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Psicopolítica Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder.

El dilema de Foucault.
Después de Vigilar y castigar, Foucault se dio cuenta de que la sociedad disciplinaria no refleja
exactamente su tiempo. De ahí que a finales de los setenta se ocupe del análisis de las formas de
gobierno neoliberales. No obstante, el problema reside en que se aferra tanto al concepto de
población como al de biopolítica:
Foucault vincula expresamente la biopolítica con la forma disciplinaria del capitalismo, que en
su forma de producción socializa al cuerpo: «Para la sociedad capitalista, la biopolítica es lo que
realmente cuenta, lo biológico, lo somático, lo corporal.
Así, la biopolítica se asocia fundamentalmente a lo biológico y a lo corporal. Se trata, en última
instancia, de una política corporal en sentido amplio.
El neoliberalismo como una nueva forma de evolución, incluso como una forma de mutación
del capitalismo, no se ocupa primeramente de lo «biológico, somático, corporal». Por el
contrario, descubre la psique como fuerza productiva. Este giro a la psique, y con ello a la
psicopolítica, está relacionado con la forma de producción del capitalismo actual, puesto que
este último está determinado por formas de producción inmateriales e incorpóreas.
No se producen objetos físicos, sino objetos no-físicos como informaciones y programas. El
cuerpo como fuerza productiva ya no es tan central como en la sociedad disciplinaria
biopolítica. Para incrementar la productividad, no se superan resistencias corporales, sino que se
optimizan procesos psíquicos y mentales.
La curación como asesinato.
La psicopolítica neoliberal encuentra siempre formas más refinadas de explotación.
Numerosos seminarios y talleres de administración personal e inteligencia emocional, así como
jornadas de motivación empresarial y liderazgo prometen una optimización personal y el
incremento de la eficiencia sin límite. Todos están controlados por la técnica de dominación
neoliberal, cuyo fin no solo es explotar el tiempo de trabajo, sino también a toda la persona, la
atención total, incluso la vida misma.
El imperativo neoliberal de la optimización personal sirve únicamente para el funcionamiento
perfecto dentro del sistema. Bloqueos, debilidades y errores tienen que ser eliminados
terapéuticamente con el fin de incrementar la eficiencia y el rendimiento.
La ideología neoliberal de la optimización personal desarrolla caracteres religiosos, incluso
fanáticos. Representa una nueva forma de subjetivación. El trabajo sin fin en el propio yo se
asemeja a la introspección y al examen protestantes, que representa a su vez una técnica de
subjetivación y dominación.
El shock.
La terapia de shock es una técnica genuinamente disciplinaria. Solo en la sociedad disciplinaria
se producen intervenciones psiquiátricas violentas de este tipo. Estas intervenciones son propias
de las medidas coactivas biopolíticas. En cuanto psico disciplinas, tienen un carácter ortopédico.
La técnica de poder neoliberal no ejerce ninguna coacción disciplinaria. Los efectos del
electrochoque son sustancialmente diferentes de la psicopolítica neoliberal.
La psicopolítica neoliberal está dominada por la positividad. En lugar de operar con amenazas,
opera con estímulos positivos. No emplea la «medicina amarga», sino el me gusta.
El capitalismo de la emoción.
Hoy se habla de sentimiento o de emoción de una manera creciente. En muchas disciplinas se
investigan las emociones. Las investigaciones científicas sobre las emociones no reflexionan
sobre su propia actividad. A estas se les oculta que la coyuntura de la emoción está relacionada
principalmente con el proceso económico.
Por tal motivo es preciso hacer la diferenciación tanto de emociones como de sentimientos. El
sentimiento permite una narración. Tiene una longitud y una anchura narrativa. Ni el afecto ni la
emoción son narrables.
El sentimiento es constatativo. Por eso se dice «tengo el sentimiento de que…». Por el
contrario, no es posible decir «tengo el afecto o la emoción de que…». La emoción no es
constatativa, sino performativa. Remite a acciones. Además, es intencional y finalista. A
menudo el sentimiento de angustia no tiene un objeto concreto.
Las emociones son esencialmente fugaces y más breves que los sentimientos. Frente al
sentimiento, la emoción no representa ningún estado. La emoción no se detiene. No hay una
emoción de quietud. En cambio, sí se puede pensar en un sentimiento de quietud
Además, en el capitalismo del consumo se venden significados y emociones. No el valor del
uso, sino el valor emotivo o de culto es constitutivo de la economía del consumo.
El capitalismo del consumo introduce emociones para estimular la compra y generar
necesidades. El emocionalismo tiene como propósito modelar emociones, configura modelos
emocionales para maximizar el consumo. En última instancia, hoy no consumimos cosas, sino
emociones. Las cosas no se pueden consumir infinitamente, las emociones, en cambio, sí. Las
emociones se despliegan más allá del valor de uso. Así se abre un nuevo campo de consumo con
carácter infinito.
DOCENTE: MANUEL TAFUR MORAN ALUMNO: EFRAIN ASTOCHADO SANCHEZ.

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