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MARCO TEÓRICO

Comprender las causas e incluso definir satisfactoriamente la enfermedad mental. está lejos
de ser fácil, y dentro de la medicina se considera un concepto esquivo. La definición, el
diagnóstico y la medición carecen de la precisión de los somáticos. enfermedades, sin
embargo, se reconoce que las enfermedades mentales son frecuentes. Estimados sugieren
que una de cada ocho mujeres y uno de cada doce hombres en Gran Bretaña ingresará al
hospital para recibir tratamiento por enfermedad mental en algún momento de su vida
(Ineichen 1979); estas cifras representan sólo una pequeña proporción - quizás 5-10% - de
la morbilidad psiquiátrica total en un comunidad. La mayor parte son tratados por médicos
generales, Dean (1989) ha citado la prevalencia en este punto como entre el 9% y el 15%
en los diferentes centros, superando en número a las mujeres hombres en la misma
proporción que se observa en las admisiones hospitalarias. El hecho de que las mujeres
parecen tener más probabilidades de sufrir enfermedad psiquiátrica que los hombres, en
todos los niveles de la sociedad, sugiere que los factores juegan un papel importante en la
etiología de las enfermedades mentales. Esta está respaldado por la evidencia de que las
personas que se encuentran más abajo en la escala social también son más vulnerables a
las enfermedades mentales, y la búsqueda de las causas enfermedad mental ha llevado a
examinar las relaciones dentro de familias, comunidades locales y lugares de trabajo

El profesional de fonoaudiología es un experto en la comunicación humana, los


subprocesos que la hacen posible como lenguaje, cognición, habla y audición y también en
sus variaciones y desórdenes. Al contribuir a resolver las dificultades de uno de los actos
humanos más complejos, la fonoaudiología es considerada estratégica para el desarrollo
humano y económico de un país. Fue a partir de la ley 376 de 1997 que se reglamentó en
Colombia esta disciplina, definiéndose como un profesión de carácter científico, cuyos
servicios pueden prestarse en donde el conocimiento y aporte disciplinario del profesional
de la fonoaudiología sea requerido, o sea conveniente para beneficio social. La
Fonoaudiología es la ciencia que estudia la prevención, la evaluación y el tratamiento de los
trastornos de la comunicación humana (lenguaje oral y escrito, voz, audición, motricidad
oral)1 y en el área de la Salud Mental, el rol que cumple el fonoaudiólogo se basa en
realizar procedimientos específicos de evaluación, intervención, asesoramiento y
seguimiento en los procesos fonoaudiológicos con deterioro, creando estrategias que
permitan promover y mantener la comunicación funcional del paciente, fundamentales para
el convivio social.
Los desórdenes cognitivo-comunicativos, de acuerdo a su origen, pueden ser evolutivos,
ambientales y adquiridos. Cuando el paciente psiquiátrico padece una enfermedad mental
que altera o desordena su comunicación, este desorden cognitivo-comunicativo es
competencia del profesional de fonoaudiología, experto en comunicación humana y sus
desórdenes, quien lo evalúa e interviene cuando el psiquiatra tratante así lo considere. En
ese momento, el profesional de fonoaudiología pasa a ser coadyuvante dentro del equipo
multidisciplinario que tiene a su cargo el proceso de rehabilitación a nivel
cognitivo-comunicativo.

Existe evidencia teórica acerca de patologías en el área de salud mental que cursan con
deterioro de las habilidades cognitivas, comunicativas y lingüísticas, siendo escasa la
información acerca de un trabajo fonoaudiológico interdisciplinario en el que se observe que
es posible mejorar, mantener y rehabilitar las habilidades de estos pacientes. Los deterioros
en mención, conocidos como desordenes cognitivo-comunicativos se definen como
“dificultades para asegurar aquellas condiciones necesarias para poder manejar información
en la computadora cerebral y para la manipulación misma de la información que ha de
comprenderse o formularse”, que implican dificultades para desempeñarse en actividades
laborales, académicas y sociales. En algunos casos, también son llamados desórdenes
cognitivo-lingüísticos, debido a que las dificultades en la capacidad de procesamiento e
interpretación de la información (cognición), afecta al lenguaje en cualquiera de sus
modalidades (oral, escrita, lectura, escucha, no verbal, signado, táctil) y componentes
(fonológico, morfológico, sintáctico, semántico y pragmático).

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