Los principios de las obligaciones de no hacer guardan armonía, en algunos casos,
paralelismo, con los establecidos para las obligaciones de hacer
El incumplimiento de la obligación de no hacer flanquea al acreedor,
alternativamente, tres opciones. En primer término, el inciso
1) Autoriza al acreedor a exigir la ejecución forzada, a no se qué fuese necesario
para ello emplear violencia contra la persona del deudor. Existe, para la aplicación de este precepto, una evidente limitación: si el deudor, al incumplir la obligación de no hacer, la ha violado en forma tal que, por la naturaleza de las cosas, ella fuera irreversible (por ejemplo, revelando el secreto que se había obligado a no divulgar), entonces tampoco sería posible la ejecución forzada, aun cuando fuera innecesario emplear violencia contra la persona del deudor. En este caso la obligación habría quedado pura y simplemente violada, y el acreedor solo podría apelar a la indemnización de daños y pe1juicios. 2) El inciso 2) del artículo 1158, franquea al acreedor la opción de exigir que se destruya lo que se hubiese ejecutado o que se le autorice para destruirlo, por cuenta del deudor. El precepto únicamente tendría aplicación en caso de que la obligación de no hacer fuera susceptible de ser destruida, previa autorización judicial. 3) El inciso 3) del acreedor es dejar sin efecto la obligación.
Es evidente que el cumplimiento parcial o defectuoso de una obligación de no hacer
es posible. Pero se sancionaría con alguna de las alternativas que franquea el artículo 1158 y, además, con la indemnización de daños y perjuicios prevista por el artículo 1159,
El precepto únicamente tendría aplicación en caso de que la obligación de no hacer
fuera susceptible de ser destruida, previa autorización judicial.