a efecto las órdenes
conceptual, así nos parezca elemental, expuesto en que le comuniquen, conformes a las reglas o leyes,
la Nueva Granada de 1840, era una subversión del según las cuales haya de manejarse la cosa públi-
orden político existente desde el ideario liberal: se ca” (26-27), de libre nombramiento y remoción,
trataba de concederle al ciudadano las libertades “porque de otra manera en vano se pretendería
efectivas de conciencia e imprenta, de culto reli- que llenasen su misión cumplidamente” (27). El
gioso, de industria y comercio. Las consecuencias movimiento administrativo es “la acción que des-
políticas que de ellas se derivaban eran profundas: ciende desde el jefe de la nación hasta el último de
separación de la Iglesia y el Estado, reducción de sus agentes, y produce una especie de reacción, que
la religión al ámbito privado, abolición de los mo- viene desde aquel último punto de la escala hasta el
nopolios de producción existentes, librecambio de principio de ella” (39). Tal movimiento depende de
mercancías con el exterior, abolición de los delitos la eficacia de los funcionarios superiores, que no se
de imprenta y libre expresión de todas las opinio- conforman con dar las órdenes sino que también

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exigen informes frecuentes sobre


su cumplimiento.
El movimiento administra-
tivo de los intereses y negocios
sociales se originaba en las ac-
ciones del funcionario encargado
del Poder Ejecutivo del Estado, y
las de sus secretarios inmediatos
en los negocios extranjeros, del
interior, de la Hacienda y de la
Guerra y Marina. De allí pasaba
el movimiento hacia sus agentes
en las secciones territoriales,
llegando finalmente a tocar a los
ciudadanos. La cabeza del Estado Sin título. Daniel Echeverri, 2004.
debería ser entonces “el ciudada- Grabado en linóleo, 20x26 / 50x70 cm
no que por sus capacidades, por su
patriotismo, por el conocimiento nato de los reyes españoles. El secretario de los negocios extranjeros
que tenga de la verdadera gloria debía encargarse de su administración, por lo que debería escogerse
y ambición de un gobernante, se entre los ciudadanos que mejor conociesen “la posición en que su
esmere en propender por la dicha patria se halla respecto de las demás potencias y que sabrá sacar de
de la nación” (48). El secretario ella las mayores ventajas” (80). El secretario de Hacienda tenía la dura
de los negocios interiores del Es- tarea de administrar la recaudación y distribución de las contribuciones,
tado debía ser el superintendente los bienes nacionales, el crédito y la contabilidad públicas, tratando de
general de la administración de la resolver el problema de “sacar de la nación recursos suficientes para
conservación del orden y la segu- sus gastos, manejarlos con el menor desfalco posible, e invertirlos con
ridad internas, del cumplimiento economía” (122).7 González ya aconsejaba la adopción general de
de las leyes, de la policía y la admi- la contabilidad por partida doble y la reforma de las contribuciones
nistración de justicia, de las obras aduaneras, reduciéndolas a un único impuesto y simplificando la gra-
públicas, de la instrucción pública, duación sobre la clase de mercancías. El secretario de guerra y marina
del perfeccionamiento de la carta debía encargarse de la administración de la formación, organización y
geográfica y la estadística, del es- empleo de la fuerza pública armada y de la marina de guerra, tratando
tado civil de las personas, y de los de especializar a los hombres que la integraban en escuelas militares y
establecimientos de castigo. Pero náuticas, teniendo a la vista la organización estadounidense. El movi-
la religión y el culto, siendo asun- miento administrativo continuaba desde los secretarios del despacho
tos del ámbito privado, deberían del jefe del poder ejecutivo, hacia los agentes generales (gobernadores,
ser eliminadas de su tradicional jefes cantonales y alcaldes cantonales) y especiales (de hacienda, de la
competencia, heredada del Patro- instrucción pública, del servicio exterior, de guerra y marina).

7 Florentino González aconsejó a los jóvenes elegir la lectura de solamente unos pocos economistas políticos (Say, Tracy
y Bentham), concentrando sus meditaciones en sus doctrinas. Recomendó a los secretarios de Hacienda la lectura de las
obras de don José de Canga Argüelles (González, 1840, t. i: 168, nota 10).

305
Todos Somos Historia

González era partidario de la elección de los progresar sus intereses”. Esta necesidad política
gobernadores por los ciudadanos de las respectivas no era, sostuvo González, “una exageración de la
provincias, para conjurar el peligro de que los pre- fantasía”, sino una auténtica necesidad institucional
sidentes mandasen “a cualquier favorito sin talento prevista por Tocqueville para los pueblos “cuyo
y sin patriotismo a disponer de una provincia como estado social es democrático”, tal como lo demos-
de un rebaño de ovejas, a corromper las eleccio- traba el caso del pueblo norteamericano. Y no era
nes, a dividir las familias, a usar del bastón de la un cuarto poder público, como propuso Benjamin
magistratura para saciar las pasiones de su señor, Constant, sino la misma división tripartita de las
o las suyas propias” (176). Para ello, propuso en la funciones estatales concretadas a las provincias y
Cámara de Representantes que el presidente sólo sus secciones cantonales o parroquiales. Las cá-
pudiera nombrar a los gobernadores escogiéndolos maras provinciales, compuestas por los diputados
de una lista de personas elegidas por los ciudadanos de todos los pueblos de las respectivas provincias,
de la respectiva provincia. Como se sabe, después serían la autoridad deliberante en los negocios
de la Guerra de los Supremos el poder ejecutivo municipales: impuestos, colegios, casas de refugio
desechó esta propuesta, para tener un mayor con- y establecimientos de corrección provinciales; pri-
trol sobre los gobernadores. Sólo con la Constitu- vilegios para la apertura de caminos provinciales,
ción de 1853, redactada por el propio González, ordenanzas de policía, guardia nacional, conscrip-
se impuso la elección directa de los gobernadores. ción para el ejército regular, administración de
Los alcaldes cerraban la cadena del movimiento algunos impuestos nacionales, etc.
administrativo, en tanto que llevaban al común de La descentralización administrativa sería el
las parroquias la acción que se iniciaba en el jefe resultado de la introducción de este gobierno
del poder ejecutivo. Eran éstos los administradores municipal, compatible con los negocios mixtos
“más reales y positivos”, porque tocaban en perso- que administraría con el gobierno nacional. Los
na con “la mayor parte de los intereses y negocios concejos de los cantones se reanimarían si se les
sociales y con los individuos a quienes afectan”. concedía la administración de los colegios y las
González también propuso que los jefes políticos cárceles cantonales. Pero, sobre todo, la parroquia
cantonales fueran escogidos de una terna elegida emergería como “la sociedad verdadera, la comuni-
por los vecinos de las parroquias. dad de intereses del hombre con sus convecinos, la
La gran novedad de la ciencia administrativa base de esperanzas de gozar y un resguardo contra
de González era la introducción de la necesidad de el temor de sufrir” (t. ii: 59). Frente a ella, la nación,
la existencia del gobierno municipal, “un auxiliar la provincia y el cantón carecían “algún tanto de
poderoso del gobierno nacional”, representante realidad para el hombre”. La idea de “soberanía
de “los intereses variados de las localidades”. El local” de las parroquias era el supuesto liberal
ámbito de este gobierno serían “los caminos, el de la ciencia administrativa de González, la cual
arreglo de las poblaciones, la salubridad de ellas, estaba obligada a responder por el “sistema que
los mercados, la belleza y ornato de los lugares, debemos adoptar para que se ejerza esta soberanía
la seguridad de las vías de comunicación, la ense- local y consulte los intereses comunales” (60). Los
ñanza primaria, el cultivo de las ciencias, la carta concejales parroquiales, elegidos directamente por
topográfica particular, el conocimiento de sus los ciudadanos, serían la expresión del ejercicio
producciones, y algunos negocios de competencia de la pequeña soberanía local que “adiestraría al
mixta” (González: 1840, t. ii: 4). Las autoridades pueblo en la práctica del gobierno republicano”,
municipales tendrían jurisdicción sobre las pro- conduciéndolo a interesarse por toda la nación. Ci-
vincias, los cantones o las parroquias, “haciendo tando a Tocqueville, argumentó que esos concejos

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El dominio de lo público: tres publicistas santandereanos ... Segunda parte

eran “respecto de la libertad, lo que las escuelas de primeras letras


respecto de la ciencia; la ponen ellas al alcance del pueblo, le dan a El poderío de las
probar su uso apacible y le habitúan a servirse de ella” (62). Se trataba localidades, la libertad
entonces de instituir “escuelas de la libertad”, encargadas de la traza religiosa y el derecho
de las calles, el arreglo de los mercados, plazas y fuentes de agua, el de los ciudadanos a
alumbrado y la vigilancia pública, las escuelas de primeras letras, los portar sus propias
cementerios y la salubridad. armas fueron
La obra Lecciones de Derecho Constitucional, segundo título publicado elementos de la cultura
por González en esta materia (originalmente publicada por la Uni- política norteamericana
versidad de Buenos Aires, con la inclusión de la Constitución de los que González
Estados Unidos de América)8 indica muy bien su convicción de que defendió como ideales
la república democrática representativa tenía su modelo más acabado para implantar en
en el país del Norte. Formado desde su temprana lectura de la obra Suramérica, bajo
de Tocqueville (La democracia en América) y consolidado en su saber la cobertura de la
por sus traducciones de las obras de Frederick Grimke y John Stuart
organización federal.
Mill,9 González no dudó de que los Estados Unidos eran la mejor
prueba de que “la democracia representativa es la forma de gobierno
más apta para crear y cultivar en la sociedad las cualidades que pueden
contribuir a conservar y aumentar el bien que posee y a combatir las
causas de la deterioración” (5). La organización federal era entonces Cerbeleón Pinzón
la más indicada para una nación moderna, y González luchó por esa Miembro de la segunda gene-
idea en la Nueva Granada: ración republicana, pues nació
Tengo fe en la teoría del sistema americano, ya porque es la única que el 25 de septiembre de 1813,
encuentro fundada en principios deducidos de la naturaleza del hombre Cerbeleón Pinzón fue oriundo de
social, no sometido por la fuerza a condiciones artificiales de sociedad la ciudad de Vélez, hijo de don
contrarias a la igualdad, ya porque la práctica de ella, aunque incompleta,
José Nicolás Pinzón Franco y
es la que ha podido poner a este país en vía de ser una nación próspera,
poderosa y feliz, ya porque, aun en África, la República de Liberia está doña Antonia Flórez Vargas. En
demostrando que las instituciones americanas tienen por sí la virtud de opinión del doctor José María
mejorar la condición del hombre, y contribuir a su progreso y civilización Samper, pocos hombres públicos
mejor que cualesquiera otras, sea cual fuere la raza a la que pertenezca de su generación merecieron
(Introducción, p: iv).
tanto la cordial simpatía de sus
El poderío de las localidades (régimen municipal), la libertad conciudadanos como el doctor
religiosa y el derecho de los ciudadanos a portar sus propias armas Pinzón: su “bella y distinguida
fueron elementos de la cultura política norteamericana que González presencia le daba el aire de un
defendió como ideales para implantar en Suramérica, bajo la cobertura cumplido caballero”, y su tem-
de la organización federal. peramento “le predisponía a la

8 La primera edición bogotana fue impresa por Medardo Rivas en 1869 con la adición de la Constitución de los Estados
Unidos de Colombia (8 de mayo de 1863).
9 Durante su estadía en Chile, Florentino González tradujo El gobierno representativo de John S. Mill (Valparaíso, Imprenta y
Librería del Mercurio, 1865), y en Argentina tradujo Ciencia y derecho constitucional: naturaleza y tendencia de las instituciones libres,
de F. Grimke (París, Librería de Rosa y Bouret, 1870, 2 tomos).

307
Todos Somos Historia

calma y la moderación, la suavi- de reforma de la primera Constitución de la Nueva Granada. Don


dad y la benevolencia en todo”. José María Samper recordó a Pinzón en el servicio público por su
Hombre transparente, jamás se “integridad y moderación”, pues “siempre fue amigo del progreso
le vio irritado, y su modestia le y de la legalidad, fiel a sus convicciones de un liberalismo elevado y
impedía tener idea alguna del doctrinario, y hombre admirablemente desinteresado”. Falleció en
eminente mérito que todos le Bogotá el 28 de febrero de 1870, sin haber concluido ni corregido
reconocían (Samper, 1879, t. i: sus Memorias, hoy desaparecidas. En notable pobreza, y muy triste,
339-350). Contrajo matrimonio abandonó el mundo en silencio, “casi abandonado por los que no
con doña Concepción Ruiz eran sus deudos, rindiendo el alma a Dios con la serenidad del sabio
Chávez, con quien procreó a y la humildad del buen cristiano”, según recordó su alumno y amigo,
José Rafael, Pablo y José de Jesús don José María Samper (1879: 350).
Pinzón Ruiz. En 1839, el doctor Cerbeleón Pinzón ingresó al Colegio de Vélez
Catedrático de economía para dar las lecciones de Derecho Constitucional de la Nueva Granada
política, ciencia constitucional que correspondían al segundo año de los estudios de jurisprudencia.
y derecho público en la Univer- La tradición de esa enseñanza se remonta a la ley del 18 de marzo
sidad Central, que funcionaba de 1826, sobre organización y arreglo de la instrucción pública, que
en Bogotá, el doctor Pinzón se estableció su contenido en el parágrafo 3.º del artículo 33 (capítulo
desempeñó en tres carteras del vi): principios de legislación universal, instituciones e historia, derecho

Poder Ejecutivo Nacional: las de civil romano, derecho patrio, derecho público y político, Constitución
Gobierno y Guerra (encargado) y economía política. Tan diversos contenidos fueron reducidos por
en la administración Mallarino el decreto adicional al plan de estudios dado por el Libertador el 5
(1855-1856) [Pinzón, 1856], y la de diciembre de 1829, por el cual durante los dos primeros años de
de Relaciones Exteriores en las estudio los abogados solamente se dedicarían al estudio de la cátedra
administraciones Obando (1853- de derecho civil, romano y patrio, y de “las instituciones civiles, las
1854) y Obaldía (1855) [Pinzón, leyes vigentes, ya de las adaptadas de España, ya de las nuevas de
1854 y 1855]. Fue senador y la República”. Esta tradición se mantuvo en el Estado de la Nueva
representante por su provincia Granada pero con la gracia de que tras estos dos años de cátedra los
nativa, presidente de la Munici- estudiantes podrían obtener el grado de bachilleres.
palidad de Bogotá, gobernador La tradición de esa enseñanza disponía que en esta cátedra se
de la provincia de Tunja, ministro leyera el Curso de política constitucional, escrito por Benjamín Constant,
en Washington, magistrado y en la traducción de Marcial Antonio López, publicada en Madrid en
presidente de la Corte Suprema 1820, complementado con observaciones extraídas por el catedrático
de Justicia (Pinzón, 1863).10 Junto en el publicado en París (1827) por Albert Fritot (Gaitán Bohórquez,
con los doctores José Ignacio de 2002: 90-91). Pero el doctor Pinzón consideró que estos textos no
Márquez y José Rafael Mosquera, eran adaptables a la enseñanza del derecho de la Nueva Granada,
presentó en 1842, ante la Cámara “por la notoria disconformidad que reina entre el fondo de su sis-
de Representantes, el proyecto tema, esencialmente monárquico, y nuestras instituciones patrias,

10 Cerbeleón Pinzón, Posesión del prefecto de Bogotá, Bogotá, Imprenta de la Nación, 1863. Esta fue una defensa del doctor
Pinzón contra el escándalo que provocó la posesión en su empleo que le dio, como presidente de la Corte Suprema de la
Unión, a Miguel Gutiérrez Nieto como prefecto nacional del Distrito Federal el día 2 de septiembre de 1863. Nombrado
por el presidente de los Estados Unidos de Colombia, su posesión fue rechazada por la municipalidad de Bogotá.

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El dominio de lo público: tres publicistas santandereanos ... Segunda parte

esencialmente republicanas” (Pinzón, 2006, t. i: xxxiii). Temas como conducta del gobernante y de
la esencia del poder real, las prerrogativas de la Corona, la sucesión los ciudadanos era discrecional,
del trono y las regencias, y la educación del príncipe, no tenían interés y así era imposible calcular reglas
alguno para los jóvenes granadinos. A Pinzón se le ocurrió entonces positivas para ella.
que sería más útil y pertinente explicar los mecanismos del régimen Además de su primera obra,
republicano, “inculcándoles los sanos principios sobre los cuales está Tratado de Ciencia Constitucional,
basada la Constitución que hoy nos rige, y a cuya sombra gozamos escrito para sus estudiantes del
de reales y preciosas garantías, de inmensos y positivos beneficios” Colegio de Vélez, y de sus per-
(Pinzón, 2006: xxxiii). Se propuso entonces “redactar una obra sobre didas Memorias, que cubrían
la materia concebida en la índole de nuestro código político y en el cuatro décadas (1830 a 1870)
espíritu de la época”. El resultado fue su Tratado de Ciencia Constitu- de experiencia vital, los escritos
cional, publicado en dos tomos por la imprenta bogotana de Nicolás del doctor Cerbeleón Pinzón lo
Gómez en 1839. Después de un proceso administrativo de consultas muestran como uno de los bri-
y de comisiones examinadoras, esta obra la designó por la Dirección llantes publicistas de su época.
General de Estudios de la Nueva Granada como el texto oficial para la José María Samper así lo advirtió
enseñanza del Derecho Constitucional en las universidades y colegios. al registrar en su boceto biográfi-
El doctor José María Samper señaló que con ese texto se formaron co que “lo que le dio títulos para
“dos generaciones universitarias en el conocimiento de una materia dejar en Colombia imperecedera
sin la cual era imposible formar hombres de Estado, ni aun simples memoria fue la alta y clarísima ca-
republicanos” (1879: 346). pacidad de que dejó tan valiosas
Al concluir esta obra, el doctor Pinzón estimó que había contri- pruebas como docto y elegante
buido a “la difusión de los principios de libertad, de orden y de pro- publicista”. En su opinión, fue
greso [y que se había] alistado de una manera pública en las honrosas “particularmente notable como
huestes que, bajo los estandartes de la razón y la filosofía, denoda- pensador demócrata, y poseía
damente hoy combaten por doquiera el monstruo del despotismo” muy a fondo las ciencias morales
(t. i: xxxiv). Dividió su tratado en cinco partes, ascendiendo desde y políticas” (1879: t. ii: 346).
las nociones generales y los principios de la división tripartita de la La conmoción de la guerra
autoridad soberana hasta el examen del poder constituyente, pasando de los jefes supremos provincia-
por las garantías del buen gobierno y por el régimen seccional. Su les, que hizo de la provincia de
conclusión fue la misma que consignaron los constituyentes de 1832 Vélez uno de sus escenarios, obli-
en el artículo 12 de la Carta que aprobaron: el mejor gobierno era el gó al doctor Pinzón a regresar a
“republicano, popular, representativo, alternativo, electivo y respon- Bogotá en 1840, donde comenzó
sable”. Satisfecho, calculó que enseguida debía redactar un Tratado su carrera pública. Conmovido
de Ciencia Administrativa, pues en ese momento éstas eran las dos por esa conmoción nacional, que
materias que los estudiantes de jurisprudencia debían estudiar en el se- provocó el desánimo de estadis-
gundo año. Pero el curso de su vida profesional, que lo llevó de regreso tas y empresarios, publicó en la
a Bogotá, frustró ese proyecto. El doctor Pinzón creía que, además imprenta de Nicolás Gómez su
de la ciencia de la constitución y de la ciencia de la administración segunda obra, titulada Filosofía
pública, el estudiante de jurisprudencia debía estudiar ciencia política, moral. Su intención original fue
entendida como los principios del arte de gobernar que guiaban a sus la de resolver “la primera y más
administradores “en la parte discrecional de su autoridad”, la moral urgente necesidad” que su medi-
del gobernante y de la vida pública del ciudadano. Pero admitió que tación le señalaba respecto de la
era imposible reducir a un código los principios de política, pues la situación de la Nueva Granada:

309
Todos Somos Historia

como la revolución de la independencia había los motivos que deben determinar al individuo a
destruido tanto el antiguo régimen como las cos- seguir la virtud y a apartarse del vicio”. Así podría
tumbres, era preciso construir un nuevo sistema el hombre adoptar la línea de conducta trazada por
político y un nuevo régimen de conducta individual la conveniencia y el deber. Como la moral tendría
que organizara la nueva nación y formara nuevos que fundarse en el conocimiento del hombre, el
hombres. Las constituciones liberales ya habían doctor Pinzón respondió a la pregunta por el ser
puesto a andar la primera tarea, pero la de formar del hombre con un inventario fenomenológico:
a los hombres en nuevas costumbres no se había “facultades intelectuales, necesidades, deseos,
emprendido. Como ya había contribuido a la pri- sentimientos y relaciones con su sociedad”. En
mera tarea con su Tratado de Ciencia Constitucional, el consecuencia, la moral debería construirse en re-
propósito de su Filosofía moral era entonces aportar lación con cada uno de estos cinco elementos del
a la tarea de formación de los nuevos hombres de fenómeno humano:
la República. Comprendía que aunque las institu- Cultive el hombre sus facultades intelectuales y
ciones políticas fuesen buenas era preciso comple- haga buen uso de ellas; satisfaga sus necesidades
mentarlas con la moralización de los ciudadanos de manera que su satisfacción no le ocasione ma-
para lograr la felicidad de la nación: les; circunscriba y limite sus deseos a lo posible
y racional; enfrénelos y domínelos, cuando han
Obsérvese cómo el sistema republicano, justo y venido a ser pasiones, gobierne éstas, y en vez de
racional en su esencia, el mejor de todos los sistemas recibir el yugo de ellas, hágalas tirar del carro de
políticos, va tal vez perdiendo opinión entre noso- su dicha; modere y rija sus sentimientos; en fin,
tros, porque habiéndolo manejado de mil maneras, sea buen hijo, buen hermano, buen padre, buen
de ninguna nos ha dado lo que apetecíamos, sino esposo, buen amigo, buen ciudadano y, en general,
siempre partidos, siempre conmociones, siempre buen miembro de la especie humana y su felicidad
trastornos. Pero la culpa no ha sido del sistema, sino está hecha y conseguida en cuanto depende de su
de los hombres; y así es menester que nos empeñe- conducta la persuasión (Pinzón, 1840: 9).
mos en reformar los hombres con preferencia a las
instituciones. Esta es la época de las reformas y de las La Filosofía Moral es entonces un catálogo de
emancipaciones; con que empecemos reformando los deberes del ciudadano en cada una de sus face-
nuestras costumbres y emancipándonos de nuestros
vicios (Pinzón, 1840: prólogo).
tas. Un aspecto de estas últimas son las relaciones
políticas, cuya virtud moral madre seleccionada
Los hombres morales que la República reque- fue el patriotismo. Los deberes del patriota serían
ría eran aquellos que cultivaban con provecho sus cuatro: someterse a la Constitución y a las leyes,
facultades intelectuales y usaban sus conocimientos contribuir a sus gastos, defenderla y cuidar de la
para la propia dicha y la general, hombres “sobrios, conservación de sus libertades. Aquí fue donde
templados, trabajadores, económicos, dados a la consignó su fiel republicanismo:
agricultura, a las fábricas y al comercio, antes que a Flamear el pendón funesto de la rebelión porque las
los empleos”. Por supuesto, “hombres que jamás se instituciones no son buenas, o porque los gobernantes
levanten contra la Constitución, ni contra las leyes, abusan de su poder, es hacer retrogradar la nación
ni contra las autoridades, que estén siempre prestos porque no marcha a pasos gigantescos, es destruirla
a defender su patria” (Pinzón, 1840). de un golpe porque un mal la aqueja y mortifica.
No obra así el hombre respecto de sí mismo; jamás
Postuló que el objeto de la moral era la pro- retrocede para adelantar, jamás se mata para curar sus
ducción de la mayor felicidad posible, presentando dolores […]. Si el gobierno os hace alguna injusticia,
motivos para mover a la virtud y retraer el vicio. La reclamadla por las vías legales; mas en ningún caso,
ni por motivo alguno concitéis trastornos ni llaméis
persuasión era el medio del cual se valía la moral
la rebelión; que siempre se os encuentre al lado del
para este objeto, dado que habría que entender a gobierno, que siempre se os halle debajo de las ban-
ésta como “una exposición regular y metódica de deras del orden (15).

310
El dominio de lo público: tres publicistas santandereanos ... Segunda parte

buena administración del poder público y morali-


dad de los ciudadanos.
Sostuvo en esta tercera obra que no bastaba con
constituir un Estado dándole su carta fundamental y
aprobándole las mejores leyes posibles; era preciso,
además, que se realizara efectivamente en la sociedad
lo dispuesto tanto por la Constitución como por las
leyes. Tal era la función de la administración pública:
“la acción dirigida a la observancia de la Constitución
y a la ejecución de las leyes”. En sentido más reducido,
la palabra ‘administración’ nombraba a todos los fun-
cionarios encargados de las tareas ejecutivas, especial-
mente a quienes presidían o dirigían. Es por ello que
Sin título, Álvaro Agudelo, 1993.
esta obra versa sobre el personal de la administración:
Policromía en linóleo (taco perdido), 32x41 / 35x50 cm
nombramiento y remoción, su vigilancia, su moral y
su política. Pero también sobre los medios empleados
Las dos primeras obras escritas por el doctor por la acción administrativa, como los reglamentos,
Pinzón, en 1839 y 1841 respectivamente, forman las resoluciones e instrucciones y, en general, sobre la
parte del mismo esfuerzo intelectual: difundir los comunicación oficial. Como “manual del gobernante”
principios liberales contenidos en la Carta Cons- en un Estado de régimen republicano, esta obra fue de
titucional del Estado de la Nueva Granada y los consulta permanente para quienes llegaban al servicio
deberes morales de la conducta ciudadana que público con espíritu de moralidad administrativa. De
contribuyeran a la mayor felicidad de la patria. Se esta obra interesa en especial la última parte, dedicada
revelaba así como un publicista patriótico, defensor a las políticas del administrador del poder ejecutivo,
de los intereses del Estado republicano, y por ello esencia de los principios que deberían guiar la conduc-
el resto de su vida sería llamado a diversos empleos ta del gobernante: la buena fe y la franqueza, que ganan
públicos y a la cátedra universitaria. la confianza pública; la circunspección y la cautela,
La tercera obra de Cerbeleón Pinzón, pu- que previenen contra la falsedad de quienes rodean
blicada en 1847 en la imprenta bogotana de José al gobierno; la reserva, que no deja proferir palabras
Antonio Cualla, era coherente con su misión de con descuido; la independencia, para poder mandar;
publicista estatal: sus Principios sobre Administración la popularidad que fortifica la autoridad y la tolerancia
Pública, originalmente planeados en el colegio de frente a las opiniones. Además, el gobernante debe
Vélez como complemento de su Tratado de Ciencia mostrar actitud conciliadora, ánimo resuelto, firmeza
Constitucional, pretendían ofrecer al gobernante para gobernar, calma, previsión, fecundidad en los
constitucional los principios de su conducta como resultados de las órdenes y constancia para esperar la
autoridad pública, necesarios para “el buen ejerci- coyuntura adecuada para ordenar.
cio del poder en toda la extensión de sus actos”. Después de haber participado en la comisión
De este modo, la felicidad de la patria se fundaba que preparó la reforma constitucional de 184311 y
en tres elementos asociados: constitución liberal, de haber preparado un proyecto preliminar para la

11 Cerbeleón Pinzón, Proyecto de reforma a la Constitución política de la Nueva Granada, presentada por el secretario de Relaciones
Exteriores, Bogotá, 19 de marzo de 1849.

311
Todos Somos Historia

reforma constitucional de 1853, el doctor Pinzón siguió de cerca los


cambios de la Carta en 1863, cuando la experiencia federal hizo que
nueve Estados declarados soberanos pudieran, mediante una ficción
constitucional, delegar en el gobierno de la Unión una soberanía que
nunca tuvieron efectivamente. Las innovaciones constitucionales de la
experiencia federal compelieron al doctor Pinzón a ocuparse de ellas en
una obra titulada Juicio sobre la Constitución del 8 de mayo de 1863 expedida
en Rionegro, publicada este mismo año en la imprenta bogotana de los
Hermanos Echeverría. Intentaba en esta obra ofrecer sus meditaciones
para que fuese perfeccionada la nueva carta fundamental aprobada,
“después de tan terrible sacudimiento social”, con mejores apoyos.
Esta obra es un análisis pormenorizado de algunos artículos de
la Carta de Rionegro para sustentar algunas reformas que, en su opi- Sin título, John Jairo Valencia, s.f.
nión, deberían introducirse para mejorar los derechos de los Estados Serigrafía, 26x31 / 44x65 cm
y de los ciudadanos, como la universalidad del sufragio en todos los
Estados. Un Discurso sobre la paz pública fue escrito por Pinzón como
apéndice del Juicio sobre la Constitución de Rionegro, pero fue publicado sido creadas por el decreto pre-
separadamente cuando su autor renunció a escribir la segunda parte del sidencial del 1.º de septiembre de
examen crítico sobre la Carta de 1863. Se trata de una defensa de un 1864. Fue editado en la imprenta
publicista de la paz interesado en formar opinión contra la posibilidad bogotana del periódico El Mosaico
de nuevas guerras civiles en el territorio de los Estados Unidos de con el propósito de popularizar
Colombia, en la cual terminó proponiendo a los partidos una tregua “los principios cardinales de
de diez años para permitir la consolidación de la paz después de la nuestra organización política, las
Convención de Rionegro. condiciones realmente ventajosas
Éste era el segundo texto que escribía a favor de la causa de la de nuestro país y los hechos más
paz y de la unión, pues en 1851 ya había publicado en la imprenta del notables de la historia nacional”.
periódico bogotano El Día una obra literaria del género patriótico a La palabra ‘catecismo’ designa
la que tituló Sueño de un granadino. Considerando que la principal nece- un método de enseñanza de viva
sidad de la Nueva Granada era la concordia, ya que en ese entonces voz que, para cumplir su tarea, se
se encontraba dividida en partidos que se hostilizaban con dureza, organiza en forma de preguntas
meditó que su deber era fomentar la unión y combatir la discordia. respondidas de inmediato. Aun-
Optó entonces por dormirse y dejar que Morfeo tomara su pluma que este recurso didáctico fue
para relatar su sueño de paz y unión. Fue así como en este sueño extensamente usado por la Iglesia
enarboló el estandarte de la fraternidad, paseándose por las calles católica en su actividad evangé-
de Bogotá y por el Palacio Presidencial, donde le pidió al presidente lica, no es exclusivo de ella, pues
López enarbolar la bandera de la Unión. Cuando efectivamente éste los patriotas también lo usaron
lo hizo, despertó, felicitándose por haber soñado la pacificación y la en los primeros tiempos republi-
unión de sus compatriotas, y deseando que alguna vez su sueño de canos, como lo ejemplifica el Ca-
granadino patriótico fuese efectivamente realizado. tecismo o instrucción popular de Juan
A finales de 1864 redactó, por solicitud del presidente Manuel Fernández de Sotomayor (1814)
Murillo Toro, un Catecismo Republicano para la instrucción popular en y el Catecismo Político de José Grau
las escuelas públicas y privadas, pero destinado especialmente para (1822). El Catecismo Republicano
las escuelas de los cuerpos de la Guardia Colombiana que habían del doctor Pinzón incluyó una

312
El dominio de lo público: tres publicistas santandereanos ... Segunda parte

serie de preguntas y respuestas sobre la historia


del descubrimiento y la colonización española de Vicente Azuero, Florentino
América, la independencia, la experiencia de la Re- González y Cerbeleón Pinzón
pública de Colombia y la experiencia del Estado de
fueron parte eminente de la
la Nueva Granada hasta la primera administración
Murillo Toro. Continúa con dos series sobre los
primera generación de abogados
derechos individuales garantizados por la Carta de republicanos que reflexionaron
Rionegro y el gobierno de los Estados Unidos de sobre las mejores instituciones
Colombia, para pasar a la serie sobre la conducta de constitucionales que harían la
los miembros de la Guardia colombiana. Sigue con felicidad de los neogranadinos.
la serie de preguntas y respuestas sobre el sistema
republicano y las ventajas de su régimen federal,
para terminar en las series sobre los recursos del Los manuales de González y de Pinzón
país y el sentimiento patriótico. fueron usados en los currículos de enseñanza del
Derecho en todas las universidades de la República
Epílogo y, sin duda, dejaron su impronta en la formación de
Vicente Azuero, Florentino González y Cerbeleón la burocracia que requerían las nuevas instituciones
Pinzón fueron parte eminente de la primera gene- estatales. Al menos dos destacados estadistas de
ración de abogados republicanos que reflexionaron esa época reconocieron el valor de sus obras para
sobre las mejores instituciones constitucionales el perfeccionamiento de la administración estatal:
que harían la felicidad de los neogranadinos. uno fue el presidente Mariano Ospina Rodríguez,
Liberales tempranos y opositores decididos a la quien a mediados del siglo xix recomendó “la
dictadura del Libertador, dos de ellos sufrieron enseñanza del derecho administrativo y de la
prisión y destierro por esa postura política, pero práctica de la administración en la universidades,
los tres representaron muy bien la posición del procurando que los hombres que en ella se formen
publicista decimonónico que desde sus escritos y para la carrera pública sean aptos no solamente
desde la cátedra universitaria, así como desde las para los destinos judiciales, sino también para los
posiciones públicas en los poderes estatales, defen- del orden político y municipal” (Ospina Rodríguez,
dieron los principios del régimen representativo y 1845/1996: 97). Estaba seguro de que la generali-
la preeminencia de los cuerpos legislativos en la zación del saber y de la práctica correspondiente a
conducción del Estado republicano. Se diferen- las “leyes administrativas” produciría en el futuro
ciaron entre sí por el énfasis que marcaban sus “copia de hombres capaces de desempeñar con
respectivas personalidades: la exaltación patriótica acierto los numerosos destinos que el gobierno
de Azuero, la altiva petulancia de González y la popular hace necesarios” (Ospina Rodríguez,
simpatía de Pinzón, según registró sus caracteres 1845/1996: 97). El otro fue el doctor Juan de Dios
José María Samper (en su obra de 1879). Pero sus Aranzazu, secretario de Hacienda de la adminis-
libros y sus periódicos marcaron a la Generación tración Márquez (1837-1841), quien redactó un
Ministerial y a la del 7 de marzo, que bebió en Programa para la enseñanza del derecho administrativo
ellos para saciar su sed de conocimientos y para en las universidades de la república, convencido de su
obtener la munición ideológica que hacía falta en utilidad para la formación de la burocracia estatal
la arena política. que hacía falta.

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Uribe, 1996, “Preparando ‘mandarines’. Apuntes y su enseñanza en Nueva Granada durante la Colonia
sobre la historia de la ciencia administrativa y su y comienzos de la República, 1590-1850”, Innovar:
enseñanza en Nueva Granada durante la Colonia revista de ciencias administrativas y sociales, núm. 7, jun.
y comienzos de la República, 1590-1850”, Innovar: de 1996, pp. 94-97.
revista de ciencias administrativas y sociales, núm. 7, jun.
de 1996, pp. 94-97.

En esta misma obra


• “Saberes y poderes. Los grupos intelectuales en Colombia durante el siglo xix y la primera mitad del siglo
xx”, de Andrés Botero Bernal, tomo 1, pp. 339-360.

• “Libertad y palabra. Comienzos de la imprenta colombiana”, de Diana Paola Guzmán Méndez y Kalia María
Ronderos Jiménez, tomo 1, pp. 423-438.

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