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Se trata para él del resultado del encuentro del sujeto, el objeto y el medio en que se da el encuentro
entre ambos.
El conocimiento es el resultado de la interacción de un sujeto con la naturaleza, con su entorno, que,
al volverse experiencia, lo complementa, cambia, porque todo se da en el marco de una situación
caracterizada por una operación de investigación. En este contexto la verdad queda definida como el
valor que se le da a un pensamiento mediante su verificación o comprobación práctica. Es verdadero
aquello que presente consecuencias favorables para la vida, y precisamente mientras las presente.
Dewey ve las dificultades que se le presentan al ser humano constantemente como provocaciones
para el pensamiento; se centra sobre las relaciones de causa y efecto, medios y fines, mediante el
ensayo, la prueba, la experiencia constante. De este modo va construyendo teorías, como
“programas” que le permiten responder operativamente a la vida presente y futura.
La experiencia es siempre dependiente de un contexto sociocultural y político. Y es por esta razón
también, hace hincapié en la importancia fundamental de la educación.
Ser crítico es algo muy valorado en la actualidad; se busca que la escuela desarrolle el
“pensamiento crítico”. Sin embargo muchas veces se confunde al crítico con el dogmático o con el
escéptico. Por ejemplo algunos periodistas críticos no pasan de ser meramente voceros dogmáticos
de posiciones contrarias a las de sus entrevistados; y/o también la escuela enseña valores y
conocimientos de manera dogmática dado que se contenta con que repetimos y reproducimos tales
contenidos. Sin embargo, ninguna de estas actitudes es crítica, y en consecuencia no nos permiten
conocer.
Critica viene de krino que, entre otras cosas, quiere decir “separar” o “distinguir”. Por ejemplo, una
cosa es que percibamos todos los objetos que podemos conocer por medio de los ojos y, así, los
usemos; otra, es que analicemos la capacidad del ojo y establezcamos, por ejemplo, las frecuencias
de color que puede capar y las que no.
El primer paso de la actitud crítica consiste en tomar una cierta distancia entre el acto de conocer y
el exámen de los medios con que conocemos. El segundo es establecer los límites y los alcances de
la facultad de conocer.
Por otra parte, Dewey considera que los conceptos en los que se formularon las creencias son
construcciones humanas provisionales; no hay verdades absolutas: porque las situaciones,
realidades y sujetos cambian constantemente, y sus verdades se adaptarán, en consecuencia, a las
necesidades que se les presenten y a lo que sus experiencias les permitan elaborar.
Dewey se propone reinventar la filosofía desde su base más analítica, pero para lograr desarrollar
tales opiniones será preciso para el mismo, desconfigurar la filosofía, desarmarla, para luego poder
reconstruirla. Es necesario para ello “desembarazarla de los prejuicios metafísicos y epistemológicos
que falsean su carácter” (Dewey; 1964; 9), tal argumento plantea establecer una teoría del
conocimiento que sea profundamente concordante con las actividades prácticas en que se
desenvuelva el ser humano.
Desde las ciencias de la naturaleza es que Dewey trata de comprender las diversas formas del
conocimiento, por lo que el pensamiento debe de dotar el dominio de toda metodología que pretenda
estipularse sobre una reflexión concordante con la naturaleza en sí. Las ciencias naturales han
mostrado que la técnica y la modalidad del método científico son necesarias para expresar lo que la
naturaleza posee, de igual modo la experiencia juega un papel muy importante ya que es la
encargada de concretizar el fenómeno.
“La reconstrucción que hay que realizar consiste en establecer una relación recíproca entre teoría y
práctica, es necesario que los métodos observacionales, las teorías hipotéticas y la comprobación
experimental no sean alejadas de los problemas éticos y sociales, sino más bien deben de ser
incorporados a los mismos, para así lograr construir un conocimiento más científico y relacional con
las actividades prácticas en que se desarrolla el intelecto. Para ello, será preciso una teoría del
conocimiento que se funda desde los problemas humanos, por lo que esta deberá de estar sujeta a
los mismos problemas y tratar de resolverlos.
Si bien es cierto, en los temas morales, se debe de aplicar una metodología que sirva para
fundamentar toda teoría explicativa de las ideas, se anuncio antes que el modelo de las ciencias
naturales debía de emplearse en estas teorías, tal presunción no se puede llegar a concretizar
absolutamente, solo parcialmente, debido a que los problemas en que se enfocan los mismo residen
en diferente plano. Cuando mencione tal aplicabilidad se debe de entender que las ciencias
naturales solo pueden aportar la observación empírica fenoménica del hecho moral, pero jamás su
sustento mismo.
El aporte esencial de las ciencias naturales a las ciencias morales es esto: espacio y tiempo. Ya que
la materia de lo moral se halla condicionada por el tiempo y espacio por lo que la ética deberá de
fundar sus bases en los criterios espaciales y temporales, en cuanto a la filosofía y su régimen que
pretende estipular sus análisis desde lo eterno e inmutable debe de ser desechado, ese dogmatismo
debe de ser excluido, la filosofía debe de incorporar la no trascendencia sobre el espacio y tiempo.
En cuanto a las teorías científicas, se describe que solo deben de aceptar una universalidad y es:
“la de el alcance de su aplicabilidad; la de la capacidad para sacar a los hechos de su aparente
aislamiento, para ordenarlos dentro de sistemas que demuestran que también los hechos tiene una
vida: la de la mutabilidad, que constituye el crecimiento.” (Dewey; 1964; 37)
Las teorías científicas son devenir, su estructura nunca está definida a su absoluto, por lo que la
verdad nunca esta descubierta, solo vemos partes de ella cuando los instrumentos científicos no
acercan a los hechos por medio de la observación.
En la observación es que reside la experiencia como método del desenvolvimiento científico, en esto
fallo la filosofía tradicional, ya que esta nunca se elevo del plano de lo particular, contingente y
probable. Debido a que no existe ninguna facultad de la razón pura, la experiencia es la única fuente
para acceder al conocimiento y “… proporcionar la luz necesaria para guiar modestamente los pasos
del hombre en la conducta…” (Dewey; 1964; 144).
Dado que los cambios sociales en el hombre son condición inherente de su constitución, el cambio
del concepto de experiencia en necesario, necesita una reconstrucción, puesto que el antiguo se
aplica para métodos antiguos, esta nueva experiencia debe de tener como resultado una visión
general concreta y una capacidad para aplicarse a la acción.
Pero la experiencia posee errores, puesto que deriva de la actividad cognoscitiva del ser humano,
ser que es esencialmente hacia el error, es por ello que “…la universalidad y la certeza se
encuentran únicamente en un plano que está por encima de la experiencia, el de lo racional y lo
conceptual.” (Dewey; 1964; 147), vemos entonces en tal argumento implícitamente la aceptación de
que la razón está por encima de la experiencia, puesto que esta se reduce a solo ser parte
metodológica de la creaciones de la ideas legisladas por la razón.
Dado que la razón solo se ve desde la experiencia, y esta posibilita a la razón. Por otra parte la
reformulación de la experiencia tiene como base constitutiva las siguientes dos cosas: el cambio que
se ha realizado en la naturaleza real de la experiencia, en su contenido y método y el desarrollo de
una psicología basada en la biología que permite una nueva formulación científica de la naturaleza
de la experiencia.
La experiencia en la modernidad es relacionada con el obrar y el sufrir, ya que como seres vivientes,
estamos en un mundo relacionado entre tales categorías, nos hemos adaptado en una acción hacia
el ambiente por lo que el conocimiento no es algo alejado y aislado sino mas bien es algo que se
sostiene y se desenvuelve desde la vida. Por lo que “… Los sentidos pierden el lugar que ocupaban
como puertas de entrada del conocimiento y toman el lugar que les corresponde como estímulos de
la acción…” (Dewey; 1964; 153), es decir, la sensación de los tiempos de los empiristas ingleses ha
cambiado su forma, es ahora un problema de estimulo, vemos una influencia psicologista en el
pensamiento de Dewey, quien aclara que el clásico debate entre empirismo y racionalismo es
anticuado y por ende debe de colocarse a las sensación como aquella actividad que del estimulo
determina la realidad.
La experiencia como concepto ha tenido grandes cambios en la historia del ser humano “en la
actualidad nos servimos de la experiencia anterior para sugerir metas y métodos de desarrollar una
experiencia nueva y más adelantada… la experiencia se ha convertido por ese concepto en
contractivamente reguladora de sí misma.” (Dewey; 1964; 160). La experiencia se ha convertido en
una pieza clave para la metodología científica, su papel nunca fue tan importante para la razón, que
la suministra experimentalmente.
En la modernidad las adaptaciones frecuentes que las teorías científicas hacen de la naturaleza no
presuponen una viabilidad hacia la misma, en el sentido que el método experimental no ha sido más
que una adaptación que moldea la realidad hacia sus fines y no una forma de explicar la realidad en
sí misma.
Este modelo experimental que impone la ciencia moderna (desde la perspectiva de Dewey
mencionada más arriba) ha desembocado en el cambio de lo ideal y real como categorías de estudio
en la filosofía, tales categorías deben de ser asumidas desde los hechos concretos de la naturaleza,
dese las propuestas de las ciencias experimentales donde el “conocer significa una clase de obrar
gobernado por la inteligencia; deja de ser contemplativo y se hace practico en un sentido real”
(Dewey; 1964; 187), es por ello que la filosofía debe de modificar su naturaleza de ser, donde será
necesario para ella, convertirse en experimental y practica. Es por lo anterior preciso que lo real deje
de ser lo acabado y lo definitivo y se acepte como algo sujeto al cambio y con aplicabilidad al mundo
empírico real. Significa entonces que “…la función primordial de la filosofía es la de racionalizar las
posibilidades de la experiencia, y de un modo especial las de la experiencia humana colectiva…”
(Dewey; 1964; 188)