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v
nacional republicano
Armando Martínez Garnica*
Vicente Azuero
Vicente Anselmo Azuero Plata nació en Oiba en 1787, en el hogar de
doña Micaela Plata Obregón y don Ignacio Javier de Azuero, quien
fue alcalde mayor de Salazar de las Palmas. Colegial de San Bartolomé,
obtuvo su licenciatura en derecho civil en 1809. Al formarse la Junta
Suprema de Santafé, se enlistó en el segundo Batallón de Guardias
Nacionales como subteniente. Regresó a su provincia nativa y fue
subpresidente de la villa de San Gil entre abril y junio de 1812. En el
mes de agosto del mismo año fue uno de los diputados ante el Colegio
Doctor en Historia de El Colegio
de México y profesor titular en la
Electoral y Constituyente del Estado del Socorro; allí firmó la Cons-
Universidad Industrial de Santander.
Investigador principal del Grupo de
Investigaciones Históricas sobre el 1 Publicista fue el título dado durante el siglo xix a quien desde la prensa, la
Estado Nacional Colombiano (código tribuna pública o los libros argumentaba a favor de un programa o ideario
Colciencias: COL0011259). político.
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provincia del Casanare y allí fue elegido fiscal de la Alta Corte de Jus-
Azuero obtuvo en ticia. Con Diego Fernando Gómez Plata intentó impedir que Antonio
agosto de 1824 el Nariño ocupara su curul de senador en la Legislatura de 1823, por lo
nombramiento de que éste se vio obligado a preparar una larga defensa,2 que leyó en una
ministro de la Alta sesión del Senado, en medio de un debate agitado, después del cual
fue absuelto de los cargos que le habían imputado sus contradictores.
Corte de Justicia y la
Florentino González recordaría las “escenas de tumulto, en que los
cátedra de Derecho
diputados se permitieron expresiones poco comedidas, y en que las
Público en el Colegio pasiones se manifestaron con encono”.3
de San Bartolomé. Apoyado por el vicepresidente Santander, Azuero obtuvo en
agosto de 1824 el nombramiento de ministro de la Alta Corte de Jus-
ticia y la cátedra de Derecho Público en el Colegio de San Bartolomé,
donde divulgó las obras de Jeremy Bentham, enfrentando la oposición
titución y fue elegido senador. Se del presbítero Francisco Margallo al nuevo ideario (Azuero, 1826b). En
marchó luego a Santafé, donde 1827 fue escogido para integrar la Academia Nacional de Colombia.
desempeñó el empleo de oficial Distanciado de Bolívar por el texto de la Constitución de Bolivia, en
mayor de la Secretaría de Estado la gran Convención de Ocaña hizo parte de la bancada liberal que se
del Congreso de las Provincias opuso a los bolivarianos. Implicado en la investigación por la cons-
Unidas y luego el de secretario piración septembrina contra la vida del Libertador, fue desterrado a
archivero de la Contaduría y Kingston. Regresó al país en 1830 para integrar el Consejo de Estado
Dirección General de Hacienda. bajo la administración de Joaquín Mosquera. Disuelta Colombia, fue
Prisionero de la reconquista uno de los constituyentes del Estado de la Nueva Granada (1832) y
española, usó sus buenos oficios se mantuvo como consejero de Estado.
para obtener el indulto y luego Vicente Azuero se casó en 1821 con Indalecia Ricaurte, hija
para ser recibido en la Audiencia del general Joaquín Ricaurte y Torrijos, administró la Compañía de
como abogado. Apresado de Agricultura y Comercio del Opón (1836) y resultó implicado en la
nuevo, en La Mesa, se fugó de Guerra de los Supremos. Retirado a su hacienda La Esperanza, en
las fuerzas de Calzada. Después La Mesa, murió el 28 de septiembre de 1844. José María Samper lo
de la victoria del Libertador en el recordó como un pensador “mucho más fuerte como escritor que
campo de Boyacá, fue miembro como orador, esencialmente doctrinario, enemigo de la fuerza bruta,
de la Comisión de Secuestros valeroso en sus opiniones y siempre adelante en la política”. De los
de los bienes de españoles y del liberales de su tiempo “era el que mejor comprendía las verdades de
Tribunal de Recurso en casos las ciencias políticas, la lógica de la República y las necesidades de
de injusticia notoria. Asistió a nuestra joven democracia” (Samper, 1944: vii).
la Convención constituyente de A juzgar por la cantidad de periódicos que editó en la segunda
Colombia como diputado por la década del siglo xix, Vicente Azuero fue el más destacado publicista
2 Firmada en Bogotá el 14 de mayo de 1823, la defensa manuscrita del senador Nariño ante el Senado se encuentra en la
Casa Museo del 20 de julio. Una edición facsimilar fue editada en 1980 por Guillermo Hernández de Alba y publicada en
Bogotá por la Imprenta Nacional (Colección Presidencia de la República, Administración Turbay Ayala, núm. 5).
3 Desde los comienzos de la Legislatura colombiana se permitió la presencia de espectadores que se apretujaban en las barras
para “vituperar o aplaudir a los diputados”, lo cual causaba que algunos de éstos se intimidaran y que los demagogos se
animaran con los aplausos (González, 1975: 81).
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redactor de La Bandera Nacional, y luego, con Por los esfuerzos que había realizado en el servicio
otros santanderistas, redactó El Correo. Volvió al de la ciencia y de la libertad, “ningún hombre de
Congreso en 1839-1840 por su provincia nativa, corazón puede rehusarle el justo homenaje debido
y fue catedrático de Derecho Constitucional en a tan ilustre pensador, valeroso patriota y digno
la Universidad Central. Tras la Guerra de los ciudadano” (Samper, 1879, t. i: 162-176).
Supremos se marchó a Francia e Inglaterra para La obra publicada por Florentino González
estudiar derecho público y economía. Regresó en está estrechamente vinculada al desarrollo de la
1845 para probar suerte en el comercio y escribió disciplina de la administración pública en Colom-
artículos para El Día. El presidente Tomás Cipria- bia. En este sentido, el historiador Víctor Manuel
no de Mosquera lo incorporó a su gabinete como Uribe fue quien por primera vez llamó la atención
secretario de Hacienda, y fue entonces cuando de los historiadores, en unos cortos apuntes, sobre
introdujo el sistema francés para la contabilidad la recepción de la “ciencia de la administración del
pública, la moneda, los pesos y las medidas. El 8 de Estado”,4 destinada a la formación de los aboga-
junio de 1848 comenzó a publicar El Siglo, tribuna dos republicanos que conducirían la marcha del
de exposición de sus ideas políticas. Regresó al Estado de la Nueva Granada. Esta nueva ciencia
Senado en 1853, y desde las páginas de El Neogra- administrativa comenzó a enseñarse, a mediados
nadino promovió la adopción de la organización de la década de 1830, en los programas de Derecho
federal. Entre 1854 y 1858 fue procurador general que existían en los Colegios Mayores del Rosario
de la nación. En marzo de 1859 marchó a Lima y y de San Bartolomé. Los primeros profesores que
Santiago de Chile como diplomático, y terminada la enseñaron en el Colegio del Rosario fueron José
su comisión se quedó como colaborador de El Duque Gómez (desde 1835 hasta 1840) y Manuel
Tiempo y El Mercurio de Valparaíso, después de lo Cañarete. En San Bartolomé la enseñaron los
cual publicó el Diccionario de Derecho Civil Chileno. abogados socorranos Vicente Azuero (1835) y Flo-
Pasó luego a Buenos Aires como catedrático de rentino González (hasta comienzos de 1840), así
la universidad de aquella ciudad, donde publicó como Bernardo Herrera. También se comenzó a
el Tratado de Ciencia Administrativa, sus Lecciones de enseñar en esta década en los colegios provinciales
Derecho Constitucional y un estudio jurídico sobre de Chiquinquirá, Santa Marta, Cartagena, Socorro,
el uti possidetis de 1810. Allí falleció el 2 de enero Antioquia (por Mariano Ospina Rodríguez y Joa-
de 1874. Don José María Samper reconoció que quín E. Gómez), Ibagué y San Gil (Uribe, 1996:
sus discípulos habían sido muchos, por cuanto se 94-97). Al comienzo, las clases consistían en la
habían instruido con sus libros, y que sus escritos lectura de las traducciones castellanas extracta-
habían sido leídos “con interés y grande aprecio”. das de los principios de administración pública,5
4 La administración del Estado, en tanto “ciencia” sistemática, se comenzó a enseñar en Alemania desde 1727 bajo el nombre
de Ciencia de la Policía, que con la Economía integraba la Cameralística (cfr. Bonnin, 1994). La publicación de los diez
tomos de la Teoría de la Administración por Lorenz von Stein (Sttutgart, 1864-1884) consolidó la existencia de la “ciencia
de la administración pública”.
5 La primera traducción castellana de los Principes d´administration publique, vertida por José María Saavedra de la edición fran-
cesa compendiada de 1829 (Abrégé des principes d´administration), se tituló Compendio de los principios de administración (Madrid:
Imprenta de don José Palacios, 1834). La segunda traducción castellana tuvo a la vista la tercera edición francesa de 1812
(Principes d´administration publique) y fue vertida por don Esteban Febres Cordero bajo el título de Ciencia administrativa, o
principios de administración pública, estractados de la obra francesa de Carlos Juan Bonnin, con algunas notas importantes,
para el uso de la juventud istmeña (Panamá: Imprenta de José Ángel Santos, 1838). Un ejemplar de esta segunda traducción
se encuentra en el fondo Pineda de la Biblioteca Nacional de Colombia.
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editados varias veces por Charles-Jean Bonnin6, Este hilo de Ariadna presente en toda la
insistiéndose en la uniformidad “científica” de las obra de González, en especial en sus textos cons-
actividades administrativas del ente público, de tal titucionales de 1853 y 1858, fue expuesto en sus
suerte que ellas podían ser guiadas por principios Elementos de 1840, un resultado de sus lecciones de
y reglas. Considerado “el fundador de la moderna San Bartolomé sobre “una ciencia desconocida en
ciencia de la administración” (Guerrero, 1994), América, y de una ciencia que nos importa mucho
Bonnin, con su obra, inspiró también a quienes la cultivar, si queremos ser algún día felices”. El per-
enseñaron por la misma década en España: José de feccionamiento de la organización administrativa
Canga Argüelles (Madrid, 1833), Javier de Burgos del Estado existente era el objeto de dicha ciencia,
(Granada, 1839-1840), Agustín Silvela (Madrid, cuyos resultados servirían para educar a los jóvenes
1839) y Alejandro Oliván (Madrid, 1843). “en quienes se fincan las esperanzas de la patria”.
En 1840 salieron de la imprenta bogotana La labor del científico era conocer “los principios
de José Antonio Cualla los Elementos de ciencia en virtud de los cuales debe arreglarse la acción
administrativa de Florentino González. Partidario de las autoridades a quienes se encargue el manejo
de privilegiar los intereses de las provincias y de los intereses y negocios sociales, que tengan el
las localidades, este autor lamentó encontrar en carácter de públicos”. El punto de partida de Gon-
el texto de Bonnin una tendencia favorable a la zález era la distinción entre estos intereses y negocios
centralización administrativa del Estado. Para públicos, en tanto que afectan al individuo conside-
su fortuna, en 1837 pudo tener en sus manos el rado como miembro de la sociedad política, y los
primer tomo de la obra que dos años antes había intereses y negocios individuales y privados, guiados por
publicado Alexis de Tocqueville (De la democracia “su propia utilidad y por los principios de la moral
en América, 1835). La primera traducción española, deducidos de esta misma utilidad”. La modernidad
de A. Sánchez de Bustamante, se publicó en París de este supuesto se aclara en su registro de los
en 1836, lo que le permitió a González sentar las negocios privados del individuo: “los actos de su
bases del sistema administrativo de la República pensamiento y la publicación de ellos; el ejercicio
en el sentido de una centralización de su gobier- de su industria o modo de aplicar sus facultades
no y una administración federal. El examen de la a proporcionarse medios de gozar; la dirección
experiencia estadounidense le permitió confirmar de sus especulaciones agrícolas o mercantiles, y la
esta certeza: ejecución de ellas; sus ideas religiosas y su culto,
con todo lo que pertenece al dominio de la con-
En los países que más han progresado, el gobierno
nacional no interviene sino en los grandes negocios ciencia”. En ellos la autoridad pública no debería
[...]. Los demás intereses y negocios se dejaban al intervenir, pues “más perjudicaría que haría bien”.
cuidado de las localidades y habitantes a quienes El dominio de los negocios públicos, que obligan
peculiarmente afectaban; y las diferencias que se
al Estado a intervenir para conjurar “la confusión
suscitaban entre las localidades y la nación, o vi-
ceversa, se decidían por la imparcial justicia de la y desorden, riñas y desavenencias”, si obraba con
autoridad judicial (González, 1869: 6-7). eficacia y prontitud, lo integraban
6 Omar Guerrero puso en orden y concierto las tres ediciones francesas íntegras de los Principes d´administration publique
(1808, 1809 y 1812) y la edición compendiada de 1829, compilando además una nueva traducción castellana íntegra de
las ediciones de 1808 (De l´importance et de la nécessité d´un code administratif), 1809 (Principes d´administration publique
pour servir à l´étude des lois administratives), así como del Proyecto de Código administrativo (1809). Reeditó también la tra-
ducción de la edición de 1812 (Principes d´administration publique) de Esteban Febres Cordero, y la traducción de la edición
compendiada de 1829 (Abrégé des principes d´administration), de José María Saavedra. Cfr Bonnin, 2004.
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7 Florentino González aconsejó a los jóvenes elegir la lectura de solamente unos pocos economistas políticos (Say, Tracy
y Bentham), concentrando sus meditaciones en sus doctrinas. Recomendó a los secretarios de Hacienda la lectura de las
obras de don José de Canga Argüelles (González, 1840, t. i: 168, nota 10).
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González era partidario de la elección de los progresar sus intereses”. Esta necesidad política
gobernadores por los ciudadanos de las respectivas no era, sostuvo González, “una exageración de la
provincias, para conjurar el peligro de que los pre- fantasía”, sino una auténtica necesidad institucional
sidentes mandasen “a cualquier favorito sin talento prevista por Tocqueville para los pueblos “cuyo
y sin patriotismo a disponer de una provincia como estado social es democrático”, tal como lo demos-
de un rebaño de ovejas, a corromper las eleccio- traba el caso del pueblo norteamericano. Y no era
nes, a dividir las familias, a usar del bastón de la un cuarto poder público, como propuso Benjamin
magistratura para saciar las pasiones de su señor, Constant, sino la misma división tripartita de las
o las suyas propias” (176). Para ello, propuso en la funciones estatales concretadas a las provincias y
Cámara de Representantes que el presidente sólo sus secciones cantonales o parroquiales. Las cá-
pudiera nombrar a los gobernadores escogiéndolos maras provinciales, compuestas por los diputados
de una lista de personas elegidas por los ciudadanos de todos los pueblos de las respectivas provincias,
de la respectiva provincia. Como se sabe, después serían la autoridad deliberante en los negocios
de la Guerra de los Supremos el poder ejecutivo municipales: impuestos, colegios, casas de refugio
desechó esta propuesta, para tener un mayor con- y establecimientos de corrección provinciales; pri-
trol sobre los gobernadores. Sólo con la Constitu- vilegios para la apertura de caminos provinciales,
ción de 1853, redactada por el propio González, ordenanzas de policía, guardia nacional, conscrip-
se impuso la elección directa de los gobernadores. ción para el ejército regular, administración de
Los alcaldes cerraban la cadena del movimiento algunos impuestos nacionales, etc.
administrativo, en tanto que llevaban al común de La descentralización administrativa sería el
las parroquias la acción que se iniciaba en el jefe resultado de la introducción de este gobierno
del poder ejecutivo. Eran éstos los administradores municipal, compatible con los negocios mixtos
“más reales y positivos”, porque tocaban en perso- que administraría con el gobierno nacional. Los
na con “la mayor parte de los intereses y negocios concejos de los cantones se reanimarían si se les
sociales y con los individuos a quienes afectan”. concedía la administración de los colegios y las
González también propuso que los jefes políticos cárceles cantonales. Pero, sobre todo, la parroquia
cantonales fueran escogidos de una terna elegida emergería como “la sociedad verdadera, la comuni-
por los vecinos de las parroquias. dad de intereses del hombre con sus convecinos, la
La gran novedad de la ciencia administrativa base de esperanzas de gozar y un resguardo contra
de González era la introducción de la necesidad de el temor de sufrir” (t. ii: 59). Frente a ella, la nación,
la existencia del gobierno municipal, “un auxiliar la provincia y el cantón carecían “algún tanto de
poderoso del gobierno nacional”, representante realidad para el hombre”. La idea de “soberanía
de “los intereses variados de las localidades”. El local” de las parroquias era el supuesto liberal
ámbito de este gobierno serían “los caminos, el de la ciencia administrativa de González, la cual
arreglo de las poblaciones, la salubridad de ellas, estaba obligada a responder por el “sistema que
los mercados, la belleza y ornato de los lugares, debemos adoptar para que se ejerza esta soberanía
la seguridad de las vías de comunicación, la ense- local y consulte los intereses comunales” (60). Los
ñanza primaria, el cultivo de las ciencias, la carta concejales parroquiales, elegidos directamente por
topográfica particular, el conocimiento de sus los ciudadanos, serían la expresión del ejercicio
producciones, y algunos negocios de competencia de la pequeña soberanía local que “adiestraría al
mixta” (González: 1840, t. ii: 4). Las autoridades pueblo en la práctica del gobierno republicano”,
municipales tendrían jurisdicción sobre las pro- conduciéndolo a interesarse por toda la nación. Ci-
vincias, los cantones o las parroquias, “haciendo tando a Tocqueville, argumentó que esos concejos
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8 La primera edición bogotana fue impresa por Medardo Rivas en 1869 con la adición de la Constitución de los Estados
Unidos de Colombia (8 de mayo de 1863).
9 Durante su estadía en Chile, Florentino González tradujo El gobierno representativo de John S. Mill (Valparaíso, Imprenta y
Librería del Mercurio, 1865), y en Argentina tradujo Ciencia y derecho constitucional: naturaleza y tendencia de las instituciones libres,
de F. Grimke (París, Librería de Rosa y Bouret, 1870, 2 tomos).
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Poder Ejecutivo Nacional: las de civil romano, derecho patrio, derecho público y político, Constitución
Gobierno y Guerra (encargado) y economía política. Tan diversos contenidos fueron reducidos por
en la administración Mallarino el decreto adicional al plan de estudios dado por el Libertador el 5
(1855-1856) [Pinzón, 1856], y la de diciembre de 1829, por el cual durante los dos primeros años de
de Relaciones Exteriores en las estudio los abogados solamente se dedicarían al estudio de la cátedra
administraciones Obando (1853- de derecho civil, romano y patrio, y de “las instituciones civiles, las
1854) y Obaldía (1855) [Pinzón, leyes vigentes, ya de las adaptadas de España, ya de las nuevas de
1854 y 1855]. Fue senador y la República”. Esta tradición se mantuvo en el Estado de la Nueva
representante por su provincia Granada pero con la gracia de que tras estos dos años de cátedra los
nativa, presidente de la Munici- estudiantes podrían obtener el grado de bachilleres.
palidad de Bogotá, gobernador La tradición de esa enseñanza disponía que en esta cátedra se
de la provincia de Tunja, ministro leyera el Curso de política constitucional, escrito por Benjamín Constant,
en Washington, magistrado y en la traducción de Marcial Antonio López, publicada en Madrid en
presidente de la Corte Suprema 1820, complementado con observaciones extraídas por el catedrático
de Justicia (Pinzón, 1863).10 Junto en el publicado en París (1827) por Albert Fritot (Gaitán Bohórquez,
con los doctores José Ignacio de 2002: 90-91). Pero el doctor Pinzón consideró que estos textos no
Márquez y José Rafael Mosquera, eran adaptables a la enseñanza del derecho de la Nueva Granada,
presentó en 1842, ante la Cámara “por la notoria disconformidad que reina entre el fondo de su sis-
de Representantes, el proyecto tema, esencialmente monárquico, y nuestras instituciones patrias,
10 Cerbeleón Pinzón, Posesión del prefecto de Bogotá, Bogotá, Imprenta de la Nación, 1863. Esta fue una defensa del doctor
Pinzón contra el escándalo que provocó la posesión en su empleo que le dio, como presidente de la Corte Suprema de la
Unión, a Miguel Gutiérrez Nieto como prefecto nacional del Distrito Federal el día 2 de septiembre de 1863. Nombrado
por el presidente de los Estados Unidos de Colombia, su posesión fue rechazada por la municipalidad de Bogotá.
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esencialmente republicanas” (Pinzón, 2006, t. i: xxxiii). Temas como conducta del gobernante y de
la esencia del poder real, las prerrogativas de la Corona, la sucesión los ciudadanos era discrecional,
del trono y las regencias, y la educación del príncipe, no tenían interés y así era imposible calcular reglas
alguno para los jóvenes granadinos. A Pinzón se le ocurrió entonces positivas para ella.
que sería más útil y pertinente explicar los mecanismos del régimen Además de su primera obra,
republicano, “inculcándoles los sanos principios sobre los cuales está Tratado de Ciencia Constitucional,
basada la Constitución que hoy nos rige, y a cuya sombra gozamos escrito para sus estudiantes del
de reales y preciosas garantías, de inmensos y positivos beneficios” Colegio de Vélez, y de sus per-
(Pinzón, 2006: xxxiii). Se propuso entonces “redactar una obra sobre didas Memorias, que cubrían
la materia concebida en la índole de nuestro código político y en el cuatro décadas (1830 a 1870)
espíritu de la época”. El resultado fue su Tratado de Ciencia Constitu- de experiencia vital, los escritos
cional, publicado en dos tomos por la imprenta bogotana de Nicolás del doctor Cerbeleón Pinzón lo
Gómez en 1839. Después de un proceso administrativo de consultas muestran como uno de los bri-
y de comisiones examinadoras, esta obra la designó por la Dirección llantes publicistas de su época.
General de Estudios de la Nueva Granada como el texto oficial para la José María Samper así lo advirtió
enseñanza del Derecho Constitucional en las universidades y colegios. al registrar en su boceto biográfi-
El doctor José María Samper señaló que con ese texto se formaron co que “lo que le dio títulos para
“dos generaciones universitarias en el conocimiento de una materia dejar en Colombia imperecedera
sin la cual era imposible formar hombres de Estado, ni aun simples memoria fue la alta y clarísima ca-
republicanos” (1879: 346). pacidad de que dejó tan valiosas
Al concluir esta obra, el doctor Pinzón estimó que había contri- pruebas como docto y elegante
buido a “la difusión de los principios de libertad, de orden y de pro- publicista”. En su opinión, fue
greso [y que se había] alistado de una manera pública en las honrosas “particularmente notable como
huestes que, bajo los estandartes de la razón y la filosofía, denoda- pensador demócrata, y poseía
damente hoy combaten por doquiera el monstruo del despotismo” muy a fondo las ciencias morales
(t. i: xxxiv). Dividió su tratado en cinco partes, ascendiendo desde y políticas” (1879: t. ii: 346).
las nociones generales y los principios de la división tripartita de la La conmoción de la guerra
autoridad soberana hasta el examen del poder constituyente, pasando de los jefes supremos provincia-
por las garantías del buen gobierno y por el régimen seccional. Su les, que hizo de la provincia de
conclusión fue la misma que consignaron los constituyentes de 1832 Vélez uno de sus escenarios, obli-
en el artículo 12 de la Carta que aprobaron: el mejor gobierno era el gó al doctor Pinzón a regresar a
“republicano, popular, representativo, alternativo, electivo y respon- Bogotá en 1840, donde comenzó
sable”. Satisfecho, calculó que enseguida debía redactar un Tratado su carrera pública. Conmovido
de Ciencia Administrativa, pues en ese momento éstas eran las dos por esa conmoción nacional, que
materias que los estudiantes de jurisprudencia debían estudiar en el se- provocó el desánimo de estadis-
gundo año. Pero el curso de su vida profesional, que lo llevó de regreso tas y empresarios, publicó en la
a Bogotá, frustró ese proyecto. El doctor Pinzón creía que, además imprenta de Nicolás Gómez su
de la ciencia de la constitución y de la ciencia de la administración segunda obra, titulada Filosofía
pública, el estudiante de jurisprudencia debía estudiar ciencia política, moral. Su intención original fue
entendida como los principios del arte de gobernar que guiaban a sus la de resolver “la primera y más
administradores “en la parte discrecional de su autoridad”, la moral urgente necesidad” que su medi-
del gobernante y de la vida pública del ciudadano. Pero admitió que tación le señalaba respecto de la
era imposible reducir a un código los principios de política, pues la situación de la Nueva Granada:
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como la revolución de la independencia había los motivos que deben determinar al individuo a
destruido tanto el antiguo régimen como las cos- seguir la virtud y a apartarse del vicio”. Así podría
tumbres, era preciso construir un nuevo sistema el hombre adoptar la línea de conducta trazada por
político y un nuevo régimen de conducta individual la conveniencia y el deber. Como la moral tendría
que organizara la nueva nación y formara nuevos que fundarse en el conocimiento del hombre, el
hombres. Las constituciones liberales ya habían doctor Pinzón respondió a la pregunta por el ser
puesto a andar la primera tarea, pero la de formar del hombre con un inventario fenomenológico:
a los hombres en nuevas costumbres no se había “facultades intelectuales, necesidades, deseos,
emprendido. Como ya había contribuido a la pri- sentimientos y relaciones con su sociedad”. En
mera tarea con su Tratado de Ciencia Constitucional, el consecuencia, la moral debería construirse en re-
propósito de su Filosofía moral era entonces aportar lación con cada uno de estos cinco elementos del
a la tarea de formación de los nuevos hombres de fenómeno humano:
la República. Comprendía que aunque las institu- Cultive el hombre sus facultades intelectuales y
ciones políticas fuesen buenas era preciso comple- haga buen uso de ellas; satisfaga sus necesidades
mentarlas con la moralización de los ciudadanos de manera que su satisfacción no le ocasione ma-
para lograr la felicidad de la nación: les; circunscriba y limite sus deseos a lo posible
y racional; enfrénelos y domínelos, cuando han
Obsérvese cómo el sistema republicano, justo y venido a ser pasiones, gobierne éstas, y en vez de
racional en su esencia, el mejor de todos los sistemas recibir el yugo de ellas, hágalas tirar del carro de
políticos, va tal vez perdiendo opinión entre noso- su dicha; modere y rija sus sentimientos; en fin,
tros, porque habiéndolo manejado de mil maneras, sea buen hijo, buen hermano, buen padre, buen
de ninguna nos ha dado lo que apetecíamos, sino esposo, buen amigo, buen ciudadano y, en general,
siempre partidos, siempre conmociones, siempre buen miembro de la especie humana y su felicidad
trastornos. Pero la culpa no ha sido del sistema, sino está hecha y conseguida en cuanto depende de su
de los hombres; y así es menester que nos empeñe- conducta la persuasión (Pinzón, 1840: 9).
mos en reformar los hombres con preferencia a las
instituciones. Esta es la época de las reformas y de las La Filosofía Moral es entonces un catálogo de
emancipaciones; con que empecemos reformando los deberes del ciudadano en cada una de sus face-
nuestras costumbres y emancipándonos de nuestros
vicios (Pinzón, 1840: prólogo).
tas. Un aspecto de estas últimas son las relaciones
políticas, cuya virtud moral madre seleccionada
Los hombres morales que la República reque- fue el patriotismo. Los deberes del patriota serían
ría eran aquellos que cultivaban con provecho sus cuatro: someterse a la Constitución y a las leyes,
facultades intelectuales y usaban sus conocimientos contribuir a sus gastos, defenderla y cuidar de la
para la propia dicha y la general, hombres “sobrios, conservación de sus libertades. Aquí fue donde
templados, trabajadores, económicos, dados a la consignó su fiel republicanismo:
agricultura, a las fábricas y al comercio, antes que a Flamear el pendón funesto de la rebelión porque las
los empleos”. Por supuesto, “hombres que jamás se instituciones no son buenas, o porque los gobernantes
levanten contra la Constitución, ni contra las leyes, abusan de su poder, es hacer retrogradar la nación
ni contra las autoridades, que estén siempre prestos porque no marcha a pasos gigantescos, es destruirla
a defender su patria” (Pinzón, 1840). de un golpe porque un mal la aqueja y mortifica.
No obra así el hombre respecto de sí mismo; jamás
Postuló que el objeto de la moral era la pro- retrocede para adelantar, jamás se mata para curar sus
ducción de la mayor felicidad posible, presentando dolores […]. Si el gobierno os hace alguna injusticia,
motivos para mover a la virtud y retraer el vicio. La reclamadla por las vías legales; mas en ningún caso,
ni por motivo alguno concitéis trastornos ni llaméis
persuasión era el medio del cual se valía la moral
la rebelión; que siempre se os encuentre al lado del
para este objeto, dado que habría que entender a gobierno, que siempre se os halle debajo de las ban-
ésta como “una exposición regular y metódica de deras del orden (15).
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11 Cerbeleón Pinzón, Proyecto de reforma a la Constitución política de la Nueva Granada, presentada por el secretario de Relaciones
Exteriores, Bogotá, 19 de marzo de 1849.
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Bibliografía
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