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Por qué es Esencial la Pasión, y Fines morales

Wilmer C. Flores

Facultad de Educación, Universidad de Pamplona

Identidad del Profesional de la Educación

Prof. Sandra L. Padilla Sarmiento

10 de diciembre del 2020


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La lectura suministra información sobre la importancia de la pasión, los fines morales tales
como el afecto, valor y el significado que conlleva escuchar las voces de los alumnos, en el
ámbito de la docencia. En esta medida sobre salen estas características básicas, las cuales son
esenciales para el profesional en la educación, puesto que son rasgos que debería tener y disfrutar
un profesor para así no perder la orientación y el compromiso que tiene en pro de la enseñanza.
Resalta un escenario que todo maestro debería tener en cuenta y es cómo evitar el fracaso en la
docencia; y ese escenario es que el profesorado se edifique pasional y emocionalmente, así de
esta forma disfrutar el amor a su asignatura y a la enseñanza, pues un profesor apasionado y con
amor a su labor, buscará de muchas maneras que sus alumnos realmente aprendan. La lectura
muestra paso a paso el sentido ético y moral, resaltando algunas virtudes importantísimas para
que el educador disfrute de su labor y así mismo sus estudiantes, esto surge debido a muchas de
las cualidades que debe tener el docente; sinceridad, afecto a sus estudiantes, humildad, ser
interesado e interesante entre otras cualidades

PASIÓN Y FINES MORALES; VIRTUDES ESENCIALES PARA LA


BUENA ENSEÑANZA.

Estas lecturas me transforman, me hacen pensar en que, si me descuido y no fortalezco una


personalidad idónea, y única puedo fracasar en mi labor como docente.
Esto me lleva a pensar que realmente es así. Por ejemplo, en el caso de “porque es esencial la
pasión” en la primera hoja aparece una frase de Fried, y dentro de esa misma frase, finalizando
dice: “Aunque no lo sea todo, la pasión, por incómoda que resulte la palabra, está en el centro
de lo que es o debe ser la enseñanza”
Es cierto esto, pues no me imagino haciendo las cosas por hacerlas sin sentir emoción y
satisfacción de mi labor empleada como educador. Logro entender que hay que trabajar en
formas o métodos que ayuden a los alumnos a adquirir la enseñanza, eso es lo que nos hace
realmente un buen maestro y es ser buen educador, preocuparnos por nuestros alumnos, que
entiendan y adquieran conocimiento, que solidifiquen la información dada y sobre que todo
disfruten junto con uno la importancia del aprendizaje y así mismo ir aprendiendo de ellos,
comprenderlos, no juzgarlos ante un error sino amablemente y sin burlas explicarle para que así
aumente su confianza respecto a la participación, exigirles y que ellos se exijan así mismo, la
importancia de preparar una clase, de llevar contenido que realmente les aporte a mis estudiantes
en sus vidas y no solo hacer un día laboral solo porque “Me están pagando para esto”
Es sumamente importante para mí la pasión, para no perder el sentido, no perder el curso de
disfrutar mi vida con lo que he escogido y que me hace feliz, puesto que no hay nada más
placentero que poder vivir de lo que nos gusta hacer, son lecturas que te ponen un alto, y te
detienes a pensar que la vida del docente realmente no es fácil, que tienen que cargar en sus
hombros algo más que ir a dictar una clase, sino más bien ser eficiente y eficaz, comprometerme
personalmente y con mi función de docente para así la educación que vaya a dar sea de calidad
debido a la preparación del tema y a la búsqueda hacerlo mas completo para su enseñanza, la
pasión es ese motor que nos motiva a disfrutar del profesorado, a crecer como maestros, a
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explorar diferentes métodos para hacer de nuestras clases algo más interesante, llamativo y así
deleitar a los estudiantes por la asignatura.

Por otro lado, el capítulo segundo de la lectura “Fines morales: afecto, valor y las voces de
los alumnos” me transporta a un recorrido en que, el cómo soy yo como persona no esta tan lejos
de cómo soy yo como maestro, pienso que todo va ligado, la parte humanística de cómo soy no
debe estar lejos de cómo se es en la parte laboral, porque la forma en que tratamos y nos
relacionamos con los estudiantes se ve implicada en el aula de clases, en este capítulo al igual que
otro puedo resaltar una frase que al menos a mí me hizo pensar en cómo, cuándo y qué actitudes
debo tener con mis estudiantes para crear un ambiente saludable y de aprendizaje en mis clases.
“Los fines morales están en el centro del trabajo de todos los docentes” Es aquí donde la
lectura nos habla de los fines morales, del afecto y valor que se manifiesta en los buenos
maestros, las virtudes que tienen los buenos docentes y las características que sobresalen para una
enseñanza moral y que realmente beneficie a los estudiantes.
Un docente afectuoso, sincero, imparcial, con valor y sabiduría practica es un docente que se
ganará el cariño de sus alumnos, hará de sus clases un espacio didáctico y entretenido que ayude
y concientice a sus estudiantes de la importancia del saber en sus vidas.
Para nosotros es importante todas estas virtudes ya que estamos en el camino de formación para
ser docentes, y así mismo para los que ya lo son pues puede que estén muriendo lenta y
vocacionalmente.
En el párrafo “recuerdos”, la lectura nos revela anécdotas donde muchos exalumnos hacen
mención a lo que según para ellos debe ser un docente y beneficiar realmente a los estudiantes.
Entre sus comentarios es común encontrar a un ser afectuoso, humilde, amable y sobre todo con
valor humano, que los haga creer en ellos mismos y respeten cualquier aporte que hagan sin
hacerlos quedar en ridículo ante sus compañeros. De esta forma tenemos un gran compromiso
como docentes, ser pasionales con lo que hacemos y esa misma emoción y pasión nos llevara al
camino del buen maestro, a fortalecer las relaciones con nuestros alumnos, preocuparnos por
ellos y su aprendizaje, encontrar formas de que ellos crean en nosotros y demostrarles que
nosotros creemos en ellos, darles el valor como personas y que ellos nos den el valor como
autoridad pero no por el miedo infundido, sino, más bien por el respeto a nuestro compromiso y
querer hacia ellos como parte importante de la sociedad. Ese es nuestro camino, el de la
excelencia como docentes, en crecer como personas y ayudar a otros a crecer con un
conocimiento en calidad, un pensamiento humilde y una autoestima buena.
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CONCLUCIÓN

Estas cualidades son en las que el docente debe desempeñar bien para una optima realización
de su labor educativo y en pro de la enseñanza. No basta con solo quedarse sentados y llevar su
material de trabajo, poner quiz o evaluar, calificar y listo, sino, preocuparse si la enseñanza sí la
está recibiendo el alumno. Un docente debe ser afectivo con sus alumnos, comprometido con su
trabajo, cuidarse de sí mismo y de sus estudiantes, tratarlos como personas y sobre todo que la
educación o conocimiento dado sea de calidad. Basta ya de docentes desentendidos con su labor
profesional. Es hora de poner un alto a la incapacidad sea consciente o inconscientemente. Los
dos capítulos de lectura nos dan una alusión a todo lo que debería ser y no ser un docente, pues
todos deberíamos tener en cuenta estas cualidades y preguntarnos: ¿Cómo estoy haciendo mi
trabajo?, ¿cómo puedo mejorar?, si el docente se preguntara más seguido si realmente esta dando
una clase o enseñando, buscaría las formas de mejorar las falencias y aspectos que perjudican su
labor profesional y que se ve reflejado también en su vida personal. Es ahí donde entra a
estudiarse como persona, a recuperar las virtudes que ha perdido que lo hace una persona única o
aumentar y fortalecer estas virtudes, pues el amor pedagógico también se vera reflejado en sus
estudiantes puesto que no se puede tratar con amor a otros si antes no se tiene amor así mismo y a
la función que se tiene; ese autoestudio es importante para reconocer de los errores y así mismo
aprender, autoevaluarse para buscar las formas correctas y humanísticas de no solo hacer una
clase por hacerla, sino mas bien, demostrar entusiasmo al hacerla.

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