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La sexualidad en la etiologia de las neurosis (1898) Nota introductoria «Die Sexualivit in der Atiologie der Neurosen Badiciones en aleman 1898 Wiew, Alin, Rdsch., 12, n° 2, pigs. 21-2; n° 4, pigs. 55-7; af 5, pigs. 702; n° 7, pigs. 103°5. (9, 23. y 30 de enero; 13 de febrere.) 1906 SKSN, 1, paps. 181-204. (1911, 2% ed.; 1920, 3* ‘ed.; 1923, 4° ed.) 1925. GS, 1, pigs. 439-64. 1952 GW, 1, pigs. 491-516, 1972 SA,"S, pigs. 11-35. Traducciones en castellano * 1928 La sexualided en Ia etiologia de las neurosis», BN (17 vols.), 12, pigs. 23862. Traduccién de Luis Lépez Ballesteros. 19 Igual tl. EA, 12, ler 239-63. EL mismo luctor. 1948 Tgual titulo, BN (2 vols.), 1, pigs. 146-57. El mis- smo traductor. 1953, gual to. SR, 12, pig. 165-204 Emiko luctor. 3967 Igual tinalo, BN (3 volt), Jy pis. M656. EL mis smo traductor. 41972 Tgual titulo. BN (9 vols.), 1, pigs. 317-29. El mis- smo traductor. Una carta a Flies (Freud, 19502, Carta 83) nos anoti- cia de que este trabajo fue terminado el 9 de febrero de 1898; su redaccién habia comenzado un mes antes (ibid., Carta 81). En esas dos cartas, Freud se refiere a él peyo- (Cl, a eAdvertencia sobre Ia ediciéa en castellano, supr, pla. sil yn) 253 rativamente como un articulo «Gartenlauber (eglorieta de jardin»), titulo de una revista para el hogar que se habia ‘welto célebre por sus historias sentimentales. Agtega, sin ‘embargo, que el articulo «es bastante desvergonzado por fu natutaleza esti destinado a, provocat escfndalo. .. lo cual sin duda ocurriré. Breuer diré que me he causado un sran perjuicion bla scuida doy aos dete sino, wabio psicopatolégico de Freud, «La etiologla de la histerion (18962), yen exe lapso fueron muchas las cosas que fo starearon. La menos importante, tal vez (siquiera desde nuestro punto de vista), fue la’ terminacién, a principios 18975 de go tated de tescints pins de exes sobre las pardisisinfamtiles, para la gran enciclopedia mé- dea de Nothnage; durante aioe alos babta extado tt tsjndo a segabadienes en esta, a time de sus obs neurol6gicas —véanse, por cjemplo, sus cartas a Fliess 20 el 31 de octabre’y del 8 de noviembre de 1895, dl 4 de junio y el 2 de noviembre de 1896, y del 24 de enero de 1897 (Fread, 19502, Cartas 32, 33, 35, 47, 50 y 57)—. Una vex desembsrazado de esta tatea, pudo dedi- catse con més exclusvidad a la psicbogta, y pronto esturo inmerso en un acontecimiento trascendental: su autoané- Tniciado en el verano de 1897, ya lo ews a los pocos meses a algunos descubrimientos fundamentales: el aban- dono de [a teotia sobre Ia etiologia traumética de les nea: tosis (21 de setiembre, Carta 69), AE, 1, pig. 301; el deseubrimiento del complejo de Edipo (15 de octubre, Car- AE, 1, pig. 307; y el gradual reconocimiento de la sexualidad infantil como’ un hecho normal y universal (p. Gi, 14 de noviembre, Carta 75), AB, 1, pig. 312. De todos estos desarrollos (y de sus, concomitantes avan- ces en la comprensiGn de la psicologia de los suefios) apenas Si hay huellas en el presente articulo; y a ello obedecia, sin dada, el desdén que el autor sentia por él, En lo tocante a fos postulados fundamentales, no leva las cosas mis alld de donde ellas se encontraban dos afios atrés; Freud se reset- vaba para su préximo empefio de envergadura, que habia de materializarse en un plsz0 de dos afios mis: La interpre- tacin de Tos sueios (19002) Pero si en su primera parte el presente trabajo contiene poco ms gue ua reenunacin de i concepcions ate- Flores de Freud sobre la etiologfa de las neurosis, nes ofrece Juego, como nuevo elemento, un abordaje de problemas so- oligicos. La cftica franca que se eleva aqui contra la factitud de los profesionales de la medicina en materia sexval 254 (cn particular, en Jo tocante a la masturbecién, el uso de anticonceptivos y las dificultades de Ia vida conyugal) anti ipa toda una serie de posteriores animosidades de Freud ‘contra las convenciones sociales de Ta civilizacién —que co- ‘mienzan en «La moral sexual “cultural” y la nerviosidad mo- derna» (19084) y culminan en El malestar en la cultura (19304) —, ‘James Strachey 255 Por medio de ahondadas indagaciones he Hegado en los Simos afas al disceminiento de que upos fears de a vida sexual eonstituyen las causas mis préximas y de mayor Sustantividad pricica en todos Jos casos de afeccién neu- rtiea, Esta doctrina no es enteramente nueva; desde siem- pre, todos los autores ateibuyeron cierta signiicativided a fos factores sexuales_en In etiologia de las neurosis; y en muchas corrientes subterrineas de la medicina se ha unido siempre en tna promesatinica la cutacién de los eachaques sexualeso y Ia xendeblez nerviost». Por eso, una vez que se renuncie a desconocer el acierto de esta doctrina, no serd difiil poner en tela de juicio su originalidd. En algunos ensayos breves aparecides estos sltimos afos en Newrologisches Zentralblatt [1894e, 1895b y 1896b1, Revue Neurologigue [1895¢ y 18964] y Wiener Blinische Rundschan [1895f y 1896c],* he intentado indicat el ma- terial y los puntos de vista que ofecen apoyos cientificos a la doctrina de I eetilogia sexval de as neutosisn. Es cierto que no hay todavia una exposicién circunstaneiada, pero ello se debe esencialmente.a que en el empeiio de esclarecer el nexo discernida como fictico tno tropieza cada vez. con ‘nuevos problemas, para cuya solucign faltan los trabajos pre- pparatorios. No obstante, en modo alguno me parece prema taro el intento de guar cl interés del méico prictico sobre las constelaciones por mi aseveradas, a fin de que él sc con- vvenza de la correcciGn de estas tesis'y, al mismo tiempo, de las ventajas que de su discernimiento puede obtener para su prictiea, Sé que no faltarin empefios por disuadir all médico, me dlantetunos arguments de inte dic, de estudiar estos te ‘mas. Quien quieta convencerse de que las neurosis de sus cenlermos realmente se entraman con su vida sexual no podrd evitar et indggarios por esta itima e instars a sa veraz es- clarecimiento. Pero en esto mismo, se angled, radica el pe Jigro para el individuo y para Ia sociedad, El médico, oigo ¥ [Todor eles incuidas en el presente volume.) 257 cit, no tiene ningsin derecho inmiscairse en los secre tos seauales de sus pacientes, a herit groseramente con est «examen su pudor —sobre todo en el caso de las mujeres—. Su mano inhabil sélo podté destruit la dicha familiar, me- nscabar Ia inocencia de los jévenes y usuepar Ia autoridad de los padtes; y con los adultos adguiriré una complieidad incSmoda y arruinaré Ja relacién con. sus enfetmos. Se con- cluird, entonces, que es su deber ético mantenerse alcjado de tovlo cl asunio sexual. Peto es licto responder: He ahi la exteriorizacién de una rojigateria indigna del médico, mojigsteria que se cubre apenas con unos malos argumentos. Si factores de le vida sexual se disciernen, real y efectivamente como causas pato- Igicas,averiguar tales factores y traerlos a colacién se con- vierte, sin mas reparos, en un deber del médico. La lesida diel pudor en que de ese modo incurre no es diversa ni més ‘enojosa, se divi, que la inspeccién de los genitales femenines por él emprendida para curar una afeccién local, a realizar In cual a propia cadena Jo oli. De sors mayores a pasaron su juventud en provincias'a menudo se, oye conter todavia que alguna vez estuvieron a punto de desfallecer a raiz de hemorragias geitales desmedias, porque no podian resolverse a petmitis que un médico mitara sus desnudeces Tnfujo edocative gjercdo por los médicr sobre el pi biico he conseguido, en el curso de une generacién, que 1% risima vez nuesttas sefiores jOvenes mucstren esa renin cia. ¥ toda vez que se manifieste, se la condenari como comprensible mojigateria, vergierza donde no cortesponde gAcaso vivimos en Turguia —preguntaia el marido—, don de Ia sefiora enferma s6lo tiene permitido ensefar al médico el brazo por un agujero practicado en la pared? No ¢s cierto que el examen de asuntos sexuales y el ser conse i los ser uid mean 4 sus pacientes. Ms justificadamente ve podria haber la misma objecién, en su momento, al empleo de nareSticos que despojaban al’enfermo de su conciencia y de su volan- fad y dejaban en Ja mano del médico determina si ls 1e- cuperatfa_y cudndo. Sin embargo, hoy a narcosis nos ha ‘vuelto indispensable, porque es Gril como ninguna otra cosa para el aff terapéatico del médico, y este ha aceptado entre sus ottosserios deberes la responsabilidad por su empleo. EL médico puede daar en todos los casos si es torpe € ineserupuloso, y esto es tan vilido para Tos restantes casos como para la fovestigacién de la vida sexual de sus pacien- tes. Claro esté, quien en un encomiable esbozo de conoci- siento de si mismo no se attibuya el tacto, la seriedad y la 258 diserecién que se requieren para el examen de Ios neurdt- cos, qucn de mismo sepa‘ ls evelaiones de Ta via sexual le provocan unas voluptuosas cosquillas en vez de un interés cientifico, haré bien en mantenerse sportado del te- sma de la etiologia de las neurosis. Sélo le pediremes que umbién permanezea ajeno al tratamiento de los neurStico. Tampoco es cierto gue los enfermos opangan insuperables obsticulos @ una exploracién de su vida sexual. Los adul- tos, ttas breve vacilacién, suelen recapacicar con estas pall bras: «Peto estoy con el siédico, a quien es Keito decitle todo». Numetosas seforas, a quienes la trea de ocultar sus sentimientos senuales les resulta una carga asaz peseda de Hlevar en la vida, se sienten aliviadas cuando noten, en el consultorio del mélico, que ahi no tige miramiento algun el de su curaci6n, y le agradecen poder abordat las cosas sexvsles en términos puramente hu: manos. Una oscura noticia sobre Ia prezminente signi unos factoressemule para a génesis de la nev imica a la que yo procuto ahora ganar para la ciencia, no pparece que se haya perdido nunca para la conciencia de los legos. Harto a menudo vive uno escenas como esta: Se esté frente a una pareja de cényopet, uno de ls cuales padece ‘una neurosis. ras muchos introitos y disculpas —que para el médico no han de valer las barteras convencionales Si es que ha de auxiliar en tales casos, ete—, uno les co- unica a ambos su conjetura de que la taxén de Ia enferme- ded residirfa en la manera innatural y nociva de comercio sexual que ellos acaso escogieron luego de iltimo parto de la sefora. ¥ Jes dice tembién que por lo general los médicos no suelen ocuparse de tales relaciones, cosa esta siempre vi- tuperble-aongue les enfemos no les gute eneate de tales cosas, etc. Y hete ahi que uno de los edayuges se ditige tl etry le dice: «glo ves? Ya te habla dicho que eso me enfermatiay. Y el otro que responde: «Yo también lo he vensade, pt, as remedio gusts?» i En algunas ottas circunstancias, por ejemplo en el caso de muchachas que han sido educades sisteméticamente para disimular su vida sexual, uno deberé coaformarse con un grado moy modesto de sinceridad en la respuesta, Ademés, Cuenta aguf que el médieo experto no enirenta a sus enter: ‘mos sin estar él preparado, y de ordinatio no les pedi es larecimiento, sino la mera eorroboracién de lo que conje. tura, A quien se avenga a seguir mis indicaciones sobre el ‘modo en que es preciso explicarse la morfologie de las neu rosis y traducizla a 10 etioldgico, s6lo may poces confesio: nes més deberdn hacerle los enfetmos. En la pintura de sus 259 sintomas patolégicos, que con hata presteza proporcionan, ellos dejan taslucir al mismo tiempo le noticia sobre los Factores sexuales escondidos. Seria una gran ventaja que los enfermos supieran mejor ceuin ciertamente puede ahora el médica interpretar su achaques neuréticos ¢ inferie desde estos, hacia até, Ia etiologia sexual eliciene, Sin duda, ello fos impulsarfa& re- hunciar al secreto desde el instante mismo en que se resol. vvieran a demandar ausilio para su padecer. Ahora bien, to ‘dos tenemos interés en que también en cosas sexalesimpete ono deb ete fy ates humans had de sper mayor del que hasta ahora se reclema, La etiidad sexual s6lo ganaeé Con ello. Hoy por hoy, en materia de sexualidad todos y cada uno de nosotros, enfermos y sanos fa par, somos unos hipéerites, No pode menos que benefiiarnos si como renltado de le sncerded general se inpone ceta folerancia en cosas sexual, EI médieo tiene por fo comin escassimo interés en las ccuestiones que los neuropatélogos debaten acerca de las neu rosis: si se justifiea una estricta separaciGn entre histeria y neurastenin, si es licito distinguir ademés una histero-ne rastenia, st be inclu las representaciones obsesivas en la fneuastenia © es preciso recondcerlas como un neurois pr ticular, etc. Y, en realidad, tales dist diferentes para el médico toda ver que la decsién ast 0- ‘mada no ttajera més consecuencias —ninguna inteecciin mis profunda ni indicacién alguna para la tetapia— y que lop enfermos, sin excepeién, fueran enviedos al sanstorio de cura de ajuas o debieran oft que no tienen nade. Pero versa seria la situacin si se admitieran nuesties puntos de vista sobre los vineuos eausales entre la sexualidad y ls neurosis. Se despertaria asi un nuevo interés por In sintO- tatoo dels disor esos de neurosis y cobra im, pportancia préctica que uno supicra separar tectamente el complejo cuadio en sus componentes y dat a estos su deno- n josta. Yen efecto, In morfologia de ls neurosis ce con faclidad 2 etilog(a, y del discernimiento de feren, como es evidente, nuevas indicaciones te- rapéuticas. "Ahora bien, en cada cazo Ja decisiGn més sustantiva, que dlebe tomarse con ceteza mediante una evaluaci6n euidadosa dd fos sintomas, atafc a saber si se estd frente a los care teres de una neurastenia 0 de una psiconcurosis (histeria, neurosis obsesiva). (Con enorme frecencia se presentan feasoe mixtos en gue se atinan signos de Ia neutastenia con Jos de tna peiconcurosis; pero zeservemos su apreciaciin 260 para més adelante.) Sélo en las neurastenias el examen de Jos enfermos permite descubrir factores etiolégicos peste necientes a le vida sexual;_es que aqut, desde luego, ellos son consabides para los enfermos y pertenecen al presente ©, mejor dicho, al periodo de la vids que comienza con Ia madurez genésiea (si bien este deslinde no permite abarcer todos los casos). Fn las psiconeurosis, ese examen es poco fruetifero; quizd nos anoticie sobre unos factores que es preciso reconocer como ocasionamicntos, que pueden entra: Ise 0 no con Ta vida sexual; si en efecto se entraman, 10 revelan ser de diferente indole que los factores etiogicos de la neurastenia, y entonces echamos de menos, totalmente, un nexo especifico para Ia causacién de Ia peiconcurosis, A pesar de ello, Ia etiologia de las psiconeurosis se sitéa siempre en Jo sexual, Por un curioso rodeo, del que luego ablcemos, ono puede gar a tomar neta de et ei aia, y 2 concebir que el enfermo no sepa decirnos nada de ella. ¥ es que los sucesos e injerencias que estan en la base de toda psiconeurosis no cortesponden & la actualidad, sino 8 un goer de In vida ‘del remote pasado, por a desit prehistonea, de la primera infancia, y por es0 no son consa- bidos para el enfetmo. Este fos hi olvidado —s6lo que en un sentido preciso—, sea, hay una eviologia sexual en todos los casos de new tosis, pero en las nearastenias ella es de indole actual, y en has psiconeurosis son factores de natoraleza infantil: he J primera gran oposicién en la eticlogia de las neurosis ‘Ona opesicién surge si se toma en cuenta un distingo den: tro de la sintomatologia de Ia nearastenia como tal. Aqui hallamos, por un lado, casos en que pasan al primer plano ciertos achaques caraceristicos de la neurastenia.(presién Jntracrancana, fatga, dispepsis, obstrucci6n intestinal, i tacién espinal, etc.), mientras que en ott0s cas0s estos sig 1s quedan relegacios,y el euado patolégico se compone de ‘otros sintomas, todos los cuales petmiten diseraie tn nexo on el sintoma nuclear de la cangustia» (estado de angustia libre, inguietud, angustia de expectaiva, ataques de angus tia completos, fudimentatios y suplementatios, vértigo lo- comotor, agorafobia, insomnio, actecentamiento del dolor, tc.). Ad primer tipo de nenrastenia le he dejado su no bre, pero al segundo lo he singularizado como «ncurosis de angostian, y para esta separacién he dado razones en otto lugar? donde también se fundamenta el hecho de que por 2 Tease el primer trabajo de Freud sobze la neurosis de angst (12956), subry pag. SU y aged) 261 reyla generel anbat neurosis ge presntan junts* Para testo fine, basta poner de elewe que nto con la diver Sided sntomitce one las dos formas corre pea. oa Aiterencn en le etigk, a nearastena se deja Tesondcte Sempre a un estado sel stoma nersoso com el que ixuuire por una mesturbacon etecrea ot gue engedian tas frecdoncepluciones;y en Ja neurosis de aogtia ge neraimente xe ll nor siljossenuner que tienen Corman cl fai de Te conenci ola sateen ream peta (como corer interrupts, abaineninexistendo tna Utd, le famada exccion fasten; ete): Enc trove ensayo donde me empent en inroduts neurosis de angst, dace’ eta crmela: La angustie es, en Renta, libido desvnds des empleo {noumall* ‘Grando en un cso se sinan singomns de le neurastnia y dela neureis de angus, vale dcr coando se est fe feet un eso mist, ano ae tens of eno eveegda Por tts empire, de sie na contagion entre nettle co Tresponde Ta actin eonjupnda de varios facores ets Jeo siempre halla conroborada esa expectatvn, Vala pen cata en detalecn a meal ets factors cto logon se elon ene st orgénkcamente en virtad del nex0 dTorprocsosscxulex phy el coins iteryptas ola potencia ineficiente del van, con la masttbucten Si pac, frente cso, un’ diagnotca con cetera na neuro tourna y agrupn sus pints de manera co mer, podedtaduc la sntomatoogia'@ una silos y envoces pedir sin ambages al enfermo la coxrtoracin de fas conjetrat que uno fa hecho. No debe desrentarnos gue inalmen nos contrsigs tno persevere en fo que fi infeido © inane en Jo inconmovibe Je so convent misot, termina por tnfac sobre toda estes De we todo, io ayeriga toda cee de coos sabre a vida ses dios sere: humans, punto de poder lena vn libro en- tele strucve: Paro tambien aprende a larentat, en tol sentido, que hoy ie enen de lo somal so sgn conse: rand’ vergonsom. Medals desvincones eis peturea feapecto de une tite senudis normal demasiado focus batt ce se potice abu un valor asa decubtinigntoy 25lo se inbrd de consieraresclrecdona una anormalidad rive yprolongads cn a vide senal de los peientes eat tion, por ota pate, uno puede confar en que e eligi de que ‘un entero pgsiamente normal ta esforado acusarte falamente de alias sexulzs ex imaginato. 3 (ibid, pigs. 112 y sigs] (Ubi pig 108.3 262 Si uno procede de esta manera con sus enfermos, se con- vencerd también de que para Ja doctrina sobre Ja ctiologia sexual de Ja neurastenia no existen casos negativos. Para tnt, al menar, ba cobrado tanta certen esta conven que hasta di empleo dagnéstico al resuliado negativo del cee men,» abet, dckéndome que ios cisos no pueden se una Deutastene. Ash en via oportunidedes supuse una pat Tisis progresiva en lugar de una neurastenia, y ello porque no ably conseguido Comprobar la nustorbecion abuheante hem dan ame tyes de x ne me i on posteriorded ln raz6n, En otro enfermo que, en au Sencit de slteracones orgnica aides, se qusjebe'de pre $iéa intracranenna, dolotes de cabeza dnpepsa, y con sin eridady uo cerca ttl refs mis sepechas Seuss me ocurié conjturar una infeciin latent en una dels cvidadessinssodeas de la nari; un colega expeilista eo trobord ext inferencla, extruda de la nepativad del ex tmen sexval,librando ei enfermo de sus achaguee mediante el vac nto de Ja supuracidn fétida de esas cavidades. 2 spatiencia de que existifan, no obstant, «casos 0e- gativos» puede generarse también de ota manera. A veces Teme compa vida eel nora em rene gn neurosis, pata la observecén sipertical, eo asemeje Tealmente mucho a una neutetenie 0 ona neurosis de ah zustia. Pero una investigacién mas profunda suele poner en ‘Excoierto dl verdadero estado de cows. Tins eos casos que luno creyé de neurastenia, se esconde una psiconeurosis (una histeria © una neurosis obsesiva). En particular la histeria, aque imita« tantaeafeccionesorpnices, puede fcilmente ex pejar una de las neurosis actuales * elevando los sintomas de Cites ala condicién de hstxicos. Y en verdad no son muy Tara ests histetis con forma de neurestenia, Peco ne lca ing fell expedite rer ls piconets para las neuastenas con informe semal negativos podemos Sporur ls procba de ello por el unico camino infalble que permite desenmascarar una histeta, el camino dl prcoand Hae ego mente or bien, quid muchos, pose a estar dspuestos a to- ‘mar en cuenta la etiologia sexual en sus enfermos de neuras- tenis, censaten por unilateral no see intados @ ptestaesten- cién también a los otros factores que In generaidad de los Storer cits como cause dela neurusteia, Pero 9 mi no se te ha ocurrido susituiren las neurosis es otta ctilegias 5 [eAhuulle Nenroser: en sa forms babinl de

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