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HONDURAS-CHILE, INFLACIÓN Y DESEMPLEO

En años recientes, Honduras había registrado las segundas tasas de


crecimiento económico más altas de Centroamérica, superadas solo por las de
Panamá. El crecimiento del PIB del país alcanzó el 4,8 por ciento en 2017, el
3,7 por ciento en 2018 y el 2,7 por ciento en 2019, por encima del promedio en
Centroamérica y muy por encima del promedio en América Latina y el Caribe
(ALC).

Honduras posee múltiples fortalezas con el potencial para un crecimiento más


rápido y una mayor prosperidad compartida, con su ubicación estratégica, una
creciente base industrial, esfuerzos continuos para diversificar sus
exportaciones y una población joven y en crecimiento.

Sin embargo, el país enfrenta altos niveles de pobreza y desigualdad. Un 48,3


por ciento de las personas viven en pobreza en el país (2018, con las líneas
oficiales de pobreza actualizadas) y el porcentaje de personas viviendo en
pobreza en zonas rurales (60,1 por ciento) es mayor que en zonas urbanas
(38,4 por ciento). La desigualdad (GINI 52,1 en 2018, entre los más altos de la
región y del mundo) también resultó en una de las clases medias más
pequeñas en ALC (11 por ciento en 2015, en comparación con el promedio
regional de 35 por ciento).

Honduras registra altos niveles de violencia con más de 38 homicidios por cada
100.000 habitantes (2018), entre las tasas más altas en el mundo. Además,
Honduras está muy expuesta a eventos naturales adversos y al cambio
climático, especialmente a fuertes lluvias y sequías que ocurren regularmente y
afectan desproporcionadamente a los pobres.

La pandemia de la COVID-19 está afectando significativamente la economía de


Honduras. Se espera que el PIB del país se contraiga un 7,1 por ciento en
2020 debido a una caída más pronunciada de lo esperado en el comercio, la
inversión y el consumo en medio de la desaceleración mundial y las
prolongadas medidas de contención. Una contracción del PIB más profunda de
lo esperado y un alto desempleo en Estados Unidos, el socio clave comercial y
de inversión de Honduras y la mayor fuente de remesas, amplificaron esta
contracción. Se espera que las pérdidas de empleo e ingresos afecten a los
pobres, los vulnerables y la clase media.

Para minimizar el impacto negativo en la actividad económica y el bienestar


social, el Gobierno adoptó estrictas medidas de contención, autorizó
financiamiento por US$ 2.500 millones (10 % del PIB) y priorizó los servicios de
salud y asistencia, incluido el apoyo a las necesidades básicas de hogares
pobres, así como a las empresas. Un marco macroeconómico prudente ayudó
a contener las vulnerabilidades, impulsadas por el programa con el FMI.

Se espera que la economía de Honduras se recupere en 2021 a un crecimiento


del 4,9 por ciento, en medio de la reactivación de la actividad económica
interna y la recuperación de la inversión y la demanda externa. No obstante,
persisten los riesgos y los desafíos. Una recesión mundial más profunda en
medio de una pandemia prolongada podría debilitar la recuperación económica
y seguir amenazando la salud y el bienestar de la población.

Continuar el enfoque para impulsar la competitividad en el desarrollo


económico rural, invertir en capital humano y fortalecer la protección social en
Honduras también puede mejorar los resultados sociales y apoyar la
recuperación al fomentar más oportunidades laborales y económicas entre los
más vulnerables del país. Las reformas institucionales sobre temas clave, como
la mejora de la sostenibilidad del sector eléctrico, así como la gobernanza y el
clima empresarial, también pueden contribuir a seguir desarrollando un marco
para el crecimiento inclusivo en Honduras.
La cantidad de empleo disponible En los últimos cinco años, la tasa de
desempleo en Honduras se ha mantenido relativamente estable (5.7% en el
año 2019), con la pandemia del COVID-19 se prevé un aumento significativo en
la cantidad de personas desempleadas. La incidencia heterogénea del
desempleo entre distintos grupos poblacionales es una característica
importante a tener en cuenta, pues el impacto en este indicador, como lo
demostró la crisis económica mundial del 2008-09, tenderá a ser diferenciado y
se ensañará con aquellas personas en condición más vulnerable.

En el año 2019, la tasa de desempleo de las mujeres (8.1%) sobrepasó en 4pp


la tasa de desempleo de los hombres (4.2%), brecha que en los últimos años
ha crecido de manera importante. Los jóvenes (15 a 24 años) por su parte,
registraron una tasa de desempleo del 11.3% frente a una tasa de 4.1% para
los de 25 años y más. Al igual que en el caso de hombres y mujeres, la brecha
en el desempleo entre jóvenes y adultos se ha venido ampliando de manera
consistente y se espera que se profundice aún más con la crisis generada por
la pandemia. Frente a una contracción económica, son las personas jóvenes,
quienes enfrentarán más dificultades para encontrar un empleo.

La concentración del crecimiento del empleo en el país suele darse en sectores


de baja productividad y en sectores informales de la economía, sin embargo, es
importante señalar que el año pasado, la economía hondureña, lejos de crear
nuevos empleos para las personas que ingresaron al mercado laboral, más
bien expulsó trabajadores. Entre los años 2018 y 2019 hay una variación de
-2.7% en la población ocupada, alrededor de 110,890 empleos menos. Se
observa una menor cantidad de personas cuenta propia y trabajadores
familiares no remunerados, lo que también está ligado a una menor actividad
de la agricultura (probablemente producto de la desaceleración).

La calidad del trabajo La economía informal es particularmente vulnerable y


sensible a los impactos de la pandemia COVID-19. El empleo informal ha
venido creciendo en tamaño y peso relativo respecto al total de la ocupación,
caracterizado por no estar cubierto por la seguridad social (acceso a seguro de
salud y/o riesgos profesionales), ser de bajos ingresos, concentrado en
unidades económicas de pequeño tamaño (MYPE) y especialmente en los
sectores donde más fuerte golpeará la crisis. Los ocupados en condición de
informalidad están más expuestos a las consecuencias de la crisis económica
que se avecina. En Honduras, cerca de la totalidad de la población ocupada
(81.4%) tiene un empleo informal. Ésta se verá afectada en el plazo inmediato
por el parón de consumo que implican las restricciones de movilidad a las
personas como parte de las medidas sanitarias implementadas por el país, en
particular, aquellos trabajadores que están dentro del sector informal
(representan el 67% del empleo informal).

Estimaciones tempranas de la OIT calcularon el impacto de la pandemia del


COVID-19 a nivel global en hasta 25 millones de personas desempleadas,4
estimaciones más recientes indican una reducción global de las horas
trabajadas de 6.7% en el segundo trimestre de este año, equivalente a 195
millones de empleos a tiempo completo (48 horas semanales),5 sin embargo, a
nivel de país, el impacto en los mercados laborales dependerá de la
configuración y características de los mismos.
La alta incidencia de la informalidad es un rasgo importante del mercado
laboral hondureño, por tanto, es bastante probable que el impacto de la crisis
no se refleje únicamente en el incremento del desempleo y la informalidad, sino
también en los ingresos laborales, especialmente de los ocupados menos
calificados y en la economía informal. Lo anterior tendrá un devastador efecto
en la pobreza laboral, particularmente en aquellos que actualmente no
alcanzan a generar ni siquiera el salario mínimo mensual en sus actividades
económicas.

Teniendo en cuenta que los ingresos laborales representaron más del 68.8%
de los ingresos totales en los hogares, no puede obviarse el efecto que la crisis
tendrá en materia de igualdad en ingresos, el cual puede ser mitigado o
profundizado dependiendo de la forma en que las políticas de recuperación y
estímulo al mercado laboral se implementen.

La tasa de variación anual del IPC en Honduras en marzo de 2021 ha sido del
3,9%, con lo que se repite el dato del mes anterior. La variación mensual del
IPC (Índice de Precios al Consumo) ha sido del 0,4%, de forma que la inflación
acumulada en 2021 es del 0,9%.

Hay que destacar la subida del 0,7% de los precios de Medicina, hasta situarse
su tasa interanual en el 11,7%, que contrasta con el descenso de los precios de
Comunicaciones del -0,1%, y una variación interanual del -0,7%.
BIBLIOGRAFÍA

https://www.bancomundial.org/es/country/honduras/overview

https://datosmacro.expansion.com/ipc-paises/honduras

https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-
san_jose/documents/publication/wcms_755523.pdf

https://datosmacro.expansion.com/paises/comparar/honduras/chile

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