19
Durante sus primeras seis versiones fue una carrera circunscrita únicamente a
territorios de los departamentos de Antioquia y Caldas. Entre el sábado 25 y el
domingo 26 de febrero de 1961 se programó la primera edición del Clásico,
consistente en una doble entre Medellín y el municipio de Jericó, ubicado 140
kilómetros al suroeste de la capital antioqueña y antaño identificado con el nombre
de Felicina, en homenaje al patricio José Félix de Restrepo.
El corresponsal Alfonso Galvis Duque escribió así sobre esa jornada: “En forma
por demás extraordinaria, el gran pedalista pereirano Rubén Darío Gómez se
adjudicó hoy la primera etapa de la dura competencia doble a Jericó, que contó en
esta ocasión con la participación de corredores de Cundinamarca, Nariño,
Antioquia y Caldas.
“Rubén Darío Gómez tomó una ventaja de 17 minutos al segundo en llegar a
Jericó que fue el antioqueño Octavio Olarte. Por su parte Hernán Medina, uno de
los favoritos para adjudicarse la carrera, - arribó con algo más de 40 minutos de
retardo a la meta - estuvo a punto de abandonar por las condiciones del terreno
que son inhumanas. Igual cosa sucedió con los nariñenses, que llegaron
visiblemente retrasados.”
La etapa de regreso a Medellín fue igualmente dura. De ella comentó para el diario
El Espectador el enviado especial Bertulfo Rengifo: “En terreno destapado se
corrieron los primeros tramos, los que favorecieron notablemente a los ciclistas
cundinamarqueses, ya que lograron entreverarse con Hernán Medina y Rubén
Darío Gómez, los favoritos de la competencia.
“El final de la competencia fue enmarcado por una gigante multitud que se apostó
a lado y lado de la vía que conduce al estadio Atanasio Girardot, en donde estuvo
ubicada la línea de llegada.” Allí triunfó Hernán Medina con ventaja de 4 minutos y
05 segundos sobre Rubén Darío Gómez.
En la clasificación general final el primer título del Clásico RCN fue para el ya
famoso ‘Trigrillo de Pereira’. La Perla del Otún, entre otras cosas, todavía hacía
parte por aquellos días del departamento de Caldas. Siguieron a Gómez en el
tablero final, Martín ‘Cochise’ Rodríguez como subcampeón y Hernán Medina
Calderón.
Un giro de 180 grados dio la anual celebración del Clásico RCN a partir de 1982.
En razón de haber sido aceptada en el calendario mundial como una carrera
abierta a ciclistas profesionales y aficionados, Francia se hizo presente con un
equipo aficionado, patrocinado íntegramente, en un gran esfuerzo económico, por
la Organización Ardila Lülle y con el equipo profesional de Peugeot. En esta última
sexteta la atención se centró, además del cotizado escalador escocés Robert
Millar, en Pascal Simón, campeón del Tour de L’Avenir el año anterior y
subcampeón de la Vuelta a Córcega a escasos cinco segundos del astro Bernard
Hinault.
Por el Clásico RCN desfilaron ciclistas europeos de gran cartel en 1983, quienes
con el discurrir de los años y de las competencias llegaron a ocupar los primeros
planos del pedalismo mundial. Así, por ejemplo, en el citado año se hizo presente
el francés Eric Caritoux, campeón de la Vuelta a España en la siguiente
temporada. Ya para 1984 la máxima atracción del Clásico de Radio Cadena
Nacional fue el norteamericano Greg Lemond, quien llegó al país enaltecido por el
hecho de haber triunfado en el Tour de L’Avenir de Francia en 1982, prueba en la
cual Luis Herrera, pese a su condición de novato, cumplió una gran labor.
Posteriormente Lemond alcanzó enorme prestigio mundial al titularse campeón del
Tour de Francia en 1986, 1989 y 1990, además de campeón profesional de gran
fondo en carretera, cuando esta prueba se cumplió en Altenrhein, Suiza,
precisamente en 1983 y luego en Chambery, Francia, en 1989.
El Clásico RCN de ese año despertó en todo el país el más inusitado entusiasmo,
al extremo de registrarse finales de etapa enmarcadas por una concurrencia de
público similar o superior a la advertida en las primeras ediciones de la Vuelta a
Colombia. Miles y miles de personas colmando las vías públicas, prestas a
aplaudir y avivar frenéticamente a sus ídolos, dieron un marco esplendoroso y
sorprendente para los corredores extranjeros.
Los criollos
Los éxitos del calificado rutero de Boyacá se repitieron en 1975, 1977 - por
mínimos 23 segundos frente a su paisano José Patrocinio Jiménez - y
posteriormente en 1978 y 1979, para consolidarse así como el único pedalista con
cinco triunfos, los últimos tres en forma consecutiva, hazaña que emuló poco
tiempo después Luis Alberto Herrera, al salir airoso en 1982, 1983 y 1984.
El francés Luc Leblanc se hizo presente en el Clásico RCN de 1995, cuando aún
ostentaba el título de campeón mundial de gran fondo en carretera
correspondiente a 1994, además del primer puesto en la montaña de la Vuelta a
España del mismo año. Afectado por la altura de las tierras boyacenses, debió
retirarse antes de concluir la prueba. Su más prestigioso compañero de equipo, el
escocés Robert Millar, bien conocido de la afición nacional, ocupó al final un
puesto muy secundario.
Del Clásico RCN es preciso decir que nació con linaje. Los ganadores de sus dos
primeras etapas fueron dos de los mejores ciclistas de Colombia en toda su
historia. Por un lado Rubén Darío Gómez, campeón de la Vuelta a Colombia de
1959 y 1961 y Hernán Medina Calderón, el ‘Príncipe Estudiante’, campeón de la
Vuelta en 1960, luego de una final inolvidable con Roberto ‘Pajarito’ Buitrago.
Gómez Bedoya, denominado el ‘Tigrillo de Pereira’ surgió en el ámbito nacional en
1959, después de una hegemonía absoluta de los ciclistas de Antioquia. Medina
Calderón tenía un prestigio bien ganado desde 1957, cuando una determinación
de quien en ese entonces era su técnico, Julio Arrastía Brica, le privó de ser el
primer campeón novato de la Vuelta a Colombia y dejó la opción de triunfo, que
luego se concretó, en poder del español José Gómez del Moral.
Rubén Darío Gómez Bedoya nació en Santa Rosa de Cabal (en ese tiempo
Caldas) el 3 de marzo de 1940.