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La madrugada del día en que ocurrió la explosión del reactor cuatro de la
central nuclear en Chernóbil, fue requerida la asistencia de personal de
emergencia en los que se encontraban bomberos para extinguir el fuego
resultante de la explosión, que dejó al reactor descubierto hacia la atmósfera. De
esta manera, los bomberos quedaron expuestos a altas dosis de radiación al
acudir al lugar; encontrada en todo lo que les rodeaba, humo producto del incendio
y los objetos que tocasen (rocas, grafito, concreto, etc.) por lo que sufrieron
progresivamente quemaduras térmicas en todo el cuerpo a raíz de lo que se
conoce como radiación ionizante. La cual es una forma de energía liberada por
átomos en forma de ondas electromagnéticas o partículas (OMS, 2016) que
causan la separación de electrones de átomos y moléculas. Dañan los tejidos de
muchas formas, dependiendo de factores como la dosis de radiación, el tiempo de
exposición, el tipo de radiación y la parte del cuerpo expuesta. Así, ésta atraviesa
el cuerpo, gran parte se disipa en forma de calor, y el resto interactúa con los
tejidos transfiriendo energía por ionización de sus átomos (Zafra y colaboradores,
2002).
De acuerdo a lo anterior, las quemaduras sólo fue el inicio de lo que ocurría
en el organismo de los bomberos que acudieron al accidente esa misma noche.
Estas personas fueron llevadas al hospital, donde naturalmente sus familiares
querían cuidar de ellos, pero era peligroso por la radiación que estos trabajadores
irradiaban a lo que estuvieran cerca. Sin embargo, muchos no eran conscientes de
esto. Y tal fue el caso de la esposa de uno de los bomberos, ésta tuvo contacto
con su compañero en el hospital y se encontraba embarazada. Pasados unos
meses, la mujer dio a luz, pero el bebé murió cuatro horas después de haber
nacido. Se conoce que fue a causa de una cirrosis y una enfermedad cardíaca
congénita atribuida por la radiación a la que la mujer estuvo expuesta.
Las consecuencias de la exposición a las radiaciones sobre el embrión o
feto están supeditadas a la etapa del embarazo en que ocurre esa exposición, así
como de la dosis absorbida. Son particularmente sensibles durante su temprano
desarrollo, entre las semanas dos y quince del embarazo. (Tomado de:
https://www.miem.gub.uy/proteccion-radiologica/embarazo-y-radiaciones).
Considerando la radiación procedente del padre del bebé, fuera de ser un
caso normal, las dosis debieron ir mucho más allá de una dosis “alta”, donde la
radiación haya producido daño al ADN en el bebé y no en la madre (la cual
permaneció viva, sin desarrollar efectos visibles posteriormente) ocasionando
muerte celular en el bebé, que afectó el desarrollo de los tejidos y órganos del
mismo ya que las células se encontraban multiplicándose de forma muy activa.
Los efectos debidos a la muerte celular tienen un umbral práctico por debajo del
cual el efecto no se observa. “Cuanto mayor sea la dosis sobre ese umbral, más
severo será el efecto. La leucemia, el cáncer y los efectos hereditarios potenciales
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se deben al daño no reparado o mal reparado, del ADN” (Comisión Internacional
de Protección Radiológica,1999).
Otra situación ocurrida con respecto al accidente, era el derretimiento del
núcleo. Si no se hubiese realizado la excavación de un túnel para instalar una losa
de hormigón en la piscina de supresión (diseñada para enfriar el reactor en caso
de emergencia,) con un sistema de refrigeración y, en el peor de los casos, el
núcleo llegaba a ésta sin ser vaciada, pudo producir una vaporización rápida del
agua que provocaría una explosión de vapor y propulsar más material radiactivo a
la atmósfera. Además, si la explosión llegaba a afectar las estructuras internas, la
radiación llegaría a las aguas subterráneas y contaminar el abastecimiento de
aguas de la región, propagándose ampliamente hacia aguas abiertas, producir
muerte animal y vegetal, e incalculables efectos de salud de las personas e
industrias que consumiesen tal recurso en esta y otras regiones.
Similarmente, ahora con respecto a la fauna de la zona, si no hubieran
sacrificado a los animales domésticos abandonados o salvajes, se arriesgaban a
esparcir más radiación por los campos y también no se hubiesen podido
cartografiar los niveles de radiación. Es decir, establecer las rutas por donde estos
animales transitaban al momento de ser sacrificados y trazar áreas de
concentración de radiación que permitiría a los científicos conocer el estado de la
zona sin tener que acercarse a ella posteriormente. Sin embargo, es conocido que
muchos animales escaparon y se reprodujeron, desarrollaron mutaciones y
enfermedades. Hoy se encuentran los descendientes de estos animales, los
cuales viven con niveles de radiación en ellos; por lo que aún se cartografía los
niveles de radiación, pero, sin sacrificar a los animales.
En el inicio se mencionó la radiación ionizante, que puede desplazar un
electrón de un átomo y alterar la estructura electrónica de la materia y por lo tanto
sus propiedades. En los tejidos vivos la ionización produce cambios químicos en
su estructura, dependiendo de su exposición pueden ser, daños directos al ADN o
indirectos por ionización del agua u otros átomos y moléculas que producen
radicales libres que actúan como intermediarios para causar daño al ADN. Esto
conlleva a cambios biológicos como transformaciones malignas (cáncer),
mutaciones, inhibición y muerte celular (alteración del desarrollo) (Real, S.F.). Así,
es acortado el tiempo de vida del individuo.
Por otra parte, es conocido que el Uranio (U) es muy utilizado como
combustible nuclear por la fisión del átomo, formando reacciones en cadena
liberadoras de energía en los reactores nucleares. Este genera partículas alfa que
salen despedidas del núcleo del uranio, al ser respiradas o ingeridas en alimentos
o agua este material radiactivo puede mezclarse con el contenido del estómago y
los intestinos, pasar a la corriente sanguínea, incorporarse a una molécula, y
finalmente depositarse en tejido como los huesos. Puede interrumpir el
funcionamiento de las células y estas al no lograr repararse, provocan daños en el
ADN que genere cáncer o mutaciones genéticas (Tomado de:
https://www.ecoportal.net/temas-
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especiales/contaminacion/efectos_medicos_de_la_contaminacion_interna_por_ur
anio/
Conclusiones
Es observable todas las consecuencias del accidente, haciendo énfasis en
la respuesta biológica de los individuos expuestos directa o indirectamente a las
radiaciones emitidas por la explosión del reactor. El efecto inmediato de la misma
en el personal de rescate, causándole la muerte en pocos días. Una ciudad
desalojada con efectos de la radiación a largo plazo.
La contaminación con esta radiación ionizable esparcida en la atmósfera,
provocó daños celulares de personas, flora y fauna. Al generar dolencias y
enfermedades a largo plazo de las personas cercanas al reactor principalmente. Y
sin tener exactitud de los afectados realmente cuantificados. La radiación se
extendió para llegar a distintos lugares de Europa con posibilidades de generar
futuros efectos en la salud y el ambiente.
Tras el accidente de Chernóbil, se incrementaron las medidas de seguridad
de los reactores nucleares y se eliminaron aquellos con diseños claramente
inseguros. También se destacó la importancia de avanzar en el desarrollo de la
siguiente generación de reactores nucleares seguros, es decir, que no dependen
del buen funcionamiento de dispositivos externos como bombas o barras de
control para mantener estable la reacción en cadena en caso de accidente. Se
generaron muchos más estudios sobre la radiación y reactividad a raíz de lo
particular del incidente y la respuesta del ecosistema que ahora se ha desarrollado
en la cuidad de Chernóbil luego de poco más de tres décadas.
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Bibliografía
- Comisión Internacional de Protección Radiológica. 1999. Disponible en:
https://www.icrp.org/docs/P084_Spanish.pdf Acceso: 22 de junio de 2020.
- Efectos médicos de la contaminación interna por Uranio. 2007. Disponible
en: https://www.ecoportal.net/temas-
especiales/contaminacion/efectos_medicos_de_la_contaminacion_interna_
por_uranio/ Acceso: 23 de junio de 2020.
- Ministerio de Industria, Energía y Minería, Uruguay. Embarazo y
radiaciones. Disponible en: https://www.miem.gub.uy/proteccion-
radiologica/embarazo-y-radiaciones Acceso: 22 de junio de 2020.
- Organización Mundial de la Salud. Radiaciones ionizantes: efectos en la
salud y medidas de protección. Fact sheet: WHO. 2016. Disponible en:
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/ionizing-radiation-
health-effects-and-protective-measures Acceso: 22 de junio de 2020.
- Sánchez, C. (2007) El accidente de Chernóbil. Vivat Academia 82:1-32.
Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/5257/525753062002.pdf
- Zafra A, Cabrera A, Díaz M, Cámara M (2002) Efectos en la salud por el
desastre de Chernóbil. Quince años después. Anales Españoles de
Pediatría 56: 324-333.