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Tl Evolucién de la reflexion sobre la traduccién “Mis antigua que las dinastias chinas 0 egipcias, mas que cultuta o la Edad de los Metals, anterior a toda memor yenda que haya podido llegar hasta nosotros, la traduccién cueni Como actividad humana, con una historia propia que se desarolla a To largo de épocas sucesivas y distntas, més breve cada una de ellas su vez que la anterior, porque también aqui la eaceleracién Tica» tiene su refleo. El paso de una etapa a otra se produciré sien pre como consecuencia de la aparicién de un nuevo factor que, sin Suprimir nada de lo anterior, modifica notablemente la trayectoria, general de este afin, estudio, arte y profesién (Santoyo, 1987: 7) La traducci6n es una actividad humana antiquisima, con su propia histori, lena de avatares y de cambios. Aungue el término intéyprete se empieza a Jo xvitt, y la profesién de intérprete se con- solida en el siglo xx, el inicio de la traduccin oral se pierde en la pre historia y estd relacionado con la necesidad de intercambio comercial y de todo tipo, En lo que se refiere ala traduccién escrita, su inicio es ligeramente posterior a la consolidacién de la escritura, y los primeros testimonios conocidos se remontan al siglo xviti a.C.; se trata de tex ViDA CASTRO, Hallet tos sumerios con traduccién literal en acadio (ff. Garcia Yebra, 1989), Lo cierto es que etndgrafos y antropélogos muestran cémo hasta en las tribus més reconditas existe un indigena que conoce la lengua del ve ino y que hace las veces de intérprete. Herédato da cuenta de fiprees en el Egipto faradnico; ya desde el Imperio. Antiguo eran altos funcionarios y el jefe de intérpretes era un cargo que pasaba de padres a hijos. Sin embargo, a pesar de esta larga historia de la traduccién y de su io con Cicerén, 1. Lose $ HISTORICOS EN (© DE LA TRADUCTOLOGIA Antes de trazar la evolucién de la reflexién en tomo a la traducci queremos introducir algunas consideraciones sobre el papel ristias de los estudios historicos en la Traductologia + Laimportancia de los estudios histéricos fa, Esta investiga imas décadas; como seftala Woods worth: «Desde mediados del siglo xx, y més concretamente a partir de los afios ochenta, los tedricos de la traduccién se han centrado en es cribir la historia de su propia disciplinas (Woodsworth, 1998: 100), ria existen precedentes dignos de in. Asi, por ejemplo, Huet, en De Inferpretatione (1661), compara la hos traductores; Johnson, en The Ider (1759), idn de la traduccidn desde los griegos hasta el siglo xvii 1, en épocas mas recientes, Amos, en Early Theories of Translation (1920), ‘Cary, en La traduction das monde moderne (1956) y en Les grands traducteurs Srangais (1963); infidels (1955) y en Teoria e storia della naduzione (1965); Savory, en The Art of Translation (1957); la antologia de Storig, en Das Problem des Ubersetzens (1963), los se unen estudios més actuales que, aunque no se consa- agyan integramente a aspectos histéricos, sientan las bases de la investiga: i6n efectuada en los iltimos aftos: Steiner, en Afier Babel (1975); Kel tr (1979), 0 Bassnett, en Translation Studies (1980). En las tltimas décadas se han multiplicado las antologias de textos sobre la traduccién: Horguelin (1981), Santoyo (19872), Lefevere (1992), Schulte y Biguenet (1992), Nergaard (1993), Vega (1994), Lafarga (1996), Lépez. Garcia (1996), Robinson (1997b), Catelli y Gargatagli (1998), Ba cardi, Fontcuberta y Parcerisas (1998), Gallen et al. (2000), Venti (2000) etc. También han aparecido investigaciones en tomo a la historia de la traduccién y de la reflexion sobre la traduccién: Rener (1989), Van Hoof (1991), Ballad (1992), Garcia Yebra (1994), Delisle y Woodsworth (1995), ‘Venuti (1995), Ruiz Casanova (2000), et. La importancia que merecen los estudios histéricos en el seno de los estudios sobre la traduccién es destacada por muchos autores: «Es hora de otorgarle a la historia de la traduccion el lugar que merece», rma D’Hulst (1991: 61, cit. en Woodsworth, 1998: 100). Ademis, se ra mis sistematica y se abordan cuestiones metodologicas (D’Hulst, 1991; Lambert, 1993; Pym, 1992a, 1998) La necesidad de avanzar en los estudi (Lambert, 1993) y de introducir mayor tole enfoques y, a la vez, mayor unidad (D'Hul + La historia de la traduccién y la historia de la reflexién teé: rica Por otro lado, se indican las diferencias entre l la historia de la traduccién y de los estudios sobre la traduccién. De cesta manera, Vega traza una sintesis de la evolucién de la Traductografia yde seftala las diferencias entre ambas investigaciones asi como la relacién ‘que conviene establecer: mismo periodo. Por of cin entre la prictica y k in te6ri (Woodsworth, 1998: 101) (la cursiva es nuestra) + Historia mundial e historias particulares. Una historia que empieza a conocerse: la traduccién en lengua espa En estos momentos aumentan las investigaciones que nos permi- ir hacia un mejor nto de la historia mundial de a. La idea de avan- n no es nueva; Radé la propuso por primera vez a la Federacién Intemacional de Traducto res (FIT) en 1963 (cft. Woodsworth, 1998), pero se material comisién creada en 1991 dirigida por D 7 cogen en un libro publicado en inglés y en francés (Delisle y Woods- 995). Estos estudios historicos empiezan tambign a contemplar las histo- ias particu y ciones: afticana, nor teamericana, sudamericana, rabe, alema etc.; en este sentido, la segunda parte de la Rouiledge Encyclopedia of Translation Stu- historias particulares, es un buen conoci diversidad de historias de la traduccién, En este libro nos referimos a la evolucién historica en Occidente. Santoyo (1987: 10-13) sefiala el desfase cronolégico que se produce toria de la traduccién en Espaiia e Hispanoamérica respecto al resto de Occidente, asi como el retraso que se produce en la teoriza ci6n, A excepcién del testimonio de Maiménides, las primeras refle xiones sobre la traduccién no se producen hasta mediados del siglo x1V; ademés, aunque los que se ocupan de |: dn son escritores y cnuditos de importancia (Alonso de Madrigal, Boscin, Fray Luis de Leén, Lama, Iriarte, Isla, Cadalso, Jauregui, Cervantes, Vives, Feijoo, etc), la re flexidn no se efectiia de modo sistematico. El periodo de teorizacién de modo Gasset (1937), debemos el primer volumen de: de convivencia» ss duran, to de vista de e 1a cultura espafiola es como una bisagra entre dos mundos (Occidente y América) que la rechazan que ella rechaz: joles de Menéndez. Pe- 102 layo (1952) no recoge ninguna mencién a Américas la Histoire de la trae duction en Occident de Van Hoof (1991) excluye a Espafa 108 afios han aparecido antologias y estudios que nos aproximan a la historia de los traductores y traductdlogos en espatiol ‘Algunos de estos estudios atinan textos extranjeros traducidos al espa iol con textos originales (Vega, 1994; Torre, 1994; Lafarga, 1996; Lé también una antologfa bilingtie, con textos traducidos al catalin (Gallén ef al, 2000). Otros estudios estin consa grados exclusivamente a textos sobre la traduccién en espaiiol: Santo- yo (1987a), primer esfuerzo recopilador de textos sobre la traduccién en espatiola; Catelli y G: (1998), que recoge textos de Es pata y América. Mencién aparte merece el estudio de Ruiz Casanova (2000), que presenta una historia d .ccidn en Espafia. Algunos studios, como el de Garcia Yebra (1994) y el de Santoyo (1999), abor dan aspectos concretos como la traduccién en el siglo xIV, en el Siglo de Oro, Alonso de Madrigal, Ortega y Gasset, etc. Estin poniéndose, ues, las bases para un mejor conocimiento de la historia de la traduc Gin y de la reflexién tedrica en esp + Periodos: Santoyo (1987) sefiala cuatro periodos en la historia de la tradue imer periodo es el de la traduccién oral; el segundo, el de | traduccién escrita; el tercer periodo es el de la reflexiin que empic: con Ciceron, y el cuarto, el de la teorizacién que, ia Tytler, Steiner (1975), por su parte, sefiala cuatro periodos en tedrica en tomo a la traduccién: un primer periodo de Cicerén a Tytler {que califica de empirismo; un segundo periodo de Tytler a Larbaud de ‘nvestigacién hermenéutica; un tercer periodo (que « sesenta), caracterizado por lo troduccién del y dela comunica .¥ un cuarto periodo, coexistente con el anterior, que supone una \do la reflexién hacia u pueden concentran sobre cas, que efect las teorias hermenduticas, que se centran en el aniliss de la traduc cién como proceso de transformaciéi 103 Mallafté (1991) habla de cuatro etapas en la evolucién de la refle xin sobre la traduccidn: una etapa emppirica, que empieza con Cice ron y en la que se establecen los dos criterios basicos de traduccion (traduccién literal y traduccién libre); una etapa filolégico-filosdfica, que empieza a mitad del siglo xvi y en la que se defiende la impo- a traduccién y un literalismo culto; una etapa ling que recoge las aportaciones de la lingiistica moderna y critica la teo- iteralista; y una ultima etapa de sitimas tendencias, donde se com in dentro lo cierto es que se puede hablar de dos grandes periodos en cuanto a la reflexién teérica: uno que abarca desde Cicerén hasta el inicio de las primeras teorias moder nas después de la Segunda Guerra Mundial (en los afios cincuenta), y \cluye desde estas primeras teorias modemas hasta nuestros que surge la Traductologia, De CICERON A LAS PRIMERAS TEORIAS MODERNAS icer6n, al sefialar que no hay que traducir verbum pro verbo, inav- ura un debate que en el mundo occidental va a durar dos mil afios; se del debate en tomo debate entre traduccion literal vs traduccin libre. La lista de autores que nos han lega do su testimonio es inmensa: Horacio, San Jerénimo, San Agu Maiménides, el Rey Alfredo, Alonso de Madrigal t, Du Bellay, Fray Luis de Leén, Humphrey, Bruni, Longiano,M. herbe, Goudeat,, Meiziriac, Lancelot, Coustel, Huet, Tende, Dillon, Roscommon, Chapman, Cowley, Dryde ouette, Batteux, D’Alembert, Vauvi. . Cowper, Campbell, Tytler, Venzky, Gott de la traduecién. La manera de coneebir la traduccin no es un tor a otro. El debate e: ay de los textos Occidente 104 La Antigiedad Los primeros testimonios de traducciones por motivos culturales se encuentran en Roma. También en Roma aparecen las primeras ma- nifestaciones de reflexibn sobre | Cicerén, Horacio, Pli- 0, Quintiiano. ‘Todos los investigadores coinciden en sefialar a Cicerén como el autor de la primera reflexion sobre la traduecién conocida en Occiden: te. Ciceron en De optino genere oratorum (46 a.C.) sefiala que hay dos ma- neras de traducir yal indicar que no hay que traducir verb pro verbo, inaugura un debate que, en el r trata del debate entre traducci no los tra duje como intérprete sino como orador, con la misma presentacién de las ideas y de las figuras, si bien adaptando las palabras a nuestr mbres. En los cuales no me fue preciso traducir palabra por sino que conservé el género entero de las palabras y la fuerza de las ‘mas. No consideré oportuno el dirselas al lector en su ntimero, sino en su pesor (trad. en Vega, 1994). La linea ciceroniana es seguida por Hora io, quien en la Epistala ad Psones (13 a.C.) afirma que no hay que tradu cir palabra por palabra e introduce el término fil en el debate al plantear que «Nec verbum verbo curabis reddere fidus interpres» San Jerénimo, ademis de legamos su ingente labor traductora, nos ha ‘ransmitido una reflexidn que algunos consideran como la carta fndaco~ nal dela traductologia, la primera podtica de ta traduccion (Vega, 1994: 23): De ‘optimo gener interpretandi (395). San Jeronimo se sitia también en la nea de Cicerone introduce el término sentido en la discusién «Non ver bum e verbo sed sensum exprimere de sensu»: «Porque yo no sol mente confieso, sino que proclamo en alta voz que, aparte las Sagradas scrituras, en que aun el orden de las palabras encierra misterio, en traduccién de los griegos no expreso palabra de palabra, sino sentido de sentido» (trad. en Vega, 1994). San Je cion sacra de la profana 2.2. La Edad Media Conviene resaltar la importancia que tiene la traducci de los conocimientos de la demas, semi suele id iduccién de los Evangelios, las h: Los prélogos de las tradu cepcién dela traduccién, grafias latinas, ete. s son un excelente legado de la con 1 traductor mas importante es la crea- de la Escuela de Traductores de Toledo, punto de encuentro y de divulgacién de la cultura hebraica, rabe y cristiana. Ahora bien, dice Vega: «Si se excepttian la carta de Maiménides a Ibn Tibbon, los prélogos de Alfiedo el Grande y algunas otras manifestaciones in dental, toda esta frenética actividad traductora ha dejado escasos tes monios» (Vega, 1994: 26) Durante toda la Edad Media se produce una dicotomia clara entre nera de traducir los textos religiosos y la manera de traducir los textos profanos. En la tradicién religiosa, el respeto a las Sagradas Es- crituras conlleva un apego a las palabras del defendiéndose a ultranza la traduccién literal; en la traduccié la situacion es preconizandose un: la primera gran contribucién hisp io cordobés Maiménides, quien en u bon (1199), traductor de una de sus obras escribirlo, comentarlo y ex to sea claro y comprensible en la otra lengua. Y esto solo se puede con: seguir cambiando a veces todo lo que le precede y le sigue, traducien: do un solo término por més palabras y varias palabras por una sola, de- jando lgunas expresiones y juntando otras, hasta que el nto esté perfectamente claro y ordenado y la aga comprensible, como si fuera tipica de la len: ese traduce» (trad. en Vega, 1994). es con pré lo su pensamiento en tomo a la traduccién. El portante fue el prefacio a la traduccién de Ci Pastoralis (890): im we jet of andgietew; su postura es ecléctica: a veces palabra por palabra, otras veces sentido por sentido, Dante, por su parte, en H Convivio (1307) sefal ultad de la traduce od ntos en pro de idad «Sepan todos que ninguna cosa armonizada por el enlace de las mm se puede traducir de s ‘otra sin romper toda su dulzura y ar monia» (trad. en Veg 1994), En 1440, Bruni, con ia en cierto modo la historia de los pandose en un siglo al tratado de Dolet. En este ensayo, Bruni sefiala: «La virtud de cualquier 106 traduccién consiste en que aquello que esté escrito en una lengua sea tr ducido correctamente a la otra. Sin embargo, nadie puede hacerlo co- rectamente si no tiene mucha y gran experiencia de entrambas len: ‘guas. Y aun ello no es suficiente. Pues hay muchos que son capaces de entender, pero no son capaces de expresarlo. Al igual que hay muchos que juzgan acertadamente sobre pintura sin que ellos mismos valgan para pintar, o muchos que entienden del arte musical, aun siendo inep: tos para el canto» (trad. en Vega, 1994). Segiin Vega, en este ensayo se utiliza por primera vez el término fraduco™:«Dico igitur omnem inter pretationnis vim in eo consistere, ut, quod in altera lingua scriptum sit, id in alteram recte traducatu ; La traduccién, poco a poco, va convirtiéndose en tema de debate, pero también en tema central de las disputas religiosas y p cristalizardn en el Renacimiento. 2.3. El Renacimiento descubrimiento de nto de una nueva clase de lectores, el nacimiento de prenta, el surgi las lenguas tador de la cultura de ia Antigiiedad, multiplican y v ducidos. La traduccién se convierte en una cuestién politica y religiosa \cluso martires de la traduccién por cuestiones politico-eli n fue encarcelado. La ti de las lenguas nacionales, convirtiéndose asi en w tidn politica; la defensa de las lenguas nacionales y ularizacibn de la cultura antigua se manifiestan en un rechazo de Todo esto va acompafado de un cambio en cuanto a k sigue patente la dicotomia entre raduccin tlio ay traduccién profana, El humar a la costumbre del prélogo, del prefacio, de la carta a los lectores, donde el traductor explica y justifica su opcién traductora; estos prefacios constituyen un corpus traductologico de primer orden. Segin Vega, a partir del Renaci- miento «la traduccién se convierte en piedra de toque pottica: todo pocta que se precie, o bien rellena horas de ocio con la traduccién, 0 bien imita y recrea las obras clisicas que son las lineas magistrales de la nueva cultura. La traduec lere categoria de género literario y de formadora de estilo y de personalidad» (Vega, 1994: 30) En la traduccion religiosa existen defensores y detractores del lite Las guerras de religién van acompahadas, segiin Mounin (1955) de guerras de maduccién, ya que las diferentes corrientes de la Re forma propugnan una traduccién no literal, y reivindican una traduc gua vulgar y que respete la lengua de Ilegada, frente a la po- sicion de la Iglesia catélica. La traduccién se convierte, pues, en una cuestién religiosa. Sendbrief com Dolmetschen, de Lutero (1530), es un buen testimonio de una nueva manera de concebir la traduccion de as. Este texto, junto con la epistola de San Jer6- 10, el ensayo de Bruni y el de Dolet, forma parte de los pr tratados sobre la traduccién. Lutero propu; sentido del texto y clara y expresiva en alemai en los borricos; hay que preguntar a la madre en la casa, a fos en la calle, al hombre corriente en el mercado y mirarles en la boca cuando hablan y segin ello traducir, de esta manera ellos en: tenderin y se dardn cuenta de que se habla aleman con ellos» (trad. cen Vega, 1994). Lutero es un claro exponente de la tendencia traduc tora defensora de la adaptacién a la lengua de lala Una postura algo diferente en cuanto a la manera de traducir es la ‘manifestada por Fray Luis de Leén en el Prélogo de la Truduccin literal » declanacin del libro de los Cantares de Salomeéin (1561), Fray Luis de Leén establece la diferencia entre trasladar y declarar, schalando que «el que traslada ha de ser fiel y cabal, ysi fuere posible contar las palabras, para dar otras J «El extenderse diciendo y el declarar co- josamente la razén que se entienda, y con guardar la sentencia que mas agrada, jugar con las palabras, atadiendo y quitando a nuestra vo- intad, eso quedese para el que declara...» En lo que se refiere a la traduccién profana se produce lo que Kelly (1979) califica de multidimensionalidad de la nocion de fide dad, ya que se va mas alld de la equivalencia formal, postulando una lectura exigente del original e introduciendo el buen representante de este avance en la reflexion es Dolet con cinco reglas que propone en La maniére de bien traduire d'une langue en aul (1540): 108 En primer lugar, es preciso que el traductor comprenda perfec tamente el sentido y tema del autor que traduce, pues por esta com resin nunca seri oscuro en Su taduccidne [.] «Lo que se requie ndo lugar en traduccin es que el traductor conozca per gua del autor al que taduce y que se, igualmente, excelente en la lengua a la que se traduces (..] La terera rela es {que al traduci, no hay que someterse al texto hasta el extremo de traducie palabra por palabra [..] «La cuararegla que quiero dar en este lugar debe observarse més en lenguas que no han alcanzado la Categoria de artisticas que en otras (..] Al traducir, pues, alg ert aa ances prcira na emplea palabras demasiado pro latin y poco usadas en e pasador[o] «Vayamos ahora a ha que debe obser tn buen traductor, que es de tan g un enlace una uni de lt palabras om i icentera al alma, sino que también los ‘Al humanista Vives le debemos una contribucién en Ia linea didac- tica trazada por Bruni, asi como una de las primeras tipologias sobre la traduccién. En Versiones seu interpretationes (1532), Vives distingue entre las traducciones en las que «se atiende no més que al sentido», otras a «la sola frase y la diccién» y un tercer género «cuando la sustancia y las palabras mantienen su equilibrio y equivalencia, es decir, cuando las palabras afiaden fuerza y gracia al sentido y ello cada una de por si o tunidas 0 en todo el cuerpo de la composicién». Vives se pronuncia por el segundo género. “Fimbién se dicute sobre la legitimidad de la traduccién, Mou (1955) considera que Défense et Illustration de la langue francaise, de Du Be llay (1549), supone una antologia de todos los argumentos contra la ta Du Bellay lega a comparar la traduccién con un retrato al que, por ser copia materi mpre un alma Hasta el propi Cervantes recoge esta cuestidn en el Quijote cuando en el capitulo VI de la primera parte firma: «(..] que le quit6 mucho de su natural va lor; y lo mesmo hardin todos aquellos que los libros de verso quisieron volver en otra lengua: que, por mucho cuidado que pongan y habil dad que muestren, jamas legarin al punto que ellos tienen en su pr jientor. 109 2.4, Elsiglo xvi El siglo xvut se caracteriza en Europa por la afirmacién del gusto francés en la manera de traducir: las bees infiddles. La expresién se debe al francés Ménage (1613-1691), quien dice refiriéndose alas traduccion nes de Perrot d’Ablancourt: «Me recuerdan a una mujer de la que est Ye muy enamorado en Tours que era bella pero infiel» (cit. en Van Hoof, 1991: 48). Las bellasinfieles representa una manera de traducir a los efectuando adaptaciones lingiistcas y extralingiisticas, se rei derecho ala modificacién en pro del buen gusto, de la diferencia lingiis tica, de la distancia cultural, del envejecimiento de los textos. Un pre cursor de esta manera de traducir es Amyot; partidarios son Malherbe, ncourt, etc. Cary (1963) justfica esta manera de tra la falta de conocimientos que tienen los lectores de la cultura grecorromana y la necesidad de que el traductor actte al mismo tiempo de adaptador para que resulten accesibles los textos. De todos modos, a partir de la segunda mitad del siglo xvut se em- pieza a produ Corriente critica que exige mayor exactitud y fide- ‘idad al original, proponiendo reglas de traduccién, Partidarios de esta las bellasinfiles son: Méziriac, en quien se encuentran las bases de una deontolo, ion; los pedagogos de Port Royal, que Plantean Ia utiizacién de la traduccidn en la enseitanza de lenguas, y Huet, con su critica a San Jerénimo y a la traduccién libre. Tambien se sitda en esta linea Tende, quien en Dela traduction ou rgles pour bien 1660) propone nueve reglas en las que defiende I como el embellecimiento de la lengua de ] es comprender bien las dos Lenguas, a; penetrar bien en el pensamiento del mente a Autor que se traduce, y ni gue basta con dad !a traduccién inglesa. Tras un corto periodo de literalismo, representa do por Ben Jonson, se produce un predominio de la recreacidn (las be. tas infiees de Francia) con autores como Chapman, Cowley, ete. Un tratado fundamental de la época es el Prefacio de Dryden a su traduc 0 ci6n de las Epistolas de Ovidio (Ovid's Epistles, 1680), donde critica la ‘metdfass (la traduccin palabra por palabra, veso por verso) a ima cién (la variacién de las palabras y el sentido), y defiende la pardfasis, 1 ciceroniano sentido por sentido: as de traducir. La primera 2 otra lengua pala Podria decirse que existen tres mi sla metiffasis, que consiste en verter el origin brapor palabra y verso por verso mis 0 menos, como tradu jo Ben Johnson el An ptr de Horacio La segands esa para sis traduccion libre, en la que el taductor, si bien se mantiene cer ‘cano al original para no perderse, no reproduce tan estrictamente las palabras como el sentido y, de hecho, este tltimo puede legar a am lars, siempre que no se altere [..]. La tercera categoria e cidn, en la que el traductor (por llamarlo de alguna manera) n se toma la libertad de varar las palabras y el nora siempre que encuentra ocasion, y a patti ‘cas notas del original com unas cuantas po- ciones sobre el tema 2.5. Elsiglo xvi intelectual, un creciente interés por las lenguas extranjeras, una prolife racién de diccionarios generales y técnicos, y, por ende, un auge del pa I de la traduccién, Bn Fanci erelega aun segundo plan la mis coiizador tad cional de la traduccién, produciéndose un acercamiento d a actualidad, con la consiguient Pecializada. En cuanto a la reflexion se plantean, consejos, traducir bien: Gédoyen, Silhouete, Batteux, D’Alembert, Vauvillirs, et, y el caso de Rivarol, precursor de la adc contac biti dl lo xix. Sigue criticindose la traduccién literal; un exponente claro es BrAlamber, quien en su inuoduceign 1 su ta in de Ticito, Obser ‘uations sur Vart de traduire en général (1763), afirma: «Sea como ferencia de carict ciones literales, acabamos de hi crificar el omato a la precisi era al traductor de esa especie de escollo del que ar, de la necesidad en la que a veces se hallaria de sa o la precisi6n al omato» (trad. en Lafar- pedia, distingue entre nersén (la traduccién y traduccién (cuando se produce adaptaci6n a la lengua de En Alemania es un periodo fecundo en traducciones; Vega habla en este sentido de «siglo de oro de la traductografia alemana», calficindolo como «el més fecundo en traducciones y reflexiones traductologicas» imbién aparece Critsche Beytge, la primera revista discusién de traducciones. Aunque la influencia france: sa se deja notar con Gottsched, uno de sus tiltimos representantes, la reaccién contra esta influencia ¢s importante: Bodmer, Herder, Hott ger, etc. Vega distingue entre una éraductologia racionalista (representada por Venzky, Breitinger) y una traductologia postlustrada (representada por Biirger, Gerstenberg, Herder) El racionalismo aleman de la época supo- ne una vuelta al literalismo, excluyendo el caricter problemitico de la traduccién. Verizky, en Das Bld eines geschickn Ubersetzers (1732), afirma que una traduccién adecuada «reproduce como réplica aquello que en otro idioma se ha escrito en el modelo siguiendo las huellas del original, sino palabra por palabara, s frase por frase» y afiade «por eso, autor, tra ductor, intérprete o paraffasta y exegeta son cosas distintas> (trad. en ‘Vega, 1994), Por otro lado, Venzky distingue cinco maneras de traducir n las palabras y conceptos algunos conceptos 0 vertiéndose en ot y la quinta la provista de anotaciones, la completa. Cada una ‘estas especies merece su respeto y es en su especie itil y agradable (trad. en Vega, 1994), El suizo Breitinger, por su parte, en Forsetzung Der Critischen Dicht- unt (1740) se refiere a la considera cionalista del lenguaje uni: versal basado en la identidad de significado: «Los diversos idiomas no deben considerarse sino como diferentes inventarios de palabras ¢ idio- ‘matismos totalmente equivalentes que pueden ser intercambiados y, dado que solo se diferencian unos de otros en lo que atafte a la natura leza externa del tono y la figura, en el sig te». Este autor considera que existe un ia entre los pensa ntos de los hombres y tambien entre su expresion, y sobre esta base se funda, segin aduecién 12 La traduccién es una réplica que tan lanto mayor es su semejanza con el origi ni en la forma y tar ninguna modificacién por lo que respect de fuerza sélo deben cambiarse sus signos por los equivalentes (trad en Vega, 1994) En Espafa, la discusién en torno a la traduccién se caracteriza por defensa de la lengua espafiola y la critica de las malas traducciones: Isla, Iriarte, Cadalso, Fomer, Filonoo, etc. Ast se expresa Cadalso en Las cartas marruecas (1789): La esclavitud de los Traductores del presente 4 sus originales, han despojao 4 ete iioma deus natures ermosurs quae luctores ¢ imitadores de los extrangeros son los que mas han lucido en esta empresa. Como no saben su pro- Pia lengua, porque no se dignan de tomarse el trabajo de estud hhermosura en algun or ; smos,italanismos y anglcismos; siguen todo lo siguiente: 1. Defraudan trangero, hi otras. 4. Al 4 muchos indispensable estudio de su 1 Arie de traducir el idioma francés al castellano, de Cap aboga por una fidelidad al sentido y ala letra del autor, ites de la traduccién literal y la traduccién libre: sa, y de una f traduccién libre, y tienen razén, porque es mis fci , y aunque menos glorioso, es penosisimo represen: Esta libertad s6lo se debe perdonar en aquellos lugares que la pi den, para hacer més semejante la copia al modelo, pues el traductor, poniéndose en lugar del autor, debe revestirse de sus sentimient aciéndose copiante El ia lo que el autor extiende, o amplifia,el que desnude lo que el toca lo perfecto 0 cubre lo defectuoso, etc, en lugar de se pinta.a si mismo, y de inéxprete pasa a compositor. Capmany se muestra precursor de la éraduc ca del x0x ‘Una taduccidn serd imperfecta siempre que con por el de autor, Cada na cign tiene el suyo, y los resultados de él usan de certas comparacio nes, imagenes, figuras, y locucidn, que por su singulridad 6 novedad leza, ASi muchos traductores, © por amor pro- tades del trad duccidn en rela buena prueba del debate: Pope, seguidor de las propuestas de Dryden, y su contrapunto Cowper. Por otro lado, el prefacio de Pope puede ser considerado como uno de los primeros ensayos de critica de traduccién, en el que hace una rev traduccién de la Bil La reflexidn sobre te en Tytler, cuyo Es ‘Tytler huye del debate en tér- troduce la figura del destinatario que se ha de regir la traduccién: ido que cs ras, es probable que la perfeccién se encuentre a medio camino entre las dos. Por consi , yo describira una buena traduecién como aguella que trans- obra original a otra lengua, deforma que sma claridad yl siento com iden que de I. La traduccin debe reproducir completamente las ideas de la ya forma de escribir deben ser de la misma natura: los del orig TIL La traduccion debe poseer la naturalidad propia de las com. les (trad. en Lafarga, 1996). Otra caracteristica de esta época es el nguas de las que se traduce, que se con: gusto por el exotismo, asi como la aparicién de Uiticas autoriales (la aparicién de tratados sobre te, 0a Dante, etc.) y estilistcas contrastivas entte las len dose a una tradicién que llega a nuestros dias. 26. Elsiglo xix En el siglo 21x se produce una © tifica y técnica, se intemacionalizan las relaciones diplomaticas, técnicas y cientificas, con la creacién de las primeras organizaciones intemaciona les y de los primetos congresos internac an y divers se ejerce. En cuanto a la traducié to de la traduccién de las literaturas antiguas por la bi ras contemporineas y de literaturas mas exétcas, antes inexplora nto a la reflexion traductora, el smo y el Posro- precedentes y jo en el siglo anterior, jue inaugura en Francia lo que Mounin (1955) denomi: se dice: «La época de las traducciones fiestamente una vue tacién: un litnalismo lingstico basado en el principio de arcaizacién, y tun literlismo bistérico, de reconstitucién bis nimiento del color local y del exotismo de lo lejano. Grégoire y C bet, traductores de San Jerénimo, plantean en la introduccién del prime 15 10 de los seis tomos, publicado en 1837: «Existen dos maneras de trad y la que suele producir mayor efecto a la lectura, es pe netrarse texto, verterlo luego en francés, conservando, al maxi mo posible, el color del estilo del autor que se reproduce, pero sin cons trefirse a una exactitud literal, y sobre todo sin creerse obligado a seguir paso a paso el movimiento de su frase» [..] «Hoy dia el sistema de la Ii lad se muestra superior al sistema antiguo». Mme. de Staél, por su parte, en De sprit des raductions (1820) defiende, en la linea de Herd el gran papel de transportador cultural de la traduccién, pero matiza no hace falta dar «su propio color» a lo que se traduce, crticando asi el gusto francés precedente de adaptar a la lengua francesa Bello (Obra literaria, 1827) afirma que «el traductor de una obra de imaginacin, si aspira a la alabanza de una verdadera obligado a representamos, cuan aproximadamente pueda, todo lo que caracterice al pais, y el sigh, y el genio particular de su autor nciar seguidamente la fuente de intraducibilidad que ue frisa con lo imposible respecto de a de hacerse en una lengua stética 1 parade lismo y la reivindicacién de la individualidad del traductor como crea- dor. A esta paradoja se une la caracteristica de la época de poner énfasis en los aspectos formales del original, fuente de intraducibilidad en la es tética romantica, y ante la que van a surgir dos tendencias en conflict: nega iheza, sino lo do que no esta a la altura de su textor ‘Vega, 1994), Humboldt incide en la dificultad de lat para hallar equivalencias a lo particular y a lo general, a las connotacio- nes que tienen las palabras, etc. Schopenhauer y Nietasche también ma ela etemamente retor nte de todo romantico que, frente al racionalista, piensa sobre todo en individualidad de los lenguajes. La metodologia procesual que esta concepcién imponia es la del araiiazo al propio idioma, que después 116 sancionaria también Ortega, Al traducir hay que enriquecer la lengua -on los conceptos y formas que no posee» (Vega, 1994: 47). macher en Uber die verschiedenen Methoden des Ueberetzens (1813) sefala el doble movimiento que puede producirse a la hora de tra ducir, doble movimiento que explica bien dos opciones, segin él dico- ‘t6micas: hacia el lector 0 hacia el autor; cualquier mezcla produciria un resultado el exritor. Ambos 0 tan por completo diferentes, que uno de ellos tiene que ser seguido ‘con el mayor rigor, pues cualquier mezcla produce necesaiamente un .do muy insatisfctorio,y es de temer que el encuentro de esc tory lector flle dl todo (rad. en Garcia Yebra, 1978). Dentro de esta dualidad autor/lector, Schleiermacher se pronuncia a favor del primero. Por otro lado, Wéstdstlicher Divan, de Goethe (1818), es un represen: tante claro del pensamiento clisico alemain sobre la traduccidn. Goethe distingue tres tipos (cronolégicos y/o sincrénicos) de traduccién: el acercamiento al destinatario de la traduccién (el caso de Lutero), época parodistica «ala francesa) de adaptacién de las mi representa, segtin él, la manera alemana de traducir de la épo- Goethe reivindica el respeto de las formas originales, pero revalori za el papel del traductor y su creatividad, Los traductores victorianos, por su part mbién su gus to por la reconstruccién histérica y la arcaizacién: Longtel Newman, etc. A pesar de la reaccién que supone esta manera de tradu cir respecto a las bella nfieles, Ballard (1992) sefiala, con toda la razén, traductores victorianos son bellasinfeles de segundo grado por pesadez esti Moder: a, 6358, 1978, 343392, 17 de la traduccién de los textos homéricos; la disputa gira en tomo al pi: blico a que va dirigida y a los elementos que hay que preservar (forma pottica, Iéxico, etc.) La segunda parte del siglo es menos rica en reflexiones traductoras (excepto en Inglatera donde la polémica entre Amold y Newman in- troduce elementos de debate), a diferencia de la actividad traductora que se manifiesta en constante En Espaita cabe mencionar las reflexiones (en prologos introduc ciones) de Mitre, Caro, Menéndez Pelayo, Clarin, etc 2.1. La primera mitad del siglo Jo que ha sido denor tecnoldgicos, el aumento de én de organizaciones gubemamentales y no gubemamentales, sit en primer plano la necesidad de traduccién y de interpretacién. Es ministrativa. Aparecen n las primeras organizaciones profesionales y los primeros centros de formacién de traductores y de intérpretes. Todo este gran desarrollo representa realmente una revolucién en el mundo de la traduccién, que nara tras la Segunda Guerra Mundial ién de las internacionales y el gran desarro Durante la primera mitad del siglo xx aumentan también las publi caciones de caricter teérico. Textos importantes son Die Aufgabe des Ubersetzers, de Ben Miser y esplendor de la traduccién, de Ortega y Gasset; Breve ter ‘rime, de Larbaud; aden be sobre traduccién literaria, cientifica, técnica ¢ incluso sobre ense- fanza de la traduccién. La gran avalancha de estudios te6ricos se pro- ducirs, sin embargo, durante la segunda mitad del siglo. + La primera mitad del siglo 2%: da hermenéutica raductoligica ‘Después de la desidia de vuelve a animarse la reflexidn en tomo a la traduccién. Segin Vega, 118 se abandonan las poéticas preceptivas y se instaura un fuerte pensa miento hermenéutico que entronca con las ideas de Herder y boldt: se trata de orientar la traduccién desde una concepcién ca del lenguaje, no desde su sistema o desde su valor estético» (Vega, 1994, 48). Varios autores formulan su opinién sobre la traduccién par tiendo de esta concepcién filoséfica del lenguaje, en la que no se con: sidera la funcién utiltaria de la traduccién, sino su condicién de pro- yeccién hacia el lenguaje universal; de esta manera, las pautas para tra Gucir que se proponen son de tipo literalist. Varios son los autores ue se manifiestan en este sentido (Fulda, Rosenzweig, Broch),siendo Jos mis representativos Benjamin y Ortega y Gasset. Benjamin, en Die Aufgabe des Ubersetzers (1923), considerado como cl manifiesto literalista de la manera de traducir, afirma: «La verdadera traduccién es transparente, no cubre el o no le hace sombra, sino que deja caer en toda su plenitud sobre éste el lenguaje puro, como fortalecido por su mediacidn. Esto puede lograrlo sobre todo la fidelidad en la transposicién de la sintaxis y ella es precisamente la que sefi palabra, y no elemento promordial del traductor ba afirmando: «La versién interlneal de los textos sagrados es la imagen primigenia o ideal de toda traducciéne (trad. en Vega, 1994). Ortega y Gasset, por su parte, en Miseriay esplendor de la traduccion 1937), concib la propia dificultad de la traduccién, que, al mismo tiempo, le confiere su esplendor. Ortega es pionero en relacionar la traduccién con toda la actividad lingtifstica: «El asunto de la traduccidn, a poco qui amos, nos némeno que es el terario aparte, di nto de los dems, con sus normas y finalidades pro- asi su opcién metodolégica: «Es cosa clara que el pliblico de un pais no agradece una traduccién hecha en el estilo de su modos de hablar propios al autor traducido». Ortega pone el ejemplo de la traduccién al alemn de su zado hasta el limite de la para transeribir pret Cir. De esta manera el lector se encuentra sin esfuerzo haciendo gestos mentales que son los espatioles. Ayala, en Breve teoria de la traduccin (1943) ccardcter ut6pico de toda traduccién: «El ideal de la traduccién resulta, 119 pues, inalcanzable, no por la comin incapacidad de los humanos para lograr lo perfecto, sino porque persigue algo que en si mismo implica uuna pura imposibilidad; porque consiste en una tarea desesperada: cada obra, cada concrecién del espiritu, cada producto cultural, cada cultura, en fin, es en esencia intransferible y tinica». Ayala plantea la dicotomia sefialada por Schleiermacher (hacia el original, hacia el me- dio de llegada) y afirma: «La verdad es que, levados a ultranza, ambos métodos de traduccién conducen al absurdo y niegan la traduccion mismar. Su postura es, en este sentido, diferente a la de Ortega, ya que plantea: «Pues la incalculable variedad de los textos en que se concreta de requerir una aplicacién altemativa y siempre cambiante de las soluciones diversas al problema que su traduccién plantea en cada caso: no pueden traducirse de igual manera un tratado matemitico, un discurso politico, una comedi Jogias textuales va introduciéndose, pues, en la reflexion, + La revolucin sovidtica® Tras una primera etapa de reflexién en el siglo x1x, de caricter filo liégico y hermenéutico, relacionada con el pensamiento de Humboldt y Schleiermacher, el papel de la Unién Soviética va a ser decisivo en la construccién de la modema teoria de la traduccién. Vega no va desen: caminado cuando afirma que «la Revolucién Rusa lo fue también en el campo de la Traductologia» (Vega, 1994: 51), ya que a partir de los aftos veinte se suceden una serie de reflexiones que sentarin las bases de las teorias modemas. En 1918, el Comisariado del Pueblo para la Ensefianza encarga a Gorki un nes cuyo objetivo es dif undir las mejores obras de niversal. Gorki escribe un prologo para esta se leccién en el que incluye observaciones sobre la traduccién litera En 1919 se publica ese texto, junto con otros ar Chukovsky, G raria’, que vuelve a editarse en 1920 afadiendo mis articulos de ‘otros autores. Este trabajo, aunque se trata, segin Fernindez Vernet (1996a), de recomendaciones de uso intemo para los traductores que forman parte del proyecto, marca una tendencia en la reflexién sovietica Vinculacién de los aspectos tedricos y practicos. En 1930 se publica el primer libro especifico sobre la traduccion: Elart de la traduccién, de Chukovsky, al que siguen Métodos y objetivos de la traduccin literaia, de Fedorov, también en 1930, y El problema de 1a traduccién iteraria, de Alekséyev en 1931 ‘A la muerte de Gorki, Chukovsky y Fedorov se encargan de coor la serie de literatura universal. Chukovsky publica en 1941 una nueva versién ampliada de su trabajo de 1930 con el titulo Un arte su- blime (cfr. Chukovsky, 1964); otro tanto hace Fedorov que vuelve a pu blicar su estudio con el titulo Acerca de la traduecin literara, Esta actividad investigadora se veri intetrumpida por la guerra con ia, pero marca ya un inicio, que continuari en los afios cincue! ta.con [a instauracién de las teorias modernas, estableciéndose dos jente por Ch in de lo que se entiende por inarial a definicién de la naturaleza de lo que une el texto traduccion, del punto (0 puntos de referencia) a que debe fi ductor (contenido, forma, etc). Las respuestas ose Sorprende la falta de de dos en la discusién: fidelidad suele ide ‘media permanece en la ambigiiedad defi ppa un vasto campo que va de la mera adecuacin a la lengua de daa la adaptacién espacial, temporal ¢ incluso informativa. ‘Ademas, conviene sefialar que frente ala descripcién y explicacign necesatios para el esclarecimiento de cualquier debate, se produce predominio de a prescripcidn: se proponen consejos, leyes, reglas para 121 traducir, pero no se abunda en la descripcién y en la explicacién del funcionamiento del hecho traductor. Por otzo lado, hay que recordar que la mayoria de las reflexiones se realizan en prologos, criticas de traducciones, de carécter puntual y miscelaneo, en detrimento de tratados especificos sobre la traduccién; sin que ello se produzca en menoscabo de los grandes hitos bibliogré ficos: Cicerén, San Jerénimo, Lutero, Dolet, Dryden, Tytler, Schleier- macher, Benjamin, Ortega y Gasset, etc. iGuRA 18, La reflexién sobre la traduccién en Occidente hasta las primeras teorias modernas| Ed Media Deen Prlogo a Ovid's 122 Text0s hs G, Venti, Dan Bi nega hi Breiner, Fr rin Dei 3) V. Lb, Sass e946). 3. Las TEORIAS MODERNAS 3.1. Elauge de la traduecién en la segunda mitad del silo XX. La aparicién de una nueva disciplina: la Traductologia E la gran los primeros estudios tedricos que reivindi Jo xx, y coincidiendo con Josién que se produce en el mundo de la traduccién, surgen :n un anilisis més descrip mos llamar la pr- ra generacin de traductologos. Entre los afios cincuenta y setenta se produce lo que Vega denomina «la época fundacional de la teoria de la moderna» (Vega, 1994: 53). ‘Aparecen estudios pioneros sobre la nueva situacién de la traduc- cién, como el de Cary, La traduction dans le monde moderne (1956); pr sis sobre la traduccién oral, como los de Herbert (1952), 123 Rozan (1956), Van Hoof (1962); primeros anilisis sobre la traduccién técnica, como el de Jumpelt (1961). Surgen publicaciones periédicas consagradas a la traduccién: Traduire (1954), Babel (1955) y Méta (1956). Pero sobre todo se efectia de manera explicita la reivindicacién de un anilisis més sistemitico de la traduccién: Fedorov en Iutrodue- cién a una teorfa dela traduccién (1953); Vinay y Darbelnet compareé dt frangais et de 'anglais (1958); Jakobson en «On pects of translation» (1959), y Mounin en Les problémes th traduction (1963), todos ellos a favor de un acercamiento a la lingi ca, Este acercamiento a la lingiistica fue un planteamiento ya polé época, siendo representativa la critica que Cary efectiia a propuesta de Fedorov de buscar en la lingiiistica el deno- ntin de la traduccién: «Si tenemos en cuenta esos gén 10 que indudablemente forman parte de la tra conviccién de que el denominador ci abstraccién formal, que no nos hace avanzar la realidad» (1957: 186) (los géneros a que se refiere Cary son smatografico, n de conferencias, etc.) fos cincuentasetenta son la paca fimdacional, podemnos cons afos setenta como un momento en el que se plantean cuestio- mentales, como son la importancia del andlisis del proceso tra ductor y la reivindicacién del carécter textual de la traducci6n (la funcidn de las tipologias textuales, el papel del contexto), Apa aihos ta, las investigaciones sobre estos aspectos se sueeden a un ritmo vertiginoso, abarcando los diversos elementos que rodean el hecho tra ductor y adquiriendo un caricter mis descriptivo y explicativo: c6mo fun: ciona el proceso traductor, como se rela y latradue jerable, acurulada sobre todo en Jas tes tiltimas décadas, en la q tean diversos enfoques. Prueba di incia de esta herencia tedrica son los numero- sos repertorios bibliogriticos existentes, asi como los estudios termino logicos, diccionarios y enciclopedias; contamos ademas con diversas Publicaciones periédicas y colecciones dedicadas a a traduccién, ¢ in cluso con una editorial especializada (St. Jerome). 1) Repertorios bibliogrificos: Bausch, Klegraf y Wilss (1972), Van Hoof (1973), Huntsman (1985), Delisle y Albert (1979, 1987), Santoyo (1987b, 1996), Navarro Dominguez. (1996), Gambi (1997), Bowker, Kenny y Pearson (1998, 1999, 2000); Laviosa (1998) y Olohan (1999, 2000)’, etc 2) Estudios terminolégicos: Rubio (1992), Delisle, LeeJahnke y Cormier (1999). 3) Dicconanos y enciclopedias: Shuttleworth y Cowie (1997), Ba ker (1998), Snell-Homby, Hnig, Kussmaul y Schmitt (1998). 4) Publicaciones periddicas (indicamos entre paréntesis la fecha de aparicién del primer nuimero): Truduire (1954), Babel (1955), Le- Dende Sprachen (1955) Méta (1956), Equivalences (1970), Pareles (1978), Texicontext (1986), TTR (1987), Target (1989), The Transla- tor (1995), etc. En Espaita: Quaderns de Traduccié i Interpretacié (1982), Senez (1984), Sendebar (1990), Livins (1992), Vasos Com nicantes (1993), Hieronimus Complutensis (1995), Trans (1996), waders. Revista de traduccié (1997), etc. 5) (Coheconas yet Tas ngie (Didier Erudition), Benja ‘mins Translation Library (John Benjamins), Topics in Translation Matters), Translation Studies (Routledge), Transla- tion Studies Abstracts (St. Jerome), Bibliography of Translation Stu- ies (St. Jerome), Translation Theories Explained (St. Jerome), Translation Practices Explained (St.Jerome), etc. En Espafia: Es la raduccié (Universitat Jaume 1), Biblioteca de traduce i Iuerpretacié (Eumo), Manuales de traduccién (Gedisa), Bibliote ca de raduccin Ediciones Colegio de Espatia), Interlingua (Edi torial Comares). Aparecen también tratados sobre la propia disciplina: Pea y Her nandez (1994), Mayoral (2001), Munday (2001), etc 3.2. Enfoques tebricos Nuestra disciplina, aunque joven, cuenta ya con diversos enfoques tedricos. Pensamos que estos enfoques pueden agruparse en cinco apartados: 1) Enfoques lng extuates; 3) Enfoques 2 publicado por St Jerome desde 1998 por St Jerome 125 cognitions; 4) Enfoques comunicattoos y sococulturales; 5) Enfoques filosé- fics y bermenéuticos” Evidentemente, esta claificacién en cinco apartados no hay que con: templarla como compartimientos estancos, sino como prioridad a un clemento u otro. Asi pues, no sdlo hay puntos en comiin entre algunos autores pertenecientes a los enfoques textuales, socioculturales 0 cognit vos, sino que también muchos autores participan en sus propuestas de presupuestos de varios enfoques (textuales, socioculturales et). + Enfoques lingitisticos Se trata de enfoques basados en la aplicacién de determinado mo- delo procedente de la Lingiistica y que inciden en la descripcién y comparacién de lenguas sin entrar en consideraciones de indole tex tual; se dan excepciones como Catford (1965), quien introduce alguna consideracién textual, pero que no llega am: en la ejemplificaci6n desarrollados. Son estudios que, al teorizar sobre la traducci y comparar lenguas. Esta comparacion se efectia utilizando diferentes modelos, existiendo asi diferentes tendencias: 1) La Lingtistica comparada tradicional, heredera de los estudios diacrénicos, que uti studios efectuados en esilistica son los procedimientos de tradue teral, transposicién, mod Darbelnet (1958), ‘aque Ay wée € Intravaia (1979), Newmark (1988), Van Hoof (1989), Ballard (1987), etc. transposicién y la modula: in-Flescher, 1981; Chuquet y Paillard, 1989; etc) jamier (1985) de lume; la aplicacién de Catford (1965) de la teoria de los nizeles de Halliday; la aplicacién del mo delo transformacional que efectia Vazquez. Ayora (1977), etc 5) Los enfoques seminticos. La aplicacién mas importante es qui- zi la que hace Larson (1984), pero otros autores han utilizado tambien este tipo de andlisis: Nida (1975), Kade (1973) para los lenguajes de especialidad, Durisin (1972) en cuanto a la traduc- Gién literaria, ete. 6) Los enfoques semisticos, que consideran la traduccién como proceso de transformacién entre sistemas de signos; por ejemplo, la consideracién de Liduskanov (1969) de la traduc cién como pri establece Arcaini (1986) entre signo lingiifstico y signo ic £0, etc + Enfoques textuales Los afios setenta se caracterizan por una reivindicacién de la tra- duccién como operacién textual (y no centrada en el plano de la len: gua). Muchos son los autores que asi lo reivindican: Seleskovitch (1968, 1975), Coseriu (1977), Meschonnic (1972), Ladmiral (1979), etc. Reiss (1971, 1976) va mas lejos y no sélo incide en el caricter textual y funcional de la equivalencia traductora, sino que pone de relieve el pa pel de las tipologias textuales en la traduccién. En los afios ochenta y noventa se incorporan las aportaciones de giiistica del texto y del anilisis del discurso, y se utilizan diver- sos modelos. Se introducen asi nociones como: superestructura, ma- croestructura y microestructura, textualidad, textura, coherencia y co hesi6n textual, tipologias textuales, intertextualidad, etc. De la com: paracién de lenguas se pasa, pues, a la comparacién de textos; Hartman es pionero en este sentido al proponer una Textolagia com parada (Hartmann, 1980), ‘Algunos autores inciden més en los aspectos intratextuales de and: is avanzando en la textologia comparada; se trata de autores como Hartmann (1981), Neubert (1985), Wilss (1977), Papegaaij Schubert (1988), Baker (1992), Tricas (1995), etc. Otros autores afiaden, ademas, los aspectos extratextuales que intervienen en la traduccion: House (1977), Larose (1989), Hatim y Mason (1990), Reiss y Vermeer (1984), Nord (1988), Honig y Kussmaul (1982), Hewson y Martin (1991), Gar cia Izquierdo (2000), etc. Muchos de ellos, precisamente por su inci- 127 dencia en los elementos contextuales, son también claros exponentes de un enfoque comunicativo y sociocultural Desarrollaremos mas estos enfoques al abordar el andlisis de la ta duccién como actividad textual (cf nfia VII. «La traduccién como operacién textual») + Enfoques cognitivos Nos referimos a aquellos estudios que se centran en el anilisis de los procesos mentales que efectia el traductor. Tampoco se trata de un todo univoco, existiendo diversas tendencias: los trabajos efectuados en la ESIT, conocidos como teora interpretativa 0 teria del sentido (Se Tesko 1968, 1975; Lederer, 1981, 1994; Seleskovitch y Lederer, 1980); el anilisis que efectia Bell (1991) apoyndose en |a psicolingtiistica y los estudios sobre cin que hace Gutt (1991) de la teorfa dela pertinencia de Sperber y is de los comportamientos mentales del traductor; el mo- delo psicolingiistico de Kiraly (1995); los modelos de Esfierzos de Gile interpretacién; la aplicacién de los estudios en psicologia cognitiva al anilisis de la traduccién que efectia Wills (1996); ete Mencién aparte merecen los estudios de indole mas experimental que se han realizado para de modo empirico los mecanismos del proceso traductor, utilizando fundamentalmente la técnica del Thinking-Aloud Protocol (TAP), 0 sea, la verbalizacién de los procesos mentales del traductor (0 del estudiante de traduccién) mientras tradu- ce y su recogida en protocolos (cfr. fa IV.3.3.1. «La investigacion em: Pirico-experimental en traduc Nos referimos a los estu dios de Krings (1986), Jitiskeldinen (1987), Larscher (1991), Kussmaul (1995), Kiraly (1995), Seguinot (1989), Dancette (1995) Las aportaciones de estos estudios se recogen al an traductor (cfr. infia VI. «La traduccién como ac + Enfoques comunicativos y socioculturales Agrupamos aqui aque napié en la funcié ccién, considerando los aspectos contextuales que rode. luccién y seftalando la impor tancia de los elementos culturales y de la recepcién de la traducei tar en primer lugar aquellos autores que inciden en el papel de los aspectos socioculturales: los traductélogos biblicos cor: temporineos (Nida y Taber, 1969; Margot, 1979), pioneros en acufiar el término equivalencia cultural; la aplicacién de la sox 128 teoria pol uropa con los trabajos de lo que se h tion School con autores como Lambert, Van Leuven, He bre todo Hermans, 1985, Espaiia Rabadin (1991), ntea Larose (198: traduccién; las dimensiones del context 1997), que el contexto y worfuncional de Lvévs ‘Simon (1996), Von Flotow nes (y r Por otro como la traduecién en del los textos, ete como acto de comunica foques, ado a autores que 0 en aspectos fi tas de la icos actuales, enfoques 131 mer (1975, 1986), 0 la prop. duccién de Ortega Arjon de comunicaciém), (1996). Hay que sefialar, adem: de Derrida (De 1998; Arrojo, 1993, 1994a; wccién que propone Vidal Claramon- ss denominadas feo- ican el tabu ronsky, IV Caracterizacion de la Traductologia 1, CONSIDERAGIONES GENERALES 1.1, Lacuestin de la denominacn, La diversidad terminolégica y conceptual A pesar de que en espafiol la denominacién mas extendida para re ferirse a la disciplina que se ocupa de estudiar la traduccién parece ser la de Teoria dela raduccién 0 Traductologia, ésa no es la tinica denomina- cin existente; otras denominaciones coexisten: Lingiistica aplicada a a traduccion, Translémica, Translatologia, Ciencia de a traduecién, Estudios sobre la traduccin' y Estudios de la traduccion, Si bien en las primeras reivindicaciones modemas de un izada para estos estudios es la de Teoria de la traduccion, \a diversidad en cuanto a la denominacién de la disciplina es hoy dia un hecho que conviene poner de relieve. Esta diversidad no nente en espaiiol. En francés coexisten los términos i és se estin u zando Translation Theor, Science of Tansation, Translation Studies, Tradue-

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