El lenguaje de señas: La lengua de señas es la lengua natural de las
personas Sordas. Una lengua que como cualquier otra, posee y cumple todas las leyes lingüísticas y se aprende dentro de la comunidad de usuarios a quienes facilita resolver todas las necesidades comunicativas y no comunicativas propias del ser humano, social y cultural. Enseñar, conocer y entenderse con soltura en lengua de señas es fundamental para la inclusión, pues sin ella, las personas con discapacidad auditiva pierden el acceso a la información y a la interacción diaria con amigos o seres queridos. Los seres humanos nacemos con una capacidad biológica para aprender las lenguas que se hablen alrededor nuestro. Que las lenguas son sistemas muy complejos es algo que comprueba fácilmente todo el que intenta aprender alguna cuando ya es adulto. Las lenguas están formadas por muchas reglas gramaticales, y de pronunciación, y por muchos usos y giros, y por una enorme cantidad de vocabulario, y por no pocas excepciones a las reglas, y eso hace que aprenderlas sea una tarea exigente. Los niños, sin embargo, no parecen enterarse de la existencia de tales dificultades, y desde muy temprano empiezan a apropiarse sin complicación aparente de las lenguas de su entorno. Basta que se hable a su alrededor lo suficiente. Esa habilidad descansa en el hecho que cuentan con la capacidad innata para el lenguaje de la que hablaba en la primera línea de este párrafo.
La lectura Braille: El braille es un sistema de lectura y escritura táctil
pensado para personas ciegas. Se conoce también como cecografía. Fue ideado a mediados del siglo XIX por el francés Louis Braille, que se quedó ciego debido a un accidente durante su niñez mientras jugaba en el taller de su padre. El sistema braille o lenguaje para ciegos es el que utilizan las personas con discapacidad visual o ceguera para poder escribir y leer textos, libros y documentos. Se trata de un sistema de lectura y escritura táctil. Su inventor fue Luis Braille (1809-1852) francés nacido el 4 de enero de 1809. Braille era ciego desde los tres años, y al crecer y formarse empezó a ejercer como profesor de un instituto para ciegos en París. Pronto saco su propio sistema de lecto-escritura a través de grupos de puntos.