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Memorias Deportivas – Crónica No.

19

Fecha: 26 de febrero de 1961


Lugar: Medellín
Deporte: Ciclismo
Evento: Clásico RCN
Logro: Primer campeón
Protagonista: Rubén Darío Gómez Bedoya

EL RCN, UN ‘CLÁSICO’ DEL CICLISMO

Tras 10 años desde la largada de la primera Vuelta a Colombia en bicicleta, se dio


inicio a una sencilla prueba denominada Clásico RCN, que con el correr del tiempo
llegó a constituirse en la competencia por etapas más importante del país, dada la
paulatina jerarquía de su trazado y la estelar nómina de ciclistas nacionales y
extranjeros que en ella comenzaron a participar. Tuvo en el dirigente Bernardo
Echeverry, ya fallecido, a su principal promotor.

Durante sus primeras seis versiones fue una carrera circunscrita únicamente a
territorios de los departamentos de Antioquia y Caldas. Entre el sábado 25 y el
domingo 26 de febrero de 1961 se programó la primera edición del Clásico,
consistente en una doble entre Medellín y el municipio de Jericó, ubicado 140
kilómetros al suroeste de la capital antioqueña y antaño identificado con el nombre
de Felicina, en homenaje al patricio José Félix de Restrepo.

Un total de 30 ciclistas tomaron parte en la carrera. Ellos fueron: Rubén Darío


Gómez, Octavio Olarte, Hernán Herrón A., Martín ‘Cochise’ Rodríguez, Luis
Alberto ‘Terremoto’ Muñoz, Gustavo Rincón, Hernán Medina Calderón, Gabriel
Halaixt Buitrago, Colón Citelly, Federico Ortiz, Parménides Guerrero, Asdrúbal
Salazar, Daniel Azuero, Moisés Vanegas, Pablo Hernández, Hernando Supelano,
Aureliano Gallón Cañas - primero en retirarse en toda la historia del Clásico - y
Conrado Cano entre los más conocidos de la afición al ciclismo en ese tiempo,
además de Humberto Urrea, Alfredo Arango, Luis Jaramillo, Jairo González, Omar
Gómez, Carlos Posada, Luis E. Castrillón, Jaime Garcés, Gabriel Osorno, Germán
Saldarriaga, Orlando Gómez y William López.

El corresponsal Alfonso Galvis Duque escribió así sobre esa jornada: “En forma
por demás extraordinaria, el gran pedalista pereirano Rubén Darío Gómez se
adjudicó hoy la primera etapa de la dura competencia doble a Jericó, que contó en
esta ocasión con la participación de corredores de Cundinamarca, Nariño,
Antioquia y Caldas.
“Rubén Darío Gómez tomó una ventaja de 17 minutos al segundo en llegar a
Jericó que fue el antioqueño Octavio Olarte. Por su parte Hernán Medina, uno de
los favoritos para adjudicarse la carrera, - arribó con algo más de 40 minutos de
retardo a la meta - estuvo a punto de abandonar por las condiciones del terreno
que son inhumanas. Igual cosa sucedió con los nariñenses, que llegaron
visiblemente retrasados.”

La etapa de regreso a Medellín fue igualmente dura. De ella comentó para el diario
El Espectador el enviado especial Bertulfo Rengifo: “En terreno destapado se
corrieron los primeros tramos, los que favorecieron notablemente a los ciclistas
cundinamarqueses, ya que lograron entreverarse con Hernán Medina y Rubén
Darío Gómez, los favoritos de la competencia.

“Vino ya el terreno asfaltado y las posiciones empezaron a definirse. Al comando


de la prueba se hizo desde ese momento Hernán Medina, quien aprovechando un
desperfecto mecánico que había tenido Rubén Darío, descontó a éste más de tres
minutos.

“Vale la pena destacar - según la nota de la época - el gran tren de carrera


impuesto por Martín E. Rodríguez - el famoso ‘Cochise’ - y Omar Gómez, quienes
pese a ser verdaderos novatos se desempeñaron como grandes.

“El final de la competencia fue enmarcado por una gigante multitud que se apostó
a lado y lado de la vía que conduce al estadio Atanasio Girardot, en donde estuvo
ubicada la línea de llegada.” Allí triunfó Hernán Medina con ventaja de 4 minutos y
05 segundos sobre Rubén Darío Gómez.

En la clasificación general final el primer título del Clásico RCN fue para el ya
famoso ‘Trigrillo de Pereira’. La Perla del Otún, entre otras cosas, todavía hacía
parte por aquellos días del departamento de Caldas. Siguieron a Gómez en el
tablero final, Martín ‘Cochise’ Rodríguez como subcampeón y Hernán Medina
Calderón.

A partir de 1967 la competencia radial comenzó a rodar por otros departamentos y


gracias a su trazado de tres etapas comenzó a cubrir territorios de Antioquia,
además de Caldas y Risaralda. Posteriormente lo hizo por tierras del Tolima, Valle
del Cauca y así sucesivamente. Luego de 12 años de celebración ininterrumpida,
el Clásico tuvo como meta final Bogotá, donde se consagró campeón Albeiro
Mejía, quien sin ganar ninguna de las cuatro etapas, aventajó por casi dos minutos
a Juan de Dios ‘Escobita’ Morales.

La XX versión de la competencia radial, se efectuó en 1980 sobre un total de 763


kilómetros repartidos en siete etapas y marcó un punto definitivamente muy alto en
cuanto a carreras de ciclismo se refiere. Por primera vez en la historia de este
deporte en el país, tomaron parte en una prueba 158 corredores, todos ellos
colombianos. Integrando el equipo del Ministerio de Obras Públicas apareció el
nombre de un desconocido, Luis Alberto Herrera, identificado con el número 44.
Formó cuarteta con Israel Corredor, Samuel Cabrera y Pastor Velandia. Al año
siguiente, 1981, su nombre salió del anonimato al ganar la quinta etapa entre
Ibagué y el alto de La Línea y dejar en puestos secundarios a Fabio Parra, Julio A.
Rubiano y Rafael A. Niño.

Un giro de 180 grados dio la anual celebración del Clásico RCN a partir de 1982.
En razón de haber sido aceptada en el calendario mundial como una carrera
abierta a ciclistas profesionales y aficionados, Francia se hizo presente con un
equipo aficionado, patrocinado íntegramente, en un gran esfuerzo económico, por
la Organización Ardila Lülle y con el equipo profesional de Peugeot. En esta última
sexteta la atención se centró, además del cotizado escalador escocés Robert
Millar, en Pascal Simón, campeón del Tour de L’Avenir el año anterior y
subcampeón de la Vuelta a Córcega a escasos cinco segundos del astro Bernard
Hinault.

Otro atractivo en el ‘Clásico’ de ese año fue el hecho de haberse programado un


recorrido ligeramente superior a los 1.000 kilómetros, distribuidos por primera
ocasión en 10 etapas. Ese año el triunfo correspondió al cundinamarqués Luis
Alberto Herrera con la escolta del boyacense Fabio Enrique Parra, sin duda
ninguna la dupla ciclística más prestigiosa del país en la década de 1980. El
profesional Pascal Simón justificó plenamente su presencia, pues además de
ganar dos etapas, se ubicó en el quinto puesto de la clasificación general
individual, a 3 minutos 51 segundos del vencedor.

Por el Clásico RCN desfilaron ciclistas europeos de gran cartel en 1983, quienes
con el discurrir de los años y de las competencias llegaron a ocupar los primeros
planos del pedalismo mundial. Así, por ejemplo, en el citado año se hizo presente
el francés Eric Caritoux, campeón de la Vuelta a España en la siguiente
temporada. Ya para 1984 la máxima atracción del Clásico de Radio Cadena
Nacional fue el norteamericano Greg Lemond, quien llegó al país enaltecido por el
hecho de haber triunfado en el Tour de L’Avenir de Francia en 1982, prueba en la
cual Luis Herrera, pese a su condición de novato, cumplió una gran labor.
Posteriormente Lemond alcanzó enorme prestigio mundial al titularse campeón del
Tour de Francia en 1986, 1989 y 1990, además de campeón profesional de gran
fondo en carretera, cuando esta prueba se cumplió en Altenrhein, Suiza,
precisamente en 1983 y luego en Chambery, Francia, en 1989.

Con Lemond compartió popularidad en territorio colombiano el francés Laurent


Fignon, campeón de la Vuelta a su país por dos años consecutivos, 1983 y 1984,
y del Giro de Italia de 1989.

Faustino Rupérez, campeón de la Vuelta a España en 1980 y Alvaro Pino, también


ciclista ibérico, fueron los grandes animadores de la carrera radial en 1985. Un
año más adelante, Pino alcanzó el título de campeón de la Vuelta a la península
ibérica.

Ni Caritoux, ni Lemond, ni Fignon, ni Pino ni Rupérez, campeones de Tour, Giro y


Vuelta pudieron, al final de sus respectivas participaciones hasta 1985, ubicarse
entre los 20 primeros de la clasificación general final del ‘Clásico’. Quien más
cerca estuvo fue Greg Lemond, puesto 26, con retardo de algo más de 24 minutos
frente al vencedor absoluto, el ‘Jardinerito’ Luis Herrera.

En 1986 se hizo presente en la prueba el ciclista que con mayores pergaminos ha


tomado parte en ella: Bernard Hinault. Campeón del Tour en 1978, 1979, 1981,
1982 y 1985, además de triple vencedor en el Giro de Italia de 1980, 1982 y 1985
e igualmente vencedor en la Vuelta a España de 1978 y 83. Su participación,
podría decirse, dividió en dos la historia de este certamen deportivo.

El pentacampeón francés debió afrontar un recorrido de 1.018 kilómetros


distribuidos en ocho etapas. Ganó precisamente la última de ellas, una jornada
contra el cronómetro entre la estación de La Caro y Bogotá, -48,6 kilómetros- en
un tiempo de 49m y 58s.

El Clásico RCN de ese año despertó en todo el país el más inusitado entusiasmo,
al extremo de registrarse finales de etapa enmarcadas por una concurrencia de
público similar o superior a la advertida en las primeras ediciones de la Vuelta a
Colombia. Miles y miles de personas colmando las vías públicas, prestas a
aplaudir y avivar frenéticamente a sus ídolos, dieron un marco esplendoroso y
sorprendente para los corredores extranjeros.

Luego de un receso de seis años, el siguiente campeón europeo que se hizo


presente en un Clásico RCN fue el irlandés Sean Kelly, quien para ese entonces
enseñaba como triunfo más importante su título de campeón de la Vuelta a
España de 1988. También en 1992 corrió en la competencia radial el español
Marino Lejarreta, campeón por decreto de la Vuelta a España de 1982 en vista de
la sanción por doping impuesta a Angel Arroyo. Lejarreta se retiró en la penúltima
etapa, cuando ocupaba la posición 82, distanciado en algo más de tres cuartos de
hora del líder.

Contrario a lo que podría pensarse, Claudio Chiappucci, corredor italiano, doble


subcampeón de Tour de Francia y del Giro de Italia fue hasta ese momento el
extranjero que cumplió mejor campaña en el Clásico en todo su ya largo historial.
En 1992 se alzó con el segundo puesto, distanciado en 1 minuto y 44 segundos
del vencedor absoluto, el boyacense Alberto ‘El Toro’ Camargo.

Sólo hasta el 2008, el ‘Duelo de Titanes’ tuvo su primer campeón extranjero. Se


trata del ibérico Oscar Sevilla, quien completó el recorrido pactado a 1.345.8
kilómetros, dividido en nueve etapas, en 32 horas 49 minutos y 53 segundos,
seguido por Mauricio Ortega (UNE) a 40 segundos, y Juan López (UNE), a 2
minutos y 30 segundos. Sevilla corrió por el equipo Gobernación de Casanare.

Los criollos

Pero si el balance general de la Vuelta a Colombia tiene como figura señera al


boyacense Rafael Antonio Niño Munevar con seis títulos, cifra bien difícil de
igualar en el futuro, algo parecido acontece con el Clásico RCN. La carrera que
año por año acrecentó la pasión por el ciclismo en nuestro país, tiene en el ‘Niño
de Cucaíta’ su figura más premiada. Niño, campeón novato de la Vuelta mayor en
1970, comenzó a figurar como ganador del Clásico en 1971, cuando sin triunfar en
ninguna jornada, como pareció ser siempre su sigilosa estrategia, superó por
mínima diferencia de 50 segundos a Francisco ‘Kiko’ Triana.

Los éxitos del calificado rutero de Boyacá se repitieron en 1975, 1977 - por
mínimos 23 segundos frente a su paisano José Patrocinio Jiménez - y
posteriormente en 1978 y 1979, para consolidarse así como el único pedalista con
cinco triunfos, los últimos tres en forma consecutiva, hazaña que emuló poco
tiempo después Luis Alberto Herrera, al salir airoso en 1982, 1983 y 1984.

El ‘Clásico’ sirvió, igualmente, para consagrar a otro crédito del pedalismo


nacional, Martín ‘Cochise’ Rodríguez, como el hombre con más galardones
parciales desde comienzos de la década del sesenta hasta nuestros días. No
obstante salir vencedor solamente en 1963, con margen muy holgado frente al
cundinamarqués Pablo Hernández, ‘Cochise’ Rodríguez cuenta con el mayor
número de etapas ganadas, un total de 12, siendo cuatro de ellas en tramos
contra el reloj, una de sus especialidades más notables, dadas sus grandes
condiciones de persecutor.

El francés Luc Leblanc se hizo presente en el Clásico RCN de 1995, cuando aún
ostentaba el título de campeón mundial de gran fondo en carretera
correspondiente a 1994, además del primer puesto en la montaña de la Vuelta a
España del mismo año. Afectado por la altura de las tierras boyacenses, debió
retirarse antes de concluir la prueba. Su más prestigioso compañero de equipo, el
escocés Robert Millar, bien conocido de la afición nacional, ocupó al final un
puesto muy secundario.

Del Clásico RCN es preciso decir que nació con linaje. Los ganadores de sus dos
primeras etapas fueron dos de los mejores ciclistas de Colombia en toda su
historia. Por un lado Rubén Darío Gómez, campeón de la Vuelta a Colombia de
1959 y 1961 y Hernán Medina Calderón, el ‘Príncipe Estudiante’, campeón de la
Vuelta en 1960, luego de una final inolvidable con Roberto ‘Pajarito’ Buitrago.
Gómez Bedoya, denominado el ‘Tigrillo de Pereira’ surgió en el ámbito nacional en
1959, después de una hegemonía absoluta de los ciclistas de Antioquia. Medina
Calderón tenía un prestigio bien ganado desde 1957, cuando una determinación
de quien en ese entonces era su técnico, Julio Arrastía Brica, le privó de ser el
primer campeón novato de la Vuelta a Colombia y dejó la opción de triunfo, que
luego se concretó, en poder del español José Gómez del Moral.

Rubén Darío Gómez Bedoya nació en Santa Rosa de Cabal (en ese tiempo
Caldas) el 3 de marzo de 1940.

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