Está en la página 1de 23
CUADERNOS DE critica ACCIONES BASICAS Arthur C. Danto ACCIONES BASICAS “Bien, gpor qué hemos de querer saber?” pregunt6 la Veda dendo sin hosiezo o, coudndoselo.... 1. Compton-Burnett, Two Worlds and Their Ways. I “El hombre H causa el movimiento de la piedra P.” Esta es una descripcién muy general de un tipo de episodio muy familiar. En efecto, es tan general que no nos dice si H ha realizado 0 no una accién. La descripcién vale para cual- quiera de los dos casos; asi que podria haber sido una accién. Sin detenernos a investigar qué otros rasgos se re- ren para que definitivamente haya sido una accién, sefia- Temos, tan sélo, que hay acciones que caen bajo la deserip- general “causar algo”. Sin embargo, puesto que esta descripcién no aclara si se ha realizado o no una accién, rea- lizar una accién no puede ser una de las condiciones de verdad de “causar algo”. Y, puesto que esta descripeién se _a esos dos casos, podemos suponer que en ambos es- os empleando el mismo sentido de la expresién “causa lo”. Probablemente estamos usando “causa” exactamente ‘mismo sentido, ya digamos que el hombre H causa el de la piedra P 0 que la piedra P causa el movi- del guijarro G. Si, conforme a esta Ultima oracién, es ‘no se ha realizado una accion, esta claridad se de- mos hechos acerca de las piedras m4s que a algu- en el concepto de causalidad. Cominmente se las 3 nunca realizan acciones, cosa que a n los hombres. Por tanto, lo impreciso de nuestra 5 no se debe a ninguna ambigiiedad en el lidad, sino mas bien a ciertos hechos, o supuestos hechos, acerca de los hombres. El concepto ide causalidad nos permite ignorar diferencias entre hombres y piedras, asi como diferencias entre realizar una accién no hacerlo. i Continuaré hablando de individuos (el hombre H, la pi dra P) que causan que algo suceda, aun etiniiece concepto de causalidad se haya analizado clasicamente como una relacién entre parejas de sucesos. Conforme al anilisis clasico, el movimiento del guijarro G es un suceso. elccio de otro suceso, mismo que, con deliberada ambigiiedad, 4 nominaré simplemente un suceso-P, su causa, en este ae De manera comparable, cl movimiento de P, en mi otro ejemplo, es un suceso, efecto de otro suceso we de man 3 similar, y con no menor ambigiiedad, ha de designars a suceso-H, el cual es su causa. Y este suceso-H. ies no de una accion realizada por H, ha de core, tamente (aun cuando de manera bastante gener al ia causar que algo suceda, a saber, el a iP : ‘Supondré ahora que, de hecho, mi oracié co cribe una accién realizada por H (move coy ees pe esta traslacién espacial particular de pe : . cosas distintas y pertinentes: que es (ea pea ides aT zal por Hs que es (6) algo que se causs Sees — ae yids tonmncee ditinte de Sane (en os caso, el suceso-H). Que Been oe a : 1 ecu aia (yt . uceso puede, primer parrafo. Que, ens a5 oe nik a es 1 entre paréntesis, (c) Jehecvole a jormacién es- ndlisis de la ¢ r si (b) vale, se sigue causalidad al Ee ee ea) to dem ope ne ae moh que P sea una piedra; te sigue, segtin creo, del iplementc a moyette sin que . as piedras no comienzan % Ahora debemos consi erie el go cause que se muevan. can a él las tres rar el suceso-H mismo. 2Se apli- ’ | tres caracterizaci Se la : ae zaciones? Me temo podemos decidirlo sin Pea niacita.-Si que esto no . Sin embargo, suponga- oracién original concepto de causal mos que el suceso-H es, a la vez, (a 6), pues bien po- drfa sero, Entonces, también debe try ey 4 Hebeshabeeiétn otro suceso, diferente de él, que sea su causa. Este puede ser todavia otro suceso-H, acerca del cual podriamos formular la misma pregunta. Serja precipitado sostener que nos he- mos deslizado por un regreso infinito, daitino 0 no. Pero si ] un suceso-H dado es a la vez (a) y (4), y por tanto (¢), en tiltima instancia, el que sea (c) debe conducirnos a otro su- | eeso-H, que sea (a) y no (b). Y, a menos que algunos suce- | sosH sean (a) y no sean (4), ningtin suceso-H seré jamais (a). Esto es, si acaso hay acciones, debe haber dos tipos dis- tintos de acciones: las realizadas por un individuo H, de puede decirse que las caws6, y aquellas acciones, tam- én realizadas por H, de las que no puede decirse que él las caus. A estas iiltimas las designaré acciones bésicas. _ En este escrito defenderé (y exploraré las consecuencias de) cuatro tesis que considero fundamentales para la teoria yoigiber oo que hay acciones, hay acciones basicas. acciones basicas. No toda accién es una accién basica.* ‘Si aes una accién realizada por H, entonces, o bien a 1a accion basica de H, o bien es el efecto de una de causas cuyo miembro originador es una ac- cién basica de H. primero aclarar plenamente el sentido en el que un 5 © no causa sus acciones basicas. Cuando un indivi- luo | ‘realiza una accién bisica a, no hay ningtin suceso de a que, a la ver, sea para a lo que la causa al sea una accién realizada por H. Asi que cuando H ‘accién basica, no hace primero nada que la cau- ‘ente considerar dos posibles objeciones con- ‘con detalle en mi articulo “What We Can Do", yol, 60 (julio, 1963), pp. 435-45. 7 . ‘etarse que hay, 0 puede haber, otros Meade Be cents el sentido _antes mencionado, conforme a los cuales seria see Bee omy sus Tones bésicas. Asi, pues, si: levan! zo fuese un a de una accién basica, podria atin decirse que un individuo que lo hace Jo causa, en algin sentido de “causa” diferente del sentido cuya aplicacién he rechazado para Jas acciones bésicas. Acepto esta objecién; puede haber esos otros sentidos de “causa” Pero (i) atin necesitariamos exac- tamente la misma distincién que estoy recomendando para la clase de las acciones y, por tanto, yo estaria defendien- do la tesis, verbalmente distinta, de que a menos que hu- hiese acciones que un individuo causa en este nuevo sentido, no habria, tampoco, ninguna accién que él causase en el sentido original. Asf que, a menos que hubiese acciones del primer tipo, causar el movimiento de una piedra, por ejem- plo, nunca serfa una accién que alguien realizase (a pesar de que los hombres afin podrian causar el movimiento de las piedras, pues realizar una accién no es una condicién de verdad de “causar algo”). Y (ii) este nuevo sentido de ‘causa” no se aplicaria independientemente de que se hu- biera, o no, realizado una accién. En efecto, la oracion “H oe oS a soe dejar absolutamente claro : ntido especial de “causa”— que H habia oes pe os aah Quienes encuentran conveniente soste- Ta didacién ae at a causalidad no varia con respecto a hn AN Hots ubsicain zar y no realizar una accién, halla- SAPANE line ntavs pee para este nuevo sentido de “cau- dotease ane lak pi riamos decir, en este nuevo sentido restringir ik Ha ei sdras causan algo. No es que yo desee in de acciones basicas tan sélo a los hombres, oy ats donde sé, otros individuos povirian también Hethotpar Te logos han hablado como si todo lo impediita decir ne acci6n basica. Esto, claro est, nos rfa una accién ‘beet i ).¥ oe algo (hacer el universo s°- esto ahi: Tazones que it iran, : harfa en verdad ineserutables los eigen de Dies. En segundo lugar puede objetarse que, si consideramos Ja ausencia de una causa es la marca distintiva de una accion basica, entonces debemos clasificar como acciones ba- sicas una gran cantidad de sucesos que, por otras razones, no estariamos inclinados a aceptar como acciones en manera : v.gr., el movimiento rectilineo uniforme de una par- j ticula aislada o, quiz4, cualquier caso de decaimiento ra- diactivo. Esta objecién se para facilmente. Yo no he man- tenido que las acciones bisicas no sean causadas, sino sélo un hombre, al realizar alguna, no la causa realizando alguna otra accién que se relacione con aquélla como la causa con el efecto. Mas atin, la ausencia de una causa no seria un criterio suficiente para una accién bisica, aun si las acciones basicas no tuviesen causa. Esto sélo serviria para distinguir de las dem4s a una clase especial de acciones. Claro esta, sdlo lo que ya es una accién puede ser una ac- cién bdsica. Y, hasta ahora, ni siquiera he tratado de decir cuales son los criterios generales para las acciones. Il He evitado citar ejemplos incondicionales de acciones basi- cas, en parte porque cualquier expresién que pudiese usar, v.gr. “mover un miembro”, podria usarse, también, para ar algo que se caus o algo que no fue una accién y, I menos, una accién basica. Creo que no hay nada que siempre, y en cada uno de sus casos, sea inequivoca- 1 una accion basica. Esto se refleja en el lenguaje en hecho de que a partir de la simple descripcién “el miem- de H se movid”, por ejemplo, no podria decirse si H ado una accién basica ni, siquiera, si ha realizado Tampoco podria determinarse esto con sdlo ‘el movimiento del brazo sin introducir rasgos con- diferenciadores. De acuerdo con esto, me he con la expresién neutral “suceso-H”, declarando ‘accién basica cuando he necesitado un ejemplo. especificar algunos de los rasgos contextua- a les diferenciadores; consideraré cuatro casos distintos, todos Jos cuales cabrian bajo la misma descripcién, de tal mane. ra que la sola descripcién no aclara si se ha realizado o no una accién. De los cuatro casos, tres (C-1, C-2, C-4) seran ciertamente acciones y; de ellos, uno (C-4) sera una accién basica. Conjuntamente, los cuatro casos podrian denominar- se una declinacién de la deseripcién. No toda descripcién asi admite Ja declinacién total, pues parece que algunas nun- ca se ejemplifican como acciones basicas en absoluto. Yo Bees que “mover una piedra” nunca, o no de manera ‘ sae se ejemplifica como una accion basica, aun cuan- hae os visto que eet puede ejemplificarla. Deseo ar con un ej il i oe ae Hi ae adamente controvertido y C-1. H se causa risa, A fi : . Aqui estoy pensand: los que alguien hace algo para Feel soniiapl mente rie por algo que hizo. Asi, yo pued nf Slipokis diculo y reirme porque lo Ata bso tog a. teletidledes act ° ulo, pero no come- cae ee reir. Igualmente, huelo un ee ieee Ge ee geteabet que es 6xido nitroso, so, me rio, aun cuando noilo alt ee Se een ee cartucho privado de feileniten guna ridiculez o huelo mi que pienso que la risa es buen a leside aia zt por porque me gusta reir y no siem, Ae ld el higado o sélo guien venga y me cause risa, Defi ee aera que al- aun eomediante que se rie ia efinitivamente deseo excluir viejas peliculas (a menos ae alguna proyeccién de sus propésito especial) y, definitiv ‘as haga proyectar con este guien que deliberadamente se eae deseo incluir a al- Provocarse risa espasmédi ne a hacerse cosquillas para caen bajo C-J son eee Ey ih los Srietion que gel Pero esto no importa, Tan, tos normales de nuestra Bente no se ria del dxido fea importa el hecho de ‘© que aspira, aun cuan- do se ria de las 5 caras | Die euvdeles tontas que, ante un espejo, forma lo C2. Alguien o algo dij Bae elelresso'tits a EC “ causa la risa de H. lionel Ua vex! mGs\ino: importa y los adultos de nuestra causa de la risa de H es también om mis propésitos si la alguno (como no lo tiene si se le i acon somete al 6xido nitroso). De maner: Baie le alguien cause la risa de H, no im ait aioe eee atndl secibn’s:esto: Bae i si aquél ha realiza- H riera. Pues aqui nos preocupa tafcatne! ome Sortie C3. H sufre un desorden nervioso a eel ae ma una risa espasmédica, Esto, por esa I ; eordoniBesable aun tic: H se rie de i ssc liao nae | See le manera imprevisible y por “ninguna ne ti ed esta que tal risa carece de alegrfa, pero lo i on vase a ejemplos que caen bajo los dos be ja argumel ji C2 y que, al EsGilt cnvbe el cietouiatde nde ites a nervioso, he distinguido una serie de causas ell os H. Sin embargo, el caso requiere consideracién en ial 4 tanto que, aqui, a risa de H nunca es una eae, Ypudsto oa Oe lo es en ocasiones. “eat tiene el poder real de reir. Con i i ue H se rie cuando desea hacerlo sin tener fe ~oridee edi ) que causarse risa; sin que (en contraste con C-2) al- | 0 algo tenga que causarle risa; finalmente, sin que, en C3, sufra un desorden nervioso pertinente: Esto e Gere que I sea normal, sino sélo que su anorma- ipo benigno; 0 sea, es a manera de un tener un objeto; cuando lo desea, Routes de risa a aquél o a aquello que él escoja, sin que 5 elegidojsea jamas causa de su risa. ‘casos que caen bajo C-4 quizé sean raros, pero slo ian el calificativo de acciones basicas realizadas “H rie? es verdadera. El caso lo he distin- ( ificando los rasgos contextuales dife- deben estar presentes, como especificando ales diferenciadores deben estar ausen- aqui, la risa de H difiere marcadamente de il la capacidad que la mayorfa de nosotros tenemos para ha- cer ruidos como de risa, v.gt-, por razones de cortesia, para mantener nuestra reputacién de que captamos un chiste cuan- do no lo eaptamos o para desempefiar el papel de un burlén en teatro de aficionados. La mayoria de nosotros podemos pretender que reimos; pero aqui hablo de risa, no de “risa”. Ahora deseo comentar estos cuatro casos. Cuando H rie bajo C-1, de su risa podemos decir tres co- sas distintas: que es (a) una accién de H; que es (b) algo que H causa; y que es (c) el efecto de algtin suceso, distin- to de él mismo (un suceso-H) que es su causa. Aqui, la risa de H es una accién justamente en el mismo sentido en el que es una accion el causar que una piedra se mueva. Cau- sarse risa es la accion que él realiza, aun cuando, cierta- mente, la descripeién “H se caus6 risa” no aclara, como en el caso de la piedra, si es que realiz6 una accion. Esa dife- rencia s6lo podria sefialarse introduciendo los rasgos dife- renciadores generales de accién. 18 oe H mo se causa risa > pueden encontrarse razon: a ar sostener que, en tal caso, su ri una accién suya. Pues considérese este et aa H causa que se mueva una piedra P, podemos ace tar we Ja accién es de H. Pero rechazamos la Misoacion. d ae es una accién de P. Asi pues, la paridad sugie! ie eee eateries ite terintacein reall. zada por aquél, pero no una accion de H. a, Le que debo hacer es mostrar que la aided justificar asi mi afirmacién de que | Eaias de G2 cos oad ue los ejemplos de C-2 son es, en contraste con los ejemplos de C-3. Bi manera algo artificial sugeriré que aqui | Beeb iens se quiere esta descripcién: lo que él ae e eros ee ide la ctigaatas Able nese S no no reir. En el dad. Claro es que, Diam doh pe cesptine: tesviali- pon emacs ee doble negativa de una 6, punto de vista, légico, podri posicién y, desde un estric- se an Se ey a P ae lombre causa no se mueva”. De hecho, deseo retener el 12 a rasgo inferencial regular de la doble negacién que nos per- } mite pasar de no no Aa A, pero deseo excluir la inferencia inversa para el caso de la accién, Pues mi doble negativa gefala el caso de la negligencia y el que se adscriba negli- \ ‘a alguien requiere una investigacién independiente. A hasta no efectuar tal investigacién, no podemos decir, sobre la base de saber que un hombre rie, que se le ha de imputar negligencia. Y, por esta razén, no podemos ‘pasar, automaticamente, de “rie” a “no no rie”. En efecto, esto que no adscribimos negligencia a las piedras, seria dada mi convencién, pasar de “la piedra se mue- ~ ye” a “la piedra no no se mueve”. gdeseamos realmente decir que C-2 ha de re- ‘como: Alguien o algo diferente de H causa la no 2 Quizd lo deseamos, pese a la violacién del embargo, lo que estarfamos diciendo es s6lo esto: Je animé a refr y nada hizo para inhibir su risa. ‘supuesto comin es que los hombres son normal- ces de hacer algo que, de manera efectiva, impida de risa se desborde, por ejemplo, en una car- piblica. El que se pida a los hombres ejercer estas nhibitorias varia de contexto a contexto; en el tea- iedad hay licencia de suspenderlas, de “desatar- al licencia no existe en la Misa Mayor. Es sélo e que la risa se declara una negligencia te, el culpar no hace una accién de algo que sido de otra manera. Sélo en tanto que algo . accién resulta apropiado culparla o culpar a al- realizarla. con respecto a C-3, la risa no se encuentra in cargo especial de negligencia; el hecho de como un caso de no no reir, pues el identi- o un desorden nervioso, o en el sindrome pone fuera del control del hombre que ho, es casi un caso paradigmatico de esto, ar al individuo por estar en ‘u sintoma, facilmente coniundible con 13 una negligencia, podria desatarse de manera iptedecble. O también podriamos achacarle una especie de negligencia por “no hacer algo al respecto”, a saber, ir con el geste: go, suponiende que se conozca algiin remedio. De cualquier manera, es muy claro por qué C-3 difiere de C-2. El asunto eritico es, desde luego, la cuestién del control, y esto nos lle- va a C-4. Lo que resta de este escrito sera un comentario acer- ca de C-4. Creo que la mayoria de los lectores rechazaran la suge- rencia de que C-4 es un caso de accion. Hay buenas razones para esto. Para la mayoria de nosotros, la risa es ininteligi- ple como una accién basica. Espero mostrar por qué es esto asi, y mostrarlo involucrara una demostracién de la tesis (2). Mientras tanto, el lector podria considerar una situacién precisamente andloga en el caso de mover un brazo, que admite una declinacién plena. Asi tenemos C-1: H causa el movimiento de su brazo, a saber, golpedndolo con su otro brazo; C-2: alguien o algo diferente de H causa el movi- miento del brazo de H, v.gr-, golpedndolo; C.3: H sufre un desorden nervioso, asi que su brazo se mueve espasmédica- mente y de manera impredecible como una especie de tic; y C-4: H mueve su brazo sin sufrir un desorden nervioso, sin que alguien o algo cause su movimiento, sin que tenga que hacer nada para causar su movimiento. En esto, estoy seguro, C-4 es el caso tipico. Mover un brazo es una de las acciones bisicas estindar. Si ahora intentamos. determinar de qué manera es inteligible esta conducta, no tendremos gran dificultad en ver por qué no lo es el reir bajo C-4. TL Supongamos ahora que mover una piedra 16 lizada por H. Es dificil suponer que ee oe el ouad: mn panies plena, en gran medida porque parecen sos pe ce oe Ms ee hay dificultades para encontr: ‘ S le C-2, a men i el sentido de posesién (el brazo de H, la a 4 de la propiedad filoséfica a |, i jor el momento, consideraré silo ee. jpiedras causando su movimiento. omnes : " a r que, # ion de eaueas el movimiento de ae ee o debe su i ee distento Riese. cosa, que es un suceso distinto calor 2 A ve y ne se relaciona con él como ct >| a ora bien, ste ser una accin basica de ii, Pero at ve wr de todo, sigue siendo verdad que mover una cam accién suya, entonces debe haber algo mas A H cual causa algo que, a su vez, causa el racaieat psped we esto puede o puede no ser una accién bé- i ‘a esto proseguiré para siempre a menos algan punto, H realice una accién basica. Pues amos que toda accién fuese un caso de que el agen- algo. Esto quiere decir que cada vez que ee temente, hacer b, que es lo que causa a. a fin de hacer b, primero debe, independien- -¢, que es lo que causa b... De inmediato, formalment I ite que el agente no puede realizar .. Si, conforme a esto, hay alguna accién del mediante “causar algo”, debe haber acciones las realiza no cause. Tales son las acciones ba- argumento es perfectamente general. Si es que s, hay acciones basicas. Esta es una demostracién (1). Mas atin, si H realiza una accién descripti- i causar algo” debe también, como parte de lo e, realizar una accion que él no cause. Y ésta es de la tesis (4). Seria una demostracién de » hecho, hubiese acciones descriptibles como ) su a”, Esto, entonces, requeriria que acep- ;) como yerdadera, pues una accién asi i accién basica y, de esta manera, no toda ac- aa 1, no deseo sugerir que la finica demostracién derecho, en cuanto a la existencia de las 15 acciones bisicas, se dé mediante una deduccién trascenden- tal, pues creo que todos sabemos, de manera directa e in- tuitiva, que hay acciones bisicas y cudles acciones son basi- cas. Mostrar que sabemos esto aclara una de las formas en las que reir es un caso controvertido de una accién bisica. Debo hacer unas observaciones preliminares. Primero, toda persona normal tiene exactamente el mismo repertorio R de acciones bésicas, y tener R es lo que define a una per- sona normal para la teoria de la accién. En segundo lugar, la gente puede ser positivamente anormal cuando su reper- torio de acciones basicas incluye acciones no incluidas en R, y puede ser negativamente anormal cuando hay acciones incluidas en R que no estan incluidas en su repertorio. Al- gunas personas pueden ser, a la vez, positiva y negativamen- te anormales, y.gr., alguien cuya risa es una accion basica, : pero que tiene paralizado un brazo, Si el repertorio de al- guien est vacio, esa persona no es capaz de ninguna accion basica ni, por tanto, de ninguna accién. Una entidad asi privada es un paciente puro, v.gr., algo como una piedra. ! Claramente, nuestro repertorio de acciones es mayor que nuestro repertorio de acciones basicas, aun cuando sea po- sible concebir un ser que realizara toda accién posible y euyas acciones fueran, todas, acciones bdsicas; tal ser seria un agente puro. Sin embargo, por el momento me preocu- pan los seres intermedios entre los pacientes puros y los agentes puros, y quiero decir que las acciones basicas les son dadas a tales seres en dos sentidos distintos, cada uno de lo cuales tiene una analogia definida con un sentido que término tiene en la teoria del conocimiento.? ® Ciertamente Ia analogia entre la teorfa del conocimiento y la teoria de la accién es muy profunda, casi como si fueran modelos isomdrticos. para, a * aie, eset iat cosas que podemos decir acerca de las acciones que no vi ra las cogniciones, etc., pero esto significa muy poco. Supor- amos que tenemos dos modelos, i y M-j, para un esleulo Cy supongams que “estrella” desempefia, en M-i, el mismo papel que “libro” desempena Mj. Diffcilmente fs un argumento en contra de que ambos scan modelos d¢ € el que no imprimamos estrellas 0 el que los libros no sean centros de sis teas slates. Users vastos de Ia teoria del conocimiento como uno guia pat : : eet eek piece ees ee {Scelén, Cuando ta analogia se pierde, seré int 16 sentido (i). Si p esté dada en algiin contexto y se infiere en otro, podria haber, sin embargo, oraciones que nunca son bé- sicas y siempre se infieren. Y una restriccién similar podria valer en la teoria de la accién: aun si, bajo una deseripein lo suficientemente general, una accién que siempre es basi- ca pudiera causarse en otro contexto, podria haber acciones que nunca son basicas bajo ninguna descripcién. En la teo- ria del conocimiento suele defenderse a menudo una restric- cién tal, a saber, que las oraciones basicas son aquéllas y sélo aquéllas que pueden concluyentemente verificarse me- diante la experiencia sensorial y que ningin otro tipo de oracién puede estar dado jamas. Pero, dentro de la clase de oraciones potencialmente dadas, podria establecerse una di- visién siguiendo las lineas usuales de la modalidad sensorial, esto es, aquéllas que se verifican por la vista, por el ofdo por el tacto, ete. Entonces, podriamos definir una persona epistémicamente normal como alguien que tiene experien- cias en todos los modos. Una persona negativamente anor- mal serfa, entonces, una persona deficiente en alguno de Jos modos, v.gr., estarfa ciega, y una persona positivamente anormal tendria experiencias en algiin modo fuera del re- pertorio normal, v.gr., poseeria algin “sexto sentido”. La analogia con la teoria de la accién es obvia. Pero, por me- dio de ella, podemos introducir nuestro segundo sentido de dado: los modos normales de experiencia estén “dados” en e] sentido de que constituyen el equipo cognoscitivo estan- dar. La persona normal tiene varias clases de puntos de par- tida para las inferencias, como tiene varias clases de puntos de partida para las acciones. Bstos estén dados en el sen. tido de que, en su mayor parte, no son adquiridos. De esta manera hablamos del “don de la vista”, etc. Esto no quiere decir que necesariamente haya oraciones a cuya superestruc- tura una persona negativamente anormal no tenga acceso inferencial: es deficiente sélo en la base y, ademas, no totalmente deficiente (0, si lo es, entonces no puede tener ningiin conocimiento empirico, es cognoscitivamente impo- tente). Y algo similar sucede, toutes proportions gardeés, otros mismos enfrentados, de manera similar, a alguien que sea positivamente anormal, que pueda realizar, como una ac- cién basica, lo que, en el mejor de los casos, nosotros pode- mos causar y luego pidiéndole que nos haga comprender su don. Lo que sucede es que no podemos explicar al negativa- mente anormal, ni la persona positivamente anormal puede explicarnos, la forma como se realiza la accién basica (y esto debemos evaluarlo de la misma manera que la impo- sibilidad de explicar a un ciego cémo se ve literalmente el rojo 0, si se quiere, la imposibilidad de que entendamos cémo se ve literalmente el ultravioleta). Tan sélo para con- siderar un ejemplo, supongamos que un paralitico nos pre- gunta qué es lo que hacemos primero cuando levantamos el brazo. Estariamos obligados a decir que no podemos res- ponderle, no porque no sepamos o no entendamos qué hace- mos primero, sino porque sabemos y entendemos que no hay nada que hagamos primero. No hay ninguna serie de pasos que debamos recorrer y puesto que, implicitamente, se nos pide una receta, no podemos decir como movemos el brazo. Una accién bisica es perfectamente simple en el mismo sen- tido que se atribuiria a las viejas “ideas simples”: no estaban compuestas de nada mas elemental que ellas mismas, sino que eran los elementos simples tiltimos a partir de los cua- les se componian otras ideas. En un sentido, pues, sabemos cémo movemos el brazo, en otro sentido no lo sabemos. Pero el sentido en el que nm lo sabemos es inapropiado. Tal sentido es el que requi una explicacién, y nuestra incapacidad de dar esa expl cién es la que ha Peano la perplejidad, entre filésofos y demés, acerca del movimiento de un brazo (y, en general acerca de otros actos basicos). Pero esta perplejidad d ria disiparse al reconocer que hemos cometido un error tmatical en el 1 je con inflexiones de la accién. Siempre — “mover un brazo” como un caso de C-/ que mueven normalmente un brazo normal. Pero, cometido este error, buscamos una causa que 1° de hecho, C-4 es el caso estandar de las personas no encontrar lo que nunca deberiamos h. llar, po neienn de que no sabemos aaa Jos brazos. Pero claro esta que lo sabemos. Es sélo o pod mos explicar da manera de hacerlo, Pues no hay ee de la accién misma, que poner en el se debe a lo que estoy denominando el estar » ace bfsieas, Se hace referencia a las ac- mo parte del explanans para explicar cémo cosas. Asi que el paralitico, mientras lo siga + Levantar el brazo es iodo lo que ue él no puede tratar de mover el brazo si mover e en tra ya en su repertorio de acciones ; sentido, tiene raz6n. Si pudiese requerido, podria moyer el brazo. Pero ese esfuerzo, no puede intentarlo, pues, en sropiado, no puede mover el brazo. ‘situacién andloga con alguien episté- al, dig un sordo. Pedir a un sordo que ‘sonido es inapropiado, por el hecho de ir ofr, digamos, misica débil y distante, Sélo quienes ya pueden ofr pueden ha- qué es lo que podria considerarse como ‘en el caso del sordo? Podria acopar su contraer la cara y cerrar los ojos. Sin 0 1a pantomima ase Lo mis- lo. de mover un brazo. Sélo es nm que intente mover su brazo cuan- orice normal, v.gt.s los 21 brazos estén maniatados y no pueden moverse libremente y sin esfuerzo. Pero el paralitico no puede mover su brazo en manera alguna. Considérense estos casos: (a) Soy una persona normal y he tragado una droga que gradualmente me priva del poder de mover un brazo ha- ciéndome, en el lapso de su efecto pleno, negativamente anor- mal. Hago pruebas a intervalos de cinco minutos. Cada vez me es més dificil mover el brazo. Y llega un momento en que no puedo mover mi brazo ni puedo intentar hacerlo. He perdido el poder de intentar junto con el poder de hacer. (b) Alguien cree que seria espectacular poder sacar y retraer las ufias, a la manera como lo hacen los gatos. Le decimos que no puede hacerse y replica que nadie lo ha intentado jamas y que él va a intentarlo. Pero, gen qué con- siste su intentar? Podria agitar los dedos, podria ordenarles que se extendieran, podria rezar o impregnar su alma de un finico y gran deseo. No hay ninguna forma racional, pues no hay forma alguna para una persona normal. No quicro decir que nadie sea ni pueda ser capaz de mover las unas y de intentar moverlas (v.gr., teniendo puestos unos guantes ajustados). Si alguien quisiera someterse a algiin tipo de operacién, podria ser capaz de hacer que sus ufias saliesen y entrasen, pero no habiamos entendido que se refiriere a esto al decir “‘intentar”. Después de todo, no es la forma como lo hacen los gatos. Mas se parece a la manera en que’ nosotros movemos un diente flojo. (c) Soy una persona normal a la que se ha desafiado a mover una piedra normal. Considero que el desafio impli- ca que la piedra no es normal; quiz4 posea una densidad increible o esté fija a una barra clavada profundamente en Ja tierra, Pero decido intentar y la piedra se mueve con suma facilidad, pues siempre habia sido una piedra normal- Coneluyo, asi, que el desafio no fue normal. Resulta que s° me pidis mover la piedra “de la manera como muevo el brazo”. Pero esto es algo que ni siquiera puedo intentat hacer. Puedo, con ridfoula facilidad, causar el movimiento llenar su ser interno de entidades cuya tarea es la de cum- plir con las funciones automotoras que exige el modelo cau- sal de inteligibilidad. Pero lo que estoy pidiendo es que no abusemos y que usemos el modelo causal sélo donde sea na- tural usarlo. El hecho de que haya acciones, como mover un brazo, que realmente no requieren otra accién como causa (y, asi, nin- guna accién “interna’”” como causa), no implica formalmen- te, creo, una refutacién del dualismo. Pues todas las dis- tinciones en las que estoy pensando se reproducen dentro del mundo mental y se encuentran a ambos lados de la dis- tincién entre cuerpo y mente. Si, por ejemplo, consideramos la descripeién “H imagina J”, donde J es una imagen men- tal, entonces no es claro, como lo era en el caso de “reir” oo de “mueve el brazo”, si H ha realizado 0 no una accién o, en caso de que lo haya hecho, si es o no una accién basica. Toda Ja declinacién funciona, pues C-1: H puede causar la apa- ricién de una imagen en su mente, quizis tomando una droga; C-2: alguien o algo diferente de H puede causar la aparicién de una imagen en la mente de H; C-3: H esta ator- mentado por una imagen que aparece de manera esponti- nea, recurrente e impredeciblemente, quizis un sintoma de desorden psiquico, y C-4: H produce simplemente una ima- gen, como somos capaces de hacerlo yo y todos los que tie. ne los. ritmos alfa adecuados, esto es, como una accién sica.’ No intentaré obtener una paridad completa, aun cuando : estoy dispuesto a defender la tesis de que hay un problema i de Otros Cuerpos exactamente anélogo al problema de Otras- Mentes. Todo lo que. deseo enfatizar es que, cualesquiera puedan ser las disparidades entre el concepto de mente y el concepto de cuerpo, puede decirse que los hombres actian ppenlalmnents de manera muy similar a como puede decirse que ay ‘isicamente, Entre las cosas que, a mi entender, 5 Pero no estoy seguro si si nosotros somos positivamente 30 si los que carecen de imagenes son negativamente anormales, mes oO

También podría gustarte