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Para establecer las horas de estudio de los niños, hay que tener en cuenta como variable más
importante el nivel de concentración del que disponen.
Muchas veces se les pide a los niños un nivel de atención sostenida para el que no están
preparados. Ese tipo de atención depende en un principio de la edad del pequeño, pero, en
realidad el 'tiempo real de estudio', lo marcará cada niño según su ritmo evolutivo.
Por tanto, si se tiene en cuenta la variable de la concentración del niño a la hora de marcar el
tiempo de estudio, este no será excesivo y dará buenos resultados. Así:
1. Niños de 6 años
Serán capaces de mantener la atención de 12 a 30 minutos. El pequeño se va acostumbrando a
sentarse a trabajar de manera más formal. Con el paso de los años deberá ir aumentando el
tiempo de estudio.
2. Niños de 7 años
Su capacidad de concentración irá de los 14 a los 35 minutos.
3. Niños de 8 años
Con esta edad el nivel de atención sostenida irá desde los 16 minutos hasta los 40 minutos.
4. Niños de 9 años
Los niños de esta edad mantienen la atención de 18 a 45 minutos.
5. Niños de 10 años
Cuando llegan a esta edad su concentración puede mantenerse desde los 20 minutos a los 50.
Estas medidas no son rígidas, pero sirven de orientación siempre teniendo en cuenta que es la
maduración del niño la que marca los tiempos.
Otras variables que afectan a las horas de estudio de los niños
Para que se dé un buen aprendizaje y las horas de estudio sean provechosas, se deben tener en
cuenta otro tipo de variables como pueden ser:
- Las emociones
Estar alegre, triste, enfadado, tener miedo ante la tarea... Son todos estados afectivos que
repercuten en la manera de adaptarse del niño a ciertos estímulos. Es decir, influyen a la hora de
entrar en acción. En este caso, estudiar.
- La motivación
Se define como la fuerza que impulsa a una persona hacia la acción para poder lograr satisfacer
una o varias necesidades personales. En nuestro caso, sería esa fuerza que empuja al niño a
ponerse a estudiar para conseguir el objetivo de aprobar. Esta fuerza puede provenir de dentro de
sí mismo, y en tal caso se trataría de una fuerza intrínseca, es decir, lo hace por su propio deseo y
necesidad. También puede venir del exterior. Se trataría de una fuerza extrínseca, es decir, lo hace
porque es incentivado con algún regalo por aprobar.