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El Trabajo Colaborativo en Entornos Virtuales
El Trabajo Colaborativo en Entornos Virtuales
Resumen:
El aprendizaje en colaboración, en tanto hecho pedagógico, se sostiene en la
interacción entre pares. Cada uno de los integrantes del grupo aporta a éste
conocimientos, experiencias, estilos y modos de aprender. Es un aprendizaje que
redimensiona lo social, lo que implica producir con otros un itinerario y un producto
común. Esto lleva a considerar nuevas alternativas y re-elaborar conceptos y prácticas,
y es entonces cuando la interacción entre pares resulta genuinamente significativa y se
torna relevante para resolver problemáticas que supongan el descubrimiento y
apropiación de conocimientos en un proceso común.
La cooperación, en los contextos educativos virtuales no es algo que se da
naturalmente, exige un proceso de construcción. Se produce en el conjunto de
actividades de aprendizaje que realizan o pueden realizar los alumnos, entramadas con
las relaciones sociales que se establecen en aula virtual Pero, ¿qué condiciones se
requieren? ¿Cómo hacerlo? Es lo que se propone en este trabajo.
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“El aprendizaje cooperativo en el aula” - David W. Johnson - Roger T. Johnson -
Edythe J. Holubec - Editorial Paidós Buenos Aires, 1999.-
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JOHNSON, D.; JOHNSON, R. y HOLUBEC, E. (1999) “El aprendizaje cooperativo en el aula.
Buenos Aires”, Ed. Piadós.
Acerca de experiencia
Este trabajo pretende plasmar el testimonio del encuentro que se produjo entre cuatro
alumnas de un curso virtual, en el cual debieron realizar trabajos colaborativos.
El grupo fue conformado por los coordinadores del curso. Las participantes no se
conocían, sus campos disciplinares eran diferentes, todas se desempeñaban en la
docencia y compartían el escenario de este curso virtual. Allí, se gestó la trama, trama
que no tuvo que ver solo con el tema y situación que convocaba (hacer trabajos en
colaboración como asignación del curso) sino con los modos y grados de implicación
y afectación que el vínculo relacional produjo.
Aportes
Dificultades.
Conocer y analizar los aportes previos de los distintos participantes, para, a través
de ellos hacerse una idea de las características de cada uno de los integrantes (quién
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El grupo fue organizado con ocho miembros, de los cuales quedamos cuatro. En ningún
momento desde la tutoría nos informaron que, cuándo y por que abandonaron. Cuando los
grupos fueron armados, ya varios de estos integrantes tenían semanas sin participar. Los
tutores no consideraron este hecho
Estipular los criterios sobre los que armarán los grupos. Los criterios pueden ser
diversos, pero es imperativo establecerlos. No se deben perder de vista los logros que
se pretende obtener a partir del entramado de los alumnos participantes.
Una vez conformados los grupos y comprobada su potencialidad para el logro de los
objetivos propuestos, si estos funcionan, es importante no modificarlos con demasiada
frecuencia, pues el proceso de consolidación de los mismos escapa a la gestión del
profesor/ tutor y queda en manos de los propios integrantes. Si el curso dura varios
meses es posible pretender que el proceso de conformación-consolidación se realice
varias veces, pero si el curso es corto quizá vale la pena no arriesgarse con
modificaciones que no tendrán tiempo de fructificar.
El profesor/tutor no solo “debe” estar presente sino implicarse en la tarea, en la trama
grupal, para garantizar el funcionamiento y la permanencia del grupo. Se espera de él
que sea capaz de precisar desde el primer momento los objetivos y la relevancia del
trabajo y establecer la modalidad de ejecución, tratando de lograr en sus alumnos un
compromiso estable con la tarea que favorezca la autonomía de trabajo de cada uno y
del grupo, pero que al mismo tiempo los contenga.
Cuando se diseñan cursos virtuales de formación permanente ó de especialización
para adultos con formación profesional en otras áreas, se requiere aplicar un sistema
de enseñanza adaptado a las características de este tipo de público, que aporta al
proceso de enseñanza-aprendizaje un fuerte compromiso y un importante bagaje de
conocimientos y experiencias previos que es necesario aceptar y adaptar.
Hoy nos preguntamos ¿qué aprendimos? Aprendimos a conocernos, a querernos, a
compartir, a conceder, a transformarnos con las ideas y puntos de vista del otro, a
cooperar con los demás integrando los esfuerzos grupales e individuales, a
autogestionarnos, a resolver obstáculos, a producir en forma grupal, a organizarnos.
El camino transitado generó cuidado, posibilitó trazar metas, hacer propuestas, tomar
iniciativas, afrontar las dificultades desde las fortalezas de cada uno, con ímpetu,
innovación y creatividad, cultivando las oportunidades. Este documento lo manifiesta.
BIBLIOGRAFÍA