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Actividad No 2
Fecha: Ciudad:
17/03/2021 Bogotá
Nombre estudiante: Titulo:
Palabras claves
Nuestra lengua es muy variada y permite transmitir una misma idea utilizando palabras
y oraciones distintas. Sin embargo, en muchas ocasiones, los matices asociados a cada
una y el uso más coloquial o formal que se le suele dar a determinadas expresiones
hace que sea necesario afinar en su elección, a fin de conseguir un documento claro y
adecuado al contexto en el cual nos encontremos.
Cuando redactamos un escrito es fundamental seguir unas pautas básicas para que el
documento sea eficaz y alcance sus objetivos; La cortesía es parte de la educación y,
por lo tanto, debemos tenerla muy en cuenta también en la elaboración de los
documentos escritos. En la comunicación escrita, la cortesía consiste en tratar con
atención y respeto al receptor del escrito en este caso sería el cliente. Debemos
adaptar el documento escrito al destinatario. El tratamiento que empleemos en un
documento debe ser respetuoso y acorde con los vínculos de amistad, trato o confianza
que existan entre el remitente y el destinatario, tomó como modelo el principio de
cooperación y las máximas conversacionales de Grice y formuló reglas de competencia
pragmática: “sé claro”, “sé cortés”, “no te impongas”, “da opciones” y “se amigable”.
La riqueza del vocabulario es el conjunto de palabras que domina una persona o que
utiliza en sus comunicaciones cotidianas. Un texto rico en vocabulario es el que tiene
muchas palabras distintas que se repiten pocas veces, en la comunicación escrita es
necesario dominar adecuadamente el léxico, ya que, al quedar prueba del mensaje
transmitido, los posibles errores cometidos se hacen más evidentes que en el caso de
la comunicación oral, el correcto uso de los signos de puntuación es importante en el
lenguaje escrito, porque a través de ellos conseguimos hacer que las personas que
lean el texto que hemos elaborado lo interpreten de forma correcta, tal y como
queremos expresarlo. Los signos de puntuación, que en su origen se usaron para
intentar reproducir los rasgos del lenguaje oral en textos que se leían en voz alta, hoy
tienen un uso más ligado a la organización de la información en el texto escrito. En este
sentido, ayudan a expresarse con claridad y precisión, los signos de puntuación
estructuran el texto, ordenan las ideas y delimitan las frases y los párrafos del
documento
De nada sirve una buena publicidad sobre una empresa si a la hora de la verdad no
ofrece lo que promete. Los paraísos ficticios de la publicidad pasaron a la historia. El
cliente hoy día no quiere oír mensajes alejados de la realidad. Si tiene un problema, no
quiere oír: "La empresa X es la número uno en atención al cliente", sencillamente quiere
recibir esa maravillosa atención. La experiencia real del cliente, cuando el servicio es
negativo, genera aún más rechazo hacia esos mensajes que subrayan un beneficio
irreal.
La calidad del servicio brindado tiene que estar respaldada por un minucioso proceso
de evaluación, con grupos de prueba que permitan descubrir fallos en el sistema, los
cuales deberán serán resueltos en el menor tiempo posible. Asimismo, los clientes
siempre estarán comparando la atención que reciben en diferentes lugares, lo que se
traduce en una percepción y posicionamiento que cambia constantemente.
Lo antes mencionado cobra mayor relevancia en el mundo actual, donde las personas
viven rodeadas de situaciones estresantes que atentan contra su tranquilidad. Para
compensar esto, siempre están en búsqueda de un servicio que priorice su satisfacción,
y desean ser consentidas en cada momento.
La lengua nos permite expresar nuestras ideas, nuestros pensamientos, nuestra forma
de ver y estar en el mundo. Es el fiel reflejo de la cultura. Indudablemente, es una
herramienta de comunicación vehiculizando toda una serie de representaciones
simbólicas donde las mujeres hemos permanecido invisibles y heterodesignadas. ¿Qué
es el sexismo lingüístico? Es un fenómeno social que comienza a estudiarse en la
década de los años 70. Discusión que ha tomado los escenarios feministas donde se
discuten las desigualdades de género. El sexismo no radica en la lengua sino en el uso
que se hace de ella.
Analizar lenguaje y sexismo precisa diferenciar tres grandes niveles: nivel léxico el cual
se refiere al significado de las palabras a través de su uso. El nivel morfológico se
relaciona con las marcas que reciben las distinciones de género gramatical en cada
palabra, y finalmente el nivel sintáctico que hace referencia al uso de formas plurales o
singulares sin distinguir su sexo.
El español es una lengua de género es decir que suele marcar el sustantivo y las
palabras que se relacionan con el adjetivo, artículos, pronombres en terminaciones que
indican si se trata de una palabra femenina o masculina, a esto se le llama flexión de
género. La utilización del concepto discurso nos posibilita poner sobre el tapete el uso
de la lengua en su dimensión social, espacio donde el lenguaje se utiliza como
instrumento de interacción, es decir; el discurso seria la dimensión social del lenguaje y
ello nos permite construir una representación social. Por ello hablamos de sexismo
social en el discurso cuando un texto transmite contenidos discriminatorio contra las
mujeres, cuando un texto invisibiliza a las mujeres. El sexismo es un fenómeno social
un tipo de comportamiento que se manifiesta a través del lenguaje. Un discurso es
sexista simple y llanamente cuando la sociedad de la que forma parte y a la que se
dirige lo es.
Todo esto nos afecta día a día y es muy importante recibir y dar una educación de la
comunicación oral y escrita continua. Nuestro lenguaje es muy rico y basto en
comparación a muchos otros y debemos aprender a utilizar estas herramientas
correctamente para poder desarrollarnos cada vez mejor como seres humanos y, en
este caso, como colombianos. El poder comunicar una idea o un pensamiento debe ser
un proceso de liberación y reciprocidad, no un mensaje de una sola vía que no nos
preocupamos si es bien recibido. La elocuencia con la que nos comunicamos deber ser
siempre parcial, con la suficiente energía y sentimiento que nos invade pero teniendo
en cuenta que el receptor no es consciente de estos sentimientos y, por lo tanto, no los
recibirá de la misma forma. Conforme pasa el tiempo nos es importante ir dejando en
claro nuestro legado como generación a la humanidad y el cómo nos comunicamos
dejará huella.
En español utilizamos los verbos con mucha más frecuencia que los nombres, porque
la construcción con verbos es más genuina, natural y directa. Los nombres, además,
nos obligan a utilizar posesivos y pronombres innecesarios, lo que da como resultado
una estructura rígida y poco genuina. Para conseguir un estilo claro y directo, es
aconsejable hacer explícitos los sujetos de las oraciones. Las oraciones impersonales
ocultan al responsable de la acción, y por ello resultan poco claras. Pueden utilizarse,
por ejemplo, cuando desconocemos el sujeto de la oración o no tiene importancia o no
quiere explicitarse, porque no es significativo o no es útil; pero es aconsejable no
abusar de ellas. Cuanto más especializado es el tema del que tratemos, más importante
es la precisión. Aun así, los términos técnicos, que sin duda son precisos y útiles en el
lenguaje de especialidad, no siempre son conocidos por las personas que leerán los
textos generales o divulgativos.
Para evitar que el texto sea críptico y la terminología nos aleje del lector, conviene
utilizar los términos especializados con moderación y definirlos brevemente con
palabras sencillas cuando sea imprescindible utilizarlos. El estilo es más claro cuando
utilizamos un léxico adecuado al texto, alejado de palabras complejas, poco frecuentes
y rebuscadas. En general es aconsejable redactar las oraciones con criterios de
economía, que es una de las condiciones de la comunicación funcional. El resultado es
un estilo conciso, que ahorra elementos sobrantes y va directamente a la idea que
quiere expresar. Por tanto, podemos expurgar expresiones redundantes por repetición
de ideas o conceptos.
Conclusión