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MITOLOGIA AZTECA

Mitología Azteca, conjunto de mitos y creencias propios de los aztecas, pueblo de


origen nahua y de carácter nómada, que sucedieron y vencieron a otros pueblos de ese mismo origen,
como los chichimecas, toltecas y tepanecas. Fundadores de la ciudad de Tenochtitlán o México, su
nombre significa del lugar de las garzas. Otra interpretación del nombre lo hace derivar de Aztlán,
‘tierra blanca’, el lugar del que se afirmaba que procedían, en el norte de la actual República Mexicana.

LOS DIOSES

De carácter politeísta, el panteón azteca abarcaba una abundante jerarquía de dioses.


Tezcatlipoca era una de las deidades principales y representante del principio de dualidad. Portaba un
espejo (su nombre significa espejo que humea), en el que se reflejaban los hechos de la humanidad.
Divinidad aérea, representaba el aliento vital y la tempestad y llegó a asociarse posteriormente con la
fortuna individual y con el destino de la nación azteca. La fiesta más importante consagrada a
Tezcatlipoca era el Tóxcatl, que se celebraba en el mes quinto. En esa ocasión se le sacrificaba un joven
honrado como representación del dios en la tierra, guarnecido con todos sus atributos, entre ellos un
silbato, con el que producía un sonido semejante al del viento nocturno por los caminos.

Considerado como padre de los toltecas, Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, aparece


enfrentado a Tezcatlipoca, quien, según la leyenda, le hizo beber varios tragos de pulque (bebida
alcohólica que se obtiene haciendo fermentar el aguamiel o jugo extraído del maguey, una variedad del
agave), supuestamente beneficioso para su salud, pero Quetzalcóatl, avergonzado por haber perdido su
entereza, se ocultó y finalmente desapareció, prometiendo que volvería. Está relacionado con la
enseñanza de las artes y, por tanto, actúa como introductor de la civilización. Sus devotos, para
venerarlo, se sacaban sangre de las venas que están debajo de la lengua o detrás de la oreja y untaban
con ella la boca de los ídolos. La efusión de sangre sustituía el sacrificio directo.

Huitzilopochtli, dios de la guerra, representaba los dardos y lanzas del guerrero, la sabiduría y
el poder, símbolos que lo identifican con la serpiente. Pero además su nombre alude al colibrí, precursor
del verano, la estación de los relámpagos y la fertilidad. Se le honraba en el decimoquinto mes azteca,
en una ceremonia muy semejante al Tóxcatl de Tezcatlipoca, el Panquetzaliztli, en la que el sacerdote
atravesaba con una flecha una masa preparada con sangre de personas sacrificadas para tal ocasión.

Otro de los dioses importantes era Tláloc, dios de la lluvia, casado con Chalchiuhtlicue (la de la
falda de jade) diosa del agua, a la que se solía representar con la imagen de una rana, y con la que tuvo
muchos hijos: los tlalocas o nubes. Vivía en un paraíso de aguas llamado Tlalocan, donde iban los que
habían muerto en inundaciones, fulminados por un rayo o enfermos de hidropesía, que allí disfrutaban de
una felicidad eterna. Le ofrecían niños y doncellas en sacrificio. Los campesinos, en previsión de
sequías, hacían fabricar ídolos a imagen de Tláloc y los veneraban ofrendándoles maíz y pulque.

Relacionados con la agricultura había un grupo de dioses, entre ellos Cinteotl, a los que se
identificaba con partes de la planta del maíz. La diosa principal del grupo era Chicomecoátl, otra forma
de la deidad del agua, Chalchiuhtlicue. Su festival se celebraba entre junio y julio, cuando la planta del
maíz había madurado completamente.

Xolotl, como dios del lucero de la tarde, representaba las formas ascendentes y descendentes
del fuego. Dios monstruoso, aparece en algunas de sus representaciones con las cuencas de los ojos
vacías porque, según la leyenda, al sacrificarse los dioses para dar vida al nuevo Sol, se puso tan triste y
lloró tanto que los ojos se le cayeron de las órbitas.

Tlazolteotl, diosa de la inmundicia, la lujuria y el deseo, absolvía a los fieles de sus faltas o
pecados; representaba la basura, el abono y, por tanto, la fecundidad de la tierra.
Mictlantecuhtli era el dios de las tinieblas y la muerte. Vivía en una región del Mictlán, en el
Ombligo de la Tierra; a este lugar iban los muertos que no merecían ninguno de los diversos grados de
cielos, y su castigo era el tedio.

También presente en la mitología maya, las almas, que salían de la boca de los muertos,
llevaban jabalinas para afrontar varias pruebas antes de llegar a su morada e iban acompañadas por la
sombra de su perro favorito: paso entre dos peñas peligrosas, lucha con una serpiente, enfrentamiento
con un caimán, travesía por ocho desiertos y ocho montañas, superación de un torbellino capaz de
hender las rocas más sólidas, además de una serie de demonios que le impiden el paso.

Como contraste con esta visión heroica de la travesía después de la muerte, el dios Omacahtl
simbolizaba el regocijo y el espíritu festivo. Especie de Dioniso azteca, se representaba como un gordo,
en blanco y negro, tocado con una diadema de papel de la que colgaban papeles de colores. Festejado
sobre todo por los ricos, a través de orgías y banquetes, Omacahtl castigaba los errores en el culto con
indigestiones o mareos, lo que habla de la necesidad de un mito para regular las reglas de urbanidad y el
comportamiento en la mesa.

EL CÓMPUTO DEL TIEMPO

Derivado del maya, el Calendario Azteca reúne el Tonalpohualli, ciclo ritual de 260 días, con el
año solar de 365. En cada año había cinco días funestos, llamados nemontemi, durante los cuales no se
trabajaba. En su concepción cíclica del paso del tiempo, los aztecas creían que pasados cincuenta y dos
años el mundo acabaría. En la víspera del final de ese periodo, atemorizados, intentaban aplacar a los
dioses con ofrendas y sacrificios. Si no se producía la catástrofe, volvían a encenderse los fuegos del
hogar y se reanudaba la vida normal. En el Museo Nacional de Antropología de México se encuentra la
piedra solar del calendario azteca, que mide casi 4 metros de diámetro y pesa 25 toneladas. En el centro
está el dios del Sol, Tonatiuh, rodeado por cuatro secciones cuadradas que representan las
encarnaciones de la divinidad y las cuatro edades anteriores del mundo. Alrededor del conjunto, unos
signos manifiestan los veinte días del mes azteca.

COSMOGONÍA Y EDADES DEL COSMOS  

Ometecuhtli representaba la dualidad de la generación, equivalían respectivamente al cielo, lo


masculino, y la tierra, lo femenino, y ocupaban el primer lugar en el calendario. Los aztecas creían que
cuatro mundos o soles habían precedido al actual. Como en muchas otras mitologías y concepciones
religiosas, entre los aztecas existía la idea de la sucesión de distintas eras o mundos, interrumpidos y
transformados a través de cataclismos.

El primer Sol se llamaba Nahui-Ocelotl (Cuatro-Ocelote o Jaguar), porque el mundo, habitado


por gigantes, había sido destruido, después de tres veces cincuenta y dos años, por los jaguares, que los
aztecas consideraban nahualli o máscara zoomorfa del dios Tezcatlipoca.

El segundo Sol, Nahui-Ehécatl (Cuatro-Viento), desapareció después de siete veces cincuenta y


dos años al desatarse un gran huracán, manifestación de Quetzalcóatl, que transformó a los
sobrevivientes en monos.

Durante el tercer Sol, Nahui-Quiahuitl (Cuatro-Lluvia de fuego), al cabo de seis veces cincuenta
y dos años, cayó una lluvia de fuego, manifestación de Tláloc, dios de la lluvia y señor del rayo, de largos
dientes y ojos enormes, todos eran niños, y los sobrevivientes se transformaron en pájaros.

El cuarto Sol, Nahui-Atl (Cuatro-Agua), acabó con un terrible diluvio, después de tres veces
cincuenta y dos años y del que sólo sobrevivieron un hombre y una mujer, que se refugiaron bajo un
enorme ciprés (en realidad, ahuehuete). Tezcatlipoca, en castigo por su desobediencia, los convirtió en
perros, cortándoles la cabeza y colocándosela en el trasero. Cada uno de estos soles corresponde a un
punto cardinal: Norte, Oeste, Sur y Este, respectivamente.
El Sol actual es el quinto y se llama Nahui-Ollin (Cuatro-Movimiento), porque está destinado a
desaparecer por la fuerza de un movimiento o temblor de tierra, momento en el que aparecerán los
monstruos del Oeste, tzitzimime, con apariencia de esqueletos, y matarán a toda la gente. Quetzalcóatl,
junto con Xolotl, creó a la humanidad actual, dando vida a los huesos de los viejos muertos con su propia
sangre. El Sol presente se sitúa en el centro, quinto punto cardinal y se atribuye a Huehuetéotl, dios del
fuego, porque el fuego del hogar se encuentra en el centro de la casa.

LISTADO

AMIMITL
Divinidad que calmaba las tempestades y protegía a los percadores.

CENTEOTL
Diosa del maiz, a la que estaba dedicado el cuarto mes del calendario azteca.

CIHUACOATL
Diosa, primera mujer que dió a luz, considerada por ello protectora de los partos.

COATLICUE
Diosa azteca de la tierra y de la muerte. Se la denominaba "La de la Falda de Serpientes".

CHALCHIUHTLICUE

 
Diosa de las aguas corrientes, de los manantiales y de los arroyos.
Se la invocaba como protectora de los recién nacidos y del matrimonio.
HUITZILOPOCHTLI
Dios de la guerra y también de las tempestades.
Nació del vientre de su madre completamente armado.
Sus atributos eran las plumas de colibrí sujetas a la pierna izquierda,
la serpiente de fuego y el bastón curvo.
 

ILAMATECUHTLI
Diosa de la vejez.

YOHUALTECUHTLI
Diosa de la noche. Protegía en sueño de los niños.

MIXCÓATL
Dios de las tempestades y de la caza.

MACUILXOCHIQUETZAL
Dios de la juventud. Es venerado como sol joven. Se le consideraba dios de la vida, de los
juegos, de las danzas, del juego de pelota, de la música y de la poesía.

MATLICUE
Diosa de las aguas, provocadora de las tempestades e inundaciones y, al mismo tiempo,
protectora de los niños.
METZTLI
Diosa de la luna, que habitaba en los nueve cielos.

MICTLANTECUHTLI
Dios delos infiernos que, juntamente con su esposa MICTLANCIHUALT, regían el mundo
subterráneo. Ejercían su soberanía sobre los "nueve ríos subterráneos" y sobre las almas de los
muertos.

NANAHUATZIN
Hombre que fue el primero en arrojarse en una hoguera, convirtiéndose en ek sol, que iluminó la
tierra, hasta entonces en tinieblas.
QUETZALCÓATL
Dios del aire, lo era también, de la guerra, del comercio y de la
adivinación; se le rendía culto en Cholula.

TÉOTL
Dios supremo azteca, que tenía la hegemonía sobre trece deidades superiores y unas doscientas
inferiores. Era considerado como eterno e invisible, creador y sustentador del mundo. Se le
aplicaban por sobrenombre TLOQUE-NAHUAQUE (creador de todas las cosas) y también
IPALNEOMANI (ser por quien se vive). No fue representado en imagen.

TEPEYOLLOTL
Deida similar al dios JAGUAR maya.

TEZCATLIPOCA
Señor del cielo y de la tierra, fuente de vida, tutela y amparo del hombre, origen del poder y la
felicidad, dueño de las batallas, omnipresente, fuerte e invisible.

Entre los Toltecas, era un dios maléfico de la muerte, que descendió del cielo a la tierra
valiéndose de una tela de araña, para destruir la obra de QUETZALCÓATL, a quién se le
apareció bajo el aspecto de un viejo que le ofreció el brebaje de la inmortalidad, pero éste era en
realidad una bebida enloquecedor

TLACOTZONTLI
Deidad protectora de los caminos. Para hacerla favorable, los viajeros acudían ante ella
sangrándose con ramas de espino.

TLACULTETL
Diosa de la belleza y del amor sensual.

TLAHUIZCALPANTECUHTLI
Es el señor del colorido sonrosado de la aurora.

TLALCHITONATIUH
Representa al sol bajo.

TLETONATIUH
Uno delos cuatro soles aztecas. Es el "sol de fuego", bajo cuyo influjo los humanos fueron
exterminados por el fuego caído del cielo y transformados en diversos animales como perros,
aves, etc.

TONATIUH
Deidad de las tempestades. Protegía a los navegantes. Era el sol personificado, al que se rendía
culto diariamente al aparecer.

XILONEN
Diosa del maiz.
Era venerada particularmente por los Huaxtecas.
 

XIUHTECUHTLI

 Dios del fuego.


Conmemoraban su muerte los años bisiestos, en los cuales se encendía el fuego sagrado y se
inmolaba a un cautivo ataviado con el ropaje del dios.
Se le representaba bajo el aspecto de un hombre anciano.
 

XOCHITÓNAL
Nombre dado al caimás cuya vigilancia tenían que eludir las almas de los que morían de muerte
natural para poder arribar a las orillas del Cjicumahuapán.

XÓLOTL
Divinidad de las venganzas. Sufrió diversas metamorfosis y acabó muerto bajo la forma de un
pez llamado AXOLOTL. Se le representaba como un esqueleto.

YÁOTL
Demonio que colaboró con los dioses en probar al asceta JAPPAN. Fue el encargado de su
decapitación.

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