darse un espacio central alos debates literarios, puesto que son
fuchas por entablecer las normas dela insiucion itera.
‘No pretendo encontrar un sol hilo conductor que gue eb
cvabajo ino, ante todo, plantar la relacin ene cultura y Po
Vien en el periodo como una inextricable composicion de di
‘ontinuidades, ruptarssy permanencas en la ¢ual también fh
Go lugar el azar. La difcultad mayor del investigador reside en
‘hemguaje mismo: la palabra puede permanecer intact, pero
Su eampo semantico amplarse 0 reducirse, contaminars, de
Sgnar mug diversamente- Asi, evando se habla de vanguard
ae evotuctn en los discursos del priodo (sin dud, también
ton los actales) es preciso eaablecer en qué medida las pals-
bray Tor conceptos que éxtas designan se escurren, migran y
tefierensegan cada entrecrwzamiento puntual ent un insta
te hitorica y unos enunciadores precsos. La piedra de toque
cesta histora, palabra, ha sido sin ninguna duda roc,
farealidad dea revolucién, el eoncepto de revolucion 10s ar
tutes de ia revolucion como garantia necesaria de legitimidad
laces escitores, los critcos, las obr25, las ideas y los omports-
sentos Lo revordaba, con desagrado, Raymond Aron cuando
Teconocta, en El aio des iniectuales, que los intelectaes
Taban de seuerdo en lo esencal y que las polémicas ms iru
lentas no los enfrentaban unos contra otros, ya que todos est.
than de acuerdo con el fin, la revoluciOn, sino. que versaban
sabre fs datntasinterpeetaciones dela “Sagrada palabra’, re
voli (62).
2. América Latina: intelectuales, literatura y politica
La decision de considerar como objeto de reflexion 2 Ame
rica Latina me parece conceptual y metodotdgicamente rele-
site La ampliacion de lor marcos nacionales, la eliminacién
Tjceas fronteras abstractas para el anlisis cultural, es impres
Sfnaible Si bien es certo que la entidad Amica Latina es, en
Introduccion »
términos de homogencidad cata, ms un horiaoate proble
tee que un dato de la ela, o es inenos certo queen
{i pefodeaeaadlrse configura, ver con lia fersa
igual volanarsm que durante el perodo dela emancip
Sién ol torbelino modernist una idea (os neceidad de
thas) de Ameren Lata enc conformacioncolabors
ron ambien certs coyunuras de orden histreopllico, me
tees dele yl peso de cera inatiione, como part
don gobieros itil clturalesy basa erent.
i fundaion deliberads den evo marco de eevancla
geoplica se ead en la eferencia continental como espa
fio de pertenencia dels intelectaesatinosmericanos. ste
Incinoamericanismo se nsertaba, adem, dentro dena so
tid terermundi Ese recor del mundo de pertenen
Sa buse ui cultura apo en un concept superadoe
dfhastrontersnaconalesaconjunsdeoncondenados de
Ie ere” sega la formula que Fant anon hte célebre por
tntonces ens no menos celeb iro del mismo nombre Los
frovgonistas de entonces se eforzaron por dtectary aif
Siri conbuciones progress que lo exrtoes dl cont
ene tealiaban cone propos de produce una erat
tucrcn un mando nuevo noconetnba de sediment come
tho referencia horrors, que fron carictriaicas de es
aos Ls difuion regular, perdi volumtaia dl estado de
te tert lntinoumercaa ater de los apts de los ie
fates autore otra of una tara motoriada por pri
Seamente tod lt puliaiones police clturals del perio
do. El purimonio comin surgla como producto de una
Scomolacin coletia que povena de los incones mi
tse del continent ita amphi de bo muitono imple,
Sncmbnego, una denegacin palmara de oscomponentes =.
Sonal sino que procrsuperaos ne ln cull
“ina imvesigaion que detborde las punts de a naio:
ales permite constaa as snadesysimltaneidades de
Seve perenessngularidades historic e Wealgieas encproceso de diseusin y elaboracion de una nueva cultura lat-
nnoamericana revolucionaria,Establecer, quds, en el transcut~
s0 del iempo, ciegoe insensble al sentido, los perfiles de una
‘poca En primer hugar, porque el periodo que se inica en los
esentatuvo una fuerte improntainternacionalista yun interés
por lor aint piblicos que desbordé los horizontes naciona-
les. n segundo lugar, porque el trabajo desde las perspectivas
nnacionales dficulta Ia evaluacién del impacto que en el proce-
so de refuncionalizar la literatura y en el de crear una nueva
‘paideia para los intelectualeslatinoamericanos tuvo la Revolu-
cidn Cubana (y sus diferentes avatars) alo largo de aproxima-
ddamente quince afos.
1a relacén de los intelectales cubanos en particular, la-
tinoamericanos en general, con el Estado de Ciba defini eam
bios importantes en las colocaciones respecto de las cuestiones
centrales que se discutieron en el periodo, como por ejemplo
Ja funcign de Ia literatura y de la experimentacin artstica, el
rl del escritor frente ala sociedad, los crterios normativos de!
arte y la relacin enite los intelectales y el poder. La inttuen-
cia dela Revolcién Cubana sobre la historia literaria eintelee-
tual del continente merece ser desarrollada alo largo de una
cronologia que dé cuenta de as diversas politica culturales ea-
Danas. Como anota en su Historia de América Letina Halperin
Dong, a medida que la experiencia eubana tendia‘s perder
relevancia inmediata, en evanto alas posibildades de emular-
la, la adhesin ala catsa cuban, ejos ce atenuade, xe hizo mis
intensa (1997:498). Eso explica las razones por las cuales la Re-
‘olucin Cubana produjo us efectos ms pregnantes sobre la
palabra eseritay las intervenciones, ls lugares reales y simbé-
licos donde se desarollaban las posibilidades de sentido y en
tendimiento y la presuncién de verdad de los ditcursos, casi
diez afios después de la entrada triunfante de Fidel Casto en
LaHabana,elI de enero de 1959, como resultado, entre otros
actos, intervenciones ycoyunturas, del apoyo cubano a a invar
‘6n soviétca en Checosloraquia, en 1968,
Introducelén 2
‘Aun cuando muchas de estas euestiones se originaron co-
mo respuesta a la coyuntura especifica y en el marco puntual
de la potica cubana, su particularidad fue que se extendieron
hasta tornarse una problemética general para los intelecmuales
Jatinoamericanos, hasta el punto de generar recortesysolida-
ridades expecificos,
‘Alo largo de los aos sesenta y setenta la politica constitu-
y6 el parsmetro de la legtimidad de la produccién textual ye
espacio publico fue el escenario privilegiado donde se autori-
26 lavordel escrtor, convertido asi en intelectual. Fstaconver-
sion de eseritr en intelectual es el resultado de varios proce
so: la dominancia del progresismo politica en el campo de as
elites cultrales; la hipStsi generalizala acerca de la inminen:
cia de la revolucién mundial; el debate sobre lo “nuevorruje-
tos revolcionarios” que intentaba pensar qué nuevos actores|
sociales evarfan a cabo la transformacién radical de fa socie-
ad —como, por ejemplo, as intelectual, los estudiantes os
{venes, los negros y,segin las dstintas regiones de América
Latina, otras diversas iguras de la “clase revolucionaria" (pro-
leuriado urbano, proleriado rural, campesinado, etc.) 1a
voluntad de politzacin cultural el interés por ls asuntos pi
Bios
a importancia politica concedida al intelectual ya sus pro-
ducciones espectieas (especialmente Ia literatura) estuvo
acompatiada de una interrogacin permanente sobre su valor
‘ditalor socal y por la ntensavoluntad programstica de crear
tun arte politico y revolucianario, De esa permanente interro-
f2cién surgieron respuestastransitorias yantagénicas, La me-
stasis creciente de la lgica instrumental de la poitica tavo
importantes efectos sabre la producién iterariay Ia justifica-
cin de era produccién en términos politicoideologicosy 30:
‘bre los avatares del campo intelectual
El antntdetuaiom es uno de los ejes fandamentales de pe-
siodizacin de la historia intelecwual latinoamericana. Fue la
posicién adoptada por la fraccién de los intelectuales que se2 audi cima,
autodenominé revolucionaria, como resultado de su radicals
tho ideolgico y del crecimiento del valor de a politica y sus 16+
teas de eficaiaeinsirumentalidad, El antimtelectalisio fue
tina de las respuesias del campo intelectual ante el dlema de
‘oncliarls radiciones del intelectual com eritico de la socie-
Gad y una nueva definicign del intelectual revohucionario que
tnatufa un tipo de relacién eubordinada respecto de las dir
tgencias politica revolucionarias: especialmente el Estado co
‘ano y los movimientos guervlleos, Tambien se profunlizd &
parr de a consagracion dela iteratra lainoamericanaen el
fhercado editorial. Ee proceso deri en un enfrentamiento
ciire intlectuales defensores del ideal ertico e intelectuales
‘defersores del ideal revolucionario (Gilman, 19988).
‘Una doble constatacin que abre el periodo parece al me-
nos paradsjice: por un lado, la asuncion de que los intelecsi-
Iocan Tamados @ constituire en portavoces de una vaga Pe
to extendida urgencia de transformacin sotial; por otro; ls
wreptacion de que los productos artsicos del condinente, por
pe eirculacién erica y restringida, no aleanzan a.constituir
‘ine verdadera literatura latinoamericana La critica intent6 en
tonces subsanar la falta de contocimiento reciproco ¢ insticuys
tcanales de comunicacion dentro del continent.
‘Dosacontecimientos que parecieron cumplir deseos de na
ruraleva diferente a comienzos del perfodo intervinieron en
‘onjuncin para agutinar a los scritore y sus produeciones y
‘Gnfirmar ts expectatvas de tansformacion, en el doble sen-
ido de modernizacion ealturaly cambio socal. La Revolucién
(Cubana yelsurgimiento de un incipiente mercado editorial
gerian que las expectativas de partcipacién en un praceso de
‘fansformacién eran posiblesy que lacultra ya politica en el
Continente hallaban finalmente ese estado inaugural El en-
Chentro de los eseritores con un pablio fue ampliamente ee-
Iebrado yen especial, el hecho de que eran as mvevaspropucs:
tas de moderaizacidn estética Tas que parecian gozar de ta
eeptacion general. Sin embargo, ala args, el mercado re0t+
Ineroductén 3
sanizé el espacio de los autores con una dindmica propia que
tho s¢ condecia con los crterios excluyentes de calidad inci
mente alegados. El espacio de consagracion mercanti gener6
poriciones de enfrentamiento en el campo literario, y 1967,
{atio de publicacion del exitoso Gin aos de soledad) signifi
tl apogeo y el fin de jas posbiidades de nuevas consagracio=
nes en el mercado, Este fenémeno de climax yagotamiento c=
flinmediato de las posibilidades del mereado editorial fue cru-
tal en la constitcion de ideologias o "figuras de escritor” y
ddlimits una frontera entre excritoresconsiderados “revolucio-
natios"yescrtores “consagrados" que lev areleer peyoraiva~
mente el éxito segi criterios politicos que consideraban al >
tritor consagrado en el mereado como traidor asus deberes
revolucionarios.
‘La época se caracteiizé por movilizar una fuerte voluntad
normativa, can diseiplinante, quel la igidez de este rasgo de
‘v6 el abandon 0 fracato de intento de claborar un progra-
tna estético-ideologica satsfactorio para los propios involuera-
dos en esta operackin, No empleo aquf la palabra fracaso en el
Iniamo sentido en que aparece en algunos andlisiv-criicos, en
Tos que se consideran “fracasados” proyectos y programas que
cl propio critico establece como programas no explicitas de
textos, movimientos o poéticas. No pretendo sino pensar Ins
tondicionesen que el intento explicio y masivo por defnir po-
Tidcamente el universo de lat formas encontré sus limites eo
egos, estéicose histricos. La insituciéa de un programa
‘comin fae imposible y la eufrica cohesion inical de un blo-
(que de eseritoresfnaliz6 con la eonstatacin de que eran ms
fis dexacuercis que sus consensos. Conaldero eve resultado en
{éeminos de fracaso en la medida en que é80s fueron los pro-
yectos mas importantes que nuclearon a campo intelectual
Gnoamericano (y que por otra parte lo constiuyeron como tl)
cen la época
‘Los debates, comentarios, recensiones, polémicasypronun=
camfentos dieron pie a una bisqueda (a veces bizantina) de2 uaa cman
contenidos, formas ygéneros que dieran acabada cuen
Gefinicin perfecta (revolucionaria) de literatura y p
indujeran a actuar en consecuencia,
TLavoluntad de politizacin del arte se expres de un mo-
do al mismo tiempo fuertemente programatico que conocts
rmodificaciones importantes en un tempo relativamente bre-
‘es fue sensiblemente reaciva las tansformaciones de Ia co-
‘yuntura, obedeci a logicas mixtas,especiicamente culturales
J especificamente polticas (que entraron también en compe-
Tencia), se most6 permeable a sutles desices de mati, refle-
{6 la viva lucha de intereses en juego, de relaciones de Fuerza
‘entre agentes en competencia por Ia distribucién del capital
altura y fue definiendo alinearientos,discursos y prictcas
‘La bibliografia que se consagra al estudio de esas déeadas
scat la hipbtesis de que entonces “todo era politica” Pero mas
adecuado seria afirmar que la gramitica caracterstica de Tos
discursos fue antes excluyente que acumulatva. De pensar que
“odo era politico" se pas a desconfiar de esa creencia ytratar
deesclarecer de qué se hablaba cuando se hablaba de politica,
‘De manera que este proceso dio como resultado afirmacio-
nes de tipo “nadia es (auficientemente digno de ser considera
fo) politica, excepto..." O, en ottos términos, como dijo Mi-
chet de Certeau para expresar Ia difcultad de conceptvalizar
Tos acontecimientos del 68 frances: "Lo que se vivié positva:
mente solo pudo enunciarse negativamente..."(1996a:42).
‘Los puntos saspensivas fueron expresando posiciones cada
ver mis antagénicas dentro de un eampo intelectual constta-
tio, en el punto de partida, por un amplio.consenso, descartan-
‘do aeuerdes provisorios (cada ver ms eflmeros) y ganandovio-
Tencia polémica, Estos afios particularmente esforzados en
‘conciir las exigencias de la modernidad, la accion y la exten-
‘idm de lajustcia definieron el campo de ia notacién como un
‘espacio notablemente enconado
“Alo largo de este periodo, la produeci6n literaria se form
ten el doble horizonte dela modernizacin ya poliizacion,
Elechazo del realisno (particularmente en layariante norma
tira soviétca) fue undnime. Sin embargo, la nocion de reali
smo (concebido a menudo come realismo critico) sirvié para
‘deseribir buena parte de la produccin textual. Ast, Carpentier,
sbogando por “lo real marauilloso", 0 Abelardo Castillo, der
ricndo al género fantistico como tn procedimiento para cap-
{ar “zonas més hondasde a realidad” dieton cuenta dela idea
de quela produccin esttca requeria alguna mencién de ob-
|evidad para pensarse en términos pollcos. El intento de re-
Colocar Ia literatura en el horizonte de lavanguardia introdw-
jo la problemética (de la que dan cuenta escrtoresy criticos)
de a tensiGn entre comunicabilidad ylegibilidad, entre demo-
craton gusto pera camo wn robles pr oe
torevinteleetales,
El bloque temporal sesenta/setenta constituye wna época
aque se caracterizé por la percepcin compartida de la transfor.
tmaci6n inevitable y deseada del universo de ls instituciones,
tn subjetivdad, el arte y la cultura, percepeién bajo la que sei
terpretaron acontecimientos verdaderamente inaugurales,Co-
tno la Revolucion Cubana, no slo para América Latina sino
para el mundo entero,