A pesar de contar con un partido político (Partido Nueva Alianza), de controlar el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), de haber apoyado con votos de sus agremiados en las elecciones presidenciales de 2006 a Felipe Calderón Hinojosa, entonces candidato del Partido Acción Nacional (PAN), gracias a lo cual algunos de sus allegados ocupan u ocuparon posiciones en la administración pública federal, y el gobierno mantiene el respeto a las posiciones del SNTE aún en contra de promover y garantizar una educación pública de calidad, la maestra Elba Esther Gordillo Morales, no pasa por su mejor momento político debido al desprestigio que ha labrado o le han labrado con los años por sus acciones y el manejo clientelar corporativo de su gremio, incluyendo el opaco manejo de las cuotas sindicales, el usar a su instituto político como mercenario. Por las anteriores, entre otras razones, los adversarios o enemigos de Elba Esther, sostienen que la maestra se ha ganado el rechazo de buena parte de la clase política, produciéndose un nuevo TUCOM (Todos Unidos Contra la Maestra). En ese nuevo TUCOM destacan, el Senado de la República que aprobó reformas a la Ley General de Educación, exige la elaboración del padrón docente y transparentar el uso de los recursos públicos. Incluso, el senador del Partido del Trabajo, Ricardo Monreal Ávila critica el uso de los maestros en actividades electorales. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), también pretende influir en la política educativa del país y se plantean acuerdos tripartitas entre la Secretaría de Educación Pública (SEP)-SNTE-OCDE. De igual manera, la UNESCO se ha pronunciado en contra del SNTE. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no sólo mantiene sus posiciones antielbistas y antiSNTE, sino que las radicaliza, ganando el apoyo de mayor cantidad de maestros, más allá de su tradicional espacio de influencia. En el propio SNTE, le han abierto otro frente disidente capitaneado por Carlos Jonguitud Carrillo, hijo de su antecesor en el cargo Carlos Jonguitud Barrios, con el Sindicato Nacional Democrático de Trabajadores al Servicio de la Educación (SNDTSE) que supuestamente cuenta ya con 60 mil afiliados y presencia en 14 Estados. Asimismo, en el Politécnico, se creó hace unos cuantos años una disidencia en la Sección X del SNTE, el Sindicato Independiente de Trabajadores del Instituto Politécnico Nacional (SITIPN). Y entre todo ese mar de críticas, destaca el apoyo de los segmentos proclives a Gordillo Morales, que no sólo la defienden sino que la respaldan incondicionalmente, reconociéndole el liderazgo al frente del SNTE. Entre ellos, destaca la Sección X del sindicato, quien difiere de las acusaciones de que es objeto la maestra, y argumentan que la Ley General de Educación de 2008 contiene los procedimientos para que los maestros estén mejor preparados. La alianza por la calidad educativa fue propuesta del sindicato y no del gobierno federal. La Sección X señala que la iniciativa de mejorar la educación es del SNTE y que es el gobierno federal quien pretende bloquear la educación pública y entregarla a la iniciativa privada. Prueba de ese desacuerdo es que el secretario de educación pública, Alonso Lujambio piensa más en su candidatura presidencial que en trabajar por una mejor enseñanza. Y siendo consecuente con sus posiciones, la Sección X se mantiene firme con la Maestra Elba Esther Gordillo. En el IPN ya basta de sacar Delegaciones Sindicales que al frente estén cobardes que al primer reclamo o exigencia se escondan y no respondan de frente dando solución a los problemas de sus agremiados.